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Thomas E. Gryffindor

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Todo lo publicado por Thomas E. Gryffindor

  1. Luego de cerciorarse de que Helike, efectivamente, trajera consigo el Amuleto de la Resurrección del arte del Libro del Equilibrio; Elros se decidió a atacar con la tranquilidad de que si algo se les escapaba de las manos a ambos, por lo menos no morirían sin remediar el asunto de forma instantánea. -Cantar de Eleboro- exclamó el pelirrojo tan rápido como pudo; surgiendo una vibración musical de la varita del animago, apenas audible, la cual protegería los sentidos del invocador, agudizándolos aún más de los que poseía la española por su calidad de vampiro. -¡Vamos linda! Tenemos que llamar la atención de Bakari, o éste no saldrá de su tienda- alentó a la Rambaldi, sonriéndole a la distancia para demostrarle que sí se estaba divirtiendo junto a ella. <<¿Por qué será que el Uzza se demora tanto en salir de su madriguera? ¿Estará fastidiado de someter a sus pupilos bajo sus doctrinas?>> pensaba algo distraído el adolescente de mirada esmeralda, tratando de analizar el comportamiento ermitaño que parecía tener el tiferim, o por lo menos eso demostraba con su actitud de asilo solitario en su refugio. La jornada avanzaba, y hasta aquel instante aún no podían concretar nada durante la noche; características que comenzaron a fastidiar al veinteañero, pues no estaba dentro de sus planes el tener que esperar tanto a que el docente se dignara a aparecer y hacerse valer como el maestro a cargo. -Veamos cómo te va con esto- vociferó con una pizca de malicia; pensando posteriormente en "Flechas de Fuego" como uno de los mecanismos que utilizaría para llevar a cabo su plan. Fue así que desde el extremo distal del arma del alquimista del futuro, empezaron a brotar una andanada de filamentos en llamas que salieron disparados, uno tras otro, rumbo a la figura de su adversaria; pero tampoco se pudo controlar que escasos de éstos se desviaran con las corrientes eólicas del viento primaveral y terminasen cayendo en la tienda de Bakari. -¡Ups!- masculló con una cuota gratuita de niñez; viendo, a lo lejos, el expandir del fuego por sobre el techo de la carpa; despreocupándose de la medida de protección que abría usado la Vladimir, e incluso marginando a su serpiente cascabel controlada que había estado esperando alguna orden bajo la palmera cercana a la mujer.
  2. -¡De acuerdo!- vociferó el Gryffindor tras escuchar la última indicación de la Arcana, la cual decía relación con el próximo punto de encuentro de ambos en su estancia dentro de la Universidad británica. Ésas fueron las únicas palabras que el chico dedicó a su maestra, ya que su mente se dispuso a trabajar "codo a codo" con la fuerza natural e innata que brotaba por sus poros; energía que le serviría para conformar una barrera psíquica que impediría que los obstáculos le arrebatasen la misión que Aailyah le había encomendado como aprendiz. Poco a poco el adolescente se fue introduciendo, una vez más, en la frondosidad del bosque; sin limitaciones, sin miedo ni titubear que diera lugar al fracaso, pues el fenixiano quería salir victorioso de su revancha. Los mooncalfs se mantenían igualmente danzando a la luz de la luna llena, y las hadas revoloteaban por el firmamento dejando caer un fino polvo brillante que resplancedía con los rayos del astro de la noche; pero también pudo distinguir el sonido de una bandada de diricawls que corría alrededor de un manantial, desapareciendo en un estallido de plumas al ser incapaces de volar con sus propias alas. <<Grandiosa propiedad tienen estos pájaros... Nadie pensaría que el vasto mecanismo de aparición que usamos fue inspirado en ellos... y yo que odio esa sensación>> pensó Elros, sintiendo aquella punzada en su estómago, igual a ésa que percibe al momento de aterrizar de una aparición forzada. -¿No es ése un sauce boxeador? Vaya... no veía uno desde que era estudiante en Hogwarts- exclamó en voz baja para no llamar la atención de las criaturas que permanecían ahí; deleitándose con aquella especie vegetal que nunca pudo tocar en el colegio por miedo a salir lastimado de muy mala manera, peor que aquellas veces donde cayó volando en escoba cuando ensayaba para su ingreso como guardián con los experimentados en Quidditch de la casa de Hufflepuff. El veinteañero lo estaba logrando; no había nada que interfiriese otra vez con sus designios, su mente se estaba volviendo tan poderosa como cuando empleaba la Legilimancia o cuando se abría en un mundo de posibilidades con la Videncia. Solamente sentía unos pequeños "pinchazos" en su sien, acompañados de imágenes de tristeza y melancolía que le hacían recordar parte de su pasado, de su motivo para haber viajado en el tiempo. Muerte, desolación, venganza, desconfianza, y sed de poder; eran parte de aquel repertorio musical, pero Thomas no hizo caso de sus revelaciones, sino que a través de una voluntad divina logró concentrarse como nunca antes lo había hecho... su barrera mental estaba levantada con firmeza como una fortaleza impenetrable. Fue en eso que, tras ver a un ejemplar de graphorn adulto junto a su cría; el patriarca de los Granger recordó que debía acudir con Sauda para comentarle todo lo vivenciado, por lo que fugazmente se montó en su alfombra voladora (luego de extraerla de su bolso con hechizo de expansión indetectable) rumbo a los territorios académicos formales de la institución londinense. Al arribar a la Universidad; el pelirrojo ascendió en su alfombra hasta los ventanales del despacho de Saka, y luego de analizar una serie de macetas flotantes con plantas a través del vidrio, se decidió a golpear con sutileza para no ser grosero ni interrumpir a la tanzana, porque tal parecía ser que no se hallaba sola. <<¿Quién más tocó?>> se preguntó curioso al escuchar otro sonido; pero proveniente de la puerta de entrada, y no de la ventana que era el lugar por donde pretendía ingresar Elros al aula.
  3. -Claro que me gusta vuestro traje. Es un tanto... "peculiar", pero te entrega un toque de originalidad que es muy envidiable, Sagitas- respondió el Gryffindor con una sonrisa pícara tras percibir el tono coqueto con que su nueva profesora le había contestado. -Sí... es mi Nimbus 3000; la escoba más veloz en la actualidad... Aunque yo le haría ciertas modificaciones para mejorar las maniobras de giro forzado que son un tanto "complejas", pese a su estupendo balance y precisión- agregó el pelirrojo mientras acariciaba el mango de abedul de su ejemplar de vuelo; justo en el instante preciso en que Cye arribó al estadio montada en una alfombra voladora antigua, que más bien parecía ser una importante reliquia de su colección personal. -Buen día oscuro, Cye... Y sí, soy un honorable Hufflepuff de corazón, pese a mi apellido... Muy contradictorio ¿No creen? Pero fue la elección que el Sombrero Seleccionador escogió para mí durante mi estadía en Hogwarts- saludó el ojiverde extrovertido a la actual medimago jefe del Control de Comercio Universal, observando cómo caían las gotas de agua de su empapada blusa de algodón. Pero cuando el fenixiano estaba "at portas" de realizar otro comentario en relación al medio de transporte con que había llegado la rubia; Sagitas empezó con la primera parte de la clase, la cual constaba en relatar parte de la historia de la escoba que ahora Thomas sostenía firmemente de su diestra. -Ehh...- alcanzó a decir el muchacho, prefiriendo que la Lockhart comenzara con su intervención primero. -Yo también tengo licencia, profesora... y mi escoba, como bien le comenté antes, es una Nimbus 3000. Ésta puede alcanzar una velocidad de 200 km/hr en 8 segundos, siendo más imparable que la Saeta de Fuego de Cye- explicó sin querer ahondar demasiado. -¡JaJaJaJa!- rió el patriarca de los Granger cuando la pelivioleta hizo uso de un humor negro en relación a la gran incomodidad que ocasionaban las escobas para las mujeres cuando éstas no se sentaban de lado; sacando el lado más morboso de un chico que apenas pasaba los veinte años de edad. -¡Claro! Cye tiene toda la razón... es una Nimbus 2001... Una de las mejores escobas de carreras creadas en la década de los 90'. Yo, en cambio, diría que fue hecha para pilotos más experimentados que novatos, pero... teniendo en cuenta los años que han pasado; las generaciones de hoy en día la reconocen como una "escoba de transición". No sé si está correctamente bien utilizado el término, pero así suelo apodar a las cosas que están entre lo arcaico y la vanguardia- platicó Elros, al mismo tiempo que se acercaba hasta la alfombra de Cye para acariciar su lomo con tranquilidad. -Y bueno... yo no le tengo nombre a mis objetos, pero sí a mis criaturas... Y volviendo a la cátedra, maestra... yo sé algunos mecanismos; creo que está el aerodinámico o de maniobra de vuelo, el acelerador, el de estabilidad-balance-equilibrio, el encantamiento de frenado, el de giro clásico e invertido... y creo que el de zig-zag también- añadió el animago, esperando cumplir con las expectativas de la docente.
