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Isabella Hawthorne R.

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Todo lo publicado por Isabella Hawthorne R.

  1. El mago estaba completamente atónito por la confesión de la Hawthorne, el contemplar la cara de horror de su padre la deprimió, no creía que él fuera capaz de ponerse así, sabía que seguía siendo su niñita, y más por haberse ausentado por años de su lado. Tragó saliva al ver a su padre empalidecer y sentarse en la cama para tratar de recuperar la compostura. Llevó su una de sus manos a su pecho, sentía verdaderas ganas de llorar, no creí que este día llegaría, tener que enfrentarse a Fokker era algo que odiaba, siempre terminaba llorando y eso le provocaba odio a su sensibilidad; pero su orgullo era más fuerte. Se tragó el nudo de la garganta y se acercó paso a paso hasta ponerse de cuclillas ante el mago. —Eso…—Comenzó a decir ¿cómo le diría que el padre de la criatura el su supuesto primo? Decidió callarse y volver a otra cosa. —Tengo derecho a hacer mi vida ¿no crees? Por más que lo sientas no soy la niña a la que solías poner en tu regazo para darle chocolates… o a la que me cantabas hasta que se quede dormida. Esos recuerdos se arremolinaran en su mente, sus ojos brillaban y las ganas de llorar crecían aún más. Se puso de pie nuevamente para poder abrazarlo, no le gustaba el tono de voz que tenía el Crowley, pero no había venido para discutir con él. —Pensé que era importante decírtelo…
  2. La Hawthorne se había quedado profundamente dormida en la sala de estar del Castillo Ravenclaw, últimamente se sentía muy agotada, sus horas de sueño se habían acortado más de lo que ella quería y, en cualquier lugar que encontraba comodidad se veía sumergida en un profundo sueño. Lastimosamente ella poseía un oído muy desarrollado, y en sus momentos de relax eso le jugaba en contra. Los gritos la habían despertada, tenía los ojos inyectados en sangre y una vena latente en su frente. Estaba verdaderamente enfurecida y no descansaría hasta encontrar a los culpables. Se levantó del sillón a pasa firme y arrebató su varita con furia de la parte trasera de su pantalón. Dejó caer la manta que la cubría al suelo y con gran irritación gritó: —¡¡¡ME ESTAN OLVIENDO LOCA!!! Sus cabellos estaban enmarañados y despeinados, su ceño estaba fruncido mientras caminaba hasta las mazmorras, los sujetos que estaban ahí abajo soltaban hechizos a diestra y siniestra, pero se vengaría por no dejarla descansar en paz. Gruñó al ver a los mellizos de su tía Galedra y, sin pedir permiso se adentró hasta donde se encontraban los muchachos. —¡¿ QUE RAYOS ESTÁN HACIENDO?! ¿No piensan que la gente quiere dormir? — Los miró llena de furia mientras apuntaba a uno de ellos con la varita.
  3. Respiró profundamente al ver como el mago se disponía a sentarse nuevamente, al parecer él tampoco quería que haya más conflictos. Le dedicó una sonrisa mientras justos le daban un sorbo a sus bebidas festejando su anterior victoria. Bajó su vaso vacío y relamió sus labios que sabían a durazno. ¿Luna? ¿Así se llamaba? La Hawthorne les restaba tanta importancia a esas personas que ni siquiera conocía su nombre, y como no le importaba nada de la chica seguramente lo iba a olvidar antes de que Andrew la vuelva a nombrar. —Su cabello es un desastre —. Comentó mientras soltaba una risita burlona. La joven se acercó a la mesa para cotillar un poco más sobre el tema. — ¿Cómo estás seguro de eso? No puedo creer que la gente haya caído tan bajo por unos pocos galeones más —. Aseguró con repugnancia. — ¿Cómo una mujer puede vender su cuerpo de esa manera? — Frunció el ceño sin comprender a las brujas que lo hacían, a ella le parecía verdaderamente patético. —El joven con el que ella estaba…—Comenzó a decir mientras recordaba los hechos sucedidos en Frawen’s un par de días atrás. —Me estaba coqueteando en el resto-café en el que trabajo, algo en él no me agrada —Aseguró, la chica sabía perfectamente lo que era ese “algo”. — Es un mujeriego, usa a las mujeres como objeto, compartir un café con él fue un calvario. —Me encanta esa idea, seguramente habrán reconstruido todo, en un par de horas más todos estarán muy ocupados…— Dando a entender que la tal Luna y el joven estarían más pegados de lo que se podrían imaginar. — ¿Te parece si comemos algo? —Inquirió, jamás en su vida pensó que diría algo parecido.
  4. Lo contempló fijamente mientras el mago se ponía de pie y se apoyaba sobre la mesa acercándose a su rostro, la estaba intimidado al reducir su espacio personal. Lo miró a los ojos, no sentía ganas de hablar sobre estas cosas, y mucho menos con Andrew. — Mira…cariño— comenzó a decir con voz calmada tratando de no alterarse — si estoy aquí es porque quiero pasarla bien y festejar nuestra victoria, no vine para hablar sobre mi vida privada—. Le sonrió con amabilidad mientras lo invitaba a sentar nuevamente. No deseaba pelear con el mago y mucho menos ahora que eran socios. Le dio un sorbo a su vodka mientras lo miraba esperando que el mago se sentara, odiaba que trataran sus problemas con insignificancia, si hubiese sido tan sencillo como sonaba ya estaría rodando de la obesidad. A la Hawthorne le gustaba su apariencia, tenía buen cuerpo, sus piernas eran largas y torneadas, poseía buenos pechos al igual que trasero.
