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Veronica Prince Rambaldi

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Todo lo publicado por Veronica Prince Rambaldi

  1. Me la había visto venir, cuando noté la presencia de la daga y supe que la cosa se iba a poner interesante, me la estaba por jugar, sabía que mis opciones en ese momento no eran las mejores pero iba a utilizar una estrategia que no sabía si sería aceptable pero la que en ese instante me pareció la más apropiada en un momento así. Si sangre quería sangre tendría, pensé para inmediatamente invocar mi propia Daga del Sacrificio. El movimiento de mi mano fue veloz, un ardor terrible ya se producía en mi brazo por el corte que me había provocado antes de que le lanzara mi maldición así que apretando mis dedos para no perder la varita y apenas peonunciara el Hombre Polilla su errado hechizo volví a cortar sobre el corte que él me había provocado, con su misma saña. –Inmolo oppugnare –pronuncie a la par que me cortaba y veía como su brazo volvía a sangrar. Esperaba que tuviera ganas de seguir lamiendo me dije para luego aplicarme el hechizo Curación sobre las heridas de mi brazo que quedaron sanadas. –Yo juro no lanzar efectos –dije en ese momento y miré a los ojos al hombre polilla, notando lo que en su varita se producía por efecto del Juramento de Sangre. No estaba fuera buena idea pero al menos intentaría que no pudiera utilizar aquellos hechizos por el siguiente rato. Ahora todo dependería de lo que ocurriese. Claro que si llegaba a atacar a Khufu en vez de a mí, me las vería en figuritas para poder defenderlo. Me preguntaba cómo se sentiría el Uzza por todo aquello, aunque por otra parte, la expresión del hombre polilla me había indicado tanto, un hombre adicto a la sangre y al poder pero que se sentía incomprendido. O al menos eso reflejó su gesto. @ Khufu
  2. Me parece que mi Uzza se durmió. 😢 Yo no quería reprobar.

  3. :unsure:

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    2. Veronica Prince Rambaldi

      Veronica Prince Rambaldi

      Pues tienes razón, pero me he dormido en los laureles. Veamos si este fin de semana puedo llegar, ahora es viernessssssss 

      Que disfrutes tu noche tanto como yo la planeo disfrutar ;)

    3. Mael Blackfyre

      Mael Blackfyre

      Ahora te lo estoy diciendo un poco tarde, pero si vos ves que estoy roleando, metete y te hago un resumen. Asi llegas a los 5 posteos fáciles. ¿No estas en el grupo whatsapp neutral? Estamos los dos bandos y algunos neutrales ahi...

       

