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Crazy Malfoy

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Todo lo publicado por Crazy Malfoy

  1. - Sí, deseo realizar la prueba Crazy observó a Amara una última vez antes de avanzar. La Arcana lo miraba serena, casi con compasión, y no dejó de sorprenderle la diferencia de su personalidad con los otros arcanos que había conocido. Estudió durante unos instantes el portal frente a él, estaba tejido con hebras de poder muy complejas, sus conocimientos de fulguramagia le permitieron identificar algunas que indicaban un viaje a larga distancia, pero fue incapaz de reconocer la mayoría y eso le sorprendió. ¿Tanto le quedaba todavía por aprender acerca de los saltos? Al cruzarlo apareció en un gran corredor repleto de puertas, parecía alguna clase de edificio gubernamental. Cada puerta tenía una pequeña placa metálica con un nombre y un cargo grabado, leyó la primera "Ioana Andonova - Auror". Lo comprendió al instante, estaba en el ministerio de magia Búlgaro. ¿Qué buscaba de él aquella maldita pirámide? ¿Unas tensas negociaciones que desembocaran en la paz por todos ansiada? Sintió que no era algo que pudiera ofrecer, era un guerrero, no un diplomático. - Supongo que debo recuperar la profecía - dijo quedamente - Sabes que solo conozco una manera Como si la pirámide respondiera a su afirmación, una pequeña bolsa apareció en una mesa cercana. Dentro encontró su varita de roble quemado, su daga y las diversas joyas y artilugios mágicos de los que se había desprendido. Comprendió el mensaje, de forma que entró en el despacho de Ioana. Dentro había una bruja de pelo rubio, alta y desgarbada, leyendo con el ceño fruncido un pergamino. Levantó la vista al sentir la puerta y sus ojos se abrieron de forma desorbitada. Durante un instante eterno ambos se observaron, inmóviles. Finalmente la bruja habló en inglés con fuerte acento: - Señor ministro - dijo simplemente - - Ex-Ministro - respondió - Así que un dragón en mi ministerio, una idea magnífica Ioana levantó la varita con rapidez, pero Crazy fue más rápido. Hizo un gesto hacia delante, como si clavara una lanza, y el escritorio de la bruja estalló en mil pedazos, como si un gran mazo invisible lo hubiera golpeado. Ioana terminó incrustada en la pared con todos los huesos del cuerpo rotos y vomitando sangre, parecía que la hubiera atropellado el autobús noctámbulo. - Una idea magnífica, desde luego - repitió Crazy observando en silencio sus estertores - Transformarse le resultó sencillo esta vez, como si la furia sorda que lo embargaba le ayudara a empujar sus músculos y obligar a su cuerpo a cambiar. Al cabo de un par de segundos tenía el rostro de Ioana, y un golpe de varita bastó para copiar también su vestimenta. Salió del despacho en silencio y cerró la puerta cuidadosamente. En el pasillo lo esperaba un mago enjuto y de aspecto nervioso, le habló en Búlgaro con voz trémula: - ¿Qué ha sido ese ruido, Ioana? Crazy trató de imitar el rictus seco y cetrino de la mujer. - Malas noticias, las he pagado con el armario El mago tragó saliva, no parecía sorprendido, lo cual encajaba con el nerviosismo con el que se dirigía a la bruja. - Tengo que llevárselas inmediatamente al jefe, ¿Está en su despacho? - En la sala de juntas al final del pasillo, están estudiando la profecía por enésima vez - sacudió la cabeza con frustración - Esa familia renegada será nuestra ruina Crazy resopló con desprecio y avanzó en la dirección que le había indicado a través del corredor. Fue leyendo las placas disimuladamente, y cuando finalmente alcanzó una que rezaba "Sala de Juntas", se detuvo. Invocó un pequeño portal frente a sus ojos que se abrió en el techo de la habitación, y observó el interior durante unos instantes. Dentro había cuatro magos de pie alrededor de una mesa circular, en el centro había una pequeña esfera de cristal que supuso que sería la profecía. - Muy conveniente - susurró - ¿Qué era aquello? ¿Una realidad alternativa creada para que hiciera aquello a lo que no se había atrevido? ¿Una en la que decidía luchar en vez de sacrificarse? ¿Una en la que no era derrotado? Esperaba que no se tratara de su propia realidad, porque lo que estaba a punto de hacer significaría muchas muertes. Entró en la habitación y los cuatro magos se giraron al unísono hacia ella. No reconoció a ninguno, así que no eran diplomáticos de alto nivel, pero algo en su talante le indicó que eran gente con poder, quizás aurores, quizás inefables. El más viejo, de unos sesenta años, lo observó de arriba a abajo. - Ioana - dijo - ¿Qué ocurre? - Están atacando el ministerio - respondió secamente - Ingleses, en el vestíbulo Los otros tres magos mascullaron maldiciones en búlgaro y se estorbaron unos a otros tratando de alcanzar la puerta, pero se detuvieron cuando el viejo realizó un gesto con la mano. - La profecía es más importante - dijo sin apartar sus ojos de los de Crazy - Nos la llevámos a la cámara subterránea Crazy sonrió - Avada Kedavra Un destello verde mandó al suelo inmóvil a uno de los otros tres, empuñó la daga con la mano izquierda atravesó un pequeño portal negro que creó frente a él, la punta del puñal surgió justo en el cuello de otro de los magos, atravesándole la yugular. El anciano pronunció un hechizo que no supo reconocer y Crazy se hizo intangible con una salvaguarda mágica, justo a tiempo para evitar una lluvia de lanzas de hielo que se incrustaron con fuerza en el suelo a sus pies. El otro mago vivo lanzó un rayo en su dirección, del que Crazy no tuvo tiempo que protegerse. Las runas mágicas grabadas en las mangas de su túnica brillaron con un resplandor cegador al recibir el impacto y, aunque Crazy se cayó al suelo con violencia, absorbieron el ataque. Sin tiempo a pensar, trazó un arco con la varita y lanzó una llamarada de color esmeralda en su dirección. El mago invocó un hechizo protector, pero el fuego lo atravesó como si fuera de papel y lo prendió en llamas. Quedaba uno. - ¿Te han comprado, Ioana? - dijo el viejo - ¿Desde cuando? Crazy sonrió, su transformación había sido lo suficientemente buena después de todo. - No pienso seguiros en este camino que solo lleva al suicidio El viejo dejó escapar un gruñido salvaje y gritó "vulk", un tremendo lobo de hielo surgió de su varita, salvó la mesa circular de un salto y se abalanzó sobre Crazy, director a su cuello. El fulguramago invocó un portal justo frente a él y el otro extremo estaba justo detrás del búlgaro, de forma que el animal le clavó su gélida dentadura en la espalda. El viejo dejó escapar un grito y cayó al suelo, sangrando profusamente. Crazy agarró la profecía rápidamente y echó un último vistazo a su rival. - No me guardes rencor E invocó otro portal justo debajo de sí mismo, cayendo a través de él y desapareciendo. Mientras lo hacía, se preguntó qué acababa de hacer. ¿Acababa de recuperar la profecía logrando que pareciera la traición de una agente búlgara? ¿O había sido todo un producto de la magia de la pirámide? Pronto lo descubriría.
