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Matt Blackner

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Todo lo publicado por Matt Blackner

  1. Siempre hay una primera vez para todo. Para @ Ada Camille Dumbledore era la primera vez que me veía en una situación asi, pero @ Adrian Wild ya debería estar más o menos acostumbrado. Tal vez no a verme perder los estribos hasta este extremo, pero ya me había visto en situaciones de tensión. Sinceramente, no prestaba atención a los gritos de Adrian pidiendo ayuda, ni a como Sagitas era retenida por los agentes franceses, antes de que Ada pidiera (una vez más) que la liberasen, antes de darnos permiso y libertad de llevar a Dernhorn (@ Sean -Ojo Loco- Linmer ) a las mazmorras para que confesara. Luchaba con todas mis fuerzas por no dejarme llevar y hacerlo pedazos allí mismo. Con cada palabra que decía me enfurecía un poco más, y perdía mantenía un poco menos de control sobre mi mismo "Asi que serenate y preguntate...que quieres?. A mi o a los niños?" "Mátale. Eso quieres. Matarle." gruñía la voz en mi cabeza, silenciando cualquier otro pensamiento. Pero Sagitas fue quien habló con Dernhorn, confirmando que lo que queríamos era encontrar a los niños. La voz aun protestaba y contradecía a Sagitas, pero esta vez su mano en mi hombro...si me hizo reaccionar. Más o menos. Bajé al nigromante hasta que tocó el suelo de nuevo y lo escolté, o más bien llevé por la fuerza, hasta los calabozos, seguidos por Anne Marie como persona de confianza de Camile, y la promesa de que Giroud y los aurores franceses nos ayudarían en lo qeu necesitáramos. Mientras, arriba, la fiesta continuaría. Mazmorras Uno de los aurores se había adelantado. Cuando llegamos a las mazmorras, una de ellas ya estaba abierta, preparada para lo que necesitáramos. Llevé a Dernhorn hasta su interior y lo obligué a sentarse mientras los aurores le inmovilizaban en el asiento. Me volví, resoplando, cruzando la mirada con Sagitas. Ella temía por los niños y temía la amenaza de Dernhorn, se lo veía en la cara, tanto como sus ansias por dar con los niños y aplicar la justicia que nosotros estimásemos oportuna. Y él no parecía dispuesto a cooperar.
  2. hey! Buenas. Hace como un año me inscribí en Parsel, pero por cosas se me fue pasando y al final no continué la clase. Me gustaría saber si puedo retomarla, o si debo comenzar de nuevo. En cualquier caso, gracias ^^
  3. Primero sentí sorpresa en @ Xell Vladimir Potter Black , y luego inseguridad, como si me pregunta en relación a la muerte de la reina la hubiera pillado por sorpresa. Los dos conocíamos a Sagitas. Fruncí ligeramente el ceño, alzando la ceja, esperando que me dijera algo más. Parecía dudar, y de pronto decidió que no había sido buena idea venir a verme. - Qué? No! - exclamé, sorprendido por su cambio repentino. - explícate, a lo mejor podemos encontrar una solución juntos. Menos mal qeu cambió de idea. Si se hubiera marchado sin más, lo único que habría logrado es qeu la siguiera, o peor, qeu me marchara por mi cuenta en busca de Sagitas. Al menos asi iríamos juntos. O tendría alguna idea de por donde empezar a buscarla. Sonreí de medio lado y alcé las manos con las palmas hacia delante, en señal de rendición. - Vale, prometo no enfadarme. - dije. La rubita intentó explicarse, pero se cortaba continuamente. Lo que intentaba decir se le hacía difícil, sobre todo porque algo parecía coartarla. Conforme la escuchaba, empecé a entender. Objeto mágico...Jefa... de pronto, la imagen de King Cross bajo la Marca me vino a la mente. La estación destruida, el tren en marcha. La figura de pelo negro cubierta con la máscara de Búho en ese callejón sucio. "- Si quieres obligarme, allá tú. Aunque supongo que si te quitas esa máscara nadie le impedirá el paso a la señora ministra. Verdad mamá?" Aquel recuerdo aun me asaltaba a veces, y debía admitir que siempre que acudía a un aviso temía encontrarla allí. Tampoco era algo que hubiéramos vuelto a hablar. Simplemente, preferíamos ignorar lo que había pasado. Pero en ningún momento cambié la expresión, sino que mantuve la misma media sonrisa, mientras mi mente hilaba la información que Xell intentaba darme sin revelar nada: Sagitas intentaría robar algo de la reina para...para ganarse el puesto de líder mortífago. - Porque...aun me muevo entre los muggles de vez en cuando. Y ellos no dejan de hablar de otra cosa. - contesté, acercándome a mi mesa y tomando un par de periódicos. Uno era El Profeta, donde también habían escrito una breve noticia con el anuncio. El otro, era un periódico muggle. - Y si llegas aquí asi de preocupada para decirme que Sagitas está en problemas, no me hacen falta muchas más pistas para sumar dos y dos. Fui hasta mi escritorio a buscar mi bandolera y coger la chaqueta. Vaqueros negros, camiseta gris, chaqueta negra...al menos, era un buen atuendo para pasar desapercibido. - Supongo que estamos hablando de Balmoral. Si es asi, tenemos un buen viaje que hacer. - le dije. - Ah...Helike sabe algo de esto? - pregunté, bajando ligeramente la mirada. La vampiro siempre había sido sincera conmigo y nunca me había ocultado qeu era mortífaga. Tal vez podía ayudarnos a dar con Sagitas.
  4. El cambio de ministro me traía de cabeza. Ludwig había llegado, al parecer, con las ideas claras. Quería reformar lo que habíamos tenido hasta ahora, y aunque no era el primero con esas ideas, si que parecía realmente decidido a llevar a cabo sus ideas. Y eso era lo que me mantenía más ocupado. Coordinar varios departamentos, encargarnos de formar a la que sería la nueva policía mágica o formular nuevos planes de contingencia era un reto. Para colmo, teníamos la gran noticia del mundo muggle (aunqeu triste): acababa de fallecer al reina de Inglaterra. Todo el país se encontraba de luto, incluso otros países se unían al luto inglés. Las acumulaciones de gente podían llegar a ser una invitación para que otros decidieran hacer cosas inadecuadas, atentar contra las personas. Observaba notas y mapas, de pie para varias, con las manos apoyadas en el escritorio mientras daba un trago a la taza de café. La voz de Babila me sacó de mis pensamientos. Por un momento fruncí el ceño, Ericen estaba fuera, me había pedido unos días libres, y no tenía más trabajadores, asi qeu...quien era? La llamada en mi puerta dio paso a una cabeza rubia que no veía por accidentes desde hacía mucho tiempo. En otra ocasión, habría sonreído mientras la invitaba a entrar y a sentarse en el sillón de mi despacho (el más cómodo de todo el ministerio), pero en lugar de eso, me giré con los ojos bien abiertos. - Qué? Pasa y cierra la puerta. - pedí a @ Xell Vladimir Potter Black . En cuanto esa puerta se cerrara, nadie entraría ni escucharía lo qeu decíamos en el interior de mi despacho. La invité con la mano a sentarse en el sillón, antes de separarme de mi escritorio y quedarme de pie en medio del despacho, frotándome los ojos, intentando mantener la calma. - Explícame qué problemas se ha buscado mi madre, y por favor, espero que no esté relacionado con la reina de Inglaterra.