  5. Hola, vengo a pedir los siguientes cambios en mi ficha de personajes: http://i.imgur.com/6K2HbqF.png http://i.imgur.com/pJfnUKh.png http://i.imgur.com/2B8oiBR.png Nombre del personaje: Isabella Essined Hawthorne Sexo: Femenino Edad: Joven, 20 años Nacionalidad: Francesa http://i.imgur.com/qdYox1Q.png?1?4029 Familia(s): *~Hawthorne *~Ravenclaw Padre(s) Sanguíneo: *~Hawthorne (Matriarca) Padre(s) Adoptivos: *~Keaton Ravenclaw Trabajo: *~Hospital Mágico de San Mungo. Mazmorras (Heridos y Resurrecciones del Bando Mortífago). Aprendiz. http://i.imgur.com/dormYQd.png Rango Social: *~Unicornios de Bronce Bando: *~Neutral Rango dentro del Bando: Nivel de Poder Mágico: Puntos de poder en objetos: *~20 Hechizos adicionales: Puntos de poder en criaturas: *~10 Habilidades Mágicas: http://i.imgur.com/M8KEpik.png?1 Conocimientos Especiales: http://i.imgur.com/R9tukBU.png Raza: *~Demonio Aspecto Físico: Es una joven de estatura media y presenta una contextura delgada, posee varios atributos como su busto, sus piernas largas y torneadas, su piel es blanca pero no al extremo, ya que en el sol se muestra de un tono bronceado quitándole el aire fantasmal. Su rostro es alargado, sus ojos son de color plata. Su cabello es rubio platinado, largo hasta por debajo de sus caderas y lacio pero con pequeñas ondulaciones en las puntas. Sus labios son carnosos ni tan gruesos ni tan finos, con forma de corazón, tienen un color rosado natural que le da a su rostro un poco de suavidad y delicadeza. Ama usar maquillajes, el rímel, delineador y labial nunca le faltan; en ocasiones especiales suele usar sombras de todo tipo, pero sus labios están entonados de rojo carmín en la mayoría de las ocasiones. Acostumbra a vestir siempre a la moda le encantan los accesorios y la bisutería, no es una chica que pasa de ser percibida, es muy atractiva a la vista de cualquiera. Le encantan los vestidos de dos piezas, las faldas cortas y tops para que realcen su atractiva figura. Posee varios tatuajes en su cuerpo, un par de alas en la parte trasera de su cuello, el contorno de un corazón en el dedo meñique, en su tobillo está plasmada una flor de loto y en su pierna una frase. Cuando está verdaderamente enojada su cabello cambia de color a negro y sus ojos se tornan rojo sangre. La chica contiene una belleza natural y característica, heredada de su madre ya que esta era veela, lo cual la convierte en mitad veela, aunque la raza que verdaderamente la caracteriza es la de su padre sanguíneo, el mago era un demonio de fuego al igual que la joven. Cualidades Psicológicas: Es narcisista, se cree superior a toda mujer, de corazón duro y frío; no le importan lo que los demás piensen de ella, a pesar de todo eso la gente no la desprecia. Odia hablar sobre su oscuro pasado, es muy reservada y no le gusta ser muy afectiva con todas las personas desconocidas. Es manipuladora, se basa en el chantaje ya que se acostumbró a conseguir todo lo que ella desea a la hora que lo desea, está dispuesta a conseguir lo que quiere, aunque esto signifique que deba pasar sobre otras personas. No le gusta tratar bien a la gente, es arrogante, egoísta, presumida, le encanta gritarle al personal doméstico; excepto a su elfo Hugo, quien lo acompañó desde toda su infancia, el cual la ama. Hugo es sumamente celoso y sobreprotector con Isabella, odia que individuos del sexo masculino se le acerque, aunque eso es verdaderamente inevitable. Es muy observadora y perfeccionista, mira hasta los detalles más pequeños de las personas, animales u objetos que la rodean. Odia el desorden. Le encanta tomar largos baños por la noche y más si está acompañada por una caja de ranas de chocolate. http://i.imgur.com/EiRXFFw.png?1 Historia: <<Pasado>> Isabella nació un 7 de Diciembre para invadir con su luz aquel helado invierno que cubría a Inglaterra. La joven era perteneciente a la familia Hawthorne. La familia Hawthorne tiene un linaje real y fue fundada por reyes, duques, condes y guerreros, aunque desgraciadamente los Hawthorne comenzaron a desaparecer en el siglo XX, tras el inicio de la Primera Guerra Mágica. Por desgracia los Aurores se llevaron consigo la vida de los padres de Isabella cuando ella solo era un bebé. Hugo, el elfo que aún sigue velando por ella, la envió a la familia Ravenclaw, la cual, le abrió los brazos a la pequeña recién nacida. Su padre adoptivo fue Keaton, quien la cuidó hasta la adolescencia. Esta etapa fue bastante dura para Isabella, el hombre que para ella era su padre no resultó serlo, pertenecía a otra familia de la cual no sabía de su exitencia. Todos estos acontecimientos acarrearon problemas para su salud, dejó de comer, su salud empeoraba cada vez más. Esto llevó a Keaton a mandarla a internado de rehabilitación en Francia. En ese internado pasó más de cuatro años, el aumentar de peso se le volvía cada vez más difícil, cada vez que subía uno bajaba dos y así sucesivamente. Estaba tremendamente deprimida, no tenía amigos, su carácter le jugaba en contra, cada vez que un muchacho con buenas intenciones se le acercaba ella lo insultaba. No quería a nadie cerca solo a su familia, pero ellos la habían abandonado. Un día apareció un chico nuevo en la “ronda de convivencia” que hacían, esas rondas consistían en contar los problemas de cada uno, conocerse mejor y compartir en grupo para hacer nuevos amigos. El chico se llamaba Scott, era el único chico que había llamado la atención de Isabella, sus historias era bastantes parecidas, tenían problemas similares los cuales los unía. A los pocos meses los jóvenes se habían emparejado, se ayudaban mutuamente y se brindaban el apoyo y cariño que su familia no podía darles. Pasaban los años y los jóvenes eran inseparables, cuando cumplieron su mayoría de edad se comprometieron para pasar el resto de sus vidas juntos. Se mudaron a una mansión en la ciudad, sus familias los frecuentaban y todo era “normal”. Ella al poco tiempo quedó embarazada de una pequeña niña, todo era perfecto hasta un día. Ese día común y