    4. Veronica Prince Rambaldi

      Veronica Prince Rambaldi

      La vida me vuelve demasiado loca para agregar más grupos a mi WhatsApp 😅

  4. El recorrido por el Museo había sido algo realmente alucinante, no había esperado que nos encontráramos en lo que parecía ser un árbol que había invadido el interior del lugar. Era como si todo hubiera sido abandonado hacía siglos o quizás la realidad es que las paredes habían sido levantadas para ocultar aquel árbol en su interior. Todo era como un gran humedal, el aroma a petricor invadía mis fosas nasales y mis ojos paseaban por las paredes cubiertas de musgo. Había seguido a Khufu por las escalinatas en donde él pensaba encontraríamos al Sabio, y por lo visto tenía razón, aunque aquel lugar era total y completamente de película. Sí, me recordaba esas producciones clase B que adoraban los muggles, donde oscuros seres sacrificaban a bellas jovencitas en altares de piedra como el que teníamos enfrente de nosotros. Por un momento un escalofrío recorrió mi espalda, yo parecía la “jovencita” a sacrificar. Pero no tuvo mucho tiempo de pensar en ello, una figura se presentó ante nosotros, observé su máscara con asombro cuando se puso en pie de lo que parecía ser su trono y aferré mi varita con mi diestra totalmente tensa. ¿Por qué no me sorprendía que hubiera otro traidor? Ya habíamos encontrado uno en las bóvedas de Gringotts junto a Badru y ahora encontrábamos a otro junto a Khufu. Estaba considerando escribir una nota sobre esa corrupción que los occidentales estábamos provocando en los ancestrales Uzzas. —No lo desilusionaré profesor —dije mientras me ubicaba a ocho metros del Sabio hombre polilla, ex Uzza, sin dejar de vigilarle atentamente. —Te aseguro que sí lo fue —pronuncié al escuchar las palabras que el Hombre Polilla me dirigía y le dediqué una sonrisa y una inclinación de cabeza en señal de respeto, después de todo íbamos a tener un duelo y eso me habían enseñado a hacer además de utilizar una Salvaguarda Mágica para evitar que me diera su rayo. Había pensado el hechizo apenas él había gritado sectusempra y de esa manera me volví intangible evitando que su ataque me afectara, ya que con eso podía evitar rayos y ataques físicos. No quería que él supiera cuáles eran mis intenciones ni mi siguiente movimiento, así que por ahora decidí continuar en silencio e intentar adelantarme pensando en el hechizo Maldición, el efecto debía darme el suficiente tiempo para evitar que el hombre polilla utilizara algún hechizo en mi contra y su siguiente hechizo sería una ridícula versión del que pensara o pronunciara. En realidad, si uno lo pensaba bien, ese hechizo era magnífico, volviendo “torpe” al mago o bruja que intentara atacarte. Ahora era cuestión de ver cómo me la jugaba, porque la verdad, es que sí estaba dispuesta a hacer correr la sangre de aquel ser que me atacaba. Me pregunté en ese momento, ¿podría yo llegar a ser considerada alguna vez un Uzza? Después de todo, el hombre polilla había sido alumno de mi profesor y luego se había convertido en Uzza, o ¿se trataría de alguien que había pertenecido al pueblo Uzza y había sido luego de su instrucción corrompido por la vida mágica occidental y los tratos hechos con el Merlín original? @ Khufu
  5. Me mantuve atenta a las palabras del Khufu. No lo había hecho mal entonces, aunque era verdad, debería haber aprovechado a utilizar los hechizos de libros. ¿Es que acaso no había aprendido nada cuando había cursado anteriormente el libro de la Fortaleza? Me sentí molesta conmigo misma por ese detalle, tonto quizás, pero que podía costarme en algún momento algo más que la vida, podía también costarme el aprobar o no ante los Uzzas. En verdad, luego del amor de mi hijo, la aprobación de ellos es lo que más me interesaba.Quería ser alguien en este mundo mágico, alguien más de lo que era ya. Pero no debía perderme ningún detalle, el Uzza ya estaba poniéndose en acción para ingresar al Museo y lo observé utilizar la magia y pronunciar algunos hechizos y otros aparentemente solo pensarlos. Él pareció de pronto recordar mi presencia y me llamó a su lado, no me había asustado, de hecho su actuación me había hecho admirarle más. —No hay nada que perdonar —pronuncié con sinceridad, estábamos allí para cumplir una misión y era obvio que no se trataba de invocar lacitos de colores ni recurrir a dulces gestos para hacer valer nuestra postura. Una vez más escuché atenta mientras me explicaba la forma de utilizar el hechizo Maldición, asentí, mientras él nos habría paso hacia el interior del Mueso del Hombre polilla. —Sí maestro —pronuncié casi en forma inconsciente al escuchar que me decía de avanzar, allá íbamos, en busca del hombre polilla, el poder ayudar a los Uzzas en sus aventuras me estaba resultando de lo más atractivo. Eso sí, casi me hace saltar hasta el techo cuando recordó que no me había explicado lo de la Marca de Sangre y el Obedire. Tenía razón, no era tan simple que alguien se dejara tocar tontamente. —La marca de sangre y el obedire, difíciles de aplicar en un duelo mano a mano, el juramento de sangre lo más práctico, tras un corte con la daga del sacrificio, aunque implica obedecer el mismo juramento que al que hemos cortado —repetí intentando demostrar que sí entendía la diferencia. —Ah, y obviamente la silenciosa maldición que puede ser útil para evitar que nos lancen algo indeseado, aún incluso no verbal —repetí recordando el hechizo que me había explicado antes de ingresar al lugar. @ Khufu
