Stormride Ghost Ship (MM B: 102158)

[Rory Despard]

La visita a aquel extraño lugar encontraba una inesperada recompensa en la afable Hannity. Ya de por sí toparse con gente amable, era difícil. Pero hacerlo con alguien como ella, que conocía tan bien el mundo muggle, hizo que automáticamente un sentimiento de genuina empatía comenzara a surgir. Y la conversación estaba tornándose más y más amena, con ella contando como había terminado en ese negocio, hasta que de repente, la voz de Garry me hizo corroborar, que como sospechaba, él se había percatado de mi presencia.

Pero antes que pudiera decirle algo, había sido mi vivaz compañera quien se había adelantado a responderle, haciendo un inteligente parafraseo a sus propias palabras, provocando instantáneamente la curiosidad en él ¡Y qué espectáculo podía dar un Garry confundido y contrariado en sus suposiciones! Sin decir nada todavía, escuchándolo preguntarme y hablar de su bitácora de matrimonio (y mira como venía a nombrar eso sabiendo lo insistente que había sido con que se cuidara de decir semejante cosa en público) intenté en silencio disfrutar de ese inusual nerviosismo que lo hacía evitar verme directamente a la cara, hasta que, tras torpes intentos de componer sus afirmaciones, terminó por hacer una venia de disculpa, y esta vez sí, con una sonrisa devolverme la mirada.

No podía explicar si eran los actos de él, o la respuesta de Hanniy, pero me sentí al instante muy motivada con la idea de llevar un paso más allá aquella chanza. Así que tirando de su abrigo, como solía hacer siempre para conseguir que se inclinase, y colocándome de puntillas, lo observé unos instantes y así tan cerca como estábamos, le di un fugaz beso en los labios, resecos y fríos, para luego, soltando el agarre, volver donde Hannity e indicarle a ella que él era mi marido, Garry Ollivander.

Solo que, en lugar de esta vez presentarla a ella, en su lugar esbocé una traviesa sonrisa.

― Oh pero ella no es ningún olvido, vamos querido, no pensarás que tengo que ir revelándote todo lo que hago o con quiénes me encuentro ¿no?- negué con la cabeza mientras palmeando su espalda (por mi talla y la suya, algo más abajo de lo que solían darse las palmaditas de consuelo- de la misma forma que yo no lo hago contigo, aun cuando tenga que escuchar de las elfinas mencionar que frecuentas sitios con fama de ser...indecentes.

La elección de la última palabra no había sido para nada una casualidad, se prestaba a más de una interpretación y es que encontraba divertido jugar con aquello. Lo cierto era que los últimos días, tras muchas reflexiones, cada vez me sentía con menos ganas de seguir manteniendo con él el trato condescendiente que le había dado hasta entonces. Y casualmente la ocasión de ahora me estaba dando la oportunidad de comenzar a dar ese pequeño "cambio".

― Creo que ahora entendió mejor lo del "olvido" ¿verdad? - comenté entre risas a Hannity, y tomando la mano de la muchacha, comencé a caminar en dirección a la entrada por la que minutos atrás había visto a otro comprador desaparecer. Hasta que cuándo llevaba poco más de un metro de camino me giré a preguntarle- nosotras seguiremos con nuestras compras ¿nos acompañas o te quedas?

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[Hannity Ollivander Evans]

 

La rubia sonrió cuando el joven dijo que apuntaría en su bitácora de matrimonio después de que ella mencionara lo del olvido en realidad parecía que los dos eran muy buenas personas y eso parecía quitar todas las sospechas de la ojiverde en cuanto a el joven, él parecía estar nervioso por el encuentro nada casual entre su esposa y él, o es que ambos ocultaban algo?