  5. - Tío - dije mientras bajaba las escaleras, encontrándome con @ Adrian Wild que apuraba nervioso una taza de café. - Al menos veo que no soy el único qeu no irá tan formal como se espera. - comenté. Tomé la taza de café que había dejado sobre la mesa y di un largo trago, apurándola. Metí las manos en los bolsillos, carraspeando ligeramente incómodo. No nos habíamos cruzado demasiado desde lo que había pasado en la celebración francesa. - Estoy esperando a Sagitas, ella...al parecer encontró mi invitación y piensa acudir de todos modos. Sonreí de medio lado al escuchar como Sagitas bajaba las escaleras, a la carrera, casi cayendo en el proceso. - Si, yo llevo...bueno, la invitación. - dije, alzando el pergamino arrugado antes de guardarlo en el bolsillo. - Creo que solo olvidas tu no invitación, aunque conseguiremos colarte con la mia - comenté, guiñándole un ojo. Para cuando reparó en Adrian, pude ver cierta desaprobación en su expresión, pero ni siquiera se atrevió a decirle nada. Conmigo si que se había metido nada más verme. - Tarde? Yo iba a salir cuando me dijiste que te esperase! - protesté. Como fuese (gracias al traslador de Adrian) conseguimos llegar a tiempo a la ceremonia donde nombrarían a @ Ludwig Malfoy como nuevo ministro. Estar entre tanta gente me incomodaba, pero con suerte, terminaríamos pronto y podría escaparme con cualquier excusa (si alguien se fijaba en mi falta, claro). Sagitas caminaba enfurruñada, como si algo la impacientara. Adrian por su lado, echaba miraditas nerviosas al reloj, agobiado porque llegábamos casi con el tiempo justo. Parecía que yo era el único al que casi le parecía buena idea perderse la ceremonia. Al menos, llegamos a nuestros asientos a tiempo de ver la llegada del flamante nuevo ministro y la nube de periodistas que lo seguían, buscando la mejor foto o el primer titular qeu dejase al recibir el cargo oficialmente. Habían dejado un asiento para cada Director y algún jefe de departamento, y como Accidentes andaba bastante escaso de empleados, Sagitas no tuvo problemas en sentarse a mi lado. Las palabras de Ludwig no eran diferentes a las que ya habíamos escuchado otras veces. Sabía que a Sagitas no le gustó el tiempo de mandato del Padre, tratando de igualar muggles y magos, pensamientos que aun me chocaban en mi madre. Por un momento, el nuevo Primer Ministro echó un vistazo a los presentes, como si quisiera memorizar quién había acudido, quién faltaba y quién se presentaba por sorpresa. Allí había no solo empleados del Ministerio, también dignatarios de otros países, como @ Anthony Ryvak Dracony en representación de Escocia. Miré alrededor, por si lograba divisar a @ Ada Camille Dumbledore , otra de esas personas con las que no había vuelto a cruzarme desde lo ocurrido en su fiesta. La jura de cargo fue sencilla, incluso con su foto protocolaria. Tras la retirada de fotógrafos y el representante de la Confederación, llegaba el momento de que tomara el micrófono y se dirigiera al público. - Qué creéis que nos encontraremos? - murmuré a Sagitas y Adrian - continuidad? un nuevo cambio? o anarquía? - lo último lo añadí con una media sonrisa. Solo esperaba que no tuviésemos sorpresas en un lugar tan concurrido.
  6. Magos y brujas iban y venían. Algunos pasaban hacia la sala donde se celebraba la fiesta, se servían una copa o se reunían con compañeros para charlar. Otros tomaban el camino hacia la puerta, tal vez para regresar a sus hogares, o tal vez en busca de habitaciones donde nadie tenía por qué saber que ocurriría. Si hubiese sido el chico, habría sabido qeu sentían las personas en aquella sala, habría notado el deseo por pasar desapercibida y la ligera incomodidad de @ Helike R V PB o las dudas y la sensación de ahogo por el retorno de @ Arya Macnair . Pero yo no era Matt, y allí, sin que nadie más pudiera verme, me afané en recorrer la espalda de Sagitas centímetro a centímetro, lentamente. Apreté la mandíbula, satisfecho por escuchar el suspiro que se le escapaba sin que pudiera evitarlo. Me encantaba hacerla sentir asi, y aun más lo disfrutaba cuando sabía que debía contenerse. Disfrutaba torturándola. La rodeé con los brazos desde atrás, por la cintura, apoyando la barbilla en su hombro, besando su cuello a ratos. - Te echaba de menos. - murmuré, solo audible para Sagitas. Si Helike o @ Xell Vladimir Potter Black eran observadoras, aunqeu no me vieran, acabarían deduciendo qeu era lo que pasaba a Sagitas, y poco tenía que ver con el alcohol. - Qué le va a pasar? Es mayorcito...sabe cuidarse solo. Reí levemente, bajando una mano hacia su pierna - Por ahí, en una habitación...había una parejita...podríamos enseñarles dos o tres cosas si quisieras. - susurré, juguetón. Xell hipó en algún lugar cerca de Sagitas, sentada a su lado en la mesa, mientras soltaba alguna risilla. Pero ella era lista, me conocía, nos conocía, sabía como reaccionábamos Sagitas y yo cuando estábamos juntos y no tardó en deducir que era yo. Eso, o el fantasma de la torre, lo que me hizo soltar un gruñido. Besé el hombro de Sagitas, descubierto, y me dejé ver por un instante, mirando a la rubia con una sonrisa pícara. - Shhh...no hay otro fantasma que pueda acercarse a Sagitas. - dije, antes de volver a desaparecer.
  7. Seguramente en otro momento habría pasado desapercibido. O hubiera preferido hacerlo en privado. Pero algo me cegó, nubló mi razonamiento. De no ser asi, habría sentido el miedo y la sorpresa entre los asistentes. Habría notado la sorpresa y confusión en el tono de voz de @ Ada Camille Dumbledore o me habría dado cuenta de que el tío @ Adrian Wild ni siquiera sabía lo que pasaba con los niños. Sagitas y yo lo habíamos llevado en secreto para no alertar a nadie más. Sagitas...ella aun parecía buscar al culpable, como si ver al @ Sean -Ojo Loco- Linmer poltergeist no fuera ya aviso suficiente de que estaba pasando. Mi respuesta fue gruñir de nuevo y apretar un poco más a Sean contra la pared, mientras el farsante intentaba quitar hierro al asunto. - Tienes suerte de que en el ministerio no nos cruzáramos a solas o el tiempo suficiente. - logré articular. Apenas nos habíamos cruzado una o dos veces, y siempre me pillaba de paso, iba o venía hacia algún lugar, cansado o con la cabeza en otra parte, rodeados de gente. Eso había facilitado, para él, pasar desapercibido. Al menos, conmigo, ya que su disfraz, fuera multijugos u otra cosa, había sido lo bastante convincente como para que ni siquiera Sagitas lo notara. Yo no había visto al poltergeist, ni siquiera sabía que en realidad, ese si era Sean. Yo había sentido a Dernhorn y lo había sentido justo donde estaba el cuerpo, la imagen, de quién había sido mi cuñado. La simple mención de Ithilion y SJ, con aquel tono de sorna me enfurecieron más si cabe, hasta el punto que ni siquiera me di cuenta de que Sagitas sacó la varita, y a punto estuvo de acertarme a mi con el hechizo qeu pretendiera dirigirle a él, mientras gritaba a Ada, intentando advertirles sobre Dernhorn. No le merecía la pena seguir mintiendo, asi que reveló su verdadero aspecto, el del viejo desagradable de ojos rojos que sonreía divertido, mientras yo volvía a cerrar los ojos, que por un momento parecían más negros que azules. - Negociar? - murmuré con voz ronca. Una ligera chispa azul recorrió mis manos. - Voy a matarte. (Sean será mejor que te escapes xD)
  8. High in the halls of the kings who are gone...