  6. Las palabras habían sido en cierta forma reconfortantes para mí. El hecho de que uno llegase a la “hora precisa” era para un punto extra que no lograba entender por qué me emocionaba, pero lo hacía. Sonreí y asentí, con una leve reverencia a las palabras del Uzza. Aunque lo de la guerra no me agradaba, las guerras de por sí no me agradaban, aunque había debido reportar sobre ellas en su momento. Me sonrojé cuando el Uzza dijo que le agradaban mis conceptos y mi pre disposición. Aquello en verdad era halagador y esperaba con ansias poder estar a la altura de lo que él esperaba de mí. Miré con admiración la vara de cristal que acababa de invocar y seguí sus pasos según me lo indicaba mientras buscaba entre mis ropas la copia del libro para llevarlo flotando a mi lado, abierto en las primeras páginas, protegido con magia ante los ojos curiosos. —El hombre polilla es el sabio —repetí con asombro y sintiéndome frustrada por tener tan poco información previa sobre él, mala mía no investigar el lugar al que nos dirigíamos. —Será un honor acompañarlo en las medidas que se deban tomar, espero demostrar mi interés y valía en ello —dije sin vergüenza en voz alta, en verdad quería lograr el conocimiento y que el Uzza se sintiera orgulloso de mí. El Uzza había invocado la daga y vi como en el libro aparecían las aclaraciones respecto a que la misma no consumía acción y podía hacerse solo con el pensamiento, aunque no así su accionar. Cosa que fueron ratificando poco a poco sus palabras. Observé al hombre que estaba en la puerta del museo al que nos dirigíamos, parecía un hombre común y corriente, aunque algo cansado, fruncí el ceño. Daga del Sacrificio, pensé extendiendo mi mano y viendo aparecer aquella arma tan finamente forjada, la hice girar unos segundos entre mis dedos como si supiera lo que hacía mientras escuchaba atenta las palabras que surgían de los labios del Uzza. —¿En ambos casos debo cortarme? Y supongo que luego debería curarme en ambos casos ¿verdad? —estaba hiperventilando, me daba cuenta, desde que me había dicho que debería elegir a uno de los guardias para cortarle si queríamos ingresar al museo a detener aquella secta. Asumí obviamente que los hombres presentes estaban involucrados, ya que no creía que el Uzza me hería herir a un inocente. —¿Qué tan grande el daño? —pregunté mientras apoyaba en mi antebrazo izquierdo la daga que había invocado en mi diestra, por no tener en la mano la varita, en ese momento me di cuenta que si la tuviera lo óptimo sería invocar la daga en mi mano libre y que si uno quiere hacer daño, la lógica dice que no eliges la mano inhábil sino lo contrario y mis propios pensamientos me llevaron a elegir al de los bigotes de morsa como mi víctima y sin pensarlo casi repetí las palabras mientras deslizaba el filo de la daga sobre mi piel —immolo oppugnare —un ardor llenó mi brazo y me recorrió como una corriente eléctrica, mientras comenzaba a sangrar, no era una herida mortal pero sí muy molesta y sentí el grito del hombre junto a la puerta en que hacía guardia y viéndole noté como de su brazo, el mismo que yo me había cortado, comenzaba a notarse la sangre que manchaba su ropa, mientas su compañero le miraba asombrado y él se levantaba la manga, intentando entender qué es lo que había pasado y por qué tenía un largo y no tan profundo tajo en su brazo, episkey, pensé en ese momento por instinto, no quería desangrarme tontamente. @ Khufu
  7. Mansión Luxure —Ama Vero, ama Vero —Nahir ingresó corriendo a la habitación en que cambiaba a mi pequeño tras su baño, los calores del verano se hacían sentir y había querido que estuviera más cómodo. Me giré sorprendida con él en brazos apenas con su pañal. —¿Qué ocurre Nahir? —pregunté sorprendida, la pequeña elfina se veía muy excitada y traía en sus manitos un pergamino que me extendía ansiosa. Tomé con una mano el pergamino, desenrollándolo tras jalar la cinta con mis dientes, sí, no era lo más práctico, pero no quería soltar a mi bebé. Lo extendí y leí sorprendida la misiva. La misma estaba firmada por un tal Benjamín Whisper, en nombre del Ministro Rory Despard. Recordé el momento en que nos habíamos conocido incidentalmente, y cómo habíamos compartido junto a un conocido del pelirrojo quien estaba tras la pista de un grupo de magos desaparecidos y del inquisidor. Todo aquello parecía tan lejano en mi pasado, el atravesar las puertas mágicas de mi despacho a mi domicilio en Londres nos había salvado de una explosión que había acaecido en lo que habían sido las oficinas de mi periódico. Pero ahora me ofrecían una exclusiva junto al reaparecido Ministro. No podía negar que aquello me emocionaba y era consciente que quien me viese notaría el brillo en mis ojos. Miré a mi pequeño y sonreí. —Bebé, a mamá le han ofrecido una buena oportunidad, parece que el Ministerio siempre nos va a llamar ¿verdad? —dije con una sonrisa en mi rostro y besé a mi niño que reía conmigo, vaya a saber si entendiendo algo o no de lo que yo decía. —Ahora vamos a cambiarnos, y luego mamá irá a preparar su viaje al Ministerio —extendí la invitación a mi elfina para que se la guardase junto a mi bolso de periodista y me encaminé a vestir a mi pequeño. —Luego que guardes las cosas prepárame el baño Nahir, creo que me toca un relax a mí antes de ir a Londres —dije, consciente al ver mi reflejo en la ventana que tenía los cabellos atados así nomás, un solero sencillo y práctico para dar de amamantar y unas ojeras que no se podía creer que yo fuera un demonio y semi veela. Sí, jugar y trasnochar con mi pequeño demonio tenía sus consecuencias, pero nada que un buen maquillaje no pudiera arreglar.
  8. Me encontraba viendo jugar a mi pequeño junto a mi elfina, ambos sobre la alfombra de mi habitación, rodeados de juguetes y mullidos almohadones. No podía creer que ya en unos días cumpliría seis meses, era como si el demonio interior de mi pequeño le hiciera crecer más rápido de lo que yo deseaba. Mientras estaba en ese momento de relax en nuestro cuarto en la Luxure un gorrión atravesó la ventana abierta y fue a posarse frente a mí. El mensaje que traía me sorprendió, no tanto por quién me lo enviaba, que era un nuevo guerrero Uzza sino por el lugar elegido por el mismo para impartir mi siguiente clase. Me puse de pie y me dirigí a Nahir, mi elfina. —Nahir, me temo que tendré que viajar, ha llegado la hora de mi clase —dudé muchísimo, no conocía a nadie capaz de abrir portales y no quería dejar tanto tiempo solo a mi hijo, no a tanta distancia —debo ir a Virginia, en Estados Unidos —la elfina me miró con la misma angustia que yo a ella, ambas entendíamos que dependeríamos de su magia para poder contactarnos y estar allí si Merlín necesitaba algo. —Mi madre está de Luna de Miel y mis tíos y tías no sé —con angustia miré hacia mi hijo y luego el Libro de la Sangre sobre la cómoda. —La ama Vero puede estar tranquila, Nahir cuidará de Merlín —sonreí a mi elfina que me miraba con carita de pena. —Lo sé Nahir, confío enteramente en ti, pero me hubiera gustado no dejarte sola con tanta carga —mordí mi labio, había dicho que mi familia me ayudaría a criar a mi hijo, pero no había contado con que la vida nos trajera tantas responsabilidades. Así fue que me acomodé a lo que vendría, me puse un jean desgastados y una chaquetilla hasta las caderas sobre un suéter de hilo, todo en tonos grises aunque el suéter era un tono más claro y similar al de las zapatillas tipo botitas para jugar básquet que me había calzado. Si íbamos a Estados Unidos imaginaba que ese atuendo era lo más adecuado, a lo que agregué una gorra con una C en el centro. Quizás era algo muggle, o no maj, como dirían los yanquis, pero que se le va a hacer. Tras unos cuántos trámites burocráticos en el Departamento de Transportes por fin logré llegar al lugar en que sabía me esperaría el Uzza. Aunque no fue tan tarde, tampoco era tan a horario. —Buenos días, me disculpo por la demora —comencé a decir pero él me lanzó su primer comentario sobre el libro que íbamos a desarrollar —entiendo, derecho de sangre, lo que llamaban algunos sangre azul —comenté, tomando nota mental más que escrita ya que no había tenido ni tiempo de sacar de mi monedero de moke adaptado ni mi libreta, ni mi vuela plumas ni mi copia del libro. —¿Qué puedo decir de la sangre? Es vital, codiciada según su origen, analizada descubres en ella más cosas de las personas de los que uno pueda imaginar y sí, es más que valiosa creo yo y hummm, no me importaría derramar mi sangre por quien amo, especialmente mi hijo, por mi familia —fui consciente de que había dudado como no lo había hecho antes —y supongo que por un bien mayor estaría en una encrucijada, pero imagino no soy ni la primera ni la última que se encuentra en ella y todos la resolvemos llegado el momento —finalicé mirándole a los ojos. No he de negar que me sorprendió lo siguiente que dijo, no había oído hablar del Hombre Polilla, pero debía reconocer que las criaturas o monstruos no eran mi especialidad, menos las del otro lado del Océano. Bueno, doble curiosidad, ahora tendría que averiguar sobre el Hombre polilla por mi cuenta, pero luego. Lo otro era más que interesante. —¿A quién llaman ellos el Sabio? ¿Y de qué manera los purifican? ¿Son muggles o magos? ¿Acaso utilizan el Libro de la Sangre para ello o nosotros lo utilizaremos para enseñarles el verdadero respeto a la sangre? —sí, no puedo negar me había emocionado un poco y por un momento había olvidado todo lo que habíamos dicho antes pero supongo que era la parte de periodista que había en mí la que hacía que me mostrara tan ansiosa. @ Khufu
  9. Mansión Luxure Me sentía sorprendida, había recibido una circular del Ministerio. La releía por tercera vez mientras acunaba entre mis brazos a Merlín. Era increíble, yo había desaparecido un año para poder tener en paz a mi pequeño demonio, pero el ministro, nadie tenía claro por qué se había desaparecido. Los rumores parecían interesantes, aunque por lo que me había dicho Jimmy no le había visto en Brasil. Releí, “disfrazado en zunga”, tenía que averiguar si el Ministro era metamorfomago. Muchos relataban sobre sus encuentros pasados en San Valentín, siempre lo asociaban a caballeros, no a ninguna dama. ¿Sería ese el drama del pobre Ministro? Debía ser tan difícil para el predicador aceptar que sus inclinaciones eran las que decían dignas de misericordia y comprensión. ¿Dónde había leído yo esa tonta explicación? A mi mente venía cuando aún no era Ministro, le había conocido junto a otro joven mago. Extrañas circunstancias nos habían hecho “chocarnos” a los tres, literalmente en las calles de donde tenía mi antigua periódico. Lamentablemente aquel lugar había volado, literalmente, por los aires. Nunca habían atrapado al autor del atentado, aunque algunos sospechaban de mortífagos y otros del inquisidor, jamás se esclareció. La risita de Merlín y que tomara entre sus deditos regordetes un mechón de mis largos cabellos, me trajo de nuevo al presente. —¿Qué ocurre mi amor? Mamá se distrajo, pero está aquí contigo mi pequeñín —dije con voz tierna mientras volvía mi atención a mi bebé y le hacía cosquillitas, jugando con él nuevamente. Mis labores de reportera free lance podían esperar. El memorándum decía que la rueda de prensa sería dentro de veinticuatros horas. Tenía tiempo de disfrutar con mi hijo antes de asistir al renovado ministerio de magia. Él se lo merecía, lo había dejado solito demasiado tiempo estos días y él tenía mucha paciencia de estar alejado de mí. Yo lo extrañaba horrores, luego de pasar tres meses solo nosotros con mi elfina y habiéndole tenido solo para mí durante nueve meses, sintiéndole crecer y disfrutando de los cuentos y las canciones que compartía con él desde el momento en que había sabido lo esperaba.
  10. Hola, me gustaría agregar algunos datos a mi historia, al final entre "la Mansión Luxure." y "(*) Persona ficticio sin ficha en el MM" quiero agregar lo siguiente: Hasta mediados del 2021 Verónica permaneció junto a su familia para luego desaparecer casi un año. Regresó al hogar de los Luxure justo antes de la boda de su madre, en mayo del 2022, junto a su elfina y un bebé de tres meses. Durante su estadía en Escocia, en la casa de su familia original, los Prince, dio a luz a un hijo, su pequeño demonio como ella le llama. El pequeño Merlín nació el 24 de febrero de 2022, de ojos grises azulados, cabello castaño rebelde ya de bebé, parece estar poseído por un demonio como su madre y su abuela materna. Su padre no ha querido reconocerlo y su madre lo ha tenido lejos del mundo mágico para evitar que él pudiera hacerle algún daño, a pesar de ello el pequeño ha sacado más rasgos paternos que maternos a excepción de la sangre veela y demoníaca que corre por sus venas. Verónica ha decidido regresar a su hogar, para criar a su hijo Merlín junto a su familia e intentar una vez más dedicarse al periodismo independiente, así como perfeccionar sus conocimientos mágicos cursando los libros Uzzas a medida que vaya obteniendo el dinero para ello. Gracias a quien lo actualice.
  11. 🤗 Feliz por mi primer libro aprobado. 🎉

