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Thomas E. Gryffindor

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Todo lo publicado por Thomas E. Gryffindor

  1. -¿Protegernos? ¡Buena idea!- exclamó sonriendo, al mismo tiempo que afirmaba su varita con seguridad mientras ambos magos se enfilaban por la carretera principal hasta el inicio del maizal tenebroso. -Lamentablemente no, Lyra. Hubiese sido útil en un momento así. Lo más probable es que ganemos un resfrío por andar mojados; ya no tenemos las defensas de antaño. Creo que con el tiempo sacaré hora semanal en San Mungo- respondió a la bruja en relación a lo del conocimiento de Meteorología; recordando que el mes pasado había estado muy congestionado en cama, debido a una fuerte gripe que se esparció por todo Ottery en cuestión de pocos días. -¿Accio? No creo que nos sirvan mucho, a menos que quieras ganar un golpe certero en la cabeza cuando el tambor con la manguera choquen contra tu cara ¿O no, compañera? Yo pienso que lo mejor es adentrarnos con cautela en el campo- contestó muy serio el Gryffindor, para luego tomar la iniciativa y ser el primero en ingresar a dicha especie de laberinto que, minutos antes, estuvo at portas de ser su cementerio. -Creo haber visto la indumentaria de fumigación cerca de aquel claro que Lisa les nombró… en esa área en donde estaba la joven que quedó a cargo de Ishaya. ¡Ven! Sígueme con cuidado… creo recordar por donde corrí la vez pasada- añadió, yendo a paso firme con su arma en mano. Cuando caminaron cerca del cuarto de hora, perdiéndose de vez en cuando, la mirada del inefable se encontró con los fumigadores. Efectivamente estaban cerca de la cruz, pero lo que los alumnos no se imaginaban era que estarían custodiados por al menos diez niños, y entre ellos el pequeño de vestuario azabache que parecía ser el líder. -Katara… quiero que saques los equipos de fumigación de este lugar y que los lleves a un perímetro seguro. Tal vez el exterior de la casa donde está Sally y el Tonks… sea buena idea. Yo… ehhh… voy a ser la carnada… ¡No quiero preguntas! Y no te compadezcas de mí ¿Está claro? Recuerda que tengo en mi cuello el amuleto de la resurrección por cualquier eventualidad- habló el heredero de Elvis y Annick, guiñándole su ojo izquierdo a la señorita Selwyn; quien parecía no estar convencida del todo con el plan del pelirrojo. -Parece que ustedes necesitan una buena reprimenda por parte de sus padres… ¡Malcriados!- se bufó Thomas tras salir a la vista de los infantes endemoniados, los cuales le fulminaron con su visión escarlata. Eso bastaría para llamar su atención, y que Lyra pudiese hacerse con los fumigadores sin ser pillada por ninguno de los menores de edad que estaban ahí reunidos bajo la cruz. -Miren al adulto, chicos. Nos ha caído del cielo un nuevo pecador para nuestro sacrificio. “El que camina detrás de la fila” nos recompensará con una cosecha exitosa para esta gran temporada de primavera en el campo de maíz- manifestó el nene predicador de traje negro, el cual ahora portaba entre sus manos una especie de hoz de la muerte o guadaña mortífera que usó para apuntar a Elros desde su actual posición. <<Cinaede>> pensó sin dudarlo y con rapidez; surgiendo alrededor del líder un gas invisible y venenoso extraído a partir de los pétalos de pensamientos; mismo vapor que ingresaría en sus vías respiratorias y en el torrente sanguíneo, provocándole la defunción en breves instantes más. Pero, como era de esperarse, el niño de Satanás sonrió con ironía y lo único que hizo fue escupir una saliva verdosa en el suelo húmedo; para posteriormente alzar la segadera una vez más en contra del mago, quien quedó paralizado como si un Petrificus Totalus le hubiese impactado sin darse cuenta. Acto seguido, Thomas perdió la consciencia; y al despertar se vio atado a la cruz de madera con todos los niños a sus pies. -¿Quién eres tú mocoso insolente?- fue lo único que atinó a cuestionar, esperando que Lyra hubiese escapado a salvo. -My name is Isaac- rezongó esta vez nuevamente en inglés, el idioma originario de dicha localidad estadounidense.
  2. Misty Day Finnigan Recepcionista del Taller Mecánico -Señor… señor Gryffindor… Ya está todo listo para la inauguración del taller… ¡Pasemos al salón de bienvenida!- manifestó alegremente la bruja nigromante, no sin antes revisar las fichas de las tres recepciones de productos llevados a la Vulcanización. Estaban las escobas de Antoni y Athena, junto a la moto voladora con el casco de protección de la vampiresa de orígenes franceses. <<Me trae mala espina esa mujer>> gruñó para sus adentros la rubia, no dejando de mirar cada cierto tiempo a la Granger con tal de saber si ésta se traía algo malo entre sus manos; hecho que obviamente arruinaría la festividad de su patrón. -Parece que su estómago se está manifestando, señorita Rouvás… de ser así; estoy segura de que va a dar varios instantes de placer a su paladar- comentó la bruja del clan de Coven, sonriendo tras escuchar la exclamación de Athena en un tono más fuerte de lo necesario frente a todos los ahí reunidos. -¡Adelante! Señor y señora Gryffindor… Señor Tonks y Sofía. Señorita Rouvás y… si usted se apresura con el formulario, también podrá disfrutar del cocktail… Señor Lockhart- dijo en voz alta y clara, esperando que Adam saliera de su estado ensimismado y lograra completar la información requerida en la ficha de admisión de su medio de transporte mágico. Luego de traspasar las talladas puertas de roble, los invitados llegarían al salón principal en donde estaban dispuestas sillas y mesas cubiertas con mantelería nívea, velas blancas flotando a unos escasos treinta centímetros del techo con el objetivo de entregar un toque de elegancia y sofisticación al ambiente, y jarrones con rosas carmesíes que tenían un efecto mágico que las hacía florecer y volver al brote en un lapso de tiempo controlado pausadamente. A su vez, bocadillos dulces (surtido de frutas, chocolates, pasteles en miniatura, grageas de sabores agradables) y salados (trozos de pizzas, quesos, aceitunas) permanecían frescos en todas las bandejas de plata; junto con varias copas con brebajes (jugo de calabaza, whisky de fuego, sorbete de limón) para adultos y niños que estaban a disposición de todos los concurrentes. -¡Bienvenidos sean todos a la celebración más importante del mes en el callejón Diagón! ¡Sean bien recibidos en la connotadísima Vulcanización Mágica!- dijo la Finnigan con alegoría, abriendo las puertas de par en par a los concurrentes.
  3. <<Todo está listo>> fueron las palabras que surgieron entremedio de los pensamientos del pelirrojo una vez que su cuerpo mortal había atravesado completamente el portal esmeralda que Rosália conformó en la terraza de piedra en donde ambos se reunieron por primera vez para aprender las enseñanzas de la magistral habilidad. Sus brillantes orbes se abrieron de par en par, y así pudo corroborar que sus pies estaban sobre la arenilla del mismo lago que había divisado incontables veces desde el mirador de concreto; por lo que se dispuso a dar riendas sueltas a sus pasos, los cuales avanzaron con seguridad bordeando la orilla del gran mar estancado que rodeaba a la misteriosa isla a la que debía conseguir llegar. <<Enfrentar mis miedos… abrir mi mente a otros… ya no hay marcha atrás>> eran las frases que daban vueltas por su mente a medida de que prosperaba en su trayecto; hasta que éstas cesaron de forma súbita cuando su visión distinguió a la silueta de su madrina de nacimiento en la zona más cercana a las aguas azul-verdosas del estuario. -¡Arabella! ¿Qué haces tú acá?- preguntó con curiosidad el mago, avecinándose cada vez más a la figura de la bruja. -No hagas que su sacrificio sea en vano, ahijado mío- señaló la prima de sus padres, denotando en su cara un sentimiento de pavor, melancolía y desesperación. -¿A qué te refieres tía?- la cuestionó con un mayor grado de intriga; tanto así que no pudo evitar hacer uso de la Legilimancia y leer de su cerebro lo que ésta deseaba comunicarle. <<El lago… El lago, Elros. Mis niñas. Ellas dieron su vida por ti… por tu causa… ¡Sálvalas!>> transmitió segundos previos de salir corriendo del lugar con una llave de cobre entre sus temblorosas manos femeninas. <<Obstáculos… Pirámide… Siete Puertas>> meditaba el Gryffindor, acordándose de todas las premisas de su maestra, las que afloraron de nuevo en su memoria como recordatorio de todo lo vivido en la clase de la Arcana. Sin pensarlo dos veces, Thomas empezó a sacarse la ropa hasta quedar en bóxer; y una vez listo con su varita de pirul en mano, se acercó hasta la orilla del lago que ahora poseía una capa azabache en la superficie en donde no se podía ver nada de lo que estaba en las profundidades. Creando una burbuja mágica alrededor de su cabeza, el mago se introdujo en las congeladas aguas tras traspasar la lámina de petróleo; analizando rápidamente todo su entorno submarino. A lo lejos, estaban flotando los cuerpos de Zahil y Aranel custodiados por grindylows sedientos de ira y con ganas feroces de atacar a quien osara en acercarse hasta las muchachas veinteañeras. -¡Mis primas!- exclamó con la voz clara gracias al encantamiento casco-burbuja; nadando a toda velocidad hacia donde se hallaban las mellizas. Pero, no todo podía ser fácil, pues mientras el inefable se adentraba cada vez más en las aguas y se aproximaba hacia su objetivo, una serie de recuerdos tristes brotaban en su mente, dificultándole la respiración y debilitando sus reservas de energía al interferir con sus deseos de auxilio. Las imágenes de las hijas de pelirroja ayudándole en la mansión Gryffindor el día del ataque mortífago, sus últimas sonrisas en el despacho del ex director del Cuartel General de Aurores, su sacrificio al querer enfrentar a los dos hombres encapuchados que los interceptaron en el Departamento de Misterios, y también la fuerte explosión en la Cámara de la Muerte que lanzó por los aires los cuerpos sin vida de ambas mujeres hacia los pies del arco que separa la vida la muerte. Todo ahora era una tortura en su subconsciente que luchaba por sacar aquellas representaciones pictóricas de su cabeza... se le estaba complicando la prueba, veía todo nublado... se estaba ahogando. <<No es real… no es real>> trataba de auto-convencerse el adolescente mientras su cuerpo se sumergía cada vez más en las turbias aguas del lago, el cual ahora parecía ser un enorme pensadero que hizo aflojar uno de los instantes más deplorables en la vida del humano. Fue en ese preciso santiamén que percibió las energías cálidas de sus hermanas… Ley, Kyttara, Luna y Morrighan; quienes le motivaron a poner su mente en blanco y así poder concentrar sus ganas en conseguir librarse de la primera barrera. Ya absolutamente convencido de sí mismo, Thomas nadó con “Lion” en su diestra y apuntó con fiereza hasta el conglomerado de demonios acuáticos que flanqueaban a ambas hechiceras. -¡Petrificus Totalus!- exclamó con determinación, forjando una potente luz violeta que se subdividió en tantos rayos como criaturas marinas tenía frente a sus ojos, impactando en cada una de ellas. Su nado se tornó más acelerado hasta arribar al área de conflicto, pero ya los grindylows estaban paralizados, boca arriba, en el fondo del estanque. Y justo cuando sus manos frías se posaron en las de sus adoradas primas, los cuerpos se desmaterializaron tras sonreírle con alegría; y el mago se transportó fugazmente hacia la superficie como si hubiese sido succionado por una gran tromba marina que lo arrojó nuevamente a las orillas del lago. -Bien hecho, Elros- escuchó entremedio de su carraspeo; frase que le motivó a alzar la vista hacia delante para encontrar una vez más la figura de su madrina Arabella. -Toma esto como prueba de tu valor, ahijado mío. Úsala para desencadenar el bote- dijo la fenixiana, tendiéndole la llave de cobre a su sobrino, instantes previos a desaparecer de la escena en un estallido de flores carmesíes tal como lo hacía Rosália a la hora de marcharse. Fue así que luego de vestirse, el Gryffindor liberó la pequeña embarcación y comenzó a remar vigorosamente rumbo a la isla en donde, a ciencia cierta, le aguardaba un nuevo desafío.