  4. Aquel gesto dubitativo acompañado de la característica interrogante "¿Acaso te conozco?", fue lo que impulsó al muchacho a aproximarse aún más hasta la mujer de cabellos de chocolate afirmados en una cola de caballo alta; cerciorándose de que, efectivamente, ésta sería su nueva compañera en el arte oscuro del Caos. -¿Dices que está con alguien ahí adentro? Pues, tienes los sentidos bien desarrollados... porque lo que es yo, no escucho nada más que el ulular de las lechuzas y búhos que hay en las copas de los árboles- comentó el fenixiano, justo cuando Helike logró acordarse de quién se trataba. -¡Exacto! Nos vimos, de pasada, en el zoológico de Los Ángeles... Y bueno sí, yo estaba de salida rumbo a la Pirámide del Ateneo para realizar la prueba de vinculación con el anillo- agregó el hechicero del futuro, al mismo tiempo que le enseñaba a la española la joya que lo ligaba a la Animagia, además de las de Legilimancia y Videncia que también descansaban ahí. -Le felicito, señorita Rambaldi... Y sí, conozco tu apellido porque se acompaña de tu nombre en la plantilla del Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes del Ministerio de Magia... Me imagino que sabes que toda la comunidad londinense tiene acceso a El Profeta ¿O no? Pues ahí he visto alguna que otra noticia donde muestra tu excelente trabajo como jefa de oficina- explicaba el apuesto adolescente con simpatía en sus expresiones, tratando de no avergozar demasiado a la chica. -Bueno... mi nombre es Thomas Gryffindor, actualmente desempleado... pero tengo un negocio en el Callejón Diagón que me da galeones, y eso me mantiene "estable" hoy en día... ¡Mucho gusto!- dijo el ex-medimago del CCU. -De todas formas... tenemos que esperar a que el guerrero Bakari nos atienda. No es buena idea molestarlo en su tienda; por lo menos eso comprendí cuando estuve bajo el período de aprendizaje con Badru. Los Uzza son un pueblo de tradiciones y costumbres más arraigadas que las que tienen los Arcanos... Así que te propongo un trato; ¿qué te parece si practicamos un poco algunos hechizos básicos de los libros pasados? Obviamente, sin matarnos el uno al otro... Aunque con eso, se me ocurrió preguntarte... ¿tienes cargado de energía tu Amuleto de la Resurrección?- le consultó a la Vladimir; no sin antes tomar unos cuantos metros de distancia de ésta, quedando de espaldas al lago y frente a la morada del tiferim. -¡Adelante Helike! Estoy listo... La dama primero- exclamó con caballerosidad el hijo menor de los Gryffindor, posicionándose delante de su adversaria con la típica postura de duelo que le fue inculcada en Hogwarts y la varita en ristre en su mano derecha; esperando el hechizo de bienvenida.
  5. http://i.imgur.com/M2uSXnj.jpg <<¿Dónde estoy?>> era la pregunta que afloraba, una y otra vez, en la mente del joven fenixiano; el cual ahora se encontraba en el centro de un escenario completamente rodeado de niebla, tan densa como el algodón. <<¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi origen? ¿De dónde provengo?>> fueron otras de las interrogantes que retumbaron en el lugar como "eco en la montaña más oculta de la cordillera"; pues si alguien miraba el panorama desde afuera, podría aseverar que el Gryffindor no tenía compañía alguna más que su propia sombra que se dibujaba en el piso, tal como si aquel suelo que ahora afirmaba sus pies descalzos estuviese conformado únicamente por agua nacida del manantial más puro y cristalino de todo el mundo. La situación era muy extraña, porque el adolescente jamás se había hallado en una zona así, sobretodo desconociendo donde su "propio yo" estaba; hecho que le intranquilizaba, causándole un dejo de incomodidad que se manifestaba con el titubear de sus pasos indecisos hacia lo que él llamó "el horizonte". Estaba claro que allí no había nadie más y que dicha realidad era, nada más y nada menos, que su propia mente jugando con él en un mundo abstracto y onírico... estaba dormido. Pero fue en eso que sus ojos esmeraldas se cruzaron con la figura de una mujer añosa, muy delgada y tan alta como un roble. Su piel era morena, labios carnosos y facciones delicadas, pero exóticas. Usaba el cabello corto, rozando la calvicie; el cual llevaba descubierto al aire, mismo que mecía los rizos rojizos del hijo de Elvis y Annick. <<¿Quién eres tú?>> consultó a través de un susurro que sacó una leve sonrisa de la anciana, justo antes que ésta le balbuceara un par de palabras en un idioma extraño que nunca antes había oído en su vida. "Protege tu cuerpo, porque éste es tu templo" "Se cuidadoso y mantén tu mente concentrada... enfocada en tu objetivo... tu centro" Fueron las frases que Elros oyó antes que la mujer le golpease en la garganta con una vara de pastoreo que le ayudaba a mantener el equilibrio... Y así despertó. -¡Madre santa!- exclamó el muchacho algo asustado cuando recobró la compostura en pleno bosque, estando a punto de ahogarse con un líquido verdoso que discurrió a través de su cuello desde su boca, manchando su sudadera. Ahí, junto a él, se encontraba una Arcana envuelta en la seriedad, pero no por eso actuando con intransigencia. -Lo... lo siento mucho, maestra... Yo me siento muy avergonzado, en verdad... disculpa- masculló con la mirada gacha, pues estaba muy decepcionado de su comportamiento y de no haber sido precavido; incluso irresponsable. -Comprendo a lo que se refiere, Aailyah... Entiendo que jamás debo bajar la guardia, y que esa "barrera o muralla" debe ser natural en mí desde ahora en adelante. Esto... este error, me ha servido para darme cuenta de mis debilidades... Ahora sé que puedo enfrentar mejor la misión- platicó el alquimista mientras se ponía de pie para quedar frente a Sauda. -Le pido, por favor... que se mantenga acá... Volveré con lo encomendado en unos minutos- agregó el aprendiz, segundos previos a lanzarse a correr por uno de los senderos de la frondosidad, sin mirar atrás... Debía terminar lo empezado de buena manera para enorgullecer a Saka y sentirse satisfecho consigo mismo. Era parte del aprendizaje que tenía que sortear para poder ser digno de la Oclumancia; y así enfrentar sus peores miedos al interior del portal que tendría que cruzar en la Pirámide del Ateneo.