 

Sacudió si cabeza, esas dudas que tenía en cuanto a esas personas las disipó, así que escucho las disculpas del joven -No tiene de qué disculparse- extendió su mano y dijo sonriendo -Soy Hannity Jane, un gusto conocerle

 

Mientras que Bel miraba divertida a su esposo la rubia se divertía con todo lo que ella decía y como había tornado la situación en cuanto al encuentro entre la rubia y la castaña, Bel era muy inteligente en cuanto a como tranquilizar a su marido con sus dudas y mientras Bel mencionaba lo del olvido la rubia respondió -Creo que tú lo explicaste mejor

 

-Espero que me muestres todo lo que venden en este lugar, con lo que me has comentado creo que podremos encontrar muchas cosas interesantes

 

Mientras Bel preguntaba a su esposo si nos acompañará a esas compras que debíamos hacer a la rubia le parecía que había encontrado a las personas indicadas en el momento indicado, tanto tiempo sola le había quitado la socialización con la gente de alrededor, pero parecía que había caído en buenas manos.

 

 

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[Dennis Delacour]

 

Dennis caminaba por las calles del Callejón pero realmente ya el cansancio la consumía, se detuvo un momento y se sentó en el borde de la acera, necesitaba un descanso. Ella entendía que era de vital importancia encontrar a su madrina ya Jank antes de que se lastimaran o hicieran daño a otros, pero eso no quitaba el hecho de que estuviera exhausta por las idas y venidas por Ottery y por el callejón, simplemente necesitaba un respiro.

 

Entonces recordo que llevaba consigo su pequeño bolso con hechizo de extensión indetectable y empezando a buscar en el hallo lo que necesitaba en este momento. Tomo la pequeña botella que contenia la poción herbovitalizante que había comprado hace poco y destapandola la bebió de un sorbo largo. De inmediato pudo sentir como recuperaba su energía y se sentía renovada para continuar con su misión.

 

Se levanto rápidamente y se dirigió al próximo local en busca de lo que necesitaba, Asfódelo, le habían dicho que era lo que tenia que encontrar. Una pequeña planta de flores blancas necesaria para la poción. Llego al lugar señalado en sus datos y al estar frente a el pensó en que venia de un local digno del futuro para entrar al pasado y un muy destrozado y putrefacto pasado.

 

Un barco bastante desgastado y corroído por el tiempo era lo que le daba la bienvenida, se hizo hacía un lado del mismo donde estaba la escalera de madera que empezó a subir con cuidado de que no se rompiera en el proceso y de esta manera llego a la cubierta del mismo, la verdad no entendía quien podría venir a comprar algo aquí viendo las condiciones del lugar, bueno ah no ser que te sintieras un poco pirata al respecto. Empezó a mirara alrededor pero a parte de unos cuantos cachivaches sin importancia no veia planta alguna.

 

Por lo visto iba a tener que ir bajo cubierta y eso era algo que no le llamaba la atención de ninguna manera.

[Hessenordwood Crouch]

 

 

―Este lugar me gusta-, habla justo parado detrás de ella, distraído en unos mapas “originales” que exhiben en un aparador que apenas se sostiene por sí mismo. A pesar de que Dennis comenzó con un ritmo lento, para este local, después de tomar la pócima herbovitalizante fue difícil alcanzar su paso.

 

Sorprendido de los efectos que tuvo la poción en ella, Garry cree que ninguna tiene el mismo efecto en él. Sin embargo, una vez dentro del local fue más difícil en dar con ella, sobre todo porque, no sabe si es por la hora o por el lugar, no hay muchos comensales ahí dentro. ―La primera vez que conocí a Hannity Jane fue en ese lugar-, sonríe apenas al vago recuerdo.

 

Cuando tiene la atención de la muchacha hace un gesto complicado, como un intento de disculpa por distraerla, y es que, el sitio es tan increíblemente bueno que se entretiene fácilmente con toda esa mercancía, incluso recuerda haberse suscrito a un catálogo que le ofrecieron sobre artículos la última vez que visitó el sitio. ¡Pero cierto! No podía distraerse con eso ahora, menos a sabiendas de que Weasley y…el otro mago, andan por ahí haciendo de las suyas en el nombre del amor. Ya tanto tiempo trabajado en esta tarea Garry ha comenzado ya a tomárselo más enserio, pero Stormride Ghost Ship, uff, es un lugar increíble.