corriente, el cielo estaba soleado, no se asomaba ni una nube, por alguna extraña razón Isabella se sentía bastante incómoda cuando se quedaba sola en casa, y ese día estaba sola... Decidió ir a la biblioteca que tenían en el sexto piso, necesitaba distraerse, la ansiedad la estaba matando necesitaba que su esposo llegase pronto, pero nada podía hacer para que eso pase, ya que estaba en el Ministerio, trabajando. Recorrió la biblioteca en busca de algo interesante y encontró un libro titulado “La Curiosa” hacía referencia a una niña que había sido poseída por un demonio. La lectura estaba interesante hasta que escuchó el tintineo de las llaves de la casa, pensó con inocencia que se trataba de su esposo, Scott. Sonrió y miró fijamente la puerta de entrada de la biblioteca en la cual se hallaba. Los pasos se dirigieron hacia la habitación, la puerta rechinó al abrirse y una figura demoniaca se asomó por esta con una sonrisa perversa en su rostro. El príncipe demoniaco poseyó a la muchacha haciéndola adaptar una figura diferente. Sus ojos se tornaron completamente negros hasta la esclerótica, su cabello se tornó negro opaco y su piel tan blanca como la nieve. Erick, reclamó la vida del muchacho a cambio de la de ella y de la criatura que traía en su vientre, Scott no se negó y se entregó al príncipe, quien devoró su alma en cuestión de segundos. Pero no todo lo que había prometido era verdad, ya que también se llevó con él la vida de la pequeña niña. Isabella despertó en San Mungo un par de días después, desde ese momento ya nada será igual para ella. Desde entonces ha viajado al Inframundo, se ha convertido en demonio y aún es perseguida por el príncipe demoniaco. <<Actualidad>> Encontró a su verdadero hermano y juntos decidieron reabrir el castillo Hawthorne para poder crear lazos de sangre nuevamente, sabía que más familiares estarían perdodos por el resto del mundo y quizás un antepasado pueda contestar todas sus preguntas. No ha quedado ningún registro sobre lo que había sucedido con los demás Hawthorne’s, lo cual era una verdadera lástima ya que los chicos querían conocer más sobre sus raíces. http://i.imgur.com/1KT1HRx.png Objeto Mágico Legendario: http://i.imgur.com/VZNPkl0.png?2 Objetos Mágicos: *~Objeto 1: Varita Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Mascotas y Criaturas: Criatura 1: Perro Clasificación: X Puntos de poder: 10 puntos Criaturas en la Reserva: ~*Criatura 1: Clasificación: Puntos de poder: Elfos: *~ Elfo 1: Hugo: elfo doméstico, con ojos color verdes y grandes, muere por cumplir todos los deseos y caprichos de su ama. http://i.imgur.com/AumEUJl.png Licencia de Aparición: Licencia de Vuelo de Escoba: Registro de maternidad: *~Hijo: Becan B. L Slytherin (Registrado) http://i.imgur.com/peE3JtI.png Link al Perfil de Comprador MM: Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 96242 Link a Bóveda Trastera: Link a Bóveda de Negocio: Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda n°104952 ~Familia Hawthorne Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda n°101487 ~Familia Ravenclaw
  6. La chica sabía perfectamente que el muchacho era un poco tonto y no llegaba a compender a la perfección lo que ella le había confesado, odiaba tener que explicarle todo, en especial eso, deseaba profundamente que él lo haya entendido a primera, pero por lo visto no lo había hecho. Soltó un suspiro mientras enroscaba nuevamente la tapa de la botella de vodka y la dejaba sobre la mesa. —Los desórdenes alimenticios son los trastornos de la conducta alimentaria — Le explicó mientras le daba un trago a la bebida que tenía sabor a durazno. — ¿Qué en que me afecta? Andrew, eso significa que tengo anorexia nerviosa desde hace 7 años—. Dijo mientras casqueaba la lengua y le daba otro sorbo a su bebida. Era la primera vez que hablaba con alguien sobre el tema, no le gustaba hacerlo, pero no le quedaba más remedio que aceptar la realidad a la que estaba sometida. —Tengo tontos rituales a la hora de comer, eso si es que lo hago —. Continuo mientras giraba el anillo que estaba en su dedo índice. —Cuando se está embarazada una debe consumir más calorías de las que se necesita diariamente, y yo no consumo ni la mitad de las que debería—. Sabía que el mago le diría algo como “¿qué esperas? Ve y engorda por tu bebé?” Pero no era tan fácil como él pensaba.
  7. Si al chico le molestaba la actitud de la rubia a ella le molestaba mucho más. Lo fulminó con la mirada mientras tomaba de mala gana el vaso con agua que le ofrecía el elfo. Isabella era más caprichosa de lo que aparentaba, estaba acostumbrada de que todo saliera como ella planeara y si no era así hacía berrinches de niña mimada. Aclaró su garganta mientras se cruzaba de brazos y miraba al joven con molestia. — Lo dices como si te importara…—La demonio sabía perfectamente que el joven no sentía aprecio hacia ello y eso se notaba a leguas. Volvió la mirada a la criatura doméstica que aún estaba parada esperando alguna propina. —Una botella de vodka — se le había formado un nudo en la garganta que le impedía continuar— por favor — Masculló un poco irritada. Le devolví la carta del menú al elfo mientras este se iba por su nueva orden maldiciendo por lo bajo. La Hawthorne tomó el vaso de agua y le dio un sorbo para luego volverse a Andrew. —Nada de lo que hagas o digas hará que cambie mi forma de pensar—. Finalizó mientras dejaba el vaso nuevamente sobre la mesa. —A veces hay que ser un poco egoísta ¿no crees? — Comentó sin quitarle la mirada de encima. No sabía cómo decirlo, aunque no lo demostrara le dolía, le dolía que las cosas tuvieran que ser así. Aclaró nuevamente su garganta y pestañeó un par de veces para evitar que sus lágrimas salieran. —Verás, Andrew —hizo una pequeña pausa para aceptar la botella de vodka que el elfo le tendía —Tengo…—comenzó a decir, pero le era sumamente difícil contarle a alguien sobre lo que le pasaba —desórdenes alimenticios desde los trece años — Soltó de golpe mientras vertía la bebida en un nuevo vaso.