  9. Despacho de Whisper Whisper no tardó en despejar las dudas de Kim (@ Darla Potter Black ) ya que al parecer Mael ya llevaba un tiempo trabajando en la implementación de la educación unificada entre magos y muggles. Al parecer, entre otras cosas, la educación puramente mágica pasaría a ser privada. Supongo qeu esa era una forma de forzar que las familias eligieran adaptarse al plan de educación conjunta y evitar protestas. No me preocupaba. Mi educación no había sido nada convencional, y eso no había afectado a mi uso de la magia o mi forma de actuar, al contrario. No era tan malo sacar a los chicos de lo que conocían. A mi lo que me preocupaba era la convivencia en poblados mágicos, y abrir de golpe nuestro mundo a los muggles. Muchos ignoraban los problemas de los no mágicos, creyendo que el hecho de ser magos te volvía invulnerable. Eso era lo que realmente me preocupaba y me parecía mucho más improbable. - No, en los poblados no necesitaremos al señor Blackfyre. Tal vez hable con él para saber la opinión de las escuelas de la zona o si ve necesaria alguna medida de protección específica. El problema estará en otras áreas, como p... Callé con la entrada de la secretaria para pasar un papel a Whisper (@ Rory Despard ) . Lo que dijera daba con concluida nuestra pequeña reunión. La conferencia sería en un auditorio, dentro del ministerio. Al menos eso facilitaría el trabajo de vigilancia y protección de la zona, bastante trabajo venía como para, además, ocuparse de la conferencia en un espacio abierto. Asentí, poniéndome en pie, sujetando la puerta a Kim antes de que los dos abandonáramos la sala. Con Sagitas. Despacho de Dirección de Accidentes. - Me hacía gracia verte fingir. Como no me iba a dar cuenta? con cuantas personas crees que puedo hacer esto? - contesté, riendo, acercándome a robarle un beso. O esa era mi intención, ya que la mención al ataque en el atrio la hizo enfadar. Sonreí, arrugando el entrecejo, mientras perdíamos contacto y yo perdía mi consistencia. - Pues si, alguien convocó la marca y destrozaron el atrio. Matt se pasó horas aquí, rescatando empleados y reparando el destrozo. No quiso llamar a Ericen para no meterla en un ataque asi siendo novata. Pero toda nuestra conversación se acabó cuando escuché que alguien buscaba a Sagitas. O bueno, a Ericen. Desaparecí de la vista de cualquiera justo a tiempo para que Sean abriese la puerta. Se comportaba de forma muy extraña últimamente, pero no podía revelarme ante él. Ver a Jack con Ericen significaría meterla en problemas. Más, cuando ese no era Sean. Asi que me limité a observar. A pesar de que Sean intentara imponerse, Sagitas no se dejó amedrentar, y utilizando la excusa del parentesco con Matt, lo echó del despacho. Tal vez aburrido, o por pérdida de interés, Sean dejó el departamento, tal vez malhumorado porque no había conseguido quedarse " a solas" en el despacho del chico. Justo a tiempo, ya que, hablando del chico, Matt apareció en el departamento, llamando a Ericen a voces mientras convocaba su patronus, dándole un mensaje que no alcancé a escuchar. Soltó una carpeta en su escritorio, que cerró bajo llave para que nadie más pudiera entrar, y acompañado de Sagitas, ambos dejaron Accidentes. Matt Blackner. Conferencia de prensa. Entre el público. Era la cuarta o quinta vuelta que daba por la zona. Casi no había parado, lo justo para llegar hasta Accidentes, llamar a voces a Ericen (costumbre familiar) y explicarle por encima lo que haríamos. @ Sean -Ojo Loco- Linmer había salido apenas uno o dos minutos antes de que yo regresara al departamento. Apenas nos habíamos cruzado cuando yo me marchaba hacia la reunión, asi que no había tenido oportunidad de hablar con él. Caminé hacia el fondo de la sala, a una zona ligeramente en penumbra, alejada de miradas, y me apoyé contra la pared, soltando un suspiro cansado mientras me frotaba los ojos. No estaba tan abarrotado como cabría esperar de una conferencia de prensa del Ministro, más cuando había estado "desaparecido" las últimas semanas, pero había sido tan repentino que probablemente muchos no se encontraban en el lugar, o no habían tenido tiempo de cambiar sus planes para acudir al acto. Periodistas, representantes de otros paises y empleados del ministerio inglés charlaban y cuchicheaban con curiosidad, a la espera de escuchar al primer ministro. Miré hacia la derecha al notar los pasos de Ericen, que se acercaba después de terminar su parte del trabajo. Sonreí ligeramente, invitándola a compartir un trozo de pared. Desde allí atrás podíamos ver toda la sala, las espaldas de los asistentes y las caras de quienes se sentaban en la tarima para el anuncio del aun Ministro. - Mira a Whisper - murmuré. No quería levantar la voz para no llamar la atención. - no está nada contento con lo que va a anunciar el Ministro. Y Despard... - callé, mirándolo fijamente unos segundos. Lo sentía...ligeramente perdido, como si se cuestionara algo. Y eso lo hacía sentirse inseguro. - Espero que su decisión no nos de más trabajo del que ya tenemos previsto. Permanecimos en silencio mientras Despard pronunciaba su discurso. No me pilló por sorpresa gracias a la reunión con Whisper momentos antes, pero no me pasó desapercibida la sorpresa generalizada en los asistentes. Seguramente eso llevaría a artículos de opinión, algunos a favor, muchos en contra. No esperaron preguntas, y el Ministro y sus acompañantes dejaron el escenario. Me separé de la pared, haciendo un gesto a Ericen para que me acompañase. No iba a esperar a que alguien se fijara en nosotros. - He mandado un aviso a mi muj...a @ Helike R V PB para pedirle que nos eche una mano. Espero que tengas preparada la maleta, porque vamos a pasar unos días fuera. Saldremos a los poblados y pueblos mágicos donde se aplicarán estas normas, para controlar que la implementación no lleva a problemas.
