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Isabella Hawthorne R.

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Todo lo publicado por Isabella Hawthorne R.

  1. Un suspiro escapó de sus labios mientras sus pupilas plateadas contemplaban aquel majestuoso Castillo que había sido su refugio cuando era pequeña. Sintió una punzada de dolor en el estómago que la hizo retorcer del solo percibir aquellos sentimientos encontrados que la movían de pies a cabeza. Recordaba a la perfección su última visita la familia Crowley, y el casi desafortunado encuentro que tuvo con Fokker. Hacía poco más de un año que no lo veía, y una parte de ella quería que aquella distancia se mantuviera por un tiempo más. La vida como una mujer independiente le gustaba demasiado como para volver a darle importancia a las opiniones de su padre con respecto a su vida. Pero ¿a quién podía mentirle? Le encantaría que se estuviera presente el día más importante para ella, tan solo por eso había regresado. Inspiró profundamente, tratando de despejar su mente de aquellos pensamientos que la abrumaban. Dar un recorrido por el castillo lo le vendría nada mal, hacía mucho tiempo no ingresaba al mismo, es más, la última vez que había ido solo se había metido al cuarto de su padre y no había podido recorrer los pasillos, que ahora, le resultaban mucho más estrechos que cuando tenía tan solo diez años de edad. Su vista comenzó a nublarse, cada cuadro, cada florero, cada puerta hacía que su corazón latiera con fuerza. Todo estaba tal cual lo recordaba. Inhaló profundamente, sintiendo el aroma a comida que provenía de la cocina. Su estómago soltó un gruñido, pero decidió omitirlo, quizás podría cenar luego con el que alguna vez su padre y que ahora era un desconocido. Esa palabra le dolía, le dolía tanto que sentía como en su corazón seguían latentes todas aquellas heridas que le había provocado su vil mentira. Tomó una bocanada de aire al mismo tiempo que subía por las escaleras, a paso lento, mientras se sostenía por la baranda para evitar caerse por lo mareada que se encontraba. Llegó hasta la una puerta de roble, tan igual pero tan distinta a las demás, no podría olvidarse nunca de la que había sido su habitación, aún contenía un par de rasguños en la parte de afuera que había sido producto de una de sus peleas. Pestañeó varias veces, intentando evitar que las lágrimas que golpeaban sus pestañas se deslizaran por sus nievas mejillas. Giró el picaporte, y se adentró sin más. Se quedó en la puerta, atónita, sin saber lo que había ocurrido con sus cosas. Sus muñecas, sus osos de felpa, el tapiz de las paredes. Todo, absolutamente todo había desaparecido. Soltó un sollozo cargado de dolor mientras ingresaba a la habitación y observaba una figura femenina sentada de espaldas a ella en un sillón, leyendo apaciguadamente. — ¡¿Quién DEMONIOS ERES Y QUÉ HACES EN MI HABITACIÓN?! — Gritó, mientras se cruzaba de brazos y fulminaba con la mirada a aquella intrusa. La cólera la invadió, la vena se le había marcado en la frente mientras rechinaba los dientes completamente enfurecida. — ¡RESPONDE! — Le exigió mientras sus gritos resonaban contra las paredes. @@Nats Rambaldi Crowley
  2. Inclinó su cuerpo sobre la mesa para poder observar el vestido que su concuñada le mostraba. Estaba en lo cierto, si bien lo entallado que era el vestido mostraría sus atributos, no lo podían tachar de vulgar. — ¿Sabes? Fui a una tienda de vestidos de novia, y he llegado a la conclusión de que definitivamente me va el corte sirena—. Le informó con una sonrisa en el rostro. —Pero como te he comentado, tengo un serio problema con los pasteles — sus ojos vagaron hasta su costados mientras los distintos pasteles la tentaban de innumerable maneras. —No creo poder resistirme hoy —. Dijo mientras se mordía el labio y se levantaba de su asiento. —Definitivamente no puedo —. Sonrió, mientras esperaba que la pelirroja imitara sus movimientos. La cafetería estaba vacía, por lo que no había problemas en dejar sus pertenencias solas un par de minutos. —Se me antoja un pastel de hojaldre de dulce de leche con cobertura rosa, y leche vaporosa —. Le comentó al joven que se encontraba detrás del mostrador. —Y una caja de bombones no estaría de más ¿verdad? — Le dirigió una mirada cómplice a su concuñada mientras vagaba su mirada por las demás delicias que podía encontrar, aunque cada vez que miraba se le hacía agua la boca. — Definitivamente no puedo con esto —. Murmuró luego de que la joven haya tomado su pedido. Una de las razones por las que había dejado de asistir a ese lugar era por la cantidad de dulce que podía llegar a comprar. Si Drake se enteraba que había regresado seguramente se molestaría, puesto que le había prometido no volver a consumir tanto chocolate en exceso como la última vez. — Este será nuestro secreto —. Farfulló mientras tomaba un par de bombones de muestras y se los llevaba a la boca. @@Emilia Malraux
  3. Eloy Viatore. El sujeto había pronunciado justo lo que él quería escuchar. Claro que era lo suficientemente bueno para ella ¿quién no lo sabría? Algún que otro idi***, seguramente; como Drake, por ejemplo que estaba más que seguro que ella sólo le pertenecía, aunque eso pronto cambiaría. Le dio otro sorbo a la sangre que tenía en el vaso mientras para luego fijar sus obres en los color esmeralda del muchacho. Elevó las cejas, con interés al escuchar algo que en verdad le había llamado la atención. — Debo admitir que no sabía eso sobre ella —. Le declaró mientras pasaba su mano por su cuello. Quizás había metido la pata al decir aquello, pero bah ¿a quién le importaba? Estaba más claro que el agua: el Potter Black no le diría sobre su plan a ninguno de ellos. Enarcó una ceja, mientras lo contemplaba con cierto desconcierto e incredulidad— ¿En serio? — Inquirió mientras ladeaba una sonrisa. — La verdad es que no estoy seguro de lo que quiero hacer con ella, pero creo que aceptaré tu oferta —. Elevó su vaso, tomando hasta la última gota para luego bajarlo con violencia hasta le mesa. — ¿Y bien? ¿Cuál es tu precio? — Relamió sus labios para quitar hasta el último rastro de sangre. @@Andrew Potter333 No se me ocurre más v.v
