Videncia

[Sajag]

El té meloso del Arcano se había enfriado, algo que le disgustaba. Sin embargo, permaneció en silencio mientras los tres aprendices bebían el suyo y miraban los posos. Las palabras que había dicho el Ragnarok sólo verificaban lo que él ya sabía: la Videncia corría por sus venas y sólo era cuestión de tiempo que despertara su Ojo Interior . Seguro que, en algún momento, sería capaz de ver más allá de la Realidad cotidiana y descubriría un mundo hermoso aunque no menos tortuoso. La Videncia no era algo agradable. Saber la vida y la muerte de las personas que rodean a uno no es algo que guste de saborear; aunque algunos de ellos, por no decir los tres, podrían sí saborear ese sufrimiento.

 

Sajag chocaba siempre con lo mismo cuando daba sus clases particulares: la moralidad de la Habilidad que impartía. ¿Era menester despertar el Ojo a cualquiera que tuviera esa capacidad o podía escoger a quien favorecer sus enseñanzas según el uso que sabía que harían con ella? Se obligó a dejar de pensar en ello. Si alguien es Vidente, será Vidente a pesar de todo, así que mejor enseñarles bien sin pensar a qué dedicarán todo aquel empeño.

 

Ser un Arcano docente era difícil. A veces se preguntaba sobre el motivo que los Arcanos, en plural, habían accedido a entrar en aquel Ateneo londinense.

 

- Siempre soñamos, hijo - le contestó, de forma distraída, aspirando el aroma de su propia taza de té oloroso. - Recordar o no depende de nuestra mente; la capacidad de olvidar es conveniente muy a menudo. Es por eso que yo siempre tengo cerca una libretita, junto a mi camastro. Me gusta apuntar la idea esencial de lo que sueño antes de olvidarlo.

 

¡Cómo si pudiera olvidar con tanta facilidad! La Videncia era una lacra en muchas ocasiones, persiguiéndote, sin dejarte olvidar lo que tanto daño hacía. Por eso se tachaba de locos a la mayoría de los videntes, puesto que era muy difícil resistir este tipo de vida. Eso es lo que aprenderían de él sus pupilos; sabrían si eran capaces de vivir con esa pesadilla para siempre. En cuanto se vincularan al Anillo, no podrían abandonar sus conocimientos. Y eso volvía loco a cualquiera.

 

Sonrió al vampiro ante la perplejidad de lo visto en los posos de su taza.

 

- Guapa muchacha - su comentario no era lascivo. A estas alturas, el Arcano gozaba de sus propios recuerdos, no con las visiones de sus alumnos. - ¿En serio alguna vez dominaste ese tipo de armas?

 

El Arcano había visto su visión y se preguntó porqué sería un futuro poco creíble. ¿Es qué algo le impedía ser realmente ese entrenador? ¿O sería por la chica?

 

Eso le recordó el enfado del muchacho que le acompañaba y también bebía, al haberse referido a él como señorita. Su sonrisa se amplió. ¿En serio estaba tan seguro de ser un ente masculino? Se obligó a recordar que los magos y hechiceras de aquel pueblo londinense sólo se fijaban en el estereotipo exterior y no profundizaban en las entrañas de uno mismo (no de la forma literal; le constaba que los tres presentes habían visto entrañas en algún momento y era algo que prefería no profundizar porque no era asunto suyo).

 

- Varón... Mujer... Su anatomía sólo indica un género que no tiene porqué haber tenido siempre, señorita... Recuerdo un pasado en que fui una Amantis Religiosa. Fue una experiencia interesante recordar aquella breve vida pasada...

 

No quería molestarle; al revés, su ímpetu casi belicoso con el que había defendido su masculinidad le había hecho gracia. En cierta ocasión, siendo él muy joven y aún un adolescente inexperto que sólo buscaba el consuelo en las locuras típicas de su edad, también había reaccionado así cuando un imberbe le había llamado "nenaza". Perdido momentáneamente en aquel recuerdo de una edad antigua, casi se le escapó la osadía del varón Aries cuando dijo que podría hacerlo sin beber. Volvió al presente y le sonrío:

 

- Sin beber, los posos no se forman. Hay que saber que la forma en la que tomas la taza, el movimiento que generas al líquido, el mismo contenido chocando en ondas contra el recipiente, la forma de tragar a sorbos o de una vez... Todo eso hace que los posos se depositen de formas diversas. Eso es lo que ha de ver, señorita... - esta vez corrigió su desliz para evitar más tensión en la relación con su pupila. Necesitaba de ella que estuviera pendiente de las enseñanzas y no enmorrocotunada por cuestionar su masculinidad. A veces, hay que dejar a los críos (comparados con su longeva edad) salirse con la suya. - Eso es lo que ha de ver, Señor Aries, cómo se depositan los posos y qué es lo que muestran.

