♦..Cacao Café..♦ (MM B: 103979)

[Noa]

*Al regresar del Cementerio, tome rumbo a un lugar llamado Cacao Café, Al Cual un amigo me a recomendado. Al llegar al Lugar me Sentí algo ansioso al sentir ese rico aroma que salia de ese Café, Sentí la necesidad de entrar al tocar la manilla de la puerta veo a los costado del Local las vitrinas que tenían muy buena y linda imagen con tanta delicias de chocolates, golosinas, Etc.*

 

*Continuo y abro la puerta al Entrar que pongo mi pie derecho dentro del Café escucho una voz que se me hacia parecida, en fin la ignore y entre por completo quede algo impactado por la calidad del Lugar y sus lindas camareras Dije en mi mente "Este lugar debe ser algo costoso pero valdría la pena pasar un buen rato acá " Seguí caminando, al volver a escuchar esa voz que antes había escuchado Volteo a mi derecha y veo dos viejos Amigos Que desde hace mucho que nos los veía Salude en voz Alta para que todo aquel que estuviese en el Café escuchara y respondiera.*

 

-Buenas, Buenas.

 

*Mientras Sigo caminando, hacia esos viejos amigos (Daniel y Raziel Myrddin Evans) a los que salude con una gran sonrisa en mi rosto.*

-Buenas!

 

-Vaya Con lo que me e encontrado dos grades viejos amigos. Espero me recuerden? Pregunte.

 

-No quiero ser inoportuno ni nada por el estilo, solo recordé, que Raziel Myrddin Evans me había recomendado este lugar para posar un buen rato y al parecer no se a equivocado..

 

*Digo entre mi "Oh creo que mi vestuario no es el adecuado para estar en este lugar, pero ya estoy acá para la próxima tratare de cambiar de estilo de vida" Sonreí con una cara de picadia al ver a unas de las camareras que me observaba opuestamente.*

[† Daniel †]

Al culminar de hablar mi atención se enfocó brevemente en la tasa de chocolate la cual sabia deliciosa y tenía la cantidad justa de azúcar, quizás era por la nota pero esta en verdad me gustaba.

Mire a mi alrededor para ver todo lo que había en ese lugar aunque no con mucha atención más que todo mis ojos se enfocaban en el peligro que podría haber que era inexistente por ellos seguía relajado y sin nada que me cortara la nota que aun sentía mi cuerpo, al escuchar a un joven responderme le mire examinándolo con una leve mirada que se posó en su rostro puesto que la mesa no me dejaba ver si estaba armado, pero al ver que tomaba algo en una taza me despreocupe acto seguido camine hasta donde se encontraba el joven caballero el cual tenía una apariencia algo sociable pero con esa mescla misteriosa que lo acompañaba junto con su soledad la cual quería culminar, camine con paso firme y con el tumbao que tienen los guapos o fanfarrones al caminar, Al pararme frente de la mesa del caballero le dije en un tono leve pero amigable.

 

~ Un gusto, mi nombre es Daniel.

 

Al momento de terminar de hablar escuche una voz un tanto fuerte y algo conocida que causo que volteara sobre mi eje para así ver y verificar si era quien reconocía mis oídos o era solo juego de mi mente, al girar note que era Noa dije para no ser mal educado con un viejo amigo aunque no tenía muchos ánimos de alzar la voz .

 

~ Buenas Noa.

 

Dije en un tono claro, para luego de esto introducir mi mano izquierda en mi túnica y darle otro sorbo a la tasa de café que aún se mantenía caliente, esto se apreciaba por el leve humo que se podía ver salir de esta.

Editado 16 de Julio del 2015 por † Daniel †

[Raziel Myrddin Evans]

*Tras uno y otro sorbo el doble se terminó, coloqué la taza vacía sobre la mesa para entonces volver a recostarme a la silla fue en ese preciso instante cuando noté la presencia de otra persona, esta presencia no era igual a la de antes no tenía ese olor que emanan los fluidos humanos el cual lograba percibir desde muy lejos, “Será que quizás?”, me pregunté en mis adentros no le di mucha importancia estaba seguro que si había desarrollado sus habilidades vampíricas el también notaria algo diferente en mí, noté que saludó en voz alta y no dudé en ser educado.*

 

 

 

Buenas tardes!