  4. Nada duraba para siempre… en especial la muerte. Había podido burlarse de ella más rápido de lo que había imaginado, aún no lograba entender del todo como lo había logrado, pero estaba segura que el Viatore tenía algo que ver con todo aquello. Había dejado atrás su vida pasada, por sus venas ya no corría sangre de un ser mortal, débil y perteneciente a otro mundo completamente diferente al que se encontraba parada. Su cabello rubio platinado era mucho más abundante, su contextura física era perfecta, ni tan delgada ni tan esbelta, sus atributos habían aumentado. Su rostro se veía implacable, rejuvenecido y jovial. Sus labios habían adquirido un rosado natural y sus ojos color plata brillaban de forma seductora. Había algo que identificaba a su raza además del tatuaje con forma de mariposa, de color negra, que tenía en el seno izquierdo, justo encima de la última costilla. Era hermosa, tan celestial como una veela, tenía el poder de los demonios femeninos como las súcubos y era tan letal como una banshee. Había adquirido el poder de penetrar la mente de cualquiera que se topara en su camino, derribar las paredes de sus pensamientos y meterse en ellos. Podía susurrarle cosas dentro de su cerebro, obligarlos a caer en sus redes, hasta forzarlos a realizar acciones contra su voluntad. Su nueva raza la beneficiaba mil veces más que la anterior, era poderosa, astuta, inteligente, capaz de seducir a quien quería, y se había convertido en una mujer especialmente peligrosa. Ya no le tenía miedo a nada, mucho menos a ese par de idi***s que había decidió acabar con su vida. Debía admitir que estaba agradecida con ellos, la habían arrastrado hasta un mundo completamente diferente. Una sonrisa se formó en sus labios al escuchar un sonido particular, algo así como una leve carcajada que le sonaba extrañamente familiar: Alec. Canturreó su nombre dentro de la mente del vampiro, una y otra vez como una suave melodía, llamándolo. <<Alec…. Alec…>> Haciendo pausas. Conseguía percibir desde donde se encontraba la energía paralizante del joven. Podía apostar cualquier cosa que eso no se lo esperaba. Pasó la lengua por sus irresistibles labios rojo carmín mientras, con un suave contoneo, se dignaba a bajar las escaleras hasta el primer piso. Se quedó parada en el pie de la escalera, mientras posaba uno de sus brazos en su cintura. Lo recorrió con la mirada, manteniendo una sonrisa leve en sus labios. Aquel vestido negro entallado que llevaba marcaba perfectamente su nueva y mejorada figura, dejando a la vista sus tentadoras piernas. <<— ¿Sorprendido, Malfoy? —>> Volvió a meterse dentro de su mente, mientras terminaba de bajar los escalones que le quedaban. Se dirigió hasta uno de los estantes, recorriendo con la mirada los distintos frascos , esperando la reacción del castaño. Esta vez no quería pelear con él, y estaba segura de que si Drake se enterara de aquello se enojaría. @
  5. Ya lo tenía prácticamente en sus manos. Una sonrisa malicioso se había formado en sus labios, dejando que estos se curvaran sin temor a que lo delataran. — Me he enterado que tienes un trato bastante cercano con Isabella Hawthorne — comentó mientras caminaba a su lado cruzando la calle para adentrarse en el bosque al que lo había citado. Aquel iba a ser su campo de entrenamiento esa mañana y necesitaba explorar el terreno. — He escuchado que se va a casar, y necesito saber la fecha exacta. Acomodó su gorra tomándola desde la visera mientras bajaba por la inclinación que lo llevaría hasta el terreno boscoso. Empezó a acelerar un poco el paso, notablemente desesperado por alejarse de cualquiera que lo estuviese siguiendo. Miró varias veces a su espalda, para asegurarse de que nadie se estuviera asechando, lo que menos deseaba en ese momento era ser atrapado. Hasta el momento había recolectado mucha información, pero debía ser discreto y asegurarse de que ninguno de los que había interrogado abriera la boca y lo delatase con Isabella o aún pero...con Drake. Si el Viatore se interponía en sus planes lo arruinaría todo y sus intentos por acercarse a su mujer iban a ser en vanos. Lanzó un suspiro de resignación mientras se detenía, esperando que el mago que caminaba a su lado igual lo hiciera. Lo que más odiaba eran los días derrochados, y esperaba que aquel sea uno bastante productivo. —Además podrías conseguir alguna otra información que me sea ...valiosa—. Chasqueó la lengua mientras entornaba los ojos. Se veía fatigado, y estresado, hacía días que no descansaba y se había privado considerablemente de alimento. Su único pasatiempo era seguirle el rastro a ese par y entrenar para volverse cada día más fuerte. @@Emmet Haughton Gaunt
  6. —Dije que quería saber absolutamente todo sobre Isabella, y tu accediste, eso significa que estas dispuesto a contestar todas las preguntas —. Puntualizó, con firmeza mientras se inclinaba sobre la mesa de manera amenazadora y contemplaba al muchacho con sus ojos negros, tan brillantes como nunca; lo cual hacía que su expresión se vea mucho más dura y amenazante. Al parecer aquel sujeto no había entendido bien su amenaza, pero estaba seguro que le sacaría hasta la ultima gota de información que tenía sobre la rubia. Se mordió la comisura de sus labios mientras se acomodaba nuevamente en sus asiento, podía detectar el aroma que desprendía la copa con sangre que la criatura le ofrecía a kilómetros. La vio salir de la cocina, sosteniendo una bandeja de plata y aquel despampanante vaso con ese líquido escarlata que parecía que le susurraba cosas al oído. Sacudió levemente la cabeza, intentado resistir las ganas que tenía de abalanzarse sobre la elfina reclamando su bebida. Se hacía agua la boca, lo cual lo obligó a tragar saliva mientras no podía apartar la ennegrecida mirada de la copa que reposaba, para ese entonces, sobre la mesa. Se apresuró a tomar el recipiente de cristal y llevárselo a los labios casi con desesperación. La bestia que estaba en su interior rugió al sentir lo que más anhelaba recorriendo su garganta hasta pasar directamente por