  6. Aquella cálida noche primaveral era perfecta para que Elros comenzara con los estudios del Libro del Caos; hecho en particular que a él mismo le sorprendió tras hacer efectiva la compra realizada la semana anterior en la tercera planta del Magic Mall. -Aún siento su pestilente esencia- dijo en voz alta el muchacho al recordar el aroma que Fergus, el recepcionista del ascensor clandestino, emanaba; un potente olor a alcohol que emborrachaba a cualquiera con tan sólo aspirarlo desde la puerta que comunicaba dicho sitio con la recepción de la institución comercial del Callejón Diagón. Dentro de todo, el apuesto veinteañero se había dedicado a estudiar (días previos) cada una de las páginas misteriosas que englobaban aquel arte Uzza, las mismas que para él eran las más complicadas de entender y de razonar con tanta invocación que marearía hasta al marinero más experto en aguas turbulentas. <<Cuatro ruedas y un señor... ¿Una carreta?>> se cuestionaba el ojiverde, algo payaso, mientras arreglaba todo lo que llevaría al sitio donde aprendería a utilizar aquella compleja y peligrosa magia. Vestido con una sudadera azul rey, bermudas de jeans algo desteñidas por el tiempo, y un par de deportivas níveas un poco descuidadas; el Gryffindor se motivó a salir de su alcoba rumbo al vestíbulo de la morada de sus padres. Los elfos ya se habían encargado de alimentarlo e hidratarle lo suficiente, por lo que su varita envainada estaba lista y dispuesta para ser empuñada al compás del azar, una casualidad presente en esta doctrina que se diferenciaba de las demás. -Ya es hora, Rhaenya... Saluda a mis hermanas de mi parte, eh- exclamó muy emocionado el alquimista del futuro; saliendo hasta los terrenos de los jardines de la mansión, con el propósito de sumergirse en aquella desagradable sensación de succión. Fue así que, finalmente, el patriarca de los Granger tocó piso en una ladera de la zona norte del recinto que era dominado por el tiferim; aproximándose hacia un lago que mantenía una escasa distancia de una pequeña tienda donde, a ciencia cierta, vivía Bakari. -¿No crees que el cigarrillo te hace mal, Helike? ¡Aps! A todo esto... Buenas son las noches eh, señorita Rambaldi. Bastante tiempo ha pasado desde nuestro último encuentro ¿Lo recuerdas?- expresó Thomas con una sonrisa a flor de labios, esperando que la vampiresa memorase aquella instancia donde Suluk Akku los estaba adiestrando en la Animagia en un zoológico muggle; a diferencia de que el Gryffindor ya estaba de salida hacia su prueba de vinculación con el anillo de la habilidad, mientras la española comenzaba su enseñanza. -Me imagino que esperas a Bakari ¿No es así?- consultó a sabiendas de la respuesta, pero lo único que deseaba el legilimago era que su nueva compañera fuese gentil y no hubiesen rivalidades entre ambos en esa clase que les "sacaría de quicio" con únicamente comprender el significado de los nuevos poderes que adquirirían a manos del Guerrero Uzza del Caos.
  7. No era un día como todos los demás, porque finalmente había llegado a la puerta de la morada del muchacho, la carta que visaba el permiso para asistir a la clase de Maestría con Escobas por parte de la Universidad. -Quizás cómo es el nuevo sistema de aprobación de las cátedras... ¿Habrá cambiado?- se preguntó en voz alta el legilimago, pues ya había pasado bastante tiempo desde su última aparición por el Ateneo de Conocimientos; sobretodo desde que su padre abandonó el cargo de director de la prestigiosa institución académica mágica de Gran Bretaña, bajo motivos únicos y personales que su propio hijo legítimo desconocía. Pero lo que más le sorprendió al adolescente fue descubrir quién sería su curiosa y peculiar docente en esta oportunidad, pues se trataba (nada más y nada menos) de Sagitas; la bruja más afamada y "algo adinerada" de todo Ottery St. Catchpole. -Vaya, vaya, vaya... La Potter Blue una vez más aparece en mi vida de forma imprevista... y además estaré con Cye... ¿Lockhart? ¡Merlín!- exclamó el alquimista del futuro, al mismo tiempo que se llevaba ambas manos a la cabeza tras recordar que había dejado sola a la sacerdotisa en compañía de su molestosa hermana Kyttara en las inmediaciones del Control de Comercio Universal; hecho que era, indudablemente, una falta de respeto y de cortesía con una recién llegada. Pero finalmente el Gryffindor se calmó, debido a que también memoró que Mei y Elodia le habían comentando que finalmente la rubia de descendencia francesa se terminó por adjudicar la Jefatura del CCU. <<Quedó en excelentes manos>> caviló tras un leve suspiro. Fue así que Elros, fugazmente, dirigió sus pasos hasta el armario de su alcoba; desde donde sacó su vestimenta de Quidditch de la casa de Hufflepuff que aún conservaba como reliquia entre sus prendas habituales. Tras lucir, perfectamente, los colores negro y amarillo sobre su atlética figura; el apuesto joven descendió las escaleras de su morada con su varita envainada y con su escoba (Nimbus 3000) en mano diestra, desapareciendo en los jardines. Al arribar, luego de aquella fastidiosa sensación de vacío producto de la aparición, al Estadio New Trafford; el animago sonrió ampliamente al percibir que el ambiente húmedo y sombrío le entregaba una cuota gratuita de mística a la clase, especialmente por la lluvia que caía desde el firmamento lleno de nubes grises que, a ciencia cierta, podrían conformar sin problemas una tormenta en Manchester, Inglaterra. -¿Herbología?- refutó en tono alto el chico de cabellos rojizos ondulados mientras se acercaba, a pasos sigilosos, hasta Sagitas; quien parecía no estar muy contenta con ser la protagonista de la cátedra. -Thomas Elros Gryffindor presentándose, maestra... Lindo traje, eh- dijo el ojiverde, tratando de simpatizar con la profesora. -Agradezco que no haya usado el hechizo Impermeabilizante, pues... quizás es más emocionate y adrenalínico gozar de este clima ¿No le parece?- platicó, mientras buscaba con la mirada, en alguna parte o rincón del terreno verdoso, a su amiga medimago. -Tengo el resto del equipo en casa... me imaginé que no necesitaría el set completo del juego, ni la Quaffle del Mundial de Quidditch de 1994- agregó sereno.