 

― Asfódelo-, menciona vagamente, tratando de hacer memoria de uno de los ingredientes que buscan. ― Eso era ¿no? -, asiente repetidamente mientras confirma de la muchacha lo dicho. ―Creo que mejor idea hubiera sido preguntar si buscamos el polvo de raíz o la planta completa-, menciona con cierta impaciencia.

 

@@Dennis Delacour

[Axel Rexdemort]

Iris Apfel

 

La mirada de Iris se había clavado directamente en aquel trio de personas, dos lindas mujeres y un buenmozo caballero, por un momento se quedó en silencio (cosa realmente rara en la anciana bruja) sus pensamientos la estaban traicionando poco a poco, aquel hombre alto y guapo, le recordó un poco a Carl Apfel, aquel hombre con el que estuvo casada en su juventud.

 

Viendo a la pareja, no pudo evitar recordar cuando su esposo y ella eran jóvenes y tenían un matrimonio similar, como era posible que hubieran pasado casi más de 70 años y la vieja mujer aun suspirara por su fallecido marido. –Carl…- Suspiró la anciana envuelta en su ostentosa chaqueta, esos recuerdos evitaron que la anciana fuera a hacer algún alboroto y veía toda la escena a los lejos, desde las escaleras que bajaban al camarote. Principalmente porque si lloraba un poco su máscara se arruinaría y ella era una dama, jamás podría mostrarse devastada o con un look menos que impecable.

 

Un ruido llamó su atención e hizo que separara la vista de la pareja y la joven mujer que los acompañaba. Instantáneamente a una velocidad realmente extraordinaria para una anciana, Iris busco un espejo para observar su maquillaje, y noto que una chica pequeña y rubia subía al barco.

 

-MI VIDAAAA.- Chilló la anciana y un grito ahogado de emoción y que muchas personas considerarían más que ridículo.

 

Llamando la atención del trio de compradores y de la pequeña mujer que acababa de llegar. – Intenten ignorarme… ya se, es imposible… si lo soy… Iris Apfel, de la Maison d’Apfel… lo sé, lo sé. C’est incroyable, je le sais… ustedes sigan con sus cosas, solo intenten… intenten… pensar que no estoy aquí, que la mismísima Iris Apfel, la bruja que es icono de la moda en Europa Oriental, está en el mismo chiquero marino viejo y apestoso que ustedes… solo vean las chucherías que les gusten y tómenlas, el inútil dueño… bueno es un inútil. No va a echar de menos algo de la basura que vende… - Haciendo un escándalo y sobreactuando sus movimientos, Iris era una diva y cada que podía tenía que demostrarlo.

 

Movió sus viejas caderas, meneo su exagerada chaqueta y sus brillantes y poco discretas gafas rojas. Acercándose directamente a la joven bruja recién llegada, tomándola de la mano. Viéndolo de lejos, Iris podía parecer una anciana chiflada, pero si algo sabia aquella mujer era identificar la belleza y esa niña la había impresionado.

 

-Tu piel, mi vida… es brillante y tersa… quince años, quizás dieciséis… eres una belleza y ese cabello tan hermoso… me recuerdas tanto a Simone D’Allencourt en albino… - Arrastrándola hacia adentro del barco. – VOY A ESTAR ABAJO CON ESTA NIÑA, SI NECESITAN ALGO SOLO TOMENLO, AL INUTIL NO LE IMPORTARA!!! – Gritó la viuda Apfel, como una dulce anciana podía hacer semejante escándalo. –AAAAAAAAAAHHH OTRA COSA, SI NECESITAN ALGUNA ASESORIA, ESTARE ABAJO… - Clavando su mirada en aquel joven hombre que se acercó, Iris solo era vieja, pero no una tonta y ese hombre le pareció bastante atractivo.