  2. Todos se habían girado a mirarlo. Durante un instante había acariciado la idea de que el vuelo loco de Keaton los estuviera distrayendo lo suficiente, pero al parecer todos se habían comprado uno de esos detectores de verguenza ajena que acababan de lanzar en Sortilegios Weasley. Anne cortó el incómodo silencio haciéndole una pregunta que tardó unos instantes en procesar, ¿Cómo era posible que tuviera una sobredosis de poción herbovitalizante y pensara con la lentitud de un trol? - Ehh... ¿Licencia de vuelo? Sí claro que la tengo, rellené los formularios y todo eso que se hace en esas ventanillas que hay en... Ese sitio - mintió - Estaba empezando a sudar. Por algún motivo no se podía estar quieto así que comenzó a hacer malabares con la escoba, dibujando en el aire unas formas de combate con lanza que había aprendido en su juventud. Mack se había acercado a él y lo observaba con el ceño fruncido. - ¿No habrás estado bebiendo, verdad? - ¿Yo? ¿Beber? ¡No! Bueno... Sí he bebido cosas, agua al levantarme, y me tomé un té anteayer y... Bueno, ya sabes, líquidos inocuos - dejó escapar una risa nerviosa - Si bebes no conduzcas Decidió que era buen momento para callarse, su hija lo conocía mucho mejor que nadie y tenía que disimular. Siguió girando velozmente la escoba alrededor de su cabeza tratando de adoptar una pose despreocupada y natural. Intentó silbar pero tenía los labios secos y solo consiguió lanzar un resoplido que sonó un poco a pedorreta. Anne les dio nuevas instrucciones, no parecían difíciles. Crazy había jugado fugazmente en un equipo profesional de Quiddich en su juventud, los Snidget Spokes. Se había apuntado para intentar ligar y nunca había sido demasiado bueno porque las diferentes pelotas lo confundían, pero lo habían admitido porque era muy bueno volando. ¿Se le había olvidado todo después de unos cuantos años sin practicar? Cerca vio a Beltis ascender lentamente. Sabía que la escoba no era lo suyo y parecía estarlo haciendo bien, así que eso le convenció de que no podía seguir allí de pie. Además estaba girando la escoba tan rápido que se le estaban empezando a soltar ramas de la cola. La dejó en el suelo y esta vez sí acudió a su mano extendida obedientemente, se sintió aliviado al comprobar que levantar el vuelo le resultó igual de sencillo. Pasó al lado de Beltis y la saludó con una sonrisa, ella no le respondió quizás porque llevaba los ojos cerrados y su escoba comenzaba a inclinarse hacia abajo, lo cual le pareció una extraña manera de volar. La dejó en paz y se concentró en disfrutar del viento en el rostro y la sensación de libertad, tenía que llegar a los aros pero a esa velocidad le iba a llevar eones. Impaciente, aceleró la escoba al máximo y surcó el campo como una flecha, al poco tiempo volaba a tanta velocidad que le temblaban los mofletes y se le entrecerraban los ojos. Cuando se quiso dar cuenta se había pasado los aros por varios kilómetros y estaba solo sobre un pueblo muggle, con varios de ellos señalándolo desde el suelo. - Yo no he estado aquí - murmuró mientras daba la vuelta - Regresó al campo de entrenamiento enseguida y se puso a dar giros en torno a los aros. Al cabo de un rato había dado tantas vueltas que se sentía mareado y volaba escorado a la derecha. Decidió que habían sido suficientes y regresó junto al resto. No lo estaba haciendo nada mal después de todo.
  3. Crazy Malfoy

    Libro del Caos

    Las respuestas de Bakari le resultaron correctas pero también difusas, hablaba de una forma circular, repitiendo conceptos que ya había mencionado y retorciendo los conceptos sobre sí mismos para que al final el resultado resultara caótico, lo cual era sin duda apropiado para una clase tan atípica como aquella. Y finalmente dio comienzo la parte práctica. Crazy se sintió aliviado, los otros Uzza que le habían enseñado habían dado inicio rápidamente al uso de los hechizos, permitiendo a los alumnos familiarizarse con ellos a través de la práctica antes de usarlos contra nadie. Llevaban bastante tiempo hablando del caos, en un ejercicio fútil del que no se podía sacar nada en claro, de forma que agradeció poder liberar un poco de caos y experimentarlo por fin. Se situó frente a Pik y reflexionó acerca de qué hechizos iba a utilizar. ¿Era aquello un duelo? No lo parecía, más bien parecía la forma del Uzza de comprobar si eran capaces de usar aquella magia, de forma que intentaría convocar alguno de los hechizos del libro. Algo debía de haber hecho su profesor, ya que el conocimiento de los mismos comenzó a florecer poco a poco en su mente, o al menos el conocimiento de como invocarlos. ¿Funcionaría? Más de una vez había comprobado que el conocimiento teórico de como lanzar un conjuro no siempre bastaba para lograrlo. Pik comenzó invocando la rueda del poder. Crazy no percibió nada particular, lo cual le sorprendió pues había esperado que el caos invocara una atmósfera diferente, peligrosa, o al menos cierta vorágine, pero en modo alguno aquella sensación tan anodina y cotidiana. La cara de contrariedad que puso su contrincante le indicó que algo no había salido como se esperaba, ¿Pero habría funcionado el libro? Un rayo surgió de la varita de su oponente en su dirección y Crazy lo rechazó con un protego, el escudo invisible rechazó el haz de luz y Crazy se preguntó qué tipo de hechizo debía lanzarle a Pik. No quería usar hechizos comunes, ya tendría tiempo para eso en el duelo por venir. ¿Entonces? - De todos los hechizos asquerosos, tenías que elegir uno que me hace escupir babosas - dijo, divertido - Señor del Caos Una ninfa apareció frente a ellos. Llevaba una especie de vestido vegetal tejido con hojas y trenzado con hiedras y raíces, pero o se le habían caído algunas hojas o lo había hecho demasiado pequeño. Era muy bella, de cuerpo escultural, grandes ojos negros y facciones exóticas, Crazy decidió que le gustaba el caos, era una magia genial. La ninfa se giró hacia él y lo observó muy contrariada, llevaba una especie de báculo de madera retorcida en la mano y lo estaba usando para apuntarle de forma amenazante. Crazy recordó que era una criatura sanadora pero él no tenía ninguna herida, lo cual la dejaba sin un propósito claro y un comprensible enfado. Se encogió de hombros, sin saber muy bien qué responder, las mujeres atractivas siempre lo hacían comportarse como si tuviera la inteligencia de un grindylow.
