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Heredad Ollivander (MM: B 110990)


Hessenordwood Crouch
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Recuerdos... Su memoria aún inconsciente estaba plagada de ellos, algunos malos, otros no tanto, pero los que más la hacían feliz era en la que estaba rodeada de los Ollivander's.

 

Probablemente éso fue lo que la llevo a regresar a ese lugar, que para muchos parecía extraño o fuera de lo común, para ella significaba un hogar, una familia, con todos sus habitantes tan diferentes unos de otros, además estaba el hecho de que era el único lugar en el que había sido feliz durante el tiempo que vivió allí.

 

El edredón comenzó a moverse, la pequeña rubia que estaba debajo de las mullidas sábanas y entrando en calor lentamente por todo lo que habían hechado encima para taparla comenzó a despertar, pero... Lo último que recordaba era estar en la cocina tomando café con Garry y las palabras que él había dicho: ...no te preocupes todavía... ¿O eran parte de un sueño? No lo sabía, su cabeza daba vueltas, pero había escuchado una voz conocida...

 

Sonrió aún temblorosa, pálida y con frío, un frío extraño, el cual no había experimentado nunca y por lo cual le parecía raro, era similar a cuando una vez pasó, sin querer, a través de uno de los fantasmas de Hogwarts, pero aquél frío parecía inhundar los terrenos de la heredad.

 

La voz perteneciente a su padrino parecía que hablaba con alguien, pero Hannity no escuchó respuesta de alguien, solo el susurro de un suave viento que se colaba, probablemente por una abertura de la ventana mal cerrada.

 

Se levantó de la cama en silencio y sin hacer ruido, alguien le había quitado los zapatos, así que descalza, no hizo ningún ruido, como Garry parecía absorto por el contenido de aquél frasco que miraba con detenimiento, que Hannity no veía en el ninguna forma definida, se sentó con delicadeza al lado de él, lo miró y después la mano que sostenía el frasco.

 

-¿Que se supone qué hay ahí?- su voz era suave, no pretendía asustarle, no creía que lo hubiera hecho, sabía que la respuesta tardaría unos segundos más, pero sentada como estaba, recostó su rubia cabeza sobre su brazo, el calor de él comenzó a llegar a su cabeza y espero la respuesta de su padrino.

 

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  • 3 semanas más tarde...

-Hace algunos meses atrás-

Grelliam M. Ollivander

Atenas, Grecia.

 

―Hay una carta para ti.

 

No se ha sobresaltado solo porque él tal vez es tan insípido para esas cosas como la mujer que tiene enfrente ahora. Los pasos de ella apenas se han escuchado por entre los pasillos de aquella vieja casa de madera, la puerta del estudio ni siquiera ha rechinado al abrirla y como si fuera ella un espectro merodeando la casa de interiores apagados y sobrios solo un viento sutil se ha colado por detrás de su nuca al escucharla hablar. La señora Stapleton siempre se ha sabido de pasos sordos, pero aun en su propia quietud Garry se asombra de la habilidad de la mujer mayor para tomarlo por sorpresa.

 

Ha estado quizá también mucho tiempo metido en aquel cuarto, lleno de libros viejos, pergaminos, mapas y demás cosas que parecen olvidadas y descuidadas por alguien, las cañas de pesca, los juguetes viejos, otros varios objetos y mubles empalmados unos sobre otros le hacen pensar que ese pobre estudio ha estado siendo utilizado por el señor Stapleton como desván desde la última vez que estuvo de visita. Aun así, es esta la habitación más animada de toda la casa y quisa solo porque desde que llegó hace un par de semanas Garry ha salido de ahí apenas para ir al pueblo bajando las colinas, lejos de esa casa de aspecto sombrío.

 

Sin embargo, él se siente mucho más cómodo ahí que en cualquier otro lugar al que pudo haber ido y si no se quedará por mucho más tiempo, solo es para evitar que los señores Stapelton resulten afectados o perjudicados por cualquier cosa que él pudiera haberse traído consigo desde Inglaterra, de Ottery, del viejo ministerio de magia luego de los atentados de la futura guerra.

Tampoco quería decir que era la guerra por lo que él rehuía ahora.

 

Era una difícil cuestión últimamente, hablar de ello, el saber que hacer, la (ahora desaparecida) familia. Las cartas del despacho del ministro firmadas por su coqueta asistente no habían dejado de estar llegando a Ollivanders desde hace semanas, dejando pasar el asunto de ocupar con urgencia sus servicios en el despacho del ministro a cartas sutilmente amenazantes sobre su postura y una posible traición. No le extrañaba en realidad, el ahora ministro de magia habría tenido sus razones para desconfiar de él desde el día en el que el brujo formo parte de sus filas en el cuartel de inquisidores por presuntas relaciones con miembros entonces revelados por sí mismos como parte del extinguido grupo de la Orden del Fénix.

 

Ciertamente, infiltrarse en el cuartel inquisitorial habría sido como acunarse en boca del lobo, pero ante la repentina desaparición de los líderes de la orden (en esas fechas) y los turbulentos y nublosos asuntos inconclusos que se perdieron entre llamas ardiendo del C.C.U. él sentía que se estaba quedando sin opciones, ¿a qué más podía recurrir entonces? Y sin embargo, fue el descuidado de su parte haberse creído que todo eso sería el peor de sus catástrofes ahora, con una guerra floreciendo en el corazón ya corrompido de la comunidad mágica inglesa y búlgara ni si quiera le dio tiempo de prepararse para sí mismo.

 

¿Dónde está el abuelo?-, pregunta sin gracia, sin un aire de verdadera preocupación o interés por saberlo. Había permanecido cerca de una de esas ventanas con un mosaico, la luz ahí era más intensa y le dejaba leer mejor el libro que cuidadosamente sostiene entre sus manos. Es casi un pesar para él tener que dejar su lectura, pero tampoco es su intención dejar a su nana esperando a que la atienda. Con un asentimiento solo agradece el gesto de la mujer que a cambio le ha dado un par de palmadas en el hombro, él no necesita más que algo como eso.