 

–Tú también nos puedes acompañar querido…¿o acaso buscaban algo en especial? – Preguntó la anciana- Porque tengo una chaqueta de vinil perlado, estoy segura que se te vera increíble con ese tono de piel, y quizá una media melena. – Llevando uno de sus huesudos dedos a su boca, pensando en las posibilidades de maquillaje tenue para una jovencita como Dennis, sin dejar de ver al chico que tenía enfrente, y levantó una ceja con un tono travieso. – Que bonito esposo tiene esa mujer.- Pensó en su interior observando por la rabadilla del ojo a las otras dos mujeres.

[Dennis Delacour]

Definitivamente no le sorprendieron para nada las palabras del mago detrás suyo, obvio que este lugar le iba a gustar, en el poco tiempo que llevaba de tratar a Ollivander había aprendido a notar algunos detalles como que le gustaban los objetos raros y a veces las situaciones un poco fuera de lo cotidiano, como también el hecho de que no se le daba mucho lo de socializar pero si iba a ser justa estaba mejorando considerablemente en esto ultimo ya que había empezado a interactuar un poco mas con las personas, al menos con sus compañeros de bando y consideraba que eso era un gran logro para Garry.

 

Siguio caminando alrededor del lugar pero como ya había notado anteriormente a la vista no estaba lo que ella había venido a buscar. Escucho al mago cuando nombro a la gemela de su hermana adoptiva lo cual le hizo sonreir, Hannity es una muy agradable persona y se notaba que Garry como su padrino le había tomado bastante afecto a la rubia, tal vez ella era la causa de los cambios de actitud del mago con respecto a socializar un poco mas.

 

Al ver el gesto algo raro en el rostro del mago por las distracciones, Dennis le devuelve un gesto parecido como dando a entender que no hay problema. - Si Asfódelo, y no la verdad no preguntamos, pero según leí sobre eso para las pociones se recomienda la planta recien cortada para poder extraer mejor las sustancias necesarias para las pociones, así que supongo eso sería lo mejor - dice al mago mientras busca por donde es el descenso para estar bajo cubierta.

 

Cuando al fin logra bajar por un lateral no puede evitar hacer un gesto de aguantar un poco la respiración y llevarse el dorso de la mano a su nariz, si arriba el olor a viejo y podrido se sentía fuerte, aquí abajo podía ahogarte en cuestión de minutos, en serio como le podía gustar a Ollivander este lugar, pero bueno le respetaría sus gustos, ya que no solo la estaba ayudando sino siendo una agradable compañia en cuanto a todo lo que el podía ser.

 

Entonces una mujer ya mayor se acerco preguntando que necesitaban o que estábamos buscando, y antes de tener que dar explicaciones locas sobre algo que no sabía si estaba o no al fin en el lugar la joven prefirió usar la respuesta evasiva. - Solo estamos mirando por ahora, gracias - le dijo a la anciana y siguió observando.

 

Empezo a recorrer el lugar, había muchas cosas entre trajes antiguos, armaduras, joyas pero nada de plantas. Llego hasta algo que tenia aspecto de vestidor y al descorrer la cortina pudo ver como una cantidad de artículos estaban siendo exhibidos para la venta, aunque no entendía el porque de estar tan escondidos. Y justo en el rincón la planta de flores blancas que estaban buscando. Ya solo tendría que tomarla y podrían marcharse, pero cuando se acerco a la planta e iba a cortar una parte esta se convirtió en una especie de metal, acero tal vez? y hervia como si estuviera en alguna hoguera industrial. Y ahora que iba a hacer al respecto, volteo para mirar a Garry con cara de y ahora que hacemos?.

