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Heredad Ollivander (MM: B 110990)


Hessenordwood Crouch
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Temía que el agua hubiese sido demasiado. Quizá tenía que haber esperado a que la bruja reaccionara por sí misma, darle tiempo o insistir en sacudirla. Su preocupación no disminuyó al Bel abrir los ojos; Catherine soltó un quejido casi inaudible y sintió su rostro arder en vergüenza. La mirada que la bruja le regresaba iba del desconcierto a la incredulidad, temerosa de dar crédito a lo que veía. Sin embargo, y a pesar de lo abrumadora que se había vuelto la situación, el mirarla tan cerca le hizo sentirse cálida. Era agradable encontrarse con una cara familiar.

 

El ensordecedor latir de su corazón llegaba con fuerza a sus oídos, quería decir y preguntar tanto que al final no pudo pronunciar palabra alguna. Quien se sobrepuso primero a la sorpresa fue Bel, su voz sonaba suave y amable, tanto que Catherine sintió derretirse por dentro. Eran años desde la última vez que alguien le había llamado por aquel apodo que el escucharlo de nuevo le hizo soltar un pequeño bufido. Tomó con firmeza el brazo de la otra y le ayudó a levantarse.

 

Mmh — fue todo lo que pudo contestar en afirmación a las preguntas de la bruja. Sentía que le debía más que respuestas monosílabas, sin embargo, la nostalgia y los recuerdos aún le aturdían, así que se limitó a continuar asintiendo y a seguirle de cerca.

 

Si había algo que Catherine realmente lamentaba de los últimos años era el nulo contacto que había tenido con las personas que dejó en Inglaterra. Si bien era cierto que en el tiempo que pasó ahí no echó raíz ni se hizo indispensable, creía al menos haber dejado una impresión en aquellos a los que llegó a considerar sus amigos. No obstante, la desidia y la poca confianza que le tenía a reciprocidad de estos lazos le hizo mantenerse al margen todos esos años. No fue hasta ese momento en que aquello realmente le pesó. Había estado hasta cierto punto bien tratando de dejar de lado sus días de magia, reduciendo y omitiéndolos en un principio, para después hacer de aquello algo cotidiano y normal.

 

El toque suave y firme de la mano de Bel le hizo soltar un pequeño respingo sacándola de sus pensamientos. Regresó una mirada atenta a su compañera, escuchó cuidadosamente mientras asentía con la cabeza y apretaba los labios. Por un instante ambas quedaron en silencio y fue cuando Catherine comprendió que Bel esperaba por ella así que comenzó a caminar hacia el hogar que se alzaba frente a ellas, alentando con un ademán a la otra a hacer lo mismo.

 

¿Eso se dijo de mí? ¿Que vivo entre muggles? — Su voz salió con dificultad y ligeramente ronca. Su primera intención era hacer un comentario gracioso, pero aparentemente aquello no había ayudado. Sin embargo, la expresión expectante de Bel sugirió que su pregunta era genuina. Cath sonrió apenada y aclaró su garganta: — Sí bueno, algo hay de cierto... ¿Está todo bien? — Soltó lo último casi en un susurro, temiendo que la respuesta a esa pregunta fuese negativa.

 

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Había regresado al lugar que tan feliz la había hecho durante su estancia en el mundo mágico, al igual que era el lugar en el que de tantas cosas tenía conexión con ella, lo cual era tan extrañamente encantador como misterioso.

 

Era extraña esa sensación de alegría y tristeza, nunca la había sentido, pero todo tenía una razón, en parte era por que conocía por fin la verdad de sus orígenes y de todo lo que había llegado a aprender allí, por otra parte, el ahora sentirse sola tras la partida de su madrina, era lo que más le dolía, aunque, bien sabía que sus caminos estaban cruzados, si por ahora se separaban sabía que pronto se volverían a cruzar.

 

Tras pensar en ello y que vería a Garry, su padrino y a Bernadette disminuía el pesar que tenía, aunque un extraño instinto le hacía pensar que hallaría en aquel lugar, más cosas de las que ella podría imaginar.

 

Antes de llegar siquiera a salir del bosque circundante de la Heredad, espero a ver que no estuvieran algunas de las habitantes de la Heredad, en especial Yanna o Nasha, así que se sentó aún con ese extraño pesar y sentimiento y espero a ver qué era lo que podía observar desde esa lejanía.

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  • 2 semanas más tarde...

Volví la vista hacia la casa, y respiré hondo dispuesta a pasar, mas antes de tan siquiera cruzar el umbral la figura de Nasha apareció como una sombra, sagaz y discreta.

 

- No puedes ingresar- pronunció ni tan fuerte, pero si con la suficiente claridad para que se le entendiera a la perfección, para luego añadir- no tienes magia, y esta casa que está llena de ella...será contraproducente.

