El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Jessie Black Lestrange]

Jesse Potter Blue

 

Observaba a su madre hablar con Gabo, ese chico era algo especial, pero aun así a la chica le agradaba.

 

-No soy tan buena guia jefa, estaba con los bebes cuando él llego y cuando fui a ver que pasaba Gabo ya se hacía cargo de los pequeños- repuso la pelirroja con una sonrisa.

 

Vio como Anee se sentaba donde la chica le había indicado y tanto ella como Sagitas regañaban a los niños por su falta de tacto con la comida. Sabia de ante mano que con los niños no se debía manejar la negativa pero si era la unica forma...

 

-Son unos angelitos... cuando quieren- repuso Jesse recogiendo su plato y llevándolo al fregador- vamos... te muestro donde es tu área de trabajo, te va a gustar

 

La pelirroja espero a que su amiga se pusiera de pie mientras esta la esperaba en la entrada. Pero su pequeño hermano entro corriendo diciendo algo de una pesadilla, la chica no sabía si ir a por el o dejar que su madre le consolara, al final no pudo mas y fue donde el pequeño.

 

-Venga Iti... ¿me acompañas a llevar a Anee al salón de los niños grandes- preguntó Jesse tendiéndole las manos a su hermano pequeño-vamos Iti... m... esta ocupada, alrato vienes con ella ¿de acuerdo?

[Anne Gaunt M.]

Anne K. Haughton Rambaldi

 

Observé a Sagitas con los niños, regañándoles por el tema de jugar con la comida, como había hecho yo unos instantes antes. Castigó a dos de ellos y, aunque me daba lástima por lo pequeños que eran, sabía que era la única forma de que aprendieran. Miré nuevamente hacia donde estaba la niña que me había arrojado un trozo de pan a la cabeza. Ahora mordisqueaba otro trocito de pan más pequeño, mientras observaba a sus compañeros de mesa, que parloteaban cosas ininteligibles.

 

Entonces escuché a mi lado la voz de mi amiga Jesse, que me invitaba a seguirla para enseñarme la sala que había escogido como preferencia en el despacho de Sagitas.

 

—Claro, te sigo—exclamé con una fugaz sonrisa. Me puse en pie y la seguí en silencio. Pero en ese momento entró un niño pequeño llorando, gritando algo sobre una pesadilla. Lo observé en silencio, pues se dirigió directamente a los brazos de Sagitas. Tras un instante de vacilación, Jesse también se aproximó y habló al chico con mucha cercanía, y le invitó a acompañarnos. "Quizá le conoce desde hace más tiempo...", pensé, con curiosidad. Sea como fuere, esperé en la puerta del area del comedor a que Jesse me indicara por dónde tenía que ir para llegar a la sala de los Mooncalf.

[Sagitas E. Potter Blue]

Era difícil tener a dos niños pequeños en los brazos. Tuve que tomar una decisión.

 

-- Cariño, ve a buscar a Jesse y dile que has tenido una pesadilla, ya verás como ella te da un beso como el mío -- Y le di un beso en la frente y lo dejé en el suelo. Ithilion se limpió la frente con una sonrisa, como siempre me hacía, y salió corriendo hacia el comedor.

 

Miré a la niña, Arieluz estaba cerrando de nuevo los ojos. Al moverme, los volvió a abrir, pero después fue cediendo poco a poco. Suspiré e inconscientemente empecé a tararear una cancioncilla de cuna.

 

Aún tardé un rato en levantarme y acostarla de nuevo. Después miré el reloj, la hora del recreo se acababa. Abandoné la habitación con cuidado para no despertar a los niños que allá descansaban y avancé hacia el comedor.

 

Los niños que yo había castigado estaban allá aún, con los brazos cruzados, mientras se oían gritos de los que jugaban en el patio. Di dos palmaditas.

 

-- Venga, iros, y ser buenos la próxima vez.

 

Salieron tan corriendo que por poco me muero de la risa, pero después me giré hacia Anne K y los otros dos.

 

--Hay que preparar manualidades para la clase, así que espero que tengáis alguna idea. Yo había pensado en que hagan figuritas de mariposas o hipogrifos recortadas y después hacemos que vuelen para que se las puedan llevar a casa. ¿Ideas?

[Anne Gaunt M.]

Anne K. Haughton Rambaldi

 

La hora del recreo llegaba a su fin. Los niños más grandes salieron al patio, a jugar, mientras a los más pequeños les tocaba dormir la siesta. Vi que una niña se había dormido en los brazos de Sagitas, y no pude evitar sonreir con ternura ante esto. Desde mi punto de vista, no había nada tan lindo y tierno como un niño dormido, y más si es en tu regazo.

