La Taberna de la Tia (MM B: 78619)

[Sagitas E. Potter Blue]

La confesión de Lady Dark me sorprendió y me arrancó una sonrisilla.

 

-- ¿Heredarlo de mí? ¡Oh, gracias...! Sí, para mí la familia siempre ha sido lo más importante, por encima de cualquier otra particularidad. He de confesar que me cuesta seguirlo con Heliké, aquí mi sobrina, pero es que es muy rara. Ya la irás conociendo -- le dije, poniendo la mano derecha por delante de la boca, en el lado izquierdo, como si estuviera compartiendo un secreto con ella que no quería que @ Rambaldi se enterara.

 

Mi sonrisa se hizo más amplia cuando noté que Lady se relajaba y parecía más contenta que cuando había entrado en el negocio. Eso me encantaba, no se podía estar triste todo el tiempo. Aunque si un demonio me hubiera secuestrado durante tres años, seguramente mi comportamiento sería el mismo que el de ella. Por eso me gustaba que estuviera hablando con nosotras. Se la veía más abierta. Ante de que Heliké protestara, añadí:

 

-- Sí, bisabuela, pero me conservo muy joven así que ay de ti que me digas vieja -- y la señalé con el dedo índice. Después me giré de nuevo a Dark. -- Eso de Rambaldi debieras cambiarlo. No debes juntarte con una familia como es. Es broma, es broma. Amo a mi primo Deiwan.

 

Me quedé pensativa de forma breve y mi mirada se perdió en un recuerdo.

 

-- Tuve una vez una amiga en la Familia Gaunt... Lilliana McDougall. No sé si... Bueno, supongo que seguimos siendo amigas -- no podía añadir más sin contarles algo sobre mi pasado que, para mí, era un secreto que nunca debiera ser contado.

[Matt Blackner]

Era de noche, pero hacía calor, lógico si contábamos con que era verano. Pasadas las horas de trabajo en el ministerio, y las tareas de los negocios, todos en marcha, todos funcionando, ningún desastre familiar más allá de la boda que algún día, tendría que celebrarse, había decidido pasarme por la Taberna.

 

Para echar un trago, despreocuparme al menos por un rato.

 

Iba vestido con un pantalón negro, largo, botas y camiseta verde de manga corta. No es que hubiera demasiada gente bebiendo en el local, aparte de un grupito de brujas que reían sin parar. Las miré de reojo, alzando la ceja, mientras sacaba la mano derecha del bolsillo y hacía un gesto al elfo para que me pusiera una cerveza de mantequilla.

 

Tomé asiento en una mesa del fondo, en un sillón bastante cómodo, mientras el elfo dejaba la jarra de cerveza helada.

 

De que se reirían?

[Sagitas E. Potter Blue]

No sé en qué momento desconecté de la escena en la que me encontraba y me fijé en el cuadro que colgaba en una pared de la Taberna. Aunque quisiera quitarlo (que no lo haría porque era un recuerdo de mi hermana perdida, Hayame), tenía un hechizo de esos que quedaba pegado y que no había manera de despegarlo. No sé si destruyendo toda la taberna conseguiríamos que saliera de aquella pared.

 

Pues ahí me quedé, mirando, pensativa, perdida en mis pensamientos y sin saber bien qué estaba sucediendo a mi alrededor. Lo siento por Lady Dark, pues me quedé tan traspuesta que ni vi si aún permanecía a mi lado o si se fue, sintiéndose ignorada, algo de lo que me tendría que disculpar si realmente había sucedido eso. Pero, en aquel momento, mi mente volaba lejos, abandonada en un montón de pliegues de recuerdos y memoria que yo pensaba que había desaparecido. Sí, era extraño recordar algo que no tenía presente desde hacía como mil años.

 

Suspiré.

 

Parpadeé.

 

Mi copa estaba vacía y miré al elfo, sin fuerzas ni para levantar la mano. Allá, a lo lejos, un cliente con una camiseta verde, me observaba. Era Matt. ¿Cuánto tiempo haría que estaba allá?