  8. -Muchas gracias por el halago, maestra- expresó en un comienzo el Gryffindor, luego de oír cada una de las palabras que la morena le dedicó mientras se ponía, una vez más, de pie. -¿Natural? ¡JaJaJaJa! Mejor llámalo "espontaneidad" ¿O no? Suena como una cualidad mucho más... "masculina". La natularidad dejémosla para las chicas, Sauda. Aunque he de confesarle que concuerdo mucho con usted en relación al nivel de exposición que dejamos ver a la hora de hacer o conformar una barrera mental con finalidades de ejercer la Oclumancia... ¿Hasta qué punto nos volvemos vulnerables contra un legilimago? Es cierto... quizás los sentimientos puros son la fuente más poderosa cuando elaboramos un mecanismo psíquico de defensa efectivo... pero también demostramos cierto nivel de flaqueza que nuestro oponente puede bien utilizar en nuestra contra ¿No es así?- cuestionó el pelirrojo una vez que sus pasos se aproximaron a los de la Arcana, tanto así que sus ojos expresivos no se cansaban de observar la fisonomía armónica de la mujer nativa de África. <<¿Analizar la flora y fauna del lugar?>> se preguntaba para sí mismo el hechicero, debido a que no le encontraba mucho sentido a la petición y tarea que la tanzana le estaba otorgando; pero decidió callar y obedecer en silencio sin rechistar, ya que reconocía la labor de Aailyah y la vasta experiencia que ésta manejaba en la habilidad que estaba puliendo cada vez más concentrado en cumplir a cabalidad su objetivo principal. -Muy bien, Saka... Iré a explorar los confines de este bosque y luego regreso hasta acá para comentarle cuáles son las especies, tanto del reino animal como vegetal, que he hallado durante esta noche... Seré cuidadoso y me mantendré centrado, maestra... se lo prometo- platicó el muchacho con una sonrisa dibujada en su jovial rostro, no sin antes estrechar aún más la distancia entre ambos, con tal de tenderle su diestra con simpatía inigualable. Fue así que, una vez comenzada su ruta de aventura; Elros se adentró, poco a poco, en el frondoso y lúgubre monte que rodeaba la desconocida morada de la sabia oclumaga del Ateneo Universitario. El silencio envolvía cada uno de los rincones oscuros de la alameda, tanto así que la espesura del terreno le conmovió los nervios con una leve sacudida en la espalda que produjo en él un cúmulo de cosquillas inofensivas. -Cálmate... es sólo un bosque- se decía en voz baja el alquimista del futuro, sin mirar hacia atrás ni tampoco dejándose llevar por el ulular de aves nocturnas que se mimetizaban con el silbido o soplido del viento que aumentó considerablemente. <<Ya sé>> pensó el aprendiz, cuando una idea brillante iluminó sus pensamientos; pues si no la cumplía, Suluk Akku sentiría una grave decepción de su actual animago. Entonces Thomas, sin vacilar más, se transformó en un mono araña y empezó a escalar un árbol con la agilidad que caracterizaba a los de su especie; y tras llegar a la copa pudo vislumbrar el resplandor de la luna llena que acompañaba a una decena de mooncalfs que habían salido de su madriguera a danzar. <<Maravilloso>> caviló el primate cuando unas revoltosas hadas se unieron al escenario festivo, pero no todo podía salir como lo tenía premeditado el patriarca de los Granger, debido a que una fuerte cefalea le aquejó con un recuerdo cruel y despiadado que tenía oculto en su subconsciente. La muerte de Zahil y Aranel en el Departamento de Misterios a manos de los mortífagos, fue el "punto de quiebre" que le hizo abandonar el equilibrio y caer de la rama que le sostenía; golpeándose ferozmente la cabeza al colisionar contra el piso húmedo, perdiendo súbitamente el conocimiento... ¿Qué sucederá con el adolescente ahora ahí tendido como un bebé indefenso?
  9. Sauda se mantuvo exactamente en la misma posición en la que estaba desde un comienzo, sentada al borde de un árbol en pleno bosque que daba camino hacia su morada; condición que hizo reflexionar (aún más) a Elros, pues denotaba la seguridad que ésta tenía consigo misma para utilizar una habilidad que, a ciencia cierta, manejaba tan bien como la Oclumancia. <<Legeremens>> fue la palabra, a modo de susurro, que salió desde los labios carnosos de la morena tras abrir los ojos muy concentrada y determinada a cumplir con su enseñanza para con el muchacho. -Merlín- exclamó el pelirrojo cuando una leve presión, similar a una de sus crisis de jaquecas, empezó a sentirse en su cabeza; pues era evidente que Aailyah ya estaba navegando en el mundo de su subconsciente sin su beneplácito directo. Poco a poco, comenzaron a aflorar una serie de imágenes que originaron una sonrisa divertida en la boca del Gryffindor al poder contemplarlas como un sutil flash-back, como quien ve una película muggle en un cine antiguo: Mith y Oscurus, los hijos gemelos de Sofía, junto a Zahil y Aranel, las retoñas mellizas de su tía Arabella. Su primera aventura de magia a los cinco años, la compra de su varita en Ollivander, su ingreso a la Casa de Hufflepuff, Steven y Millie, el Torneo de los Tres Magos, el obsequio de su tía Mica... y muchas otras escenas que conmovieron al animago; hasta que un fuerte dolor en el pecho le hizo retroceder con cierta repulsión inherente a su naturaleza mortal. -Hey... ¿Qué estás buscando? ¿Saka?- consultaba con un dejo de desasosiego; debido a que la representación gráfica del ataque a su familia en la mansión, fue lo que dio pie a que punzadas quemantes culminaran por derrumbarlo de rodillas en el húmedo suelo que antes sólo pisaba con el afán de recorrer el trayecto hacia el hogar de la tanzana; área protegida que jamás había conocido antes, ni con su padre cuando éste era director. Vacío existencial, apatía, desesperanza y un sentimiento agudo de soledad le invadió por completo; era volver a ser parte de aquella macabra situación que le hizo querer vengarse de la persona que había traicionado a sus amados y respetados padres; sí, los mismos que ahora volvían a yacer maltratados y con los pies descalzos calcinados... una muerte terrible que el Gryffindor no le desearía ni a su peor enemigo. -Pa... padre, Ma... mamá- musitaba con algo de dificultad el ojiverde, puesto que el aire comenzaba a faltarle y una leve asfixia le oprimía el tórax a tal punto de tornarse cianóticos sus labios. Un desorden de sentimientos negativos... culpa, ansiedad, melancolía y rencor; embriagaron su alma inocente, pero justo cuando estas alteraciones estaban "at portas" de derrumbarlo ante la figura de su maestra; Thomas sacó "fuerzas de flaquezas" y con un rotundo "Detente ahora" conformó una barrera psíquica compuesta de sus principales alegrías y júbilos junto a Athena (su actual enamorada), sobretodo aquel simple beso en Cirque du Freak que impulsó a su corazón a frecuencias que tenía olvidadas. -Ya basta, Sauda- dijo el apuesto hechicero con mayor control; logrando ponerse de pie nuevamente para quedar mirando de frente a una expectante y sorprendida Arcana.
  10. ¡Hola directores! Bueno, por fin me animé (y que conste que me costó ¿?) a tomar este Libro de Hechizos. Créanme que he leído bastantes veces los conjuros del Caos... y aún no los entiendo ¿Dados? xD Pobre Guerrero Bakari U.U ... Le sacaré "canas verdes" ¡JaJaJaJa! Con Helike... seremos dupla explosiva Nick: Thomas E. Gryffindor ID: 113082 Libro de Hechizos: Libro del Caos Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): #57 Rango Social: Orden del Caduceo Nivel de Magia: 30 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2011 Link a la Bóveda: Bóveda #93543 Link a la Ficha: Ficha #93537
  11. La fijación de mirada directa de Elros en los diamantes brunos de la Arcana no perduró más de cinco segundos; ya que un ligero dolor de cabeza, específicamente en su sien derecha, le obligó a desviar su foco de atención hacia el tronco del árbol que le cobijaba; sintiendo curiosidad y, a su vez, intriga ante el poder mental que proyectaba su nueva mentora. <<¿En blanco?>> se cuestionó el muchacho, pues ésa había sido su única respuesta ante aquel osado y atrevido (pero no poco temerario) gesto, misma postura que era propia de los adolescentes de su edad que no sabían medir todas las consecuencias de sus acciones. -Claro, maestra... Lo más probable es que sea una jornada nocturna muy especial y... bueno, espero que el clima así nos acompañe- contestó el apuesto pelirrojo de figura atlética; desconociendo la verdadera fuerza mágica que tenía dicho objeto que colgaba de la muñeca de la Arcana, por lo que atribuyó aquella frase como proveniente de una bruja con vastos conocimientos del tema, inclusive erudita en lo que a Meteorología podría tratarse. -Me parece perfecto... Le agradezco, enormemente, que confíe en mí. Estoy seguro que no se arrepentirá, Sauda... No la decepcionaré en lo absoluto. Espero honrarla con todo lo que yo aprenda de este nuevo viaje a vuestro lado- expresó el extrovertido Gryffindor, sonriendo a flor de labios tras notar aquella disposición que Aailyah le demostraba al querer entrenarlo en el arte de la Oclumancia a pesar de sus años joviales e inexpertos. -¿Sutileza? No se preocupe por mí, Saka... Sus camaradas, sobretodo Rosália, no midió muchas veces la intensidad de su fuerza mental y... por poco, termina acabando con mi voluntad. De no ser por mi convicción en dar la pelea sin rendirme... no estaría hoy con usted con el juicio sano- agregó mientras se rascaba la nuca con un toque de insistencia; ademán que tenía el animago cada vez que una cuota gratis de nerviosismo aparecía. Sus mejillas se ruborizaron, la adrenalina empezó a circular ferozmente a través de su torrente sanguíneo, una gota rebelde de sudor cayó desde sus rojizos y ondulados cabellos hacia su mejilla izquierda, y la respiración se tornó un tanto agitada al corroborar que las indicaciones de la tanzana venían sin vacilaciones. -Comprendo a lo que va, maestra... pero antes de conformar algún tipo de barrera mental... siempre soy partidario de experimentar lo que una posible "víctima o agresor" sufriría estando yo en su lugar. Es por eso que me dejaré atacar, Sauda. Y no tenga miramientos conmigo... como también no los tendré con usted ante una eventual defensa ¿De acuerdo Aailyah?- fue lo que quiso transmitirle el patriarca de los Granger a la morena; gallardía y optimismo. Ante aquello; Thomas se puso de pie con agilidad y conservó una distancia prudente de la Arcana. Poco a poco fue impregnándose de la paz y de la armonía del bosque, sintiendo el vaivén de la naturaleza sobre su cuerpo; pero fue cuando estuvo listo que abrió los ojos de par en par (debido a que segundos previos los había cerrado para concentrarse) y los clavó, sin ejercer presión psíquica alguna, en los de la hechicera nativa de África. -Adelante- exclamó el ex-medimago de La Orden del Fénix, con determinación y entereza.