 

―Ya vendrá-, respondió la mujer con la misma simpleza. El señor y la señora Stapleton siempre han sabido tratar con el muchacho. Garry es muy parecido a ellos, mucho más de lo que pudo haber sido de alguno de sus padres, no físicamente claro, los señores Stapleton no son si quiera parientes suyos, pero hay mucho de ellos en el brujo, sobre todo ese mutismo y en los hábitos apagados que parecen ser suficiente para comunicarse. “Es como haberse quedado dormido en una fábrica de metrónomos”, se burla Yanna siempre que lo recuerda, “Un día solo despiertas y eres lento y aburrido”.

 

Katrina ha venido aquí hace un mes aproximadamente, ¿la han recibido? -, preguntó mostrándose un poco más interesado, aunque la verdad es la carta ahora en sus manos lo que tiene su atención. No es una sorpresa que la mujer no le responda y cambio solo le dedica una larga mirada significativa. Garry lo compartió con ella un largo minuto, con sus pálidos y apagados ojos sobre los brillantes orbes azules de ella y lo comprende. ―Te…yo igual te lo agradezco-, casi tartamudeó y raspando su garganta se apartó de ella con la carta en mano volviendo esta vez al escritorio para leer la carta.

 

La anciana mujer lo observo solitario un momento más en aquella habitación, existía un deje de preocupación en su mirada, pero sin decir más salió de la habitación con la misma sutileza con la que había entrado.

 

-Presente-

 

Sonrió,

 

Realmente lo hiso como hace un tiempo que no puede y la emoción sin nombre aun le baja hasta el fondo del estómago tras escuchar la dulce voz de Hannity, nuevamente consciente, muevamente ahí con él.

 

Era tan extraña la serie de sensaciones que ella le produce, casi tortuosas de lo complejas que se vuelven cuando trata de encontrar su significado, ¿por qué es que alguien como ella era tan importante para alguien como él? Era cuestión de tiempo tal vez para saberlo. Por ahora su atención esta dispersa, una parte le pertenece a la dulce Hannity a sus espaldas, curioseando inocentemente el frasco que el sostiene en sus manos, otra parte continua en el recuerdo de Garry hace algunos meses atrás y una parte más pequeña se encarga de rebuscar entre los pensamientos del brujo, sin hacer tanto alboroto sobre ellos, alguna respuesta que pueda ofrecerle a Hannity para que no sospeche más de él.

 

¿Te gustan las pociones, Hannity? -, el brujo giró sobre sí mismo para encarar el pálido rostro de la muchachita, aun algo hincado por dormir. ―Lo que más me gusta de elaborar brebajes es…buscar los ingredientes-, cuidadosamente estiró el brazo para ofrecerle el frasco con un líquido viscoso y oscuro en su interior donde apenas se podía distinguir un bulto nadando en su interior. ―Cada uno es especial por alguna razón en particular y tienen sus especificaciones a medida y porción para no errar...-, se puso de pie y comenzó a andar por la habitación, sin rumbo, quizá solo para distraer la atención de la joven bruja.

 

Mientras camina por la habitación extraños movimientos ansiosos acompañan a los pasmados y trabados habituales de Garry. Tampoco le devuelve la mirada a ella, mira de un lado a otro como si hiciera un esfuerzo para que su entorno le ayude a recordar que es lo que hay que seguir diciendo. La habitación en cambió, se ha vuelto solo para ellos dos, no hay rastro de nadie más, él cree que le temen al recuerdo de Hannity sobre él y le hace preguntarse si también debería de tener cuidado al haberla escogido a ella entre tantos. Sin dudarlo era genuino el sentimiento que le aflora al verla a ella y se enraíza fuertemente en su pecho, como si quisiera ayudarlo a salir de esto con tan solo la presencia de Hannity en su hogar.

 

Pero lo mejor de todo es que, sin importar su cantidad, porción, orden o tratamiento, todos ellos juntos hacen un brebaje-, finalmente detuvo su vaivén distraído a los pies de la cama. ― ¿Tu eres buena con ellas Hannity? ¿Eres buena haciendo pócimas?

 

Entre extraños movimientos, mezcla de la habitual torpeza hábil de Garry y una particular elegancia, de entre sus ropas aun de granjero muggle extrae su varita, una pieza vieja, pero de colores un poco más vividos que en si todo el conjunto del brujo. Es en ella evidente que el pino salado se ha fracturado casi por completo, tiene en ella una larga grieta desde el mango tallado u gira como espiral a lo largo del arma. Ciertamente, Garry nunca habría sido el mejor para los encantamientos, pero su varita le habría sido de ayuda gracias a lo muy flexible que había sido siempre. No obstante, no parecía haber sido capaz de soportar el último de los encantamientos realizados por el brujo con anterioridad. ¿Cuál había sido ese?

 

Tal vez no te gusta tanto, tal vez a ti te guste algo más, ¿qué es? ¿herbología? ¿conocimiento de maldiciones? ¿artes oscuras? O quizá algo más como el cuidado de criaturas ¿ah?-, se ha sentado en la orilla de la cama con cierta resignación, como si de apoco se le acabara la conversación. ― ¿Cuantas plantas y criaturas mágicas conoces, Hannity? Cuantas eres capaz de recordar…-, sus manos unidas a la altura de sus rodillas abrasan débilmente la varita fracturada y la mirada casi tristona del brujo es casi nuevamente como la del antiguo muchacho Ollivander.

 

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- ¿Mary?

 

No es admisible a la comprensión de la mente que una casa pueda adquirir en sí misma tanto poder. ¿Cómo explicar además de dónde proviene este? ¿Qué tan bueno o tan sano podría ser intentar averiguarlo? Mientras rebusca en un compartimiento bajo de la alacena ingredientes para hacer un postre casero, esas preguntas le ocupan la atención, porque se ha vuelto silencioso el espacio, algo imposible si la loca Westrong está alrededor.