 

Le dejó hacer, obligado por su compañera, a regañadientes bebió el líquido...

 

- Es curioso... Pretendía enseñarles a leer los posos del té pero he de reconocer que sus Visiones son mucho más profundas de lo que me esperaba. Ante su pregunta... Mi líquido..., como usted lo llama..., sólo es té, nada más que té. Lo que usted ha visto es tan real como usted crea que es... ¿Por qué cree que la chiquita que vio era un... pasado temible?

 

Sonrió de nuevo, sin querer burlarse de sus dudas. Era algo que tendría que aprender a hacer, desbloquear la Verdad y dejarla fluir, si quería que su Ojo también se desbloqueara, o nunca sería un Vidente.

 

- ¿Alguna experiencia más? Por que podemos pasar al Tarot. Las cartas son el medio más fácil de sacar moneduelas a los que se dejan engañar. Pero saber interpretar lo que nos muestran en un Don que pocos pueden tener. Los dos que han visto una particular parte de su vida pasada o futura, tomen un mazo de aquellas cartas. No, señor Aries, la tan usada es mía particular y no dejo que la use nadie. Es... una reliquia de familia. Tome cualquiera de las otras, más modernas.

 

El Arcano echó una mirada rápida hacia la puerta de entrada a la habitación antes de proseguir.

 

- Barájenlas con cuidado y tirénlas al aire. Quedarán tres boca arriba. Usted, Sr. Ragnarok, verá algo más sobre esa muchacha imposible. Usted, lo temible le parecerá increíble y se cuestionará si es cierto. Quiero que ambos me den una interpretación de las tres cartas y si se creen lo que dicen. Mediten su respuesta, si es preciso, consulten con su corazón. Sé que lo tienen, no se hagan los duros conmigo.

 

Alguien golpeó la puerta. Sajag hizo caso omiso de momento.

 

- Venga, no se crean que los Ases y los colores de una baraja sólo sirven para ganar apuestas en los corrillos de esa taberna que merodean ciertas noches - El Arcano nunca tomaba precauciones en sus palabras. Sabía lo que sabía y sus alumnos sabían que él lo sabía, ¿para qué disimularlo? - Aquí llega un experto que seguro que sabrá ayudarles en la interpretación de sus cartas.

 

Hizo un leve movimiento con la mano y la puerta se abrió, mostrando a un hombre en ella.

 

- Ya dije que soñé que el azul cielo claro nos acompañaría. ¿Sería tan amable de acercarse y decirnos qué le han dicho sus cartas esta mañana, Señor...?

 

No dijo su nombre. El Arcano Vidente era sabio y prefería que cada uno se presentara con la información justa que quisiera dar, ni más ni menos. Si él tuviera que presentarle, diría que era un espíritu libre que escondía a un felino en su interior. Mejor que él diera los datos sobre él, no quería violar la intimidad de sus alumnos. Tenían derecho a sus... secretos.

[Ky.]

El joven Mortifago cerró los ojos con una sonrisa en sus labios, había optado por no llenarse de malas vibras, quizás no era intención del Arcano dejar en duda el género que su cuerpo representaba, así que lo dejo pasar al momento que escuchaba con paciencia la respuesta acerca del líquido que había bebido. Si aquello sólo era té, ¿por qué lo había hecho entrar en trance? Prefirió quedarse con su duda y responder la pregunta que Sajag le acaba de hacer con respecto del por qué Addison era un pasado temible.

—No es ella, es lo que se dijo ahí. —se quedó en silencio varios segundos —Cuando uno crece creyendo que tiene las respuestas y el control de su vida, que algo como aquella escena un tanto incierta, causa un gran temor. Amo tener el control de lo que ha sido mi vida, así que si lo que vi fue real o no, me deja un tanto ansioso. Me parece absurdo estar enamorado de mi melliza, ¿sabe que me haría eso? —le preguntó, pero el arcano no debía responder a su cuestionamiento, Aries conocía la respuesta, o al menos la respuesta que él quería escuchar. Si estaba enamorado de su melliza para él sólo significaba que era una persona egocéntrica y que no tenía más amor que para él mismo.