  12. -¿Una reliquia? Pues... sí, también es un preciado objeto de oro puro con forma de triángulo hueco en el medio... pero yo me estoy refiriendo, en realidad, al significado más "literal o trascendental" de la "Triforce"- comenzó diciendo el muchacho, sin perder su foco de atención de los ojos cansados de Sauda; los mismos que le transmitieron una anhelada cuota de serenidad tras dejar de sentir, en sus pensamientos, aquellos disturbios que por segundos muy escasos no terminaron por enloquecerle en pleno bosque londinense. -¿Hablarle de la conexión, maestra? Pues no es algo muy difícil de analizar si lo miras de un punto de vista más... "concreto" y menos "abstracto". Aquellas tres habilidades que le nombré: Legilimancia, Videncia y Oclumancia... Tienen un lazo muy estrecho que se remonta a los confines de la mente. El poder psíquico, es en sí... la base de todas. Tienes que tener un vasto dominio de tu "yo interior" antes de aventurarte a aprenderlas o... "controlarlas", como es en mi caso- continuó platicando Elros, al mismo tiempo que tomaba asiento en un tronco de un árbol que quedó justo frente a la silueta jovial de la morena de turbante exótico en la cabeza. -Así también pasa con las ya conocidas "Reliquias de la Muerte"... La capa de la invisibilidad, la piedra de la resurrección y la varita de saúco. Éstas también conforman una "Trifuerza" que hará invencible al mago que las posea... Bueno, mi "Triforce" también funciona algo..."similar", maestra. Con el poder de extraer emociones y memorias, el ser capaz de auto-cuidarse de un símil a través de una pared propia, y con el don de profetizar... podrías controlar a cualquiera, y volver vulnerable hasta al hechicero más fuerte- concluyó el hijo menor del matrimonio Gryffindor, sonriendo como si de ambición infantil se tratase. Dentro de todo, las palabras del pelirrojo podían sonar a codicia personal; pero no era así. Thomas deseaba poder volverse cada día más fuerte con tal de proteger a sus seres queridos; ése siempre iba a ser su "talón de Aquiles" desde que regresó al pasado con una misión especial. -Sólo espero, Saka... que no malinterprete mis dichos. Yo única y exclusivamente quiero tener una mente ofensiva y defensiva para mí, y ante el resto. Y bueno... supone muy bien, maestra Aailyah. Tuve encuentros con Rosália y Sajag... Ellos, generosamente, me ayudaron a canalizar mis energías para aprender a utilizar de buena manera mi don psíquico. También... la enseñanza de mis padres bajo el manto de los paladines... fue un eslabón primorial para saber a qué me enfrentaba- explicó el animago con templanza en cada una de las sílabas que emergían de sus labios. -¡Hermosa pulsera, Arcana! ¿Son zafiros?- consultó cuando su norte se encaminó hasta una formación compuesta de piezas circulares que descansaba en la muñeca de la tanzana de compleja altura. -Debe de tener un significado muy especial para usted- agregó el extrovertido adolescente; tratando, a su vez, de utilizar la Legilimancia para penetrar la mente de la mujer vestida de kanga; sin olvidarse del contacto visual directo.
  13. -Siempre la ayuda... mejor dicho, la guía de un hechicero experimentado es bienvenida, maestra. Así que mientras mi consciencia lo permita y mi mente esté dispuesta a aprender de tus enseñanzas; podrás contar conmigo, Saka- dijo el pelirrojo a modo de comentario mientras ambos, recién encontrados, se introducían cada vez más en el frondoso, y un poco perturbador, bosque que debía de englobar más de algún misterio sin resolver. La afirmación de Aailyah de que conocía a su padre, fue un hito que tranquilizó a Elros y le hizo adquirir mayor confianza consigo mismo y con la Arcana; pues si Elvis había sido capaz de sortear las barreras del mundo de la Oclumancia, también aquella sangre y valentía corría por sus joviales venas como todo un Gryffindor para afrontar el desafío que fuese, inclusive una habilidad que jamás había podido pulir en solitario. -Muy bien... Te seguiré a donde vayas- añadió el muchacho de mirada expresiva y curiosa; alzando sus orbes esmeraldas al cielo ennegrecido en el instante que la morena dejó entrever su vara de cristal, tan opaca como la tonalidad de sus ojos. <<Mantente centrado>> era la frase que no se detenía entremedio de sus pensamientos, bloqueando cada idea descabellada que surgía en él mientras esquivaba los árboles que, por escasos centímetros, no terminaban golpeándole la cara. Pero en el preciso santiamén en que más cándido se encontraba; culminó por convertirse, dicho momento de reflexión, en la piedra angular que le hizo pecar y caer en la ingenuidad. Poco a poco su atención dejaba de centrarse en los pies de Saka, y pasaba a fijarse en el instrumento mágico que ésta aprisionaba en sus manos. La vara de cristal, de un color rojizo como el carmesí más puro; comenzó a manifestar, en su interior, una serie de tormentas de arena que se batían feroces con ansias de querer salir al exterior. -E... espere- fue lo que alcanzó a pronunciar el aprendiz, al mismo tiempo que su mano derecha se afirmaba con fuerza del hombro ipsilateral de la Arcana, como queriendo que ésta no siguiera su ruta. -Su... su vara, maestra... ¿Qué contiene?- preguntó con algo de sudor recorriendo su frente, sin dejar de mirar a la mujer directamente a los ojos. Pero no todo se quedaría ahí, debido a que ésta empezó a mutar hasta pasar a ser una serpiente que se enroscó en el antebrazo izquierdo de la tanzana. -¿Qué... ¿Qué está pasando aquí?- consultó un poco asustadizo, ya que dentro de sí temía fracasar y que sus creencias lo traicionaran. Sombras, voces y luces que no tenían explicación, dieron "riendas sueltas" al escenario propicio para que Thomas cayera en confusión; lo que se manifestó a través de sus manos al cubrir su rostro algo contrariado. <<Esto no es real, Elros... Déjate de niñerías y pone en práctica tus conocimientos>> se auto-regañaba el animago, justo cuando Saka le formuló otra de sus interrogantes que le ayudó a retomar su concentración. -Yo... yo, Arcana... Quiero sellar mi mente de forma completa. ¿Sabe lo que es una "Triforce"? Entre... Legilimancia, Videncia y Oclumancia... existe una conexión que no todos logran ver y que yo, desde pequeño, descubrí- susurró al compás del viento, esperando que Sauda dijera algo.