ella. Hacía días que no se alimentaba, y esa mañana en particular el entreno había sido bastante pesado, arrancar viejos árboles de raíz lo había dejado completamente exhausto. Dejó la copa nuevamente sobre el mantel blanco, mientras se dedicaba a pasar la punta de la lengua por sus labios ensangrientados, para así eliminar el resto de aquel líquido de su boca. Sus ojos se volvieron a tornar color avellana lentamente mientras la idea de intentar seducir a Isabella Hawthorne le provocaba un particular cosquilleo en la entrepierna. Se revolvió en su asiento, quedando en silencio antes de contestar, analizando su respuesta para no darle demasiada información a aquel extraño. — No busco nada en particular —. Mintió con tanta naturalidad que él mismo se había creído su propia mentira. — Aunque ahora que lo dices, ese plan tuyo de seducirla suena bastante... excitante —. Musito por lo bajo con la voz ronca por la exitación, inclinándose para obtener un poco más de privacidad al mismo tiempo que una mirada lasciva aparecía en su semblante. Tenía tantos planes para ella que no sabía por cual iniciaría, podía seducirla, enamorarla y así alejarla de Drake, lo cual lo devastaría tanto que seguramente se entregaría al infierno, cosa que él en verdad pretendía. O simplemente hacerle daño para manipular al Viatore a su antojo. Debía admitir que ambas ideas eran completamente tentadoras, ya que podía disponer de la Hawthorne como más se le plazca. Volvió a su posición original, cerrando por un segundo los párpados moviendo la cabeza para hacer sonar su cuello. Por el momento solo se conformaba con obtener información. — Aunque vamos ¿en verdad piensas que yo podría seducirla? — Inquirió con una falsa modestia en su voz. Sabía perfectamente que podría hacerlo y ,si no lo lograba por métodos naturales, la haría consumir un poco de amortentia. — Ambos sabemos que es una mujer extremadamente inteligente — . Y quizás, aquello era lo que más le llamaba la atención a Eloy. — La he conocido cuando solo era una chiquilla, tenía sus encantos, pero ahora...se nota a leguas que se ha desarrollado —. Se mordió el labio, tomando nuevamente la copa y de sangre y llevándosela a los labios nuevamente. @@Andrew Potter333 @
  7. Algo que realmente amaba era realizar compras navideñas, y este año no era la excepción para ella, iba a aprovechar que tenía varios Galeones fura de su bóveda para liquidaros, después de todo había trabajado duro para conseguirlos y estaba claro que pensaba hacer con ellos lo que se le venía en gana. Ese día había sido estratégico, se rumoreaba que para esas épocas había un stock ilimitado de productos y venía a aprovechar el poder comprar alguno de ellos. Sonrió mientras avanzaba hasta la primera plata, en donde se vendían nada más ni nada menos que objetos mágica que podía adquirir. Chasqueó la lengua mientras se encaminaba hasta la interminable fila de magos y brujas que esperaban por dejar sus correspondientes fichas mientras se mecía de un lado al otro, indecisa aún de lo que podía llegar a comprar. Un suspiro se escapó de sus labios mientras miraba con pesar a todos los que tenía delante de ella al mismo tiempo que se dignaba a tararear una suave melodía lo suficientemente bajo como para que la persona que se encontrara adelante de ella no se percatara de lo que estaba cantando. ID: 115027 Nick: Isabella Hawthorne ( http://www.harrylati...ella-hawthrone/ ) Nivel Mágico: III Rango Social: Unicornios de Plata Link a la Bóveda Trastero: --- Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento:( http://www.harrylati...ella-hawthrone/ ) Fecha: 2015-12-20 Nombre del producto: Espejos Comunicadores Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Nombre del producto: Moto Voladora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) AAAA Puntos por unidad: 80 Precio: 4000G Precio total: 6000G Total de Puntos:120
  8. Eloy Viatore. La voz del pelinegro lo trajo de vuelta a la realidad, haciendo que la figura de la Hawthorne que había aparecido en su cabeza se esfumara como lo que era: una simple imagen creada por su mente. Nada de lo que le había soltado tenía demasiada importancia para él, lo que realmente le importaba era el hecho de que habían sido cercanos, y quizás la bruja le haya confesado algo que pueda ser de su utilidad. — ¿Es significa que ya no lo son? — Estaba claro que la respuesta era no, pero debía fingir que no sabía nada de la vida de la joven, aunque, sabía mucho más de lo que el Potter Black podía sospechar. Isabella se había convertido en su principal objetivo y no iba a dejar que nadie más tome su presa. Sí, había decidido tomar otro camino y destruir a Drake por ese lado. No le iba a resultar para nada sencillo pero estaba seguro de que podía lograrlo. Hacía varios días había aprendido a utilizar la Hechicería Diabólica, había forjado armas que podían vencer a un vampiro con un simple rasguño al igual que brebajes que lo ayudaban a desarrollar aún mejor sus habilidades. Sabía que tenía ese tipo de hechicería tenía efectos secundarios y más aún si llegaban a entrar en el cuerpo, pero eso no le importaba en absoluto. Una criatura se había acercado hasta la mesa que ambos compartían. — Sangre, AB+, de un humano —. Recalcó mientras centraba nuevamente su atención el joven. — ¿Has tenido algún altercado con ella? — Sus preguntas eran simples, pero estaban cargados de un gran significado para él. — ¿De dónde conoces a Drake? — Mencionarlo hacía que su estómago se revolviera aún más. @@Andrew Potter333 @
