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Crazy Malfoy

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Todo lo publicado por Crazy Malfoy

  1. Pues nos habéis convencido con el tema de los subforos de bando, no porque hayáis pasado varios sino porque los argumentos son coherentes. Nuestra intención al crear un subforo offrol único era que esta etapa del juego consistiera en la colaboración, que se abandonara la vieja mentalidad de aislamiento y los bandos trabajaran juntos en las actividades y se relacionaran, salvando esa brecha que la separación contribuye a crear. Creo que en esto los usuarios de bandos deberíamos hacer un ejercicio de conciencia y comprender que para que el el juego funcione, ambos bandos deben necesariamente trabajar juntos. Si nos ceñimos a hacer las cosas como se venían haciendo, cada bando seguirá siendo una isla que trabajará por inercia haciendo las cosas de siempre (un escuadrón aquí, una firma allá, un asalto de pascuas a ramos... ), pero el juego en sí no expandirá sus horizontes. La única forma de que el juego de bandos avance es la colaboración, eso siempre ha sido así. Sí se quieren nuevas actividades que aporten galeones y experiencia, como muchos reclamáis, son los bandos los que tienen que organizarlas conjuntamente. Alguien tiene que proponer una idea, y el resto tienen que apoyarla, aunque la idea haya surgido del bando contrario. Esto ahora mismo parece ciencia ficción, y es eso precisamente lo que tenemos que cambiar y no pretender que obtendremos resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre. La propia Academia o el protoministerio fueron iniciativas surgidas en los bandos en una época en la que eran capaces de colaborar y desarrollar en conjunto los proyectos. Tener un subforo separado no arreglará esto, que es el verdadero motivo de que el juego se estanque, solo que cambiéis vuestra mentalidad y aprendáis a colaborar lo hará. De hecho, incluso para que algo tan básico como que los asaltos funcionen se necesita trabajo conjunto, tanto para organizarlos y decidir el cómo y el cuando, como para juzgarlos luego. Nosotros estamos haciendo esfuerzos en este sentido, organizando actualmente un gran evento centrado completamente en el juego de bandos que intenta lograr esta colaboración, pero no podemos hacerlo solos. Dicho esto con el objetivo de que entendáis el verdadero problema y que los subforos separados no lo solucionarán, vuelvo al punto de que nos parecen lógicas vuestras propuestas y vamos a reformar los subforos de los bandos para daros un espacio a cada uno. Nuestra intención es algo así: - Suboforo ONrol de la Marca Tenebrosa ----- Subforo OFFrol de la Marca Tenebrosa - Subforo ONrol de la Orden del Fénix ----- Subforo OFFrol de la Orden del Fénix - Subforo de Duelos para ambos bandos (Sala de los Menesteres) - Subforo OFF para socializar, organizar actividades y para roles conjuntos de ambos bandos (Valle de Godric) Ampliaremos así los espacios con la esperanza de que todos tengan su uso, manteniéndose todos visibles. ****** Gracias por las sugerencias Demian, estoy de acuerdo en todas porque son todos proyectos que estamos llevando a cabo, de hecho creo que ya lo hemos mencionado antes en este tópico. Cualquier usuario puede proponer mazmorras, de hecho sería de agradecer para que no tenga que hacerlas todas Mack xD. Y sí, por supuesto que si alguien hace una buena mazmorra recibirá una recompensa en galeones o experiencia por su trabajo, no me atrevo a decirte una cantidad porque eso depende mucho de la complejidad de la mazmorra y de los cambios que tengamos que hacerle para adaptarla, pero habrá recompensa para todo aquel que se anime a intentarlo. De todas formas, si nadie se anima a presentar ninguna quizás tengamos que organizar un evento en forma de concurso para publicitarlo y premiar la mejor propuesta. Llevamos varios meses muy ajetreados con los eventos, pero en cuanto haya un hueco en el calendario... Sobre la propuesta para el profeta, es buena idea y forma parte del tipo de contenido que queremos que creen los reporteros, algo que complemente y clarifique el rol, mediante noticias o imágenes ilustrativas. Sobre las nuevas habilidades, como ya anunciamos en su momento vamos a crear varias nuevas y esas que mencionas serían bastante viables, buen aporte. Las razas tendrán sus estadísticas propias, tenemos un borrador guardado al respecto pero no queremos probarlo en una beta hasta que el sistema de duelos en sí esté completamente en marcha, que actualmente se haya en una fase de prueba. Perfectamente se pueden organizar roles de este tipo, con la nueva organización de subforos que puse más arriba su lugar natural sería el Valle de Godric, donde se pueden organizar tanto actividades Offrol como roles de todo tipo. De todas formas yo creo que el foro entero debería ser el campo de rol conjunto de los bandos, especialmente la CMI que es un lugar hecho a medida para los roles de bandos y las pugnas de poder. Por eso en esta reforma hemos propuesto levantar las máscaras y que los personajes puedan rolear por todo el foro siendo abiertamente de un bando sin que sea "ilegal". El juego de bandos está hecho para jugarse en los lugares comunes del foro, no para encerrarse en sí mismo. Por supuesto que jugar al juego de bandos tiene que dar galeones y recompensas como el resto de partes del juego, en eso estamos muy de acuerdo. Como ya dije arriba, ahora mismo estamos organizando un evento centrado en el juego de bandos que otorgará recompensas, y la idea es que si funciona este sistema se pueda extrapolar al juego. Pero para que esto suceda necesitamos que pongáis de vuestra parte y participéis, así como nos gustaría que desde los bandos surgieran proyectos y actividades conjuntas que podamos plantearnos premiar con galeones. Estamos de acuerdo y verás muy pronto que estamos organizando cosas en esta dirección, pero esto tiene que ser un esfuerzo conjunto y este tipo de proyectos también pueden, y deben, surgir dentro de los propios bandos. Felicity, creo que no has comprendido bien el funcionamiento del juego. La actividad en Ottery y el Callejón ya aporta galeones, y no pocos precisamente, tanto en forma de ingresos directos (pagos por actividad) como indirectos (puntos por posteo). De la misma forma, se premia la actividad general, postear en los subforos off ya reporta galeones, aunque en una cantidad menor que los subforos de rol. Por lo tanto estás proponiendo cosas que ya suceden desde hace años. Lo único que nos falta es un sistema para que las actividades en los bandos reporten más galeones, aunque en cierta medida ya lo hacen, ya que postear en el bando reporta galeones y realizar actividades de bando en las diversas zonas del foro también reporta beneficios en la dinámica de esas zonas, por ejemplo realizar un rol de bando en la CMI cuenta tanto para la actividad en el bando como para el sueldo en el CMI. Hace falta poner en marcha más actividades que puedan ser premiadas, por supuesto, pero no voy a ser redundante y me remito a la respuesta que le di arriba a Ed. Tomo nota de la propuesta sobre las escalas, de momento no vamos a hacer cambios por un doble motivo, el primero es que queremos dejar pasar un tiempo para ver como funciona y el segundo es que disminuir los requisitos para subir de escalafón quizás pueda potenciar precisamente lo que no quieres que suceda, que es que el CMI tenga prevalencia sobre otras zonas del foro. Quiero decir, si por un lado nos pides potenciar la actividad en otros subforos aparte del CMI, si cambiamos las escalas y bajamos los requisitos provocando que se obtengan más galeones en el CMI el efecto que conseguiremos es exactamente el contrario al que nos pides. ¿No te parece? De todas formas sí que hay algo que nos gustaría cambiar en el CMI y es la proliferación de los roles de baja calidad o poco sentido, como varios habéis comentado. Para intentarlo vamos a poner en marcha un sistema mensual que premie la calidad, mediante un sistema mixto de votaciones y decisión de un jurado, que trate de seleccionar dos o tres roles mensuales que destaquen por su calidad y el enriquecimiento a la historia que han aportado. De la misma forma, pero con mayor periodicidad (quizás cada tres meses), vamos a premiar la trayectoria de los roles más activos y divertidos, con el objetivo de que la gente tenga incentivos para ponerle interés a la historia y no todo se reduzca a postear mucho y rápido. La labor del profeta, destacando este tipo de roles e historias por encima de las demás también será fundamental en el proceso, poniendo el foco sobre aquellos que se esfuercen en crear. Felicity, los galeones son tan o más importantes que los conocimientos o las habilidades pues, sin galeones no puedes hacer nada de lo anterior. Eso más allá de que el mero hecho de acumular galeones también aporta experiencia en sí mismo y permite subir de nivel. Nuevamente te invito a que leas el Manual del Rol, ahí viene explicado. Dices que solo nos centramos en las escuelas en una crítica que atribuyo al desconocimiento, pero la realidad es que en los últimos meses hemos llevado a cabo una reforma de los negocios, las familias, los bandos y el viejo ministerio (sustituyéndolo), además de una reestructuración completa del foro en sí mismo, nada menos. Si cabe, la reforma de las escuelas ha sido menor en comparación con las otras (lo cual es precisamente el motivo de que la hayamos terminado antes). Y, por ponerte algún ejemplo más, la creación de Mazmorras también nos ha supuesto una inversión de tiempo importante (ya tenemos varias) y en los últimos meses se ha organizado en conjunto con el concilio el evento de las criaturas baby y estamos en plena organización una gala centrada en los bandos (Mack se ha pasado el finde entero frente al pc trabajando en ella, asumiendo un trabajo ingente que me ha dejado impresionado) Creo que, así por encima, te he mencionado trabajos en todas las partes del foro xD Cosa diferente es que cuando se tiene tanto trabajo entre manos, es inevitable priorizar y centrarte en las áreas más urgentes. De todas formas no sé cual es la zona del foro donde estás esperando una respuesta, pero si me lo dices me paso ahora mismo.