  14. Poco a poco el clima comenzó a cambiar en el bosque que rodeaba gran parte del terreno universitario; dando paso a una cálida noche primaveral que otorgaba una bienvenida colmada de serenidad, paz y armonía a aquellos que se aventuraban a cruzar más allá de los límites que un alumno novato tenía permitido por los directores. El croar de las ranas, el canto de los grillos y el brillo singular de alguna que otra luciérnaga; eran parte del panorama que acompañaba al pelirrojo en plena oscuridad, hasta que una voz muy tímida se escuchó en sus pensamientos. -Lo sé, y agradezco su advertencia. Tendré más precaución desde ahora- respondió en tono bajo mientras cerraba los ojos con afán de concentrarse; pues ése no era su primer encuentro con un Arcano, y sabía por experiencia propia que debía poner todos sus sentidos a disposición de su mentor y el aprendizaje que éste le brindaría con respeto y responsabilidad. -Su belleza no es un mito, maestra Saka... Mi nombre es Thom... o sea, Elros... sí... Soy Elros Gryffindor. Hijo de Annick y Elvis, el antiguo director de la Universidad... ¿Lo recuerda, no es así?- preguntó el animago justo cuando sus pies se encontraron a pocos metros de la alta figura morena de la bruja, quien vestía una túnica colorida muy llamativa que combinaba con el turbante que cubría sus cabellos. Dentro de sí, el adolescente sabía que había hecho lo correcto con la mujer; pues no podía empezar una plática tan importante y trascendental en su vida, mintiendo descaradamente en base a su verdadera identidad que para muchos era un misterio. Con los Arcanos debía ser transparente; eso lo había aprendido desde su primera cita con la Pereira. -¿Qué hago aquí? Pues... yo he venido a... He venido a...- alcanzó a responder el chico de orbes esmeraldas; puesto a que justo cuando estaba dispuesto a contestarle a Sauda, una serie de pensamientos (o más bien "ilusiones") se conformaron en su mente, distrayéndole por completo de su objetivo central. La imagen de su enemigo tomando un helado de calabaza junto a Athena, el correr de sus pies a través de un laberinto tan gélido como el hielo mismo, y el zumbido de una colmena de avispas que se avecinaban a atacarlo; fueron las visiones que sudorizaron su piel nívea a tal punto de sentir cómo sus piernas flaqueaban y se alborotaban hacia los pastizales. Pero, en ese preciso instante, afloraron las fisonomías de Sajag, Suluk y también Rosália; lo que le ayudó a recordar que debía poner su mente en blanco para afrontar aquellos desafíos... y así lo hizo. -Estoy acá para hacerme su aprendiz, maestra. He venido a fortalecerme... Quiero ser mejor de lo que soy hoy en día, pero para eso... necesito de su ayuda- respondió con humildad, fijando su mirada en los ojos llenos de sabiduría y cansancio (incluso algo tristes) que Aailyah poseía.
  15. Finalmente Elros se decidió a terminar su visita en el Magic Mall recorriendo la tercera planta de la institución comercial. No estaba cien por ciento seguro, pero era un paso necesario que debía dar para continuar con su vasta formación de la mano de los Guerreros Uzza; pues ya había dejado pasar demasiado tiempo desde su anterior lección junto a Badru y el arte del Libro de Druida. Aún recordaba dicha aventura al lado de Mei, su actual Líder, en los confines del desierto; elaborando pomadas y utilizando hechizos que jamás en su corta vida había oído en Hogwarts ni de los labios de sus más poderosos mentores de La Orden del Fénix. También reconocía que los Uzza siempre decían que los conocimientos estaban prohibidos de traspasarse sin el beneplácito de ellos mismos; cosa que simplificaba un tanto las cosas sobre el porqué nunca había visto convocar semejantes conjuros mágicos. Tras retornar a la planta baja del edificio; Thomas encaminó sus ligeros pies hacia los mostradores de la recepción; atravesando una puerta de madera olvidada que lo condujo directamente al desordenado cuarto de servicio. -Buenas tardes, Fergus. Te ves un poco más... "sobrio" que la última vez- saludó el pelirrojo al vislumbrar la figura del holgazán oriundo de tierras escocesas, no pudiendo evitar echarle un ojo a su calva cabeza que no dejaba de brillar con la tenue luz que iluminaba la zona del ascensor de pintura descascarillada. Fue así que, luego de introducir la contraseña numérica y responder el cuestionario proveniente de aquella voz de sonido metálico, el joven animago llegó a la sala de mastodóntico bloque de mármol níveo. -Hola Albus... Buen día- comentó con simpatía al cuadro de Dumbledore. -¡Hola! ¿Broohilda?- exclamó el Gryffindor cuando su semblante fornido se materializó en el escritorio del centro; esperando que la persona vestida con la clásica túnica azulada fuese la recepcionista de aspecto regordete que muy bien recordaba de su cita previa con el área de "Objetos Peligrosos y Potencialmente Mortales". -Vengo por un ejemplar del Libro del Caos... ¿Están disponibles y en stock?- preguntó el adolescente con fisgoneo, al mismo tiempo que rellenaba uno de los tantos formularios que estaban sobre el mesón; con el fin de tendérselo al empleado del Concilio de Mercaderes que lo atendiese. ID: 113082 Nick: Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: Bóveda #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda #93543 Nivel Mágico: 30 Fecha: 2017-03-28 Nombre del producto: Libro del Caos Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 20 Precio: 20000 G Precio total: 20000 G
  16. La primavera ya se había dejado caer en las diversas calles de Ottery St. Catchpole en Devon, Inglaterra. Por lo menos eso era lo que Elros creía tras vislumbrar hace unos días el florecer de decenas de árboles y arbustos que rodeaban la mansión de los Gryffindor, su hogar, y el sitio idóneo que había escogido para refugiarse luego de su funesto arribo a través del portal Uzza que le permitió volver al futuro por breves instantes; corroborando que muchas cosas habían cambiado con su luctuoso "nacimiento" en el mundo del pasado como Thomas. <<Estoy bien con haberle informado a La Trinidad que retomaré mis estudios en la Universidad antes de coger mis responsabilidades con La Orden... Debo sentirme igual de fuerte que antes o... o yo me terminaré volviendo un estorbo para el resto de mis compañeros de bando>> pensaba el pelirrojo mientras culminaba de empacar las pertenencias que llevaría hasta los terrenos de la institución académica. No era tan temprano ni tampoco demasiado tarde, debido a que los rayos del astro sol aún se conservaban firmes a través del firmamento despejado de nubes; por lo que el animago, sin pensarlo dos veces, descendió las escaleras hasta pisar el vestíbulo de la morada y, con un fuerte silbido, llamó a uno de los elfos de Elvis. -Tanis... avísale a mis padres que iré al "asunto" que les comenté anoche... ¡Ah! y dile a Rhaenya que cuide de "Brahmsy"... aún es muy demandante, y no quiero que entre en depresión por mi ausencia- dijo el fornido adolescente a la diminuta criatura de orbes celestes; sonriéndole justo antes de cruzar el umbral de la puerta de salida hacia los primeros peldaños que lo separaban de los jardines que tanto cuidaban sus hermanas mayores, sobretodo Lunática y Kytta; ya que Ley siempre gozaba de viajar. Fue así que, en cuestión de segundos, una esfinge de colosales dimensiones físicas aterrizó en sus cercanías; batiendo sus enormes alas al ritmo del sutil y delicado viento que mecía las hojas de los alerces. -Has llegado justo a la hora que acordamos, Billy... ¿Tienes más acertijos para mí?- preguntó el ojiverde con curiosidad cuando ya estuvo encima del lomo del ser procedente de Egipto. -No, amo... Los enigmas tendrá que resolverlo usted cuando sus diamentes esmeraldas se fijen directos en las perlas azabaches de Sauda- contestó el animal mágico, instantes previos a alzar el vuelo rumbo a la Universidad. El viaje no fue molesto, y el clima ayudó considerablemente; por lo que ambos amigos tocaron superficie envueltos en la paz y armonía que sólo se podía obtener en ese lugar. -Ve a casa y aliméntate bien... Muchas gracias por traerme- exclamó Thomas con sencillez, acariciando la cabeza de la esfinge antes que ésta se marchase. Vestido con una sudadera azul y bermudas de jeans descolorida, el patriarca de los Granger avanzó a pasos cautelosos por el bosque; sintiendo el sonido del agua del lago y el cantar de los pájaros que ya recibían alegres a sus polluelos. -¿Arcana Aailyah?- vociferó, rompiendo con la tranquilidad del ambiente relajador y, a su vez, motivador; debido a que le parecía un entorno idóneo para aprender y olvidarse de las preocupaciones y pensamientos perturbadores que aún aquejaban su jovial e inmadura mente humana; dolores de cabeza que no se calmaban jamás, menos por las largas noches antes de dormir.
