Clinica Santos Mangos (MM B: 87868)

[Xell Vladimir Potter Black]

Era curioso llamar tita Ash a la hermana de Sagis. Era tan joven o más que yo, las dos éramos rubias, aunque yo era más tirando a luz suave y ella a amarillo. Era muy agradable hablar con ella, parecía guardar siempre la compostura. Dijo que no conocía la historia de los tíos, afirmando que no sabía que se pudiera casar con un fantasma.

 

- El Amor es algo tan bonito - contesté yo a su frase. Me parecía extraño pensar en el Amor ahora, mientras la tía se debatía en el quirófano. Estaba tan nerviosa que seguro que iba a saltar si no salían pronto a informarnos.

 

Mami dijo que algunos muggles se casaban con objetos y solté una sonrisita, divertida por la idea de un humano casado con una tetera.

 

- ¿En serio? - No quería interrumpir a mami, sólo resultaba gracioso.

 

Un grito sonó en el interior de los boxes. Palidecí. Era la tía, ¿o no lo era? Reena se puso a rezar, lo supe enseguida. Tal vez debiera acompañarla; al fin y al cabo, las tres éramos sacerdotisas. Pero no quería dejar sola a Ash. No sé si sabría que rezábamos; tal vez pensara que no le hacíamos caso.

 

- Recuerdo que nos contaron su historia cuando se casaron, ¿recuerdas, mami? Se habían conocido de jóvenes. El tío Jack cazaba dragones y ella salvó a uno de sus armas. Creo que era el que ahora está en el Circo, con ellos. Fue en España. Allá se casaron por primera vez y tuvieron al primo Matt. Después, el tío murió y le robaron el bebé. La tía se perdió durante un tiempo hasta que se asentó en el pueblo de Ottery con el Circo. Aquí encontró a Matt y el fantasma del tío Jack se le apareció de nuevo. Volvieron a casarse, enamorados como el primer día. ¡Fue tan romántico!

 

Guardé silencio, pensando si algún día yo conocería a alguien como el tío Jack.

[Matt Blackner]

Aquel grito de pánico no lo esperaba. Pensaba que ya estaría sedada, y que al menos, habría dejado de sentir el dolor. Me taladró los oidos, pero mi reacción fue apretarle la mano, frente a la tía Hayame, que revisaba su cuerpo en un examen que buscaba el motivo de aquel grito...

 

Pero según dijo, era miedo. No sufría otro tipo de lesiones que no tuviéramos a la vista, lo cual, tristemente, me alegró. Los enfermeros sedaron a Sagitas, y asi, la vampiro comenzó a sanar sus heridas. Mientras observaba, sujetando la mano de mi madre. Todo aquello era a causa de la defensa de la familia contra el ataque de los mortífagos. Ciertamente, era un orgullo, puesto que éramos familia, y siempre nos protegíamos entre nosotros. Pero me preocupaba que hubiera acabado asi...hasta qeu punto se habían ensañado con ella?

 

 

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El grito de Sagitas me rompió el corazón (en el sentido de la expresión...no tenía un corazón qeu latiese, claro) Pero observar a Hayame y su actitud me tranquilizó.

 

No se cuanto tiempo fue, pero permanecí con ellos hasta que Sagitas estuvo lista. Hayame se empleó a fondo con Sagitas, moviéndose como la experta que era en aquel quirófano, realizando transfusiones de sangre, cerrando y sanando heridas y huesos rotos.

 

Al fin, mientras le ponían suero y la preparaban para llevarla a planta, levité, atravesando la pared y haciéndome visible para reunirme con el grupo de chicas. Reena, que rezaba en silencio por Sagitas, Xell, la jovencita rubia que había regresado hacía poco a Ottery, alegrando a todos en la familia, y Ash...Sagitas me había hablado de ella, pero aun no la conocía. Supongo que le supondría un shock verme, como ocurría a casi todo el mundo la primera vez. Matt y yo éramos muy parecidos, hasta el punto de que lo único qeu nos distinguía era el color de nuestros ojos (los mios marrones, y los de nuestro hijo, azules).