 

- ¿Dónde está?- pregunta, y no "dónde estás" porque mucho más que antes, como tentáculos o como raíces extendiéndose infinitas en redes imposibles, el cúmulo de energía oscura que ahora envuelve a la Heredad, ha vuelto la atmosfera pesada, tornando el silencio escalofriante- ¿A dónde la has llevado?

 

Poniéndose de pie de súbito, se gira para comprobar que está sola en la cocina, y todo está en tan perfectas condiciones que de repente, la terrible sensación de que todo no haya sido más que una alucinación la aturde. Agita el cascabel que había dejado sobre la mesa, y casi puede escuchar reverberar en su conciencia las burlas de Mary, pero sigue sin abandonarle esa penosa sensación de manipulación. Que están jugando con ella, o poniendo a prueba su (escasa) paciencia.

 

O como un sueño dentro de otro sueño.

 

Así que sale al corredor, volviendo sus pasos exactamente por el mismo camino que hizo desde la entrada. No hay rastros de nieve, no hay rastros de nada, e incluso, a las finales, la casa se niega a mostrarle la puerta, a diferencia de la primera vez, lo que consigue que sus ánimos se enturbien un poco más y la hagan volver a la reflexión que tenía mientras rebuscaba en la alacena. Reflexiones que se ven cortadas de forma abrupta por una sola frase, repetida como si de un disco rayado se tratase.

 

"¿Me oyes?"

 

No es una sola voz, sino muchas, las que repiten lo mismo. Voces más agudas y más gruesas, de hombres y mujeres que no reconoce y a quienes no puede ver, pero que están allí taladrando sus oídos con insistencia, hasta que luego percibe que cuchichean entre sí, pero ya no es capaz de entender que están diciendo. Ella no está segura ahora si prefiere el silencio de antes, a todo ese corrillo decidido a desesperarla, o si de plano no será mejor soltar unas cuatro o cinco cosas hirientes a todos ellos para que la dejen en paz.

 

Había dicho, al encontrarse con Garry, que esta vez no iba irse. ¿Era por eso que la casa le negaba la salida? ¿La estaba obligando a honrar su promesa? Mientras intenta respirar, e ignorar a las voces, nuevamente se lleva las manos al pecho para comprobar la falta de latidos en él.

 

Es verdad entonces, que luce como ella, pero no es ella.

 

El comprobarlo parece traerle el alivio que toda la situación de la desaparición de Mary le ha quitado. Es más sencillo al saberlo, intentar como siguiente paso descubrir la razón que la tiene allí, que definitivamente tiene que ver con Garry, pero también con Hannity, y con la casa misma, repleta de una oscuridad a la que no está del todo indemne, pero que es capaz de sentir discurriendo en su interior, como la brea espesa y caliente, y que además no puede significar otra cosa más que también debe estar profundamente asentada al interior de él.

 

Sabe que no tiene ya mayor sentido saber si lo de Mary fue realidad o una ilusión, porque la única respuesta la obtendrá volviendo a la habitación del piso superior que dejó hace unas horas.

 

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Editado por Bel Evans Ollivander

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El comportamiento de Garry era extraño, su forma de hablar no era nada de lo habitual, el tono, el modo y el llenar de preguntas, era totalmente diferente a lo que ella recordaba, pero lo atribuía al tiempo en que su padrino había pasado sólo en la heredad después de que hubiera regresado de dónde estuviese y con la única compañía de los fantasmas de madame Odette y de su abuelo, así que sonriendo tímidamente y aún temblorosa por el frío que se había situado en la casa respondió.

 

-No soy muy buena en pociones, aunque me gustaría, creo que tomaré un curso de ello, siempre es bueno saber hacer brebajes...

 

Sí, sabía que tanto él como la Evans eran buenos en la preparación de ellos, no creía haber heredado de ella esa habilidad, por ello era mejor prepararse para el futuro -¿Crees que puedas ayudarme un poco con todo ese tema?- lo miró con los pálidos ojos azules que, en ese momento, se veían más bien de tono grisaseo, era una tierna mirada de súplica mientras sostenía en alto y a contra luz el frasco que él le había enseñado.

 

Era probable, muy probable que su padrino no se negara, había en ella una habilidad, que había descubierto, gracias a Yanna, en que por algún extraño motivo, lo que ella les pedía no le negaban, aunque intuía el por qué Bel instintivamente lo hacía ¿Pero Garry?.

 

Las siguientes preguntas confundieron a la rubia, además de el comportamiento de su padrino, que ella recordara, nunca lo había visto así, aunque cuando toco el tema acerca de lo que más le gustaba de la magia y entre muchas de las ramas mencionar las artes oscuras... Siempre había sido su favorito, pero no sabía si debía confesarlo, sobretodo después de su salida de la orden, aunque tenía la plena confianza en Garry como para decírselo. Antes de responder jaló el edredón a cuadros que la cubría estando dormida y se tapó con él, el frío en la habitación aumentaba considerablemente.

 

-Las artes oscuras, es lo que más me gusta, son tan... interesantes.- Definitivamente notaba algo extraño en Garry, desde su caminar, hasta todo aquel interés que la rubia no sabía a dónde los llevaría, lo observó sentarse, un poco más tranquilo, como el era habitualmente -no recuerdo muchas cosas después de un hechizo desmemorizante- lo dijo sin importancia, esperaba que el efecto pasara pronto -pero sabes que te ayudo en lo que sea.

 

La jovencita sonrió, e instintivamente giró la cabeza hacia la puerta, algunos ruidos, como si hubiera más gente en la casa, y podía ser su imaginación pero, alcanzaba a escuchar una voz conocida y que desde hace mucho tiempo había esperado escuchar...

 

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  • 3 semanas más tarde...