 

 

*Sin darme cuenta ya había pasado el mediodía, es muy corto el tiempo tanto como pocas son las ganas de contarlo después de todo alguien como yo que había logrado obtener cierta inmunidad a la luz del sol no tendría por qué preocuparse por el mismo, siempre me desplazaba con una total paciencia, tranquilidad y sin apresures. El joven recién llegado se acercó a mi mesa como si me conociera y me dedicó un saludo, no sabía que hacer apenas y recordaba a los miembros de mi familia por el poco tiempo que pasaba cerca y el mucho que estaba lejos, se me ocurrió que pudo haberme dedicado aquel saludo con las ganas de establecer una conversación quizás por un interés en común con la cortesía que me caracterizaba le señalé la silla frente a mí.*

 

 

- Hola, tome asiento por favor…

 

 

*Si le conocía esperaba que conversando recordara de donde o si había un interés no tenía problema en discutirlo, más bien al contrario como respuesta ambos caso sentía una profunda curiosidad en su actitud, mientras analizaba al sujeto recién llegado perdí la atención en el chico frente a la barra por tanto exprese cierto gesto de sorpresa volteando rápidamente hacia él cuando se presentó en ese preciso instante muchas cosas pasaron por mi mente estaba con la guardia baja y con dos sujetos desconocidos rodeándome no tuve más a opción que respirar hondo y levantarme muy lentamente de tal manera que mi movimiento no se notara escandaloso el mismo daría la apariencia de querer ser cortés pero más bien era un movimiento prevenido después de todo de pie mi guardia respondería más rápido durante ese momento trataba de mantener mi atención en ambos en la medida de lo posible, con un leve asiento de la cabeza y llevando mi mano derecha a la altura de mi pecho me presenté cortés pero a la expectativa.*

 

 

- Raziel Myrddin Evans caballero hijo de Lestat Myrddin y Laimi Evans ambos integrantes de la Orden del Fenix, le puedo servir en algo.

 

 

* Por lo sospechoso de la situación lancé una pregunta que podría de alguna forma resolver gran parte los acertijos en mi cabeza “¿Por qué ambos vienen hacia mí? ¿El hecho de llegar uno primero y otro después sería parte de una estrategia para extraer información acerca de mis padres? ¿Tendrán algo en contra mía o de mi raza?.*

 

[Noa]

*Sin muchas palabras, a lo que Raziel Myrddin Evans me dijo que toara asiento le conteste*

No, no te molestes Solo pasaba por un Capuchino, pero igual muchas gracias.

-Buenos, viejos amigos fue un placer volver a verlos después desde ese tanto tiempo me despido,

*Pedí mi orden*

-Mesero por favor un Capuchino.

¡Acá Su Orden Señor.!

Tome mi Capuchino y cancele el costo mientras caminaba hacia la salida del Lugar sin mirar atrás, con una gran sonrisa en mi cara pensando disimuladamente "Al parecer Raziel Myrddin Evans No me a reconocido juro que pude notarlo por su actitud y tono de voz" En fin ignore mis pensamientos y salí del Café.

Editado 16 de Julio del 2015 por Noa

[Ela Karoline]

Cye desde su mesa se daba perfecta cuenta de que el local se estaba llenando, cosa que le agradaba muchísimo. También desde donde estaba pudo presenciar la forma en que los empleados atendían a sus clientes. Tenía tres meseros además de los elfos, dos eran féminas y el tercero un caballero pues la atención era como el chocolate o el café, se percibía según el paladar…

 

Alana y Yulius eran hermanos y se habían presentado a trabajar esa misma semana, Cye los había contratado bajo prueba pero ellos aseguraron que darían la talla y que al final de la semana seria la propietaria quien no querría deshacerse de ellos. Por eso se aprendieron el movimiento del local, las labores y los menús para así poder prestar un mejor servicio.

 

Alana ya había servido una taza de chocolate caliente a un mago de túnica oscura (Daniel), mientras que su hermano Yulius llevo un café doble a una de las mesas ocupada por un mago (Luis Ángel Castro). Luego un tercer mago entro al local (Noa) y poco después Alana comprendió que los tres chicos se conocían, quizás se hubieran citado allí un poco por las delicias y otro poco por la tranquilidad, si no era así pecaría de inocente y su hermano se lo echaría en cara, pero ella prefería dar siempre el beneficio de la duda.