  4. El cruce en balsa no resultó demasiado sencillo, no se había planteado que les resultaría muy complicado impulsarla con cuerpos infantiles tan carentes de fuerza. Por suerte, su accidente al convertirse en enano le dejó con unos músculos robustos, y aunque hubiera deseado que el fascinante hombre insecto se hiciera cargo del otro remo en el lugar de la pequeñita Beltis, llegaron finalmente a su destino sin ahogarse. Como la arcana les había dicho, al llegar a la orilla y seguir a los tejones hasta la entrada de un laberinto, las paredes comenzaron a moverse y a separarlos uno a uno en cuanto ponían los dos pies en el recinto. Crazy lo lamentó, puesto que aquel variopinto grupo podría haber sido una fuente inagotable que anécdotas que contar. De hecho creía haber escuchado un chiste similar alguna vez, "un enano, un hombre insecto y dos niños entran en un bar...". Los laberintos no eran lo suyo. Cada vez que se había enfrentado a uno, y era curioso la cantidad de veces que había tenido que hacerlo, recurría a la magia para superar el escollo. Encontrarse en aquella situación, privado de aquellos maravillosos poderes que daba por sentados, le hizo reflexionar acerca de los inútiles que eran los magos sin su poder. ¿Era así como se sentía un squib? ¿O los alumnos de Gryffindor? Le costaba mucho moverse en aquella forma de enano, ya que la túnica le quedaba grande, de forma que se concentró en recuperar su aspecto original. Deshacer los cambios le resultó infinitamente más sencillo que hacerlos, quizás porque regresar a lo propio era como seguir un camino de vuelta a casa, o quizás porque destruir siempre ha sido más sencillo que crear. Al cabo de un par de segundos había recuperado su aspecto normal y estuvo listo para iniciar la siguiente prueba. Se puso a caminar a paso rápido, decidido a emplear la estrategia de la rapidez en vez de la inteligencia, de la cual tampoco iba sobrado. Vagó durante minutos, quizás incluso horas, y durante todo ese tiempo fue incapaz de orientarse y todas las paredes y giros le parecían exactamente iguales que el anterior. Confió sin embargo en la suerte, que dicho sea de paso lo había acompañado toda su vida y la intuición, decidiendo el camino a tomar sin pensar demasiado, casi de forma subconsciente. Finalmente dobló una esquina y se encontró en una pequeña explanada con un gran cuenco de madera en su centro. El interior del cuenco estaba lleno de agua y, recordando las palabras de Amara, se concentró en su reflejo. ¿Su verdadero ser? ¿Podría decirse acaso que tuviera uno? Crazy siempre había considerado que las personas estaban hechas de innumerables capas e identidades diferentes que se superponían unas a otras entremezclándose. Que el tipo de persona que fueras no dependía tanto de uno mismo como del observador, ya que éste aplicaba su propia identidad compleja en todo aquello que observaba, modificándolo de forma inevitable. El concepto de la identidad única no era un disfraz, sino una simplificación infantil que les permitía relacionarse de forma sencilla. Pero esa cadena de pensamientos no le iba a ayudar, no estaba allí para reflexionar sobre la realidad en sí misma y en cómo se ve afectada por la percepción, sino en mostrarle a aquel maldito charco cómo se veía a sí mismo. Y aquella pregunta sí sabía responderla. De forma que se concentró en sí mismo, en cómo se proyectaba, en cómo debería verse su físico si se correspondiera con su interior, y poco a poco y con mucho esfuerzo, las facciones de su rostro comenzaron a fluir, desplazándose como una vieja maquinaria oxidada, renqueante. Cuando hubo finalizado, exhausto, observó su reflejo. Le devolvió la mirada un hombre muy anciano, de unos ochenta o noventa años, con la piel cenicienta y apergaminada, salpicada de arrugas y también cicatrices, muchas. Parecía cansado, el pelo blanco le caía lacio y poco poblado sobre los hombros, le faltaba un ojo y el que tenía se veía tan apagado que casi parecía más blanco que azul. Tenía un cierto aire sabio y orgulloso, pero también parecía gastado y anhelante de descanso. Era un hombre mayor al final de su vida, que ha aprendido mucho pero también sufrido fruto de una vida repleta de violencia, parecía uno de esos viejos generales cuyos retratos observaba de pequeño en los libros de historia. El agua cambió de color al instante, volviéndose verde oscuro, y las paredes del laberinto comenzaron a girar de nuevo para dejar a la vista una interminable extensión de alta mar. Se forzó a apartar la vista del anciano Crazy y caminó hacia la salida, nada más poner un pie fuera del laberinto, sintió el familiar tirón de la aparición y apareció en el pasillo de un barco. A su lado se escuchaban unas voces, provenientes de la habitación junto a la que se encontraba. Era japonés pero le sorprendió entenderlo, supuso que era algún tipo de magia de la arcana. - Nos van a pagar bien, no se venden ballenas jorobadas desde el 63 - estaba diciendo uno - - Pienso comprarme un coche - Debemos ser cuidadosos, esta es una expedición científica - intervino otro - Estamos aquí por el bien de la fauna marina - Cazar cincuenta ballenas en peligro de extinción es una forma muy extraña de hacerlo, pero no seré yo el que cuestione al instituto de investigación - Deberíamos de estar cerca, voy al puente Crazy escuchó el familiar sonido de un vaso siendo depositado sobre una mesa y luego pasos en su dirección. Rápidamente abrió la puerta del siguiente camarote, que por fortuna no estaba cerrado, y entró dentro. Esperó a que el hombre pasara frente a la puerta y lo agarró por la espalda, rodeandole el cuello por los brazos en un movimiento de ahorque que conocía muy bien. El hombre pataleó durante unos segundos pero finalmente se desmayó. Tras dejarlo sobre la cama de la diminuta habitación, observó su rostro con detenimiento. Era un japonés de mediana edad, con poco pelo y algo grueso, de aspecto común y hasta simpático. - No hay nada más desconcertante que el horror cometido por los hombres comunes - le dijo a su silente interlocutor - Transformarse le resultó más sencillo que la vez anterior, era como si se estuviera acostumbrando a la sensación y hubiera aprendido a usar correctamente sus músculos. Salió del camarote con el aspecto del hombre japonés y sus ropas, y tras unos cuantos rodeos encontró el puente de mando. - Todos fuera - dijo - No estaba muy seguro de si su apuesta sería la correcta, ya que en su conversación le había parecido que aquel hombre podría ser el capitán del barco, pero para su alivio los dos tripulantes que estaban allí se apresuraron camino de una sala aledaña. Cerró la puerta con llave tras ellos y entonces, de forma lenta pero sin pausa, comenzó a romper todo lo que estaba a su alcance. Palancas, botones, y muchas de aquellas cosas cuadradas que los muggles llamaban monitores. Al cabo de un buen rato de metódico trabajo estaba sudando y los marineros parecían a punto de romper la puerta y acceder al puente, pero a su alrededor yacía un tremendo espectáculo de destrucción. - Este barco no va a matar ballenas por un tiempo muy largo Sacudió la cabeza, sabiendo que solo había ganado tiempo, quizás algunas semanas o meses. Pero para Amara fue suficiente, puesto que sintió el agradable vértigo de la desaparición justo cuando una marabunda de enfadados japoneses irrumpía en el desolado puente. Se despidió de ellos con una sonrisa y levantando el pulgar. - Saludad a los desmemorizadores de mi parte - dijo antes de desaparecer ante sus narices -
  5. Crazy Malfoy

    Videncia

    Crazy escuchó en silencio al arcano, dijo muchas cosas pero todas ellas de una forma igual de misteriosa que todos los videntes que había oído antes hablar de su don. Cuanto más escuchaba a Sajag hablar de aquella forma vehemente, más se preocupaba por los acontecimientos del futuro que la tenían preocupada y cuyo conocimiento consideraba incluso una maldición. ¿Qué diablos estaba por venir? Comprendía porqué faltaban objetos de su casa, los arcanos se iban, habían pasado a ser fugitivos, perseguidos por un gobierno que ansiaba su poder y odiaba a Inglaterra por habérselo arrebatado. Su última decisión como ministro había sido un pacto secreto y difícil de alcanzar, que les proporcionaría un refugio adecuado en Japón. ¿Sería aquello suficiente? ¿Bastaría para proteger a los guardianes de tan vasto conocimiento? Valoró durante un instante preguntarle a Sajag, pero aquel parecía el camino fácil. Tenía que descubrirlo por sí mismo. Intentó acudir a su ojo interior, a esa extraña intuición que siempre lo había acompañado. Aquel sentimiento indeterminado que no se le presentaba en forma de imágenes o palabras, sino de impulsos. Nada surgió en su mente, nada agitó sus entrañas, quizás porque aquellos tirones del destino siempre habían venido a él en situaciones de necesidad, en encrucijadas del destino. Cruzar el velo del tiempo a voluntad tendría que ser más complejo, más difícil, quizás como empujar una puerta firmemente cerrada. Trató de abrirse paso, de poner todo el peso de su alma en avanzar más allá. Y creyó ver, un fogonazo de luz verde lo sacudió y el olor a cereza acudió a su nariz. Súbitamente escuchó muchas voces a la vez, superponiéndose unas a otras hasta formar una amalgama ininteligible. Comprendió entonces que ver el futuro no era tan diferente de ver el presente, se requerían los cinco sentidos, ver, oler, tocar... Quizás el término videncia fuera un concepto limitante, pues se trataba de algo más complejo. Se sintió abrumado, incapaz de procesar aquella nube de información que acudió a él con la velocidad del rayo y cesó de la misma manera, dejándolo con la respiración agitada y recuerdos confusos que no le pertenecían. - Esto va a ser difícil - suspiró - Entiendo porqué es tan difícil de transmitir, ¿Cómo le explicas al ciego lo que es ver o al sordo lo que es oír? Y, sin embargo, confiaba en que Sajag pudiera lograrlo, o al menos confiaba en que si alguien podría era él.