Garry M. Ollivander

 

--Meses atrás--

 

Entonces, ¿vas a volver?-, el señor Stapleton está parado ahora a mitad de su habitación, con ese aspecto excesivamente tranquilo y la mirada perdida en alguno de los tantos cachivaches que Garry tiene en su habitación.

 

Si-, su respuesta es corta, pero el modo tan rápido en el que el viejo hombre le devuelve la mirada le dice a Garry que debe ser mas especifico con él. ―Hay problemas-, dice antes de continuar preparando su poco equipaje.

 

Siempre hay problemas, Grelliam-, esto, aunque no lo pareciera, esto era lo más cercano a recibir un sermón por parte de Stapleton. ―No tienes que resolverlos todos tu solo.

 

Si, si tengo que…-, se molesta, que el viejo hombre no entienda su necesidad de rescatar lo único que le queda de su familia, pero le molesta más no entender por qué le preocupa tanto en realidad. Stapleton no dice nada, solo se queda en silencio tras su respuesta que aunque irritado ha sonado como si no le diera importancia, Garry no necesita voltear hacia atrás para saber que el viejo aun lo vigila. ―¿Y si ellas regresaran?-, casi exhaló su pregunta, como si la hubiera estado conteniendo para sí mismo todo ese tiempo

 

¿Quiénes?-, preguntó Stapleton tranquilamente.

 

Bel…-, ¿lo haría algún día? realmente no encuentra él razones para que lo haga, pero no puede evitar pensar en la posibilidad. ―Hannity… Katrina-, masculla cada vez sin mas fuerza de pronunciar un nombre más.

 

El silencio se prolongó por tanto tiempo que ahora fue él quien se sintió incómodo con eso.

 

Bien, te llevaré entonces a la estación.

 

 

--Tiempo actual--

 

Artes oscuras, que nombre más despectivo para algo tan maravilloso, ¿no crees Hannity?

 

Permaneció sentado en la orilla de la cama, con la cabeza cabizbaja, observando la varita en sus manos, sus manos llenos de marcas, costras y manchas acarician lentamente cada una de las fisuras que se han formado en el arma y se detiene solo cuando la escucha crujir, como si le estuviera haciendo sufrir cada vez que con la uña de su dedo profundiza una marca. Su respiración era lenta, pesada y solo necesariamente ruidosa cuando deja escapar de tanto en tanto suspiros cansados.

 

La gente no debería temerle a algo como eso, no debería ser tan mal visto, eso solo los ciega, inhabilita su magia y obstruye su verdadero potencial.

 

La mano izquierda comenzó a doler, pero ya no hace ni siquiera un gesto, solo se detiene a contemplar, mientras pasa el ardor, la marca en la palma de su mano. Esa marca está viva, tiene la apariencia de una cortada fresca, pero no sangra, la piel que parece comida por algún ácido palpita con un rosa delicado, tiene la forma de una flor, tan bonita y tan desagradable de ver al mismo tiempo; una marca de beleño blanco.

 

¿Cómo es que alguien como él ha conseguido algo tan maravilloso como una marca de beleño? Apenas se lo ha preguntado, es algo tan maravilloso de contemplar que apenas siente algo de culpa por estropear a tan interesante personaje, era un desperdicio de usuario, pero a estas alturas del juego no hay vuelta atrás. Y quizá cuando todo esto termine tenga una oportunidad de arreglar todo, de compensar lo que ha tenido que profanar para conseguir su objetivo, aunque un logro tan maravilloso no necesitaba de más compensaciones.

 

Por supuesto que si, claro que puedo enseñarte sobre pociones, Hannity -, sonrió empuñando en una mano nuevamente la varita y en la otra presionando con sus dedos la marca. ―Pero primero-, se puso nuevamente de pie, avanzando un par de pasos hacia adelante antes de encarar a Hannity, con la mirada pálida reemplazada por un par de brillantes ojos como el color del beleño. ―Lección número uno-, se movió rápidamente, tan rápido que no pareció un movimiento propio, su varita se hondeo teatralmente y dando un paso acorde a la vez, lanzó un fuerte rayo directo al suelo a los pies de Hannity. ―Defensa contra las artes oscuras-, casi rió.

 

El suelo bajo los pies de Hannity comenzó a hundirse en si se tratara de arenas movedizas, no se podía escapar de ahí tan fácilmente y entre más intentos hicieras mas rápido comenzaba a tragarte. Sin inmutarse, se quedó de pie frente a la muchachita, viendo como el piso se la devora hasta otro lugar. No ha sido tan descuidado con ella, eso no la iba a matar, pero sí que le iba a sacar un susto.

 

Cuando Hannity terminara de hundirse en el encantamiento volvería a aparecer en una habitación blanca, aunque completamente a oscuras, de donde no se puede ver una entrada o una salida, y donde, extrañamente, los hechizos de aparición están bloqueados.

 

―Abre los ojos cariño, no hay nada de qué asustarse aquí-, la busca en la oscuridad una vez que se ha aparecido, curioso que a Garry la aparición nunca le gustara tanto, era tan útil. ― ¿Hannity?-, y su voz ya no se escuchaba igual, pero físicamente era él, o lo que queda de Garry.

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Sonrió al escuchar lo que decía sobre las artes oscuras, era casi lo mismo que ella pensaba de ello, algo tan sútil no debía de tener un nombre tan malo...

Hasta cierto punto Garry parece normal, o por lo menos el mismo que ella recuerda, le ha dicho que le enseñará lo que él sabe sobre pociones, lo cual es un alivio con el nuevo curso que ésta por llevar, aunque sus movimientos y tonos de voz hicieran parecer que la jovencita habla con otra persona, como si algo o alguien se hubiera apropiado de su padrino, se levantó de la cama con movimientos rápidos y exagerados y un tono de voz que ella no recordaba apunto hacia donde ella estaba sentada y el piso comenzó a moverse.

 

Sin duda la rubia estaba asustada y trató de agarrarse con todas sus fuerzas de la cama, pero eso no le ayudó en mucho, mientras más fuerza utilizaba más rápido se hundía, así que se tranquilizó, aunque el latido de su corazón no lo hizo, cuando el Ollivander le decía " Lección número 1: Defensa contra las artes oscuras ".