 

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Off: ya había posteado cuando vi el post de Axel y trate de al menos nombrar a su personaje para que no pareciera que lo ignore. Sorry si no dije mucho mas

Editado 26 de Julio del 2018 por Dennis Delacour

[Hessenordwood Crouch]

 

 

―Si, supongo-, habla por lo bajo, no le molesta si ella le escucha cuando lo dice y se mantiene caminando cerca de ella, distrayéndose en toda esta chatarra que tienen aquí. ―Aunque la cuestión del tiempo es importante-, Garry cree tener una idea de lo que se va a elaborar con todos los ingredientes, es complicado, si, extrañamente emocionante, pero tiene la sospecha de que funcionará. ―Sin olvidar eso último que ha dicho Slughorn-, bueno Ollivander nunca ha sido el mejor para levantar ánimos, aunque no espera nada con decirle todo esto a Dennise tampoco. ― Primero tendremos que dejarlos inconscientes-, recordar tan solo el gesto del mago Jank durante el breve combate lo ha puesto nervioso.

 

El muchacho Ollivander sonrió largamente, una media sonrisa que empalma las cicatrices de su rostro, casi un gesto inconsciente cuando escucha a la mujer mayor que se ha acercado a Dennis diciéndole todo aquello. Al principio se siente confundido, Iris Apfel, repite para sí mismo cuando habla como si todo mundo tuviera la dicha de conocerle. Cuando ella habla de belleza y moda, comprende entonces los motivos por los que en realidad no está entendiendo, sin embargo, encuentra fascinante el modo en que ella se expresa.

 

La verdad es que no conoce a Dennise Delacour de mucho tiempo, vagamente incluso puede decir, del tiempo que sabe de ella. Aún asi no le parece la misma cuando rechaza la oferta de la mujer mayor. El solo hace un leve asentimiento a ella, Iris Apfel, cuando Dennis continúa recorriendo el lugar, con cierta impaciencia diría él, si no fuera lento como una tortuga. Supone entonces, incluso distraído en lo que ha venido a hacer, que la muchachita se encuentra fatigada, no cree que el sitio tan atractivo tenga algo que ver, no, por lo que la lógica del muchacho le lleva a pensar en lo primero.

 

Está por abrir la boca, aventurándose a experimentar con ella, y decirle, aconsejarle sobre su malestar, que ahora lo están pasando mal como un grupo, aunque sea una cosa tan banal como “el romance”, pero la verdad es que poco le mortifica. Así que continúa sus pasos detrás de ella, con las manos dentro de los bolsillos para tratar de obedecer lo letreros de “no tocar” en los estantes.

 

Por otro lado, astutamente la rubia ha encontrado el ingrediente que buscaban antes de que él siquiera lo recordara. Bueno, la verdad que también él se siente bastante cansado ya. Tan tranquilo como siempre y con aire de poco interés, llega hasta donde Dennise contempla como la planta de Asfódelo se convierte en acero hirviendo. -“Oh”-, solo puede soltar una vez que sus ojos han visto lo que ella, conmovido en cómo pueden tener un ejemplar tan maravilloso escondido solo así, más que en otra cosa.

 

Retrocediendo un par de pasos se da cuenta del gesto en el rostro de ella. ¿Qué hacemos? Fácil, el muchacho se encogió de hombros antes de comenzar a ver en todas direcciones como si buscara algo que había visto por ahí.

 

― Estamos en una tienda de variedad, señorita Delacour, con una propietaria bastante, bastante peculiar, ¿de verdad no se le ocurre nada? -, existe apenas, en el distraído rostro del muchacho una leve sonrisa. ―Excusez-moi, mademoiselle Apfel-, la puede ver aun merodeando por ahí, con su reluciente estilo y actitud. Garry levanta la mano apenas para llamar su atención, aunque tiene la idea de que, a pesar de que Dennis desertara su propuesta, la mujer aún sigue interesada en la joven.