    Pensé que había perdido el toque en duelos, pero no. 😊

  12. Cualquiera diría que no le gusta perder, pero la verdad es que él ya está perdido.

  13. El partido había comenzado, había buscado mi lugar en el palco de periodistas momentos antes, tras divertirme sacando fotografías y espiando quién estaba con quién. La árbitro del partido tenía un nombre casi impronunciable, pero un cuerpo interesante y una cabellera de fuego. Vaya, vaya, mirá la sorpresa que podía deparar el quidditch me dije a mi mismo. Los brasileros tomaron la quaffle, los ugandeses le dieron duro a la bludger pero ésta fue devuelta hacia sus propios jugadores. Unos y otros esquivaron la situación. Si me había resultado impronunciable el nombre de la árbitro, ni les cuento lo que eran los nombres de los ugandeses, la arquera, ah, no, perdón, la guardiana ¿o era guardián? Salió a presionar. Una bludger dio contra la cazadora y los aros ugandeses se salvaron. Los ugandeses se habían hecho ahora con la quaffle, todo iba más que rápido, pensé divertido, mientras mi vuela plumas pasaba a dos mil por hora por sobre mi libreta. Me sorprendí al descubrir que lograba plasmar pequeños dibujos de las imágenes que comentaba. Los golpeadores se la jugaron sin éxito y pero la guardia brasilera tuvo más éxito. Todo seguía cero a cero. Me emocioné cuando una garota se puso peleadora, eso me gustaba más, ¿qué puedo decir? amo el boxeo, amo a las mujeres, ya me quería presentar ante esa belleza. Pero el arbitraje no opinó como yo y se vino un penal a favor de Uganda. Vi un loop casi perfecto, pero, nada es perfecto en esta vida, porque aunque débil el lanzamiento ugandés la quaffle atravesó uno de los aros y los fanáticos africanos lanzaron gritos de felicidad. No sabía si seguir la jugada de la quaffle o de la snitch, un coro gracioso para algunos se había desatado, respecto a galeones y copas, aunque no entendía a qué se referían. Mientras tanto los ugandeses parecían estar con todo afilado, la quaffle la dominaban casi a la perfección. En menos de lo que canta un gallo habíamos llegado a los 30 tantos a su favor y el marcador en blanco a favor de los locales, mal por ellos. Las jugadas se sucedieron, parecían penales de entretiempo, o no supe bien qué. Debería haber estudiado mejor las reglas quidditcheras porque antes de que me diera cuenta los brasileiros habían descontado y ahora perdían apenas 40 a 20. ¿Qué demonios había pasado? Escuchaba a los que sabían en algunos palcos vecinos en medio de los gritos, vítores e insultos de los fanáticos que alentaban a uno u otro equipo. De mi parte, no entendía ni la mitad que comentaban, pero seguía tomando nota de todo.
  14. Di un largo suspiro, fue como si cuando por fin la celebrante declaró a mi madre y su pareja, marido y mujer las cosas hubieran tomado un carisma por fin de rojo sangre. Porque color rosa obvio no era, porque tenía mucho más valor que eso. Caminé alejándome unos pasos, observando las embarcaciones, los invitados y sintiendo en mi interior un pequeño vacío. Extrañaba a mi pequeño demonio, busqué entre mis ropas un espejo comunicador que tenía guardado y busqué en él. Segundos después Nahir aparecía en el reflejo. —Nahir, ¿cómo está Merlín? —susurré con ansiedad ya que la elfina había elevado uno de sus deditos tapándose los labios. Tras mi pregunta la vi moverse y luego puso ante mis ojos el reflejo de mi pequeño niño, durmiendo plácidamente en su cunita. En ese momento me arrepentía de no haberlo traído conmigo pero al menos mi niño estaba bien. Sonreí mientras veía aparecer una vez más a la elfina alejándose de donde él estaba susurrándome. —Comió y ahora duerme —asentí. —Ya sabes, cualquier cosa —ella asentía al otro lado, sí, le había dicho una y mil veces que si mi bebé necesitaba algo me llamara a través del espejo comunicador o me fuera a buscar aún en medio de la boda. Guardé el espejo, al menos todo estaba en orden. Observé una vez más, mamá y su esposo se habían ido a cambiar y tía Ada caminaba junto al joven que había rescatado a mamá hacia una de las embarcaciones. Acomodé mis ropas y mi cabellera y me dirigí hacia la barca que nos llevaría a la fiesta. Era hora de relajarse y disfrutar un rato, o al menos eso esperaba que ocurriera, no deseaba que volviéramos a ocuparnos con un ataque. Aunque era una buena crónica para una boda. Abordé la embarcación y dirigí mis pasos hacia babor, para apoyarme en el borde de la cubierta, luego bajaría al salón, ahora quería disfrutar un rato del aire y el paisaje. No me había dado cuenta hasta que terminó la ceremonia de la tensión que había en mi cuerpo. Sin dudas me vendrían bien o un baño con sales o un masaje descontracturante. Respiré profundo, el aroma de las flores llegaba cálido como una caricia al alma.
  15. No soy una rubia tonta, cariño, que me haga la distraída para hacer la mía es otra historia. 😌😉

  16. Seguía en el estadio, disfrutando de aquella previa, mirando a los que iban y venían cuando distinguí algo más que interesante y le saqué un par de fotografías. Francia había perdido la oportunidad de luchar por la final, pero sí estaba tras el tercer puesto. Motivo por el cual era curioso observar a un muchacho con la túnica francesa. Interesante, más que interesante, me decía a mí mismo mientras disparaba rápidas ráfagas del rostro avergonzado del muchacho. Lo vi acercarse a la que sabía era la ministra de magia francesa y además, jugadora de quidditch. Sí, bueno, había estudiado las fichas del deporte y hasta me había animado a jugarle un par de galones a Uganda tras ello. Esperaba ganar algo más que prestigio al escribir sobre la final del Mundial de Quidditch. Me fui acercando y pensando si no debería haber llevado las orejas extensibles que habíamos adquirido con Verónica. Maldición, sería algo notorio, pero quería poder escuchar lo que decían, porque obviamente el muchacho pensaba que la dignataria no ser tomaría del todo bien su fracaso deportivo, al menos eso parecía por su apocada expresión. Pero para mi sorpresa y quizás para alivio del chico, la joven bruja le había hecho buena cara y aunque no le miraba al hablar, lo hacía. Bien por él. Tomé un par de fotografías, una era realmente hermosa, el rostro triste del joven jugador y la expresión añorante mientras miraba el campo de juego de la ministra francesa. ¿Quién no se quedaría prendado de tan bella dama? Y en ese momento, tras un diálogo que observé odiándome por no saber leer los labios, vi acercarse a una pelirroja que figuraba en las listas de golpeadores si no me equivocaba. Otra gran belleza. En serio, quizás no fuera tan malo ver a las chicas del Quidditch después de todo. Damas empoderadas y seguras de sí mismas. Más jugadores participaban y desde donde estaba veía gente de todas las banderas apoyando a Uganda y a la selección local. Obvio, estábamos en Brasil, seguro que habría muchos hinchando por ellos. Lástima que no fuera un clásico. ¿O lo era? Maldita sea, estaba al tanto del tema de boxeadores y futbol soccer pero no tenía ni idea del deporte de los magos, muy mala mía.
  17. Parece que a los coquetos les gustan las mortífagas o ex.

