El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Matt Blackner]

Reena no decía nada de nada, y me daba miedo, porque lo mismo empezaba a reírse que me mataba allí mismo. Pero no había podido hacer más, los mortífagos habían entrado, se habían puesto a fisgonear entre los niños, y no podía dejar que les hicieran nada malo.

 

Sagis se acercó a mi y me abrazó. Suspiré y me abracé a ella, sin saber ue odía hacer ahora. Solo la abracé y cerré los ojos.

 

Ahora, el miedo a que nos pillasen por la pintura era una tontería tan lejana...

 

- Yo...estábamos preocupados porque se me descontrolaron los niños y lo llenaron todo de pintura, no sabíamos que hacer si os enterabais, y ahora...

 

fenrir había apollado la cabeza sobre las piernas de Reena y la miraba, esperando a que reaccionase.

[Sagitas E. Potter Blue]

Supe que Matt se había preocupado y estaba muy apenado en cuanto me devolvió el abrazo. Mi hijo no era de dar muestras de cariño en público, pero supongo que el ver un ataque y que no puedas ayudar porque tu deber es proteger a los niños...

 

-- Hiciste lo correcto, no tienes que preocuparte de nada. ¿Están los niños cuidados ahora? Necesitaría tu ayuda en la cocina, hemos comprado un montón de garrafas y hay que rellenar todas las jarras de agua para cuando llegue el momento de la comida.

 

Sabía que era algo trivial y que incluso lo podían hacer los elfos sin nuestra ayuda, pero a ambos nos vendría bien un poco de trabajo físico con el que liberar la tensión de la mente. Agarré a Taga y le dije que se llevara a casa a Reena, ya que así podría recibir más noticias. Si llegaba alguna, sería allá, en la mansión, no en la guardería.

 

-- Vamos, Matt. Taga, la elfina de Reena, se encargará de ella.

 

Sabía lo mal que lo debería estar pasando mi sobrina, así que mejor que hoy se tomara el día libre.

 

-- Y de paso, ¿qué es eso de que se llenó todo de pintura? Espero que lo hayáis limpiado. No podemos permitirnos una guardería sucia o nos lloverán demandas de sanidad pública.

 

Y le invité a acompañarme a la cocina, donde los elfos ya preparaban la comida.

[Matt Blackner]

- Están con Fenrir. Se ha quedado con ellos mientras duermen, asi que...

 

Si, sería bueno trabajar en lo que fuese, aunque eso significara llenar jarras y jarras de agua. me daba igual, solo quería distraerme un poco.

 

Taga se llevó a Reena a la Vladimir para que allí descansara y esperasen alguna noticia de Xell, sería mejor para la tía esperar en algún lugar que fuera más cómodo, más familiar, que no allí, donde los niños necesitaban atención constante.

 

Asi que seguí a Sagitas hasta la cocina, donde los elfos ya preparaban la comida. Y me preguntó por la pintura. No entendí al principio, pero no tardé en caer. Reí levemente, parecía tan lejano...

 

- Pues los niños estaban trabajando con la arcilla y Xell salió un momento a atender a una chica que quería información. al principio todo iba bien, los niños hicieron unas figuritas muy graciosas de animales, pero...no se como, empezaron a lanzar pintura y de pronto todos estábamos cubiertos de colorines. - reí. - Todo está limpio porque Taga lo hizo, pero nostros queríamos bañar a los niños en el jardín

 

Y eso me recordó...

 

- Oye mamá...los niños saben nadar?

[Sagitas E. Potter Blue]

Fenrir era un buen guardián, así que me tranquilicé; si los niños estaban con él, estaban bien cuidados. De eso estaba bien segura. De quien no lo estaba tanto era de Xell y de Matt. ¿Cómo que les habían dejado jugar con la pintura? Suspiré y tragué mi primer impulso de darle un zape a mi hijo.

 

-- A ver, Matt. Jugar es divertido, aprender jugando también. Pero... desmadrarse está prohibido. Ten en cuenta que cualquiera de ellos puede repetirlo en sus casas y decir: "en la guardería me dejan". Nos quedaríamos sin niños y seguramente con una denuncia para que nos investigaran los servicios sociales y el ministerio, control de calidad. O el mismo Concilio... Los niños son complicados, no son un objeto que se rompe y se pega. Los niños... son niños, material de alta fragilidad física y emocional.