 

Cayó en un lugar extraño, era una especie de habitación blanca, pero no había ninguna señal de que hubiera puertas o ventanas, además ¿Era a causa de alguna clase de brillo del lugar? No sé lograba ver nada, permaneció arrinconada en lo que parecía una esquina y escuchó que alguien la llamaba y la invitaba a salir de aquél escondite.

 

Por fortuna nadie había quitado la varita de la jovencita que reposaba dentro de sus ropas, la asió con fuerza... <<Demonios, debí haber practicado los hechizos antes>> Hannity no era muy buena en duelo, de hecho lo evitaba cada que podía y... ahora que lo recordaba, el mismo Garry Ollivander le había dicho alguna vez que lo practicarían, aunque nunca pensó que en esas circunstancias o que el que le enseñaría a defenderse no fuera él.

 

Escuchó de dónde probablemente venía el sonido de aquella voz y se dispuso a atacar, cuidando de no hacer daño a su padrino, puesto que quien se hubiera adueñado de él no le daría importancia de que no le pasara nada. -Avis

 

Una parada de pájaros color azul se dirigieron hacia donde Hannity había escuchado el sonido de aquella voz y aunque no veía, estaba segura, por el sonido de los pájaros, que había dado en el blanco, ya estaba molesta por aquella situación, pero no con Garry.

 

-¿Quién eres y qué le hiciste a mi padrino?

 

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Grelliam M. Ollivander

 

--Meses Antes--

 

Me parece genial que volvieras. Digo, yo entiendo que las circunstancias no son las mejores, mi mamá siempre llama para recordarmelo todos los días, pero bueno que te puedo decir, si no somos capaces de responder cuando se nos necesita ¿de qué sirve tanta preparación, no crees? ¡Ah! Creo que encontré uno aquí Garry-, Charlotte era ruidosa, demasiado aun cuando los separaba una distancia considerable y se atravesaba la maleza del bosque en los terrenos de la heredad ella se dejaba oír. ―Me parece que este también está podrido, uff y qué mal huele.

 

No te acerques mucho-, la muchachita dio un salto de impresión, no esperaba que el brujo estuviera tan cerca de ella o que se apareciera de pronto. Garry en cambio parecía más interesado en el hallazgo de la morena que en su expresión de exagerada molestia. ―Esto no parece una plaga-, rápidamente el gesto molesto de ella cambió y se mostró sorprendida e interesada.

 

También lo creo, pero allá en el mezzanine del local tienes una planta extraña junto a tu escritorio con una etiqueta roja y con un aspecto similar.

 

¿Ahí está?

 

Si, dijiste que no la moviera.

 

Garry asintió distraído, aparentemente no muy convencido de lo que Charlotte le contaba.

 

Regresó a Londres apenas un mes para atrás solo para encontrase con que las tierras presentaban síntomas de contaminación en ciertos rincones escondidos, de no haber recibido aquella carta por parte de la asistente del ministro de magia que lo había terminado por convencer de regresar, seguramente esa plaga hubiera consumido la heredad completa en solo unos meses.

 

Había mucho trabajo que hacer ahí, desde luego, pero aunque la joven practicante de San Mungo (la cual se le ha asignado al brujo como su tutor durante su última etapa) tiene extraordinarias habilidades sobre la herbolaria, cree que es más prudente atender el caso por cuenta propia, después de todo podría estarse apoyando con los libros que Evans había dejado en la biblioteca del estudio, sin contar que nunca ha tenido buenas experiencias involucrando personas con los de familia.

 

Creo que sera mejor terminar por hoy, mañana presentas pruebas práctica en San Mungo ¿verdad?

 

Si, pero...

 

Mejor prepárate, nos veremos después de dos semanas, tampoco es necesario que te pases a diagon, yo haré los pagos al banco...

 

Qué espléndido, pero tampoco soy una tonta como para no tomar esa oferta, sobre todo con las pruebas encima, ¡Casi lo olvido!, llevaré algo del ajenjo cultivado ahí en el local para la práctica, no, las que están en el sótano no, las que ya están secas, arriba, arriba...-, la muchacha hablaba y hablaba mientras terminaban de recoger sus cosas y colgándose la mochila sobre el hombro comenzaba a su andanza hacia afuera de las tierras de Ollivander.

 

Buena suerte,

 

Soy una squib que obtendrá su título en medimagia con honores, Ollivander no necesito la suerte de un brujo como tú-, soltó divertida con una sonrisa burlona, el aire pretencioso es solo un juego.

 

 

--Tiempo actual--

 

Se quejó con un gruñido furioso al ser atacado por todas esas aves, se sacudió los brazos molesto, con la varita en mano lanzando de tanto en tanto llamaradas para quemar torturosamente a todas ellas, sin importarle que, en su intento por defender aun a su invocadora, le han prendido fuego a algunas partes de sus ropas que apaga apenas con la misma vida de sus movimientos toscos por acabar con cada uno de los pajaritos azules, pisoteandolos en el suelo para dispersar sus cenizas.

 

Las breves llamas lo han delatado, se encuentra de pie, como una figura alta y extraña en medio de esa oscura habitación, sus pálidos ojos han adoptado un brillo peculiar, como si tuvieran luz propia y sus orbes ahora del color de un beleño parecían poder verlo todo en esa habitación e incluso a través de sus muros. Permaneció ahí de pie, con la respiración agitada, tal vez por la falta de práctica, tal vez por la emoción que le causa la esencia de una cacería. Y sonríe después de un momento, cuando la euforia parece controlarse y escucha la voz de Hannity, preguntando por él.