     

  18. Lo sabía, sabía que había logrado darle, me sentía total y completamente exaltada, no es que tuviera nada en particular contra él, después de todo habíamos atravesado una gran aventura los tres juntos pero había algo que existía en mi ser demoníaco y de semiveela y era que me gustaba ganar. Qué divertido resultaba todo, no había forma alguna que con un movimiento, ni siquiera utilizando un amuleto volador en un duelo, en que Datura pudiera evitar mis hechizos. Un suave gorjeo me indicó que los grajos ya no estaban pero que habían logrado con éxito su objetivo de lastimarlo. Y aunque Datura había intentado cambiar de posición, era mío, el embrujo punzante le había impactado y quizás por eso mismo o quizás por un exceso de confianza de su parte fue que vi venir hacia mí el rayo de las babosas, teniendo ahora la posible nueva ubicación del mago gracias al origen del rayo. Salvaguarda Mágica, pensé volviéndome yo ahora intangible y viendo como el rayo me traspasaba sin hacerme ningún daño. Extraño, hubiera creído que sentiría un cosquilleo, pero ni eso, era inmune y recordé que hasta podría traspasar paredes, lo que me hizo sentir una chica superpoderosa ¿Bellota? Naaaa, para nada, pero me había adelantado al menos al siguiente movimiento de Datura porque veía que tras mi salvaguarda movía su varita y era seguramente una curación o un episkey no verbal, porque notaba como su rostro parecía curarse. ¿Podría haberlo herido en lugar de defenderme? Seguro. Pero lo bueno es que había evitado al utilizar el efecto que hubiera un intercambio de daño por los rayos, pero bueno, mi intención no era, necesariamente, el vencer. Pero sí tenía intención de demostrar que sabía utilizar los hechizos de los libros. Estaría bueno tener una criatura a la que dominar aún más con un orbis bestiarum, bueno, suponía que solo me quedaba una opción. Crear mi propia criatura para que en algún momento pudiéramos utilizar el hechizo. —Morphos —pronuncié apuntando a uno de los fardos de metro cúbico que había tras la línea de blancos y delante de la pared, entre los pilotes que lo sostenían. Un águila harpía levantó vuelo rauda y velozmente para atacar a Datura una vez más, con sus garras y su pico buscaría hacerle daño, no solo impidiéndole la visión sino también dañando con sus garras de trece centímetros de longitud el brazo con que sostenía la varita. Debía admitir que me agradaban las aves, pero sobre todo que estaba ansiosa de poder dominarla, no solo con las órdenes del morphos. Sí, sería una jugada peligrosa y me preparé para lo que siguiera, la verdad es que me estaba divirtiendo, aunque no estaba segura si ver “volar” a Datura o planear junto al águila que le atacaba sería un espectác.ulo digno de observar o si mejor me esperaba una situación algo más tranquila de lo que estaba pasando. En ese momento algo ocurrió, en algún lugar alguien estaba practicando hechizos o manteniendo un duelo, no estaba del todo segura pero gracias al anillo de escucha que había activado antes podía escuchar. Me sentí frustrada, ninguno de los hechizos parecía ser los que utilizaban los magos oscuros ni los templarios, hasta que por fin escuché a alguien en la lejanía pronunciando un kiorke. Suspiré, no estaba muy segura que aquel hechizo me fuera a resultar útil o no, pero al menos ahora tenía una opción, o eso creía, de poder utilizar el espejo de niebla en un futuro ya que había oído gracias al anillo de escucha a alguien del rango adecuado utilizando un hechizo de los que me servían. O eso esperaba, pero mejor centrarnos en el aquí y ahora. Y lo bueno era que sí sabía la posición de Datura gracias a dos cosas: el origen del rayo babosas y hacia dónde atacaba el águila, que tenía aún mejor visión que yo. PV: 100 PP: 5
  19. ID: 80580 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Bóveda Trastero No. 106785 Link a la Bóveda: Bóveda No.98860 Link a la Ficha: Ficha de Verónica Prince Rambaldi
  20. Me había sorprendido al darme cuenta que, aparentemente, Datura aún llevaba las alas del amuleto volador de que nos permitía planear en el momento aligerar una caída. Había leído lo suficiente en el libro para no decidirme a utilizar los anillos o amuletos en un duelo, ya que me parecían más útiles y efectivos los hechizos en sí mismos. Pero sería cuestión de verificarlo y que luego Badru nos dijera qué habíamos hecho mal o bien. Me eché en cara no haberle preguntado antes y haberlo dado por sentado. Pero mientras tanto, en el aquí y ahora, noté que ante mi ataque Datura había utilizado seguramente la Salvaguarda Mágica, porque se había vuelto intangible y mis medialunas habían atravesado el aire, aire que se había convertido en un suave remolino o ráfaga. Antes de que él pudiera utilizar un segundo hechizo decidí hacer algo que pudiera ser útil a futuro y moví velozmente mi varita. —Avis —pronuncié y una docena de grajos surgieron invocados por mí con la orden de atacar los ojos del mago en cuanto reapareciera tras que se fuera el corto efecto de la salvaguarda ya que no sabía si podría atacarme o qué planearía En ese momento me sorprendió escuchar su voz en un lugar que parecía no ser en el que había estado antes, dudé, la distancia parecían los