  2. Empezaba a cansarse de aquel local, la música estaba muy alta, apenas había mesas, todo estaba demasiado limpio, faltaba un tabernero y la media de edad le hacía sentirse peligrosamente fuera de lugar. Le hizo una seña al camarero, que fingió no verle y, cuando Crazy comenzó a golpear la barra con el puño, lanzó un suspiro y se acercó con la botella de whisky arrastrando los pies. - Hagamos un trato, me largo y te dejo en paz si me señalas a la turca y al italiano El joven lo miró a los ojos, sopesando sus opciones. Crazy hizo ademán de agarrar el vaso para pedirle que lo rellenara, lo que finalmente venció las reservas de su anfitrión, que señaló con disimulo a un par de personas a un lado de la pista de baile. Crazy le guiñó el ojo y se giró hacia Xell con una gran sonrisa. - Vale, ángel, tenemos un plan - dijo acercándose a ella - Vosotras habláis con el tipo ese raro de la esquina y yo con una señorita, luego nos vamos de aquí Las brujas parecían indecisas, pero les dio un suave empujón mientras esbozaba una expresión alentadora. Él se dirigió a la mujer que se suponía que era su objetivo, quizás no sacara nada en claro pero al menos saldría de dudas. Era algo mayor para la media del lugar, en torno a la treintena, pero iba vestida de forma igual de estrafalaria que los demás, con una túnica de cuero y la cara pintarrajeada de vivos colores. - Hola - Adieu No se molestó ni en mirarlo. - Je cherche des informations - dijo haciendo girar entre los dedos un galeón - - Sur quoi? El brillo del dorado metal había captado su interés. - Prophète... No, esto... prophétie La mujer entornó los ojos, súbitamente a la defensiva y estudió su rostro detenidamente bajo la luz rosa del candelabro que tenían encima. Finalmente alargó la mano para lo que parecía coger la moneda, pero en su lugar la empujó, obligando a Crazy a guardársela. ¿No quería dinero? - Crazy Malfoy - dijo en perfecto inglés, dibujando una sonrisa torcida en el rostro - Ahora me debes un favor, busca a Dedalus Berrycloth - ¿A quién? Ehh... ¿Dónde? Sin agregar nada más, la mujer dio media vuelta y se adentró en la pista, fundiéndose en aquella danza infernal que bien hubiera podido ser la de un aquelarre consagrándose al diablo. Crazy se encogió de hombros y se encaminó hacia sus compañeras, dándole vueltas a aquel nuevo nombre.
  3. Crazy Malfoy

    Runihura vs Crazy

    No le sorprendió descubrir que el lugar del duelo sería una playa, en su último duelo de práctica el Uzza había elegido un lugar muy similar, aunque en su caso fue una costa caribeña y aquella estaba menos repleta de vegetación, supuso que quizás estuvieran en el mediterráneo. Aquel pueblo guerrero, que crecía en los yermos desiertos, parecía sentir una fascinación especial por el agua. Su maestra fue directa al grano, explicándole el propósito del duelo. Crazy sonrió con cierta expectación, estaba allí para aprender pero eso no evitaba que la perspectiva de una batalla con alguien tan poderoso resultara excitante. No estaba hecho para la paz y su cuerpo se lo transmitía con sus reacciones fisiológicas. Runihura tomó la ofensiva con un cinaede, lo cual le hizo comprender que iba enserio y que la prueba sería dura. Sus músculos reaccionaron de forma casi inconsciente e invocó: - Kansho La daga mágica surgió en su mano izquierda, invocando al instante una barrera invisible a su alrededor. Sintió una ligera vibración mientras absorbía la magia y se la devolvía a su contrincante. Rápidamente, decidido a probar la magia que había venido a aprender, murmuró: - Aura del Escudo Fantasmal Provocando que a su lado surgiera el fantasma de su tío Abraxas dispuesto a protegerle de cualquier agresión. No sabía porqué las auras lo habían elegido, pero agradeció la presencia de su primer mentor.
  4. Crazy se adentró en la pirámide para encontrarse con un Ottery muy cambiado. La ancha calle que atravesaba el pueblo, otrora llena de vida y jardines pulcramente cuidados, estaba ahora solitaria y llena de maleza y basura. Un silencio ominoso se cernía sobre el pueblo, que parecía un cascarón vacío y abandonado a su suerte. Pasó junto a un montón de escombros carbonizados que eran todo lo que quedaba de una imponente construcción, ¿No había sido aquella la casa de los Diggory? ¿O eran los Lovegood? Le resultó difícil orientarse con todas las mansiones faltantes y el estado ruinoso de las que habían conseguido sobrevivir. No estaba completamente solo, sentía fugaces signos de la presencia de otras personas, el ligero ruido de alguien que se escabullía por un callejón o el movimiento de una cortina agitándose en una polvorienta ventana. De forma que el holocausto no había sido tan terrible. ¿Estaba en el futuro o en el pasado? Era difícil discernirlo, pues las guerras mágicas habían provocado destrucción en el pasado y, sin duda, volverían a producirla. Unos carteles llamaron su atención, esbozaban algunos rostros conocidos pero avejentados por la edad que eran buscados por delitos como "traidor a la sangre" o "sangre sucia", tras caminar un poco encontró otros similares, pero esta vez los delitos mencionados eran "mago tenebroso", "mortífago" u "opresor". No le sorprendió encontrar su rostro devolviéndole la mirada en uno de ellos, estaba todavía más viejo si cabe y una gran cicatriz vertical recorría la parte izquierda de su rostro, atravesando un ojo ciego. - Todas mis visiones del futuro me muestran tuerto - murmuró - Tendré que encargar monóculos Casi al final de la avenida descubrió por fin el primer signo de vida que no huyó de él. Una niña pequeña agazapada en el suelo, vestida con harapos y ajena al paisaje desolador bañado por el crepúsculo que la rodeaba. - ¿Qué ha pasado aquí, pequeña? La niña levantó la cabeza para mirarlo y Crazy se sintió como si lo hubiera golpeado un relámpago al ver aquellos ojos verdes ovalados. ¿Qué diablos? ¿Aquello era el futuro o el pasado? Se sintió repentinamente mareado y la realidad pareció estremecerse a su alrededor, como una vela agitada por el viento. - ¿Us-us-té pede ayullarme? - dijo la joven Mackenzie - Crazy se agachó, incapaz de controlar su emoción a pesar de ser consciente de que aquello solo era una visión. - ¿Quién te ha hecho esto? - mascuyó con furia - Le haré conocer los fuegos del infierno - No... No más lucha por favor - respondió con voz trémula teñida de miedo - Antes de que pudiera responderle, un horroroso graznido atravesó la tarde y ambos pudieron ver un enorme fénix surcando el cielo salpicado de nubes bañadas por el rojizo resplandor el sol moribundo. A lomos de la criatura viajaba un mago vestido con una túnica de color claro, no pudo distinguir su rostro a aquella distancia pero sí que iba pertrechado para la guerra, con un peto de piel de dragón y la varita proyectando un haz de luz que iluminaba el suelo a sus pies. Comprendió que estaba cazando magos y los carteles de recompensa cobraron sentido. - Sembraste la guerra durante toda tu vida Era su hija la que había hablado, pero no con su voz infantil sino con un tono grave, adulto y carente de emoción. - Ahora recoges tu cosecha de muerte El haz luminoso del mago, probablemente un integrante de la Orden del Fénix, se enfocó en la pequeña Mackenzie mientras el fénix profería de nuevo aquel grito pavoroso. La realidad fluctuó de nuevo a su alrededor y esta vez se transformó. El sangrante resplandor del atardecer fue sustituido por un sol radiante, que bañaba con calidez un Ottery en paz. Las calles estaban repletas de familias de magos que se apresuraban en sus quehaceres diarios, las mansiones estaban en excelentes condiciones y en los jardines de la calle principal florecía una pléyade de flores que llenaban la mañana de una fragancia exquisita. Frente a él estaba de pie Mackenzie. Ya no era una niña, sino una mujer en la cincuentena. Tenía las sienes encanecidas y algunas arrugas aquí y allá, pero sus ojos verdes resplandecían bajo el sol mañanero como solo en los sueños podían hacerlo. Lo observaba erguida y orgullosa, pero con una sonrisa amable. - Padre, lo hemos logrado - dijo con tono eufórico - - Estás... No te han... - Tenías razón, los muggles estaban destruyendo la tierra, envenenándola con nuestro silencio cómplice Continuó su hija, como si no lo hubiera escuchado, extendiendo los brazos a su alrededor para mostrarle el cielo limpio. - Se ha roto el estatuto de la magia, forzamos a los muggles a someterse a nuestras reglas, a respetar la vida, y ahora la sociedad mágica vive en paz - se detuvo, indecisa - Es una pena que no hayas vivido lo suficiente para verlo La realidad se agitó de nuevo, cambiando rápidamente del Ottery en ruinas al Ottery bello y pacífico, como si ambas realidades pugnaran por imponerse a la otra. Comprendió entonces que el ojo interior estaba intentado transmitirle los posibles resultados de su vida, y que ambas eran todavía posibles como una moneda que gira en el aire sin saber sobre que lado caerá. ¿Traerían sus decisiones la guerra y la destrucción del mundo mágico? ¿O la paz y la salvación del planeta de la contaminación que lo asolaba? Algo le dijo que había cosas que ni siquiera el futuro tenía claras, que permanecían solo como posibilidades en el tejido del tiempo, como si el universo contuviera el aliento a la espera de que la moneda dejara de girar.