  10. Gruñí, mirando fijamente los ojos grises de @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Sabía que no era él, porque la verdadero Sean lo sentía en algún lugar de la sala, divertido por su travesura. Pero el que tenía delante no se sentía como Sean. Era la misma sensación que percibí en los jardines de la Ojo Loco antes de que el viejo Dernhorn secuestrara a los niños. La voz de Sagitas, restando importancia a mi acto frente a @ Adrian Wild , como si fueran cosas de críos, me parecía lejana. Apenas les escuchaba, como si estuviera lejos de ellos. Apretaba los puños aferrando con más fuerza la camisa, controlando lo justo...algo. Tampoco presté demasiada atención a la voz del tío Adrian. No me apuraba lo que pudiera pensar la señorita enmascarada, ni que se acercaran los aurores franceses, de los que acababa de rescatar a Sagitas. Mi atención se centraba en mi presa, en Dernhorn, en el falso Sean. Sagitas parecía entrar en un estado de alerta histérica, como si no entendiera lo que le había dicho. Adrian, por el contrario, no tenía ni idea de lo que estaba hablando, y aun intentaba razonar conmigo. No le presté atención hasta que Adrian puso su mano sobre mi brazo derecho, asiendo sin querer la vieja cicatriz que me dejó la mordedura del licántropo. Gruñí de nuevo, un sonido grave que me nacía del pecho, mientras notaba que se me erizaba el pelo de la nuca. - Suelta. - dije. - No es Sean. Con un gesto seco me libré de la mano de Adrian y estampé a Sean contra la pared, manteniéndolo un par de palmos por encima del suelo. Lo golpeé de nuevo, encontrando en sus ojos un ligero brillo rojizo. Apenas duró un instante, pero ahí estaba. Cerré los ojos un segundo, controlando...lo que fuera. - Donde tienes a mi sobrino? - pregunté. - donde está mi hermano? - gruñí de nuevo, golpeándolo una tercera vez. - Dimelo Dernhorn y te sacaré el corazón de forma rápida. - le hablaba apenas a un par de centímetros de su cara, justo antes de que alguien volviera a sujetarme por el brazo.
  11. Sagitas. Cuando quería, mi madre podía dormir como un oso en pleno invierno, y otras veces, hasta el aleteo de una mariposa en los jardines la despertaba. Me quedé apoyado en la encimera, mirándola, esperando que protestara, o que me regañara, que intentase que me cambiara de ropa, a saber... Su nombre había vuelto a sonar este año como Ministra de Magia, pero su reelección, como el año anterior, se había truncado por otra persona. Ésta vez, Ludwig. La última vez, se había pasado una semana protestando por la Potter Black, y las únicas personas capaces de que dejara de refunfuñar habían sido Jack y Elentari. Asi que no quería que me gruñera a mi, no tan temprano al menos. - Si. Y que den gracias porque no lleve pantalones cortos y chanclas. - contesté, alzando ligeramente la barbilla. - No soy yo quien va a jurar el cargo, dudo que alguien note si aparezco por allí o no. Si puedo, me escaparé a Accidentes y me encerraré en mi despacho. Creí que me gruñiría, pero en vez de eso, noté que sonreía. Fruncí el ceño, dudando del motivo. - Ah...claro, pued.... - no me dio tiempo a decirle mucho más. Aun intentaba salir de la sorpresa por su respuesta, cuando echó a correr escaleras arriba para cambiarse. Tanto corrió que las zapatillas terminaron en mitad de la escalera. Suspiré, recogiéndolas y apareciéndome en la planta superior. No iba a entrar en su habitación, no estaba loco. En lugar de eso, le dejé las zapatillas delante de la puerta y bajé las escaleras. Mi habitación, y la de mi hija, estaban justo en el piso de abajo. Paré en la puerta de la pequeña, para comprobar que aun dormía, tranquila, con una media sonrisa. Cuando dormía asi, parecía que era un angelito. Observé los peluches, los juguetes....estaban movidos, asi qeu imaginé que había vuelto a intentar dormir escondida entre ellos. Supuse que Sagitas los había vuelto a colocar en su sitio. Freyja gimoteó a mis pies, poniéndose de pie y apoyando sus patitas en mi pierna. - Vale, está bien.... - murmuré, cogiendo al lobito, dejándolo dentro de la cuna. En seguida olisqueó a la niña y se acurrucó a su lado, mientras Elentari la abrazaba, aun dormida. Sonreí, abandonando la habitación con cuidado de no despertarla. Iba a ser un día largo, y no quería irme mientras ella lloraba. - Eh, Fenrir, échales un ojo por mi, quieres? - murmuré a mi lobo, rascándole las orejas antes de que se adentrara en la habitación de la niña, echándose a los pies de su cuna. - No tardes demasiado o me voy sin ti. - exclamé, al pie de las escaleras del piso superior, mientras me ponía la chaqueta. Si el tío @ Adrian Wild no aparecía, le tocaría irse solo al Ministerio. - Y te quedas sin donuts para desayunar.
  12. La vida de un fantasma, en general, es sencilla. Levitan por castillos, negocios o lugares, a veces abandonados, otras habitados, repitiendo el mismo día una y otra vez. Algunos tienen la suerte de interactuar con los seres vivos, para atormentarlos de forma inconsciente o solo por diversión. A veces, esos fantasmas conviven con la familia, más como un elemento curioso y poco habitual. En mi caso era un poco diferente. Siendo fantasma había vuelto a casarme con mi mujer, la misma con la que me casé siendo poco más que un crío, vivito y coleando. Ahora, sin embargo, atravesaba paredes y no necesitaba dormir o comer, pero seguíamos tan unidos como el primer día. Con la Potter Black en silencio, una noche más, esta vez decidí salir. Nadie iba a notarlo, y extrañaba a Sagitas. Solía quedarme en casa para cubrirla, cuando decidía acudir al ministerio con el aspecto de Ericen o cuando se marchaba, en plena noche, ve a saber donde. Si yo rondaba por la Potter Black, todos daban por hecho que ella también lo hacía. No solíamos separarnos demasiado, y eso acallaba las preguntas de Matt, al menos por el momento. No sabía hacia donde iba, solo me dejaba guiar por la intuición, por el corazón. Atravesé calles, edificios, y creo qeu algún mago perdido y ligeramente alcoholizado que había espabilado de golpe al atravesarlo. Cuando me encontré con la mansión Riddle, supe que era allí donde debía entrar. Invisible para todos los presentes en aquel lugar, levité hacia el interior. Al parecer, celebraban algún tipo de fiesta, a