mismos ocho metros, pero no sabía en qué momento había escuchado él que alguien utilizaba un hechizo como el floreus pero debía intentarlo, apuntando hacia donde venía la voz me la jugué. Si él era el poderoso mago que pretendía hacerme creer, tras pronunciar el Espejo de Niebla, cosa que dudaba al no haber escuchado antes a otro mago pronunciar el efecto, no habría más que flores volando hacia el suelo pero si yo estaba en lo correcto. Embrujo Punzante, pensé apuntando hacia dónde había escuchado la voz de Datura y, si yo estaba en lo correcto, el rayo gris que surgiría de mi varita le provocaría, de impactarlo, un efecto similar a una reacción alérgica, un dolor agudo, una herida leve e impedimento de la visión durante sus próximos ataques o defensas. ¿Cuál sería mi suerte al respecto? Me pregunté mientras acariciaba los medallones en mi cuello y activaba el anillo de escucha para lograr escuchar en la distancia si alguien utilizaba un hechizo de un nivel más alto y de esa manera poder yo replicarlo con el mismo hechizo que había utilizado Datura, las conversaciones a los lejos se oían y sí, había alguien practicando duelos, quizás tuviera suerte. Me sentía traumada por no haber podido utlizar hasta ahora yo misma los hechizos de los libros, aunque sinceramente prefería no tener que curarme, pero dominar alguna criatura o zafar de una ataque físico o incluso replicar a uno de mayor poder estaban en mis planes. PV: 100 PP: 6-1=5
  21. Me sorprendió que el Uzza nos llamara a Datura y a mí, sospeché que quizás le había molestado mi coquetería hacia él y al abrir el portal estuve a punto de preguntarle, pero decidí callarme. Aunque más no me podía castigar al obligarme a utilizar hechizos menores a mi nivel. Suspiré y acomodé mi varita para cambiar mi ropa quedando con unos jeans, zapatillas, zoquetes y una sudadera sin mangas y cuello alto sobre el conjunto deportivo. Observé a mi alrededor mientras ampliaba la distancia entre Datura y yo a unos ocho metros, diez blancos de sesenta metros de lado cada uno puestos sobre los postes de madera, habían quedado a mi derecha e izquierda de Datura, tras los postes contra las paredes había parvas de heno seco, seguramente para recibir las flechas de los que erraran porque había alguna de ellas clavadas hasta el fondo. Más allá había un arco de fibra de vidrio partido, las flechas estaban rotas en su mayoría, los puestos a más de cincuenta metros donde los practicantes disparaban sus flechas. Había un par de protectores de cuero tirados sobre el pasto artificial, justo al lado de unas maderas de medio metro de alto conformando algo así como una banca de dos metros o quizás solo fuera algo en que apoyaban los objetos que traían los tiradores. Vaya uno a saber. —No lo defraudaré —dije tras escuchar las palabras de Badru, miré luego a Datura e hice una inclinación de cabeza en señal de saludo, costumbre de mi pasado duelístico, algo recordaba al menos —suerte —pronuncié justo antes de pensar en un Seccionatus, la docena de medias lunas surgió rauda de mi varita y se dirigió derecho hacia el pecho del mago, era totalmente consciente de que no serían todas las que impactaran en él y era poco probable que alguna lo hiciera en algún órgano vital, me conformaba con un par en su cuello, en su brazo hábil otro par y ¿por qué no en el pecho del mago? Ahora dependía de él no terminar sangrando como parturienta mal atendida. En ese momento un par de cuervos chillaron por sobre las paredes del lugar de práctica y quedaron observando desde allí. Bueno, ya tenía una primer oportunidad de utilizar el orbis bestiarum, solo necesitaba escuchar a alguien pronunciar un hechizo de Mago Oscuro o Templario para poder utilizar el Espejo de niebla, solo esperaba no tener que utilizar prontamente la curación.
  22. Llegar a aquel lugar no fue nada difícil, después de todo habían contratado a especialistas en magia Uzza que abrieran portales protegidos hacia lugares estratégicos en Brasil. Algunos abrirían directo al estadio media hora antes del partido. Otros, como el que utilizaba yo, llevaban horas o días antes a los hospedajes contratados. Tal cual la final del Mundial de Quidditch en Inglaterra en el año 1994 había en los alrededores del estadio brasilero varios campamentos y tiendas levantadas quizás desde el primer día. Caminé con mi mochila colgando de un hombro, una campera de abrigo impermeable color rojo sangre y unos pantalones estilo cargo en cuyo lateral llevaba un pequeño frasco de poción matalobos. Mi varita siempre a mano. Creo que debía ir a dejar mis cosas al hotel y alistarme para el evento. Decían que algunas autoridades y jugadores de los equipos eliminados estarían en la previa del partido. Terminé vistiendome relativamente formal: chomba y campera de cuero ambas cuello base, pantalones oscuros, en definitiva, todo de negro incluyendo unas tenis de cuero. Llevaba mi cámara colgando del cuello y en el bolsillo la libreta de notas y un vuelaplumas regalo de Vero. Ingresé al estadio con mi insignia de reportero y me dieron un pase con mi fotografía que colgué también de mi cuello. Miraba a mi alrededor y fotografiaba cada tanto a parejas, grupos y solitarios. Había de todo, algunos tenían expresión seria, otros se notaban ansiosos, claro, en la entrada las apuestas estaban a la orden del día, algunos a favor de los locales y otro a favor de los ugandeses. Me pregunté quiénes eran los favoritos de la gente y busqué a mi alrededor, había mandatarios no solo público fanático.