  17. Nueva Habilidad Mágica o/ Nick: Thomas E. Gryffindor ID: 113082 Habilidad: Oclumancia Rango Social: Orden del Caduceo Nivel de Magia: XXX (30) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2011 Nº de conocimientos que se poseen: 11 Link a la Bóveda: Bóveda Nº93543 Link a la Ficha: Ficha #93537
  18. ¡Hola chicos universitarios! Paso a inscribirme al conocimiento que aún tengo disponible ¡Saludos! o/ * Nick: Thomas E. Gryffindor * ID: 113082 * Conocimiento: Maestría con Escobas * Nivel de Magia: XXVIII (28) * Link a la Bóveda: #93543 * Link a la Ficha: #93537
  19. Siguiendo con su plan de transacciones, Elros sonrió con gentileza cuando la persona encargada le facilitó una nueva ficha que rellenar. Al parecer podría salir del edificio comercial con todo lo que deseaba, y eso era positivo cuando su meta era reincorporarse poco a poco a sus quehaceres mágicos; sobretodo en materia universitaria, familiar, y también sentimental. Athena Rouvás estaba grabada en su corazón, y esa situación tampoco quería dejarla pasar como todo el río que había corrido a través de las rocas en aquellos meses de ausencia sin dar una explicación lógica y considerada a nadie, tampoco a sus queridos padres. -Tengo que hacer algo al respecto o tendré serias consecuencias, de las cuales me lamentaré- pensó en voz alta el fenixiano, abriendo los ojos como platos de asombro cuando alguien le propinó un codazo; el mismo que le hizo despertar de aquel meollo psicológico que no le dejaba descansar en paz por las noches. Fue así que, ya con el texto finalizado, volvió a entregar el pergamino a la persona indicada; tratando, a su vez, de alejar aquellos pensamientos fuera de contexto. -Descuide, señorita Triviani... Tendré mayor consideración entonces. Haré la fila enseguida- respondió a la mirada fulminante de Candela, sin olvidar direccionar sus pasos hasta el último lugar donde la columna humana llegaba en aquel sitio. -Con estas dos criaturas estaríamos listos, Felias; así que estaré muy feliz si todo sale sin problemas. Ha sido una larga jornada de compras, y bueno... comprenderá que necesito descansar también. Perdone con confundirlo con Candela... es que entre tanto caos, no percibí su presencia en la Trastienda- exclamó el legilimago con asombro tras oír en su mente el pensamiento de "doña bruja enana" luego de posar sus ojos esmeraldas en las perlas con heterocromía del vampiro de apellido Snape; sin dejar de pasar por alto la vergüenza que por poco lo termina dejando en evidencia frente a decenas de clientes que no estaban allí para enterarse de su vida privada en base a su vínculo "afectivo" con la auror ministerial, en especial tras las inesperadas llegadas de varias de sus compañeras de bando; entre éstas su amiga y sucesora en el C.C.U, Cye Lockhart. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-21 Criatura: Kneazle Puntos: 40 Precio: 2000 G Criatura: Lobalug Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 80 Total de Galeones: 4000 G
  20. Las criaturas mágicas también serían parte de las nuevas adquisiciones del apuesto mago, por lo que una vez terminado su trámite y transacción anterior; el Gryffindor de cabellos ondulados no vaciló en coger otro trozo de papel para emprender su destino hacia la nueva compra a efectuar y legalizar. El anuncio que el Concilio había reflejado en la comunidad británica, llamaba mucho la atención de todos; y de cierta forma serviría para que muchos se decidieran a gastar parte de sus fortunas en llenar sus bóvedas trastero o los jardines y patios de sus mansiones en Ottery o locales comerciales en el mismo Callejón Diagón. -Creo que seguiré con estas dos... ¿Acaso dijo "señora"?- musitó casi para sus adentros cuando la vuelapluma marcó las letras y precios de los animales fantásticos sobre el pergamino; respirando ya más aliviado cuando su mente se aclaró entre tanto ruido molesto que afloraba a cada segundo allí. -Posteriormente serán dos más aparte de éstas ¿Entendido, señorita Triviani? Creo que no me equivoqué en nada, pero ante cualquier cosa... pues estoy aquí para remediarlo de inmediato de ser necesario... por lo que el sector de entregas tendrá que esperar un poco ¿O no?- pronunció el animago con templanza en su hablar; esperando que las criaturas que deseaba aún estuvieran dentro del stock que el Magic Mall disponía en dicha jornada de compra-venta. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-21 Criatura: Occamy Puntos: 80 Precio: 4000 G Criatura: Plimpy Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 120 Total de Galeones: 6000 G
  21. El último lugar de la visita inesperada del Gryffindor al Magic Mall sería la segunda planta comercial. Sabía muy bien que prontamente tendría que acudir al mítico y afamado tercer nivel por su ejemplar del Libro del Caos, pero en esta oportunidad no lo tenía programado dentro de su paseo como cliente obsesivo-compulsivo de bienes inertes y vivos, por sobretodo de estos últimos. La botica del lujoso establecimiento, sin querer había pasado a ser la menos concurrida por el público en general; ni pensado como aquellos días en que los magos y brujas corrían por los pasillos para hacerse acreedores de los brebajes más experimentados y caros del país británico. Dentro del stock de pócimas existentes, solamente una de ellas le causó curiosidad; y fue por ésa que el vidente certificado optó por gastar los últimos galeones que tendrían lugar durante dicha batahola de Marzo. -Buen día para empezar al primavera en este lado del hemisferio... ¿No lo cree usted?- le preguntó a la persona que estaba detrás del mostrador de la segunda cámara de la institución londinense; al mismo tiempo que tomaba el formulario que rellenaría en segundos. -Muy bien... con esto debería concluir mi visita al Mall. Espero que la poción aún se encuentre en stock- dijo el carismático joven de los ojos verdes, sin olvidarse de entregar su pedido con amabilidad; tal y como sus padres le habían enseñado desde infante en conjunto con la labor que sus tías y hermanas cultivaron en él. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-21 Poción: Poción Vigorizante Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 40 Total de Galeones: 2000 G