 

Uff, lo peor es que él se había educado en el peor ambiente posible y no podía culparle por tener manga ancha con los críos. Al igual que Xell, era una chica adorable que dejaría que todos se rieran con tal de que se divirtieran. Pero yo era la responsable de aquellos niños y no podía jugármela.

 

-- Así que tenemos que poner una cierta disciplina en las aulas. Me alegro que Taga limpiara. A veces los elfos son más inteligentes que los humanos.

 

Avancé hacia las jarras y empezamos a llenarlas de agua. El timbre estaba a punto de tocar.

 

-- ¿Nadar? Pues... Los pequeños no, por supuesto. Y el resto, si lo aprendieron en sus casas con sus progenitores. Aquí en la guardería no podemos enseñar eso, al menos sin una autorización expresa de ellos y una exoneración escrita de cualquier demanda si hubiera algún percance. Las leyes son muy estrictas con las responsabilidades civiles. A veces es preferible que pasen calor a que se resbalen y se caigan por una actividad no programada.

 

No me había dicho nada, pero mi experiencia iba mucho más allá. Seguro que les querían montar una piscina mòvil o así.

 

-- Aunque la idea de llevarlos de excursión a una piscina o lugar de baño es buena. Si nos firman los permisos, claro. Mira, la hora de comer. Ahora verás una marabunta hambrienta correteando. Anda, vamos a ponernos a salvo tras los mostradores de la cocina.

[Xell Vladimir Potter Black]

Reprimí un escalofrío al llegar delante de la entrada de la guardería. La última vez que había estado allá había sido atrapada por miembros de la Marca y había estado unos días en la cárcel de Nurmengard, hasta que había conseguido escaparme.

 

Me costaba volver al lugar. ¿Y si ponía en peligros a los niños? Ellos eran lo más importante en aquellos momentos, no podía arriesgar sus vidas. Por eso me costaba tanto entrar en el lugar. Pero tenía que hacerlo. El miedo no servía de nada. El miedo amilanaba y dejaba el corazón encogido.

 

Y no me iba a dejar amilanar, así que tomé aire y entré en el recinto. Me costó mucho llegar hasta la puerta y la abrí. Me hizo bien ver aquellos colores y los tratos por en medio. Me sentí feliz.

 

Regresaba al trabajo.

 

Uno de los elfos correteó persiguiendo a uno de los niños y me saludó, de prisa, sin pararse.

 

- ¿Sabes donde está la tía Sagitas?

 

- En la cocina - chilló.

 

Hacía allá dirigí mis pasos. Entré y vi que los niños estaban dentro, comiendo, armando ruido. Sonreí. Cuanto me había hecho falta volver a este bullicio. Vi a Sagitas y a Matt tras los mostradores. Les saludé y me acerqué a ellos.

 

- Tía, ¿podemos hablar? Cuando no estés ocupada.

[Matt Blackner]

Noté enseguida que no le gustó la idea. Vale que me lo explicó pero sabía que no le había gustado, eu claramente se aguantaba la colleja. Sabía que no tenía que dejar que los niños se hubieran desmadrado asi, pero ni siquiera era capaz de entender que había pasado.

 

- Yo...ya lo se, es lo que...estaban haciendo figuras con arcilla, todo era perfecto, y...y de repente estaba volando pintura por los aires. Intenté que parasen pero no me hicieron caso. No quiero que cierren la guardería por eso.

 

A partir de ahora no les iba a dejar respirar, iba a estar pendiente de que no hicieran nada fuera de lo estrictamente necesario.

 

la ayudé a llenar las jarras con agua, mientras un timbre sonaba de fondo. me dijo que los mas pequeños no sabían nadar, y que los mayores lo sabrían solo si habían aprendido en sus casas, con los padres. En la guardería no se les podía enseñar sn permiso de los padres, por si había accidente.

 

- Es que había pensado que si no saben nadar, pues bueno...si no puede ser aquí, yo tengo un parque acuático y piscinas y...tal vez se lo pasaran bien.

 

Pero a lo mejor tampoco eso era buena idea.

 

Los niños vendrían a comer, seguí a Sagis tras el mostrador esperando que llegasen, acompañados por Fenrir, que ayudaba a los más pequeñitos a caminar.

 

Una voz llamó a Sagitas. me giré y vi a Xell. había estado preocupado por ella después del ataque...

- Si quieres ir...