  5. Estaba furioso. Sentía un golpeteo sordo en la cabeza y la sangre le hervía como un río de fuego, una débil voz interior le susurró al oído que se había enfadado por un motivo absurdo, que había mantenido la calma en situaciones peores, pero la aplastó con la misma furia que se aplasta un mosquito que te acaba de picar y se hizo el silencio. Sagitas, que cambiaba más de aspecto que un boggart borracho, atrajo su atención hablando de meteorología. Crazy había venido aquí a hablar de su libro, por fin alguien le hacía caso. Aunque la cosa se torció cuando la bruja comenzó a contonearse en una suerte de danza infantil y supersticiosa. Estaba ya seleccionando un hechizo de fuego para achicharrarla cuando algo que dijo atrajo su atención. - ¿Meteolojink... Encanto? Por fin algo que sonaba útil, a pesar de su nombre ridículo. La bruja se perdió en una serie de complicadas explicaciones teóricas que Crazy soslayó, para fijarse únicamente en los movimientos de la varita. Había sido precoz en el uso de la magia, aprendiendo a lanzar hechizos antes que a leer, y eso lo había condicionado a un aprendizaje más visual y práctico que teórico. No le fue difícil entender los movimientos de varita que hizo Sagitas para convocar aquella pequeña nube. - Interesante - dijo con una sonrisa traviesa - La bruja se concentró entonces en hablar con Anne y su hija, analizando la est****a conducta de los muggles y la escasez de conocimientos sobre la magia meteorológica. No les prestó mucha atención, porque se le había ocurrido una idea. Se alejó un poco del grupo aprovechando su enfrascado debate y dobló una esquina para divisar al grupo de muggles que antes lo habían apuntado con sus cajas mágicas. Había escuchado que aquella plaga tenía artilugios capaces de matar a un mago si se despistaba, y a Crazy no le gustaban las amenazas. - Meteolojink Encanto Reprodujo miméticamente los movimientos de Sagitas, pero les agregó unos cambios dictados por su instinto y la experiencia de muchas décadas usando la magia. Un giro ligeramente más amplio, un ascenso levemente más rápido y el viento comenzó a rugir con fuerza en todas direcciones. Una enorme nube oscura surgió sobre los muggles y un rayo se descargó con fuerza en el suelo, lanzando a varios por los aires mientras un aguacero llevado por el viento hacía trastabillar al resto. Los gritos no se hicieron esperar. - Qué buen día se ha quedado - dijo Crazy mientras se alejaba silbando -
  6. Crazy apuró su cuarto vaso de whisky de un trago, no estaba malo aunque no fuera de salamandra, pero aquel roñoso camarero se lo servía con tal desgana que parecía que se lo descontaban del sueldo. Repentinamente sintió una mano en el hombro, y se giró para encontrarse con un extraño jovenzuelo que le hablaba con la mayor de las confianzas. Cuando iba por la tercera insinuación sexual de su diatriba comenzó a pestañear muy rápido, preguntándose qué diablos le habían echado en el vaso. Mientras lo observaba irse por dónde había venido, contoneándose como una manada de puffskeins construyendo una torre humana, cayó en la cuenta de lo que le había dicho. ¿Acababa de hablarle de la profecía? ¿Cómo diablos tenía esa clase de información aquel joven imberbe? Tampoco es que le importara demasiado, estaba jubilado, sacrificar su carrera política había sido su último esfuerzo para tratar de evitar una guerra, una de aquellas profecías se lo había indicado. Pero... ¿Y si... ? Mientras reflexionaba ensimismado, se acercaron dos personas más. Le sorprendió reconocer a la joven con la que había compartido su última clase, que no encajaba para nada en un lugar como aquel, quizás sí le hubiera echado algo en la bebida después de todo. - ¡El ángel! - exclamó sin pensar - Perdón... ¿Era Xell, verdad? Gracias por tu ayuda el otro día La bruja esbozó una sonrisa encantadora y le dio a entender que se encontraban en una clase de runas antiguas, lo cual era una coincidencia bastante extraña. Le indicó que no era el profesor, aunque tenía algún conocimiento en la materia de sus estudios anteriores. Las dos mujeres pronunciaron en voz alta una serie de runas, pero le costó concentrarse en su significado porque Xell estaba tan cerca que su suave perfume con olor a lirios lo distraía. Su acompañante, una bruja llamada Hayame que conocía de vista, lo distrajo con una inesperada alabanza a su labor como ministro. Le sorprendió escucharla, rara vez se había encontrado con alguien que no estuviera deseoso de criticar esta o aquella decisión política que había tomado, o su ausencia de apariciones públicas, aunque todo ello se debiera a su obsesión por el trabajo en los despachos. - Yo tampoco soy un admirador de Azkaban, un lugar del que no para de escaparse gente no es precisamente el ideal de prisión Al notar que se encontraban indecisas sobre qué camino seguir a continuación, recordó las palabras que le acababa de decir aquel muchacho tan inquietante. - No es que no esté deseoso de salir de aquí - dijo mirando a la chica ángel - Pero un brasileño muy raro me ha dado algunos nombres que podrían sernos útiles... La turca Amesa, Roger el italiano y un tal Choker de cuero, sea lo que sea eso No entendía una sola palabra de turco, pero sus años en la diplomacia ministerial le habían enseñado a comunicarse en francés e italiano sin resultar excesivamente cómico. - ¿Nos damos una vuelta a ver si encontramos alguno? - dijo, arrepintiéndose casi al instante de la idea -
  7. El zoo se había llenado de magos de un momento a otro, aquello parecía una excursión. Y todos parecían muy ofendidos por su atuendo, como si tuviera la obligación de saber vestirse como un muggle. La sociedad mágica se estaba yendo al traste, las nuevas generaciones adoptaban de forma natural la absurda moda cambiante de aquella plaga humana, que al parecer consistía en comprar ropa nueva cada tres meses siguiendo las indicaciones de algún sacerdote de la vestimenta. ¿Qué sentido tenía eso? - Esta ropa es de un muggle, a ver si vais a saber vosotras mejor que él cómo se visten los muggles - respondió malhumorado - Para acabar de arreglar el día, se les acercó un hombre de aspecto arrogante blandiendo una extraña varita de tamaño desproporcionado. Le recordó a aquellas cañas de bambú que solían usar en China, pero estaba recubierta de una especie de cuero negro. Justo cuando iba a preguntarle qué elemento usaba como núcleo, Sagitas los apartó de allí con visible nerviosismo. - Un interno... ¿Un interno? ¿Un extranjero? ¡Pero si tengo acento de Oxford! Empezaba a sentir un cosquilleo en la nuca, todo el mundo parecía haber tomado la determinación de hablarle de mala manera, hasta el extraño mago chino de la varita negra. - ¿Y dónde puñetas es la maldita clase? ¡Tengo más cosas que hacer! Un grupo de muggles pasó a su lado, gritando mientras levantaban al aire aquellos aparatos rectangulares que usaban todo el rato para hacer solo el diablo sabía qué. - ¡Me tenéis hasta las narices corriendo de un lado para otro! - les gritó - ¡Esto antes era todo campo, maldita plaga de roedores! Los muggles pegaron un salto al escuchar la primera voz y, todos a la vez como una bandada de golondrinas girando en pleno vuelo, movieron aquellos aparatos brillantes al unísono para apuntarlos en su dirección. - ¡Os vais a tragar las cajas esas! - dijo sacando la varita - Un par de muggles salieron disparados en dirección contraria, llamando a gritos a un tal Poli Cia, que quizás fuera pariente del Piccino Pio. Aquella clase era una pesadilla. - No me gustan los muggles - dijo girándose hacia sus boquiabiertas acompañantes - ¡Todo el mundo sabe que no me gustan los muggles! ¡¡Yo me inscribí en la puñetera meteorología para invocar puñeteras nubes!!