  9. Eloy Viatore. La sonrisa que tenía en el rostro había desaparecido casi completamente cuando el Elfo se retiró en busca de su amo. Se apartó de la puerta y recorrió con la mirada los alrededores del Castillo, era muy ventajoso que se encontrara alejado de Ottery, quizás Emmet accedería a dar un <<paseo>> por la arboleda que se encontraba justo en frete. Chasqueó la lengua en cuanto oyó la puerta de entrada volver a abrirse y revelar la identidad del mago. El Viatore lo superaba por un poco más de 10 cm, cosa que lo beneficiaba más de lo que podía imaginar. Si en algo se caracterizaban los que llevaban su misma sangre era en la altura, pero por desgracia su <<adorado>> primito también era un Viatore como él. Si bien no tenían muchas cosas en común algo que verdaderamente los identificaba era la estatura significativa que ambos portaban. Había dejado que el joven soltara todo lo que debía decir, mantenía su expresión dura y firme en su rostro, pero sus músculos se encontraban perfectamente relajados. Aguardó en silencio, aumentando la tensión que había entre ambos mientras lo detallaba con la mirada. Sus pupilas color Avellana se habían fijado en las del muchacho mientras movía los labios para decir: — Soy quien quieres que sea—. Arrastró las palabras, manteniendo su toque seductor en ellas. No le importaba en absoluto lo que debía hacer para ganarse la confianza del Gaunt. — Pero te diré que yo soy el que hace las preguntas aquí —. Sentenció, con la voz lo bastante firme pero sin sonar amenazador. —Necesito que me hagas un pequeño… favor, si así quieres llamarlo. Con el rabillo del ojo contempló el pequeño bosque que tenía a su derecha mientras elevaba las manos hasta la altura de los hombros. —No planeo hacerte daño — << si decides cooperar >> resonó su propia voz en su cabeza mientras se mordía el labio intentado que no escaparan de su boca. — Podríamos ir a dar un paseo — señaló el bosque que estaba cruzando la calle con su dedo pulgar. La verdad era que comenzaba a irritarse de sí mismo, no acostumbraba a ser tan amable y eso comenzaba a molestarle de sobremanera. @@Emmet Haughton Gaunt
  10. Eloy Viatore. Justo antes de las cinco de la mañana aparcaba su Volkswagen justo del otro lado de la calle. Había decidido empezar con la investigación desde la mañana, si algo odiaba era no tener un día productivo y tenía fe de que algo interesante ocurriría. Le había seguido la pista a un sujeto llamado Emmet Gaunt, o eso imaginaba ya que aquel hombre desconocido era patriarca de dicha familia. Se bajó del coche mientras acomodaba la gorra que traía sobre su cabeza y se encaminaba hasta la entrada del castillo Gaunt. Aún no había amanecido y la oscuridad no dejaba que apreciara con claridad el terreno al que acababa de adentrarse. No sabía con seguridad cuál era la habitación del joven, por lo que decidió preguntar por él en la puerta principal. Se acercó hasta la puerta principal y golpeó con fuerza mientras se metía la mano en los bolsillos y esperaba ser atendido. Una familiar criatura, despreciable para el Viatore, hizo su aparición desde detrás de la puerta. Lo recorrió con la mirada mientras se adelantaba al elfo y decía: —Dile a tu amo, Emett Gaunt, que necesito hablar con él. Una sonrisa retorcida, un tanto maligna y perversa, se había formado en sus labios mientras metía las manos en los vaqueros negros que traía encima. Había planeado con eficacia ese paso, sabía que el joven Gaunt era el amigo de Isabella y podía extraer información si le pedía un pequeño <<favor>> a aquel extraño que no sospechaba en lo absoluto de su siniestro plan. @@Emmet Haughton Gaunt
  11. Una voz femenina la sobresaltó e hizo que un rayón desprolijo apareciera en el pergamino que estaba escribiendo con su prolija letra, eso hizo que apreciara el desperfecto por un minutos, si algo la caracterizaba lo perfeccionista que podía llegar a ser. Una sonrisa se formó en sus labios mientras escuchaba con atención a la pelirroja y se veía obligada apartar la mirada de las palabras que acababa de escribir para poder apreciar a su concuñada. — Así es, cariño —. Su sonrisa se ensanchó mientras sentía los besos que aplicaba la joven sobre sus nievas mejillas. Aquel particular saludo le resultaba un tanto incómodo ya que aún no se acostumbraba del todo a ser cariñosa, ella era así, forjada de manera fría y un tanto conservadora; aveces le dolía no poder ser tan demostrativa con los que realmente quería, y ahí estaba Becan, el que más había sufrido su frialdad los primeros años de su vida. Si de algo se arrepentía completamente era haber sido tan distante con su hijo por ese mismo hecho había decidido dejar de lado su forma de ser y comenzar a disfrutarlo como era debido. — ¿Qué se te antoja? — Inquirió mientras recogía toda la correspondencia que había desparramado sobre la mesa y dejando la pila de cartas a su lado, ya habría tiempo para responderla. — Tengo unos inexplicables antojos de pastel de hojaldre — le confesó mientras se acomodaba en la silla y se cruzaba de piernas. — y creo que una taza de chocolate caliente no estaría mal. — Créeme que los antojos a esta altura no son buenos —. Se mordió el labio inferior mientras tomaba las revistas que había conseguido y le pasaba unas a su nueva amiga. — He marcado algunos vestidos que me gustaron, pero la verdad es que estoy insegura con ese tema — Un suspiro apenas audible rompió el silencio que se había formado entre ambas. Estaba nerviosa y era prácticamente imposible evitar controlarlo y ocultarlo. @@Emilia Malraux
  12. Eloy VIatore —Por favor... — Rió sin ganas — como que si pudieras hacerme daño —. Una sonrisa se había formado en sus labios, aunque aún mantenía esa expresión dura en su rostro. Sus músculos estaban tensos y sus fuertes brazos se habían ajustado a la perfección a aquel fino polo negro que traía para resguardarse del fío otoñal. Se cruzó de brazos mientras lo miraba con firmeza, quería saber todo sobre aquella mujer, quizás había elegido el modo incorrecto de hacer las cosas con la joven. Negó inmediatamente, haciendo que los mechones de su cabello castaño se movieran. — Mejor vamos al comedor —. Sus obres aún seguían ennegrecidos por la sed que le había producido estar cerca de un humano. A decir verdad nunca había estado tan cerca de uno socializando con él, siempre habían terminado siendo sus víctimas. Tragó saliva con dificultad al mismo tiempo que pasaba su lengua por su labio superior y, en cuanto sus piernas dejaron de moverse y al fin pudo recuperar su varita se encaminó con paso firme hasta el hotel. Pasó por la recepción, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón hasta el comedor. El olor a comida le provocó nauseas, debía de