 

Sin aspavientos y todavía con un gesto de desagrado en el rostro la mujer me aventó un saco de colores estrafalarios, dentro del cual había unas cuantas hogazas de pan, una cantimplora y una botella de gin.

 

- Buen viaje- alcanzó a decir antes de perderse de vista.

 

¿Efectivamente las cosas iban a ser de esa manera? Echando la cabeza atrás resoplé y alcancé un poco de la comida a Cathy. Había querido por mí misma contarle a ella de aquel suceso, explicar quizá un poco más el contexto y las circunstancias que habían hecho que renunciara a mi magia, pero con tan solo una frase corta de la bruja vudú mis planes habían mudado completamente.

 

- Es verdad, no tengo magia, pero créeme estoy bastante mejor que hace unos cuantos meses atrás- comenté todavía contrariada de no poder ingresar- ya casi va amanecer, a lo mejor y solo debamos salir de aquí. Podemos comer en algún lugar del Diagon si te parece ¡yo invito!

 

Todo los recuerdos y sensaciones vividas en las últimas horas, desde la aventura con Ethan, pasando por la despedida de Garry, hasta la llegada de Cathy, comenzaban a cargar de mucha clase de pensamientos mi mente. Sobre si no me estaría precipitando en la decisión tomada, o cual debía ser el siguiente paso a dar. Todavía tenía el gran plan en mi cabeza de empezar ese recorrido por el mundo muggle, para cumplir los pequeños sueños postergados por causa de mi involucramiento en la guerra mágica, pero la presencia de Cathy había despertado ese anhelo de no tener que hacer ese recorrido sola.

 

¿Estaba mal pensarlo de esa manera? ¿No abrumaría a la pobre muchacha si le hacía una petición de ese tipo?

 

Y con todo, la idea de que eso pudiera darse de verdad, solo salir y recorrer en el mundo junto con ella, me generaba una expectativa casi insana. Era como un soplo de aire fresco, de nuevos planes, de preguntarle si todavía le seguían gustando las pociones de la misma manera que antes, y de saber que sitios había podido visitar esos años, y compartir algo de esas experiencias, a la par de generar nuevas.

 

Entonces, todo lo que necesitaba ahora era la voluntad de salir de allí, de forma que el bosque no se convirtiese en el laberinto verde infernal que podía ser para quienes no tuviesen claro su destino. En lo más hondo del corazón, la nostalgia se combinaba con la adrenalina, un viejo sentimiento que también la misma presencia de Cath potenciaba, recordando las fiestas en los baños averiados de la extinta Academia de Magia y Hechicería y los paseos nocturnos por el bosque en los terrenos de la Orden del Fénix.

 

Una parte de mí se acababa de ir esa noche, y todavía era muy pronto para saber en qué se convertiría mi vida de allí en adelante. Pero había esperanza, tan grande y tan fuerte, que era inevitable que eso no se viera reflejado en mi rostro. Sabía que ella era capaz de notarlo, así que cuando por fin dejamos atrás los terrenos de la heredad, abrazándola fuerte (y casi haciendo que aviente su pan) la contemplé radiante y llena de energía.

 

- Vámonos lejos Cath, recorramos el mundo entero. Creo que podremos tener días locos, tener días mejores y sobretodo j.o.d.i.damente brillantes.

 

Todo el tiempo, persiguiendo la libertad, luchando por ella y aferrándome a ella, cada uno de mis días en Ottery había tratado incansablemente de que esa libertad la pudiesen tener también los otros a los que un sistema infeliz como el de la pureza de sangre, sometía y marcaba de innumerables maneras. La disolución de los bandos marcaba ahora un nuevo comienzo, pero lo que eso provocase ya era una lucha distinta, en la que no tenía cabida por voluntad propia.

 

Solo quedaba entonces mirar hacia el futuro. Un futuro mío en busca de una nueva magia.

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  • 3 meses más tarde...

El silencio que existe a las afueras de los terrenos de la heredad es bastante funesto, no hay si quiera algún sonido que se escape desde el oscuro interior del bosque que rodea la casona de Ollivanders, ni el de alguna criatura escabulléndose por los ramajes mas bajos o el del viento removiendo las altas copas de los árboles que llegan casi tan alto como hasta donde las nubes. Es casi aterrador si no fuera ordinario encontrarlo así últimamente, tan tranquilo y sereno como el mago que habita en esas misteriosas tierras, entre los muggles se dice que las cosas a menudo se parecen a su dueño, la heredad podría ser un ejemplo de ello.

 

Garry caminó por los terrenos boscosos, silencioso, tranquilo, avanzó por las sendas silvestres pero que, con el paso del tiempo, con el ir y venir, han marcado ya un camino fácil de seguir, aunque Garry no necesita de él para saber con certeza en que parte del terreno esta. A su alrededor, la luz apenas se filtra por entre los árboles, le da al bosque un aspecto más misterioso de lo que ya es, el brujo casi puede sentirlo como si fuera ese el modo en el que el bosque tiene vida misma. Es fascinante, últimamente disfruta más de esas cosas que en sus días aprisionado ahí, cuando solo podía ver con cierto resentimiento la salvaje naturaleza que lo había encerrado para siempre.