 

La camarera se acerco al grupo para ofrecerle un menú al último visitante en llegar cuando escucho que era hijo de Lestat y de Laimi ambos miembros de la gloriosa Orden del Fénix como la dueña del local, algo que no se decía a viva voz en Londres dada la constante presencia de los ministeriales afectos a los mortifagos, no es que les tuvieran miedo, sino que habían personas que proteger, inocentes cuyas vidas no podían ser puestas en juego por un arrebato, así lo entendía Cye y también la chica. Sin darse cuenta Alana se había quedado parada a unos cuantos pasos de la mesa metida en sus pensamientos, de tal manera que fue su hermano quien le despacho el capuchino a Noa. Para disimular se acerco y dijo.

 

-Los caballeros ¿desean tomar alguna otra cosa? tenemos cosas realmente deliciosas- les sonrió -Aunque también puedo volver a llenar sus tazas- eso claro era una manera de decirlo, porque de aceptar lo que haría era reemplazarlas por otras llenas y humeantes.

[Mei Black Delacour]

Luna Delacour

 

 

Le lanzó una mirada de soslayo, sabiendo que algo había dicho, pero no había logrado escucharlo. Miró de reojo el reloj, el tiempo estaba pasando más rápido de lo que le hubiese gustado, pero de todas formas permaneció aún al lado del rumano. No pudo evitar mirar hacia el lugar contrario adonde el Belikov se hallaba en cuanto mencionó que se quedaría sin “sus” strippers, pero luego la regresó para continuar con la charla.

 

–¿Sabes? No eres de mucha utilidad si no eres más preciso con los rituales que hacen – le dijo, levantando una ceja y poniendo los ojos en blanco –. ¡Vamos! Se supone que eres tu el que debe organizarla, a menos de que no quieras mi ayuda, claro.

 

Se encogió de hombros y se lanzó hacia atrás en el asiento, soltando un leve suspiro y terminándose su café. Observó de forma distraída a unos muchachos que acababan de llegar al lugar y estaban siendo atendidos por una de sus compañeras de trabajo, pero rápidamente se vio distraída al oír hablar nuevamente a Dimitri.

 

–Sí, lo sé, – admitió, mirando fijamente la taza ahora vacía – pero no quiero llamarla ahora – agregó en susurros muy bajos para cerciorarse de que el muchacho no la oyera, pero sólo para asegurarse, volvió a hablar para distraerlo –. Por cierto, ¿qué tal todo en Rumania? ¿Ya conseguiste alguna chica? – agregó, codeándolo sin disimulo alguno y con una ancha sonrisa pícara en su rostro.

 

Justo en aquel preciso momento, el silencio invadió los alrededores de donde Luna y Dimitri se hallaban, por lo que pudo oírse claramente lo que se hablaba en otra mesa, más precisamente, en la mesa de los recién llegados. Lo escuchado hizo que la Delacour se levantara repentinamente y con los ojos muy abiertos, y sin siquiera explicarle a su amigo lo que sucedía, se movió por inercia, acercándose hasta donde Raziel se hallaba junto a dos muchachos más.

 

–¡Buenos días! – saludó, siendo lo más amistosa y simpática posible, aunque no era algo que le costara realmente, ella era así – Disculpen, pero no pude evitar oírlos… una descortesía, lo sé, pero me llamó la atención lo que decías – agregó, dirigiéndose a Raziel y observando de reojo a Cye, quien se hallaba allí y había reaccionado de la misma forma que la castaña –. ¿Eres hijo de Lestat y Laimi? Porque Laimi es mi hermanastra.

 

Una sonrisa amplia salió de sus labios, esperando a la respuesta del chico y sus acompañantes, mientras miraba significativamente a Dimitri para que se le acercara y no la dejara sola.

[† Daniel †]