admitir que le desagradaba en absoluto aquel aroma que para algunos era delicioso, pero para él era el peor del mundo. Jamás había ingerido otra cosa que no sea sangre en especial la humana, su olor, su sabor y consistencia lo volvían absolutamente loco. Se mordió el labio para intentar quitar aquellos pensamientos de su mente, pero le fue en vano. Había tantos humanos a su alrededor que le era casi imposible controlar la bestia que rugía en su interior. Se llevó los dedos hasta el puente de su narizón y cerró los ojos, podía escuchar perfectamente el corazón de los presentes bombear sangre. Tragó saliva con dificultad y carraspeó mientras se sentaba en una de las mesas más alejadas de la multitud. — ¿De donde la conoces? — Indagó, sin más mientras sus pupilas, ahora negras, se posaban en el ventanal que daba hacia la calle. Aquella mujer le producía una gran curiosidad, sabía que tenía algo especial que había sido capaz de enamorar absolutamente a su primo, algo que iba más allá de su belleza o de su físico, algo que sin lugar a dudas a cualquiera enloquecería... hasta a él. Apretó la mandíbula, intentando sacar de su mente la imagen que tenía de la Hawthorne, aquella que surcaba su mente continuamente y que le producía un extraño cosquilleo en todo su cuerpo. La primera vez que la había visto había sido en su castillo, la rubia se encontraba completamente desnuda sobre la cama, una fina sábana de seda cubría su delicado cuerpo, pero para su desgracia su entrometido primito se las había arreglado para colocar un camisón color rojo en el cuerpo de la mujer; aunque cuando ella abandonó el lugar en donde descansaba pudo deleitarse con sus bien torneadas piernas. Aquel recuerdo hacía que se le erizara la piel, definitivamente la quería solo para él, pero ese iba a ser realmente complicado ya que ella solo tenía ojos para Drake. El Viatore apretó los puños mientras se volvía hasta el mago que tenía en frente. @@Andrew Potter333
  13. ~Eloy Viatore Gruñó con ira mientras se despegaba del cuerpo del Potter Black y lo pateaba con tanta fuerza que pudo escuchar como el peroné se quebraba. — ¡est****o! — Le gritó en la cara mientras lo escupía. No le había importando que el recepcionista haya huido mientras libraba a su presa. Lo levantó del suelo tomándolo por el cuello de la camisa que traía hasta dejarlo a su altura, puesto que el Viatore era tan alto como su primo. —Quiero que me cuentes absolutamente todo lo que sabes sobre Isabella — . Para ese momento tenía al pelinegro contra la pared del callejón apretando cara vez más su cuello para que no intentara escapar. —¡Habla! — Le ordenó mientras despegaba la espalda del joven de la pared húmeda para luego volver a azotarlo con fuerza. — Y más vale que no intentes hacer nada contra mí porque te va a arrepentir —. Gruñó mientras contenía su sed y las ganas que tenía por clavarle los incisivos sobre la yugular. Bajó su mirada con sutileza hasta aquella palpitante arteria tan delicada y apetitosa para él. Abrió la boca y se acercó peligrosamente hasta ese lugar, rozando con sutileza la piel del joven con sus dientes. @@Andrew Potter333
  14. ~Eloy Viatore. — Cualquiera que utilice el apellido Potter lo es —. Puntualizó el castaño mientras lo miraba de pies a cabeza con odio. Llevo su mano izquierda hasta el bolsillo trasero de sus vaqueros para empuñar su varita y apuntarlo de forma amenazadora. — ¿Cómo te atreves a apuntarme con tu varita? — Inquirió, molesto mientras pronunciaba: — Expelliarmus —. La varita del pelinegro salió disparada unos metros hacia el costado. Soltó una carcajada al esuchar lo que salía de la boca de aquel sujeto. — Si fueras lo suficientemente inteligente no andarías soltando esas babosadas en cualquier lugar —. Frunció el ceño, molesto por el atrevimiento del impuro, que para su sorpresa conocía a Drake. El Viatore no podía comprender como aquel ser despreciable vagaba por Londres un apellido que no merecía. Lamentablemente su apellido ya había sido manchado en el momento en el que aquella mujer se enamoró de aquel ser despreciable. Apretó los dientes recordando como su propio padre había matado a su tía delante de sus ojos, los cuales se tornaron rojizos. Casi podía sentir ese aroma tan peculiar que tenía la sangre, y a decir verdad en ese momento tenía sed. Una sonrisa ladeada se formó en sus labios mientras sus pupilas color avellana brillaban con más intensidad oscureciéndose casi por completo. — Vaya vaya.... — Comentó mientras relamía sus dientes, tocando con la punta de a lengua sus incisivos ya crecidos. — Creo que te has topado conmigo en el momento más indicado —. Chasqueó la lengua, mientras volvía a apuntar su varita de acacia hacia aquel sujeto. —Incancerous —. Sentenció e inmediatamente tres largas cadenas salieron de la punta de su varita, atando a aquel humano de sangre apetitosa. Se abalanzó sobre su presa, desapareciendo con ella hasta aquel callejón oscuro. @@Andrew Potter333
  15. ~Eloy Viatore. Con @ y @@Andrew Potter333 Bufó con un poco de fastidió mientras que farfullaba con fastidio: — Eloy Viatore —. Le arrebató la llave de su habitación con precipitación, mientras escuchaba los pasos de un joven a sus espaldas. El saber que había más personas en ese lugar hizo que se fastidiara un poco, lo único que quería hacer en ese momento era tomar un baño e ir a beber hasta perder la conciencia. Había tomado el folleto de mala gana, pero había decidido que siendo un Viatore de alta sociedad no podía permitir estar alojado en una habitación cualquiera. — Mejor deme la mejor habitación que el hotel tenga —. Finalizó mientras esperaba que el joven atendiera su solicitud recorría con la mirada de pies a cabeza al joven que estaba pasado a su lado. Cuando por fin obtuvo la llave de la habitación solicitada se giró para dirigirse hasta el cuarto, pero empujando intencionalmente al pelinegro. La verdad es que estaba un poco aburrido y ¿qué mejor que buscar cizaña de esa forma? — ¿Por qué no te fijas por dónde caminas? SANGRE SUCIA— Gritó, escupiendo las palabras con asco mientras se acomodaba la ropa que llevaba en ese momento.