Asintió ante la sugerencia de que podían dar paso a la lectura del tarot, la lectura de cartas era de sus mancias favoritas, odiaba en ese momento no haber cargado con sus cartas, pero al encontrarse con un paquete de cartas viejas, tomo el mazo con cuidado. Podía sentir todo ese poder con el que se encontraban cargadas las cartas, iba comenzar a barajear el mazo cuando escucho la voz del hombre regordete dirigirse a él, negó dejando el mazo de cartas de dónde las había tomado.

Teniendo un mazo de cartas en sus manos se dedicó a barajearlas mientras las llenaba de energía para que se pudiera realizar una buena lectura del tarot, sus manos se movían tan rápido que de un momento a otra tenia flotando frente a él lo que eran tres cartas que sólo podían ver si se paraban a su espalda, la primera carta era la princesa de oros, aquello indicaba una mujer joven instruida, cuidadosa y reflexiva. Amable y benevolente, justo las características que tenía su melliza, la segunda carta era el sol que se encontraba invertido. Situación que le hizo tragar en seco, aquello podía representar lo que estaba pensando hace minutos, él era un joven vanidoso, arrogante y con deseos de figurar. Pero aun no encontraba la relación con la princesa de oros, así que se aventuró a ver la última carta, el 2 de oros.

—Mi melliza tiene todas las características que anhelo tener, es cuidadosa, amable, y benevolente, sin embargo, yo soy un ser vanidoso con hambre de destacar más que las personas que me rodean lo que me hace ser una persona arrogante. Es por eso que en mi visión creo estar enamorado de mi melliza, lo que en realidad pasa es que mi vanidad me está cegando y al tener un temperamento inestable que es lo que indica el dos de oros, me creará muchos problemas.

Aries consideraba poco posible el hecho de que lo que había visto en su visión representará otra cosa más de lo que estaba viendo y las cartas justo eran lo que le estaban contando. Quizás Sajag, les dejaría usar otra mancia para desarrollar el ojo interior que había estado usando cuando se dio cuenta que tenía momentos de dejavu. Sus ojos se cerraron por varios segundos, las cartas lo habían hecho entrar en trance. Las cartas que miraba en aquel momento no eran las mismas, en lugar de la princesa de oros, el sol invertido y el 2 de oros, se encontraba la sacerdotisa, la torre invertida y el colgado. ¿qué era lo que indican aquellas cartas para él?

La sacerdotisa indicaba una tranquilidad espiritual, una paciencia con la que no contaba, pero igual representa una decisión meditada que podía verse opacada por la torre invertida que indicaba ya sea enfermedad o alguna falsa acusación y el colgado que si bien podía ser una elección que requería contemplación, también representaba la redención a través del sacrificio. Su visión poco a poco se hizo clara, para volverse una persona como la que él quería ser, tendría que pasar por la pérdida de alguien. La sonrisa que había mantenido durante todo el proceso se había borrado.

[Hades Ragnarok]

Dejó que su mente volara y lo transportara a otro lugar. Había escuchado las palabras de Sajag y ello fue el causante de aquellos pensamientos que habían pasado justo en aquel momento por su mente. Él, en Grecia, llevaba un diario, sus anotaciones sobre lo que había visto o lo que le habían dicho quienes le querían, pero cuando se vio recluido en Inglaterra otra vez había dejado eso atrás.

 

Bufo en tono molesto ante las palabras que había dicho el arcano sobre aquella chica. Un brillo de intensa maldad apareció en los ojos negros como el abismo del Ragnarok, sin embargo, se obligo a calmarse. Aquel no era el momento de perder el control o los estribos, estaba allí por una meta, luego podría encargarse de todo lo demás. Cerró los ojos y se obligo a respirar profundamente dejando que aquella molestia se comenzara a acumular en su pecho para ser liberada en caso de ser necesario.

 

-Si es lo que el futuro me tiene deparado así es o así será ¿no? –Pregunto respondiendo a la pregunta de Sajag- aunque también todo puede cambiar dependiendo de las decisiones que se tomen, lo que estoy viendo puede ser que no se realice si tomo las resoluciones erróneas, o capaz es inevitable porque todo está escrito –pensó un poco antes de continuar ya que el mismo había visto como el futuro cambiaba innumerablemente gracias a las decisiones que tanto él como los demás habían efectuado.