juzgar por el ambiente animado y las pancartas de celebración. Sonreí de medio lado, sintiendo una ligera punzada de tristeza. No era algo de lo que hubiéramos hablado claramente, como si ella diera por hecho que yo lo sabía, y yo asumiera que ella prefería no contármelo. Hacía tiempo qeu sabía de sus inclinaciones. Cuando la vi, sentada en el salón principal, en la gran mesa, sosteniendo una copa de alcohol, no pude reprimir una enorme sonrisa. Sagitas charlaba feliz, animada. Por su expresión y aquel brillo en sus ojos, no me costó saber que el alcohol empezaba a hacer efecto en ella, eran los mismos ojos que ponía en la universidad, cuando nos escapábamos a alguna taberna muggle. Mientras levitaba hacia ella, el vestido verde llamó mi atención, en contraste con su pelo, resaltaba su figura y...a veces debía agradecer el hecho de ser un fantasma. Aprovechando que Helike llegaba también a la fiesta, evidentemente molesta (ni ella ni el chico parecían muy contentos ultimamente) me coloqué tras Sagitas y, a través del respaldo de la silla, rocé su espalda con los dedos. - La Potter Black duerme. Y yo te echaba de menos. - murmuré a su oido, solo audible para ella - pero ya veo qeu lo pasas bien sin mi. Hacía siglos que no te veía con ese vestido. - lo siguiente que dije apenas fue un susurro, solo para nosotros dos, pero incluía librarnos del vestido, de los invitados, y recordar lo que pasó en el altar del confesionario...en la mesa que tenía delante.
  13. No era el primer cambio de poder en el Ministerio de Magia que presenciaba. En realidad, no recordaba del todo bien la llegada del ministro Aaron al poder. Había sido mala época. Y el comienzo del gobierno de Sagitas había pasado entre nuestras peleas y gritos. Había estado a punto de tirar la puerta de su despacho abajo. Luego llegó Rory, y mi recuerdo de aquel día era de tensión. Ahora, era el sacerdote quien dejaba el ministerio para dejar el sillón a Ludwig. Recordaba que nos habíamos cruzado brevemente en el departamento de seguridad, y algo me decía que no era la primera vez. Bajé las escaleras de la Potter Black, vestido con vaqueros, deportivas blancas y una camiseta negra. En la mano izquierda sostenía una chaqueta negra que dejé en una silla, mientras preparaba un poco de café. El tío @ Adrian Wild y yo habíamos recibido la misma nota. Buena etiqueta, acto de presentación....no me gustaba. No me gustaban los actos sociales, cada vez era más arisco. Pero no tenía ganas de aparecer en otro acto para ver a un nuevo ministro. Era temprano, y el silencio reinaba en casa. Bostecé, sirviéndome una taza de café, mientras intentaba idear una forma de escaparme del acto, cuando escuché pasos por la casa. Tal vez el café había atraido a Adrian, o a lo mejor Sagitas estaba despierta, aunqeu de ser asi, había sido por su propia voluntad, porque mi hija dormía tranquilamente en su cama. - No pienso ir en traje. - me adelanté, antes de que pudiera protestar. Giré, bebiendo de la taza humeante - Llevaré chaqueta, que ya es bastante. Si por mi fuera, me quedaría en casa. O me escondería en mi despacho hasta que acabara el día.
  14. Sagitas estaba enfadada. Saltaba a la vista. Le había molestado...que, que la arrestaran? No, parecía que le molestaba más el cambio de la pajarita por una corbata. Fruncí el ceño, sintiéndome mal por ella. Algunos de los presentes me agradecían la ayuda, reparando las grietas del techo para evitar un derrumbe, aunque fue @ Ada Camille Dumbledore quien reparó la lámpara, a lo que respondía con un ligero asentimiento y algún "no hay de qué" aislado. Intentaba orientarme y encontrar de donde venía aquella sensación. Notaba que algo no estaba bien, y mirando alrededor para dar con la causa que aquellas sensaciones, vi que Ada hablaba con el tío @ Adrian Wild y @ Darla Potter Black , seguramente preguntando si todo estaba en orden. Hice un gesto con la cabeza como saludo, ligeramente tenso, cuando Sagitas se me escapó. Supongo que era su forma de hacerme sentir mal por haber tardado demasiado, o realmente le había sentado mal que ya no llevara la pajarita. - Tío. - saludé, centrándome en él, aunque algo tenso. - Gracias. Dile a Sagitas que la corbata no está tan mal. - contesté. - Si, llegamos antes, ya sabes...mi madre tuvo un ligero problema con los aurores franceses y Ada tuvo qeu ir a su rescate, o la fiesta la habría terminado en los calabozos. Por cierto, donde está? Adrian si que había dado con Sagitas. Lo seguí, mirando alrededor, hasta que vi a quien había vuelto a gritar Sagitas. Si Sean era un poltergeist que la había molestado desde su bolso, no podía estar ahí. Sean no podía... Algo encajó en mi cabeza. Gruñí, adelantándome a Adrian, que había dejado hueco para, supongo, dar pie a la conversación. Sujeté a quién en otra época había sido @ Sean -Ojo Loco- Linmer por el pecho de la camisa, levantándolo un par de centímetros del suelo. - Dernhorn. - gruñí, mirándolo fijamente a los ojos.
  15. hey Yo vengo a reiterar mi voto para Sagitas como Ministra porque creo qeu sería muy interesante ver que haría si volviera ahora al cargo, siempre se preocupa de mover el rol y de que sea interesante, creo qeu en general el cmi tuvo mucho movimiento cuando ella estuvo al mando y me gustaría verla repetir (sería la primera, no?)