 

No sabe si es un encantamiento que ella ha utilizado, o es que ha terminado de perder la poca cordura que le quedaba, pero la voz de ella se escucha por todas partes, que proviene de todos lados menos de dónde él ha visto venir su ataque. Está expuesto a ella, a Hannity que lo ha descubierto o eso es lo que piensa. Se serena, por que después de todo, están solo ellos tres en esa habitación, difícilmente alguien puede entrar e interrumpir, mucho menos salir de ahí para escapar, así que caprichosamente se puede dar lujo de seguir probando un poco a la joven hechicera.

 

¿No es evidente Hannity?-, se erigía pareciendo mucho más alto de lo que habitualmente Garry lo es. ―Yo no le he hecho nada a nadie. Yo en cambio soy el mismo... pero soberano -, el modo en el que agito su varita provocó un zumbido filoso. ―Casi completo, aunque no perfecto, ah-ha. No, aun no perfecto, pero ese no es mi destino-, se balanceo sobre sus pies como si quisiera comenzar a desplazarse por la aún oscura habitación, pero no lo hizo y que dejó quieto en el mismo sitio, casi en medio de la habitación. ―Aunque si mi propósito, Hannity.

 

Elegante y cuidadosamente comenzó a lanzar chispas con su varita en todas direcciones y poco a poco la habitación comenzó a iluminarse, mostrándose blanca, extensa.

 

No hay ningún mueble sobre el suelo más que una camilla en un extremo, es evidente que algo se guarda ahí entre sabanas aun mas blancas que la habitación. Las luces sobre ellos encandilan son tan brillantes que casi hacen perder el color de todo lo que tocan, hay también estantes sobre empotrados sobre un lado del cuarto, ocupados todos con más frascos algunos con pociones otro de sustancias extrañas, también algunos de ellos tienen ordenados instrumentos quirúrgicos y otros que parecen herramientas de mecánica muggle. El muro opuesto a ese está cubierto como una pizarra de notas de escritas con caligrafía poco cuidada, retazos de periódicos, esquemas, diagramas, páginas arrancadas de libros, algunos de ellos unidos con líneas mal trazadas. Toda una red de ideas que no se comparaba realmente con lo que corrompía ahora la mente del brujo.

 

Pero no te desconcentres, Hannity. Intento número dos...-, su voz pareció recuperar el barítono y la pesadumbres de arrastrar las sílabas como lo hacía siempre. ―...Conocimiento sobre maldiciones-, la vacía mirada observó a la muchachita que no deja de apuntarle con su arma, dispuesta a defenderse contra cualquier cosa. ―Crucio...

 

Y una tras otra vez comenzó a lanzarle la maldición, esperando tener una reacción, cuál fuese de ella llegando a un límite.

 

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Les ha oído, justo del otro lado mientras extendía el brazo para girar la perilla de la puerta y entrar a la habitación, y sin embargo, cuando ingresa, no hay nadie.


Pero si hay algo.


Magia, tan fuerte que casi le colapsa el cuerpo, o más precisamente se lo contamina. Magia que no es del tipo "buena", y que al bajar la mirada hacia el suelo, se le manifiesta como un charco de brea oscura y espesa que lentamente comienza a envolverla.


De inmediato, sostiene su varita de forma firme en la mano derecha. El temor se ha instalado hasta en el último rincón de su cuerpo, pero aun así prosigue en la inspección de la habitación, siguiendo el rastro que el uso de magia prohibida ha generado. Es difícil abrirse paso, con aquella sustancia viscosa adherida a la piel, pero pronto las señales encontradas la convencen de que tanto Garry como Hannity, han desaparecido a un espacio donde no puede alcanzarles.


¿O sí?


Ella recuerda que una vez terminaron en un salón con espejos que mostraban diferentes cosas a las personas. Habían creído que eran como el espejo de oesed, pero a las finales, todos ellos habían mostrado más bien otras funciones. Lo que no recordaba, es que uno de ellos hubiese sido sacado y traído hasta allí. ¿Sería que ese cambio había venido después? ¿y en razón a qué? En el tallado de los bordes, no tarda en reconocer un rezo que no es más que una maldición.


- Tú no eres la Bel real, eres diferente- del otro lado del espejo una voz comienza a hablarle, y es una muchacha que ella no recuerda de ningún sitio- ¿no has averiguado ya por qué apareciste? No fue por los recuerdos de él.


Hay en su tono un convencimiento que hace que sus palabras se sientan como una verdad absoluta. La luz que emana de su varita apenas contiene la maraña salvaje de brea que quiere envolverla por completo.


- ¿Sabe por qué es importante la sangre? Porque en ella se inscriben recuerdos. La sangre de magos trae inscrita en sí misma la magia, en su forma más primigenia que es la voluntad del deseo. Entonces, él puede haber hecho el esfuerzo de encerrar los recuerdos de Bel Evans, pero la magia que ella perdió se quedó en esta casa, por eso la casa la recuerda y recuerda su deseo, absoluto y ferviente, de salvar a los que ama.


Ha escuchado lo más atentamente posible, pero las dudas se multiplican en esa explicación, y no le traen la claridad que necesita ¿no es fortuita su aparición entonces? ¿Es dependiente o independiente a Garry y a Hannity? ¿Y las otras voces que escuchó en el pasillo son también de una naturaleza como la suya, o son acaso producto de la deteriorada mente del propietario de la heredad, más que nunca sumido en su oscuridad?


Porque incluso ella, cuando lo abrazó, pudo notarlo. Como él parecía más un cascarón vacío que la persona que puebla sus recuerdos. Y no es que él fuese la persona más empática o amigable, pero era definitivamente distinto al ser completamente indiferente en que se ha convertido ahora. El problema es que eso mismo le hace entender que quizá no esté a su alcance salvarlo. Que nunca lo estuvo, porque aunque se esfuerce, su luz resulta apenas una pálida sombra, cuando se la compara con el ser original.


No obstante, la figura en el espejo tiene otra opinión.


- Eres Thélème, lo que los griegos llamaban voluntad y deseo adquiriendo forma. Una magia muy antigua, pero que ha sido el principio de muchas tradiciones mágicas europeas. No importa si no eres el ser físico, porque eres su magia, la única tan fuerte y tan poderosa, como para oponérsele.