  4. Tan pronto como hubo realizado la pregunta de rigor entre sus compañeros, Ishaya decidió ser quien utilizaría el amuleto de la resurrección en la adolescente que yacía en el suelo del poblado lluvioso estadounidense junto a Agatha. <<Digno de un miembro de la Orden del Fénix… me pregunto por qué no es un Gryffindor… el apellido le vendría bien>> caviló el pelirrojo para sí mismo, enorgulleciéndose del Tonks ante tal gesto de humanidad y bondad que le podría costar caro frente a su acción de valentía; debido a que una vez consumido el gran poder de dicha fuente vital, se debía esperar una luna completa antes de volver a usar su magia para beneficio propio o transferible a otra persona. -Así veo, compañero. Has sido un hombre muy noble… Ishaya. Buen trabajo eh- respondió el ojiverde a las palabras de su camarada de bando, quien pasó a ser el héroe de la muchacha que no tardó en abrir sus ojos con bastante inquietud y temor. -¿Dónde está Stephanus y Axel?- preguntó con expectación tras analizar el entorno que le rodeaba a las afueras de la casucha, notando la ausencia del par de hechiceros que no se habían reunido con el resto de los alumnos y guías de la clase. -No te preocupes Lyra… yo estaré contigo. Te prometo que esta vez no te dejaré morir por mis arrebatos de veinteañero. Aprendí de mi experiencia anterior… puedes confiar en mí y en mi varita empuñada- expresó el inefable luego de oír con atención las siguientes órdenes o indicaciones que la profesora Weasley les brindó; asintiendo con su cabeza en relación a la posibilidad de acompañar a Katara en búsqueda de los fumigadores que les servirían de gran ayuda para esparcir la poción que la bruja elaboraría con los pétalos de pensamientos que les fueron entregados junto al Libro del Equilibrio. -No lo creo Lisa, tenemos todo lo necesario para la creación del brebaje para estimular la agilidad mental… es más, yo ya he tomado un sorbo del mío que traje desde mi hogar- agregó rotundamente, sin despegar su mirada esmeralda de los ojos de la docente que seguía tirada en el piso como si se tratase de un fin de semana de vacaciones en Estados Unidos. Fue por eso que Elros decidió maldecir a Agatha Haughton, esperando que su suerte se volviera nefasta y que de tener que poner a un conejillo de indias para el ataque inminente de los niños diabólicos, fuera ella quien se llevase la peor parte del suceso que de todas formas acaecería en un par de horas más en pleno terreno húmedo de enfrentamiento. -No es ella Lisa… Si te fijas, la muchacha ya es adulta; además cuando estuve en el maizal, me di cuenta que es un chiquillo vestido completamente de negro quien manda al resto de la tropa de poseídos. Atacan como una manada de animales… siguiendo a un líder o macho alfa que les ordena todo lo que deben realizar… a mí me querían matar… de eso estoy más que seguro. Si no fuese por Lyra… yo no estaría aquí… le debo una- comentó el legilimago novicio en práctica, al mismo tiempo que sus pies se acercaban a donde estaba la señorita Selwyn lista para salir valerosamente a su misión. <<¡Semillas de hielo!>> pensó ágilmente cuando se percató de que un cuervo estaba a punto de atacar a Ishaya por la espalda, quien se mantenía con la joven revivida; lanzando un viento helado desde su varita que paralizó al ave cubriéndola de una escarcha gélida. -¡Sally! Se te escapó un pájaro, ten más cuidado a la próxima ¿Vale?... ¿Nos vamos Katara?- pronunció en voz alta, anhelando que la bruja le diera una respuesta afirmativa que le condescendiera a encauzarse juntos por el campo sombrío que anteriormente los había alojado en medio del caos y la desesperación.
  5. Elros solamente optó por entregarle una sonrisa valiente a Rosália cuando ésta le preguntó una vez más si estaba preparado para enfrentar la prueba, pues en su percepción mental se hallaba la respuesta que la Arcana de la Legilimancia deseaba escuchar desde los labios de su actual pupilo. El Gryffindor estaba seguro de querer dar aquel paso tan importante para su vida, se sentía preparado para enfrentar sus miedos y abrir sus pensamientos a otros que tal vez quisieran hacerle daño e incluso manipularle. Era fuerte, persistente y osado; había dado todo de sí para demostrar a su mentora y a sí mismo que era digno de la habilidad que le fue heredada desde su padre, a quien quería honrar tras conseguir el Aro dentro de todos los retos que se le pusieran por delante al interior de las Siete Puertas. -Estoy consciente de todo eso, maestra. No voy a fallar… se lo prometo- expresó con seriedad, sabiendo que ya no habría marcha atrás frente a la trascendental decisión que acababa de tomar. -Estoy muy seguro y preparado. He aprendido lo suficiente de usted… ahora me queda ser capaz de dar todo lo que de mí dependa para conseguir mi objetivo- agregó, observando que la Pereira se incorporaba una vez más dentro de aquel túnel botánico que los cobijaba desde la mañana. Su mirada esmeralda analizó tranquilamente todo lo que aconteció a continuación; pues la Arcana desenvainó una vez más su Vara de Cristal y empezó a desmontar todo el escenario que había utilizado con su alumno. Rápidamente las enredaderas y los arbustos se alejaron, las flores volvieron a ser pequeños botones sin prosperar que se ocultaron entre las hojas de los matorrales, la fuente de piedra se hundió bajo el cemento al dejar de fluir aquellos ríos de agua que le dieron una magia diferente y extraordinaria al pilar de reflexión que Thomas no olvidaría jamás en su vida. Todo estaba sereno, una vez más, en la terraza frente al lago universitario; ni siquiera las aves cantaban cuando apareció un portal tridimensional frente a ellos y producto de la sapiencia de la brasileña con el uso de su cayado. Fue así que una tonalidad verde resplandeciente invadió todo el ambiente penetrando los ojos del pelirrojo, los cuales irradiaban tesón ante el brillar de las chispas doradas que revoloteaban como un hechizo patronus en búsqueda de su destinatario. -Descuide… ahí estaré- respondió con bastante convicción antes de que Rosália desapareciera en un estallido floral carmesí que era característico de ella. <<Vamos… a cumplir mi destino>> se envalentonó a sí mismo mentalmente mientras respiró profundamente con los ojos cerrados por tres oportunidades; para posteriormente abrirlos con suma determinación al instante de cruzar el umbral del portal que lo trasladaría a la isla en donde se alzaba majestuosa la pirámide del Ateneo.