 

Recordó muchas de las visiones que le habían sido confiadas por su tía, por su madre y algunas otras personas, se había visto con poder, creyendo que era el más poderoso y podía controlar otra de las armas legendarias, que no iba a sucumbir ante aquel poder y la oscuridad que ella emanaba, pero a la final se había corrompido y había caído bajo el influjo de todo aquello. Había usado aquella arma para dañar, no había pasado la prueba y desde ese día se había dado cuenta lo peligroso que era tener el poder de aquella cosa maldita. Aunque claro estaba, tomó una decisión que había destrozado todo aquello y por la cual ahora era despreciado. Aquel futuro que alguna vez había visto o le habían relatado quizás había cambiado ya, o lo estaba esperando.

 

Volvió en sí, para escuchar los consejos que este le estaba dando a sus compañeros videntes, aquello también le podría servir a él en cualquier momento.

 

Al parecer ya no seguirían con aquella extraña fiesta del té y ahora se adentrarían en los oscuros misterios del tarot. Dibujo una mueca recordando algo que no se le había ocurrido antes. En aquel preciso instante recordó que en una de sus antiguas vidas él había adiestrado a algunas personas en la adivinación y que había enseñado a realizar a sus estudiantes una bola de cristal. Ahora, quien sabe cuántas reencarnaciones después él era el alumno.

 

Se levantó y se dirigió lentamente hasta el lugar que el arcano le había indicado para tomar un mazo de cartas. Observó que había varios, la verdad es que no sabía si aquella era una prueba más o ya el vidente conocía ¿Cuál de todos ellos era el destinado para el Ragnarok?, dejó que sus instintos eligieran y después de tomar aquel mazo volvió hasta la posición inicial de la cual había partido un par de minutos antes. Sentándose supuso que debía ante todo barajar aquellas cartas para luego lanzarlas al aire. Aquella era una petición extraña, él había visto otras formas de leer el tarot pero aquella era mucho más extraña de lo esperado.

 

No dijo nada, no cuestiono nada, simplemente se dejo guiar y lanzo aquel mazo. La verdad es que algunas cartas habían caído boca arriba, no solo 3 pero supuso que debía prestar atención a las más próximas frente a él. Las observo y se concentro en ellas intentando descubrir los que aquellos susurros del futuro querían mostrarle.

 

La primera carta que observo fue el mago, alquimista o prestidigitador como quisieran decirle, aquello significaba que aquella joven chica iba a presentar algo de Originalidad. Iniciativa, centro de acción, inteligencia espontánea. Posesión de sí mismo, autonomía, emancipación de todo prejuicio. Elocuencia, destreza, habilidad, finura, diplomacia. Abogado, orador, diplomático o político. La segunda carta que llamo su atención fue el nueve de oros invertido lo cual significaba que la chica iba a tener pérdidas materiales o de amistades. Maldijo por lo bajo ante aquello, si conocía bien lo que estaba sucediendo o lo que podría suceder en el futuro sabia por instinto que aquello era verdad. Sin embargo, aunque no quería terminar con aquello posó su vista y su atención en una tercera carta, aunque había visto otras esta era la cual emanaba quizás un poco de poder y por lo cual fue que la tomo entre sus níveas manso para verla, aquella carta era el carro, lo que significaba que aquella joven tendría un Triunfo, victoria, superación de obstáculos, esperanza, conquista. Buena noticia inesperada. Gran autocontrol, habilidad para determinar el propio destino. Gran fuerza física y mental. Velocidad. Viaje.

 

-Según lo que veo o lo que intento entender –dijo el cainita- la joven pasara por muchas cosas, cosas que ni ella misma sabrá porque suceden, quizás por errores del pasado de quienes el amaron, pero a la final saldrá triunfante de todos los obstáculos –comento el cainita dibujando una mueca deseando con todo su corazón que aquello fuera verdad- sufrirá algunas pérdidas, personas importantes o amigos para ellas se alejaran o estará en su contra pero a la final saldrá victoriosa –observo a los ojos de Sajag- esperemos que no salga con la suerte de su progenitor, ella habra ganado una guerra

 

El Ragnarok había visto muchas profecías, le habían confiado muchas visiones, y una que más le preocupaba era la de una futura guerra que quizás ya se estaba dando o aun no sucedía. El mundo mágico estaba en peligro y sus sucesores, los hijos de los antiguos guerreros eran quienes iban a luchar las nuevas batallas. Cerró los ojos rezando, orando y observando una imagen, vio un dragón, vio a la joven y vio la posición de manos y la invocación que estaba haciendo. Una invocación que le había comentado que él algunas veces solía hacer. Un segundo después una espada poderosa se encontraba en ellas.