  16. En el despacho de dirección de Accidentes Esperaba que fuese una mañana tranquila. Apenas había pegado ojo, con el último discurso del aún Ministro Despard se nos había acumulado mucho más trabajo del que habíamos tenido en los últimos años. Además, con las elecciones, teníamos que estar mucho más atentos a la seguridad, no fuese alguien a preparar algún tipo de ataque durante algún discurso o el día de las votaciones. Asi que estaba en mi sillón, recostado, con los pies sobre el escritorio mientras garabateaba algo en el trozo de pergamino, con alguna mancha de tinta en los dedos. Si todo seguía asi, con suerte, en una hora o dos podría tumbarme a dormitar en el sofá. Siempre me gustaba guardar la compostura una hora o dos, hasta asegurarme de qeu no tendríamos trabajo. Trabajar en Accidentes durante tanto tiempo te ayuda a desarrollar una especie de....inmunidad...a ciertas cosas. Como explosiones o gritos (aunque eso también viene de familia), asi que escuchar golpes y gritos fuera, acompañados por la voz de Babila apenas me hicieron levantar la ceja. Fue el portazo de Sagitas al entrar en mi despacho, como una estampida de ñus furiosos, lo que me llevó a levantar la vista hacia ella. El golpe del periódico en mi mesa me hizo bajar los pies y levantarme, colocándome bien la camisa azul oscuro para no parecer recién levantado. Con tranquilidad, me acerqué hasta la cafetera, serví un par de tazas humeantes y tendí una hacia Sagitas. - Café? - pregunté, invitándola con la mirada a que se sentara en el sofá. - Ya, he visto esos carteles. La gente parece ansiosa por esas elecciones. Había un loco disfrazado de erumpment tratando de convencer a cualquiera que se le acercara de que era el indicado para ministro de magia ayer por la tarde en el centro de Londres. Supongo que no es tan loco como que alguien intentara presentarme a esas dichosas elecciones. - comenté, despreocupado, mientras tomaba el periódico y echaba un vistazo a la página que tanto la alteraba. Definitivamente, aquella era la cara de @ Sean -Ojo Loco- Linmer Pero una vez más, desvié la mirada hacia ella, divertido. A veces, si se exaltaba demasiado, olvidaba con quien estaba. Conocía sus...afiliaciones. Eran las mismas que compartía con Helike. Pero mejor que no lo compartiera abiertamente en público. No todos serían tan comprensivos. - Claro, políticamente hablando. - afirmé, guiñándole un ojo. - No se quien es. Su imitación es muy buena. Tal vez alguna ex amante despechada? Algún antiguo socio que busque la buena posición de Sean para aprovecharse? - sugerí.
  17. @ Ada Camille Dumbledore seguía hablando con el señor Marchand, al que no sentía del todo contento por nuestra interrupción en su interrogatorio y posible detención. No dudaba en el buen hacer del mago, que solo buscaba mantener la seguridad del evento, pero Sagitas no era más peligrosa que un par de gritos y maldiciones exageradas. Al menos, normalmente. Ahora, por como me miraba, temía por mi. Giré la cabeza al notar una risita, la prima estaba de vuelta, y parecía tener solucionado el problema. - Si, será mejor qu... No dijimos nada más. Sentimos una tremenda explosión que hizo retumbar hasta los cimientos el edificio. Automáticamente, saqué la varita y seguí a Ada. Si era un ataque, ayudará a defender el lugar. Si necesitaban reparaciones, era el indicado, aunqeu fuese mi día libre. Al llegar a la sala de baile, no había rastro de luz. Al parecer, la explosión había destrozado la lámpara de araña del techo, y los había dejado a oscuras. Aun asi, podíamos escuchar los murmullos asustados y las quejas de los heridos. En cuanto Ada reparó la lámpara, noté las grietas en el techo, a su alrededor. La explosión había afectado a la estructura del techo. Sin dudar, alcé la varita, murmurando diferentes hechizos que dejaron la estructura intacta. Al menos, que no se derrumbase el techo sobre la pista de baile. - El techo aguantará esta noche, pero te recomendaría que alguien revisara a conciencia mañana, para asegurarte de que no hay más daños que no vemos - murmuré, acercándome a la prima. No quería asustar a la gente. Miré alrededor. Algunos reían, nerviosos, pensando seguramente que era un fallo en algún truco que se había adelantado en la celebración, otros, los que habían caido al suelo, eran atendidos para mantener la calma. Al menos, no parecía que hubiese heridos. Me acerqué hasta Sagitas, para comprobar como estaba, cuando sentí algo. Me quedé quieto, mirándola fijamente. - Hay algo que no me gusta. Siento....siento algo no está bien. - murmuré.
  18. hey! Bosque, Bosque, wiiiii Yo no pude aguantar. Asi que he abierto un nuevo rol, puede ser muy interesante, asi que os dejo el enlace para que le echéis un ojo y os inscribáis: Otra cosa, sobre este rol...Sagis, una de las mecánicas (aunque se use de vez en cuando) me gustaría que utilizara los dados del foro, ya que sería una lotería. Podríamos hacerlo? Que habría que hacer?
  19. Sean bienvenidos a La Isla. El último lugar libre de patógenos, donde los humanos pueden vivir en paz y comenzar una nueva vida. Año 2022. Un desastre ecológico llevó a la contaminación global que liberó una serie de patógenos que volvieron inhabitable toda la superficie de la Tierra. Los pocos humanos supervivientes conviven pacíficamente en El Refugio, un lugar altamente tecnológico, donde los supervivientes conviven dentro de unas normas estrictas, que incluyen análisis diarios de todo tipo para controlar que los patógenos no penetren en El Refugio, pues supondría el fin de las esperanzas de la humanidad. Solo existe un lugar libre de patógenos, donde los humanos pueden comenzar de nuevo: La Isla. No todos pueden llegar hasta allí a la vez, pues acabarían por consumir el ecosistema del lugar. Es por esto que, periódicamente, en El Refugio se celebra la Lotería, donde un afortunado elegido viaja hasta la Isla para ayudar a restablecer la humanidad. Aun hoy, a veces, se encuentran afortunados supervivientes del desastre, que logran salvar su vida y la oportunidad de llegar hasta La Isla. Solo hay un motivo por el que no se celebra la Lotería y un superviviente accede automáticamente a La Isla: que una Reproductora (mujeres embarazadas) se ponga de parto, ya que esa vida y su madre tendrán el privilegio de comenzar una nueva vida en el exterior. En el Refugio, los supervivientes no solo esperan ganar en la Lotería, sino que trabajan cada día como técnicos de laboratorio, donde inyectan distintos nutrientes en los conductos que los llevarán hasta el exterior, con la esperanza de que así algún día lograrán reducir la contaminación, lo que haría habitables más lugares y otros afortunados podrían llegar al exterior. Las normas en El Refugio, para preservar la seguridad y evitar que los patógenos entren, son sencillas: 1- Todos deben trabajar en los laboratorios para colaborar con la recuperación de la Tierra. 