  8. La idea de festejar era verdaderamente gratificante, después de un duro trabajo en el cual ambos casi terminaron con lesiones graves debían tener una buena recompensa. Un elfo se les había acercado mientras los jóvenes magos tomaban asiento en una de las mesas que estaba vacía. El lugar era privado, solo los miembros de la marca tenebrosa asistían al mismo. La Hawthorne sabía que lo mortífagos eran reservados en sus asuntos y por eso pocos de ellos intervenían en conversaciones privadas, la mayoría estaban encapuchados y vestían completamente de negro dejando ver la nieva piel de su rostro. Acomodó su largo cabello mientras se sentaba justo enfrente del muchacho que esta noche la acompañaba. —De maravilla —. Bromeó mientras soltaba una risita burlona que generó un eco en el lugar. —No te creas —se desmintió mientras ojeaba la carta en la sección de “cócteles prohibidos” —No puede estar peor…— Confesó mientras pasaba la punta de su lengua por su labio superior. —Debería estar postrada en una cama desde hace meses — levantó la mirada para encontrarse con los obres color esmeralda del muchacho — ya me ves saltando tejados…—Se sentí culpable pero ¿qué más podía hacer ella en ese momento? Dijeron que debía estar feliz, pero al mismo tiempo hacer reposo. —Tráeme un Vodka de Durazno—. Le ordenó al elfo que seguía esperando la orden de Andrew.
  9. Le molestaba que el muchacho la tratara como una niña, ella sabía perfectamente que el techo había colapsado, no era sorda y podía escuchar la explosión. Se quedó un momento tirada sobre la nieve tratando de recuperar fuerzas, la caída había sido fatal y sentía que algo en su interior no estaba muy bien que digamos. Rodó sobre su cuerpo para quedar de espaldas y lentamente ponerse de pie, pero antes de que pudiera enderezarse Andrew la tomó de la mano con fuerza mientras la jalaba lejos del lugar como temiendo de que lo pudieran encontrar. Lanzó un suspiro de cansancio mientras corría. Cuando recuperó el aliento miró hacia atrás y se detuvo para comenzar a caminar. Había dejado el museo a muchas calles atrás, su respiración era presurosa, junto con los latidos de su corazón. En esa parte del callejón todo se veía más sombrío y las calles estaban tapadas por una densa capa de bruma blanca. — Gritas como niñas —. Dijo entre risas mientras miraba al mago. —Bueno, ahora a festejar—. Sonrió mientras relamía sus labios rojos carmín y se adentraba en las calles adoquinadas. La rubia platinada sabía perfectamente a donde se dirigía ¿Cuál era su destino? Wishes Banned & Strange Passions, uno de los bares más refinados que conocía, sabía que al mago le gustaría pasar un rato en ese tipo de ambientes. Ambos aspiraban a seguir al Señor Tenebroso pero por alguna extraña razón en chico asistía a puros negocios sucios.
  10. La gran ventisca que había en el exterior de la edificación hacía que el rostro de la Hawthorne se quemara por el frio, sentía su piel tersa y cortante al mismo tiempo. Su cabello rubio platinado brillaba con la luz de la luna y su figura resaltaba de entre las sombras. Fue bajando la velocidad a medida que se acercaba al borde del tejado, sentía como sus rodillas temblaban e impedía que si andar fuera firme. Cada vez el vértigo que sentía era peor, pero sabía que debía saltar, la estructura del Museo no tardaría en derrumbarse. Mordió su labio mientras miraba al joven que estaba parado a su lado. —Tú primero— Ordenó mientras intentaba no mirar hacia abajo, tenía miedo de caerse. En ese momento no pudo evitar recordad lo que había pasado hace un año atrás, cuando saltó del tejado del Castillo Ravenclaw. Su muerte había sido inevitable y su padre tuvo que usar una magia muy poderosa para poder revivirla. Soltó una carcajada burlona al ver con el rabillo del ojo un rayo verde impactar justo al lado de la cabeza de Andrew. Se volteó rápidamente, se trataba de aquel chico de Frawen’s. Al parecer el joven estaba enfurecido, pero ellos no tenían nada que ver con lo que le había sucedido, no directamente; el único responsable era él por su torpeza. Lo fulminó con la mirada y pronunció —Expeliarmus—. La varita del mago salió disparada unos cinco metros más lejos de su posición actual. —Zancadilla— Volvió a conjurar haciendo que su oponente tropezara y cayera sobre el techo. Por desgracia la chica no pude ser lo sufrientemente rápida como para evitar que la bomba estallara, todo a su alrededor se volvió negro y oscuro. No había tiempo que perder, Andrew se tardaba más en saltar de lo que ella creía asique decidió ser la primera. Visualizó un buen punto de aterrizaje, la nieve amortiguaría su caía e impediría que tenga lesiones graves. Cerró los ojos y dio un paso al vacío mientras tomaba del brazo al muchacho. Apretó los ojos soltando un chillido mientras caía. La edificación solo tenía dos pisos, pero, al juzgar por su altura sabía que debía contar con algunas habitaciones ocultas. Los segundos le parecieron eternos a la chica, solo esperaba sentir en impacto sobre la dura nieve. <<Aresto Momentum>> Pensó la media veela, por poco había olvidado ese hechizo, no sabía cómo sus cuerpos se habían invertido. Lo miró fijamente a los ojos antes de que su cuerpo impactara con el del mago.
  11. La rubia se movía con gran destreza y agilidad por los pasillos, dando saltos a los charcos de agua podrida para no pojarse y resbalarse, le habían lanzado un Incarcerous, pero el muchacho al perecer no tenía muy buena puntería, porque la chica se le había escabullido entre las sombras. Pegó su cuerpo la pared y en su mente se creó un mapa de todo el museo, sabía perfectamente a donde se dirigiría. — ¿Qué clase de pregunta es esa, Andrew? —Inquirió sin siquiera mirarlo —Si estamos aquí es para destruir las pinturas ¿no crees? — Movió su varita nuevamente, y conforme lo hacía aparecían palabras escritas en los cuadros con una sustancia rojiza y pegajosa: sangre. Para la rubia la sangre nunca podía faltar, manchaba y era muy difícil de quitar, además si no se limpiaba a tiempo esta podía desprender un fuerte y asqueroso olor. Sonrió satisfecha, el lugar había quedado completamente destruido. Se colocó la capa de cuero y se la abrochó, era hora de salir del lugar lo más rápido posible. —Espero que no le temas a las alturas —. Comentó al mago, por desgracia ella sí le temía, pero la adrenalina de ser asesinada por su propia hermana era más grande que cualquier otra cosa. Tomó la mano del muchacho para que este la siguiera y apuntando hacia los vidrios del ventanal que estaban en el segundo piso y conjuró: —Bombarda—. Los fragmentos de vidrios salieron disparados por todos lados, la ruptura fue tan brutal que la chica tuvo que cubrir su rostro para no ser cortada. Era increíble con la rapidez con la que trabaja su cerebro, sin perder un segundo salió por la ventana y trepo por la misma hasta subirse al techo de la edificación. Ayudó a su compañero y, aferrándose a sus lindos tacones comenzó a correr nuevamente.