  6. Matthew le pidió compartir algún recuerdo de su tío con la clase y Crazy sonrió, observando el cuadro con detenimiento. ¿Algún recuerdo? Los tenía a cientos. Su padre había sido el típico Malfoy severo y obsesionado con el poder, y había confiado a su hermano la educación de su hijo más joven y menos prometedor. Abraxas le había enseñado mucho sobre magia, pero todavía más sobre la vida. De él había aprendido, por ejemplo, que todo tenía un coste y que incluso la magia tiene límites. - Tenía cinco años, siempre he tenido afinidad con las serpientes al ser hablante de pársel - comenzó - Un día até una piedra a una serpiente en los terrenos de la mansión, divirtiéndome al ver como la arrastraba. Mi tio lo vió, y al día siguiente amanecí con una gran piedra atada a mi cuello El busto de Abraxas enarcó las cejas, sorprendido. Quizás no recordara aquella anécdota. - Me hiciste llevarla todo el día mientras buscaba la serpiente, y también que si finalmente la encontraba muerta llevaría una piedra invisible en el corazón por el resto de mi vida, ¿Recuerdas? - Sí, ahora recuerdo tus lágrimas cuando la encontraste - respondió el cuadro - Muerta - Ese día aprendí a ser leal con mis amigos y a no traicionar su confianza Abraxas lo observó en silencio, parecía más viejo de lo que lo recordaba, y también cansado. Aunque la mirada orgullosa era la misma. Supuso que aquel no era la clase de recuerdo que el profesor estaba buscando, ya que el tema parecía girar en torno a la política. Se concentró tratando de rememorar algo más adecuado, aunque la mayoría de sus vivencias con su tío eran aburridas historias familiares. - Recuerdo también que una vez nos visitó el ministro de magia, Nobby Leach - dijo al fin - Estaba preocupado por el ascenso de su amigo Riddle, le ofreció dirigir el departamento de aurores si lo traicionaba y lo amenazó con mandarlo a Azkaban si se negaba. - Le dije que era leal a mis amigos, y que la política era un estercolero - dijo Abraxas - Por lo que veo, a ti no logré enseñarte lo segundo Crazy asintió, sin saber muy bien qué responderle. - Varios magos encapuchados asaltaron la mansión aquella noche, matando a uno de mis hermanos mayores - continuó Crazy - Al cabo de unos días, el ministro dimitió al contraer una misteriosa enfermedad. - No tuvo nada de misteriosa - completó Abraxas con un brillo sombrío en la mirada - Y no tuvo una muerte fácil
  7. Crazy escuchó atentamente a la arcana y siguió sus instrucciones, depositó en la bolsa de terciopelo verde oscuro sus numerosos objetos mágicos. Decidió que sería est****o tratar de engañarla, así que también se despojó de varios objetos que llevaba ocultos bajo la túnica, la pequeña daga con mango de madera y el chivatoscopio en miniatura incluídos. Cuando hubo depositado el último, un sencillo anillo se materializó en su mano. Las instrucciones eran sencillas pero breves. Observó la balsa de troncos, pensativo, sintiendo que aquella situación le recordaba a los acertijos lógicos que acostumbraba a plantearle su tío para, según él, asegurarse de que no fuera tan idi*** como parecía. La solución le pareció simple. - Ahí no cabemos los cuatro - dijo a sus compañeros - Quizás tengamos que matar a uno Observó a los dos tejones de reojo, ambos estaban sentados en el suelo mirándole. De alguna forma parecían estupefactos. La verdad es que nunca se le habían dado bien los acertijos. - La solución más obvia parece cruzar por tandas, primero tres, uno vuelve con la barca y se lleva al que falta - intervino Beltis, reflexiva - ¿Pero es eso lo que espera la arcana de nosotros? Estamos aquí por un motivo Crazy asintió. Tenía razón, aquella era una prueba de metamorfomagia y debían superarla a través de su habilidad en ella. Podría convertirse en animago y cruzar volando el lago, ¿Pero lo acercaría eso a desarrollar el poder que habían venido buscando? Se giró nuevamente para observar la barca. Claramente no aguantaría el peso de los cuatro, pero... ¿Y si disminuían su peso? - Quizás... Se concentró y cerró los ojos, buscando en su interior. En su viaje al futuro había comprendido que cambiar de aspecto no era tan diferente a lo que ya hacía como animago, simplemente debía buscar el cambio conservando su esencia, buscar la diferencia en su propia naturaleza y no en la de un ente externo. Si podían convertirse en niños, podrían compartir la barca. Muy poco a poco comenzó a cambiar, sintiendo como sus miembros se encogían y su centro de gravedad temblaba y se desplazaba. Abrió los ojos y se observó las extremidades, se sorprendió al comprobar que había logrado modificar todo su cuerpo a la vez por primera vez pero el resultado no era exactamente el esperado. Sus manos eran cortas y robustas, y sus piernas estaban arqueadas y levemente torcidas. Probó a dar un par de pasos y descubrió que se desplazaba con un leve balanceo, anadeando. Emmet lo observó, enarcando una ceja y Beltis ahogó una pequeña risa. Se acababa de convertir en un enano, aunque su intención había sido transformarse en niño. - Bien, esto era exactamente lo que buscaba - mintió - Si reducimos nuestro peso podremos cruzar
  8. Crazy abrió bruscamente el gran armario de roble de su estudio privado de la mansión Malfoy, rebuscó durante unos instantes en su interior atiborrado de frascos y eligió una poción de color verde chillón. Se encontraba muy cansado, lidiar con el turbulento final de su carrera política y acto seguido matricularse e cinco cursos de la universidad mágica no había sido la mejor de sus ideas. Se había despertado tarde, con el despertador mágico hecho pedazos en el suelo y un severo dolor de cabeza. Aquello era peor que una resaca. Apuró la poción herbovitalizante de un trago, esperando el maravilloso subidón de energía que acostumbraba a proporcionar, pero se limitó a despejarle la somnolencia y el dolor de cabeza. El recuerdo de la voz de su tío Abraxas resonó en su mente, Todo tiene límites, especialmente la magia. Se planteó buscar el caro equipamiento de quiddich que había comprado varios meses atrás, pero ya había acumulado el suficiente retraso así que invocó un Fulgura Nox. El portal se trenzó con zarcillos de tinieblas frente a él, fue cuidadoso al tejerlo para asegurarse de que pudiera soslayar los controles aduaneros y llevarle a su destino lo más rápidamente posible. Fue consciente de estar violando varias leyes internacionales, pero ya no era una figura con responsabilidades institucionales así que no le importó lo más mínimo. El portal lo llevó directamente al campo de entrenamiento, no le sorprendió comprobar que la clase ya había comenzado. Se dispuso a saludar y disculparse, pero todos estaban observando el cielo absortos. Allí en las alturas un mago cabalgaba la escoba como si ésta fuera un animal salvaje, en un equilibrio paulatinamente más precario con cada sacudida. Se acercó a una de las escobas, decidido a remontar el vuelo y salvar al chico en una heroica acción que les haría a todos olvidar su retraso. Extendió la mano y la escoba saltó hacia arriba como un rayo, respondiendo a su orden con rapidez e impactándole con fuerza en medio de la cara. Un pequeño crack le indicó que se acababa de romper la nariz. Quizás se había pasado con la dosis de poción herbovitalizante después de todo. - ¡Magdito pago con ínfugas! - barruntó entre dientes - Incendi... Episkey Su nariz regresó de inmediato a la normalidad y se sacó un pañuelo del bolsillo para limpiarse la sangre, confiando en que nadie lo hubiera visto. ¿Porqué se había apuntado a aquella maldita clase? Llevaba años sin usar una escoba, viajar con los portales nox era mucho más rápido y ofrecía mayores posibilidades.