  8. El aprendiz lo siguió en silencio, era un joven alto y taciturno con una permanente expresión de serenidad dibujada en el rostro pétreo. No se sentía muy cómodo con la idea de intervenir en una disputa interna del pueblo Uzza, aquel pueblo orgulloso se regía por un intrincado código de honor cuyas leyes podían resultar indescifrables para los extranjeros. Tejió un portal con hebras de tinieblas hacia el lugar indicado, que era una pequeña loma del terreno desde la que se podían asomar a la planicie. - ¿Conoces a las tribus? - preguntó - El guerrero se encogió de hombros. - Aquí todos nos conocemos - ¿Qué bando tiene razón? Mahaes levantó la vista, su rostro impasible momentáneamente transformado por una expresión de sorpresa. - ¿Te importa? Elige al bando más poderoso, termina rápido y obtén tu preciado libro Crazy dejó escapar una breve risa carente de humor. - Me importa - respondió secamente - Resultaba irónico que los Uzza, aquel pueblo mercenario que solo se movía a cambio de algo y que había construido su historia en base a la mentira y los secretos, fueran tan propensos a creer que el resto de los magos eran una carroña deleznable sin el menor sentido de la justicia. - El agua es escasa aquí, la tribu del rio es rica y poderosa pero egoísta, un grupo de jóvenes ha acudido a ellos para exigirles que la compartan y como respuesta han recibido un cadáver - respondió Mahaes - El Malfoy observó la pequeña aldea desde su puesto elevado. Un pequeño riachuelo la rodeaba, no tendría más que un palmo de hondura y la vegetación en su ribera se reducía a unos cuantos arbustos de aspecto marchito, pero en un lugar como aquel se trataba de una riqueza enorme. Un pequeño grupo se agazapaba a un lado del cauce, agachados sobre un cuerpo tendido en la arena, al otro lado del pequeño torrente un grupo más numeroso de Uzza los observaba. - Los jóvenes son muchos menos, no tienen opción - susurró Crazy - - El desierto es duro - se limitó a contestar su interlocutor - Crazy tejió un nuevo portal y lo atravesó para aparecer al lado de los atacantes. Se encontraban en cuchillas, discutiendo acaloradamente mientras uno sujetaba el cuerpo sin vida de su compañero, pero se levantaron con agilidad felina al sentir su presencia. - Diles que los ayudarás a atacar, que esta vez ganarán Mahaes le dirigió una mirada sombría. - No te preocupes, yo haré el resto Crazy se sentó sobre el polvo, sacando su libro de las auras del bolso de piel de moke. Lo depositó en el suelo abierto frente a él y observó al grupo con sus ojos azules afilados como cuchillas. Al principio parecieron dudar, pero Mahaes parecía ser una persona respetada y al final asintieron. La batalla que se produjo a continuación levantó por los aires la mitad de las chozas, la tribu del rio era numerosa y la mayoría eran viejos taimados con mucha experiencia defendiendo aquel terruño polvoriento, de no ser por la magia de las auras que Crazy invocaba habrían ganado sin demasiada dificultad. Aquel extraño amuleto que le había dado Runihura aumentaba de forma sorprendente su capacidad mágica, tenía la extraña sensación de que el poder necesario para conjurar aquellos hechizos no se extraía de sí mismo sino que manaba de aquel objeto como un torrente continuo de poder. Invocó el aura de poder, la llama del fénix, la de la muerte y el escudo fantasmal en una calmada sucesión, y poco a poco las tornas del combate comenzaron a virar. Los asaltantes lanzaban hechizos con una fuerza avasalladora y allí donde bajaban la guardia, un fantasma surgía para protegerlos. Pronto la tribu del rio estaba retrocediendo, con varios de sus miembros tendidos en el suelo. Comprendiendo que estaban a punto de huir, Crazy se levantó e invocó el aura de la confusión. Todos aquellos combatientes que trataron de invocar magia se pararon en seco, sin comprender porqué los hechizos habían fallado y en su lugar solo habían logrado invocar unos pintorescos ramos de flores. - No he venido aquí para sustituir a un cacique por otro - dijo Crazy surgiendo de un portal frente a ellos - Mahaes estaba de pie en una esquina, mirándolo sin pestañear. El Malfoy le devolvió la mirada, repentinamente cansado y finalmente el guerrero le señaló a un Uzza de avanzada edad con un gesto de cabeza. - ¿Compartiréis el riachuelo? Hay agua suficiente para todos, turnaros para recogerla y repartiros su cauce para cultivar - Ha sido nuestro durante generaciones - adujo el hombre, que al parecer era el jefe de aquel poblado - - No todas las tradiciones son sagradas - respondió Crazy - Compartidlo o huid, vosotros decidís El anciano esbozó una expresión furiosa pero asintió. - Lo compartiremos - ¿Lo juras por tu toh? - Lo juro
  9. Crazy observó a sus contrincantes, escuchaban las palabras de Runihura con una expresión ansiosa, sabía que el entrenamiento al que llevaban toda una vida sometiéndose era exigente y no toleraba el fracaso, alcanzar la cima de aquella colina supondría un éxito para el vencedor pero una gran pérdida de honor para los derrotados. Comprenderlo no le hizo apiadarse de ellos, no había venido hasta allí para irse con las manos vacías. Uno de ellos, el más joven, le dirigió una mirada torcida. Crazy era el más viejo de los cuatro, de forma que casi podía sentir el desdén que emanaban aquellos jóvenes guerreros repletos de hormonas y pájaros en la cabeza. Quizás aprendieran que, así como el tamaño, en el mundo mágico la edad era engañosa. Sus tres rivales salieron despedidos a la vez, como si Runihura hubiera dado una señal de salida que el Malfoy no escuchó. Crazy los persiguió y no tardó en alcanzarlos gracias a la ayuda de las botas de siete leguas, cada paso que daba era un salto que lo propulsaba varios metros hacia delante. Sintió cierta satisfacción al observar sus expresiones estupefactas cuando los rebasó. El de piel negra que iba en cabeza masculló una maldición y Crazy sintió la magia conjurándose a su alrededor. No reconoció el hechizo que le había lanzado, como era de suponer, así que optó por emular a su maestra e invocar el aura del escudo fantasmal. La figura translúcida de su tío Abraxas surgió como traída por el viento a su lado, y lo protegió cuando a su alrededor estalló una nube de fuego. No tardó en ponerse a la cabeza, dejando atrás a sus jadeantes compañeros, de forma que ahora ya solo competía contra la montaña. De la nada, a unos veinte pasos frente a él, se formó una tormenta de arena. Ya se había enfrentado a aquellos obstáculos antes, los Uzza estaban muy unidos al desierto, de forma que sabía qué hacer. El fantasma lo acompañaba todavía, siguiendo su ritmo sin esfuerzo, pero optó por hacerse intangible a través de una salvaguarda mágica. La arena lo traspasó, rugiendo con furia pero sin dañarlo. Ya casi había llegado al pie de la montaña cuando una pared de roca surgió violentamente del suelo formando una barrera, podría detenerse y rodearla pero aquello lo retrasaría. Apuntando al suelo con la varita susurró un fortificum, a sus pies surgió un ancho muro que lo elevó varios metros en el aire, en su punto álgido saltó con impaciencia y se transformó en un águila. Batió las alas con furia y surcó el cielo como una flecha en dirección a la cumbre. Para su sorpresa, el fantasma voló a su lado, flotando en el aire. Recoger el brazalete con las garras y regresar planeando junto a Runihura fue sencillo. En su camino de regreso vio a los tres jóvenes guerreros con la mirada puesta en el cielo cubriéndose la frente con las manos para no ser cegados por el sol. Sus afilados ojos le permitieron ver las expresiones de confusión que esbozaban, por lo que dedujo que nunca antes habían visto un animago. - Tus aprendices son hábiles, pero arrogantes - dijo mientras le tendía el brazalete a su maestra - No han visto nada más allá del desierto y subestiman a los magos La Uzza sonrió enigmáticamente, y algo le dijo que precisamente aquella era la lección que les había querido enseñar. Ya que no podía mandar a sus aprendices al