  6. -Indudablemente nos estamos adentrando cada vez más en las bondades del Departamento de Misterios, Axel- expresó luego de oír las palabras de su compañero de clase en medio de aquel pasadizo que de un minuto para otro se había ensanchado frente a sus curiosos orbes que no paraban de analizar cada rincón por donde sus pies avanzaban. -Parece que te dolió la caída… perdona mi brusquedad- agregó silenciosamente hacia el joven Rexdemort tras notar que éste se acariciaba, disimuladamente, parte de su malogrado cuerpo. -Gracias eh, profesor Weasley. Solamente pensé que era la mejor opción de todas… debido a que llegar a la tranquilidad y a la paz misma para que el malnacido Lazo del Diablo no me estrujara… lo veía muy, pero muy difícil ¡JaJaJaJa!- comentó luego de cerciorarse de que la oscura y temida enredadera azabache se había perdido entre los muros y la tierra gracias al potente rayo de luz solar que el Gryffindor junto a Nathan convocaron desde sus varitas. -Ahh, me parece perfecta su explicación. Entiendo a lo que quiere llegar, profesor. Y con el ejemplo del díctamo, me quedó más que claro, Nathan- añadió luego de oír la respuesta a su previa interrogante, antes de haber sido atacados sin aviso por tal especie botánica mágica mortal. Fue así que Elros asintió a la indicación de su docente sobre continuar con la travesía que los tres hombres habían comenzado; avanzando aún más por aquel recoveco que mostraba una tenue irradiación blanquecina y resplandeciente al final del túnel. -¡Vaya, vaya, vaya! Miren lo que tenemos aquí… Parece el paraíso del color verde ¿No es así? ¿Quién diría que en las profundidades del Ministerio de Magia se halla un invernadero al “aire libre”- dijo el pelirrojo esbozando una radiante sonrisa tras pisar por primera vez aquel lugar. Se trataba de una especie de monte repleto de árboles frutales y plantas mágicas que permanecían en los alrededores de la zona, llenas de vida y majestuosidad. Algunas de ellas emitían luces de diferentes tonalidades, dándole al área una chispa de misticismo que le pareció fabuloso al inefable; tanto así que no dudó en adentrarse en primera posición al terreno. -Herbivicus- fue lo que pronunció el ojiverde, apuntando con su varita hacia un durazno que en escasos segundos aumentó la cantidad de frutos que colgaban maduros desde sus ramas. -¿Quieren uno? Están deliciosos… perdonen, pero tenía hambre- manifestó tras darle una mascada al durazno, corroborando que estaba muy fresco y dulce; tan complaciente como el almíbar.
  7. -¿Qué hago? ¿Qué hago? No los puedo matar… ¿O sí?- se preguntaba el mago mientras sus pies se desplazaban con suma rapidez entre la maleza, huyendo del grupo de niños asesinos y endemoniados que querían exterminarlo sin piedad bajo el yugo de una decena de lanzas de grueso calibre que le provocarían la muerte de impactar en su cuerpo. En eso, la imagen de Lyra se posó frente a sus orbes a unos metros de distancia; percatándose de que la bruja había arrojado unas cuantas semillas de hielo sobre la superficie terrestre que, milésimas de segundos más tarde, se transformó en una plataforma resbaladiza congelada que le dificultó la persecución a la tropa de endiablados infantes. -No lo sé… no lo seeeeeé…- respondió con agitación el Gryffindor, debido a que no se detuvo a darle la cara a su compañera; y en vez de eso, siguió corriendo en la dirección mental que su cerebro había trazado. Pero, no todo podía ser fugarse despavoridamente; ya que su andar se detuvo de golpe tras arribar a una especie de claro en medio del maizal, en donde se enaltaba una titánica cruz de madera que reconoció como aquéllas que se usaban para crucificar a las personas en la era antigua del cristianismo y que ahora se empleaban para ritos satánicos que procedían de artes oscuras. -Demonios- susurró cuando notó que una silueta se acercaba hasta allí; observando que a los pies de la cruz yacía un cuerpo el cual no pudo examinar desde aquella distancia; por lo que optó por alejarse inmediatamente de dicha zona que le podría traer consecuencias de ser descubierto por la manada de delincuentes poseídos menores de edad. -¡Lyra! Que… bueno verte con vida… ¿Dónde están los malnaci…- fue lo que alcanzó a decirle a Katara, porque sus palabras se interrumpieron con la llegada de Lisa junto al “cadáver” (según el inefable) que antes había divisado bajo la cruz. -¡Está bien!- contestó con obediencia a la indicación de la Weasley, avanzando detrás de ambas mujeres sin dejar de afirmar su arma de duelos en mano diestra; en caso de pasar cualquier altercado. -Me sumo a lo que diga la mayoría… Yo también estuve en el claro… y tampoco regresaría solo. No tengo intención de morir el día de hoy… y menos lejos de mi tierra- manifestó el pelirrojo una vez que se agruparon en la calle principal de la carretera que pasaba por todo el poblado. -La señorita Selwyn tiene razón. La poción elaborada con los pétalos de pensamientos nos puede ser útil si la usamos para favorecer la agilidad mental de los pequeños locos… pero, no sé profesora… tengo un presentimiento. Cuando fui acorralado por al menos diez niños en las profundidades del campo… pude notar que obedecen las órdenes de un “líder”. Creo que uno de los diablillos manipula al resto- comentó Elros con seriedad. -¿Despertarla? ¿Es que acaso está viva? Yo no percibo su respiración- agregó; decidiendo acercarse hasta la adolescente que permanecía en el piso junto a Agatha. -Está muerta… sus latidos no están presentes… quizás falleció en el camino… ¿Usted la cargó con vida profesora?- cuestionó con curiosidad. -Pero... ¿Hay algún voluntario que desee usar el amuleto de la resurrección en la chica?- añadió, esperando que alguno de sus compañeros se atribuyera tal honor y se envalentonase frente a la problemática.
  8. -Lisa… ¡Lisa! Profesora Weasley… ¿Dónde está?- pronunciaba el Gryffindor mientras se adentraba en el maizal sin dejar de empuñar firmemente su varita en mano diestra por si se llegaba a suscitar alguna circunstancia en que tuviese que hacer uso de su destreza mágica con el arma de duelos que, en reiteradas oportunidades, le salvó la vida. La densa niebla que envolvía el campo de siembra, le impedía ver con claridad a medida que se introducía más y más entre las altas matas de maíz; tanto así que de vez en cuando se detenía en medio de su travesía, con el objetivo de frotar sus verdosos orbes para obtener mayor agudeza visual y evitar el cansancio que le provocaba forzar la mirada con tal de enfocar definida y detalladamente cada rincón que analizaba tras dar un paso seguro por aquel sitio que por breves instantes se tornaba aterrador y misterioso. -¡Profesora Weasley! ¿Dónde está? ¿Hay alguien aquí?- expresaba entrecortadamente, debido a que una extraña sensación de pavor y persecución afloró en él desde el segundo en que ya sus pies habían recorrido una distancia considerable sin tener respuesta alguna por parte de la docente encargada del Libro Uzza del Equilibrio. <<Creo que debería regresar con los demás>> caviló dubitativamente el fenixiano; pero en el mismísimo instante en que sus pies giraron para retornar a la calle principal del poblado estadounidense, una seguidilla de ruido se hizo presente en el perímetro más próximo que circundaba al mago de cabellos rojizos; hecho que le alarmó instantáneamente. -¿Quién demonios anda ahí? ¿Lisa? ¿Katara? ¿Axel?- preguntó al aire, sin recibir contestación por parte de la fuente principal que originó el sonido. -Who? Who am I? Who are we? They... all ask me the same. I... am... me- fue el susurro que se expandió por todo el frío terreno, llegando a oídos del inefable como si su emisor se lo hubiese susurrado solamente a él. Y, en un breve lapso de tiempo, apareció frente a él un niño vestido de azabache que brotó de la tierra como grano germinado. -Ehhh… ¿Qué me has dicho? No entendí… lo que me has dicho… puedo ayudarte en algo… si quieres yo pue…- alcanzó a decir tras acercarse muy lento al infante (posando una mano en su hombro), justo en el santiamén que el nene enaltó su mirada de un color escarlata que le hizo retroceder “en el acto” estupefacto. -Kill him… now… Let´s cut his head- retumbó, en el mismo soplo en que el Gryffindor se vio rodeado de al menos diez niños con ojos de sangre. <<Arena de Hechicero>> invocó mentalmente el ojiverde, lanzando al aire aquellos huesos cristalizados en polvo que cegaron al líder del grupo (aquél que le había dirigido la palabra en una primera instancia) y que le permitieron empujarle hacia atrás sin mesura; dejando un margen de espacio que le ayudó a escapar de aquella encrucijada. -Demonios- gruñía con cansancio mientras corría por el maizal que parecía haberse transformado en una especie de laberinto en la mente del patriarca Granger. De vez en cuando giraba su cabeza con rapidez y distinguía que la “secta” le perseguía con unas especies lanzas afiladas, como si fueran una manada asechando a su presa en medio de la sabana africana. -Voy a morir… voy a morir- repetía una y otra vez; anhelando toparse con Lisa antes de que los bárbaros menores de edad lo acorralasen y terminaran con su desafortunada existencia mortal de forma violenta y sanguinaria.