2- Está prohibido el contacto físico prolongado entre los supervivientes, ya que deberán esperar su llegada a La Isla para formar su propia familia. 3- Hombres y mujeres viven y trabajan en zonas separadas. Las áreas comunes son: el comedor, la sala de recreo (donde pasan varias horas tras su jornada de trabajo, antes de dormir) y los pasillos (excepto los de acceso a dormitorios). 4- Los trabajadores de El Refugio (el director, el Doctor Langdon, los médicos, personal de seguridad, limpieza, enseñanza y cocina) no participan en la Lotería, ya que ellos han renunciado de forma altruista a ese privilegio para proteger a los supervivientes. El próximo sorteo se celebrará pronto. Mucha suerte a todos. ----------------------------------------------------------- hey! Buenas! bienvenidos todos a este pequeño rol que me gustaría empezar en el Bosque, podría ser muy divertido. Como podéis leer arriba, básicamente el mundo ya no es lo que era. Un desastre ecológico lo ha dejado inhabitable, y los humanos pueden convivir en La Isla. Los roleros seremos Supervivientes o Trabajadores. Los trabajadores podrán tener el nombre que quieran (obviamente xD) y las ocupaciones a elegir son: Doctor Langdon (el quien dirige todo el complejo de El Refugio) Médicos (se encargan de realizar todo análisis necesario y de cuidar la salud de los supervivientes y trabajadores.) Personal de Seguridad (su deber será mantener la seguridad del complejo, además de que nadie incumpla las normas) Limpieza (Limpian y desinfectan el complejo para evitar la entrada de Patógenos) Profesores (los supervivientes necesitan aprender de nuevo todo lo necesario para convivir, hablar, leer, escribir...) Cocineros (se encargan de preparar las comidas para los supervivientes y el resto de personal. Cada superviviente tendrá sus menús personalizados para evitar enfermedades que les imposibiliten llegar hasta La Isla. También se encargan de los cultivos.) Mantenimiento (su labor es que funcione el aislamiento del Refugio, que nada falle, informático, mecánico....además, ayudan a los cocineros en las labores con los cultivos) Los supervivientes, como describí en la introducción, son todos técnicos de laboratorio, y trabajan para la restitución del planeta. El trabajo consiste en inyectar diferentes nutrientes en pequeños conductos que llegarán hasta el exterior para luchar contra los patógenos. Todas sus habitaciones son exactamente iguales, una sala amplia con una cama doble, un escritorio y un cuarto de baño. Además, llevarán una pulsera que no pueden quitarse, que los identifica en todo momento y controla su estado de salud por si se infectasen, y que se utiliza para adquirir comida o disfrutar de las bebidas y diversiones de la sala de recreo. Todos visten de la misma manera: camiseta, chaqueta, pantalón y zapatos de color blanco. La ropa de los hombros incluye una franja negra en los costados y el lateral de las piernas. La franja en ropa de mujeres es de color azul. Los nombres de los supervivientes se componen de la siguiente manera: Nombre Número-Nombre Clave Nombre, el que queráis. Número y Nombre clave hacen referencia al momento en que fueron encontrados, ya que al principio fueron muchos los supervivientes, pero poco a poco el número fue disminuyendo. Los números serán en secuencias del 1 al 100 en cada generación, una secuencia para hombres y otra para mujeres (osea, un hombre y una mujer pueden tener el mismo número) que marca en qué orden fueron encontrados. Cuando una secuencia se completa, comienza la siguiente. El Nombre Clave indica la generación en la que el superviviente llegó hasta El Refugio. Los nombres clave, y su generación, son: Alpha - Primera Generación Bravo - Segunda Generación Charlie - Tercera Generación Delta - Cuarta Generación Echo - Quinta Generación Foxtrox - Sexta Generación Como ejemplo de nombre de los supervivientes, os pondré el de mi personaje: Lincoln Seis-Echo (Mi personaje se llama Lincoln, y es el sexto superviviente encontrado en la quinta generación por parte de los hombres) Por culpa de la contaminación, no sobrevivieron animales ni insectos. El alcohol y las drogas, además, no existen. La alimentación viene de cultivos e invernaderos, de los cuales se encargan cocineros, y que se encuentran en niveles del Refugio donde los supervivientes no pueden acceder. Por otra parte, los supervivientes se ven afectados por los patógenos, causando en todos ellos la pérdida de memoria, por lo que apenas recuerdan nada de su vida anterior, y necesitan aprenderlo todo, desde caminar hasta escribir. Mi idea es utilizar el sistema de dados del foro para hacer los sorteos, pero tengo que preguntar si podríamos hacer eso. La Ficha para rellenar es la siguiente: Personajes: Supervivientes: Lincoln Seis-Echo: Matt Blackner (yo de momento no dejaré mi ficha, quiero dejaros rolear) Trabajadores:
  20. Mis nominados: Sagitas: Su época como ministra fue muy buena, los roles se movían y eran interesantes. Sería bueno ver qué hace si regresara al mando del Ministerio Sean: Él dirá que no, pero sería divertido verle debatirse entre ser un contrabandista mafioso y hacer lo correcto al gobernar un país. Ada: Es la ministra francesa, pero, sería capaz de aceptar el poder del ministerio inglés y unir los dos países?
  21. Nick: Matt Blackner ID: 109123 Link a la Ficha: Ficha Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Producto: Espada del Otoño Coste en Llaves: 10 Llaves HL Producto: Espada de la Primavera Coste en Llaves: 10 Llaves HL Producto: Espada del Invierno Coste en Llaves: 10 Llaves HL Producto: Espada del Verano Coste en Llaves: 10 Llaves HL
  22. No entiendo los palos que me estoy llevado en las postulaciones a Ministro. Está bien, oye. Creo que con no mencionarme en las postulaciones basta y sobra para que no me consideren, no creo que moderación incluya a alguien en la segunda ronda si nadie lo presenta como candidato. Ludwig, compañero, mi más sincera enhorabuena como nuevo Ministro.