Editado 26 de Agosto del 2017 por Sagitas E. Potter Blue

[Matt Blackner]

El elfo dejó la jarra sobre la mesa, y se llevó vacía la primera. Di un trago, la cerveza negra, helada, era algo reconfortante en aquel momento a decir verdad. Seguía observando en aquel rincón entre la penumbra, las brujas seguían cuchicheando y riendo, vete a saber de que. Si les prestaba la suficiente atención podría oirlas...tenía un buen oido.

 

Pero en vez de eso me quedé mirando el pequeño cerco de agua que había dejado la primera jarra de cerveza. Ladeé ligeramente la cabeza, mientras mordía una patata frita. No las había pedido, pero los elfos me conocían.

 

Apenas terminé de tragar, cuando me sentí extraño. dejé de oir las voces del grupo de chicas. Las gotas de agua no estaban sobre la mesa de la Taberna, sino sobre un suelo de piedra clara. Y no eran gotas de agua, sino gotas de sangre.

 

Dejé de respirar, mirándolas fijamente, hasta que, o por el escozor en los ojos o por la falta de aire, me obligué a apartar la vista. De nuevo veía la Taberna. Di un largo trago a la jarra de cerveza y cerré los ojos, llevándome la mano a la cabeza. Maldita videncia...

 

Al reabrir los ojos, me fijé en otra cosa. En una persona silenciosa que miraba a lo lejos la pared fijamente, ese extraño cuadro qeu no había forma de descolgar. Que hacía Sagitas alli sola?

[Sagitas E. Potter Blue]

No sé porqué bajé la mirada y no saludé a mi hijo. No me sentía bien y, sin embargo, no quería confesarlo. Algo iba mal pero no sabía lo que era. Sólo tenía esa sensación de que algo iba a suceder y no sabía cómo contrarrestarlo. Normalmente, soy de acciones rápidas pero aquel cuadro..., aquel maldito cuadro en la pared me había sumido en una sensación catatónica que no había entendido y que me había dejado fuera del mundo real durante un tiempo. Sólo esperaba que no demasiado porque, mientras estuve así, sin concentrarme en mi entorno, "algo" había entrado en aquel lugar.

 

Y no me refería a mi hijo. "Algo", fuera lo que fuera, estaba allá, en la Taberna de la Tía.

 

Bajé la mirada y vi el vaso que contenía un líquido caliente y de aspecto poco apetitoso. Tomé fuerzas y levanté la mano para llamar al elfo y le pedí una chocolate caliente. El chocolate siempre animaba y alejaba los malos sentimientos, sin hablar de dementores. Cuando acabé la taza me sentía algo mejor, lo suficiente para elevar la vista y saludar a Matt con la mano, sin darme cuenta que seguro que tenía un rodete de chocolate en los labios.

 

-- ¡Hola, hijo! ¿Vienes a tocar algo en el piano?

[Matt Blackner]

Abrí los ojos, notando como volvía el dolor de cabeza. Poco a poco se estaba volviendo casi en costumbre, un dolor punzante que comenzaba en la parte superior de la cabeza, y poco a poco se extendía, hasta el punto de que creía que los ojos me iban a estallar, aunado a los extraños retazos de visiones. Aunqeu esperaba que el alcohol me sedase a tiempo.

 

A lo lejos, Sagitas alzó la mano para saludarme, al fin. Sonreí ligeramente, puesto qeu tenía la boca llena de chocolate. Acabé con las patatas y me levanté, apurando la jarra de cerveza. Mientras iba hacia ella, me acerqué a la barra, pedí un vaso y una botella de whisky de fuego.

 

- Sabes qeu el piano no se me da demasiado bien - le dije, dejando el vaso y la botella sobre el instrumento y sentándome a su lado en la banqueta. - Apenas acierto a tocar un par de notas seguidas antes de equivocarme.

 

Le eché un vistazo y sonreí. No parecía encontrarse demasiado bien, y si era honesto, yo había estado ocultando a todos mis visiones desde que comenzamos las clases de videncia.

- Tienes chocolate en la cara. - comenté riendo.

[Helike R V PB]

Me aparecí a unos seis metros calle abajo de la "Taberna de la Tía". Hacía muchísimo tiempo que no me pasaba así que, quería tomar algo calentito antes de ir a mirar el resto de mis negocios y reabrirlos otra vez. No me gustaba para nada ausentarme, pero no había tenido más remedio. Me gustaba además, controlar las cosas por mi propia mano en vez de dejarlas a mis elfos...