 

―Queremos llevar eso-, casi con desinterés, el licántropo señala la planta como si fuera poca cosa. ―Pero no podemos alcanzarlo, esta…encantado. -, habla en un tono suave de voz, aunque es ronca por el frio que ha pasado. ―Si usted nos deja llevarlo, mi amiga usará esa chaqueta de vinil perlado, se verá increíble gracias a ese tono de piel, y quizá consiga una media melena-, sonrió apenas.

 

No tiene idea de si funcionará, pero ¿Qué es lo que podía pasar? A menudo la gente como Iris Apfel suele sorprender.

 

@@Dennis Delacour @@Axel Rexdemort

[Dennis Delacour]

Escucho las palabras del mago acerca de que estábamos en una tienda y con una propietaria o vendedora porque la verdad no había prestado mucha atención cuando la mujer se había presentado, dispuesta a colaborarles. Pero no pudo evitar que sus ojos se abrieran como platos ante la mención de que tendría que llevarse una chaqueta de vinil perlado que la verdad no le atraía para nada, pero lo que menos le había cuadrado de todas esas frases dichas por el mago era lo de obtener una media melena. A que se refería con eso? yo creo que mi cara de preocupación le diría al mago que algo en ese plan no me convencía del todo. Si con lo de la melena se refería a que tendría que perder parte de su cabello o algo así bien podría olvidarlo y marcharse de ahí ya que pensaría en otra forma de ayudar a los magos enloquecidos que perder uno solo de sus rubios y brillantes cabellos.

 

La mujer se había alejado un poco ocupándose con otras personas, entonces ante las palabras de Garry no había atendido de inmediato a la solicitud, tal vez había sido en parte mi culpa por no hacerle caso desde el principio. Se acerco entonces al mago y le dijo bajito - Mas vale que no este planeando nada que indique que deba perder algo aparte de galeones - hable con un tono de preocupación que daba a entender que no quería sorpresas poco agradables.

 

La anciana se estaba demorando demasiado y el tiempo se había convertido en algo vital en esta noche, así que acercándose de nuevo a la planta sucedió lo que había pasado anteriormente. Pero cuando se alejaban la planta volvía a la normalidad. Como podía cortar parte de la planta sino se podía acercar a ella, entonces tuvo una idea que esperaba funcionara. - Espérame aquí un momento - le dijo al mago y salio del lugar lo suficientemente de la zona de la planta. Al cabo de unos minutos regreso y se hizo al lado del mago que la miraba con curiosidad.

 

- Supongo que no podremos obtener la planta y es mejor que nos vayamos - le dije a Ollivander girando sobre mis talones y empezando a empujarlo un poco para alejarnos de la planta. Ya lejos no eramos un peligro para ella, en ese momento haciendo una aparición mi elfo Percy llegaba justo al lado de la planta con una guadaña mágica y de un tajo cortaba una gran parte de la misma. Luego la tomo y se apareció justo a mi lado.

 

Luego con una sonrisa de satisfacción me dirigí al mago - Pensé que si no lo veía venir no se iba a defender, y cuando salí organice todo con Percy quien fue a buscar la guadaña de donde nuestro jardinero que se encarga de la mansión y tiene una cantidad de implementos encantados para hacer mejor su trabajo, y gracias a Dios funciono y puedo conservar mi cabeza intacta, así que mejor nos vamos y dejas tus compras para después mi querido Garry - termine de hablar mientras soltaba un suspiro. La noche era agotadora pero cada vez estaban mas cerca de solucionar esta locura de amor.

