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Tienda P.B. de Material Escolar (MM B: 96638)


Matt Blackner
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Acababa el ultimo trozo de pizza cuando llegó un elfo acalorado, que venía a todo correr. Que le pasaba? parecía asustdo.

 

El elfo empezó a tirar de la manga de Sagis con mucha prisa y casi saco la vrita, temiendo algun ataque d extraños, más aun después de que pidiera que no lleváramos al niño.

 

Subimos a todo correr como el elfo decía, y nos tuvimos que agachar para no darnos con als ramas de un árbol.

 

- QUe hace aqui un árbol?

 

Uno? había muchos! y algo marrón y peludo saltaba y planeaba de una rama a otra.

 

Jesse tambien estaba sorprendida.

 

- Recuerdo qeu subí un par de macetas, pero no tenían nada, pensé que...

 

Las miré, algo se me había ocurrido. Esquivé las ramas y aparté las hojas para ver la placa que indicaba lo que hbía en cada planta.

 

- pociones! Y si alguna vieja se ha mezclado y la absorvieron las raices? - pregunté. Eso explicaba las plantas, no los animales saltarines

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Sunar

 

Todavía Argi quería alcanzar el brillante pin pero Sunar se lo impidió entregándole un juguete que igual que el otro, se iluminaba, despidiendo varios colores. Así no intentaría tomar el que la señorita empleada le entregó para los dueños del local.

 

En seguida la bruja se dirigió a ellos, en especial al peliazul. Después de que le habló de un carrusel se le quedó mirando como tratando de comprender a que se refería la mujer en frente de él. Más porque algo divertido hacia con su rostro que el niño se reía con ella.

 

La joven madre agradeció nuevamente viendo como la empleada del departamento de Accidentes salía del local.

 

- Nos vemos - le dijo la pelicastaña viendo como salía.

 

Aunque regresó a terminar de darle de comer al pequeño Potter Black, no sabía como les había ido a sus tíos con la emergencia que él elfo les avisó. Solo esperaba que no fuera muy grave para seguir acomodando antes de la apertura.

 

Miró al niño que aún quería tocar el pin, pero su madre lo guardó fuera del alcance.

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Jessie Potter Bue

 

Matt daba una explicacion un tanto loca del por que de esos bichos raros, pero no se me hacía logica y menos animales creados a partir de pociones.

 

-Hermano eso no pasa, te lo creo que si ya venian en las macetas las pociones lograran que crecieran de forma acelerada pero... ¿y si venían en alguna de las jaulas?- pregunte volteando a ver a mi familia.

 

Esos animalillos destrozarían el lugar si no los cazabamos pronto. Alce mi varita, no se me ocurría gran cosa que hacer con esos bichajos pero algo debíamos hacer.

 

-Inmobilus- grite apuntando a una de las ardillas que venía hacía mi, pero en vez de hacerla detenerse se hizo mas grande

 

-¿Que demonios?- pregunte al ver que pasaba volando por encima de mi cabeza- y ahora que hacemos... Matt no me vengas a decir que no les embruje, ya me di cuenta hermano- murmure frustada viendo que mis intentos no servían de nada.

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Me bajé de la rama en la que me abía apoyado, mientrs Jess me respondía acerca de las ardillas. Entonces la miré, extrañado. No me había entendido.

 

- Jesse, no me refería a las ardillas, sino a las plantas gigantes. Esto parece una jungla - dije, notando que empezaba a sudar. Había mucha humedad, o empezaba a hacerla, y el calor agobiaba.

 

- pero si que podrian venir en alguna jaula. aAlgun animal extraviado? - pregunté. Pero no parecían como el doxy que me había mordido...

 

Los bichos iban a destrozar el lugar, y Jesse apuntó a uno que iba hacia ella, pero en ve de detenerse, se hizo más grande, el doble de su tamaño.

 

Reí levemente al ver que me decía que no le regañase.

 

- No lo se, tal vez usando comida con algun paralizante? - pregnté, llegno hata ellas

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Departamento de Transportes, Oficina de Red Fu y Trasladores.