mundo mágico, había traído un mago al desierto. - Las auras de la muerte y de la llama del fénix tienen un uso similar, las habéis elegido porque sabéis que el mundo de los magos se desangra en una guerra eterna entre la luz y la oscuridad - dijo lentamente - Son útiles en las grandes batallas, siempre que te enfrentes a magos que dependan en exceso de esos dos tipos de magia, no caer en ese error es precisamente lo que me ha traído aquí Runihura lo observó sin decir nada, el rostro duro como una piedra. - El aura del poder desarrolla su mayor potencial en magos de nivel medio, que estén al borde de acceder a las magias más poderosas que tienen la capacidad de cambiar el curso de un enfrentamiento por sí solas - dijo - la del escudo fantasmal es útil allí dónde las defensas más tradicionales no surten efecto, cuando tu contrincante ha logrado superar tus barreras y estás contra las cuerdas, logrando protegerte, a ti y a tus aliados, de hechizos que de otro modo no podrías Se detuvo un instante, reflexionando sobre la cantidad de maldiciones que apenas tenían defensa posible pero que aquella aura podía disipar sin esfuerzo. - El aura de confusión es divertida - sonrió - Y creo que es útil en aquellas situaciones donde llevas la iniciativa, cuando es tu enemigo el que lucha por protegerse y no al revés. Debe ser frustrante necesitar curarte pero verte obligado a conjurar un fregotego. Y por último el aura de inmunidad es para aquellas ocasiones en las que tus rivales tienen un mayor número de magos con acceso a la magia de las auras, para anular su ventaja
  10. Se acarició lentamente el cabello blanco, pensativo, mientras releía la nota que acababa de recibir. ¿Ropa muggle? ¿Y de dónde diablos iba a sacar ropa muggle? Había visto a los suficientes de aquella plaga ignorante que asolaba el planeta como para tener claro que carecían de cualquier patrón de vestimenta, no solo tenían mil y una prendas estrambóticas diferentes sino que parecían seguir un extraño código que les indicaba el atuendo en función de su edad, sexo y lugar de procedencia, cambiando todo ello según la temporada o los caprichos de aquella sociedad banal y mediocre. Podía escuchar a Teach en la habitación de al lado, fingiendo que limpiaba mientras murmuraba furioso algo sobre que no lo iban a engañar aquella vez para ir a ninguna clase, pero igualmente dudaba que aquel elfo medio salvaje tuviera noción alguna sobre cómo se vestían los muggles. Aunque alguna vez le había contado que en su pueblo los usaban de sacrificio a la diosa de la selva de tanto en cuando. - Quizás algún libro de la biblioteca... - murmuró para sí mismo - Un golpe sordo lo sobresaltó. Se giró y vio que Clemente el Demente había entrado en su habitación y estaba recogiendo del suelo su pensadero de plata. Iba a echarlo a gritos advirtiéndole por enésima vez que no se llevara sus cosas cuando cayó en el hecho de que Clemente era un muggle. Iba vestido con un un pantalón y una chaqueta de color beige algo raídos, una prenda verde de tela fina por debajo con muchos botones y un extraño nudo atado en torno al cuello hecho de tela a cuadros amarillos y azules. Era un atuendo muy extraño pero, ¿Acaso no lo era todo lo que se ponían los muggles? - ¡Clemente! - lo llamó - El pobre hombre se giró sobresaltado, con las gafas tan inclinadas sobre la nariz que parecían a punto de caerse, y le dirigió una mirada confusa. - Necesito tu ropa - ¿Para qué? - Para vestirme con ella Clemente lo observó durante unos instantes sin decir nada. - Pero tú ya tienes ropa - dijo señalando con ademán infantil su túnica de terciopelo - Crazy suspiró. Sentía cierta pena por aquel hombre, y se sentía responsable por lo que Armand había hecho con su mente, pero sus escasos momentos de lucidez lo habían impresionado lo suficiente como para saber lo inteligente que había sido en el pasado. Lo dejaba vivir en la mansión como un recordatorio de lo frágil que es la mente humana y lo fácilmente que puede venirse abajo. - Te la cambio por eso que llevas en la mano - ¿El plato? - Es un pensadero Clemente se quedó inmóvil de nuevo, observándolo mientras pestañeaba lentamente. - Es un plato - Sí, vale, por el plato ******* El portal lo depositó en las inmediaciones del zoológico, apreciaba la sugerencia del profesor de usar otros medios de transporte, pero todavía no estaba tan loco como para montarse en algo construido por un muggle. De camino al zoo se cruzó con algunos, que le dirigieron miradas entre extrañadas y divertidas. ¿Porqué les resultaba tan extraño? Llevaba ropa de muggle.
  11. Observó la invitación por enésima vez, maravillado. ¿Una fiesta? Desde luego las cosas estaban cambiando en la Academia para mejor, por fin alguna mente preclara había encontrado el perfecto entorno pedagógico, Crazy estaba dispuesto a explicarle a cualquiera que había aprendido mucho más en las tabernas que en una aburrida aula mientras garabateaba en un pergamino con los dedos manchados de tinta. ¿Qué vestimenta debería llevar? La invitación no especificaba el tipo de evento, aunque el logo hortera y los colores chillones le disuadieron de elegir una túnica de gala. Tras pensarlo unos segundos se decidió por una de aspecto sobrio aunque hecha de tela fina de alta calidad, era negra y su único adorno eran unos basiliscos de color azul bordados en espiral recorriendo las mangas hasta el antebrazo. Cuando cruzó el portal y estuvo frente a la dirección indicada observó el anodino edificio con cierto escepticismo, no le gustaban demasiado los magos americanos porque tenían ese talante del nuevo rico torpe y arrogante que se considera lo único importante en el universo. Había tratado con numerosos diplomáticos del Macusa y todos habían intentado darle órdenes de una forma u otra, como un noble dirigiendo a su vasallo. Mostrarles el tamaño de su equivocación había ocasionado no pocos incidentes. Lo recibió una mujer atractiva y sonriente, que tras echar un fugaz vistazo a la invitación lo trató como si lo conociera de toda la vida. Otra cosa que lo irritaba. - Creo que nuestro local será de su agrado - dijo guiñándole un ojo - La observó unos segundos con rostro impasible. - No lo sé, soy un cliente muy exigente - dijo - ¿Tienen whisky? - Ehh... Claro - Entonces sí - dijo mientras cruzaba el umbral - La fiesta lo decepcionó un poco. Quizás estuviera demasiado viejo, pero su idea de una celebración incluía una taberna de mala muerte, un camarero de higiene deficiente y beber sentado en un rincón mientras contaba anécdotas e historias de la guerra que no le interesaban a nadie. Aquello en cambio estaba lleno de niños ricos vestidos de forma estrafalaria que en lugar de conversar se dedicaban a bailar de forma espasmódica. Como tenía por costumbre registró el lugar visualmente, localizando las salidas y cualquier potencial amenaza. Un mago con el indudable aspecto de ejercer labores de seguridad le llamó la atención, estaba alejado de los clientes, vigilando una extraña placa con varias runas grabadas. Reconoció sus significados, ya que había estudiado las runas mágicas mucho tiempo atrás, pero no dejó de resultarle extraño. Estaba en una clase, así que decidió aprovechar el tiempo antes de que apareciera un profesor con molestas tareas y se dirigió a la barra. El camarero llevaba un ridículo uniforme de cuero pero no puso objeciones a servirle el whisky, a diferencia de los taberneros a los que estaba acostumbrado no intentó sonsacarle información, aunque tampoco es que se pudiera hablar mucho en medio de aquel barullo. - Bien, esto es una clase - murmuró para sí mismo mientras apuraba el vaso de un trago - ¿Dónde aprendo idiomas aquí? Le indicó con un gesto al camarero que le sirviera otro vaso, el cual lo miró enarcando una ceja con incredulidad mientras se acercaba. - Igual terminas antes dejando la botella El hombre de cuero resopló, le sirvió otro vaso y se llevó la botella mientras meneaba la cabeza y murmuraba algo que sonó peligrosamente similar a vejestorio.