 

Cuando la recostó, se giró hacia nosotros para decirnos que debíamos preparar manualidades para la clase. Asentía con la cabeza casi sin darme cuenta mientras escuchaba las ideas que nos daba Sagitas, que decía que podríamos preparar recortables con formas de animales, y luego dotarlas de movimiento para que los niños se las llevaran consigo a casa. Luego preguntó si alguno teníamos alguna idea. Me quedé pensativa un momento, pensando en mis hermanos (¡solo en los pequeños, de tantos que tenía!) y en los juegos que tenían en aquel entonces. Recordé algo en concreto, y sonreí.

 

—Sagitas, quizá podríamos darles un pedacito de plastilina o masilla a cada uno, disfrutarán mucho haciendo formitas. E igual que dices con los recortables, luego podemos hacer que vuelen o algo así. Estoy segura de que a los chicos les encantará—sonreí tímidamente, esperando la opinión de mi jefa y compañeros.

[Jessie Black Lestrange]

Jesse Potter Blue

 

Y le vi correr a mis brazos, llorando un tanto asustado, voltee a ver a Anee k diciéndole con la mirada que no podía acompañarle, mi hermano me necesitaba.

 

-Lo siento pero... mi hermano me necesita- me encogí de hombros y con el pequeño en brazos rumbo a una de las múltiples habitaciones del lugar.

 

Camine con Itilion en brazos hasta la enfermería ahí nadie nos molestaría un tiempo, podía tranquilizarle y luego volver a llevarle con los otros niños a que se distrajera.

 

-Iti... enano tranquilo, sea lo que sea que hallas soñado no pasa nada, mira estas a salvo, no dejare que nadie te lastime ¿de acuerdo?- sonreí a mi hermanito sentándole en la camilla cubierta de una sabana pulcramente blanca.

[Sagitas E. Potter Blue]

La idea de Anne K me gustó, la plastilina siempre animaba a los niños, además de que moldear despertaba el aspecto cognitivo del menor que se empeñaba por representar la realidad con sus manos.

 

-- De acuerdo, Anne. Me parece bien que uses la plastilina. Es tu clase, así que usa los materiales que quieras. Eso sí, procura que no se la coman ni la chupen, que a veces son demasiados curiosos y la boca es el primer lugar donde aprenden lo que les rodea.

 

No es que tuviera mucho miedo a que se tragaran lo que fuera. Un simple Anapneo les liberaría si se atragantaban. Pero tampoco quería hacerles pasar por el susto a sus empleadas, que ya tendrían miles de sustos inoportunos, mejor prevenirlos.

 

-- Mira, en algún lugar está nuestro Uni-ojo. Estoy segura que a los niños les gustará intentar copiarlo. Ya sabes , es nuestra mascota azul, una pequeña ave que revolotea por… por… vete a saber donde. Tiene una jaula pero me temo que nunca está dentro de ella.

 

Sonreí. Ithlion era el primero que siempre se dedicaba a perseguir al pobre animalito y a intentar tirarle de la cola.

 

-- Si lo necesitas, busca en la caja de los peluches, suele camuflarse por allá. Si necesitas algo, me encontrarás en mi despacho. Tengo miles de pergaminos que rellenar. El Ministerio quiere que hagamos un simulacro el próximo lunes y, la verdad, hay demasiado papeleo que rellenar.

 

Dicho esto, me alejé hacia mi despacho. Al pasar por delante de la enfermería, sentí que Jesse hablaba con alguien. Sonreí sin entrar, notando cómo hablaba con su hermanito. Era una delicia tener a la familia unida. Esperaba que aquello que había notado que nos perseguía no fuera más que una tontería.

[Jessie Black Lestrange]

Me sente a su lado, sabiendo cuanto le quería, le abrace y acune en mi regazo, sintiendo la presencia de mamá al otro lado, pero ella tenía trabajo, yo quidaria a mi hermanito.

 

-Oye Itilion... que dices si vamos con los otros niños a jugar un rato- sugeri viendo su carita un poco mas tranquilo.

 

 

Sonrió y asintió al tiempo que se aferraba a mi cuello, lo abrace con fuerza y salte de la camilla, corri por el pasillo que conducia al salon donde Ane estaba con los peques y entre con mi hermano en brazos.

 

-Hola Ane... ¿que hacen?- pregunte aferrando mejor a Itilion con una mano, este se recargaba en mi hombro todavía un poco sencible.

[Sagitas E. Potter Blue]

Cerré la puerta de mi despacho, no tenía ganas de sentir a los niños y que su griterío me distrajera.

 

-- Estoy harta de papeleos-- protesté a nadie en particular.

 

Pero eso es necesario cuando llevas una guardería. Hay controles por todas partes y tienes que tener cuidado del mantenimiento. Y tantos detalles que cuidar... Empecé a leer los pergaminos que habían llegado.