 

Mi capa ondeaba al caminar por el callejón, ya un poco menos lleno que hace una hora cuando habia llegado a instalar el primer traslador a un negocio, esta vez ya estaba mas experimentada en el tema y sabia como tratar con las personas y como llegar sin perderme a un negocio por lo que no se me hizo difícil encontrar la tienda escolar, la dueña era mi madrina, aunque dudaba que lograra verla pero era un agrado poder conocer su negocio.

 

Al entrar al lugar y buscar a los dueños me lleve una desagradable sorpresa, estos no estaban a la vista por lo que deje el traslador en el escritorio, luego de haberle hecho los hechizos y deje un mensaje explicándole a los dueños las limitaciones del transporte magico, como por ejemplo un máximo de quince personas. Luego de dejar atras la figura con el grabado del ministerio mi figura desaparecio rumbo a cumplir con mi ultimo deber del dia.

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-- Yo no compré ardillas voladores -- contesté a Jesse. -- Sé que esos bichos son peligrosos. Tenemos que neutralizarlas. Antes de que salten por las ramas y rompan todo lo que tengan delante.

 

Solté un "Pufff" sonoro, tanto que aquellos ojos parpadearon y se movieron inquietos. Retrocedí un paso, aunque dejando libre el acceso de las escaleras.

 

-- ¿Cómo se te ocurre poner unas macetas así, sin mirar? -- le reñí a Matt. -- Macetas... A saber de donde salieron. Si tenían algo para crecer de forma desorbitada... Seguro que alguno tenía una cría de ardilla.

 

No quería ser dura con Matt. Él no tenía mis conocimientos de floristería, herbología o criaturas peligrosas. Pero es que hoy en día cualquier cosa podría ser peligrosa y ahora teníamos una planta de la tienda infectada con esos bichos. Escuché su versión y asentí.

 

-- Podría ser, pero esos bichos saltarines como tú los llamas en realidad son ratones de bosque, una plaga, y eso se esconden entre las hojas, las ramas, roen las raíces y hacen túneles en la tierra para sacar a flote las semillas. Ahí tienes cómo puede haber este tipo de plaga en una maceta.

 

Jesse también daba su opinión. La escuché e intenté frenarla cuando lanzó un hechizo contra una de ellas.

 

-- Merde, Jesse, no me ha dado tiempo de advertiros... No se puede usar magia directa contra ellas. Hay que hacerlo de forma indirecta, cazarlas en redes cuando saltan, porque es el único momento más peligroso pero a la vez cuando no pueden defenderse.

 

Y metamorfoseé un trapo en una red de pequeños cuadrados y lo lancé con un Wingardium a una de ella. Cacé una pero el resto empezó a castañear los dientes. Puff, eso no me gustaba nada.

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Simyni, elfina doméstica de Sunar

 

La elfina se había quedado esperando instrucciones, no quería meter la pata y actuar por su cuenta. Ya que muchas veces eso le traía problemas con los demás, seguir órdenes le costaba. Pero como estaba allí por su ama, no pensaba quedarle mal.

 

Los demás amos, tíos de Sunar, hicieron caso omiso y empezaron a tratar el dilema que les aquejaba con esas plantas convertidas en selva dentro del local.

 

Aún al borde la de escalera, observaba sus acciones contra los animales. Estos no se hallaban contentos por la intromisión de los magos. Simyni iba a hablar pero decidió esperar un rato, sin querer se estaba divirtiendo con las peripecias que ellos realizaban.

 

Ya que ellos ni la voleaban a ver, detrás de ellos se reía. Sin embargo, en cualquier momento se darían cuenta de su presencia y eso le acarrearía una reprimenda de la Potter Black y de Sethy, de ese no tenía miedo porque ni hacía caso, pero de la ama Sunar si.

 

- Disculpen - dijo como el que no quería el asunto, - Tengo dos redes para ustedes - le enseñó. Simyni las trajo en un santiamén cuando vio que las ardillas no se dejaban atrapar.

 

Los miro esperando que por decir eso le dijeran algo, muchas veces y antes de llegar a la casa de la familia Potter Black, era lo que pasaba. La regañaban por solo hablar aunque ella quisiera ayudar. Y por eso preferí actuar sola e diferentes situaciones, llevando la contraria.