  16. Responder lechuzas en su café favorito no tenía comparación y era aún mejor si saciaba sus antojos de pasteles ahí. Había aparecido directamente en las puertas de aquel café Francés con la esperanza de pasar un rato ameno con nada más y nada que su concuñada. La mujer le había agradado desde el momento en que la conoció en el baby shower de Emma y desde ese entonce se la ha topado hasta en la Taberna de la Fortaleza Oscura. La Hawthorne cargaba consigo varas cartas que debía responder, al igual que varios catálogos en los que se podía observar diversos vestidos de novia. Los días se le terminaban y ella aún no sabía que vestido iba a ser el indicado. Lanzó un suspiro mientras sentía un nudo en la boca del estómago y una extraña presión en el pecho. Sí, Isabella Hawthorne estaba nerviosa por primera vez en su vida... Aquel lugar le traía recuerdos buenos y malos, pero sabía que ese día en especial quedaría gravado en su memoria por años. Relamió sus labios al ver la variedad de pasteles que había a su disposición y cuanto más miraba más hambre le daba, aunque los pasteles que el Italeano le hacía no tenían comparación. Tomó asiento cerca de la venta, había decidido esperar a su nueva amiga antes de pedir su comida, aunque rogaba que no se tardara. Dejó las cartas y las revistas sobre la mesa mientras buscaba una pluma en las profundidades de su bolso y se disponía a contestar aquella interminable correspondencia. @@Emilia Malraux
  17. Eloy Viatore. El vampiro se camuflaba con la oscuridad de la noche, su cuerpo estaba protegido por un buzo color negro como la noche, su cabellera castaña estaba cubierta por la capucha de aquella prenda que lo protegía del frió del invierno mientras que sus fornidas piernas estaban cubiertas por un vaquero de jean color oscuro. Su espalda estaba recargada sobre la pared de concreto mientras sus pupilas color miel recorrían con la mirada aquel particular hotel. Aquel hotel había sido perfecto para refugiarse sin que su adorado primito supiera de su paradero. Iba a estar demasiado cerca de él como para seguirle la pista con detenimiento y así analizar cada uno de sus pasos. Una sonrisa un tanto sarcástica se había formado en sus finos labios mientras de ellos se escurría una fina capa de humo. Le dio otra bocanada al cigarrillo que había estado sosteniendo con dos de sus dedos para puedo dejarlo caer en aquel callejón en el que se encontraba. Aquello se había vuelto una adicción para el inglés, cada vez necesitaba más la nicotina que contenían los cigarrillos en un intento de saciar su sed de venganza. Una risa cargada de ironía salió de su boca haciendo que aquel estruendoso sonido retumbara en todas las instalaciones. Había seguido con mucho cuidado a la mujer de su primo, sin lugar a duda era una mujer que volvería loco a cualquiera, hasta a él mismo tenía que admitir, pero se había metido en el camino equivocado y ahora culpa de su amado iba a sufrir las consecuencias. Tenía que admitir que había sido bastante est****o e impulsivo de su parte tratar de atraparla en el bosque, sabía que esa era una misión prácticamente imposible, puesto que la joven no iba caminando sola, sino que iba junto con otro mago que no era Drake y, había agradecido que no era su primo, puesto que se iba a encargar se arrancarle los ojos con sus propias manos sin importarle nada. Ladeo la cabeza con desaprobación al mismo tiempo que se adentraba en las enormes instalaciones del Hotel mientras se acercaba a la recepción y decía: — Una habitación individual —. Su voz era pausada y lenta, más relajada que de costumbre. Relajó su cuello hacia atrás mientras cerraba los ojos e inspiraba lentamente.