  22. El ambiente en el Magic Mall poco a poco comenzaba a tornarse insoportable; tanto por la demanda de productos nuevos, como también por el carácter de los compradores cada vez que se frustraban al no poder adquirir algunas de las cosas que más ansiaban. Thomas, dentro de sí, comprendía todo ese sentimiento; pero también era muy sabido que el Gryffindor no gozaba de "buena paciencia" dentro de sus cualidades más propias. -¿Es que nadie les dirá que paren? Tanto ajetreo por un par de cosas materiales... Incluso en la Trastienda las criaturas comenzaban a incomodarse con los gritos y el bullicio- expresó el pelirrojo sin tanto volumen en su tono de voz, debido que lo que menos quería era ganarse un par de insultos por parte del tumulto de magos y brujas. Fue por eso que decidió tomar su segundo pergamino y, sin mayores expectativas, dio "riendas sueltas" a sus deseos comerciales; anotando las dos siguientes adquisiciones que anhelaba en aquel día de reincorporación comercial en su vida mágica. -Espero que todo esté en orden. A veces soy muy torpe con este tipo de "trámites burocráticos"- exclamó con una sonrisa tímida y a la vez extrovertida; aprovechando de tender su nuevo formulario con la petición que sería descontada de su fortuna en el banco de Gringotts. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-21 Objeto: Set de Quidditch Puntos: 80 Precio: 4000 G Objeto: Botas de Siete Leguas Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 120 Total de Galeones: 6000 G
  23. Sin dejar que su ambición terminara con dejarle en la calle al utilizar toda su fortuna, el hijo menor del matrimonio Gryffindor fijó nuevamente su rumbo a otra de las plantas del Magic Mall; esta vez la escogida por el paladín fue la primera planta. La buena noticia sobre la llegada de productos nuevos le cambió de forma radical la sonrisa que tenía en su hermoso rostro, pues dentro de su mente jovial sólo imaginaba cuántos galeones tendría que gastar para hacerse con la gran mayoría de los objetos. Al arribar al piso indicado; Thomas cogió un formulario en blanco y empezó a rellenar los apartados de la ficha mientras su mirada no paraba de vislumbrar que, poco a poco, el flujo de clientes crecía de manera exponencial. -Tendré que apresurarme- susurró sin que nadie pudiese oírlo, suspirando cuando el papel estaba absolutamente terminado con el primer pedido que realizaría aquel día. -Buen día. Quisiera llevar estas cosas, por favor- expresó con cordialidad el pelirrojo, al mismo tiempo que depositaba el pergamino en la superficie del mesón que lo separaba del funcionario que lo miraba con un grado de expectación que no dejó de intrigar al ex-medimago de La Orden del Fénix. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-20 Objeto: Alfombra Voladora Puntos: 160 Precio: 15000 G Objeto: Navaja Mágica Multiuso Puntos: 80 Precio: 4000 G Total de puntos: 240 Total de Galeones: 19000 G
  24. No era un día normal en la vida de Thomas y, como era de esperarse, la noticia acerca de la renovación de stocks en la Trastienda del Magic Mall corría a voces entre los ciudadanos londinenses. El Gryffindor sabía, de antemano, que su presencia no se había dejado ver durante varios meses; pero éste no logró contener las ansias de adquirir algunas de las criaturas que no alcanzó a comprar cuando el Concilio de Mercaderes las sacó a la luz pública. Fue así que, sin dejar que sus pasos se entorpecieran con el flujo de gente del sector comercial; Elros logró llegar sano y salvo a uno de sus lugares de destino, por lo que velozmente tomó uno de los pergaminos que permanecían sobre el mostrador, y dio hincapié a sus nobles intenciones como consumista compulsivo. -Buenas, he venido por algunas compras. Espero que todo esté en orden- expresó el fenixiano sonriendo amablemente, sin descuidar que junto a su figura masculina se hallaba uno de sus compañeros de bando, Goderic, a quien le propinó un par de palmadas sobre el hombro izquierdo con simpatía. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: 28 Fecha: 2017-03-20 Criatura: Esfinge Puntos: 80 Precio: 4000 G Criatura: Tebo Puntos: 80 Precio: 4000 G Total de puntos: 160 Total de Galeones: 8000 G
  25. -Parece que Niko tiene bastante práctica con los Idiomas ¿O no Black Lestrange?- le susurró por lo bajo a su amiga y compañera de aventura; sin despegar su mirada esmeralda de cada trazado que el Tonks realizaba para culminar de buena forma la tarea encomendada. El Gryffindor sabía que no le había puesto tanta dificultad en su quehacer; de no ser por la exactitud que necesitaba aquella caligrafía que, por una pequeña línea de diferencia, podía cambiar todo el significado semántico de la frase y terminar resultando un desastre ortográfico que ni él comprendería. <<"N" de "no sé"... ¿Qué querrá decir con eso?>> se cuestionó para sus adentros justo cuando sus ojos se posaron, accidental y repentinamente, en los zafiros intensos del warlock; haciendo uso de la Legilimancia con afán de leer su mente y así saber las reales expectativas del hechicero para con la cátedra. -¿Necesidades?- exclamó Thomas al segundo de haber oído lo que el knight de La Orden del Fénix le contestó; asombrándose gratamente con la explicación que Niko le obsequió sin siquiera ser un experto en el tema. -Vaya, Uzumaki... Tienes bastante suerte, eh... ¿Sabes algo de Adivinación o Videncia? Es que no convence que hayas acertado "en parte" con lo que te pedí hace un instante. Yo no tenía mucha fe en tus... "habilidades". Pero bien, me sorprendiste ¡Enhorabuena!- agregó el docente, justo antes de tomar un fugaz respiro que le permitiese llenar sus pulmones de aire puro antes de proseguir. -El símbolo rúnico de la letra "N" es conocido como "Naudiz /ᚾ/" en la variante Futhark Antiguo, la cual es una de las primeras ramas del alfabeto que fue utilizado para escribir en proto-nórdico. En Futhorc Anglosajón pasa a llamarse "Nyth", mientras que en el Futhark Joven se le denomina "Nauðr". Esta Runa simboliza el balance ante los momentos difíciles, lo cual hace alusión a las "necesidades" que bien nombraste. También habla de asumir responsabilidades... Entiendo que tú siempre has estado ligado a altos cargos en Londres ¿No es así, Tonks?- le preguntó. Posteriormente, el patriarca de los Granger volvió a desenvainar su varita de pirul y, tras bajar lentamente por un sendero montañoso que tenía barandas para los visitantes más inexpertos en alpinismo; conjuró un "Verdimillius" que dejó entrever una pieza de cuarzo rosado incrustado en la roca sedimentaria. Aquel extraño cristal, traía consigo una inscripción poco visible que Elros tuvo que resaltar con otro hechizo que, a ciencia cierta, era insignificante ante la gama que él ya manejaba a esas alturas de su vida. -Niko, toma este mineral... ¿Ves lo que tiene dibujado? Es una de mis Runas favoritas. Yo mismo la dejé aquí hace un par de meses cuando vine con "una amiga" a visitar El Gran Cañón... Hoy te la muestro a ti, para que me digas lo que ves a través de ella. Puedes usar algún texto para apoyarte, eh. Está el Diccionario, el Silabario de Spellman... y también el Libro de los Jeroglíficos Mágicos y los Logogramas. No tardes mucho... mira que el sol está por ocultarse- incentivó al rubio con unas ligeras "palmaditas" sobre su hombro izquierdo; para luego encaminar sus pies hacia una enorme formación de concreto donde tomaría asiento.

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