  12. ~Isabella Hawthorne con Andrew Potter (run bitch, run!!!) La Ravenclaw había adaptado una expresión angelical en su rostro, cualquiera que no lo haya visto había jurado que la culpable de dejar todo el lugar hacho un desastre no había sido idea suya. Sonrió al ver a Andrew sorprendido, sabía que el muchacho subestimaba su astucia, todo por ser rubia. —Creo que deberías salir conmigo más seguido —. Dijo mientras le guiñaba un ojo y escuchaba el grito de la pelirroja, lo cual era música para sus oídos. La luz del candelabro había parpadeado, la Hawthorne sonrió al admirarlo a la espera de que este explotara y que todo el museo se quedara en penumbras, y así fue. Seguía empuñando su varita, al ver que la empleada y dueña del local había aparecido con sus ojos llenos de lágrimas, sintió una pizca de felicidad, por alguna extraña razón la rubia adoraba hacer maldades, y no medía el grado de dolor que le podía llegar a provocar a las demás personas. Se bajó de sus zapatos de tacón y, tomando la mano de Andrew se echó a correr. —Apaga eso, nos van a ver —. Dijo en un mormullo apenas audible, con un movimiento de varita hizo que su capa saliera del pequeño closet en el cual estaba guardado para luego tomarla en el aire. Poco a poco su visión se fue acostumbrando a la falta de luz y ya podía distinguir figuras, en especial la de su hermana Circe. <<Cinco minutos es más que suficiente>> Pensó para sí misma corriendo por uno de los pasillos a hurtadillas para que no la oyeran. Lamió su labio superior con la punta de su lengua y pensó: Zancadilla, mientras apuntaba a uno de los elfos que se ponía en su camino e impedía que esta pase.
  13. ~Isabella Hawthorne con Andrew Potter. Era la primera vez que la Ravenclaw escuchaba que un hombre no quería embragarse, frunció el ceño mientras lo escuchaba con atención y caminaba elegantemente prendida de su brazo. Al parecer el mago tenía algo bajo la manga, lo cual quería tener muy presente por el resto de su vida. La chica se limitó a sonreír ¿qué más iba a decir? —Pues mi plan es muy sencillo — mascullo suavemente solo para que Andrew la escuchara — hacer estragos, embriagarnos y pasar un buen rato — comentó mientras se encogía de hombros y hacía una pequeña pausa para luengo continuar — si nos intentar acusar de algo, diremos que actuamos bajo el efecto del alcohol y que no recordamos nada de lo que haya pasado. Sonrió de lado mientras movía su varita, inmediatamente la decoración comenzó a cese de la pared y los jarrones de porcelana que estaban a la venta se hicieron pedazos en el suelo del museo. Las arañas empezaron a salir del techo de la casona, las ratas caminaban por los pasillos y un olor a agua estancada y a cloaca comenzó a desprenderse del baño. La sonrisa de la Hawthorne se había ensanchado, su mirada vagaba por todo el museo, el cual había adaptado un aspecto a decadencia y abandono bastante notorio. Las babosas y gusarajos trepaban por las carísimas pinturas y las figuras móviles de las mismas comenzaron a gritar horrorizadas. La chica mordió su labio fascinada levantó las cejas hacia su acompañante y susurró — Ups…
  14. ~Isabella Hawthorne. Era raro ver sonreír al mago, pero más extraño sería escucharlo reír como lo acababa de hacer. A pesar de su carácter chocante la Hawthorne podía ser más amigable de lo que demostraba, sabía que decir para hacer reír a sus amigos, pocos la conocían verdaderamente y los mismos podían asegurar que era una persona completamente distinta. El muchacho había mejorado casi inmediatamente, lo cual era sorprenderte, la rubia nunca había conjurado ese hechizo para nadie más que no fuera para ella misma, y había sido un verdadero éxito. Jugó con su varita mientras el chico se ponía de pie para poder ponerse el sweater de lana y le explicó a la chica que su abrigo se había deteriorado en incendio, lo cual era una verdadera pena ya que afuera había una terrible ventisca. —Hablas como si no me conocieras, Andrew — musitó al mismo tiempo en el que giraba sobre sus talones — claro que tengo algo en mente —continuó mientras en sus carnosos labios rojos se dibujaba una sonrisa que reflejaba picardía. — Vamos, quiero divertirme un rato. Sin decir una palabra más, tomó al mago de la mano y lo llevó hasta la salida. No sabía bien cuál sería la travesura que iban a hacer, pero de algo estaba completamente segura: quería hacer diabluras. Había recordado que la mujer pelirroja mencionó algo de barra libre y en ese momento sintió que su garganta estaba seca. Miró de soslayo al ojiverde que caminaba al lado de ella por el estrecho pasillo y le comentó: —Si hacemos locuras cuando estamos sobrios… imagínate lo que podemos hacer estando embriagados. La media veela sabía que no recordaría mucho estando borracha y sabía que Andrew le seguiría la corriente; se acercó hasta el oído de su acompañante y, con un susurro bajo le dijo: — Este museo necesita una decoración ¿no crees? — Sus obres se encontraron con los suyos compartiendo una mirada partícipe.