 

Sonreí ligeramente, justo cuando las puertas se abrían, y la camilla que transportaba a Sagitas salía, ahora con un ritmo más tranquilo. Tras esta, salieron Hayame y Matt.

- Voy a acompañar a mi mujer. No quiero qeu despierte sola - dije, mientras levitaba hasta la camilla.

[Sagitas E. Potter Blue]

No sé bien qué sucedió en el intervalo antes de despertar. Sé que estuve al lado de Reena, orando con ella. Cuando una sacerdotisa reza, es producente pararte a su lado y acompañarla durante un momento, para unir tu voz a la de ella. Yo lo hice, aunque no sabía muy bien porqué estaba tan concentrada y apenada. Esperaba que no le hubiera pasado nada a la familia...

 

Estuve con ella y con las otras dos chicas que la acompañaban y hablaban de mí y de la relación con Jack. No intervine porque es agradable y divertido oír la versión de Xell de mi vida. Había pequeños matices que hubiera podido corregir. Pero entonces sentí el apretón de la mano de Matt y me volví a él. No era el mismo sitio pero no me importó ni me preocupé saber cómo había llegado allá. Se le veía tan preocupado.

 

Tampoco le dije nada porque entonces sentí la presencia de Jack y todo el resto dejó de tener importancia. Me acerqué a él pero me di cuenta que no estábamos en el mismo plano. Aquello era... extraño. Eso me hizo removerme y sentí el contacto de las sábanas en mi piel. El mismo roce me aturdía pero no me dolía, como si estuviera sedada. Volví a removerme e intenté levantar la mano para que alguien me la cogiera. Quería que fuera Jack pero... ¿Y si no podía, ahora que no estaba muerta?

 

Sabía el enorme sacrificio que había hecho al volver de nuevo al mundo de los vivos, abandonándole. Otra vez.

 

-- ¿Jack? -- murmuré. Elevé mi mano.

 

Mentira. Ni un dedo moví. Mi cuerpo estaba paralizado. ¿Sería permanente o sólo era que estaba sedada y aún no me obedecía?

[Matt Blackner]

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Estaba sentado en el borde de su cama, mirándola.

 

Bueno, sentado...levitaba de forma que parecía estar sentado. porque un fantasma no se sienta.

 

Las máquinas que monitorizaban sus constantes emitían un suave pitido de forma constante, lo cual denotaba qeu su corazón permanecía vivo, latiendo con fuerza. Además, en su brazo algunos viales dejaban el paso al suero y a las pociones que reabastecerían del todo su sangre, y suministraban sedantes, entre otras cosas.

 

Como yo, ella percibía mi presencia. El primer movimiento fue ligero, buscándome. Sonreí, y alargué la mano hacia la suya. A pesar de la tristeza qeu sentía, me obligué a sonreir.

 

Aunqeu pareciera increible, un fantasma también puede llorar. No es que me entristeciera verla con vida...los chicos aun la necesitaban, aun debía vivir una larga vida antes de unirse definitivamente a mi. Pero al mismo tiempo, poder tenerla durante un breve y maravilloso tiempo a mi lado, y ahora tenerla ir...me entristecía.

 

Sujeté su mano, y, poco a poco, comenzó a volverse corpórea, lo suficiente como para que aquel tacto fuera real, asi qeu acaricié su mano.

- Niña...

[Lisette Ryddleturn]

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Estando en casa, uno de los retratos le había comentado que había ocurrido algo muy grave y que por ello era que su novia no se encontraba en esos momentos con ella atendiéndola

Solo uno de los hombres en aquellas pinturas lucía brevemente inquieto, mas que nada por los ojos pero el otro tan solo sonreía divertido; lo reconocía como el mago tenebroso que había asolado Inglaterra, los pueblitos donde ella vivía habían sido visitados por sus seguidores tambié y solo por una fuerte defensa era que habían podido salir todos adelante

Pero cuando le dijeron que Hayame estaba tambien en el hospital, no pudo menos sino que pensar lo peor