Ella sabe entonces que tiene que dejar de luchar contra esa brea, y en su lugar, dejar que complete su trabajo de tragársela, para conducirla con las dos personas que, más que nunca, son el principio de su sola existencia. No es una sensación agradable, cuando finalmente todo desaparece a su alrededor para convertirse en infinita oscuridad, pero más apremiante le resulta la pregunta que no se atrevió a pronunciar en voz alta.


Si el poder de la magia corría en la sangre ¿quién había sacrificado la suya para permitirle aparecer?




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Un grito desgarrador inhudó la habitación, había estado más concentrada en encontrar coherencia en las palabras de aquél hombre que, según ella, usurpaba el cuerpo de su padrino, que solo cuando escuchó lo que venía sostuvo con fuerza la varita, el dolor invadía cada célula de su cuerpo, no sabía que hacía ahí, había perdido toda noción del tiempo ¿Qué hacía allí y cuando iba a parar todo el dolor? ¿Por qué sostenía fuertemente aquél palito en su mano que no le era de ayuda en ese momento? Sintió que pasaron horas sufriendo aquél dolor, cuando cesó trato de poner atención a cada una de las cosas que había ¿Dónde estaba el Ollivander?

 

Con el cuerpo temblando incontrolablemente se levantó empuñando la varita, el lugar parecía una especie de quirófano o tal vez una morgue, con una camilla en dónde yacía algo debajo de las sábanas, algunas pociones y demás instrumental, ahora era visible el Ollivander, se había detenido, pero por la macabra sonrisa que tenía sabía que un nuevo ataque de maldiciones vendría, aún temblando de pies a cabeza como nunca lo había estado y aún con sensación de dolor alzó la varita y pronunció -Protego

 

Las nuevas maldiciones chocaron contra aquél escudo que se había formado alrededor de ella, eso le dió una breve ventaja que no desaprovecharía, sosteniéndose de un mueble que tenía a la espalda para que sus rodillas no se doblarán hizo un movimiento de varita y en silencio invocó doce flechas por medio del hechizo Disparo de flechas

 

Si resultaba como ella lo esperaba tendría tiempo de resguardarse probablemente detrás de la camilla, ya que al observar rápidamente el lugar no había muchas posibilidades de salir de allí, aunque debía haber una puerta o ventana escondida en alguna pared o muro del lugar, mientras tanto trataba de distraerlo.

-¿Estás seguro que tus planes son tan perfectos Garry? la última palabra la había hecho silabica con la intención, no sabía si funcionaría o no, simplemente de fastidiarlo.

 

@@Rory Despard @@Hessenordwood Crouch

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Grelliam M. Ollivander

 

Meses antes

---Tiempo actual---

El último rayo salió con energía, con fuerza, con ganas de reventar aquel escudo que ella ha creado para defenderse, pero algo ha salido mal (o bien para ella) y la maldición se le regresa con la misma potencia, tan fuerte que terminó por fracturar en un estallido la varita del brujo en mil pedazos. El resto del encantamiento ha sido absorbido por la marca del beleño en su mano donde habría sostenido firmemente la varita de pino salado. El grito ahogado no es capaz de representar el verdadero dolor que le causa el contraataque de ella y que lo deja de rodillas sobre el suelo.

 

Excelente Hannity, !bien!-,

 

Su izquierda está inhabilitada y se siente mareado por el dolo, pero aun es capaz de usar la magia uzza que lo hace inteligible al ataque de flechas que ella usa para rematar. Está fuera de combate, desarmado, pero indudablemente emocionado. Ni siquiera el dolor que le recorre la mitad del cuerpo es capaz de borrarle la sonrisa perversa de satisfacción, como la de alguien que obtiene lo que quiere al final del día.

 

¿Estás seguro que tus planes son tan perfectos Garry?

 

¿Garry?-, no puede más con ello, es demasiado, no, él necesita ser reconocido. ―Oh no, niña, no-, se balanceaba en un intento por ponerse de pie, aunque el cuerpo débil del brujo parece cada vez más incapaz de sostenerlo. ―Tu padre es… extraordinario, si, pero no ha sido tan decidido para alcanzar todo su potencial-, si el cuerpo le responde cada vez menos no está seguro si es por el sobre esfuerzo porque Hannity, con cada una de sus palabras, está rompiendo parte de su unión. ―Déjame explicarte Hannity, lo que la retorcida y brillante mente de un brujo como tu padre en colaboración a un humilde amante de la vida pueden conseguir-, transfiguró sus palabras.

 

Ella parece dispuesta a escucharlo puesto que a pesar de que le apunta firmemente con la varita no le ha lanzado ni un hechizo más, tal vez más que escucharlo ella quiere entretenerse en su discurso, como fuera el caso él tiene que ser cuidadoso con sus palabras si quiere mantener la atención de la bruja puesta en él, de algún modo aun cree que puede convencerla de que en realidad él no es el malo en esta historia.

 

Como pudo se puso de pie y arrastró sus pasos hasta uno de los estantes empotrados en los muros, de reojo pude ver como Hannity se esconde detrás de la camilla, pero a él no parece importarle ahora. Su cuerpo tiembla y apenas puede abrir uno de los cajones y sacar de él un bisturí quirúrgico y comenzó a caminar de regreso en dirección a Hannity, aunque su verdadera atención no estaba puesta en ella sino más bien en la camilla que la protegía de él.

 

Aun sin la varita, consiguió acercar a él la camilla, alejándose de Hannity para él no tener que sufrir de un ataque más de su parte. Lentamente removió las sábanas y descubrió el cuerpo que descansa en la camilla hasta la altura de sus hombros. Se trataba de una mujer joven, de gestos firmes aun cuando ya no era posible que sus músculos funcionaran, su piel era pálida, pero no tenía un aspecto de descomposición, parecía más bien como si estuviera congelado.