 

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[Axel Rexdemort]

Una mirada misteriosa se escondió bajo aquellos enormes marcos rojos, Iris Apfel es una mujer inteligente, si no fuera así no habría hecho un imperio de la moda en la Europa Oriental, ni tendría esa enorme cantidad de dinero muggle y mágico, así que dedujo rápidamente las intenciones al escuchar aquel “Mademoiselle”

 

La mujer le sonríe por cortesía al joven hombre, una sonrisa torcida y decorada entre todas aquellas arrugas de una mujer que tiene más de 124 años con vida. – Madame Apfel.- Responde al cuestionamiento del hombre, mientras se tambalea con ese andar pausado y exagerado movimiento de sus pequeños brazos, para mostrar una sencilla argolla en su dedo. Sujetando las manos del joven, mientras sus dedos tocan directamente al hombre.

 

Iris inflo las mejillas y levanto los rojos labios. – Una sucia planta. – Repite sin mucho interés y suelta las manos del joven hombre. – Pueden llevarse lo que deseen, realmente yo no soy la dueña.- Dándose media vuelta, para dirigirse a una pequeña habitación al fondo. – Tomen lo que deseen, mis amores, yo iré por esa chaqueta y mis gafas de maquillaje. – Uno de los hobbies de Iris era usar a las mujeres de muñecas para sus experimentos de moda, no por nada en su natal Praga era tan famosa.

 

-Que curioso… - Susurra la anciana mujer, una vez que se encuentra sola, bajando las escaleras hacia la habitación inferior del barco. – En mis tiempos, los jóvenes sabían mentir mejor. – Susurra la vieja bruja, llegando a lo que parece ser un sofá y apareciendo un libro bastante viejo y grueso sobre su regazo.

 

Iris suspira cansada, ese par de jóvenes tienen una difícil tarea, si lo que la dama piensa es verdad. – Recuerdas cuando hacia esas locuras, amor.- Dice en plena soledad, recordando a su fallecido esposo.

 

La centenaria mujer, cierra los ojos esperando que ese par deje el barco y se lleven la planta, no tiene intención de preguntar, no quiere entrometerse en alguna misión o travesura. Ella ya tiene demasiados problemas. Lanzando el libro sobre el piso, la mujer se levanta con dificultad, quizá ya sea hora de conseguir un bastón, o por lo menos zapatos que no sean de tacos de 6cm.

 

-Ojala ya se hayan desaparecido.- Balbucea la mujer, ya no recuerda bien hace cuanto tiempo está esperando que ellos “roben” la planta.

[Annick McKinnon]

Nueva York, año 1964.

 

Un ensordecedor sonido amortiguó los pesados pasos de un hombre que corría con rapidez bajo la lluvia. El eco de un nuevo trueno se escuchó a lo lejos, y la blanquecina luz de un relámpago iluminó momentáneamente la calle Maiden Lane justo cuando la desgarbada silueta del hombre dobló una esquina y se perdió en las sombras de un estrecho callejón.

 

A juzgar por un enorme charco que se había acumulado a mitad del sendero, la incesante lluvia estaba provocando estragos en las zonas cuyas alcantarillas no eran lo suficientemente grandes para dar paso a tanta agua. A pesar de eso, el hombre no titubeó y continuó corriendo. De todas sus preocupaciones, mojarse los zapatos era una situación incluso risible.

 

Al llegar casi al final del callejón, se escabulló por una oxidada puerta de metal. De inmediato percibió un penetrante olor a deshechos humanos mezclado con suciedad y humedad. Por fortuna ningún indigente se encontraba en el edificio. Sólo había un hombre en cuclillas observando algo en el centro del amplio recibidor: a juzgar por su pulcro sobretodo, y su elegante sombrero fedora que cubría las pocas canas que salpicaban su cabeza, no se trataba de ningún pordiosero.

 

―¡Ahí viene! –anunció el hombre alto que acababa de entrar. Su nombre era Ian Fleet. Tenía el cabello rubio completamente empapado y pegado al cráneo; y, de no ser por la lluvia, su rostro hubiera lucido sudoroso debido al esfuerzo y la distancia recorrida. Al pisar sobre la superficie seca, sus zapatos emitieron un curioso sonido a causa del agua que se les había introducido–. ¡Está enojado!

