~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Seba Granger]

Mi pecho subía y bajaba cansado, agitado y casi sin aliento luego de lo que acabábamos de hacer en aquella piscina con mi Darla, luego de habernos entregado el uno al otro una vez mas, con tanta pasión y deseo como la noche anterior.

Mientras me recuperaba seguía estrechando a mi mujer, disfrutando de sentirla tan cerca de mi, no queriendo que aquel momento terminara, que las horas pasaran y deber separarnos de nuevo por las responsabilidades de cada uno. Ella al poco tiempo se había vuelto mi todo, mi mujer, mi novia, mi pareja, mi mejor amiga, era todo en una, era la perfección hecha mujer. Ni siquiera me había dado cuenta como tan pronto me había enamorada de ella, como cada conversación entre ambos se habían vuelto tan complices que ya no nos podíamos separar.

Intenté recuperar el aliento con cada nueva bocanada de aire, mientras escuchaba las palabras que de los labios de mi amada salían, la vi a los ojos con mucha adoración, mientras con suaves y delicados roses acariciaba sus labios con los míos, -Soy tu dueño?- reí haciendo ojitos traviesos, -Me podría aprovechar ¿lo sabes?- pronuncie riendo.

Se me escaparon varios suspiros y ronroneos con las caricias que esta me hacía en el rostro, mientras con suavidad la iba sacando de la piscina, se veía hermosa con las gotas corriendo por su cuerpo húmedo, rose mi mano derecha por uno de sus costados mientras con la izquierda alcanzaba una toalla con cual la cubriría para que no se me resfriara.

Mis labios no podían estar separados de los de ella, la seguía besando con amor y dulzura mientras colocaba una gran toalla en sus hombros, cubriendo por completo su espalda, -¿Conoces algún hechizo para detener el tiempo o algo así?- bregué con delicadeza el algodón de la toalla por su cuerpo para secarla.

-No tengo ganas de ir a trabajar hoy, quiero pasar el día contigo- agregue sintiendo el sonrojo en mis mejillas al sonar tan irresponsable.

[Darla G Dumbledore]

La vampiresa no pudo evitar reír, feliz con lo que él le decía, lo observaba mientras la ayudaba a salir del agua y ambos parecían no poder aparte sus ojos del otro. Tomó con ternura su mano y se la llevó hacia el pecho, a la altura del corazón.

 

--Yo le doy permiso mi vida para que se aproveche todo lo que quiera de su mujer.

 

Sus ojos se posaron en él, ronroneando a su vez por su caricia mientras sentía como la cubría y comenzaba a secar su cuerpo con ternura. Segundos después sus labios estaban nuevamente fundidos en un nuevo beso, era como si necesitaran el uno del otro para poder vivir. Y, sinceramente, así era exactamente como se sentía Darla, como si no existiera nada ni nadie más en el universo y él fuera el oxigeno, el alimento, la sangre que necesitaba para vivir.

 

--Conozco muchos hechizos y tenemos muchos libros con algunos que ni conocemos, yo detengo el tiempo por usted mi amor y si no podemos detenerlo renunciamos --dijo sin pensar como respuesta a lo que él le había confesado, sus manos acariciaron las mejillas sonrojadas de su hombre y lo observó con mucho amor --nunca me apartaré de tí.

[Seba Granger]

Acaricie con dulzura se piel con la mano que ella misma había puesto sobre su corazón, mientras la otra la pasaba por el interior de la toalla que quedaba para cubrir su espalda, los vellos de mi brazo se erizaron al sentir nuevamente su desnudez en mi, acerqué mas mi cuerpo desnudo al de ella mientras la escuchaba hablar.

Mis labios querían fundirse en los de ella de nuevo cuando esta comenzaba el beso, sintiendo la necesidad de no separarme mas de ella, de querer estar a su lado por siempre, querer amarla y cuidarla por el resto de nuestras vidas.