 

- Si quieren más, las traigo - agregó mirando con su grandes ojos a los tres. (Sagitas, Matt y Jessie)

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Esto se ponía peligroso. Aquellas ardillas eran demasiadas y ahora que habían visto que sabíamos cazarlas, estaban a la defensiva. La que había engordado gracias al hechizo de Jesse parecía ser la cabecilla.

 

-- Va a ser algo difícil -- murmuré. -- Muchachos, ya sabéis, hechizos indirectos.

 

Sentí una risa detrás de nosotros y miré de reojo. Era una elfina. Muy hacendosa, por cierto, porque traía unas redes.

 

-- Estupendo... ¿Nos ayudas? Espero que no sean muy grandes para ti...

 

Así que allá estábamos, esperando que saltaran de rama en rama para atraparlas y ellas esperando quietas, sabiendo que si se movían, las atraparíamos. Hummm...

 

-- ¿Y si provocamos una estampida? Podríamos pegar fuego a una papelera o algo así. El humo no les gusta y tal vea eso las haga alejarse.

 

¿Pegar fuego a algo dentro de la tienda? Yo misma estaba algo loca. Aunque podría ser una salida, ya que los animales odiaban el fuego y el hombre había podido dominarles desde los tiempos prehistóricos por eso mismos, por dominar el fuego.

 

-- ¿Qué decís? -- esperaba que no me sujetaran y me mandaran a un sanatorio por haber perdido la cabeza.

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Sagis me empezó a regañar al momento. Aaché la cabeza, poniéndome rojo. me sentía mal porque en el fondo sabía que era culpa mía. yo había subido alli las macetas, tampoco creía que iba a pasar nada, y como estaban en el trastero pues..

 

- Yo...yo...lo siento! - me disculpé.

 

Pero las ardillas estaban alli, y amenazaban con destrozar la tienda. Sagis decía que no podíamos atacarlas directamente con magia, qeu lo mejor era atraparlas con una red.

 

Asentí, entendía lo que decía. Entonces apareció Simyni, la elfina de Sunar, con unas redes. Me alegré de verla, desde uego le diría a mi sobrina que nos había ayudado, a lo mejor se ganaba un día libre, porque la elfina no había dejado de hacer cosas.

 

Tomé la red, cuando Sagis propuso quemar algo, hacer humo y que asi saliesen.

 

- Vale, hagámoslo por zonas. Prendams fuego a alguna ramita del fondo y que el humo las espante. Simyni, podrías venir conmigo? asi, cuando el fuego avance, podrías controlarlo desde atrás para qeu no se propague demasiado y se descontrole. Luego t ayudaré a apagarlo. - dije, y miré a Sagis, esperando su aprobación. Volvería con ella en cuanto prendiera el fuego.

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Simyni, elfina doméstica de Sunar

 

- Simyni es buena en esto, no se preocupe ama - contestó la elfina.

 

Sentía que le tomaban en serio, cosa que antes no era así, pero antes de llegar a la mansión. Le entregó las redes a la bruja de cabello violeta. Ella parecía muy molesta con esos animalitos. No dejaban de moverse y aun así debía atraparlos.

 

Las ardillas los miraban y parecían cuchichear entre ellas, como si pensaran hacer algo para evitar que ellos actuaran en contra del grupo que se hallaba en las ramas de esos arboles. Pero al escuchar a la tía de ama Sunar, sus grandes ojos se abrieron de par en par. Y más cuando el mago le secundaba la idea.

 

Pronto el hombre le dirigió la palabra preguntándole, si le ayuda a mantener el fuego raya. Y la elfina lo vio decido.

 

- Suee ena aaalgo … si amo, le ayudaré - resignada a ver que acontecería.

 

Caminó con el mago por un lado de esos enormes árboles, mientras los animalitos, algunos de ellos los observaban cuidadosamente. La elfina también los vigilaba, más porque algunos se movían mientras ellos lo hacían también.

 

- Solo me da la señal amo - le anunció lista para cuando fuese necesario la asistencia.

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