  9. Tras sentir el piquete de la araña en su frente; Elros se llevó la mano derecha rápidamente hacia la zona de ardor, auto-propinándose un fuerte y certero golpe que terminó por aplastar al malogrado arácnido que ahora yacía destruido en su palma. -¡Malnacida seas!- gruñó el pelirrojo casi susurrando, para luego apuntar con su varita hacia una pequeña piedra que estaba cerca de su actual posición a las afueras de la casa embrujada. -Morph…- fue lo que alcanzó a expresar, debido a que cuando se disponía a transformar la roca en un bezoar, una de las argollas en su zurda empezó a vibrar y emitió una cálida energía que se traspasó a todo su cuerpo a través del torrente sanguíneo. Sin siquiera saberlo, el anillo antiveneno del Libro del Equilibrio había evitado que el efecto de la ponzoña lo embriagase, salvándole de intoxicarse en cosa de minutos frente a sus compañeros de clase. -¡Está bien!- manifestó el Gryffindor sonriendo cuando Agatha alzó la voz en un sutil murmullo que se quebró por el impacto del sobresalto emocional y el inesperado desmayo. <<Vaya campo de maíz… si solamente cayese chocolate derretido desde el cielo… tendría Chocapic de Nestlé>> pensó sonriendo el ojiverde, recordando un comercial muggle que se repetía a diario en las tandas de propagandas, cuando logró incorporarse en posición bípeda fuera de la molestosa superficie congelada que había conformado por accidente. Pero fue en eso, cuando se cuestionaba si era elaborado de maíz o trigo, que Lisa le hizo despertar para volver en sí y conseguir tomar las riendas del asunto. -No hay problema- respondió, obedeciendo la indicación de la Weasley de concretar un equipo de primera línea junto a Katara y Sally en la separación de la carretera principal del pueblo. Fugazmente, el mago inefable apuntó con destreza hacia el firmamento; sujetando con estabilidad a “Lion” con tal de no flaquear en ese instante ofensivo y defensivo a la vez. <<Flechas de Fuego>> invocó mentalmente y con éxito, disparando una andada de filamentos de llamas que salieron disparados unos tras otros; logrando interceptar a más de una docena de cuervos de la bandada que terminaron convertidos en aves asadas con heridas sangrantes al incendiarse su azabache plumaje que velozmente se extinguió con la cargada llovizna que caía sobre la localidad estadounidense. -¿Alguien se sirve pavo carbonizado?- comentó sonriendo de medio lado luego de olfatear el desagradable aroma a carne quemada que inundaba la zona de ataque, opacando el fuerte olor a incienso que había percibido una vez que puso sus pies ahí al comienzo de la travesía que los guerreros Uzza planificaron para aquel grupo de estudiantes junto a sus docentes de la Universidad. Fue en eso que, mientras Lyra congelaba a otro pájaro que estuvo a escasos centímetros de colisionarla, Thomas extrajo sin jaleo de su bolso con hechizo de expansión indetectable un pequeño frasco translúcido que contenía una poción violeta muy llamativa y singular; la cual bebió de un único sorbo. Se trataba de un brebaje elaborado con los pétalos de pensamientos, el que ingirió con el objetivo de estimular su agilidad mental con tal de no seguir cometiendo gansadas que pudieran costarle la vida a él o a alguno de los demás que estaban junto a su sombra malavenida en Ames. -Tenía un poco de sed- finalizó una vez que posó su mirada esmeralda en la señorita Selwyn brevemente, debido a que sus pies se dispusieron a correr ágiles detrás de la figura de Lisa que se había adentrado en el campo sembrado cubierto casi cabalmente por la molestosa niebla que rodeaba todo el perímetro.
  10. Tan pronto como Elros hubo convocado el hechizo patronus, su mente percibió sagazmente los pensamientos de su maestra Rosália, quien había hecho fiel su promesa de vigilarle de cerca mientras el pelirrojo recaudaba las memorias de las tres brujas que tenía ahora en su cerebro. Debido a eso no le sorprendió que la Arcana se apareciese justo detrás de él a unos dos metros de distancia de su vasta espalda y del sitio que lo cobijaba dentro de aquel túnel de enredaderas y flores que ella misma había conformado con su Vara de Cristal. -No siempre recurro al mismo, maestra. Desde que fui estudiante en Hogwarts… he aprendido a utilizar diferentes recuerdos felices y plenos que me ayuden a realizar un patronus corpóreo que sea eficaz y eficiente para la tarea que yo le encomiende… ya sea para repeler a uno de los dementores, a un grupo de estas mismas criaturas… o para enviar un mensaje como el que acabo de darle a mi mono araña… cuya destinataria era usted misma- dijo el ojiverde, mientras sus pasos se acercaban sigilosos hacia donde estaba la brasileña. Fue en eso que el Gryffindor decidió mirarle fijamente a los ojos y, luego de efectuar un rápido gesto llevando su dedo índice derecho hacia su sien ipsilateral, dio paso a una serie de memorias que aparecerían en la mente de la Pereira como pequeños flash-backs de una antigua cinta de película. Dentro de ellos se encontraban: Elros siendo seleccionado por el cáliz de fuego como campeón de Hogwarts para el torneo de los tres magos, el momento en que ingresó al Clan de los paladines de la Orden de la Mano de Plata y logró vincularse con su fiel corcel “Dalziel”, su gran éxito en Quidditch como guardián imbatible en el equipo de Hufflepuff, el primer beso con su novia Millie Diggory… pero por sobretodo y el más feliz indudablemente era la imagen de sus padres, Elvis y Annick… “vivos”. Sí, esa misma escena que se consolidó cuando arribó del futuro y pudo ver a ambos magos con vida, pasó a ser el instante más emotivo y feliz en la vida del joven aspirante a legilimago; tanto así que cuando esta memoria floreció en su conciencia, no logró evitar que una lágrima rebelde se asomase por su orbe derecho y recorriese su mejilla tranquilamente hasta perderse en la base de su mentón. Aquella memoria… aquel segundo, era innegablemente el más fuerte de todos los guardados en su espiritualidad. -Me parece, maestra. Tal vez tenga razón… es lo más probable- respondió el inefable a las palabras de la Arcana mientras le seguía los pasos de cerca nuevamente rumbo a la fuente que la carioca había manufacturado con su sapiencia. Tragó una bocanada de saliva cuando la bruja le apuntó a la cabeza con su Vara de Cristal, sintiendo una sutil amenaza en sí por lo invasivo que resultaba ser el hecho de que alguien te intimidase a tal grado con un arma que solía ser letal en manos de los hechiceros. -Muy bien… iremos ahí entonces- susurró el muchacho británico con mayor templanza, manteniendo sus verdes ojos cerrados para lograr concentrarse en lo que iba a mostrarle a su guía. No sabía si era correcto enseñarle todo aquel dolor y miedo que estaba fundido en la base de su corazón, aquella fuente de pena que no le dejaba dormir por las noches y que le remordía la conciencia al cuestionarse a sí mismo que quizás debió actuar de una forma diferente para haber evitado tal tragedia que partió su alma en dos cuando sus piernas y brazos aflojaron y sus fuerzas se apagaron. Cuando su respirar se armonizó con el ambiente y sus cinco sentidos se agudizaron, abrió sus ojos de par en par con firmeza, y posteriormente desvió su contemplación a los orbes de la legilimago que estaba sentada en el suelo próximo al majestuoso pilar de piedra del que discurrían pequeños hilos de agua cristalina. Ella se mantenía concentrada, ensimismada tal como una hermosa mujer silvestre inmortalizada en una estatua de mármol; pero Elros no tenía duda alguna que sus memorias desconsoladas se traspasarían efectivamente al pensar de la enigmática docente de la Universidad. Fue así que su fornido cuerpo se trasladó al año 2035, período en que los rumores de que el Ministerio de Magia había sido corrompido por la Marca Tenebrosa se acrecentaron. Asaltos, redadas, secuestros y asesinatos múltiples eran pan de cada día, sembrando el caos en la población mágica de todo el mundo. Tras recibir el aviso de su elfo Quinn acerca del incendio en la mansión Diggory, se enloqueció a tal punto de desobedecer la indicación de sus padres de resguardarse junto a la familia y salió hecho una bala por el vestíbulo para salir de la residencia fenixiana con tal de verificar la información dada por su leal sirviente doméstico. Pero... en pleno trayecto a su destino, fue interceptado por su madrina Arabella; quien lo condujo hacia uno de los ventanales de la morada y abrió lentamente sus cortinas. Sus orbes se abrieron como platos al visualizar al menos a veinte mortífagos junto a los dos cadáveres maltratados y calcinados de sus padres, tratados como dos marionetas esclavas del fuego en aquella lúgubre noche que manchó de sangre y tragedia a la familia de Elros. En el santiamén que aquellas memorias aparecían en su mente… que dichos funestos rostros de Elvis y Annick se plasmaban en su conciencia, sus manos empezaron a tiritar y un frío sudor recorrió varias zonas de su cuerpo. Su cabello estaba empapado, su rostro transpirado mojaba la base superior de su polera… Todo lo que había brotado en él era desasosiego, melancolía y venganza… la misma que usó sin querer en contra de la única figura que estaba cercana a su silueta. Luego de plasmar en su conciencia lo solicitado por su maestra; Elros, sumergido en un cruel sentimiento de rencor y represalia aflorado por tal devastadora muerte de sus padres, no dejó de mirar a Rosália ni por un segundo. Tanto así que la ilustrada brasileña no pudo evitar hacer contacto visual directo con su alumno… y fue ese punto el que desencadenó una serie de sucesos psíquicos que el pelirrojo hubiese preferido no ver jamás. Egoísmo, interés y desamor fueron los vértices de aquel triángulo afectivo que se materializó en su mente en cosa de segundos. Ahí estaba la hermosa Pereira… tan humana, tan perfecta, tan ilusionada e inocente… junto a un hombre despiadado, ebrio y sin control que arremetió en su contra de todas las maneras existentes con tal de denigrar la virtud de una mujer. Un profundo odio, sed de destrucción y desgracia nublaron la mente de la humana que jamás había tenido que defenderse de alguien; hiriéndola en lo más íntimo de su alma… -¿Qué? ¿Qué fue todo eso?- preguntó el Gryffindor cuando pudo recobrar el aliento y su ser se volvió a situar dentro de aquel túnel florecido junto a la fuente de piedra en compañía de la Arcana de la Legilimancia. Todo era confuso, pero de alguna manera sintió que por breves milésimas de segundos su mente se conectó de tal forma con la Pereira que logró escarbar en los recuerdos más esenciales y punzantes de quien ahora le miraba extrañada en el suelo.