Con los ojos aun cerrados noté como los labios de mi chica se separaban de los míos de nuevo, casi pude hacer un puchero con lo que hacía pero escuché atento a lo que me decía, probablemente si la Potter Black no hubiera tomado la palabra de nuevo, hubiéramos terminado entregándonos el uno al otro de nuevo.

Sonreí como un bobo enamorado con todo lo que decía, era verdad si no encontrábamos una solución para estar mas tiempo juntos sin dudas sería capaz de dejar todo por ella, ronronee con las caricias que esta me entregaba con sus manos, reí travieso y mordí mi labio al ver que con el gesto que está hacía podía disfrutar mas la vista de su anatomía.

-Ya eres parte de mi, en cuerpo y alma. Eres lo que necesito para ser feliz- dije mientras rosaba mis labios en los de ella, y a la vez acaricio la parte baja de su espalda.

-¿Tienes hambre mi amor?- pregunté al darme cuenta que desde que anoche habíamos terminado amándonos no habíamos probado mas bocado que nuestros propios cuerpos.

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa se dibujó en los labios de la vampiresa, primero cálida y luego pícara al notar que su novio estaba no solo disfrutando de sus caricias sino también de la vista de su cuerpo. Acercó su rostro al de él y pasó suavecito la lengua sobre el labio que él mordía.

 

--Tú eres parte del mío, alma mía, me complementas, me llenas, eres lo que le faltaba a mi humanidad para ser tal bebé --respiró profundo, en un acto involuntario pero que la hacía sentir humana cada vez que estaba al lado de su hombre --¿De verdad te hago feliz? Tú me haces inmensamente feliz a mí.

 

Fue un susurro ahogado, lleno de emotividad, de verdad la hacía estremecer con sus palabras, si él no estuviera preocupado por cuidarla probablemente ella se hubiera tirado al cuello de él y lo hubiera comido a besos. Sonrió con la idea, estaba llena de él, pero no satisfecha, siempre quería más, aunque él la saciara en cada oportunidad, era como si fuera adicta a su amor. Y cuánto que lo amaba.

 

--Tommy se ocupó de alcanzarme algunas botellas de mi bodega bebé --dijo con un gesto de timidez, al referirse a las botellas de sangre que su elfo se encargaba de cuidar como si fueran un tesoro --estoy segura que en cuanto al desayuno nuestras elfinas, si no se están matando por ello, lo deben tener ya preparado --agregó y sin poder evitarlo volvió a unir sus labios en otro beso cálido --te amo --susurró abrazada a él --vamos a comer o será la hora de la cena --río mientras lo veía a los ojos con amor.

[Seba Granger]

Una vez mas las palabras de mi mujer me hacía sonreír como un bobo enamorado, me encantaba que ella sintiera así por mi, que de sus labios salieran palabras tan hermosas, jamás había imaginado que un ser como yo pudiera hacer sentir aquellas cosas en una mujer como la Potter Black.

-Tu me haces muy feliz, me has devuelto las ganas de seguir, me has revivido- pronuncie mirando con dulzura los ojos de mi novia, desde que me había reencontrado con la bruja había sentido que podía haber mas que una amistad con ella, sentía que tal vez ella podía darme la felicidad que estaba buscando.

Ella sin dudas me volvía loco, me hacía sentir cosas que no podía explicar con palabras, el sentir la cercanía de su cuerpo al mío me hacía desearla de nuevo, me hacía querer empezar de nuevo, querer tomarla entre mis brazos y hacerla mía, una, otra y otra vez.

El oír el nombre de Tommy me hacía hacer un puchero al recordar lo que le había insinuado antes, observé como su mirada cambiaba un poco de aquella mujer sexy con la cual me había estado amando a una tímida Darla, que por cierto me seguía encantando.

-Si quieres podemos hacer poner una bodega aquí, mientras conserve la temperatura adecuada supongo estará bien- reí al pensar en Nana, peleando con la elfina de mi novia, sabía como era de enojona y posesiva mi elfina cuando se trataba del territorio de la cocina.