  23. No voy a mentir, apenas ingresamos en la cámara y vi los manuscritos, antes de que Luna se diera cuenta había hecho copia de ellos. Soy periodista, llevo siempre mi cámara y mí vuelpalumas con mi libreta, pero todo quedo a buen resguardo dentro del monedero de piel de moke. Datura nos había enviado dentro, y cuando salimos dos cosas eran claras: le gustaba pegar y el profesor al fin había vuelto en sí. Dejé que Luna llevara los pergaminos y observé en silencio como el Uzza se ocupaba del traidor. Tenía razón, era obvio que no podíamos dejarlo allí o haría algo más que delatarnos. Atravesé en silencio el portal que había abierto Badru, pensando aún en lo frágil pero a la vez fuerte que había lucido mientras estaba desmayado. Había olvidado por completo que me había guardado la varita del traidor, recordándolo en ese momento, pero guardé silencio, un souvenir era interesante. –Muchas gracias –murmuré sonrojada cuando el Uzza nos felicitó –si no nos hubiéramos mantenido juntos no lo hubiéramos logrado –agregué agradeciendo de esa manera a mis compañeros. En ese momento me di cuenta que la adrenalina había estado corriendo por mis venas y me excitaba la idea de enfrentarnos en un duelo final. Aunque me preocupaba hacerle daño a Luna, o quizás ella me diera una sorpresa y me hiciera daño a mí. Recordé mi pasado cuando había participado en un torneo de duelos, no había salido nada mal, pero no eran como los de ahora. Mantuve el silencio, escuchando las dudas de mis compañeros y escuchando las respuestas de Badru, hubiera deseado enfrentarlo a él. Era más que excitante la idea pero debía respetar su decisión y la idea de ayudar a Luna a aprobar el libro y aprender más de duelos no me disgustaba. Había observado los vuelos de Datura con curiosidad y las respuestas del Uzza a sus dudas. Fue una locura, lo sé, supongo que en ese momento no lo pensé bien y me dejé dominar por el demonio súcubo que vive en mí porque en lugar de hacer una pregunta del duelo, de los hechizos de los dos libros que íbamos a utilizar, de los puntos de vida o de poder, mí no a se abrió para algo totalmente irrelevante en el momento, aunque duda al fin: –¿Sigue casado o se lo puede invitar a salir? –mi ojimiel mirada se posó en Badru intentando verme lo más inocente posible.
  24. Caminé sorprendida, no tenía mucha idea de lo que como demonio podía sentir. Pero algo estaba claro, la persona que me había informado de que en aquel lugar encontraría una conexión con lo que buscaba no me había mentido. En un gesto nervioso recogí mis cabellos en una coleta, los largos y lacios cabellos rubios quedaron delicadamente acomodados sobre mi espalda. –¿Quién eres? –susurré sintiendo una presencia pero no había nadie a la vista. Caminé a través de aquellas paredes que estaban en algún lugar de Londres y de pronto frente a mí se abrió un portal, tuve dudas al verlo pero de lo que no dude fue de sacar mi varita para protegerme de ser necesario. Al otro lado distinguí un brillo similar al de un patronus, era un lobo, sin dudar, consciente de que nadie puede invocar un patronus corpóreo si no hay en él fuertes recuerdos positivos, me adentré en aquella esfera que muy pronto se cerró tras de mí dejándome frente a una grandiosa construcción ubicada en un terreno montañoso. Obviamente ya no me encontraba en Londres. El lobo que había visto correr a mi encuentro a través del portal estaba ahora sentado, brillante, frente a mí. Lo observé con curiosidad. No era un estepario, o al menos no se parecía para nada al patronus de Jimmy. El lobo se puso en pie en ese momento y comenzó a alejarse, se detuvo y se volvió a verme, como esperando lo siguiera. –Muy bien, veamos dónde me llevas –pronuncié en voz lo suficientemente alta para que me oyera pero no para llamar la atención. Eché la capucha de mi capa sobre mis cabellos y avancé despacio y alerta tras el lobo, sin dejar de admirar la construcción de aquel ¿templo? Finalmente, tras recorrer varias puertas cerradas y columnas que parecían marcar la segmentación en distintas áreas, llegamos a la que parecía la puerta principal. Observé con aumentada curiosidad los diversos adornos que parecían estar ubicados no solo para resaltar la magnífica arquitectura del lugar. El lobo se había detenido y me observaba, esperando sentado junto a aquel ingreso. Lo observé y me acerqué a él, viéndolo con más curiosidad que al lugar. –¿Se supone que debo ingresar? ¿Me recibirán así, sin más? –pregunté insegura de a quién le hablaba en realidad y acaricié el amuleto volador en mi cuello, en mi monedero de piel de moke tenía la navaja mágica multiuso, el espejo comunicador para usar con mi elfina y saber de mi hijo, el aletiometro y el águila de sabiduría, además de los anteojos alfas, la cámara de fotos mágicas y las orejas extensibles. Pero nada, me quedé esperando mientras estudiaba aquel ingreso.

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