  18. Hola, bueno vine a cambiar mi subnick ahora que se me ha ocurrido algo bueno *---* xDD Muchas gracias /o/
  19. OMG OMG OMG! *-* después de 5 años con este horroroso nick podré cambiarlo los milagros si existen(??? jajaja ok ya xD Bueno, eso es todo, muchas gracias!! *-*
  20. Con cada segundo que pasaba con el Viatore terminaba más convencida de que la amaba de la forma más noble y pura que existía, por primera vez no dudaba de ello, sabía a la perfección que a él lo que menos le importaba era su aspecto físico. No pudo evitar sonreían ante lo dicho por su vampiro mientras se acomodaba sobre su pecho y dejaba de lado el emparedado que le habían preparado con todo el amor del mundo. — ¿Eso significa que me estas alimentando para que tengamos un bebé? —Comentó con gracia mientras sonreía y se disponía a correr su cabello hacia un costado para que el pelinegro tuviera un mayor acceso a su cuello, el solo sentir el roce de sus labios sobre su piel la hizo estremecer y sentir un cosquilleo sobre aquella zona. La idea de tener nuevamente un hijo con él la volvía completamente loca, no pudo evitar morderse el labio inferior mientras se imaginaba compartiendo la alegría de estar embarazada junto al hombre que amaba. — Aunque debo admitir que tu plan no es del todo malo —. Giró su rostro para mirarlo y así poder depositar un beso en su mejilla, definitivamente había sido el beso más dulce que había dado hasta el momento. Las dudas la invadieron rotundamente cuando el mago hizo mención sobre casi haber sido descubierto por ella, frunció el ceño al mismo tiempo que lo miraba confusa, si bien sabía que algún acontecimiento importante para ambos, aunque sabía que el mago era un poco exagerado con las sorpresas que le daba y seguramente había preparado aquel picnic para confesarle que al fin y al cabo él también planeaba ser padre nuevamente. Sus palabras la trajeron nuevamente a la realidad, al parecer le recitaba un lindo poema al oído mientras la pegaba más sobre su pecho. Si algo tenía Drake que le gustaba era la forma sobre protectora con la que la trataba, la forma en la que la abrazaba contra su pecho para demostrarle que no quería pasar ni un segundo en separarse de ella. Definitivamente esas eran cosas que la conmovían y hacían que sintiera mariposas en el estómago. El mismo interrogante pasaba por su cabeza día a día <<¿Es posible sentir tanto amor?>> Un escalofrío le recorrió la columna vertebral al mismo tiempo que su corazón amenazaba con salir de su lugar golpeando con fuera su pecho. Había dejado de respirar justo en el momento que su amado pronunció la palabra "esposa". Esa simple palabra tomó otro significado para ella al salir directo de los labios del Viatore, por el solo hecho de haber salido de sus labios se había convertido en la palabra más dulce y hermosa que la Hawthorne jamás había escuchado. Se vio obligada a respirar nuevamente mientras contemplaba el anillo que la caja que sostenía en sus manos le mostraba. Definitivamente se había quedado sin palabras, cosa que solo él le provocaba. — Siempre —. Se limitó a contestar mientras sentía como sus ojos se cristalizaban y una amplia sonrisa se formaba en sus labios despintado. — Me encantaría ser tu esposa —. Le contestó más concretamente mientras llevaba sus labios hasta los suyos para besarlo con amor. Siempre quería ser suya, de él y solo de él. Tragó saliva con dificultad mientras intentaba relajar todos los músculos de su cuerpo que habían quedado paralizados antes la propuesta inesperada del muchacho. — ¿Me lo pones? — Inquirió al mismo tiempo que extendía su mano izquierda. @Kutsy
  21. No pudo evitar sonreír mientras escuchaba el comentario que el Viatore hacía por las marcas de labial en su rostro, no estaba equivocado ya que tenía marcas rojas que habían manchado su blanca piel. — Te ves irresistible —. Lanzó un gruñido seductor al mismo tiempo que frotaba su pulgar sobre las marcas de labial limpiándolo. Simplemente adoraba pasar tiempo a su lado, ya que vivían un amor joven y lleno de cosas nuevas por descubrir juntos, hacía ya casi un año que se volvieron a encontrar y revivir su amor de la manera más dulce de todas. — ¿Qué quiero hacer? — Repitió mientras se acomodaba a su lado con cara pensativa. —Supongo que comer algo primero no estaría nada mal — sonrió mientras toaba un sándwich en forma de pez al mismo tiempo que le pasaba la canasta — déjame adivinar… ¿te ayudó Becan? — Inquirió mientras le señalaba la particular forma en la que estaba cortado el pan. — ha heredado tus dones culinario para la cocina —. Sonrió mientras lo contemplaba y se dignaba a comer. — ¿Sabes? Si sigues así terminaré rodando, he subido mucho de peso esta semana —. Hablar sobre sus problemas era algo que no lo hacía con frecuencia, pero consideraba algo positivo haber subido de peso en el último tiempo. Sabía que debía recuperar su salud para poder tener una vida plena y sobre todo, tener bebé. Nunca había hablado con el Viatore sobre eso, pero sabía perfectamente que a él no le agradaría la idea de tener un bebé careciendo de buena salud, ya que podría ser peligroso para ambos. Aunque sabía que estar del todo bien no sería fácil lo intentaría.
  22. Sus fracciones habían cambiado al momento que Alessandra llamó <<mal educado>> al vampiro que tenía a su lado. La fulminó con la mirada mientras sus labios se volvían a separar para ponerse a la defensiva con eso, pero gracias al señor de las Tinieblas la rubia siguió hablando, anunciando su pronta retirada. Lanzó un suspiro mientras se disponía a escuchar las disculpas que le ofrecía el Viatore, innecesarias para ella. Negó levemente al mismo tiempo que se apegaba más a su cuerpo. — Sabes perfectamente que no le tengo miedo, cariño —. Su voz era más suave que de costumbre. Se dejó llevar sus carias hasta un mundo inexistente en el se podrían trasportar juntos. No pudo evitar reír al sentir las delicadas caricias que le brincaba con la punta de su nariz. —Me haces cosquillas —. Comentó mientras se retorcía en sus brazos riendo suavemente. —Se defenderme sola, no me pasará nada —. Sonrió levemente mientras apoyaba ambas manos en su cuello y contemplaba aquellos ojos azules que la volvían loca.— Además, hay que agregarle un poco de diversión al trabajo ¿no crees? — Inquirió mientras depositaba un corto beso sobre sus labios. Volvió a sonreír divertida al escuchar la desafinada melodía que le dedicaba. —Cantar no es tu fuerte, cariño — colocó uno de sus finos dedos sobre sus labios para callarlo.