-Te amo mucho mas mi amor, no te imaginas cuanto- besé sus labios con delicadeza de nuevo -Pues si lo pienso no me molesta la hora de cena, mas si hablamos de comer postre- añadí sonriendo con picardia y recorriendo el cuerpo de mi novia de nuevo.

-Anda vamos a comer algo, tu hombre debe reponer fuerzas- le hice ojitos traviesos para luego morder su labio, -Aunque creo me pongo algo de ropa, no quiero que nuestros elfos me vean como Dios me echo al mundo- termine por decir mientras que reía y me volvía a comer los labios de mi chica a besos.

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa bailaba en los labios de la pelirroja mientras la palabras de Seba caían sobre su corazón como un bálsamo que podía curarla de todos los males del universo. El saber que lo podía hacer inmensamente feliz de esa manera la hacía sentirse a la vez tan especial y tan pequeña. Cualquier error que cometiera podía ser tan doloroso y ella no quería eso, ella quería ser también su bálsamo como él lo era de ella.

 

El comentario sobre la bodega hizo que la sonrisa se ampliara en sus labios, pero ahora provocada no como antes, por la declaración de amor, sino por ese mimo y cuidado que él mostraba hacia ella con semejante ofrecimiento.

 

--Estoy segura que se puede mi amor, me encantaría mudar algunas de mis cosas aquí para cuando estoy contigo --dijo mientras acariciaba su mejilla.

 

De pronto la sensación de vértigo había invadido su alma, como si necesitara completar las reglas del compromiso, casi se sintió sonrojar al pensar que convivía con su novio y sin embargo eso le encantaba. Pero ya sus labios acariciándose en un nuevo beso la hicieron olvidar de esos temores, o más bien esa extraña sensación de que necesitaba completar con algo más su relación. Ahora su sonrisa se volvió pícara ante el comentario del postre que hacía su novio y la mirada que recorría todo su cuerpo, sin poder evitarlo se contoneó para él, mostrándose enteramente suya.

 

--OOhh perdón mi amor --susurró algo avergonzada al darse cuenta de la manera en que habían saciado solo una parte de sus apetitos pero no la totalidad de ellos y en seguida río junto con él --creo que mejor ambos nos buscamos ropas o los elfos... --no pudo terminar la frase porque mientras volvían al dormitorio se habían vuelto a fundir en un beso tierno y apasionado.

[Seba Granger]

Se me escapo un nueva sonrisa cuando mi chica hablaba de mudar algunas de sus cosas a nuestro negocio, a al departamento que compartíamos en estos momentos, aunque pese a que ya se quedaba conmigo algunas noches, aun así nunca habíamos hablado de mudarnos juntos, creo que eso me gustaba, me gustaba que se fuera dando solo, tal vez cuando ya estuviera mas seguro que ella me aceptaría le pediría que viviéramos juntos para siempre.

Mordí mi labio al ver como se movía para mi, estuve a punto de cogerla en mis brazos y acomodarla en mi cadera para comenzar de nuevo pero de sus labios salía un perdón mas travieso que nada, estaba seguro que le gustaba tentarme, y la verdad a mi me gustaba mucho mas.

La bese con mucha pasión mientras ibamos de regreso a la habitación, girando por momento para ver quien guiaba al otro para seguir hasta chocar con la cama, que había sido nuestra complice por estas últimas noches, por nuestras largas noches y amanecidas de pasión y desenfreno.

-Me vuelves loco, ¿Crees que Tommy se preocupara si no bajamos?, ¿Que alguien se daría cuenta si te secuestro para toda la vida?, ¿Que tanto se cansan las vampiras?- la llene de preguntas mientras le iba dejando mas beso sobre sus labios y su cuello.

[Darla G Dumbledore]

Los besos apasionados y el juego de mimos se repetía entre risas y caricias mientras regresaban del cuarto de baño a la habitación principal. Darla daba pequeñas y suaves mordidas en el labio de su Seba y acariciaba con amor y ternura el cuerpo del hombre que la convertía cada día en más mujer. Solo la cama puso tope, por unos breves segundos a las muestras de amor que ambos se prodigaban, sin poderlo evitar la mirada de la pelirroja se posaba con adoración en los azules ojos de su novio. Sonrió feliz ante lo que él le decía y luego una suave risa se le escapó de los labios ante sus preguntas.