  11. Elros escuchó atentamente las explicaciones de la docente Weasley, frunciendo el ceño tras oír aquello relacionado con una rara enfermedad en el pequeño pueblo de Ames; sumando a eso que los adultos habían desaparecido, dando lugar a una población infantil en creces que vagaba por todos los rincones de la localidad estadounidense. <<Estos Uzza siempre se han de salir con la suya… trayéndonos a misiones suicidas o difíciles de resolver>> pensó para sí mismo el Gryffindor, a su vez sacudía sus revueltos cabellos rojizos de la llovizna que caía molestosamente sobre sus cabezas durante dicha jornada académica. -¡Vaya! Seremos los cazafantasmas ¡JaJaJaJa! Acabar con un ente oscuro y sus súbditos… sólo espero que no se trate de una tropa de dementores deseosos de besarnos- comentó el ojiverde mientras desenvainaba a “Lion” desde su costado izquierdo; avanzando en compañía de los demás en búsqueda de Agatha y Lyra, la cual había sido la primera valiente en ir en su auxilio posterior al chillido emitido por la profesora que minutos antes los recogió en el aula. Su Anillo Detector de Enemigos comenzó a vibrar al igual que el de todos, y su mirada de color esmeralda se tornó más opaca al ingresar a la vivienda de donde había provenido el desgarrador grito de la directora de la Universidad. -¡Pero qué demonios!- exclamó muy sorprendido tras notar la figura de la Haughton desmayada al fondo de una habitación, y custodiada por cuatro siluetas extrañas que exhibían sus afilados dientes y garras, además del brillo carmesí de sus orbes siniestros entre la niebla que entraba al área a través de los vastos ventanales que estaban sin vidrio en la casa del terror. Ishaya fue el primero en dar batalla a los individuos de tamaño promedio cercano al metro setenta, lanzando un rayo que impactó de lleno en el organismo del desconocido; lo que provocó que éste soltase rápida y espontáneamente el cuerpo malogrado de la profesora, el cual fue sacado de escena hacia el exterior por Lisa. -¡Petrificus Totalus!- vociferó el mago inefable, logrando derribar a otra criatura que cayó de bruces al suelo en un único golpetazo, completamente paralizado. Fue en eso que Thomas tropezó con las pisadas llenas de fango que estaban por doquier en el piso de la estancia sombría, precipitándose directamente al suelo en posición cuadrúpeda; pero, para mala suerte suya, se desparramó una pequeña cantidad de una arena color plata que llevaba consigo en un frasquito de cristal amarrado a su cuello. Sin darse cuenta, las semillas de hielo congelaron todo el pasillo central de la casa; y luego de un empujón por parte de uno de sus compañeros con el propósito de no perder el equilibrio, el patriarca de la familia Granger salió despedido hacia el exterior donde estaban sus profesoras, debido al impulso del choque en una superficie totalmente gélida. -Ehhh… perdón- expresó con una pizca de vergüenza, sonriendo con los dientes apretados; sin dejar de observar las flechas de fuego de la Weasley que impactaban de lleno en los horribles cuervos que sobrevolaban el perímetro del patio delantero. -¿Cómo sigue Agatha?- preguntó mirando directamente a Lisa, no logrando percatarse que una araña de rincón se había posado en su cabellera y ahora se dispuso a bajar por su frente, clavando su ponzoñoso veneno. -¡Auch!- se quejó.
  12. -No te preocupes, Sofía… a cualquiera le puede pasar. La mayoría anda con la cabeza entre las nubes y los angelitos cuando tenemos muchas cosas en mente, ya sean: trabajos, deberes en casa, estudios, etcétera… Por ahora preocúpate de rellenar bien el formato de la ficha de solicitud de servicios técnicos que Misty te debe haber entregado- comentó el Gryffindor a su cliente y familiar, con quien estaba compartiendo más cosas de las que hubiera pensado antes de su viaje desde el futuro. -¡Claro que debe ser así! Éste es un buen modelo… y del año. Me imagino que debes de andar con el pecho enaltado al pasearte por los cielos con un prototipo como éste ¿No es así? Y sí… mi moto voladora es más clásica, pero he sabido dar espacio a mis conocimientos mecánicos y la he modificado en varias cosas; como lo es: un sistema de invisibilidad que se acciona con un único botón a pulso, detector antirrobo por si algún muggle o mago intenta hurtarla, nitro en el acelerador… entre otros- agregó el initié, sintiendo un profundo orgullo ante sus destrezas con las tuercas. -Es una catrina mexicana muy bella… no tendré problemas en incorporarle este diseño a tu moto y al casco también. Y bueno… con respecto al tiempo; nosotros tardamos una semana en darte un detalle de la revisión técnica general y emitir un presupuesto en caso de existir alguna que otra reparación o… como tú lo has solicitado, enviarte el cobro total del servicio que estás requiriendo aparte del chequeo del transporte que es gratis. Asimismo tendrás que contar con la cantidad de galeones requeridos en tu bóveda en Gringotts… de no ser así, no podremos proceder con el pedido ¿Te queda más claro? ¡Ah!... También necesito saber si te hago llegar la información por lechuza a la mansión Granger o… ¿Deseas otro lugar?- dijo el pelirrojo con serenidad en su hablar, al mismo tiempo que se disponía a anotar el sitio de destino de la carta que tendría que enviarle a Sofía. -Señor… señor Gryffindor… Ya está todo listo para la inauguración del taller… ¡Pasemos al salón de bienvenida!- expresó la recepcionista Finnigan mientras guardaba el casco de la francesa en un estante detrás del mostrador donde atendía rutinariamente, esperando que el resto de los invitados pasaran al lugar que los elfos de la mansión de Elvis y Annick habían preparado con tanto esmero para el cocktail del audaz inefable.
  13. Sin pensarlo dos veces, el Gryffindor imitó lo realizado por los dos hombres que le hacían compañía y sacó unas orejeras que fugazmente utilizó para cubrir sus oídos antes de que sus tímpanos se reventasen en sangre con el agudo chillido que resonaba en todo el pasillo angosto descubierto en el departamento de Misterios. Fue en eso que su compañero Axel le hizo saber cuál era la fuente principal del llanto, la cual correspondía a un tallo verde de mandrágora inmadura que había sido aplastado por su calzado sin darse cuenta. -¡Vaya! Bien pensado, profesor. Usar Diffindo… sólo espero que no le haya dolido demasiado a la pobre planta… si en verdad la culpa fue mía al no verle y pisarla de un sopetón- expresó el mago inefable cuando pudo descubrir sus oídos ante el silencio absoluto que se formó en el área que estaban cobijados. -Pero Nathan… tengo una pregunta… Según el listado de hechizos que nos tendiste en el pergamino… sale que el hechizo Diffindo sirve para cortar ramas o tentáculas de algunas plantas… pero yo tenía entendido que el encantamiento no servía contra seres vivos ¿Por qué aquella contradicción, profesor?- cuestionó el ojiverde mientras era instando por el Weasley a avanzar con mayor cuidado por el callejón que poco a poco empezó a ensancharse más y más, hasta que los tres pudieron transitar a la par en una única línea que les permitía poder platicar sobre Herbología sin mayores obstáculos. -La precaución y la creatividad… Vaya… me parece que son criterios generales que rigen a varios de los conocimientos. Es imprescindible que siempre estén presentes en el actuar de cada mago y bruja; ya que siempre podemos poner en riesgo nuestra vida y las de los otros que estén a nuestro alrededor. No es muy bueno jugar con fuego... Te puedes quemar- dijo el initié, sonriendo de medio lado con la última frase que manifestó antes de ser sujetado violentamente de los pies por una liana de lazo del diablo que comenzó a rodear cada parte de su esculpido cuerpo como si se tratase de una anaconda constrictora. -Malnacidas sean ustedes las plantas del demonio…- gruñía con dificultad aparente en su pronunciación, pero sin soltar su varita empuñada en la mano derecha. <<Tranquilo Elros… tranquilo… o te va a apretar más fuerte… piensa… piensa en algo>> meditaba el muchacho, hasta que al final pensó en un efectivo “Salvaguarda Mágica” que le ayudó a caer de bruces nuevamente al suelo del húmedo lugar, dejando al lazo del diablo anudado como un nudo ciego difícil de desarmar. -¡Lumos Solem!- vociferó, apuntando en dirección a donde estaba Nathan y su compañero Axel; los cuales se desplomaron precipitadamente en el piso cuando las brunas enredaderas los soltaron y huyeron inmediatamente ante el rayo de sol fulgoroso emitido desde la varita del Gryffindor. -¿Están bien?- les preguntó; ayudándoles a ponerse de pie.