  15. ~Isabella Hawthorne Mientras escuchaba las palabras del muchacho la Hawthorne avanzaba a palo lento haciendo resonar sus tacones sobre el piso de madera que emitía un rechinido con cada paso que daba. Analizó para la habitación con la mirada mientras se ubicaba justo al lado de Andrew. El verlo en ese estado hacía que la Ravenclaw sintiera un poco de culpa, si ella hubiese estado cuando todo comenzó él no estaría postrado en una cama. Ser demonio tenía sus ventajas, más de los que cualquiera podía aprovechar, y gracias a su buen desarrollado oído pudo detectar que alguien caminaba por el pasillo en donde hacía momentos ella había caminado. Llevó su dedo acusador hasta sus labios para que el pelinegro no dijera una palabra más. La demonio sabía lo alterado que podía ser el mago cuando alguien escuchaba cosas que no debía, y quería evitarle una gran molestia. Lanzó un suspiro mientras escuchaba que la puerta se abría y rodó los ojos, odiaba admitir que alguien más que no fuera ella tenía razón, y en esta oportunidad la tenía nada más ni nada menos que su acompañante. ¿No podían tener un poco más de intimidad? Cuanto más tiempo pasaba rodeada con ese tipo de gente más la detestaba. Miró de reojo a la muchacha, con anterioridad la había visto en el bar en donde trabaja su sobrino como Chef. Por alguna extraña razón esa mujer no le agradaba en absoluto es más, sentía que si podía olerla sentiría un terrible hedor a sangre sucia. Frunció el ceño con disgusto ¿qué esperaba? ¿Qué le estrechara la mano y que le dijera que todo se veía genial? Si en algo se diferenciaba Isabella de la chica era en su sinceridad. —Quisiera poder decir lo mismo… — Respondió al momento en el cual la chica se dirigió a ella— la verdad es que no tengo ni la más mínima intención en conocerte —. Finalizó para luego morderse el labio inferior y mirar con complicidad al joven que estaba tendido sobre la cama. La relación entre ellos había mejorado casi un 100%, ahora en vez de enemigos se podía decir que eran socios, o algo más; aunque los magos lo negasen a muerte ambos se tenían un gran afecto, si no ¿qué otra excusa tenía la rubia para estar con él en ese momento? —Cariño, no te preocupes —. Dijo en tono burlón mientras acariciaba la sedosa cabellera del mago— está claro que estos elfos no captan bien las órdenes, mejor de los masajes me encargo yo — Culminó mientras le guiñaba un ojo a Andrew mientras deslizaba sus finos dedos por la fría piel de sus hombros. Cuando los recién llegados se fueron de la habitación y los jóvenes volvieron a quedarse solos la rubia le dedicó una sonrisa. — Déjame ayudarte a recuperarte —. Dijo mientras levantaba un poco su falda de manera seductora hasta dejar ver una liga de encaje color negro que estaba ajustada a su pierna derecha, la cual usaba como soporte de su varita de ébano. La tomó desde el mango y apuntó directamente al cuerpo del joven y pensó: Episkey. Inmediatamente el hechizo hizo efecto en él y las coloraciones moradas de su piel desaparecieron casi por completo, al igual que el dolor. — No hay que permitir que un par de moretones nos impidan asistir a una fiesta.
  16. ~Isabella Hawtnorne. La noche fue cayendo lentamente sobre todo Ottery, las calles adoquinadas estaban cubiertas por una fina capa de nieve, la cual estaba completamente marcada por los pasos de los magos y brujas que habían dado un par de vueltas por todo el callejón Diagon, pero a estas hora de la noche la única señal de vida se encontraba dentro de las tabernas y de los locales mágicos que se encontraban. El taconeo que provocaba la rubia con cada paso que daba hacía eco en el despoblado callejón; aquella figura femenina se movía ágilmente por las sombras, haciéndose pasar por una de estas, su capa tenía forma encampanada y llegaba hasta un poco más arriba de sus rodillas. Su cabello rubio platinado estaba cubierto por la capucha de la capa que le tapaba hasta los ojos, dejando ver solo sus labios color rojo. La temperatura había bajado un par de grados y hacía que los dedos de la rubia se congelaran, tanto que se vio obligada a meterlos dentro de la túnica que llevaba. Levantó la cabeza para contemplar el cielo, y una sonrisa se manifestó en sus labios al contemplar un par de leguas de fuego salir por unos ventanales no muy lejos de donde ella se encontraba. En sus obres plateados se reflejaron las leguas de aquel flameante y vibrante fuego y en ese momento una chispa de adrenalina corrió por sus venas. Sonrió ampliamente mientras una voz en su cabeza le decía <<Andrew cumplió su sueño>> El joven mago le había comentado a la Hawthorne sobre su plan macabro, que consistía justamente en incendiar varios locales del Callejón, pero ella nunca se imaginó que los llevaría a cabo. Avanzó la esquina en dónde se encontraba el museo, la estructura del mismo se había deteriorado y se notaba como la madera de las aberturas estaba completamente carbonizada, para cuando la Ravenclaw llegó al lugar el fuego se había apagado y el espeso humo negro se expandía por el cielo contaminando el aire puro. Con cuidado subió por la escalera de madera que se encontraba en la entrada, y sin decir una palabra se adentró en el mismo y contempló como las cortinas estaban deterioradas y el suelo estaba lleno de cenizas. Se quitó la túnica que llevaba encima y dejó a la vista la ajustada blusa color negro que resaltaba su busto y se amoldaba a su pequeña cintura, la cual acompañaba con una falda tubo que le cubría hasta los muslos. Le entregó la capa a un elfo mientras le restaba importancia a la criatura. Acomodó su largo cabello sobre sus hombros mientras se dirigía al elfo — Por casualidad ¿sabes en dónde se encuentra Andrew? — Inquirió, como si el elfo sabía de quien estaba hablando, al parecer así fue, ya que fue guiada escaleras arriba hasta una pequeña habitación al final de un estrecho pasillo. La puerta de roble macizo estaba abierta y la rubia no pudo evitar escuchar la conversación que tenía el ojiverde con uno de los elfos encargados; cuando la criatura doméstica salió la rubia decidió entrar para ver qué tan mal estaba el joven mago que seguía tendido sobre la cama. Lo miró completamente horrorizada, el muchacho estaba contenía varios moretones por todo su cuerpo. — ¿Se vengaron porque les incendiaste el museo? — No se le ocurría otra explicación a lo que le había sucedido ¿cómo puede alguien tener tantas contusiones por haber prendido fuego algo? Era prácticamente imposible de imaginar. Se acercó lentamente hasta el mago para poder examinarlo más de cerca.
  17. Relamí mis labios mientras me recostaba en la camilla con la ayuda de la enfermera. Cerré los ojos con la finalidad de calmar los latidos presurosos de mi corazón, pero eso fue en vano, nada podía hacer que me sintiera mejor de lo que estaba, nada ni nadie. Sobre mis hombros cargaba una pila de estrés y nerviosismo acumulado desde hace ya mucho tiempo. - Llevo 4 semanas de embarazo-. Murmuré mientras sentía como mis manos temblaban, lancé un suspiro mientra escuchaba a la enfermera, ella tenía razón, si quería que mi bebé este bien debía estarlo yo, pero con tanto trabajo y responsabilidades acumuladas era casi imposible, eso sin contar lo que me pasaba en ese momento. No podía dejar de pensar como mis desordenes alimenticios podían afectar al feto, esto ya lo había presenciado en mi anterior embarazo, el bebé había nacido un mes y medio antes de lo esperado y temía que algo así volviera a suceder.