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    2. Darla G Dumbledore

      Darla G Dumbledore

      De mi parte, lamento si lo tomaste como palo, yo solo me quise disculpar por no votarte, para la próxima lo hago en privado.

    3. Helike R V PB

      Helike R V PB

      Darlis, tampoco es hacer eso, pero hay formas y formas xD (y que conste, que no quiero armar follones ni mucho menos, aclaro mi punto de vista) porque quizás otro compañero le da lo mismo pero a otros les puede sentar como un tiro, mmm (ojo, no busco broncas)

       

    4. Darla G Dumbledore

      Darla G Dumbledore

      y sí, a cada cosa que uno hace o dice el otro siempre puede reaccionar de manera muy distinta, gracias a Dios, sino los humanos serían lo más triste y aburrido del universo.

  23. hey! Buenas. Compré llaves el martes pasado y abrí la petición en en soporte para que me las entregasen. Tengo que esperar la mención por aquí, o ya puedo usarlas? Gracias
  24. Con Sagitas. Encerrados en el despacho del Director de Accidentes. Miré a Sagitas con la ceja alzada. Aquel gesto, sentada en el sillón del chico, mientras garabateaba algo en un pergamino, sumida en sus pensamientos, me recordó a la playa, a nuestros días de juventud, cuando yo aun respiraba, lo que me hizo dibujar una media sonrisa. La sonrisa aumentó al notar que la había asustado. - A diario te escondes en el baño y sales a hurtadillas. Me quedo con Elentari y Harpo todo el día, que me gusta pasar tiempo con nuestra nieta, pero noto perfectamente cuando mi mujer cambia su aspecto. Con qué otra persona podría hacer esto? - pregunté, alargando la mano para rozar su hombro. - Bueno, el chico no te impediría el paso a Accidentes....aunque es cierto que tal vez otros no fueran tan amables. - dije. - Matt últimamente parece más distraido de lo normal. Al fin admitía que estaba preocupada. Sean parecía estar de vuelta en Ottery, lo que era extraño. No estaba desaparecido? Por qué no se dedicaba a buscar a SJ? Además, al parecer el primer Ministro pensaba dar alguna conferencia. Eso me hizo asentir, pues ahora entendía por qué Matt había salido de mal humor aquella mañana de la PB. Tal vez tenía algo que ver. Sonreí, mirándola. Sabía al bando que Sagitas pertenecía, y también, que no podía convencerla de hacerse a un lado. No conocía sus planes, pero a veces, una pista aquí o allá, me daba a entender lo que parecían planear. - A eso se debía el ataque al atrio? Matt apenas se tumbó un par de horas anoche en la cama, llegó gruñendo no se qué acerca de ataques mortífagos. - comenté. Tal vez aquel ataque solo había sido un intento más, o un aviso para que el Ministro se marchase y cediera el cargo a otra persona. - Menos mal qeu te quedaste en casa, o Matt te habría matado. Iba a comentar algo más, a preguntarle por sus averiguaciones, sobre lo que garabateaba en el pergamino, cuando una voz nos interrumpió. Sean la buscaba, o bueno...buscaba a Ericen. Y Ericen no se relacionaba con Jack, asi qeu tendría que desaparecer de la vista del mago. Fruncí el ceño, mirando hacia la puerta primero, y hacia Sagitas después. "Te está buscando. Que le pasa? es extraño." - me comuniqué con ella mediante señas. No podría abrir la puerta, pero aun asi, algo me decía que era mala idea dejarlo pasar.
  25. Calabozos, salvando a Sagitas. Con @ Ada Camille Dumbledore Ada era sobrina de Sagitas, eso estaba claro. Me sonrojé aun más, desviando un momento la mirada, muerto de vergüenza. Sagitas siempre bromeaba con eso, y lo que me faltaba era que más gente se uniera a sus bromas. - Ya, bueno, creo que prefiero pasar desapercibido. - contesté. Caminé junto a Ada en dirección a las mazmorras. La joven conocía a Sagitas lo suficiente como para entender que no mentía. Aquello era típico de la pelivioleta. Según lo que pensaba, debían mantenerla en las mazmorras para interrogarla por el espectro qeu Sagitas decía haber visto. Eso nos daría el tiempo justo para encontrarla y evitar que acabase en la cárcel francesa. - Ya, menos mal qeu no estuviste cerca de Sagitas. Al parecer Jack la acompañó y el fantasma de Maria Antonieta intentó acostarse con él...fantasmalmente hablando. Francia casi pierde a esa fantasma esa noche. - comenté mientras la seguía. Seguí a Ada hasta una escalera descendente, que iluminó utilizando su varita para prender las antorchas. Tras la bajada y un largo pasillo, encontramos una puerta metálica que daba a la oficina de los aurores franceses. Sagitas estaba allí, nada contenta, acompañada por uno de los aurores. Me mantuve un paso por detrás, dejando que ella hablase. Su tono con el francés fue serio, mucho más que en la conversación que manteníamos durante el camino. En seguida, Sagitas alzó la barbilla. Estaba de espaldas, pero reconocía sus gestos. Los hombros se tensaban ligeramente y la cabeza se inclinaba ligeramente hacia atrás. Su tono airado me hizo aguantar la risa, el pobre agente solo hizo su trabajo, pero aun asi se llevaba la regañina de Sagitas. Al parecer la dejarían marchar, y eso me alivió. Aquella noche no tenía humor para enfrentarme a la seguridad de Francia. Agradecí a Ada la ayuda con un gesto de la cabeza, pero en ese momento, Sagitas pareció darse cuenta de que yo también estaba allí. Tragué, palideciendo ligeramente. - Eh...aquí está la pajarita - dije, señalando la corbata. - de nada por traer refuerzos. Volvemos a la fiesta? - propuse a las dos, intentando evitar que Sagitas se desquitara conmigo.

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