  14. Una nueva aventura estaba a punto de comenzar para el joven británico, pues aquel día se había levantado de madrugada, cerca de las seis y media, con tal de tomar un reconfortable baño de tina antes de acudir al encuentro previsto por sus nuevas docentes. Al salir de las templadas aguas; Elros se vistió con: un pantalón de jeans oscuro, una camisa blanca de mangas largas y zapatos de cuero café que combinaban con el cinturón que se abrazaba a sus caderas afirmando su prenda de vestir del tren inferior. Luego de mirarse en el espejo para arreglar un poco sus revueltos cabellos rojizos; decidió bajar al comedor con el afán de tomar un rico desayuno preparado por Tanis antes de marcharse rumbo a la Universidad, en donde lo estaría esperando una de las maestras. Mientras bebía el zumo de naranja con miel de abejas, aprovechó de releer la carta enviada desde la casa de estudios inglesa, llamándole la curiosidad de que también hubiesen enviado un “traslador” en conjunto con el distintivo manuscrito que le comunicaba la hora de citación en el recinto. Fue así que desapareció desde la fachada de la mansión Gryffindor a través de la sensación de succión que tanto le desagradaba; materializando su estampa esbelta e imponente en las dependencias del lugar de trabajo de su querido padre. El día no estaba tan cálido como lo acostumbrado en una jornada de primavera, por lo que no olvidó colocarse su chaqueta de material impermeable antes de salir de su hogar; además de su bolsa con hechizo rutinario de expansión indetectable en donde llevaba consigo todo lo que pudiese necesitar en una clase oriunda del pueblo de los guerreros Uzza. Su varita se mantenía oculta en el estuche de su costado izquierdo, mientras que los anillos y colgantes de todos los libros cursados y, por supuesto, aquellos del tomo del Equilibrio se salvaguardaban de todas las miradas de los curiosos que le vieron pasar rápidamente por los corredores de la Facultad. Tras llegar a la sala de reunión a tiempo, se dedicó a escuchar las palabras que la Haughton les brindó a todos sus compañeros, fisgando aquello expuesto por la mujer en relación a la característica excéntrica de Lisa. <<Niños locos y sitio loco... Vaya que alentador panorama>> caviló. Una aparición conjunta bastante exitosa en base a las recordadas por Thomas, incluyendo el desplome sobre el revoltijo de cuerpos de sus acompañantes provenientes de Gran Bretaña hacia aquellas lejanas tierras gélidas que logró memorar como Estados Unidos de América, aunque no estaba cien por ciento seguro de eso. Una lluvia bastante molesta caía desde las alturas, haciéndose escoltar por una densa niebla que envolvía a todo el entorno que los ha de cobijar durante la doctrina del curso del Libro del Equilibrio; sucesos naturales que le daban un toque de misterio y lugubricidad al pueblo y a la clase misma. -A mí no me queda muy claro, señorita Weasley. ¿Dónde se supone que estamos? ¿De qué amenaza habla? No sé… pero todo esto me parece muy insólito e infrecuente- manifestó el ojiverde, al mismo tiempo que se rascaba la nariz debido al molesto aroma a incienso que impregnaba aquella húmeda atmósfera. <<¿Y Agatha?>> se preguntó mientras esperaba la respuesta de Lisa, a su vez se percataba de que Lyra también había notado la ausencia de la directora; pues ésta optó por seguirle sus pasos rumbo a una casucha demacrada, instantes previos a oírse un grito.
  15. ¡Hola Mags! Como patriarca de la familia Granger, te paso a dar la bienvenida a nuestra morada. Como bien dijo Zahil, los datos que nos has proporcionado están bien para añadirte al árbol familiar y la bóveda en Gringotts... por eso mismo te pido @ que hagas las modificaciones correspondientes en tu Ficha de Personaje y Bóveda Personal; así Sopa te incluye en el registro de la familia sin problemas y yo hago lo mismo en la bóveda familiar cuando todo esté en orden. Cuando gustes puedes pasarte a rolear por la mansión, estaremos felices (¿?) jajajaja de recibirte, amiga. En estos instantes se encuentra Arabella y Valeskya junto a nosotros tomando té en la biblioteca... así que puedes anunciar tu llegada sin temores jajajajaja a lo más te ganas una taza de infusión caliente con un par de galletas xD ¡Besos!
  16. -Entiendo, profesor Weasley. Mi intervención solamente fue hacer una pregunta de rigor. Usted sabrá que nosotros… los magos inefables del Departamento de Misterios… no dejamos que muchos visitantes ingresen a nuestras instalaciones; pero he de reconocer el significado de la autoridad que representa la Universidad Mágica y sus dos directores- comentó el initié con un dejo de seriedad en su tono de voz; para luego tratar de calmar su tensión emocional, clara y evidente, con tal de disfrutar su clase de conocimiento junto con divertirse siendo alumno mientras aprendía sobre Herbología. Fue así que los tres hombres se encaminaron por los gélidos y azabaches pasillos de la novena planta, doblando cada cierto tramo hasta arribar a lo que era un largo recoveco que el Gryffindor no había pisado jamás en sus días como trabajador; hecho que le llamó curiosamente la atención tras darse por enterado de que Nathan sabía muy bien hacia dónde tenía que encauzar sus pies para dar con el destino que, a ciencia cierta, el herbólogo jamaiquino le confesó en aquel viaje. <<¿Qué es lo que hará ahora?>> se preguntó el ojiverde cuando se percató de que el guía, docente de la expedición, desenvainó su varita frente a su mirada expectante; realizando una seguidilla de maniobras que dieron lugar a un extraño brillo que floreció desde el mármol negro de la pared que anteriormente el Weasley hurgueteó con su arma. -Está bien, profesor- contestó; obedeciendo la indicación del mago tras sacar y luego empuñar a Lion en su diestra con suma firmeza y seguridad. Una vez del lado izquierdo al catedrático, Elros apoyó su varita en el lugar exacto donde debía de hacerlo; ocasionando que el resplandor aumentase en intensidad y se trazara una línea zigzagueante que dio paso a una puerta secreta que, posteriormente, reveló un pasillo oculto que el fenixiano no reconoció ni por rumor de conventillo entre sus compañeros de labores. -Ehh… Gracias…- reaccionó algo pasmado el adolescente británico. -Lumos- susurró con valentía tras avanzar en la primera posición en aquel escueto y tétrico pasadizo escondido que su mentor había develado sin mayores inconvenientes. -Vaya que lugar más húmedo… se siente el olor a encierro. Seguramente… tendremos varias cepas de hongos que vivirán por estos lados. Le tendré que decir a Juv que necesitamos fumigar de manera urgente en el departamento- manifestaba el extrovertido Thomas, caminando a paso seguro con su varita iluminada en su extremo distal. -Axel… ¿Conocías todos los hechizos que estaban en el pergamino? Podríamos ver sus efectos más adelante ¿No crees?- le dijo con malicia al Rexdemort, mirándole con una chispa de complicidad que seguramente el docente no percibiría al venir al final de la fila india en medio del callejón. En eso, un agudo y fuertísimo grito se oyó por todos los escondrijos del área; chillido penetrante que obligó al Gryffindor a llevarse ambas manos a sus oídos con el afán de tapárselos para minorizar la enérgica onda sonora que por poco le rompe los tímpanos. -Hay… hay… creo que hay una colonia de Mandrágoras cerca… y… claramente no están en sus maceteros o bajo tierra… ¿Qué hacemos?- consultó, casi gritando, sin destapar sus conductos auditivos.
  17. -Claro Athena… un símbolo familiar… agraciado detalle. Yo también tengo varios de esos emblemas o distintivos afectivos que me ligan a mi origen ancestral. Creo, personalmente, que es bueno saber de dónde venimos y quiénes son los que nos antecedieron- comentó el initié a la Rouvás, sabiendo el real significado de la flor de Jazmín en la vida de la mujer y todo el hermetismo que aquello representaba. -¡Sí! He invitado a muchas personas, pero parece que no vendrán o están tardando más de lo habitual… aunque la gente no es puntual para este tipo de ceremonias… la mayoría llega al cocktail. La bebida y la comida es lo que más llama la atención de los comensales- respondió, al mismo tiempo que asentía a la sagaz propuesta de la fenixiana con tal de acercarse hasta el núcleo de plática en donde estaba su jefe Tonks junto a sus padres Annick y Elvis. -No creo que los conozcas, Athena- mintió a la muchacha de raíces griegas, debido a que ésta no podía enterarse acerca de su verdadera identidad y quién era él… aunque Elros suponía que tarde o temprano saldría a la luz. -Elvis y Annick son buenas personas… Ellos acogen bien a todos los que llegan con buenas intenciones a sus vidas. Para ellos… la vida familiar es lo más trascendental en la vi…- fue lo que alcanzó a decirle a la Rouvás, puesto que Misty le realizó un gesto a la distancia con el propósito de que el dueño del taller mecánico se acercara hasta el mostrador. -Me vas a disculpar unos momentos… Tengo que ir a la recepción… Ve con mis pa… “tíos”… eso, anda con mis tíos y con Antoni. Enseguida me les uno- añadió el ojiverde, segundos antes de orientar su rápido andar hasta donde estaba la Finnigan junto con francesa. -¡Hola Sofía! Parece que estás algo… “nerviosa”. Has puesto que hoy estamos en el año veinte mil ciento sesenta y nueve ¡JaJaJaJaJa! Lo creo de ti, porque eres inmortal… pero yo en esa época no voy a ser más que polvo de huesos… ni eso ¡JaJaJaJa!- saludó a la matriarca Granger con simpatía tras tomar su formulario entre sus manos. -Y el modelo de tu moto voladora ¿Cuál es? Aquí pusiste el año de fabricación. Por ejemplo… la mía es una Harley-Davidson 2016. También existen las Yamaha, Kawasaki, BMW, Honda… etcétera. Ahh, y sobre la Catrina mexicana… tienes que traernos una fotografía para saber cuál usar- manifestó el mago inefable con parsimonia y prontitud.