Tal vez ya se había acostumbrado, era eso o en realidad nada de lo que había allá afuera resulto mejor.

 

-Ah, ahí está-, sabe que no está solo, el fantasma de Geraint lo ha estado siguiendo desde que se adentró a la penumbra, pero el hombre viejo ni muerto es más conversador que el tiempo que compartió con el menor de Ollivander. -Um, es un brote joven, pero parece malo-, Garry se había dejado caer de rodillas para comenzar a inspeccionar una raíz podrida que salía desde lo más profundo la tierra por entre un grupo de hiedra, con una pala de jardinería había comenzado a remover la hierba y casi metía las narices en la tierra para tratar de encontrar el origen de la raíz. -Es mucho más profunda de lo que pensé-, se incorporó apenas, quedando en el suelo aun de rodillas.

 

Hace tan solo un par de días que el espectro de su abuelo que mora los terrenos de la heredad le habría avisado al brujo de una misteriosa magia que se extendía lentamente por debajo de las tierras de los Ollivander. Garry habría pensado entonces que quizá se trataba solo de la temporada, el verano en Inglaterra era solo un poco más caluroso este año, por lo que bien el malestar de los bosques más húmedos debía ser por eso, sin embargo, él mismo cree haberlo sentido, una mañana mientras nadaba en el estanque cercano a la casa, la presencia de una magia inusual que lo rodea como acorralándolo.

 

¿Cómo es que no se ha dado cuenta de ello antes? La apeste era terrible cuando se adentraba cada vez más a esa zona donde ahora se encontraba, le cuesta creer que una raíz tan pequeña pueda causar todo esto, por lo que comienza a preocuparse de que quizá lo verdaderamente infame se encuentre más debajo, enterrado muy, muy, en el fondo de la superficie.

 

Garry se preparó para tratar de averiguar de que se trataba, de su mano izquierda apartó el guante y dejó que la marca de la maldición palpitara en su mano como si tuviera vida propia. Lo observó con rostro inerte, pero en sus pálidos ojos se refleja un indicio de desagrado por ella. Finalmente, sobre la palma de su mano, el sello ardió con intensidad y se tornó del rosado vivo de su piel a un naranja ardiente como el magma, sus ojos heterocromos imitaron el color, aunque con tan poca luz es incierto saber si es por voluntad propia o por puro reflejo.

 

Estiró el brazo con la intención de empuñar la raíz podrida que sobresale entre la maleza descolorida, pero antes de poder hacer contacto, las copas de los árboles que lo rodean se agitaron con violencia y en su interior sintió la advertencia de la criatura.

 

Se detuvo inmediatamente.

 

-Tendremos que esperar-, farfulló, el fantasma de su abuelo se acercó al fin a él con un gesto entre confusión y molestia, Garry no se intimidó con el duro ceño fruncido del espectro, eso es algo que ya ha visto muchas veces, muchos años atrás. -Después de un largo rato…-, su mirada sigue puesta al otro lado del sendero, en el camino que lo lleva de regreso al círculo, a casa. -Parece que tenemos una visita, viejo-, suspiró.

 

Tranquilamente, con ayuda de su varita, ordenó las herramientas de jardinería y las colocó dentro de una cubeta que cargó con aparente esfuerzo de más (o era que Garry aún era un debilucho), se limpió la tierra que se le ha pegado del suelo, no hizo mucho énfasis en quitarla toda, después de todo solo vestía con algunos trapos viejos con lo que hace algo de cultivo algunas veces. Y con la misma calma de siempre se encamino hasta la casa. No parece emocionado, conmovido o preocupado siquiera en saber quién es el ser que ha recordado o a descubierto que existen esas viejas tierras, aun así, su mente insiste en imaginar posibilidades.

 

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¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que visitaba ese lugar? En realidad no era mucho tiempo, tal vez meses, lo cierto era que después de aquel viaje a Egipto sólo volvió al círcu.lo para contemplar la casa desde ese punto, ya que lo que había observado en ese pozo, la verdad materializada y la partida de Evans habían hecho que tomara la decisión de alejarse por un tiempo, pero era hora de volver y ésta vez ya no se apartaría.

 

A la rubia le gustaba la calma de aquel bosque, pero en ese momento le parecía inquietante, era como si en el lugar pasaran cosas extrañas, tanta quietud de aquel camino cercado de árboles era un poco extraño.

 

En su caminar busca con la mirada a Bigo, el tigre blanco que ella esperaba saliera de algún lugar a recibirla, pero eso no sucedió, no le preocupaba, pero era muy poco común, por ahora el camino le parece más largo de lo que ella recuerda, tarda más de lo acostumbrado a llegar al círculo del terreno de la casona, aunque antes cruzarlo algunos árboles se agitaron violentamemte, en ese instante sintió un frío extraño que se adentraba en sus huesos.