Que había ocurrido un ataque donde toda su nueva familia había salido herida

Y corrió

Salió de la casita Snape dejando todo atrás, sin voltear y sus pasos solo se sentían más pesados conforme su corazón latía con pesar y percibía como sus ojos se humedecían, creyendo que iba a perderlos a todos; no podía pasar eso, las cosas no podían ni debían de ser tan terribles como para quedarse sola tan pronto

Y no se detuvo hasta que llegó al hospital

Grande fué su sorpresa al ver que había tantas personas resentes y corrió a asomarse entre las mujeres. Solo reconocía a Ashley pero el resto le resultaba desconocido y le pareció ver a lo lejos, siguiendo una camilla una cabellera roja que reconocía entre miles... y alguien más??

Eso era un fantasma??

-Qué ha pasado?- gomió en terror y pánico pero tratando de controlarse- qué ha sucedido, porque hay una persona en la camilla?? Hayame... Hayame está bien?? lo siento, es que... - gimió

[Xell Vladimir Potter Black]

Estábamos todos callados, esperando que alguien nos dijera algo pero las puertas del Box no se abrían. Estaba inquieta, después de lo sucedido, la tía no podía morirse. Tenía que vivir.

 

- Tardan mucho, ¿verdad?

 

Nadie contestó. No tuvieron tiempo pues aparecieron noticias, no como esperaba. Era el tío Jack, levitando, quien se acercó a nosotras. Me puse de pie de inmediato, con una mano en la boca, asustada. En ese momento, se abrieron las puertas y salió una camilla. El pelo violeta de la tía Sagitas estaba sobre ella, el resto iba tapado con una sábana blanca. El tío dijo que se iba con ella para que no despertara sola.

 

- ¿Pero está bien?

 

No contestó. Por detrás, Hayame y Matt seguían la camilla. Corrí hacia ellos.

 

- ¿Está bien?

 

Una voz femenina, asustada, más asustada que yo, preguntó qué había pasado y preguntó por Hayame. Me sorprendió, me volvi despacio y vi a la chica que era novia de la tía. Le sonreí y asumí el papel de tranquilizadora.

 

- No sufras. La tía Hayame no es la enferma. Es la tía Sagitas. Tu novia es la cirujano medisano que la ha salvado.

 

Dije eso en voz alta porque quería que el primo Matt o la tía Haya corroboraran mis palabras. ¿Sagitas estaba a salvo? Esperaba sus palabras de consuelo mientras agarraba a la novia rubita de mi tía y le palmeaba suavemente el brazo. ¿Era impresión mía u olía a flores?

[Sagitas E. Potter Blue]

Por un momento pensé que estaba petrificada. Después, pensé que estaba muerta. Enseguida, sin embargo, el miedo me aterrorizó con la idea de que estaba paralizada y nunca más podría volver a moverme. La idea me dio tanto pavor que luché por mover la mano. No pude. Creo que solté una lágrima mientras miraba a Jack. Estaba triste. Ambos estábamos tristes. Yo no estaba muy segura de lo que había pasado pero sé que había sido bonito. Muy bonito. Y sabía que lo iba a echar de menos, que lamentaría muchas veces haber perdido ese... algo... Mi mente aún era un torbellino de ideas, colores y sentimientos desbordados.

 

Tiempo al tiempo. Volvería a recordarlo todo. Merecería la pena si notaba que había sido tan bello.

 

Jack me sonreía y su voz sonó maravillosamente triste. Decidí que aquel momento era nuestro y que merecía la pena vivirlo. No podía estar paralizada. Así que volví a intentarlo. En un momento, sentí la mano corpórea de mi marido junto a la mía. El Amor era intenso.

 

Nuestro Amor siempre había sido intenso.

 

Le sonreí, con tal deseo, cariño, amor, tristeza, sentimiento de soledad y de caricias entremezcladas, que mi mano se movió y se agarró a la suya. Le miré a los ojos y deseé besarle.

 

-- Te quiero, Jack. Gracias por compartir tu eternidad conmigo.