  9. Crazy se encontraba sentado en su despacho del ministerio detrás de un amplio escritorio de caoba, era una habitación decorada con sobriedad, estanterías y muebles de madera oscura de apariencia robusta pero poco lujosa. El propio ministro en funciones vestía una túnica negra cuyo único adorno era una hilera de runas azul claro grabadas en espiral a lo largo de sus mangas. Frente a él, observándolo con el ceño fruncido, estaban sentados un mago y una bruja. Ambos de mediana edad y bien vestidos, con el talante arrogante propio de las personas de cierta alcurnia. Ella era la embajadora en Londres de Brasil y él el de Japón. - ¿Cómo que no puedes hacer nada? ¡Eres el ministro! - dijo ella entre dientes - - Lo era - precisó Crazy - Ahora soy un jubilado y tengo muchas palomas que alimentar El mago, Ken Watanabe, dejó escapar una carcajada carente de humor. - No me hagas reír, te conozco desde hace treinta años Crazy manoseó por enésima vez el sobre que le había llegado un par de horas atrás. Contenía la invitación a asistir a una clase a la que ya llegaba con retraso, pero cada vez que terminaba una reunión aparecía de la nada un nuevo mago que aseguraba tener un problema del que dependía el futuro del mundo mágico. Nunca hubiera creído que harían tanta alharaca por una simple guerra. - Tengo algo importante que hacer - dijo agitando el sobre frente a sus interlocutores - - ¿Importante? - la brasileña parecía cada vez más enfadada - ¿Más importante que el futuro del mayor centro de conocimiento del mundo mágico? - Acoger a los arcanos puede suponer la guerra con Egipto - dijo Watanabe - Hay vidas japonesas en juego - No me hables a mí de guerras - replicó Crazy con dureza - He enterrado a cuatro hijos Se hizo un silencio incómodo, Watanabe dudó y finalmente relajó el semblante. - Nos has impuesto a los arcanos, eso no es justo - Lo he hecho porque confío en ti - suspiró - Son demasiado valiosos para que los asesine un lunático Lamentaba aquella situación, nunca le había gustado la política pero algunos de sus viejos aliados habían sentido su dimisión como una traición. Hubiera querido explicarles sus motivos, que las profecías aseguraban que su sacrificio salvaría la magia, pero eso llevaría a una pregunta obvia "¿Qué profecías?", que no podía responder con sinceridad. Optó por levantarse, sabiendo que no podía alargar más lo inevitable. - Mi sucesor honrará nuestra alianza, mi tiempo ha terminado La brasileña resopló. - Como si no os conociera a los Malfoys, la serpiente de vuestro emblema es un símbolo adecuado Crazy sonrió, no pudiendo evitar sentirse halagado por el insulto. Hizo una leve inclinación de cabeza a Watanabe y tocó el anillo traslador, que inmediatamente tiró de él para transportarlo a... ¿La puerta de un museo? - ¿Qué narices es este calor? - musitó para sí mismo - Vio que una de las puertas del edificio estaba entreabierta y dedujo que la clase había comenzado sin él. Entró y caminó tranquilamente, observando los diversos objetos expuestos en las vitrinas mientras buscaba al grupo. Le sorprendió la cantidad de objetos mágicos extranjeros que se encontraban allí, ¿Cuándo habían reunido los magos españoles todos aquellos tesoros? ¿Eran desconocedores de su valor o simplemente los ocultaban al resto de la comunidad? - Homenum Revelio El encantamiento le indicó la presencia de un grupo de gente un poco más adelante, así que apuró el paso con la esperanza de no llegar demasiado tarde. Reconoció varias figuras a lo lejos y se alegró, ya que le resultaban queridas, de forma que sus labios se entreabrieron a punto de saludarlos en voz alta. Sin embargo algo le hizo detenerse en seco, petrificado. El grupo estaba observando un cuadro, lo cual no era extraño en un museo, pero el cuadro era de su tío Abraxas. ¿Qué hacía en España un cuadro de su tío? ¿Y porqué él no lo sabía? - Tío - saludó lacónicamente - El busto se giró en el lienzo, súbitamente sorprendido. - ¡Colmillos! - exclamó esbozando una sonrisa - Estás hecho un desastre Crazy se aproximó al grupo, que se había girado para mirarlo. Abraxas lo observaba con esa mirada sólida y afable con la que lo había criado. Había sido su tutor y el mago más poderoso de la familia en su momento, cuando Crazy tenía 15 años partió en uno de sus viajes de aventura y nunca regresó. - Yo al menos sigo vivo - respondió con una sonrisa torcida - Siento mucho el retraso, chicos
  10. Crazy Malfoy

    Videncia

    Crazy se encontraba en su mesa de costumbre en la taberna El Marinero Llorón, situada en la esquina más alejada de la puerta. De vez en cuando el tabernero le lanzaba una mirada de reproche, ya que Crazy tenía cinco libros extendidos sobre la mesa y una vuelapluma rasgaba con velocidad un pergamino que había tenido que dejar en la mesa de al lado por falta de espacio. - Esto no es una biblioteca - había dicho - En su opinión los libros espantaban a los clientes, de hecho unos días atrás y ante las constantes visitas de Crazy, había colgado un cartel que rezaba "Prohibidos los libros y las lechuzas". Al menos esta vez solo estaba incumpliendo la mitad de las normas... Un súbito estallido de cristales rotos interrumpió sus pensamientos y levantó la cabeza del tomo de "El ojo interior, ¿Tenemos más de uno?" justo a tiempo para ver a una lechuza entrar en aquel tugurio atravesando una pequeña ventana cerrada y volar hacia él como una flecha. El animal le lanzó una carta y, sin detenerse, volvió a salir por donde había entrado ululando con indignación. El tabernero se había puesto rojo como un tomate y agitaba los brazos como si intentara nadar. La interminable retahíla de imprecaciones lo convencieron de que quizás era hora de marcharse, lo cual quedó confirmado cuando descubrió que la carta era una invitación a reunirse con el arcano de la videncia. Invocó un portal trenzado por zarcillos de sombra a su lado, y lo atravesó tras despedirse del camarero con una sonrisa