 

¿Hacía cuánto tiempo que ella no experimenta sensación térmica? Varios años, desde aquel ataque ¿será que sólo fue un escalofrío? Espera que haya sido eso, aunque aún se siente extraña.

 

Después de eso no tarda mucho en llegar a la entrada principal de la casa, en ella ya se encontraba su padrino, que al parecer (por la forma en la que viste) está haciendo algunas labores de jardinería, la rubia no tarda en avanzar más rápido, con una enorme sonrisa al verlo, a pesar que el espectro del viejo Ollivander se encuentra junto a él, al acercarse no puede evitar abrazarlo de forma cálida, lo ha extrañado todo este tiempo y no puede ocultarlo.

 

-No esperaba verte por aqui padri- habla con un ligero temblor casi imperceptible luego de que se separa de él -como siempre estás metido en el colegio sólo esperaba ver a Bernadette o a Yanna.

 

Lo mira, su aspecto no es tan diferente al que había visto la última vez, tal vez solo un poco más cansado -pero me alegro encontrarte - no puede evitar ser afectiva y volver a abrazarlo, siempre lo ha sido con ellos y esta no es la excepción.

 

No espera que él responda al abrazo y continua -Hace unos momentos, mientras me dirigía hacia aquí parecía que el viento arreciaba, pero no encuentro rastro de que eso pasará ¿qué crees que haya sido?

 

Volteo al punto por el que había pasado aquello, con la misma sensación que había experimentado momentos atrás y su blanquecina piel un poco más pálida de lo habitual.

 

 

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Garry sonrió como no lo ha hecho en mucho tiempo, también se sintió como antes, ahí atrapado entre los brazos de Hann, un gesto que de pronto se convierte en algo que solo es de ella y Bel hacia con él, así que es extraño, pero al mismo tiempo es algo que reconoce. Él apenas envolvió sus brazos alrededor de ella, en parte porque es torpe para responder el saludo tan afectuoso de muchachita y también porque aún está cubierto de tierra y no quiere ensuciar sus elegantes ropas.

 

Del otro lado de su visión, aun entre los brazos de Hann, puede ver el rostro traslucido del fantasma de Geraint, observándolos con en habitual ceño fruncido y esa mirada profunda, pero también parece curioso, aunque Garry no sabe si es por la presencia de Hann en la casa o porque le extraña que aun quede alguien ajeno al mal común que rodea al menor de Ollivander como una maldición. Como sea, y como otras tantas veces, Garry no lo toma enserio, ni a él ni al fantasma de Odette que merodea desde el interior de la casa lamentándose, ellos ya no tienen influencia en él, ellos no son como Hann que consigue hacerlo sentir algo más cálido en su interior.

 

Puede ver mejor el rostro de la linda rubia cuando ella se aparta un poco de él, es perfectamente como la recuerda, quizá solo un poco más descolorido, pero al mismo tiempo hay sentimientos en su rostro que, como en otras ocasiones, Garry no es capaz de descifrar del todo; ella estaba ¿preocupada, asustada, triste? Lo que fuera, al verla ahora no le parece tan sencillo tener que explicarle que Bernedette y Yanna ya no están más en la casa, se han ido, junto a esa muchachita extranjera que viaja junto a Smith, algún tiempo después de que Bel se marchara también.

 

No se lo explica ahora, se imagina que ya tendrá tiempo de hacerlo, y aun que él no cree que sea algo malo del todo, espera que ella pueda tomarlo de la mejor manera. Y confía que así será.

 

Siendo sinceros tampoco esperaba verte por aquí, Hannity Jane-, la voz de Garry es monótona como siempre, no tiene gracia y aun así está seguro de que Hann sería una de las pocas personas que son capaces ya de detectar la poca emoción en ella. ―No tienes idea de cómo igualmente me alivia saberte bien, Hann-, esta vez, cuando ella lo vuelve a abrazar, él puede corresponder con más naturalidad. ―Después de todo lo que ha pasado, estaba…estoy preocupado por ustedes-, sabe que Bel está lejos, quizá en un lugar mucho más seguro que donde se encuentran ellos ahora, aun así no puede solo dejar pasar por alto la oportunidad.

 

Deja escapar un suspiro silencioso, es como si todo este tiempo, desde que la última de ellas abandonó la casa, no hubiera podido relajarse ni un momento, ¿cómo podría hacerlo del todo? Aun con esa fachada despreocupada, el hecho de no mantener comunicación con ninguna de ellas durante todo este tiempo y después del estallido de guerra en el atrio ministerial Garry solo esperaba que se encontraran ellas los suficientemente lejos para no estar aquí cuando esto se descontrolara. Parte de haberse vuelto a Inglaterra habría sido para asegurarse de que ellas no lo hicieran también.