[Sunar PBT]

Necesitaba un lugar donde dejar al niño por unas horas, aún debía seguir con un trabajo y la joven madre no contaba en ese momento con la ayuda del elfo. Muchas veces impedía que los elfos realizaran sus asignaciones porque debían estar pendientes del pequeño. Y solo cuando era bebé, fue a la guardería. Podría ésta vez, socializar con más niño de su edad.

 

Argi caminaba de la mano de Sunar muy animado porque su madre le comentó que allá habría juegos, y muchas cosas para hacer. Sin embargo, no olvidaba aquel episodio cuando tornó muy frío el cuarto de los bebés. Ya sabía que debía hacer, y que portarse bien le convenía mucho.

 

- Ya llegamos - le dijo entrando con el peliazul.

 

Sostuvo la maletita del Argi cuando vio que no había mucho movimiento en el vestíbulo. Pero se escuchaba algo de ruido hacia atrás.

 

– Creo que llegaste a buena hora – sonrió mientras se adentraba siguiendo los sonidos.

[Matt Blackner]

Los niños cogían la comida y se iban a las mesas. A los más pequeños les ayudaba a llevarlas, y Fenrir vigilaba qeu no pasase nada. Sagitas y Xell se habían apartado para hablar mientras tanto.

 

Entonces sentí la puerta. Alguien entró a la guardería, y por un momento temí que fuera un ataque otra vez. Pero no...

 

Dejé la barra, los niños ya comían, y me acerqué a la entrada, hasta que me topé con mi sobrina Sunar.

 

- Hola sobri, que haces aqui? - miré hacia abajo y noté que con ella venía Argi, el pequeñajo del pelo azul al que le encantaba crearme escarcha en el pelo.

 

- Hola Argi! - lo cogí y le revolví el pelo. Tenía mucho cariño a aquel pequeñajo, lo había visto desde que nació, asi que era como especial para mi.

 

- Vienes a dejarlo en la guardería?

[Sunar PBT]

- Mami, tego hambe - le dijo el niño a Sunar cuando iban a medio camino del sonido producido por las voces de más niños.

 

El pasillo que utilizaron era algo corto así que pronto se toparon con el tío Matt. Sunar agradeció ver a alguien conocido y seguramente, Argentus también. El pelirrojo los saludó, pero el pequeño hizo algo que la sorprendió.

 

- Soi nino gande - le dijo después que el joven Blackner sacudió su cabello azul, le estaba creciendo mucho.

 

Sunar lo miró seriamente y después con mucha verguenza a Matt.

 

- Lo siento tío. Creo que ya no le agrada mucho. - apenada por el actuar de Argi. - Si, vengo a dejarlo unas horas, mientras hago un recorrido de trabajo por el Callejón. - le explicó.

 

Esperaba no demorar mucho para buscarlo y regresar a casa.

 

- Ah.. y no sería demasiado si le dieran algo de comer. Él se comerá lo que le brinden. - enfatizó la frase porque era por su bien comer sano.

[Mia.]

El cuerpo de una fémina de rubios cabellos apareció enmascarado a las afueras del callejón Diagón, portaba sobre sus finas facciones una máscara gris con pequeños destellos negros, protegiendo su identidad de ese modo. Mientras su esbelto cuerpo iba ataviado con una sencilla túnica negra, descalza y sin otra prenda que no fuese su máscara y túnica. Su cabellera caía sobre sus hombros en rizos, dandole un aspecto juvenil, mientras su varita iba en su diestra, lista para ser usada en el instante en que fuera necesario.

 

Mirando hacia la guardería "El hipogrifo asustado", decidió emprender la diversión de aquel día, fue por eso que tocó con su varita mágica la marca tenebrosa que tenía tatuada en su antebrazo izquierdo, llamando a sus compañeros de bando, tenían algo que hacer aquel día. Pensando en eso, ingresó delante de la colorida fachada y miró a las personas que tenían delante. Una de ellas era sospechosa de ser miembro de la Orden del Fénix.

 

En el vestíbulo, contempló la posición de Sunnar y se acercó a ella y se colocó delante de ella y miró la distancia entre las demás personas, era de 10 metros, estaba perfectamente instalada hasta que llegaran sus compañeros de bando, lo cual esperaba que ocurriera pronto, permaneciendo tranquila y confiada de que aquel día habría un nuevo preso en Numergand.

 

--Nos acompañas, por la buena o por la mala... tu decides. -soltó en dirección de Sunnar.