amigable. Surgió en los terrenos de la universidad, en la casa de Sajag, e inspeccionó el lugar tranquilamente. El arcano no estaba por ningún lado, pero además el lugar parecía medio vacío, como si se hubiera ido de viaje. No sabía muy bien qué hacer, de forma que se sentó en el suelo y observó aquel bello paisaje exótico creado con magia. Él mismo había participado en su construcción, pero no dejaba de maravillarle lo que el trabajo y la colaboración entre los magos podía llegar a lograr. Si solo fueran capaces de dejar de matarse unos a otros y comenzar a ayudarse, el lugar podría llegar a ser un lugar maravilloso. Dejó ir sus pensamientos sin dirección aparente, divagando y tratando de recurrir a lo que siempre le había ayudado cuando se encontraba perdido. Siempre lo había llamado intuición, como una pequeña sensación en el fondo de su estómago que le indicaba qué hacer, o lo avisaba de un peligro. Siempre lo había considerado una mera superstición, pero los magos que llevaban una vida como la suya rara vez se hacían tan viejos, y recientemente había comenzado a pensar que aquella extraña capacidad intuitiva quizás hubiera tenido algo que ver. La intuición llegó, golpeando inesperada como de costumbre justo cuando más distraído se encontraba. Algo le indicó que conocía un lugar especial para los arcanos, al que se retiraban a haraganear de vez en cuando. Un portal de tinieblas lo llevó al lugar, y no le sorprendió encontrarse allí a Sajag y Anne, a la que saludó con una inclinación de cabeza. - Hola arcano, soy Crazy Malfoy y acudo a ti para aprender... Aunque supongo que ya lo sabías - dijo dejando escapar una pequeña risa -
  11. Crazy Malfoy

    Libro del Caos

    Crazy observó detenidamente al guerrero mientras hablaba, nunca había sido hábil con la legeremancia así que sus pensamientos suponían un total misterio para él, pero algo en su forma de hablar le indicaba que incluso pudiendo leerle los pensamientos, seguiría sin lograr descifrarlo. Aquel Uzza no simplemente tenía la afectada arrogancia indiferente de costumbre en aquel pueblo de mercenarios, sino que su mirada era distante y desganada como la de un viejo elefante que ha visto demasiado. ¿Sería aquello influencia del peligroso poder al que había dedicado su vida? No se había parado a pensar acerca de la naturaleza del libro cuya magia estaba aspirando a conocer, Crazy llevaba toda su larga vida manipulando magias que otros consideraban prohibidas o peligrosas, ya sus primeros maestros le advirtieron que las artes oscuras no eran un juego, y que experimentar con la nigromancia siempre terminaba mal. Y sin embargo sus viajes a la muerte culminaron con el hallazgo de la piedra de la resurrección y nada pasó, de forma que mucho tiempo atrás había dejado de considerar que la magia pudiera ser mala en su naturaleza sino que todo dependía del mago que la catalizara, de su habilidad e intenciones. - ¿Controlar el caos? - enarcó una ceja ante la pregunta de Bakari - ¿No es eso una paradoja? Si el caos pudiera controlarse, dejaría de ser caos Se detuvo estudiando al Uzza, preguntándose si todo aquello era un juego para él. - No aspiro a dominarlo, solo quiero acudir a él y liberarlo Acto seguido, con semblante indescifrable, el guerrero les planteó la posibilidad de plantear una duda. Aquello tenía sentido, aunque nuevamente se preguntó si servía de algo preguntar acerca del caos mismo, si había alguna otra forma de acercarse a él que no fuera simplemente experimentarlo. - ¿Y tú? ¿Has llegado a dominar el caos? ¿O es el caos el que domina tu mente?
  12. Lo has dejado como invitado, supongo que sin darte cuenta, pero tienes que loguearte en tu cuenta mortífaga y votar o no se considerará válido xD
  13. El portal lo llevó a la misma estancia de la que había partido. La reconocía porque se conocía cada una de las habitaciones de la mansión Malfoy de memoria, pero estaba muy cambiada desde que aquel había sido el estudio de su tío Abraxas. Allí dónde había habido jaulas con animales, estanterías ordenadas con pulcritud y ni una mota de polvo ahora había mesas repletas de calderos, matraces y diversos objetos distribuidos sin orden aparente, las estanterías estaban llenas de libros pero tan mal ordenados que algunos estaban del revés o acumulados en el suelo a la espera de una clasificación que nunca llegaba. Reconoció al instante aquel desorden, pues era el suyo propio, aquel que le había infringido al estudio después de heredarlo de su tío. Por eso no le sorprendió escuchar aquel tono de voz raspado y sibilante. - Has tardado mucho en venir a visitarme Se giró para encontrarse consigo mismo, o más bien con su futuro, y no le sorprendió lo que encontró. Aquel Crazy llevaba una túnica similar a la suya, de color plateado con runas antiguas bordadas en lapislázuli en espiral a lo largo de las mangas, unas botas de cuerpo de apariencia cómoda y ningún adorno superfluo. Tenía quizás menos pelo, y la tez oscurecida y gris, pero el porte era igual de orgulloso, alto, desgarbado y la mirada orgullosa. Más o menos el futuro que se había imaginado, más allá de que allí dónde debería haber tenido la mano derecha había un muñón. Enarcó las cejas en dirección al miembro mutilado. - Llevas toda tu vida forjando enemigos como si te pagaran por ello - respondió Crazy con voz sosegada - ¿De verdad creías que el que juega con fuego no se quema? El Crazy más joven sonrió, era extraño hablar consigo mismo, molesto incluso. Aquel talante altanero, aquella pose arrogante y esos ojos que parecían mirarte desde las alturas. ¿Así se sentían los que trataban con él? - Me han mandado aquí con una misión - dijo al fin, tratando de centrarse en su objetivo - El viejo Crazy pareció sorprenderse, aunque solamente lo dejó traslucir a través de un leve movimiento en su mirada. - Creí que vendrías por otro motivo... - lo observó de arriba abajo con una mirada que lo traspasaba como si pudiera verle el alma - ¿No eres un fulguramago como yo? - Lo soy - respondió secamente, molesto - - Si las barreras del tiempo no significan nada para ti, ¿Porqué no visitarme para saber que te depara la vida? - ¿Le sirvió mucho a Tom Ryddle saber qué le deparaba el destino? El viejo Crazy dejó escapar una breve carcajada. - Supongo que no era tan tonto de joven - dijo - ¿Entonces qué vienes a buscar? Mientras le lanzaba la pregunta apartó de un manotazo una pila de libros de aspecto antiguo, que cayeron al suelo levantando una nube de polvo, y se sentó. - La metamorfomagia - ¿Todavía estás con eso? - los ojos del viejo Crazy relampaguearon, acerados - - ¿Lo soy o no? - respondió con acritud, comenzaba a estar harto de sí mismo - - Por supuesto, pero eso ya lo sabes, por tu sangre corren magias muy poderosas Dicho esto, el viejo Crazy mantuvo silencio y sus facciones