  18. —Está bien —. Murmuré entre dientes, tenía la voz quebrada y cualquiera que me escuchase lo notaría a leguas. Tragué saliva con dificultad, el nudo que llevaba en la garganta me limitaba a eso, abrí la boca para agradecer, pero por más que lo intentase mis cuerdas vocales se negaban a producir sonido alguno. Le tendí a Andrew los presentes que él mismo me había traído y tomé asiento en la silla de ruedas que la directora de la clínica había encargado, el nerviosismo se apoderó de mie cuerpo y sentí como el frio recorría mi columna vertebrar haciendo que mi cuerpo temblara. El nerviosismo se había apoderado de mí. Sabía que mi piel había perdido su coloración y hasta mis labios se habían puesto blancos. Agarré el dije del collar que colgaba de mi cuello mientras jugaba con el mismo, no sentía muchas ganas de hablar, sentía como mi estómago se revolvía y en ese momento sentí ganas de vomitar, pero no lo haría. Dejé que el celador me llevara hasta el box uno, en el cual se encontraba la joven enfermera que Sagitas acababa de llamar. Tomé la mano que la joven me tendía y me recosté contra en la camilla. No era la primera que me harían esto, sabía en lo que consistía pero tenía miedo que me dieran las mismas noticias que en mi anterior embarazo. Retuve las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos mientras trataba de pensar en otras cosas. Sabía que tenía 4 semanas de embarazo y esta era mi primera cita al obstetra.
  19. Escuchar salir la palabra “padre” de la boca de mi acompañante fue un golpe duro, sentí como mi estómago cayó hasta mis rodillas haciéndome sentir completamente vacía. Me quedé en silencio mientras escuchaba la voz de aquella mujer, pero mis pensamientos me consumieron tanto que no llegaba a entender lo que ella decía. Tenía mis ojos cristalizados desde hace varios días, dicen que los ojos son la ventana al alma pero si alguien se asomaba por ellos lo único que encontrarían sería una gran tristeza. El nudo que se me había formado en la garganta me impedía hablar, en ese momento solo me había limitado a bajar la mirada y a pestañear varias veces para que mis lágrimas no salieran de mis obres color plata. Me sentía completamente sola, no había visto a Sev desde hace varias semanas y eso me enojaba, cada vez que lo pensaba en eso sentía como si me clavaran un puñal en el estómago, quizás me había equivoca al meterme con ese paladín, me había prometido estar siempre a mi lado y hasta el momento había roto varias veces su promesa. Aclaré mi garganta cuando la joven terminó de hablar, no quería que Andrew me acompañara hasta el Box, sería verdaderamente vergonzoso tanto como para mí como para él. Fruncí el ceño y miré a la mujer ¿de verdad pensaba que el Potter era el padre de mi hijo? Estaba muy equivocada, ni siquiera nos considerábamos amigos, pero por una razón o otra él se encontraba ahí conmigo y no quien tendría que estar. — Iré yo sola —. Le contesté con tranquilidad antes de Andrew abriera la boca.
  20. Isabella Hawthorne. Mi mente daba vueltas tantas vueltas que en un momento llegué a marearme, me apoyé sobre el escritorio mientras esperaba al recepcionista o a quien iba a atenderme, al parecer la clínica estaba vacía o todos estaban ocupados en otros asuntos. Repiqueteé las uñas mientras esperaba, la verdad es que esperaba que en una clínica me atendieran más rápido, yo no era una persona muy paciente. Justo en el momento en el que estaba por gritar “¡¿A caso en este lugar no piensan atender a sus clientes?!” Una voz muy familiar atrajo mie atención, me había sobresaltado ya que había olvidado que había acordado venir con Andrew. Rasqué una de mis cejas mientras lo escuchaba, había acordado conmigo misma ser amable, pero si se ponía grosero no iba a dudar en contestarle. Tomé el oso de felpa que me tendía, era el primer regalo que recibía para mi futuro bebé, una sonrisa torcida se reflejó en mis labios al ver la caja de chocolate. Sentía un raro cariño hacia el mago, era verdaderamente honesto conmigo y eso me agradaba, me agradaba su forma de ser aunque había momentos en los que verdaderamente llegaba a detestarlo tanto, que si me daba tiempo llegaría a hacerlo desaparecer. —Gracias por el detalle — Dije mientras lo contemplaba a los ojos. Por suerte no tardó mucho en aparecer la encargada de la clínica, al parecer no se había dado cuenta de que estábamos ahí hasta que aclaré mi garganta. Por Merlín, que mujer más despistada. La miré mientras tomaba la palabra antes que Andrew contestara a su pregunta. — Sí, desearía hablar con algún pediatra o con un encargado de maternidad — Relamí mis labios mientras esperaba que ella pudiera ayudarnos o encontrar a alguien que sí pudiera hacerlo. Estaba cansada de esperar y no me gustaba permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar.
  21. La Hawthorne se encontraba en la entrada de la gran edificación, la misma era rectangular y contaba con varios ventanales, era espacioso y a leguas se sentía el olor a antiséptico que el mismo emanaba. Dio un pequeño suspiro y avanzó hasta la puerta de cristal que se encontraba en la entrada. El ambiente estaba verdaderamente helado, tanto que tuvo que frotar sus manos para darse calor. La rubia se encontraba ahí por un único objetivo: hablar con un especialista a cerca de su embarazo, el cual la tenía muy preocupada ya que sufría de estrés a causa de las horas de trabajo eso sin mencionar el desorden alimenticio que venía acarreando desde hace años atrás. Trago saliva y avanzó hasta la recepción de la clínica a paso lento mientras se le formaba un nudo en el estómago. Siempre había preferido las clínicas privadas, hubiese ido a San Mungo pero sabía que no iba a recibir la atención necesaria que ella siempre quiso tener, además ahí recibían constantemente pacientes y, con la experiencia laboral que ella tenía, sabía que no la atenderían tan rápidamente.