Al terminar de darle la última probada a la tasa de chocolate mi atención se enfocó en la tasa la cual ya andaba bacía aproveche para pestañar ya que mis ojos era rojizos y estos era muy relajado casi como si estuviese triste pero al contrario era muy feliz y despreocupado por el mundo solo me importa yo y mi mente sin descartar a Jah, pero una paranoia de desconfianza siempre se incrustaba en lo más profundo de mi pensamiento haciendo que dude hasta de mis manos por lo tanto a pesar de saludar al joven siempre estaba pendiente por si algo malo podía suceder, un recuerdo de hace muchos años atrás con mis padres me enseñaron a leer la mente sin tener que usar un hechizo hablado, por lo tanto era una opción usarlo con el joven , lo importante era que me podía ayudar a leer la mente de mis adversarios sin que estos se dieran cuenta, la voz de él joven que se encontraba frente de mi izo que me enfocara primera mente en él apartando que sabía que en Noa no serviría y dudaba si hacer esto o no pero luego pensé Mejor precavido que muerto . Al escuchar a Noa saludar voltee a verlo para con una voz adecuada dedicarme a responder mientras que mi mirada se enfocaba en él.
~ Buenas.
Al terminar de hablar me dedique a escuchar a ambos hablar mientras que me percate que el joven le señalo a Noa que se sentara pero me comenzaba a preguntar si andaba en un lugar muy peligroso porque desde niño me dijeron uno más uno son dos, es decir que un vampiro suma a otro o quizás era solo mente deje que siguieran fluyendo las cosas pero sin que el joven notara aplicando el arte de leer la mente con el joven pero inmediatamente me di cuenta que no podía escuchar nada como si no funcionara y era la pista que faltaba, mi rostro era calmado pero algo en mi no se quedaba completamente quieto, era la adrenalina de que algo malo pudiera pasar o quizás era la sangre que pasaba rápido por mis venas a causa del cannabis igual solo quería hacer amistades y si algo pasa que más unos mueren y otros viven eso te enseña la vida, al ver que el joven se levantó con tanta calma pensé, Sera que el joven es muy confiado en sí mismo por tener a dos desconocidos o será que conoce a Noa o que pasara sobre su mente Di un paso atrás con calma algo natural y dije mientras que en mis labios se dibujaba una sonrisa al joven, mis ojos rojos se enfocaron en los suyos.
~ un gusto y solo mi intención es conocer gente nueva pues vengo de la babilonia.

Dije en un tono leve mientras que mi apariencia hacia lo posible para que el joven creyera que solo soy un crio más del montón, pero el mundo y sus armas y sobre todo la maldad me enseño que de nadie se puede confiar pero no olvidaba lo más valioso baje la mirada apuntando al suelo por unos segundos mientras que de reojo miraba a ambos sin que estos se dieran cuenta al alzar la mirada y tomar nuevamente postura seguí mirándolos con esa apariencia tranquila y calmada.
Note como Noa se dedicaba a retirarse de ese lugar le salude con la mano para acto seguido girar y notar que me hablaban para ver si se me ofrecía algo pero no le preste atención por ver a la jefa de ese lugar, inmediatamente me dedique a preguntarle.

- será que le puede decir a la señorita que se encontraba con usted que se acerque

Di una leve pausa para hablar para luego acostar en el mismo tono de voz mientras me preguntaba si se podía fumar en este sitio.

- puesto que comida o bebida no se me antoja, se me antoja hablar y hacer amistades nuevas y me disculpa si soy imprudente.

Al terminar de hablar escuche a otra señorita hablar y con una leve sonrisa le dije con suma cortesía aunque sabía que quería hablar con el joven por lo que dijo seguidamente no dije más nada y solo me quede callado para ver como fluía la conversación.

- buenas señorita


(disculpen si me equivoco con el post es que respondo del cel porq ando atareado y no quiero que dejen de platicar por mi culpa)

Editado 17 de Julio del 2015 por † Daniel †

[izabnat]

Había pasado anteriormente por este lugar y me parecía fantástico, en especial porque adoro café y aun mas cuando tengo que hacer varios trabajos o hacer interminables dibujos. El lugar se veía bastante agradable y muy lleno pero me dije porque no hay que probar diferentes cafés

por lo que, espere a que hubiera un mesa vacía, cuando por fin hubo un me sente a descansar y esperar a que un mesero me atendiera.

Cuando llego pedi un capuchino y tal vez algunos malvaviscos como me encanta.

Me dedique a ver el lugar sus colores y decoraciones, me gusta ver la creatividad y empeño que ponen en sus negocios, la dueña se paseaba por el lugar atendiendo a sus clientes muy amablemente, después de recorrer el lugar me enfoque en algunas personas, parecen que se conocían pero a la vez no, ya que cuando iba llegando ya se retiraban seguramente fue mi imaginación, mejor disfruto mi capuchino y descanso un poco.