comenzaron a moverse, las cejas subieron, la boca bajo, la nariz se ensanchó... Y al cabo de unos instantes su aspecto era el de un adolescente que no conocía. - Buena elección - le dijo - - ¿No lo conoces? - la voz del viejo Crazy parecía divertida - Lo conocerás, muy a tu pesar Crazy iba a responder algo airado pero se detuvo. Estaba jugando con él, estudiándolo, provocándolo pero... ¿Porqué? ¿Qué interés tenía su futuro en influir en su pasado? ¿Qué quería cambiar? Decidió que no le interesaba y se concentró en lo que acababa de hacer. Aquello era la confirmación de que la metamorfomagia corría por sus venas, y de alguna forma verse a sí mismo empleando la habilidad fue la indicación que necesitaba. Crazy se giró para mirarse a un pequeño espejo roto que había colgado en el único pedazo de pared libre, su rostro multiplicado varias veces en los fragmentos le devolvió la mirada. Le pareció que tenía una mirada triste y cínica, cansada y quiso cambiarla. Se concentró, recordando lo que acababa de ver y, muy poco a poco, su fisonomía comenzó a girar. Sus facciones se encogieron, estrechándose, su pelo cambió de color a un negro azabache y... Se detuvo, exhausto. Su rostro se había transformado en una mezcla de sí mismo y el famoso cantante de una banda mágica, la mitad de su pelo era blanca y la otra negra, y tenía un ojo de cada color. No estaba mal como comienzo. - Ya tienes tu respuesta - dijo el viejo Crazy a sus espaldas - - La tengo - respondió sin girarse - Un portal fulgura apareció frente a él, tranzándose lentamente con zarcillos de oscuridad. - No quieres saberlo - le preguntó su viejo yo quedamente - ¿No quieres saber cómo vas a perder la mano? Crazy guardó silencio un instante, debatiéndose. - No, seguro que me lo merecía Y dicho esto cruzó el portal para regresar al presente.
  14. Crazy Malfoy

    Libro del Caos

    Crazy escuchó a Pik con atención, hacía tiempo de la última vez que habían coincidido pero lo conocía lo suficiente para saber que había cosas en él que no eran aparentes a la vista. La explicación de su mayor temor le complació, era sincera pues él mismo la compartía. Muchos magos daban grandilocuentes explicaciones acerca de lo que temían, pero la cruda realidad es que todos temían lo efímero de su existencia, perecer sin un legado. No era tampoco que considerara inteligente obsesionarse con la muerte, Voldemort lo había hecho y había terminado mutilando su alma y convertido en una burla de sí mismo. Quizás el único mago que había conocido de quién creería no temer a la muerte era aquel bicho raro de Flamel, que había vivido lo suficiente para hartarse de la vida y aceptar terminarla por propia voluntad. Algo en su fuero interno le decía que solo un mago de vida triste podía renunciar a ella, pero quizás estuviera hablando su propia ignorancia. Luego Pik mencionó que deseaba sus galeones y Crazy no pudo menos que sonreir. Es cierto que había nacido en una familia adinerada y a lo largo de su vida había llegado a acumular una modesta fortuna, pero pocas cosas que merecieran la pena se podían comprar con galeones. La lealtad, la amistad, el amor y todas las vivencias que llenaban una vida de contenido estaban al alcance del más mugriento vagabundo, en especial cuando se hablaba de magos que tenían a un golpe de varita alcanzar prácticamente lo que querían. - Cuando seas tan viejo como yo, seguramente tu bóveda estará más llena - se limitó a decir con una media sonrisa -
  15. Antes de plantear tu duda asegúrate de que no puedas encontrar la información que buscas en el Manual del Rol o en la Reforma del Rol y Bandos
  16. La lista de trabajos actualizada hasta aquí, así como los perfiles de cada usuario. ¡Ahora a disfrutar de la historia!
  17. Con este post se da inicio a la nueva etapa del rol de trabajos mágicos. Las bases del sistema están explicadas en la Reforma del Rol Lo que vamos a explicar a continuación es un resumen de la situación en el Rol Global, que proviene de los roles realizados por multitud de usuarios en los últimos meses. A partir de ahora la historia del foro la vamos a escribir entre todos, y este tipo de resúmenes tienen el objetivo de facilitar a los usuarios que comprendan la situación actual y puedan rolear en consonancia. Quiero felicitar a todos los jugadores por sus magníficos roles y por su implicación en crear una historia global en Harrylatino. Todos aquellos que deseen leer la historia original, pueden hacerlo aquí, esto será solo un resumen muy breve. **************** Los diez sabios de Bulgaria han declarado la guerra a Gran Bretaña, mediante el ataque de un dragón al Ministerio de Magia Inglés. Ha sido un ataque simbólico al centro simbólico del poder mágico de Londres, y el animal murió tras escupir en fuego la declaración de guerra. Tras ello se ha desatado el caos en el mundo mágico, se han sucedido los ataques aislados, los secuestros, las torturas y los interrogatorios. El gobierno Búlgaro sigue sin confirmar la declaración, aunque la guerra se da por hecho tomando en cuenta que el poder real en su país corresponde a los diez sabios. Los motivos de la guerra, inesperada por muchos, son inciertos. Todos los rumores parecen apuntar a la revelación de una serie de profecías que predicen el final de la magia, siendo los londinenses los causantes. La primera profecía ha sido revelada, estando en poder de una antigua familia mágica: El hogar estará en ruinas La espada ancestral habrá desaparecido El nombre quedará manchado por la vergüenza Pero todavía habrá una esperanza para nosotros Uno de los pocos con vida Uno que no olvida Uno que le devolverá el honor y el poder al nombre Y saciará nuestra sed de venganza Precipitadamente, los Países Bajos se han sumado a esta guerra, movidos por antiquísimas rencillas hacia Gran Bretaña y por una difusa preocupación por el aciago futuro que predicen las profecías. El Ministerio de Magia italiano también ha entrado en liza, según se dice secuestrando a unos funcionarios del Ministerio inglés con el objetivo de recabar información. La declaración de guerra no es formal, por el momento, pero cada vez están más cerca de ella. El resto de gobiernos europeos han puesto en marcha su diplomacia, pero la mayoría optan por la neutralidad y la indiferencia. Las predicciones hablan de tres profecías, la primera ha sido revelada y la mayoría de magos presuponen que la tercera está en poder de un famoso arqueomago de Florencia, Enzo Mancini. Aunque no se haya revelado al público, el texto de la profecía reza lo siguiente: De tres, la segunda es el comienzo. La primera es el final. La tercera, el sacrificio. El mundo temblará al batir de la espada olvidada País contra país y hermano contra hermana. Cuando las ruinas y la vergüenza apaguen la antigua llama y clamen venganza. Cuando