 

Así que ver a Hannity ahí le da consuelo, por saberla bien, pero también lo preocupa.

 

Sí, yo también lo he sentido-, asintió apenas, distraído también en la dirección que Hannity ha señalado con la mirada. ―Hay algo ahí, pero aun no estoy seguro que-, masculló tranquilamente, no intenta preocupar a la bruja, aunque conociéndola, no podrá engañarla por mucho tiempo y quitarle esa idea de la cabeza no será cosa fácil. ―Pero vamos adentro, debes estar cansada, ya más tarde podremos ir a ver qué es lo que pasa-, sin esperar a que ella dijera algo, Garry abrió la puerta de la casa y comenzó a andar por el interior. ― ¿Vienes?-, no se devolvió por ella si no que su voz salió desde el interior de un oscuro recibidor.

 

La casa continua intacta, al entrar se puede oír el ruido de las maderas removiéndose para dar paso a nuevas habitaciones a lo largo del corredor principal, Garry atina a pensar que seguramente la casa ya se ha dado cuenta de la presencia de Hann ahí y alguna de las nuevas habitaciones reveladas debe ser la de ella. Se encamina, sin embargo, en dirección a la cocina, hay bastante polvo sobre los muebles y aunque el piso está limpio es evidente la falta de atención en algunos rincones del hogar de Ollivander.

 

Enciende con un lumus su varita para iluminar el camino hasta la cocina, él se imagina que Hann viene detrás de él o que al menos recuerda donde está la concina, por las ventanas aún se cuela luz suficiente para que el camino no sea tan accidentado, pero la tarde está por caer y Garry debe darse prisa para poder encontrar algunas velas en entre los estantes de la cocina que duren el resto de la compañía de Hann. Una vez que consigue encontrar un par de ellas, remueve con un movimiento de varita las cortinas del ventanal que hay en el desayunador, la vista da al estanque y una parte más verde del jardín y el huerto y la luz del exterior baña de calidez la habitación.

 

Lamento el desorden-, continúo entonces, aun tranquilo, pero aparentemente nervioso. ―La casa se quedó sola un par de meses y…me ha costado volverla a la vida-, explicó distraído mientras busca ahora en las alacenas, algo que pueda preparar para Hannity. ―Dime linda ¿te gustaría un poco de café?-, aunque preguntaba apenas ya ha prendido la estufa y puesto la cafetera sobre la lumbre. ―¿O tal vez quieras ir al pueblo a cenar algo?

 

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  • 2 semanas más tarde...

Aún estaba nerviosa y sentía una gran curiosidad por saber que era lo que había allá, en las profundidades del bosque, aquella energía que emanaba era un tanto extraña y no era comparable con la tranquilidad que ella recordaba, era como si algo causará aquella inquietud, pero ¿Quién?

 

Mientras ella miraba al punto por dónde había llegado, su padrino ya entraba a la casa y le llamaba, sin dudar avanzó tras él y si sorpresa fue que todo se encontraba polvoriento, la explicación ya la daba Garry al decir que la casa se había quedado sola, pero, ahora que veía eso ¿Dónde estaba Yanna y Bernadette?

Probablemente ellas eran de las muchas personas (y criaturas) que se habían ido de Inglaterra, para resguardarse, al estallar la guerra.

 

-Oh, café está bien - responde sonriente a la pregunta de él mientras que con la varita aparece un poco de pan. - Quería preguntar si ¿Puedo quedarme aquí en la heredad, contigo?

 

No quería decirlo, pero aquel lugar era el único al que había llamado hogar desde que llegó.

 

Antes de saber su respuesta, el ambiente afuera parecía diferente, el viento comenzó a mover los árboles con fuerza, pero no era del todo normal, sin duda algo extraño sucedía, el rugido del tigre, el primero que ella escuchaba desde que llegó, denotaba nerviosismo, sin pensarlo más la rubia tomó su varita -¿Qué crees que esté pasando?- se dirigió hacia la puerta, pero, por alguna extraña razón está no estaba donde debía, era como si la casa no quisiera que ellos salieran.

 

-Padri ¿Qué pasa...?

 

 

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  • 3 meses más tarde...

¿Qué es lo que está pasando?

 

Tiene ganas de ser sincero con ella, esta vez al menos como no lo es con nadie más que lo ha conocido, no a esa la extraña persona en la que se ha convertido con el paso del tiempo, sin embargo, aunque encuentra bondadosas como siempre las intenciones de la joven Hannity, entonces se limita a, como en muchas otras veces, solo contemplar con esa extremadamente pálida mirada suya el extenso y oscuro paramo en el que se ha convertido el circulo dentro de la heredad. No hay mucho que decir de ello, por supuesto, nada que Hannity deba saber por ahora, o al menos un pensamiento como ese es lo que lo corrompe en esta ocasión. Con la misma calma de siempre se encarga de hacer que la bruja no piense más en ello y con su mano acunado el delgado hombro tenso de la muchachita espera que ella relaje su ataque y finalmente desempuñe su varita.