 

Ataviada con una camiseta, cazadora de piel de dragón, tejanos y botas me subí la cremallera y guardé la varita en el bolsillo. No sabía si el lugar estaba abierto a esas horas de la tarde, pero no importaba. Hacía un buen día a pesar de ser una tarde fría de otoño. No era la primera vez que me encontraba a mis familiares ahí dentro, así que, esperaba tener un poco de charla...

 

Entré al lugar y el aroma permanente a limón llegó a mis fosas nasales y sonreí. Ahora me daba cuenta el cómo echaba de menos esos pequeños detalles de la vida cotidiana y que, por otras obligaciones me había tenido que ir... Pero ahí estaba...

 

Uno de los elfos limpiaba la barra con un pañuelo y me senté en una de las sillas al fondo del local. Le pedí un chocolate caliente con unas finas trazas de menta. Saqué el morral de cuero y dejé el dinero encima de la mesa para que, cuando llegase la consumición, pagarla al instante. Aunque el sirviente no me quisiera el dinero por órdenes de Sagitas. ¿Llegaría alguien más?

[Hayame Snape Potter Black]

Otro más

En verdad que su hermana había hecho un trabajo espléndido cuidando de sus locales pero ahora que estaba de vuelta y a sabiendas de que la Potter Blue tenía mucho que hacer, era su turno de cumplir con sus cabales obligaciones; se tronó el cuello e ingresó en el sitio dónde fue recibida por el brillo de un par de brasas rojas

-Ah... la hija pródiga ha regresado...

Aquella voz sedosa pero venenosa llegó hasta sus oídos pero la vampiro con gesto serio tan solo se detuvo un segundo antes de inclinar suavemente la cabeza de forma respetuosa hacia el cuadro

-Si mi Señor regresase también alguna vez... -Hayame entornó los ojos- he sacrificado mucho de mi por usted, porque ya nadie cree en su poder. Y yo, que aún le sirvo en silencio he tenido que ser vilipendiada injustamente- musitó por lo bajo

Se giró

-Aún.....

[Ashley Peverell]

-Aún

La joven ingresó en aquel sitio y se cubrió suavemente la nariz con un pañuelo debido a los vapores de alcohol y demás espíritus que podía olfatear en el lugar. A ella no le gustaba mucho el alcohol, en realidad no le gustaba ninguna bebida de ese tipo pero no le sorprendía que por el contrario la mujer de mayor edad si fuese más dada a probar aquellas cosas.

 

La rubia prefería el té y los buenos jugos naturales.

 

-Otra vez hablando con retratos parlantes

 

Se rió la chiquilla caminando hacia donde se encontraba la más alta para terminar por acercarse una silla de madera que primero sacudió con un pañuelo, de forma que podía evitar el ensuciarse el bonito vestido amarillo.

 

-¿No solías tener un Dumbledore antes?

[Hayame Snape Potter Black]

La mujer se giró con los brazos cruzados hacia la recién llegada, pensando por un instante que se trataría de algún cliente al que pudiera recibir como antaño; incluso había sacado el viejo trapo que por costumbre solía utilizar para tallar la barra del bar solo por hacer algo pero al percibir de quien se trataba, sus párpados se dejaron caer

 

-Oh... eres tú

 

Suspiró la Snape cerrando finalmente los ojos al tiempo que se rascaba una oreja y se movía para cruzar el otro lado de la barra, comenzando a buscar entre los vasos y copas algo con lo que pudiera servir a su pequeña hermana que la visitaba

 

-Si no te gusta el polvillo y el crujido de las cosas viejas, bien podrías ir a un restaurant francés... sin embargo, has venido a visitarme- Hayame entornó los ojos con sospecha y el rojo de sus ojos se movió hacia atrás- a qué se debe aquello?

 

Lord Voldemort en su retrato pareció asomarse un poco

-No es la niña que fué a la casa de Severus también? -inquirió el antiguo Lord provocando un rechistido en su fiel seguidora

 

-La misma- resopló- parece que a veces puede multiplicarse tanto o más que yo- hizo una mueca y finalmente sacó de una pequeña nevera un frasco de jugo de naranja natural para servirlo prontamente

 

Quizá mientras más pronto le diese algo de beber, más rápido le diría qué buscaba