  22. Retrocedí un par de pasos para tener una vista más panorámica de lo que estaba pasando, pero una tonta caja de zapatos se metió en mi camino, la cual me hizo tropezar, pero por suerte un montón de abrigos colgados en sus respectivas perchas impidieron que caiga de espaldas. Me quedé quieta deseando que nadie se percatara de eso pero no fue así. —Yo… ammm…yo— tartamudeé al ver el rostro de mi padre, inmediatamente me liberé de los abrigos saliendo de dentro de ellos y me asomé por la puerta del ropero. Tiré la bolsa de nailon que aún tenía en la mano y lo miré extrañada. — ¡Qué extraño! No recuerdo haber llegado hasta aquí… —Dije mirando los chupetes colgados— Bonita decoración padre, no sabía que tenías cierto fanatismo por estas cosas —Mentí mientras me alejaba de él y me encaminaba hacia la puerta. Me paré en seco, ya había llegado demasiado lejos como para que esto terminara así; a demás ¿qué podía pasar? —Bueno, me declaro culpable—. Dije mientras levantaba mis manos y giraba sobre mis talones.
  23. Isabella Hawthorne El cielo estaba cubierto por una especie de manto negro que oscurecía todo a su alrededor mientras que la luna contorneaba las figuras con un destello plateado. La Hawthorne se encontraba en las afueras de su antiguo hogar, no hacía mucho que se había reconciliado con su padrastro y debía darle la gran noticia. Todos sabían que las familias mágicas no eran para nada normales y ¿qué mejor ejemplo que este? Nadie supo cómo había llegado hasta el techo del enorme castillo y mucho menos ella quien le tenía un terrible pánico a las alturas; pero allí estaba, vestida casi completamente de negro, con la capucha del buzo en la cabeza cubriendo todo su pelo y su rostro pintado de negro lo que hacía que sus ojos grises resaltaran. Cargaba una gran bolsa de nailon color blanca en la cual contaba con todo lo que necesitaba para que su plan tuviera éxito, sabía perfectamente que a esa hora su adre se estaría dando una largo baño relajante en el baño principal o estaría tomando un poco de whisky de fuego en la sala mientras leí El Profeta; por lo tanto su habitación estaba completamente vacía. Se movía con sutileza y agilidad, como un grato sobre un tejado, tenía su varita encendida en un Lomus en la mano derecha mientras que con la otra sostenía el saco que descansaba sobre su hombro. Conocía muy bien el castillo, miles de veces había escapado de él y miles de veces había entrado. Sabía que en algún lugar del tejado había un tragaluz por el cual tenía acceso a una vieja alcoba de escobas. La ventaja era que ningún miembro se pasaba por ahí en las noches y si se escurría por las sombras podría llegar al cuarto de su padre sin ningún problema. Y así sucedió la Ravenclaw encontró el tragaluz, se abrió paso hasta uno de los pasillos hasta que encontró la puerta de la alcoba de su padre, tal y como lo esperaba él no se encontraba allí. Descansó la bolsa sobre el piso y abrió la puerta con suavidad, se metió al cuarto lo más rápido que pudo antes de que alguien pudiera verla y comenzó a desarrollar su plan maestro: colgó varios chupetes de distintos colores con una tanza transparente que iban del techo hasta un poco más arriba de su cabeza, un par de manuales de como criar a un niño sobre su mesa de noche y por último una foto de Becan llorando, en blanco y negro, sosteniendo un cartel que decía: “Aviso de desalojo, bebé en camino. Tendrá que desalojar esta habitación en 8 meses aproximadamente.” Contempló su obra maestra un par de minutos cuando escuchó unos pasos que se dirigían hacia la habitación del joven mago. Tomó la bolsa de nailon que estaba completamente vacía y se metió dentro del closet para poder contemplar la reacción de su padre.
  24. Yo tengo una duda sobre la academia, he terminado todas las clases y mi generación es la 64 me parece, la cuestión es que con eso del nivel 1 y 2, estuve mirando un poco y yo ya hice TODAS las clases, hasta Duelo avanzado, Bando y Perfil y Rol Avanzado, las he aprobado ¿ahora que debo hacer? No entiendo nada ¿estoy en nivel 2? pero los del nivel dos abarca solo los duelos por o que veo acá http://www.harrylatino.org/index.php/forum/315-nivel-2-academia-de-magia/ pero yo ya aprobé eso
  25. Me sentía aliviada por haberle confesado eso, pero al mismo tiempo sentía miedo de lo que podría llegar a pasar luego de esto. Coloqué la mano en mi cabeza pensando en las posibilidades, pero nada me parecía razonable, mi cuerpo no estaba preparado para tener un hijo, no ahora...Había tenido una experiencia bastante desagradable con el embarazo de Becan y este prometía ser mucho peor al anterior. Lancé un suspiro mientras apretaba mis labios, los cuales no dejaban de temblar, sentí su mano sobre mi vientre y su suave y húmedo beso en la mejilla, en ese momento las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas sin que yo las pudiera retener. En ese momento me sentí tan indefensa y tan frágil como una hoja de papel abandonado por las sucias calles de Londres. Sequé mis lágrimas mientras observaba en silencio como el mesero nos dejaba lo que habíamos pedido sobre la mesa. Fue entonces cuando otro problema se presentó ante mí, últimamente no podía retener a de lo que ingería, sentí tanta culpa que ni siquiera podía comerlo, sabía que los problemas de ansiedad habían comenzado nuevamente y eso me asustaba. —No ese como pudo pasar esto —. Dije un paco más calmada, sentí mucha impotencia, debería estar feliz pero la angustia me carcomía por dentro, pero sabía que no era un problema, y una parte de mí, aunque no lo admitiera, le encantaba la idea de tener un nuevo integrante en la familia. —Sabes que tengo desórdenes alimenticios, y eso es riesgos, para mí y para el bebé, pero créeme que no será fácil de controlar con tantos antojos, comeré como un cerdo y luego me sentiré culpable por ello y vomitaré todo—. Le confesé mientras lo miraba a los ojos y tomo una de sus manos. —Sabes que como dulces compulsivamente para luego hacer eso cuando estoy en crisis… —. Tragué saliva mientras miraba la torta de chocolate que estaba sobre la mesa. — Ni siquiera puedo pensar en mantener eso en mi estómago.

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