 

Vamos adentro Hann, no te preocupes todavía-, su voz se escucha apenas solo porque no hay ningún otro ruido a su alrededor, la casa se ha quedado tan silenciosa luego de haberlos encerrado entre sus viejas paredes. ―Vamos por un café, linda-, es como si él de pronto no tuviera razones suficientes para sospechar de la mansión de Ollivander, pero es que ha vivido ahí ya tanto tiempo, que difícilmente se sorprende de verla reaccionar por su cuenta, moviendo puertas y abriendo nuevos caminos de tanto en tanto revelando de la familia alguna nueva verdad que pareciera solo ensombrecer más al brujo. ―Seguramente es solo que este lugar te ha echado de menos mucho más de lo que tú a él, ni yo ni ella querríamos saberte más lejos por tanto tiempo otra vez, Hannity Jane-, ya se ha dado media vuelta y ha comenzado a andar tranquilamente por los pasillos que comúnmente llevan a la cocina. No parece haber nada que lo intranquilice ahora, quizá porque no hay nada realmente malo pasando, o tal vez solo es porque Hannity finalmente está de vuelta con él.

 

La cocina, como muchos otros rincones comunes de la casa, tiene el mismo aspecto abandonado, intacto, debidamente ordenado y cuidado, pero la evidente y gruesa capa de polvo sobre los muebles, alfombras y cortinas revelan un claro desuso de los espacios, Garry no ha abandonado por algo más de unos meses la antigua casa, pero aun así solo su habitación y el cuarto junto al viejo estudio de su padre eran las habitaciones que más uso le da, después de todo, los jardines, patios y demás terrenos que rodeaban el circulo de la heredad era casi siempre donde se encontraba lo realmente interesante. Así que no debía ser sorpresa para nadie el estado de la casona luego de que Bernadette se hubiera ido de la heredad junto a Yanna después de que la declaración de guerra y la nueva administración del ministerio de magia ingles tomaran fuerza en sus acciones.

 

Él habrá hecho lo mismo, pero como si aun siguiera maldito, simplemente volvió cada una de las veces que decidía irse.

 

Que mala decisión,

¿Qué es lo que está pasando entonces?

 

Se encargó de solo limpiar los utensilios que necesitaba para una preparación nada mágica de café para ella y él, su varita no está en su mano y aun lleva esa ropa gastada de aspecto muggle, como el de un jardinero, hay fango y tierra en sus botas y las rodillas en las mangas de su pantalón y en las bolsas y remaches del cinturón que le cuelga sobre los hombros y la cintura está lleno de herramientas para jardinería y algunas otras de extraña apariencia e irreconocible suciedad. Él parecía mucho menos desgastado físicamente, como si al menos durante más de dos ciclos la criatura no hubiera perturbado la tranquilidad del hombre, a pesar de eso, no parece tampoco más repuesto, su piel ya no es más pálida, pero se ha tostado extrañamente, como si se estuviera recuperando de alguna quemadura grave y las viejas cicatrices en él se han hundido en su rostro de inexpresivos gestos. Era físicamente distinto, pero evidentemente no era algo mejor.

 

Creo que nunca antes te he preparado café, Hannity Jane-, comienza a hablar, está demasiado ausente como para saber si finalmente la bruja ha decidido acompañarlo a la cocina o ha insistido en el inusual sentimiento que la abordó en el vestíbulo de la casa. ―Pero creo que este te va a gustar-, casi canturreó y si no fuera porque ha perdido por completo el gesto, le hubiera sonreído. ―Quisiera que supieras lo perfecto que es que visitaras a tu viejo colega después de tanto tiempo, Hannity Jane-, era una charla extraña, sutilmente torpe, pero que parecía tener la intención de ser algo más si se ahondaba en ella. ―Es común ¿no es así?, que en esta época del año se puedan ver nuevamente los rostros familiares-, a su conversación solo se añadían los sonidos de las tasas siendo lavadas, la lumbre en una estufa vieja pero sofisticada que calienta en ella una tetera pequeña el agua para solo ellos dos. ―Es…maravilloso-, susurró.

 

No le toma más tiempo terminar con la preparación, en cuestión de minutos está de nuevo frente a la bruja, extendiéndole una tasa humeante con una mano mientras que con la otra él ya está tomando el contenido de otra a la que le ha añadido una sustancia rosa brillante después de verter el agua caliente.

 

Tómalo, Hannity Jane-, insistió extendiéndole lentamente la tasa que desprendía un fuerte olor a café que rápidamente lleno el desayunador de la cocina. ―Seguro has hecho un largo viaje para llegar hasta aquí, toma tu café y después podrás ir a descansar un poco antes de conversar sobre que es aquello que has visto allá afuera-, justo en ese momento, en el piso de arriba, podía escucharse el arrastrar y rechinar de las viejas maderas de la casa como cuando están cambiando de lugar, posiblemente rebelando la antigua habitación de Hann que ha permanecido en desuso desde su partida. ―Mientras cuéntame Hannity Jane, ¿Dónde has estado todo este tiempo lejos de casa?-, le observó con curiosidad, su mirada parecía esperar algo de ella, casi lucia impaciente en su infinita tranquilidad, como si ansiara ver en ella la primera reacción luego de tomar su taza la infusión.