 

La última palabra fue ahogada por un estridente sonido justo antes de que la puerta se abriera de golpe. Una figura de casi dos metros de altura ingresó al lugar. A primera vista parecía tratarse de un enorme pulpo color malva; sin embargo, al observarlo bien, resultaba más parecido a un hombre alto y fornido con cabeza de pulpo, pues de su boca sobresalían cuatro largos tentáculos.

 

Era un illithid.

 

La criatura succionó aire de manera estertórea. Vestía una túnica negra que rozaba el suelo y sus ojos emitían un brillo diabólico. Se enfocó en Ian, quien minutos antes había irrumpido en el momento exacto en el que iba a succionar el cerebro de un hombre. Fleet había utilizado un aparato que emitía un sonido continuo y agudo que le había provocado dolor y desorientación momentánea.

 

―¡No lo mires a los ojos! –gritó Edward Hundson, el hombre que Ian había encontrado en cuclillas en el centro de la estancia; pero su advertencia fue tardía: Ian avanzaba con lentitud hacia el illithid. Sus ojos parecían vacíos, lo cual era una señal de que el monstruo controlaba su mente.

 

Si Hundson deseaba evitar que su camarada muriera de una manera tan dolorosa, tenía que actuar rápido. Del interior de su sobretodo sacó un aparato rectangular casi del tamaño de su mano. A causa de la prisa, la grabadora estuvo a punto de resbalar entre sus dedos, pero logró sostenerla y presionar el botón de play justo cuando Fleet estaba a unos dos metros de distancia del illithid.

 

En cuanto comenzó a escucharse un agudo sonido, el monstruo se llevó ambas manos a la cabeza y flexionó las rodillas y el cuerpo en señal de dolor. Ian salió del trance y con horror descubrió que el illithid había estado a punto de succionarle el cerebro. Debían aprovechar la oportunidad: empujó al malvado ser hacia el centro de la habitación donde Hundson había usado sangre de dragón para trazar un círculo alrededor de un pentagrama con rebuscados trazos en su interior.

 

―¡A spioradí an tsaoil, éistigí liom! –recitó Hundson mientras echaba la grabadora en uno de los bolsillos exteriores del abrigo. En su lugar extrajo una urna que parecía ser un antiguo alhajero de plata y la abrió–. ¡Díothaigh an fear seo! ¡Díothaigh go luaithreach é!

 

En cuanto terminó la frase, la sangre emitió un suave destello azul y comenzó a evaporarse, al mismo tiempo que el illithid se retorcía de dolor y parecía quemarse en medio de un fuego invisible. En menos de un minuto el monstruo se transformó en humo negro y se introdujo en el objeto que Hundson sostenía, dejando tras de sí sólo el sonido de la lluvia.

 

―¿Todo bien? –preguntó a Ian, quien era un poco más joven que él.

 

―Bueno, un desuellamentes estuvo a punto de ponerme sus tentáculos encima; pero sí, todo bien –respondió en tono de broma, aunque en las notas de su voz se percibía cierto temblor–. Eres consciente de que este sello se romperá en 70 años, ¿verdad? Sin mencionar que alguien podría romperlo antes.

 

―Confío en que para entonces otros encontrarán la forma de detenerlo para siempre.

 

* * * * * * *

 

Transcurrieron cerca de 39 años desde la última vez que se había escuchado sobre un illithid. Ian Fleet casi cumplía 70 años de edad y los principios de Alzheimer comenzaban a afectar sus recuerdos sobre su ya fallecido amigo, Edward Hundson. Fue durante uno de esos episodios en los que la familia Fleet, en un intento desesperado por obtener dinero y solventar los gastos causados por la enfermedad de Ian, decidió vender viejos artilugios con pinta de innecesarios, incluida una antigua urna de plata con el que el viejo parecía obsesionado pero que ningún cerrajero había logrado abrir para ver el contenido.