  18. Misty Day Finnigan Recepcionista del Taller Mecánico La rubia asintió a la petición de su jefe en relación a atender, sin chistar, a la recién llegada al taller mecánico del Gryffindor. Fue por eso que regresó a su puesto detrás del mostrador, observando de lejos que Thomas conversaba íntimamente con la señorita Athena, dándole la impresión de que esos dos se tenían muchas cosas guardadas, entre ésas… “ganas”. La joven recepcionista era muy chismosa y solía armar líos grandes por descuidos ocasionados desde su lengua de lija, pero en esta oportunidad prefería conservar el silencio en vez de forjar falsos rumores que le costaran su cabeza en el trabajo. -¡Buen día igualmente para usted, señora Granger!- saludó irónicamente la Day, haciendo hincapié en la reciprocidad del gesto de educación que Sofía no tuvo con ella al momento de hablarle. -¡Vaya! Es la primera moto que viene a sacar la revisión técnica… me parece genial- agregó, desviando su mirada de la intimidante ojeada que la francesa le dio. -Ehhh… Yo creo que sí, señora. El señor Gryffindor en muy buen anfitrión… y jefe por lo demás. Estoy casi completamente segura que no dudará en concederle una entrevista para el diario más importante de Londres- respondió mientras buscaba uno de los formularios de recepción de transportes para la Vulcanización, tendiéndoselo a la bruja con prontitud. -No se preocupe, señora. Yo le diré en cuanto termine de charlar con la señorita Rouvás… creo que ellos dos se llevan muy bien y hacen una linda pareja… pareja de amigos… a eso es lo que me refiero ¿No lo cree?- añadió con picardía, no sin antes guiñarle su ojo izquierdo al pelirrojo en señal de complicidad por su cercanía con la fenixiana. Ficha de Registro * Fecha de Ingreso: * Nombre del propietario: * Medio de Transporte: * Modelo: * Color: * Link a la certificación de Magic Mall: * Causa(s) de solicitud para Revisión Técnica:
  19. -De acuerdo; usted sabe- respondió el mago a las primeras palabras de Rosália, las cuales decían relación con el hecho de que cada vez que quisiera dejar atrás los pensamientos que le afectaran de alguna u otra manera; recurriese al mismo lugar en donde ahora sus pies pisaban con mayor firmeza y seguridad. Elros sonrió al ver que la Arcana caminaba por la alcoba, percatándose que cada cosa estaba en su lugar, tal y como lo recordaba desde aquel último momento en que su mirada esmeralda se fijó sobre cada detalle de la habitación que minutos más tarde se volvió ceniza por el ataque de los mortífagos. -¡Sí! Estoy seguro… y quiero estar totalmente preparado para hacer esa prueba y no defraudarle… a usted ni a mí. Soy digno del conocimiento y del arte de la Legilimancia, maestra- exteriorizó el pelirrojo con convicción absoluta y determinación, al mismo tiempo que fijaba sus orbes en la bruja. -¿Una tarea dices? Vaya, me parece una perfecta oportunidad- contestó el Gryffindor con tranquilidad en su actuar, observando minuciosamente cada signo de vida vegetal que se podía contemplar por los alrededores de ambos magos; llamándole la atención cómo las plantas y las flores se manifestaban ante los estímulos táctiles de la Pereira, como si ésta les comunicara algo o lograra traspasar sus emociones y energías hacia éstas. -Nos vemos en una hora, maestra. Le traeré lo que me pide, se lo prometo- finalizó el inefable antes de que Rosália asintiera con un gesto de su cabeza y luego desapareciera del sitio en el que estaban a orillas del lago, estallando en un conglomerado de pétalos carmesíes que se desintegraron con el viento en cuestión de segundos. <<Voy y vuelvo…>> pensó antes de envolverse en aquella desagradable sensación de succión que lo alejó de la Universidad en un instante. El joven alquimista del futuro no tenía muy claro lo que debía hacer dentro del transcurso de una hora antes de su encuentro con Rosália, pero sí sabía que tendría que demostrar de qué estaba hecho y las destrezas que poseía para conseguir ser un “digno heredero” de la habilidad de la Legilimancia. Fue así que su primer destino pasó a ser su lugar de trabajo en el Departamento de Misterios. Allí probó su conexión mental con Jessie Stabolito (Link), de quien extrajo un lúgubre recuerdo que le provocó una evidente tristeza al darse cuenta del real motivo que orientaba tan mal carácter de la bruja frente a las relaciones interpersonales. Luego usó el arte de la lectura de mentes sobre Athena Rouvás (Link) en las dependencias de su local comercial en el callejón Diagón, la Vulcanización Mágica; tomando una memoria de la fenixiana que tenía relación con sus padres y el significado de éstos en su vida actual. Y finalmente acudió a la mansión Granger; allí hizo lo mismo con Sofía Elizabeth Granger (Link), cogiendo una evocación psíquica nostálgica y lujuriosa basada en la figura de su antiguo amor y padre de sus pequeños gemelos, Oscurus y Mithdraug; avergonzándose por aquello. Cuando su reloj de bolsillo le indicaba que restaban diez minutos para cumplirse el plazo establecido por su docente; Elros se disculpó con Sofía y sus invitadas para salir hacia los jardines delanteros de la residencia de los Granger, lugar en donde desapareció con tal de volverse tangible, en breves instantes, en la terraza de piedra de la Universidad Mágica. Tras introducirse nuevamente en el túnel de matorrales y flores, y visualizar la fuente de piedra conformada por la Arcana gracias a su Vara de Cristal; se animó a desenvainar su varita de pirul con el propósito de alzar la voz sutilmente en un “Expecto Patronum” que hizo brotar una serie de hilos plateados desde el extremo distal del arma del mago ojiverde. <<Maestra… maestra Rosália… he llegado de la misión. La tarea encomendada fue concluida. La espero frente a la pileta de piedra dentro del túnel de arbustos florecidos que usted misma elaboró. Nos vemos…>> Fue el mensaje transmitido al ágil mono araña resplandeciente que se materializó y salió revoloteando por las proximidades en búsqueda de la brasileña erudita en Legilimancia. A lo lejos, cerca del Guardián del Lago, se podían vislumbrar una serie de espirales de humo que cubrían el cielo de una opacidad grisácea que en cosa de minutos ocultarían los escasos rayos de sol que brillaban tenues a esa hora del día primaveral de Abril.
  20. Patronus de Thomas E. Gryffindor (Buscando a @Rosália Pereira) El atardecer poco a poco comenzaba a asomarse en las dependencias de la Universidad londinense, pues el día había transcurrido normalmente como toda jornada primaveral común y corriente. Una tenue brisa mecía las calmadas aguas del Lago custodiado por el enorme guardián de piedra, mitad hombre y mitad montaña, que desprendía majestuosidad frente a los ojos curiosos de quienes lo contemplaran de cerca o al otro lado del estanque natural que albergaba a decenas de criaturas mágicas y muggles de variadas especies que convivían armónicamente en dicho hábitat que fulguraba con la llegada de aquella estación del año en donde la flora y la fauna se cubrían de nuevos aires de reproducción y lozanía para conservar su especie. La variabilidad en el ambiente era evidente, y quizás se debía a la intervención de la magia ancestral de los Arcanos que moraban sus alrededores desde que los directores llegaron a un acuerdo de mantener contacto con el propósito de que éstos enseñaran sus destrezas más inauditas a quienes fueran dignos de ostentarlas. Fue en eso que un conglomerado de hilos plateados brillantes se materializó por la zona más cercana del Lago, plasmándose la figura de un mono araña blanquecino que revoloteó por las copas de los árboles hasta arribar justo enfrente de la presencia de la Arcana de la Legilimancia… Rosália Pereira. El patronus había sido enviado por su alumno, Elros, con el afán de avisarle sobre su llegada al punto inicial de encuentro en donde los dos se habían conocido hace unas horas atrás. <<Maestra… maestra Rosália… he llegado de la misión. La tarea encomendada fue concluida. La espero frente a la pileta de piedra dentro del túnel de arbustos florecidos que usted misma elaboró. Nos vemos…>> fue lo que comunicó el hechizo resplandeciente previo a desaparecer ante la mirada expectante de la carioca, quien había estado prestando atención a los espirales de humo que salían desde las fosas nasales del guardián y que ahora discurrían por la atmósfera despejada a muchos metros de altura.