Y quizá eso era, solo un sorbo sería suficiente para inducirla a un involuntario y profundo sueño por al menos unas horas.

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Agua, el suave murmullo de agua discurriendo por entre la maleza, formando charcos desde donde las ranas croan como respondiéndose las unas a las otras.

 

Un poco más allá el trino de un ave, y luego el casi imperceptible movimiento de un animal reptando por la hierba escarchada. Ella los contempla, parpadeando una y otra vez, reconociendo sus formas, sonidos y colores. Luego aspira fuerte y se deja llevar por el aromático olor que proviene de aquel enorme caserón extraño, sin una sola entrada visible.

 

¿Cómo es que ha llegado hasta allí?

 

Aunque cierra los ojos en un esfuerzo por recordar, las memorias son confusas. No es capaz de saber que era lo que estaba haciendo antes, o de dónde es que se supone que está viniendo. Las ropas que lleva no son más que el último traje que Smith confeccionó para ella, y sonríe con ironía al pensar que sigue sin sentirse cómodas en ellas (¿y es que quién se siente a gusto en un traje tan pomposo? por ni mencionar lo poco que suele gustarle los tonos oscuros), pero allí está, en el lugar al que se suponía que no debía volver.

 

Una pequeña alarma se dispara en su interior al notar que las uñas de sus pies (desnudos) empiezan a tomar un color violáceo. Es diciembre después de todo, y el frío ya comienza a ser despiadado ¿pero por qué no ha sido capaz de sentirlo antes?

 

Quizá, si alcanza el enorme caserón consiga alguna respuesta al cúmulo de preguntas que se acumulan una tras otra. O quizá, incluso si no encuentra ninguna, al menos podrá ponerse a salvo del frío, bajo el abrigo de un buen fuego en la chimenea, y una botella de vodka que caliente su garganta. Se pone en marcha entonces, el cascabel que adorna la cinta en su cuello tintinea y le hace sentir como alguna clase de mascota especialmente consentida y mimada (lo que de hecho había insinuado Nasha que podía ser de vez en cuando ¿o siempre? a sus ojos), y todavía sin saber bien, ni que día ni que hora puede ser, llega hasta la entrada del caserón, donde normalmente está la puerta.

 

Pero sigue sin haber rastro de puerta alguna. ¿Que hacer entonces?

¿Y si en ese lugar no queda nadie para recibirla?

 

Ahora que lo piensa mejor, no sabe porqué, no hay forma racional de explicarlo, pero aunque no puede ponerlo en palabras, está segura que él está dentro. Es casi como si pudiera sentirlo, de una forma en que nunca antes ha podido hacerlo.

 

No es mucho el tiempo que lleva "despierta", pero desde que lo ha hecho, por alguna razón sus sentidos parecen estar más conectados que nunca a esa tierra, a esa casa, y a todas las memorias vividas en ella.

 

- Déjame verlo- musita, la voz asemeja más un sonido ronco y reseco, como si hablase por primera vez en mucho tiempo.

 

Le ha hablado a la casa, un acto de locura para cualquiera que la pudiese ver, pero perfectamente válido para quien como ella, conoce un poco más de ese misterioso lugar y del papel de la voluntad para obrar en él.

 

Su voluntad nunca ha sido tan férrea como en esos momentos.

 

Así que como respuesta, apenas unos segundos después, un traqueteo enorme se empieza a gestar, y frente a sus ojos, más vivaces que nunca, una puerta emerge, y no solo eso, sino que algo más parece estar cambiando en ese interior imposible que caracteriza a la vivienda familiar de la Heredad Ollivander, haciendo que incluso la luz tenue que reverbera sobre las paredes en el exterior dibuje líneas extrañas.

 

Cuando una vez dentro, el piso de madera cruje bajo sus pies, el notar por debajo del café, el olor de la lavanda y la valeriana, la hace sentir en casa. No necesita pensarlo mucho para saber que alguien anda haciendo mezclas para dormir sin sueños.

 

No ha estado equivocada.

 

La casa está más viva que nunca y tiene movimiento, a pesar de la gruesa capa de polvo que cubre el pasadizo. Y con cada paso que da, es como si en su mente los recuerdos se volviesen más y más vívidos de lo que nunca lo fueron en los últimos tiempos para ella. Como si la nostalgia ahora le estuviese alimentando.

 

Todo lo que necesita entonces, es encontrarlo.