  12. Teach lo observaba desde la puerta con expresión crítica mientras se vestía, sabía por la forma en que agarraba el cuchillo colgado a la cintura que estaba enfadado, hacía tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos. Se esforzó por ignorarlo mientras elegía una túnica, sin duda la clase contendría altas dosis de lucha así que se decidió por la vestimenta que usaba para combatir normalmente. Una túnica negra de paño resistente con sendos basiliscos de color esmeralda bordados en espiral a lo largo de las mangas. - ¿De forma que el señorito sí va a asistir a esta clase? - soltó su elfo de golpe, incapaz de aguantarse - ¿Y no va a mandar a un esclavo en su lugar? Crazy enarcó una ceja. ¿Esclavo? - Ya te dije que lo sentía, todo habría ido bien si no hubieras intentado matar a nadie - Los magos siempre igual, no hagas esto, no hagas lo otro, no intentes matar a nadie... El Malfoy hizo oídos sordos a la diatriba, y se concentró en los preparativos. Tras reflexionarlo un segundo decidió dejar los amuletos de magia protectora que solía utilizar, aunque se metió en el bolsillo el chivatoscopio, solo por si las moscas. Aquellas clases eran seguras, pero no hubiera llegado a viejo sin sus tendencias paranoicas. Finalmente se calzó sus ajadas botas de cuero de siete leguas y trenzó un portal con zarcillos de tinieblas. - ... porque como soy un salvaje, mis tradiciones carecen de importancia. - proseguía Teach - - No te olvides de regar las plantas - dijo mientras cruzaba el portal - Surgió en un paraje desértico, un extenso mar de arena salpicado de pequeños montículos rocosos que dotaban al paisaje de una belleza extraña y decadente. Sabía que el pueblo Uzza adoraba aquella planicie así que no era lógico que lo hubieran establecido como lugar de reunión. Él mismo se encontraba en uno de aquellas elevaciones, un poco más adelante divisó a la guerrera que estaba haciendo picadillo a un Uzza dos cabezas más alto que ella. No le sorprendió, en el mundo mágico el tamaño era engañoso. Los hechizos surcaban el aire a una sucesión pasmosa, reconoció algunos gracias a sus estudios pero la mayor parte le resultaron incomprensibles, no pudo evitar preguntarse cuánta magia ocultaban los guerreros todavía tras eones acumulándola como el mercader avaro acumula monedas de oro. Se acercó lentamente al grupo de espectadores, no queriendo interrumpir la práctica y observó embelesado el enfrentamiento, tratando de captar las palabras que liberaban los encantamientos y distinguir los movimientos de aquellos guerreros. Quizás aprendiera algo.
  13. La arena seguía rugiendo a su alrededor, formando remolinos en torno a su figura y convirtiendo en imposible ver algo más allá de unos pocos pasos. Sin saber muy bien qué hacer se concentró en en reloj que tenía a sus pies, que era lo único que podía vislumbrar en aquel paraje desolador. Para su sorpresa, las manecillas continuaban moviéndose rítmicamente a pesar de haber estado enterrado en la arena. Quizás se moviera mediante medios mágicos, lo que explicaría su resistencia en aquel medio. - Khufu, sé que me estás viendo - dijo - No estuvo muy seguro de que lo hubiera escuchado, el casco burbuja amortiguaría el sonido. El enorme reloj comenzaba a llenarse de arena poco a poco, preocupado porque eso dificultara la visión del Uzza alargó una mano para sacudirle la arena y en cuanto lo tocó sintió el familiar tirón de la traslación. - Soy un auténtico cenutrio - dijo mientras desaparecía - Apareció en una bóveda de lo que, supuso, sería Gringotts. Era bastante pequeña, estaba iluminada por una antorcha de fuego eterno que bañaba la habitación con un resplandor esmeralda que dotaba a la escena de cierto aire de irrealidad. Le sorprendió haber aparecido en un lugar así, ¿Cómo había logrado el guerrero soslayar los impresionantes hechizos antiaparición del banco? ¿Tenían los Uzza fulguramagos entre sus filas? Un cartel colgado en la pared avisaba del peligro a los dragones. Comprendió que aquella prueba debía versar sobre aquel amuleto antiaparición que mencionaba el libro. Recordó que se trataba de una figura de porcelana del dios griego Hermes, de forma que observó detenidamente los objetos de la bóveda buscando algo similar. El mobiliario se reducía a una pequeña mesa, situada en el centro, que contenía un montón de papeles. No había ni rastro de la estatua, de forma que se sintió seguro y se acercó a inspeccionar los pergaminos. El primero era un aburrido testamento, había también varios títulos de propiedad y una juvenil e impetuosa carta de amor ya ajada por el tiempo. - El resumen de una vida - susurró con tristeza - Decidió que allí no había nada que robar y se acercó entonces a inspeccionar el cartel, que era el otro único objeto en la sala. En cuanto lo tocó, volvió el tirón. - ¿Pero cuántas veces voy a picar en este maldito truco? - exclamó irritado mientras desaparecía -
  14. Crazy se había quedado un par de días a descansar en aquella playa caribeña después de terminar su duelo con Khufu, analizando lo sucedido y recuperándose del gran esfuerzo mágico que había requerido convocar una magia tan poderosa. Se sentía viejo y sin embargo, la experiencia adquirida tras tantos años de batallas convertían la edad en una ventaja. Cuando llegó la hora de acudir a la cita abandonó la playa con un suspiro pensando en que tenía que valorar seriamente jubilarse. Lo recibió una furiosa tormenta de arena, el viento rugía en todas direcciones y flotaba en el ambiente un extraño fulgor mágico que le obligó a cerrar los ojos. Sacó entonces un pañuelo del bolsillo y se anudó en torno al cuello para tapar la boca y poder respirar. ¿Qué era todo aquello? En medio de aquel infierno de arena no estaba seguro de si estaba solo o si Khufu estaba a un metro de distancia observándolo con mirada maliciosa. - Odio los desiertos - susurró - ¿Porqué siempre termino en uno? Reflexionó durante unos instantes. Aquel fulgor cegador le indicaba que no se trataba de una tormenta normal, sino que estaba imbuida de magia. Recordó entonces haber leído en el libro acerca de la arena mágica del desierto, aunque sus efectos eran descritos como mucho menos poderosos. Con el libro les habían enviado un pequeño frasco de cristal con forma de colgante, vacío. ¿La intención desde el principio fue traerlos a la fuente para que lo llenaran ellos mismos de arena mágica? Interesante. Tenía el frasco en el bolsillo, pero necesitaba poder abrir los ojos. Tomando una decisión, se quitó el pañuelo e invocó un encantamiento casco burbuja. Sintió al instante que el ruido del viento disminuía, aunque sin desaparecer del todo y pudo volver a respirar con normalidad. Intentó abrir los ojos, pero como había supuesto el resplandor mágico seguía allí y lo cegó. Sabía qué hacer. - Cantar de Eleboro. - pronunció suavemente - Sintió una familiar sensación refrescante recorriéndole el cuerpo y pudo entonces abrir los ojos sin ningún problema. Sacó el pequeño frasco el bolsillo, lo mantuvo abierto unos instantes hasta que estuvo lleno de resplandeciente arena mágica y lo cerró. - Muy bien, ¿Y ahora qué? No había ni rastro del profesor o del resto de alumnos. ¿Porqué los citaría a una hora en concreto sin presentarse? No era propio del guerrero faltar a su palabra ni tampoco parecía aficionado a las bromas. De forma que comprendió que tenía que estar allí, aunque no fuera capaz de verlo. Conjuró un homenum revelio pero la magia le indicó que realmente se encontraba solo. - ¿Qué me estoy perdiendo? - dijo para sí mismo - ¿Y si... ? Comenzó a caminar utilizando la varita para apartar la arena que se había ido acumulando en el suelo, que salía despedida como empujada por un golpe de viento. Había tardado tanto en resolver el reto de la tormenta que si el Uzza le había dejado algo estaría ahora cubierto de arena. Y había un anillo en el libro que... ¡Allí estaba! A apenas un metro de distancia descubrió medio enterrado en la duna un gran reloj de pared de estilo inglés. ¿Qué hacía aquello en medio del desierto del Sáhara? - Hola. - dijo frente al reloj, esbozando una sonrisa que el casco burbuja deformó cómicamente -
  15. Crazy Malfoy

    Videncia

    Le sorprendió percatarse de que Sajag estaba sangrando, un pequeño hilo de sangre le bajaba por el brazo y su respiración se volvía entrecortada por momentos. Era la primera vez que veía a uno de aquellos poderosos seres herido y su primer impulso fue bajarse del gólem a curarlo, pero la forma en que continuaba dándoles lecciones con expresión serena lo contuvo. ¿Porqué no se curaba él mismo? ¿Qué había visto en el futuro que lo empujara a aquella actitud irracional? - ¿Quiere hacer la prueba? Aquella pregunta lo tomó completamente desprevenido, se había olvidado de la prueba y de todo lo que los había llevado hasta allí, pero al parecer el arcano no. Reflexionó un instante, ¿Realmente quería seguir adelante e intentar adquirir lo que Sajag describía como una maldición? Algo en su interior le dijo que la decisión ya estaba tomada, que tanto él como el arcano la conocían y sólo restaba verbalizarla. - Sí, acepto la prueba Tan pronto como lo hubo pronunciado esas palabras lo invadió una sensación de peligro inminente. Recordó entonces al poderoso egipcio del labio partido y comprendió que se les estaba agotando el tiempo. Bajándose de un salto de su atalaya, le indicó con un gesto al golem que acudiera al encuentro de su enemigo. - Retrásalo todo lo que puedas Mientras aquella monstruosa masa de piedra se alejaba con su andar parsimonioso, Crazy extendió la mano y tejió un portal. Le alivió ver los hilos de oscuridad surcando el aire y entrelazándose con éxito hasta formar un arco ovalado en el aire a través del cual podía verse una gran pirámide. Una explosión cercana le indicó que el vitae había caído, así que les hizo un gesto a su hija y al arcano para que lo siguieran y atravesó el portal. La Academia inglesa había caído.