  21. Nuevamente Elros trató de concentrarse y visualizar en su mente aquella habitación a la que había logrado llegar junto a Rosália durante la ardua meditación a orillas del Lago. Con el pasar de los segundos y sosteniendo su mirada esmeralda fija en los ojos de Sofía, se fue sumergiendo en sus pensamientos, teniendo ahora una leve interferencia de los de Arabella y Valeskya que también permanecían sentadas a muy escasa distancia en dicha biblioteca de la mansión Granger. Su respirar se volvió tranquilo, sus sentidos se centralizaron en dar con el único objetivo que tenía en mente… discernir en el subconsciente más recóndito de la francesa con tal de averiguar acerca de su pasado; tal vez allí podría hallar las respuestas que tanto le atormentaban a diario luego de inculparla de la muerte futura de sus padres. Le costó un resto empezar a concebir todo el escenario que se conformó en instantes, pues en un comienzo todo parecía ser bastante ambiguo, escueto y limitado; como si la inmortal se hubiese percatado de las dobles intenciones del pelirrojo. Imágenes de una noche de sueños húmedos e involuntarios en donde la Granger anhelaba el amor de Julián, mientras éste se lamentaba por no haber podido concretar una vida junto a ella y sus hijos al tener que marcharse a su reino. Escenas de una despedida apasionada y llena de lujuria, ambos compenetrados al máximo… a tal punto que parecían no tener un límite; todo era locura, frenesí y pasión carnal. Y finalmente logró vislumbrar una puerta tridimensional que el tipo intentó utilizar para permitir el paso de congéneres a este mundo; mismo portal que fue cerrado por Sofía en compañía de su actual directora de Misterios Juv y su padre Elvis Gryffindor, dejando encerrado a Julián en una especie de limbo prodigioso que lo mantendría en sus demarcaciones témporo-espaciales por un buen lapso de tiempo. -¡Vaya! Ehhh… ¿Al infierno dices? ¿Murió?- alcanzó a pronunciar el ojiverde, pues sus mejillas se sonrojaron en el acto cuando se dio cuenta que la cremallera de su bermuda de jeans se había abultado considerablemente producto del recuerdo lascivo de la Granger; lo que le instó a poner su taza de té de inmediato en aquella zona para pasar desapercibido por el grupo de tres brujas que le miraban fisgonas. -¿Té? Ehhh… no, Sofía. Muchas gracias. Preferiría un vaso de zumo de naranja bien helado… con harto hielo por favor- dijo luego el mago inefable, sonriendo nervioso por la revolución hormonal que le afectó silenciosamente al vislumbrar todo como si fuese un actor principal en la película de la rubia.
  22. ¡Hola Basti! @ Junto con saludarte paso a dejar aviso de algo que me percaté en mi bóveda trastero ahora que se certificaron mis últimas compras. Espero que se pueda solucionar, no es nada grave xD pero siempre es bueno mantener todo en orden por si las moscas. Dejo a continuación la ficha correspondiente. Saludos y gracias por la paciencia xD * Nick de Personaje: Thomas E. Gryffindor * Enlace a Bóveda: Bóveda Trastero #107620 * Modificaciones: En el apartado Pociones Mágicas está mal puesta la fecha de compra de Poción Multijugos y Elixir de la Vida; debería decir: 02.04.2016 Y el valor de Elixir de la Vida es: 9500 G
  23. Poco a poco comenzó a recordar aquella alcoba… su habitación del futuro, la cual le había servido como medio de concentración para tratar de poner su mente en blanco y lograr dar con el punto exacto de meditación que requería para hacer uso de su habilidad. Sus ojos seguían clavados en los de Athena cuando todo empezó a aclararse en su cerebro, pero no eran solamente los pensamientos de la joven fenixiana los que se le venían a la mente, sino que también los de todos aquellos invitados que estaban instalados en el vestíbulo del taller mecánico; molestándole incluso la voz chillona de Misty y lo que ésta creía acerca de Sofía Granger, quien había sido la última en ingresar a la Vulcanización. Tenía que focalizarse aún más… su objetivo era entrar en los recuerdos de Athena evocados a raíz de su última pregunta; no conocer sobre los intereses, dudas y temores de los demás. Su respirar se hizo más tranquilo, sus cinco sentidos se agudizaron en su límite, una gota de transpiración muy sutil corrió a través de su mejilla izquierda… y así todo fluyó. La atmósfera entre los dos se colmó de un silencio alentador, tanto así que su audición no tomó muy en cuenta las últimas palabras de la bella Rouvás, pues las imágenes de lo que ésta pensaba para sí emprendieron el vuelo hasta su conciencia, materializándose como una película muy bien detallada de su vida. De un segundo a otro se halló en medio de una sala o estudio dentro de un castillo, ahí se encontraba un hombre parco y tozudo. Tal parecía que estaba contando un secreto… o algo que mantuvo oculto por mucho tiempo; pues el rostro de Athena se descompuso y denotó cierto grado de resentimiento contra aquel tipo que tenía que ser Richard Stark. Pero cuando trató de indagar más en eso… el escenario cambió radicalmente. Ahora estaba frente a una mujer… una hermosa mujer que traía una flor de Jazmín entre sus cabellos… sin duda alguna era la madre, Helena. <<¿Buscarla? ¿Ella quiere encontrarla?>> fueron las preguntas que surgieron en Elros al percibir el fuerte sentimiento de angustia que Athena profesaba ante aquella figura maternal. -Cla… ¡Claro! No creo que existan tantos inmigrantes desde Grecia- comentó el pelirrojo a las palabras de su invitada y cliente, al mismo tiempo que quitaba su vista del rostro de la muchacha con tal de no intimidarla lo suficiente. Lo había conseguido, un nuevo recuerdo de una persona ahora estaba dentro de sus registros personales; pero ciertamente en esta oportunidad no se trataban de memorias tan tristes como las analizadas en la mente de su compañera de trabajo Stabolito. -Por cierto… Muy lindo el detalle de la Flor de Jazmín en tu varita… Escuché que le pediste a Misty que te la tallara también en el mango de tu nueva saeta de fuego… Es innegable que te trae bellos momentos a la mente esa flor… es como tu cábala o sello personal ¿Cierto?- le preguntó finalmente, sabiendo que todo aquello que le estaba consultando tenía que ver con su madre Helena; pero sabía que la chica partidaria de la Orden del Fénix no se lo diría.
  24. -¡Claro! La Gryffindor con la Granger son familias emparentadas ¿No es así? Es justo lo que dice mi pa… “tío” Elvis sobre el mito de que cuando dos o más Gryffindor se reúnen en alguna parte de la mansión… no tardan en aparecer más- comentó Elros con bastante interés; notando que la matriarca francesa observaba en reiteradas oportunidades hacia arriba, quizás a la espera de que alguno de sus hijos descendiera desde el piso superior de la morada. -Sí… la recuerdo muy bien- respondió antes de darle el pase a Sofía para que ésta siguiera con su intervención -¡Vaya! Parece que te han quedado gustando los sakuras que estaban en el Lago Watanabe de Japón. Había uno que otro ejemplar bastante hermoso y que se distinguía del resto de la arboleda por su altura y frondosidad- agregó mientras su mirada esmeralda se desviaba rumbo al sitio que la vampiresa había señalado en el jardín. En eso, uno de los elfos le trajo su té con esencia de naranja y endulzado con miel de abeja que tanto le gustaba; una infusión caliente y aromática que impregnó todos los rincones de la biblioteca de la residencia londinense. Fue en eso que una idea se le cruzó por la mente, haciendo referencia al estado civil de la rubia; puesto que él no lograba recordar que alguna vez alguien le hubiese narrado algo acerca del padre de los gemelos. No sabía, a ciencia cierta, si la Granger se explayaría en su respuesta; por lo que decidió hacer uso de su gran habilidad… la Legilimancia, para tratar de recaudar más información sobre el paradero del progenitor de Oscurus y Mithdraug. -Sofía… Me imagino que tus hijos deben tener un padre ¿Verdad? ¿Qué es de él? Nunca te he escuchado hablar de ese tipo. ¿Vive? ¿Te da alguna pensión por los gastos de los chicos? ¿O está muerto? Háblame de él- le preguntó con cierta intriga, sumergiéndose en un silencio propio que le ayudaría a concentrarse lo suficiente como para leer la mente de la bruja; no sin antes mirarla directamente a los ojos.
  25. -Descuida… “tío Elvis”… y agradezco tu hospitalidad en la mansión- respondió Elros a su padre, haciendo un especial ahínco en el parentesco que tenían frente a los demás. No podía darse el lujo de llamarle “papá” en medio de las miradas curiosas de personas en quien no confiaba en un cien por ciento; la cautela siempre sería su mejor aliada en situaciones así, en donde prefería no poner en riesgo su identidad ni su vínculo sanguíneo con el patriarca de los Gryffindor y su distinguida mujer. Fue así que se dedicó a observar tranquilamente la conversación que su jefe Antoni llevaba adelante con sus padres, llamándole la atención de que el peliverde no fuera un Tonks que frecuentase su hogar muy a menudo. <<Parece que existen los individuos que no requieren de calor familiar… ni un núcleo estable>> pensó para sí mismo mientras su centro de atención se desviaba hacia Misty, quien atendía con esmero a la Rouvás en el área donde permanecía el mostrador de la recepción del taller con todas las carpetas, archivadores y pergaminos en blanco. En eso, el sonido de un motor se hizo evidente en el lugar, dejando entrever la figura de la vampiresa Granger luego de cruzar el umbral de ingreso a la Vulcanización; con intención de hablar con él para que revisara su moto voladora. -¡Tranquila señorita Finnigan! Tendrás que darle las indicaciones básicas a Sofía para que rellene el formulario de servicio técnico. Por mientras yo me llevaré a Athena para que ustedes queden cómodas- comentó el mago inefable con seriedad, al mismo tiempo que cogía a la fenixiana del brazo y la conducía al otro extremo del vestíbulo en donde podían platicar a solas. A Elros siempre le llamó la atención la vida de la ahijada de sus padres, pues ésta nunca hablaba de ella ni de cómo se había consagrado como hechicera en Londres; fue por eso que decidió poner a prueba su habilidad de Legilimancia de ser necesaria. -Dime Athena... Tu familia no es muy… muy conocida ¿No es así? Nunca he escuchado acerca de tus padres ¿Dónde están ellos?- fue lo que le preguntó el alquimista del futuro, sumergiéndose en un profundo silencio que se hizo acompañar por el contacto visual directo sobre los ojos de la Rouvás… debía poder lograr la concentración tan anhelada que su maestra Rosália le transmitió en su encuentro previo en las inmediaciones del lago de la Universidad.

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