 

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―Es realmente preciosa-, la voz de Charlotte se escucha desde el otro lado de la habitación, junto al gran ventanal del comedor, pero la lagañosa luz que apenas entra por las densas y polvorientas cortinas blancas, no dejan ver mas que su oscura silueta recargada en la pared.

 

Si, siempre lo es-, desde luego para saber que es ella y que es lo que intenta, él no necesita apartar la mirada de Hannity inconsciente durmiendo frente a él.

 

―Deberías limpiar el contenido regado antes de que queme su bonita piel o antes de que puedas dejar evidencia-, puede, de algún modo sentir la sonrisa en los grandes labios de la mujercita escondida en las sombras.

 

Si.

 

―Sabes, ella se parece mucho a ti, en su personalidad y también hay algo en su rostro que… ¿No lo has notado antes? -, Charlotte no obtiene mas que silencio como respuesta por parte del brujo, eso solo provoca que la sonrisa de la mujer se agrande mostrando, además de esos brillantes ojos marrones, una blanca dentadura. ―Debió ser una verdadera tortura vivir contigo, Ga-rry,

 

Silencio-, aun parece tranquilo, pero ha casi ladrado también con severidad sus palabras.

 

Charlotte solo se encoge de hombros y a comenzado a caminar alrededor de la conmovedora pero triste escena que es el extraño Ollivander acercándose lentamente al cuerpo inconsciente de su ahijada. Charlotte siempre ha sido una mujer de carácter fuerte, complicado y Garry puede sentir el desprecio en la mirada ella, lo ha juzgado ahora como “algo patético” de ver solo porque a las finales él sabe que ella tampoco tiene el valor para enfrentarlo a él y solo vacila una y otra vez.

 

La mujer se mantiene cerca suyo, lo suficiente para ver los flojos movimientos del mago para levantar a Hannity entre sus brazos y llevársela del salón una vez que ha limpiado completamente cualquier rastro de que dos personas estuvieron en ese cuarto compartiendo una conversación con una taza de café.

 

―Entonces ¿es así como lo haces? -, silencio. Ella ahora esta tan cerca de él que mientras esta inclinado sobre el cuerpo de Hannity, puede sentir el cálido aliento de ella respirando en su cuello. ―Me pregunto si yo…

 

Un gruñido fuerte respiro en la habitación, como si una corriente de aire se hubiera colado por la ventana y sacudiera el polvo acumulado sobre los muebles. Solo el sonido de la casa moviéndose nuevamente algunos metros más allá rompió la tensión entre las dos personas consientes en la cocina.

 

Fuiste diferente, Charlotte-, finalmente ha ajustado lo suficientemente firme el cuerpo de Hannity como para levantarlo en sus brazos de un solo movimiento, Charlotte solo lo observó alejarse con lentos pasos cargándola en sus brazos. Van de regreso al corredor principal, no hace falta preguntar, ella esta segura de a donde se dirigen. ―Lo prometo.

 

Ella ha preferido seguirlo en silencio por la vacía casa, Garry no es, para nada, una buena compañía y de haber sido diferentes las cosas, ella asegura que quizá, en alguna otra vida, pudieron llevarse bien. Tal vez era por eso que ahora se obligaba a no abandonarlo, verlo así, no hace más que sentir lastima por la persona a quien cualquier otro hubiera sentido desprecio. O quizá es un poco de curiosidad, las ganas de ver el final de esta historia y, con algo de suerte, aprender algo sobre el comienzo de todo esto.

 

―¿Sabes también a quien nos recuerda ella?- habla de nuevo la mujer luego de un corto momento. ―Si lo sabes, ¿es por eso que la has escogido a ella entre tantos? -, bruscamente los pasos del brujo se detuvieron a mitad del prolongado y nunca antes más estrecho pasillo principal que conduce a las diferentes habitaciones del primer piso.

 

Su cuerpo se sintió terriblemente pesado y frio, como si la misma madame Odette, intentará nuevamente poseer su cuerpo vivo.

 

Por tercera vez en poco tiempo la casa volvió a rugir, esta vez con tanta de violencia que los pisos debajo de ellos se sacudieron también

 

―Debes tener cuidado con este lugar, Ollivander, es viejo, inseguro y extraño-, el brujo giró lentamente por el largo pasillo, siguiendo la voz de Charlotte que ha pasado de ser curiosa a sonar demasiado triste. ―Debes tener cuidado de lo que le has hecho a este lugar, Garry.

 

El silencio los envolvió nuevamente y él ha comenzado a sentir que en su pecho el corazón le ha comenzado a latir tan rápido y fuerte que comienza a creer que pudiera llegar a despertar a la muchachita que descansa su cabeza en el hombro del brujo.

 

Cuando termina de dar la vuelta hacia el otro extremo del corredor, ya no hay mas rastro de la muchachita que lo ha estado siguiendo desde la cocina y en cambio es la familiar forma de alguien más la que se asoma casi tan sorprendida como lo debe estar él.

 

Bel Evans,

 

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