[Lisette Ryddleturn]

La chica recién llegada se apretaba con fuerza una mano al tiempo que escuchaba a aquella preciosa chica explicarle lo que estaba sucediendo y porqué su novia se desaparecía en la distancia con una herida; suspiró un poco al escuchar que había sido la encargada de ayudar con las operaciones y asintió con la cabeza a modo de comprensión

Su mirada se suavizó con mayor alivio al sentir la mano de aquella jovencita que ahora reconocía, como una de sus sobrinas políticas por parte de su novia

Le regaló una sonrisa de agradecimiento

-Gracias por explicarme

Le dijo a Xell y alzó una de sus manos para apretar aquella que con tanta calidez y cariño la había sostenido para que se sintiera tranquila y no se asustase

-No podía evitar preocuparme, Hayame nunca ha sido una persona de estarse quieta y según escuchaba por ella misma y por parte de mis otras cuñadas, es más que normal que se meta en los suficientes problemas como para salir herida a cada momento y que termine en el hospital de todas las maneras

Contó y no pudo evitar dejar escapar una pequeña risa nerviosa

Eso en parte la hacía sentir un poco más tranquila y le liberaba parte de esos nervios que llevaba consigo; quería pensar, quería sentir que todo iba a estar bien

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja iba avanzando tan rápido como podía para llevar a su hermana finalmente a una habitación donde esperaba que esta pudiera estar tranquila pero le partía el corazón verle la expresión

Estaba sufriendo aún y a pesar de que la habían curado y no la culpaba: la verdad era, que de haber estado en su lugar, herida o no, ella se hubiera ido a cometer una masacre de masas

(NO, no solía ser la persona más calmada... o la más racional a decir verdad)

Pero bueno, Matt estaba a un lado también para asegurarse de que su madre no se quedara a solas, probablemente mareada y confundida por una operación que había sido demasiado larga y molesta y algo más, había algo más cerca de Sagitas...; pero Hayame tan solo hizo un amago de sonrisa y meneó la cabeza, sentir no era lo mismo que ver y su intención principal era a posta que su querida hermana se mejorase pronto y pudiera regresar a las andadas

Las dos sabían muy bien lo que era sacrificar algunas cosas para seguir los ideales y si había algo que tenía mucho en mente era...

Si, tenía que dejárselos saber

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Finalmente guió a todos hasta las habitaciones del ala izquierda (cuando le tocara re-hacer el hospital le iba a regresar los antiguos pisos y ubicaciones, definitivamente) y con un movimiento de varita, encendió las luces

Se acostó a la paciente con mucho cuidado y, dado que se trataba de la directora la cubrieron con las mejores colchas que tenían y las almohadas más suaves

[Lisette Ryddleturn]

La joven de cabellos rubios ahora estaba cerca de una de las mesitas de el hall de espera de pacientes, rodeada de los nerviosos familiares de Sagitas que solo querían estar seguros de que aquella matriarca estaría bien

Una molestia y evidente irritación flotaban en el ambiente, todos sabían a inclinación que tenía la bruja y no podían creer todavía que hubiera sido dejada sola por quienes se suponía que debían de apoyarla; como rara vez era vista, Lisette frunció el ceño con incomodidad mientras que preparaba una tanda de limonadas para todas las presentes que aguardaban por alguna respuesta o aviso por parte de los medimagos

Ese tipo de cosas eran las que a veces, le hacpian recordarse porqué los suyos permanecían en uno de los pueblos mágicos neutrales que conformaban Inglaterra

No querían meterse en lados y comprometerse cuando serían dejados de lado al más mínimo desacuerdo

Bufó un poco y entonces, alzó una bandeja de plata que solía aparecer con ella y se encaminó hacia las mujeres que parecían todavía más nerviosas que ella

-Les hice un poco de limonada

Les ofreció a las chicas mostrándoles las bandejas con los vasos de jugo de limón fresco y con hielos

-Seguro que ayudará a que la espera sea un poco menos tensa... por lo que alcancé a ver, me parece que las operaciones fueron todo un éxito o ya lo habrían dejado saber

Dijo regalandoles una sonrisa de ánimos