[Raziel Myrddin Evans]

*Noté la prisa en Noa quién se ha largado tan rápido que apenas pude levantarle mi mano en señal de despedida, en ese momento una sensación extraña me invadió y sonreí volteando a ver a Daniel para hacer un cumplido.*

 

- Pues es un placer joven

 

*Mi sonrisa daba a demostrar una maléfica picardía, acomodé mi saco para sentar volver a mi postura con semblante extremadamente despreocupado, le señalé la silla frente a mí la misma que el extraño había rechazado por apresurado, voltee a mirarlo, mis ojos verdes despertaron un fuerte brillo y aún tenía esa sonrisa.*

 

- Dice que quiere socializar conmigo? Pues adelante yo no como….

 

*Añadí y mi sonrisa se hizo aún más amplia pero esta vez voltee la mirada hacia el umbral de la puerta para que esta no se notara lo suficiente para despertar malos pensamientos, sin embargo en mis adentros gozaba demasiado del atrevido acto del joven, en seguida noté a un joven acercarse a mí con un cortés ofrecimiento, justo en el momento en que iba a contestarle se acercó una joven dirigiéndose directamente hacia mí con un saludo y una interrogante, sinceramente cuando llegué al local me esmeré tanto en los elegantes sabores que este podía ofrecer antes que en la gente y por unos instantes pensé que estaba solo, de nuevo me levanté esta vez sí que era por cortesía más que por prevención ya que pues si la joven hubiera querido atentar contra mí estuviera ya herido y ni siquiera lo habría notado, con una leve reverencia me presenté, sentía cierta vergüenza pues me escuchó decir que mis padres pertenecían a la orden algo ni siquiera debí mencionar pues la misma es una asociación secreta, sin embargo poco me importó pensé que eso haría sentir amenazados a los extraños que tan repentinamente se acercaron a mí, tras la reverencia tomé la mano de ella con extrema delicadeza y caballerosamente la besé mientras le dedicaba una penetrante mirada.*

 

- Raziel Myrddin Evans, escuchó muy bien señorita le doy crédito a la agudeza de su buen sentido del oído… Permítame…

 

*Interrumpí para contestar al joven que tan cortésmente me ofreció su servicio, le dediqué una leve sonrisa con la intención de ser agradable y pregunté devolviendo su cortesía.*

 

- ¿Venden tabacos de chocolate aquí joven?

 

 

*Era normal toparme con familiares desconocidos después de todo mis estudios en el exterior me mantuvieron en esa situación pero habiendo terminado ya empezaba a conocer muy rápido todo ese grupo que parecía ser muy grande, una sombra llamó mi atención hacia el umbral de la puerta el cual se sentó aislado a disfrutar de su capuchino “que lugar tan concurrido, definitivamente tengo un ojo clínico” pensé.*

Editado 17 de Julio del 2015 por Luis Angel Castro

[Lisa Weasley Delacour]

Dimitri Belikov

La mirada que lanzo la Delacour al reloj dio a entender al joven Belikov que la muchacha estaba disfrutando con la conversación y que gracias a ella se estaba escaqueando, de manera clara, del trabajo. Evito comentarios acerca de esto, puesto que hacía mucho no se veían y el también estaba cómodo con la situación.

- Hay cosas que merecen ser vistas. Explicártelo seria largo y costoso, prefiero que lo sientas y vivas en carne propia.

Una de las cosas que habia aprendido a lo largo de su corta vida era que ciertas situaciones habia que disfrutarlas y sentirlas de manera personal, puesto que cada ser humano un mundo. Los rituales mágicos que se sucedían en Rumania antes de una batalla eran algo increíble y envidiable por muchos países cercanos.

- ¿Y tú ya tienes novio o sigues ocultándote tras esa personalidad guerrera tan innata que posees? – Si ella atacaba, él se defendería lanzándole otra vez la bola a su tejado, a fin de cuentas Vivian molestándose desde el minuto uno en el cual se conocieron.

Un silencio cubrió el ambiente, ese que precede a la tempestad y la conversación de la mesa vecina llego hasta sus oídos. Negó varias veces al tiempo que la castaña, pues aquellos niñatos, porque no habia ninguna otra forma de llamarlos, estaban ventilando secretos como si la orden fuese la secta secreta de la esquina.

Se levantó al ver que la adolescente lo hacía y la siguió bien de cerca. Allí ya no estaba un chico de diecinueve años, si no un guerrero cuya única meta en la vida era custodiar y proteger el bienestar de la mujer que ahora con arrojo se presentaba ante aquellos personajes. Saludo cortésmente y espero.