  23. La mentira más grande que le habían dicho era que el hombre perfecto no existía, ahora entendía que la autora de esa famosa frase jamás había encontrado al verdadero amor de su vida, porque cuando se ama de verdad hasta las imperfecciones de una persona se vuelven perfectas, porque cada persona es única y especial, con o sin errores. Para ella, el hombre perfecto estaba sentado a su lado, diciéndole que ese pequeño detalle representaba lo especial que era ella para él. —Tus labios, eso se me antoja —. Le Contestó casi inmediatamente mientras rodeaba el cuello del vampiro con uno de sus brazos y lo besaba suavemente olvidando por completo la comida que seguramente él había preparado. En ese momento no le importaba nada, ni siquiera el hambre que tenía por haberse saltado el desayuno de esa mañana. Apretó su mano con suavidad mientras se separaba levemente de sus labios para ver los faroles que iluminaban su vida. —Te he extrañado mucho, pero cada vez tengo más y más cosas que hacer —. Amaba su trabajo, el hecho de haber abierto su propio negocio y volver al hotel, pero tenía que admitir que aún no se acostumbraba al hecho de no estar siempre al lado del vampiro, despertar en sus brazos y con sus besos. Pegó más su cuerpo al de ella, abrazándolo mientras dejaba caer todo su peso sobre su cuerpo sin importar que ambos cayeran sobre la gramilla. —Pero, hoy pienso pasar todo el día a tu lado —. Sonrió ampliamente, aunque en sus ojos había un destello de tristeza por la amargura que le generaba el solo pensar que tendría que pasar muchas horas lejos del Viatore y de Becan. — Te amo te amo te amo —. Repitió una y otra vez hasta el cansancio mientras llenaba su rostro de besos dejando marcas de su labial rojo por todo su rostro.
  24. Las ganas de atacar con magia al castaño la carcomían por dentro, pero el muchacho no le había dado tiempo a desvainar la varita y gritarle el primer hechizo que se le cruzaba por la cabeza. Lo vio desaparecer por las escaleras mientras ella apretaba los puños para tratar de contenerse. No podía creer que se había negado a seguir peleando con ella. si algo tenían en común era sed de estar atacándose con palabras constante mente. Respiró profundamente relajando sus fracciones para tratar de despejar su mente y así evitar sus ganas de subir al segundo piso para seguir peleando con el Malfoy. —¿Qué clase de local es este? ¿Cómo que no hay una cocina? —Inquirió mientras le devolvía la mirada. — Supongo que como no hay cocina no hay algún dormitorio — comentó con gracia mientras se quedaba parada en un solo lugar y acariciaba algunos de sus mechones rubios. —Ve a descansar, yo me quedo por si llega alguien, porque la verdad dudo que Alec haga productivo en ese estado —. Sonrió con picardía mientras soltaba su brazo. — Además, en ese estado no creo que puedas hacer mucho, debes darte un baño antes de ...— No pudo terminar la frase, ya que inconfundible voz de Drake se le atravesó en medio de la frase. Se apartó inmediatamente de Alessandra mientras daba un par de zancadas para encontrarse con el vampiro y cumplir su petición. —Hola mi amor —. Se abalanzó sobre sus brazos mientras lo besaba suavemente sosteniendo una de sus mejillas con su mano izquierda y brindándole una suave caricia. No supo bien cuanto tiempo duró el beso, pero tuvo que separarse de sus labios por falta de aire. Contempló fijamente sus pupilas azuladas, un poco más oscuras de lo normal mientras pegaba su cuerpo al de ella y acariciaba su pecho suavemente. Sin que se lo dijera atinaba lo que le pasaba, por eso es que se encargaba de mimarlo lo más que podía. Tomó su mano mientras se acercaba nuevamente a la rubia. — Alessandra, él es Drake —. Sonrió mientras apretaba su mano con discreción
  25. —Habiendo tantos espermatozoides justamente tú debías llegar primero al óvulo —. Gruñó en contra del castaño mientras seguía fulminándolo con la mirada. Aunque no lo miraba con enojo, porque sabía perfectamente lo que deseaba el Malfoy era nada más y nada menos hacer saltar su vena de la frente. Sonrió ante su mirada mientras tomaba a Alessandra del brazo para impedir que esta se cayera debido al exceso de alcohol en su sangre. No podía desaprovechar la oportunidad de molestarlo lo más que podía, estaba segura que quería exprimirlo hasta sacar todo su odio, aunque no estaba segura de cuando llegaría ese momento. Chasqueó la lengua mientras lo recorría de pies a cabeza con la mirada, cada músculo de su cuerpo estaba tenso, mostrando todo el estrés que tenía sobre su musculoso cuerpo. No pudo evitar reír ante su último comentario — ¿Escoria? ¿yo? por favor, no me hagas reír —. Comentó mientras sostenía en su rostro una amplia sonrisa. —Si yo soy una escoria, no me puedo imaginar que eres tú ... —. Se encogió de hombros mientras lo miraba con gracia esperando el momento justo para comentar lo que tenía atorado en la garganta. Miró sus uñas con despreocupación mientras apoyaba su otra majo en sus caderas. —¿Sabes? Por fin me he dado cuenta de que ya sé porque prefieres a los hombre... — Levantó la mirada hasta el castaño, una mirada desafiante junto con una sonrisa ladeada ponzoñosa. —Porque a ellos no los puedes embarazar y abandonar prácticamente en brazos de otro —. Chasqueó la lengua mientras volvía su vista a Alesandra. Isy 1- Alec 0 Abrió la boca quedándose con la boca abierta y con los ojos como platos mientras señalaba las escaleras con su dedo acusador. —Jamás me he revolcado con ese... — gruñó al no poder decir lo que debía — bueno para nada —. Suspiró cruzándose de brazos como niña caprichosa. — Y jamás le dije que lo amaba —. Apretó sus puños con fuerza mientras gruñía nuevamente por el hecho de haber recordado todo lo que había compartido con el Malfoy. Estaba a la defensiva, estaba claro, pero le molestaba que su amiga le recordaba que había salido con ese i****** que tenía como hijo. Apretó los dientes con impotencia mientras intentaba relajar su cuerpo nuevamente. —Hace como cinco meses no se nada de ella, desde que volví de Francia con Drake que no la veo —. Lanzó un suspiro mientras intentaba mantener presente al pelinegro para poder controlarse. —Mejor vamos a tomar un café, así te baja un poco la borrachera —. Volvió a suspirar, esta vez casi inaudible al mismo tiempo que la volvía a tomar del brazo. —¿Donde está la cocina? — Inquirió mientras la miraba.

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