  16. ID: 19379 Libro de Hechizos: Libro de las Auras Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Libro Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha
  17. Crazy Malfoy

    Videncia

    Crazy intentó por enésima vez tejer un portal que los sacara de allí, las finas hebras de oscuridad brotaron lentamente y lucharon por entrelazarse, por completar el dibujo que abría las puertas del viaje, pero algo se lo impidió, como si una fuerza invisible les impidiera tocarse y los repeliera. Exhausto, dejó ir las hebras y masculló una serie de insultos. Sus portales nunca fallaban, nunca, era incluso capaz de burlar los más poderosos hechizos antiaparición. Allí estaba operando magia antigua y muy poderosa. Súbitamente se dio cuenta de que estaba solo, en algún punto de la huida precipitada se había separado de su hija y del arcano. A su alrededor se escuchaban gritos, explosiones y en el ambiente flotaba el familiar aroma de la magia. Eso le trajo recuerdos del pasado, de la arrogante e ingenua versión de sí mismo que inundó el mundo mágico de muerte en pos de un ideal. Nuevamente sintió un tirón, un impulso de la intuición, y se lanzó rodando hacia su derecha. Un rayo de color púrpura impactó en el lugar que había ocupado solo un segundo antes y se giró para ver al brujo que lo había lanzado. Era un mago egipcio alto y calvo, vestido con una extraña túnica blanca y que blandía una de aquellas extrañas varitas hechas de papiro. Una cicatriz surcaba su boca, partiendo sus labios en dos de una forma macabra. - No me esperaba menos del Lobo Blanco - dijo en un inglés con fuerte acento - - Maldito lunático, las arenas del desierto se habrán vuelto de color carmesí cuando acabe con vosotros El egipcio no respondió solo enarboló la varita lanzando un enorme chorro de fuego en su dirección. Crazy invocó un muro a través del fortificum que lo detuvo y se lanzó hacia un lado, lanzando un Avada Kedavra. El rayo esmeralda surcó el aire llenando el bosque de un resplandor antinatural hasta que desapareció, rechazado por su adversario como quien espanta un mosquito. Atónito, Crazy pestañeó. - Pero qué narices... - Vuestra era llega a su fin, inglés, estoy seguro de que puedes verlo - respondió con calma - Crazy lo observó durante un instante, sopesándolo. - Vitae El muro de piedra que acababa de invocar tembló y cobró vida, de él se desgajó un enorme gólem de largas piernas y brazos. Crazy se impulsó con una proyección mágica y aterrizó sobre su cabeza justo cuando la criatura descargaba un descomunal puñetazo sobre el extraño egipcio. Pareció invocar un escudo, pero la inercia del golpe lo mandó volando un par de docenas de metros ladera abajo. - Sácame de aquí - dijo Crazy encaramado a su rocoso compañero - El golem se giró con inusitada rapidez para su tamaño y comenzó a trotar asestando manotazos para apartar los árboles que se encontraba en su camino. El Malfoy hizo todo lo posible para no caerse aunque se le había olvidado invocarlo con alguna clase de asidero. La súbita visión del egipcio recuperando el conocimiento y siguiendo el rastro de árboles destrozados golpeó su mente como un rayo y desapareció. Fue reemplazada por la intuición del camino a seguir, como si una brújula interior le indicara la posición de su hija. No tardó mucho en encontrarla y, sin bajarse del gólem, le gritó: - Ya sé que me repito pero tenemos que irnos Mackenzie se giró, había uno de esos egipcios atado a su lado y ella tenía en la mano un extraño objeto de aspecto antiguo. ¿Alguna de sus reliquias de arqueomagia?
  18. Nick: Crazy Malfoy ID: 19379 Conocimiento: Idiomas y Meteorología Nivel de Magia: 39 Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha
  19. Crazy observó atentamente a la profesora, que se inclinaba recitando extraños encantamientos que no supo reconocer. Tardó unos instantes en reconocer a su hija, lo cual lo dejó todavía más confuso de lo que ya estaba. Había visto la profesora al entrar, y no era una Malfoy, ¿Dónde estaba? Deseó que no se hubiera muerto, porque iba a necesitar una montaña de papeleo para explicarlo. Se sentía muy cansado, así que cerró los ojos un instante y perdió el conocimiento. Al abrirlos de nuevo, Juv y Xell lo estaban observando con rostros teñidos de preocupación y una extraña piedra suspendida sobre él. Aquello estaba resultando muy extraño, pero ya no se sentía tan mareado, el dolor de cabeza comenzaba a remitir y su visión se aclaraba. - Estoy... bien, creo - intentó incorporarse sin éxito - Ya me parecía a mí raro haber ido al cielo Recordó vagamente haber hablado en una lengua extraña, ¿Cuál había sido? ¿Sumerio? Reconocía los síntomas de una conmoción cerebral, pero tenía que reconocer a la dirección de Castelobruxo la rapidez en enviar a alguien para hacerse cargo de la situación y curarlo. En cuanto estuviera recuperado, pensaba encontrar a Kan y explicarle algunas cosas. Finalmente pudo incorporarse y reparó en que no solo faltaba su profesora, sino también una alumna. ¿Nadie había reparado en ello? Estudió el aula desolada y susurró un Homenum Revelio. La vaga noción de una persona a su derecha lo invadió, y caminó con dificultad hasta encontrar a la otra alumna enterrada bajo una nube de polvo. Agitó la varita haciendo que los guijarros y cascotes flotaran en el aire, dejando al descubierto su cuerpo. Respiraba entrecortadamente, así que no le hizo falta tomarle el pulso. Estaba sangrando por varios lugares y no tenía buen color. Pasó la varita sobre ella conjurando una curación mientras con la mano libre rebuscaba en su cartera de piel de moke. Extrajo tres pequeños frascos de poción. - Niña, esto va a doler Primero aplicó la esencia de díctamo sobre sus heridas, sorprendiéndose como de costumbre de lo rápido que sanaban, casi a la misma velocidad que era capaz de colocarle el ungüento. Después le dio un par de sorbos de la poción reponedora de sangre, puesto que no parecía haber perdido demasiada. La tercera era una herbovitalizante que, con un poco de suerte, la reanimaría. Cuando había terminado, descubrió que parecía haberse roto la pierna, de forma que dijo: - Ferula - invocando una tablilla y vendas que rodearon la extremidad dañada - Ya está fuera de peligro, aunque recomiendo trasladarla a San Mungo inmediatamente Se giró hacia la profesora, que parecía muy sorprendida de haber pasado por alto un herido de tal gravedad. Crazy no se lo reprochó, cualquiera podía equivocarse, aunque se alegró de haber conservado todos aquellos años el viejo hábito adquirido en las guerras mágicas de llevar consigo pociones curativas. De lo contrario quizás hubiera sido demasiado tarde.