los antiguos retornen al hogar olvidado. Cuando la Primera se encuentre y se apague, llegará el llanto y gemirá la magia. Porque de las fuentes primordiales ya no fluirá la antigua y arcana. La eternidad se torna efímera, La muerte, la única morada. Lo que fue no puede ser. ¡Oh venganza cruel! ¡Oh sacrificio! Porque para ser, deberéis dejar de ser. El mundo tiembla en llanto, hombres y mujeres gimen de espanto, nada puede salvar las fuentes de la magia salvo la esperanza de Uno. Uno de los pocos con vida Uno que no olvida Uno que le devolverá el honor y el poder al nombre El sacrificio debe hacerse. Cuando los antiguos retornen al hogar abandonado. No antes. No después. ¡Abandonad el poder los poderosos! ¡Oh sacrificio! ¡Oh vengaza cruel! Porque las fuentes se agotan En las Guerras por venir. Solo unos pocos privilegiados conocen el contenido de esta tercera profecía, pero entre ellos se encuentran el Ministro y Viceministra ingleses. Crazy y Mackenzie Malfoy han interpretado que la profecía requiere que sacrifiquen su poder e influencia en pos de la salvación de la magia, de forma que ambos han decidido renunciar a sus cargos y anteponer el bien común y el futuro de la magia a sus intereses personales. Los Uzza, que llevaban años cumpliendo su contrato de impartir conocimientos en Gran Bretaña, han decidido que su requerida neutralidad en las guerras les obliga a retirarse a sus países de origen. En paralelo a este éxodo de Uzzas y Arcanos, el gobierno Egipcio ha decretado una persecución hacia ellos, acusándolos de robar los cocimientos y poderes que tradicionalmente han pertenecido a su pueblo. La segunda profecía permanece como una incógnita, con los magos más prominentes buscándola de forma incansable. No se ha llegado todavía a una situación de guerra total, aunque las escaramuzas se suceden en las calles y la mayoría de periódicos consideran inminente la guerra abierta. El caos se cierne sobre Europa, numerosos magos han sido reportados como desaparecidos en Londres y los agentes y espías extranjeros atraviesan la capital buscando aprovecharse del estado de emergencia en su beneficio. ¿Podrá evitar una gran guerra mágica Europa? ¿Qué postura adoptarán el resto de potencias? ¿Ganará es hipotética guerra Gran Bretaña o bien la triple amenaza de Bulgaria, Países Bajos e Italia? El futuro de la magia está en juego.
  18. Ha llegado el momento de iniciar el proceso de elección de líder a los Mortífagos. Cada usuario podrá postular a 3 compañeros de bando (evidentemente no a sí mismo), para líder. Esta fase de postulación durará una semana. Al postular a los candidatos se darán los motivos de la postulación. Una vez finalizadas las postulaciones, se iniciará la segunda vuelta cuya cantidad de participantes dependerá de los obtenidos obtenidos en primera ronda pero que en principio será de 5 candidatos. Una vez finalizada esa segunda vuelta, se iniciará la tercera y definitiva, en la cual únicamente participarán los dos candidatos que más votos hayan obtenido en la anterior. Podrán votar en estas elecciones con total libertad todos aquellos incluidos en la lista de integrantes de los Mortífagos, recogida en este tópico , y por lo tanto podrán ser postulados todos aquellos que aparezcan en ella. Los aspirantes, magos no graduados, no podrán participar. Si alguien es postulado a líder y desea renunciar, estará en todo su derecho, bastará que nos lo haga saber o postee manifestando su deseo. Aquellas personas que hayan postulado a alguien que decida declinar su opción a ser líder podrán rehacer su postulación. Que la sabiduría guíe vuestra decisión.
  19. Ha llegado el momento de iniciar el proceso de elección de líder a la Orden del Fénix. Cada usuario podrá postular a 3 compañeros de bando (evidentemente no a sí mismo), para líder. Esta fase de postulación durará una semana. Al postular a los candidatos se darán los motivos de la postulación. Una vez finalizadas las postulaciones, se iniciará la segunda vuelta cuya cantidad de participantes dependerá de los obtenidos obtenidos en primera ronda pero que en principio será de 5 candidatos. Una vez finalizada esa segunda vuelta, se iniciará la tercera y definitiva, en la cual únicamente participarán los dos candidatos que más votos hayan obtenido en la anterior. Podrán votar en estas elecciones con total libertad todos aquellos incluidos en la lista de integrantes de la Orden del Fénix, recogida en este tópico , y por lo tanto podrán ser postulados todos aquellos que aparezcan en ella. Los aspirantes, magos no graduados, no podrán participar. Si alguien es postulado a líder y desea renunciar, estará en todo su derecho, bastará que nos lo haga saber o postee manifestando su deseo. Aquellas personas que hayan postulado a alguien que decida declinar su opción a ser líder podrán rehacer su postulación. Que la sabiduría guíe vuestra decisión.
  20. Un portal trenzado de zarcillos de tinieblas se dibujó frente a la puerta de la mansión, de él salió Crazy Malfoy vestido con una túnica negra con runas azul pálido bordadas en espiral a lo largo de sus mangas. Sus botas de cuero hollaron la gravilla levantando un ruido ensordecedor en aquel silencio sepulcral. - Por fin La aguda voz del elfo resonó con cierto eco. - Teach - dijo Crazy a modo de saludo - Estabas aquí - Sí, esperándote, aunque no parece que te haya importado mucho Crazy tragó saliva. Observó su mansión, imponente, bella, bien cuidada pero solitaria. Su elfo personal lo observaba con ojos hundidos, su rostro de piel negra impasible y la mano en el largo cuchillo de caza que llevaba al cinto, como acostumbraba a hacer cuando estaba enfadado. - Hay cosas que debo hacer solo - Sí, y necesitas que alguien vigile a la familia por ti y todo eso - respondió el elfo doméstico con acritud - Mi sitio está contigo - Lo sé, y así será a partir de ahora que he terminado lo que empecé Teach esbozó una media sonrisa y no dijo nada. La brisa le agitó los escasos cabellos mientras observaba a su amo sin decir nada. Contra todo pronóstico Crazy sintió una punzada de culpabilidad. - Ya no soy ministro - dijo al fin - - ¿Ahora comienza un nuevo ciclo? ¿La Orden Nox y todo eso? - Algo así Crazy observó esos ojos negros diminutos que lo miraban diciéndole que aquello ya lo había vivido y que no le gustaba ser dejado de lado. - Vente, viejo amigo - dijo al fin - Vamos a mi laboratorio, tengo mucho que contarte
  21. Yo también quiero jugar xD Nick: Crazy Malfoy Número de ID: 19379 Link a la Ficha: Ficha
  22. Yo también me sumo xD Nick: Crazy Malfoy ID: 19379 Conocimiento: Maestría en Escobas (Sumado a Historia de la Magia, que me inscribí en mi anterior posteo) Nivel de Magia: 35 Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha

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