 

-- ¡Por Merlín! ¿Campaña de vacunación contra la gripe del dragón indio? ¿Pero es que hay dragones indios en Ottery? -- suspiré.

 

Ahora tendría que pedir la autorización a todos los padres para que sus hijos fueran vacunados en la guardería. Al menos la cita era para dentro de dos meses, eso nos daba tiempo de preparar la infraestructura. Tomé una pluma y empecé a escribir:

 

Notas:

 

1) Avisar a los encargados de la sala de la fecha de vacunación para que preparan una semana antes juegos relacionados con este evento.

 

2) Pedir a Jesse que supervise la Enfermería por posibles casos de reacción a la vacuna

 

3) reparto con un mes de antelación de los permisos de los padres. A los quince días, recogida de los papeles, a la semana perseguir a los padres olvidadizos.

 

4) prevenir horas extras a los encargados por reacciones y tal vez pedir mano de obra extra para ese día.

 

5) variación de menus para los reactivos.

 

6) vigilar a las mascotas por si su presencia puede ser alergénica...

 

Comprobé que hubiera todo apuntado, aunque dejé espacio para más cosas que se nos ocurriera. Ya lo hablaría con los chicos para organizar todo en una de las reuniones.

 

Después miré el papel del simulacro de incendios. No sé qué pensaban que se podía quemar allá. Suspiré. La semana que viene. Eso sí que nos venía algo justo. Tendría que hablar con cada clase para prepararles. Eso era algo que había que tratar ya con los cuidadores. Y había que cuidar de sacar a los animales. En el último se olvidaron y los niños lloraban en el patio pensando que el gatito se había achicharrado.

 

-- Esta vez no pasará, ensayaremos antes.

 

Y me tiré hacia atrás en mi sillón. Hoy estaba siendo un día muy largo.

[Reena Vladimir]

Hacía tiempo que no me pasaba, desde el ultimo día, en el que había saludo de allí espantada por la exigencia de mi tía con los niños. Desde entonces Sagitas y yo no habíamos hablado de ese día, pero tras pensarlo mucho y ya que tenía parte en el negocio decidí que era conveniente que al menos me dejase ver por allí.

 

Me había armado con una bolsa de caramelos para los mayores y caramelos con forma de chupete para los mas pequeños, me había presentado en la guardería y había tocado a la puerta. Luego entré y comencé a buscar a mi tía con la mirada. En el patio por el que había pasado no estaba y en las habitaciones a las que me asomaba, tampoco parecía estar. Al final opté por ir hasta su despacho.

 

Recorrí el pasillo de colores infantiles y toqué a la puerta que traía "Dirección" por titulo.

 

-¿Sagitas?

 

Me soné la nariz y levanté un poco mas la voz porque con el principio de catarro me escuchaba mas alto de lo que realmente hablaba. Sabía que no debía ir por allí enferma porque podía convertirlo todo en una epidemia, pero ya que había reunido fuerzas mejor ahora.

 

-¿Tía Sagitas?

[Sagitas E. Potter Blue]

Casi bostezaba cuando sentí que alguien me llamaba.

 

Al principio no le hice caso. Bien podías estarse unos minutos sin mí. No creí que fuera importante, al menos si no insistían. Me senté bien, volviendo la vista hacia todos aquellos pergaminos que tenía delante. ¿A quién se le ocurría un simulacro de incendio? Este Ministerio y sus normas legales... Ojalá ese día no vinieran muchos niños, porque iba a ser difícil sacar a los bebés. No se me podía escaquear ninguno de los empleados. Ese día los iba a necesitar a todos.

 

Después volví a sentir la voz. Qué raro... ¿Era Reena? Me levanté y caminé hacia la puerta para abrirla. Sí. Era Reena.

 

-- Pero sobrinitaaaa... ¿qué te pasa? Tienes la nariz roja.

 

Le dije que pasara. Al fin y al cabo ella había obtenido el cargo de dirección conmigo, aunque aún no le había puesto ni silla ni mesa. Esperaba que eso lo solucionáramos en cuanto decidiera si compartíamos despacho o lo dividíamos en dos.

 

-- Anda, siéntate. Estás hecha una sopa. ¿Cuándo te has resfriado de esa manera? Te voy a preparar una poción pimentónica. Si te fías de mí, claro.

 

Alejé los papeles de delante para que no me manchara ninguno si estornudaba. Eran los originales para rellenar y enviar al Ministerio y no quería que fuera con manchas sospechosas. Mi vista cayó sobre uno concreto y me dio algo de risa.

 

-- Oye, que tenemos prevista una vacunación contra la gripe del dragón indio. ¿Tú no tendrás eso, verdad?

 

Y esperara que se riera.