  20. ID: 19379 Nick: Crazy Malfoy Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link a Tópic de la clase o a la prueba: Prueba del Libro de los Ancestros Nivel Mágico: 39 Fecha: 2019-09-20 Nombre del producto: Libro de las Auras Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizos Nivel (del libro): 30 Precio: 30.000 Precio Total: 30.000
  21. Crazy sintió una súbita explosión de dolor, a lo largo de su torso se abrieron rápidamente varias heridas sangrantes. Había sentido los efectos de aquel hechizo múltiples veces, pero eso no hacía que el dolor que producían las laceraciones fuera menos intenso. Qué terrible podía llegar a ser la magia oscura en ocasiones, resultaba difícil no admirarla incluso cuando se sufrían sus consecuencias. La sangre comenzó a deslizarse por su piel, empapando la túnica de viaje que portaba. El Uzza no se encontraba mucho mejor, su rostro se había vuelto de una tonalidad violácea y parecía luchar por respirar. Decidió, en un súbito arrebato, que podría agregar un tipo de magia diferente al cóctel de poderes que estaban liberando. - Señor del Caos - dijo esbozando una sonrisa torva - Por suerte, la moneda que se sentía lanzando cada vez que acudía a las puertas del caos cayó del lado favorable y esta vez le envió a una criatura dispuesta a ayudarlo. El Cíclope surgió ante él, enarbolando una enorme rama de madera nudosa a modo de tosca varita. Crazy le hizo un ademán con la cabeza, indicándole que atacara a Khufu. La criatura observó a su rival con expresión confusa, el guerrero se encontraba en ese momento realizando una contramaldición que le abriría las vías respiratorias. El cíclope levantó su enorme vara y pronunció: Floreus - ¿Floreus? ¿Enserio? - dijo Crazy, incrédulo - Reflexionando que la próxima vez tendría que ordenarle claramente que usara un hechizo más adecuado, se apuntó a sí mismo con la varita invocando un Episkey, que cerró la mayor parte de sus heridas y cortó al instante el flujo de sangre. Desearía un frasco con esencia de díctamo para curarse mejor, pero aquello tendría que servir por el momento.
  22. Las cosas se habían torcido muy rápidamente, había fallado en su objetivo de librarse de aquel elfo insufrible, pero su naturaleza histérica lo había llevado a crear una gran alharaca por una pequeña herida, apenas un rasguño en el ojo. No dejaba de sorprenderle lo quejicas que podrían llegar a ser sus primos de la civilización. En su lugar de origen, los elfos eran temidos y venerados por los lugareños, que los consideraban pequeños diablos y hasta les realizaban pequeñas ofrendas. Y aquel larguirucho esmirriado no solo era un esclavo, sino que parecía encantado con sus cadenas. La llegada de Mackenzie empeoró la situación, conocía lo suficiente a aquella mujer para saber que era peligrosa. Por algún motivo sospechó inmediatamente de Teach, y pronto se encontró recibiendo miradas acusadoras de todos los presentes. La culpa no era suya, le había dicho a Crazy que era una mala idea, pero el señorito malcriado había insistido en que tenía que comprender los nombres de la flora local. ¡Como si lo necesitara! Podía identificar cualquier planta a simple vista, ¿Qué importaba que no se supiera los nombres? Harto de ser siempre el culpable de todo, observó a su alrededor buscando algo con lo que distraerse. Alguien había encerrado al lazo del piano que se suponía iba a ser su siguiente prueba. De modo que centró su atención en la pared del fondo, allí había una serie de estanterías repletas de plantas, cada una con una plaquita que especificaba su nombre. Dedicó un buen rato a estudiar una por una, tratando de aprenderse los nombres, confiando en que el resto se olvidara de él. Poco a poco, al ver las plantas presentes, una idea floreció en su cabeza. El elfo palo seguía quejándose y eso le iba a tener problemas, tenía que hacerle una poción calmante que su tribu usaba para el ritual del sacrificio, para lograr que el humano dejara de gritar antes de abrirlo en canal. Recolectó rápidamente los ingredientes y se sentó en un rincón con un caldero de cobre. Hizo un pequeño fuego y, calculando la temperatura con un dedo, comenzó a agregar los ingredientes. - Primero la arena y luego... - sopesó una de las plantas en la palma de la mano - Cinco pizcas de óleo de este Agregó después otra planta, que al parecer se llamaba extramomia, y la poción adquirió un suave color amarillento. Asintió para sí mismo, pensando en que su abuela estaría satisfecha de la tonalidad y no lo golpearía en la cabeza demasiado. Acto seguido comenzó a echar hojas de adolfo una por una, a ritmo constante, hasta que adquirió un tono rosado. Finalmente depositó una roca de montaña de fuego. Esperó unos minutos hasta que la roca flotó hasta la superficie y apagó el fuego. Aquello serviría, pensó mientras rellenaba un pequeño frasquito y se acercaba al grupo, que estaba escuchando atentamente la perorata de la profesora.
  23. Crazy observó atentamente al Uzza, se hizo intangible con un movimiento felino y las flechas pasaron a través de él sin dañarlo. Su expresión era calmada pero sus ojos lo horadaban apreciativos, evaluando su actitud y tratando de decidir si era digno de aquella magia tan poderosa. De alguna forma comprendió que no estaba buscando ganarle, sino examinarlo. Algo en su interior le susurró que era el momento, que debía demostrarle que era capaz de invocar aquellos dos objetos mágicos que eran la seña de identidad del pueblo guerrero. Se afianzó en la arena y extendió el brazo mientras susurraba: - Vara de Cristal Sectumsempra Al instante sintió una furiosa oleada de magia recorriendo su cuerpo. Fue una sensación muy diferente a cuando tiempo atrás sintió la magia del caos canalizarse a través de él arrasando todo a su paso, este poder fue más calmado, más sólido pero no menos potente. La varita brilló con un súbito fulgor y se alargó hasta tomar la forma de una larga vara de cristal negro como la noche. No le sorprendió el color, su extraña varita de madera quemada tenía la misma tonalidad y la vara no dejaba de ser una extensión de la propia varita. No vio salir ningún rayo, pero supo de alguna forma que la magia había funcionado y que el hechizo se había transformado en algo diferente. Khufu recibió las heridas impasible, acostumbrado al dolor, y ya estaba moviendo la varita para invocar un nuevo hechizo. Reconoció el patrón y supo que se trataba de un hechizo peligroso, que tenía que evitarlo o pasaría un mal rato. El Uzza lo estaba probando nuevamente, quería verle desplegar toda la magia del libro. Kansho, pensó. En su mano libre surgió una extraña daga, de color blanco. La descarga de poder fue menor, pero de alguna manera sintió como si en torno a la daga existiera una especie de cúpula, como si lo envolviera un escudo invisible pero impenetrable. La magia del guerrero lo golpeó, pero la daga pareció recibirlo, hambrienta de poder, lo absorbió y acto seguido lo expulsó el cinaede de vuelta a Khufu. No pudo evitar maravillarse ante el poder del pueblo Uzza, si hubiera tenido acceso a aquella magia tantos años atrás, durante las guerras mágicas... Quizás todo hubiera sido diferente.
  24. En estas postulaciones, como en las demás, buscamos usuarios con ganas de integrarse en el equipo del foro y ayudar en su organización. El único requisito indispensable son las ganas de sacrificar algo de tu tiempo para ayudar al foro. Como este es un equipo nuevo, primero voy a explicar en qué consistirán sus tareas. Como parte de las reformas nos hemos planteado que el foro necesita darle un impulso a su gestión de las redes sociales, las nuevas generaciones de Potterheads se mueven en nuevos espacios, ya no tan centrados en los foros sino en redes nuevas, más dinámicas e instantáneas, si queremos que el foro crezca tendremos que acudir a ellos y explicarles que existe un lugar como Harrylatino e invitarles a probarlo. Es ahí donde entran los Reporteros del Profeta, que ya en el pasado realizaron un trabajo similar de redacción de noticias, publicando imágenes o revistas... Su labor estará centrada recopilar noticias del foro, acontecimientos del rol y crear contenido que pueda mantener activas nuestras redes y mantener también a los usuarios del foro informados. Buscamos, por lo tanto, gente que entienda en funcionamiento de estas redes sociales y que disfrute usándolas. Si estás interesado, anímate a enviarnos la postulación a foros.hl@gmail.com especificando en el asunto del correo la convocatoria a la que te presentas. Os dejo el formulario a cubrir: REPORTERO Requisitos: - Tener experiencia en el uso de Facebook, Twitter o Instagram. - Conocimientos de redes sociales. - Tener interés por el foro y ganas de trabajar dentro del equipo. - Tener más de 14 años. - Ser responsable y paciente. - Disponer de tiempo. - Rellenar la siguiente ficha y enviarla por mail a foros.hl@gmail.com especificando en el asunto de referencia: "Convocatoria para Reporteros"

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