 

Ella es Charlotte LeFoche, una hija de magos extraordinarios, pero con la peculiaridad de no poseer ni una gota de magia en toda su esencia-, comenzó ha hablar monótonamente, algo como si viniera más del verdadero Garry, del no corrompido. ―No había sido un impedimento para ella, por supuesto y a tan corta edad alcanzaría con honores su título en medimagia, un extraordinario ejemplo de capacidad, el como lo había conseguido era algo de admirar-, parecía tan orgulloso de ella. ―Pero siempre hay quienes creen lo contrario…

 

 

---Meses Atrás---

 

Casi estaba corriendo por los pasillos llenos de gente, esta vez no se esforzaba por esquivarlos o detenerse a disculparse si es que alguien tropezaba con él, las enfermeras en más de una ocasión le advirtieron, pero él ni siquiera se detuvo a escuchar. Parecía maldecir mientras caminaba, murmuraba una y otra vez palabras incoherentes entre dientes casi tan rápido como recitar un conjuro. Empuñaba en una mano con fuerza la carta que minutos atrás había recibido y sus puños temblaban más de lo habitual.

 

―No puedes pasar-, el viejo médico de cuidados intensivos se atravesó en su camino, es un mago bastante sabio, grande y lo suficientemente fuerte como para que Garry pudiera hacerle frente tan a la ligera.

 

Exhaló exasperado.

 

Déjame entrar, no haré nada-,

 

―No hay nada que puedas hacer de todas formas-, sentenció y el gesto del brujo recuperó su paciencia. ―Lo siento muchacho, mejor espera afuera.

 

Ella es mi...yo soy su orientador,

 

―Justo por eso mismo es que deberías quedarte afuera…-, el mago se descruzo de brazos y luego se hizo a un lado para entrar justo detrás de Garry. ―Ve, pero no toques nada.

 

Todavía respiraba cuando él llegó a su lado, su mirada estaba perdida en algún punto del techo, su boca exhalaba su último aliento, largo, lentamente largo, como si lo que quedara de ella aun luchara por mantenerse en esta vida. Como quisiera decirle que dejara de intentarlo, que ella cediera y partiera en paz. Pero no, esa no era su manera de hacer las cosas aun en sus últimos momentos, no sería ella verdaderamente si se fuera de esta vida sin luchar.

 

―El collar de Ópalo es...un objeto verdaderamente oscuro, ya se están tomando medidas sobre quienes se creen que pudieron estar involucrados en el atentado.

 

El brujo se acercó rápidamente, deshaciendo el broche del guante de piel de dragón para descubrir la marca de beleño, la cual le ha servido todo este tiempo como un embebedor de magia, utilizando su cuerpo como un recipiente que puede contenerla aun cuando no es de su naturaleza o es demasiado avanzado para él. Pero por lo que ha pasado, esta vez, él cree que es capaz de soportar la maldición del collar de ópalo para sacarlo del cuerpo herido de Charlotte.

 

―Espera, no...

 

Sin embargo, antes de que el otro hombre pudiera detenerlo, él se paralizó al instante, en el mismo en el que solo lo centímetros es lo que le separan de ella, en momento justo en el que puede ver como la vida se escapa por completo de la muchachita, como sus ojos se apagan y su aliento se extingue por completo.

 

No hay nada que pueda hacer cuando ahora ella es solo un cascaron vació.

 

 

---Tiempo actual--

 

¿Que necesitaba alguien como ella para poder estar aquí entonces?-, murmuró, su mirada se apagó era como ver el reflejo de Garry cada vez más cerca, aunque atrapado en otra realidad. ―Por supuesto que yo lo sé…-, levantó la mirada para encontrarse con Hannity, parecía contrariado, como si en su interior llevará a cabo una batalla consigo. ―Ella "necesitaba ser igual que los demás"-, soltó casi con desprecio.

 

Descubrió un poco más de su cuerpo, estaba lleno de suturas a lo largo de sus extremidades y el torso, incluso algunas de ellas parecían haber sido abiertas y cocidas nuevamente. Él se colocó los oscuros guantes de látex en cada mano y se inclinó sobre la camilla para inspeccionar mejor el cuerpo. De pronto parecía como si se hubiera olvidado de Hannity y estuviera hablando para sí mismo, pero no, no podría olvidarle, ella era importante. Su semblante cambio y era mas inspirador al hablar otra vez, como si aquello que lo corrompía volvía a tener el control sobre él.

 

No entraré en detalles elaborados para no aburrirte, pero tu padre es un creyente firme de que todo en esta vida contiene una esencia; la creación de varitas y la elaboración de pociones sumado a su febril estudio en la alquimia lo han llevado a esas conclusiones-, con ayuda del bisturí cortó del cuerpo de la muchachita en la camilla, desde la garganta hasta la mitad del esternón. ―Yo en cambio he estudiado al cuerpo humano Hannity-, ya no tenia caso esconderse, era evidente que la bruja sabe que alguien ademas de Garry ocupa el mismo cuerpo. ―De pies a cabeza, de magos y muggles, de sangres sucias y sangres pura, de muertos y vivos por igual.

 

Cuidadosamente hizo el corte y separó la piel, sin embargo el hueso no está presente y tiene una vista clara y directa hacia donde debería estar el corazón inerte de la mujer fallecida. Sorprendentemente este aún conserva su color de vida, pero igualmente no funciona.

 

Y es increíble lo que puedes lograr cuando te atreves a ir más allá de los límites-, levantó nuevamente la mirada a Hann. ―En esta vida no hay magia buena o magia mala Hannity, solo hay magia y depende de nosotros como usarla, para hacer las cosas bien o mal…-, extendió el brazo y le ofreció una mano. ―Solo hay una cosa que falta para que ella pueda volver a la vida, para que cumpla el propósito que se le fue arrebatado, Hannity ¿Tu serias capaz de brindárselo?-, tentó.

 

@ @@Rory Despard

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