 

--Tommy sabe que a tu lado siempre estaré bien, él te aprecia y jamás pensaría nada malo de tí --lo observó con más amor aún, si ésto era acaso posible --El resto del mundo no me interesa mi amor, si se dan cuenta de si estamos o no, solo somos tú y yo, quiero ser solo para tí.

 

Los besos que él le daba en los labios arrancaron ronroneos de los labios de la vampiresa y un suave gemido cuando rozaron su cuello, haciéndole erizar la piel y arder todo su cuerpo. Con delicadeza apoyó las manos sobre los hombros de su novio y empujándolo suavemente sobre la cama se acomodó sobre él.

 

--Vamos a averiguarlo juntos --susurró en sus labios antes de besarlo apasionadamente volviendo a acomodar su cuerpo sobre el de su amado.

[Seba Granger]

La veía a los ojos con amor y pasión mientras que de sus labios las palabras salían como melodía a mis oídos, silbando y susurrando miles de cosas aunque no fueran exactamente las que ella dijera, cuando ella me miraba así o me hablaba me quedaba como embobado por la mujer a la cual amaba con toda mi alma.

Levanté un poco la ceja sorprendido por lo que decía de su elfo, me sorprendía que él tan rápido me apreciara se notaba que era aprensivo con Darla, aunque yo también lo era cuando se trataba de protegerla, besé su barbilla con ternura y luego la mordisque mientras seguía escuchando sus palabras.

Reí una vez mas como un loco enamorado mientras los besos continuaban entre ambos luego de cada palabra que la mujer que estaba en mis brazos pronunciaba, sin dudas no podía dejar de deborarle esa boquita a besos, a mordidas, pegarla mas a mi cuerpo para darle mi calor y sentir el de ella.

Lo que prosiguió me sorprendió un poco después de lo que habíamos estado charlando en la ducha, pero me agrado sobre manera, ronronee mientras me acomodaba en la cama luego de su empujón y un gemido escapo de mis labios mientras aquella sexy mujer se acomodaba sobre mi cuerpo de nuevo, la cogí con ambas manos de las caderas mientras la veía con deseo.

-Yo averiguo contigo lo que quieras mi amor- me estremecí en la cama mientras nuestros besos volvían a la pasión de solo hace un rato, mis manos acariciaban su cuerpo mientras me perdía en el interior de su cuerpo una vez mas, esta vez con mas desenfreno y amor, como si recién fuera la primera vez.

-Te amo, no puedo estar sin ti- palabras poco entendibles salían de mis labios mientras besaba los suyos y me respiración se agitaba aun mas.

[Darla G Dumbledore]

Una vez mas sus cuerpos se entrelazaban y Darla podía sentir que no solo se fundía él en su cuerpo sino que lograba que ella recuperase su alma. Estremecida la vampiresa besaba y acariciaba, no solo con pasión, sino más bien con amor y adoración al ahora dueño de su vida.

 

Los suspiros, las palabras de amor, las promesas y los deseos de la pareja se entremezclaban entre sus labios y vibraciones de sus cuerpos. La pelirroja respondía a cada susurro y cada gesto de amor de su cada vez más agitado novio.

 

--Yo estaré a tu lado hasta el final del universo, no me dejes tú, acompañame a vivir nuestra historia de amor por siempre mi Seba --las palabras fluían de los labios de la vampiresa mientras sus ojos se clavaban en la azul mirada de su hombre mezcla de adoración y suplica.

 

El silencio en el cuarto era solo interrumpido por sus susurros y suspiros, por sus respiraciones agitadas que llegaban a su culmen y luego se acompasaban hasta que el roce de los cuerpos sobre las sabanas era reemplazado por el suave ronroneo de los cuerpos abrazados descansando entre cálidas caricias y tiernos besos de la pareja.