 

Después de aquella revelación el vampiro comenzó a respirar otra vez, se había olvidado hacerlo, estaba quizás un poco tenso por lo que vería de aquel futuro si no es que era que justo en aquel instante ya se estaba dando, aun así, la llegada de alguien más quebranto su concentración. No dijo nada, no le importaba nada mas, solo aquello que le pudiera decir su instructor.

[Keaton Ravenclaw]

El ojiverde estaba elucubrando un poco en su mente las reacciones que habían tenido las cartas por la mañana. Estaba dudando un poco de sus lecturas porque la verdad no estaba tan concentrado como de costumbre, sin embargo, tampoco era que no fuera bueno en sus lecturas. Agitó la cabeza con fuerza alejando esos pensamientos. A veces le pasaba aquellos, dudaba de sus predicciones pues a veces el Ojo Interior se nublaba un poco, pero no era para tanto, por lo general fallaba cuando algo le preocupaba, cuando tenía miedo, pero que él recordara, aquel día por la mañana no había tenido ninguno de aquellos sentimientos. Inhaló y exhaló.

 

—Relájate —Se dijo a sí mismo cuando de pronto la puerta se abrió y se concedió el paso a la clase.

 

Dentro había tres personas que el vampiro ya conocía, lo cual le alegró un poco, al menos no estaría solo o con extraños tomando los conocimientos necesarios para adquirir el Aro de la Videncia, por el contrario, sería muchísimo más amano de esa manera y no le costaría tanto.Su predicción sobre que la clase rsultaría a pedir de boca, comenzaba a cumplirse, por lo que se sintió un poco más tranquilo y pudo dejar que su conexión con el cosmos volviera a estar al ciento por ciento. Justo cuando estaba por empezar a hablar, el Arcano se le adelantó.

 

—Ya dije que soñé que el azul cielo claro nos acompañaría. ¿Sería tan amable de acercarse y decirnos qué le han dicho sus cartas esta mañana, Señor...? —Quedo en suspenso.

 

—Ravenclaw, Arcano Sajag —Completó el ojiverde —Y bueno, es que fueron dos lecturas, la primera de ellas indicaba el inminente choque del Huracán Eleanor con las costas inglesas, lo cual me preocupa por las criaturas mágicas de la reserva mágica —Comenzó —Y la segunda lectura, fue un poco más vana, era para consultarle a los Arcanos Mayores y Menores que tan bien iría mi estadía en esta habilidad, la cual, si no me equivoqué al interpretarlos, saldrá a ´pedir de boca —Añadió y finalizó.

 

No quería decir más por temor a que lo tacharan de presuntuoso, por lo que guardó silencio mirando fijamente la cara del Arcano.

[Sajag]

El Arcano tenía una pinta de buena persona que hacía que sus pupilos hablaran con él con familiaridad. Por supuesto, era algo positivo para comprender los motivos que le llevaban a enfrentarse a la terrible experiencia de cruzar el Portal para vincularse al Anillo. Le era fácil determinar quienes iban sólo por poder, por altanería, por aprender más, por seguir una tradición familiar... Aunque no era tarea suya el juzgar quien sería un Buen Vidente y quien haría un buen uso de esta Habilidad, sí lo era decidir quien estaba preparado para ello, permitiéndose echar hacia atrás cualquier conato de entrar en la prueba sin merecerlo.

 

Por eso le gustaba parecer bonachón (que lo era, tal vez no tanto como aparentaba) y ser agradable ante sus alumnos. Sin embargo, supo desde antes de verlo que aquella muchacha (no podía evitar pensar en ella como mujer, a pesar de su enfado continuado por no reconocerlo como hombre; el hecho de ver más allá del presente-pasado-futuro y de reconocer las Reencarnaciones en las que creía como buen hindú que era, siempre le había perjudicado), mejor dicho, aquel joven de carácter arisco, iba a ser difícil.

 

Aún así, le sonrió cuando le confesó ese amor incestuoso; no era quien para juzgar a nadie por motivos ajenos a la Videncia. Si alguien le hubiera juzgado a él por las juergas de aquellas largas noches en la Londres de principios del siglo... ¿tantos años ya, dos, tres siglos?...

 

- Las Cartas son como los verdaderos Amigos, te dicen la verdad aunque duelan. De ti depende seguir adelante. El Futuro no está escrito, hay tantos futuros como salidas encuentres a tu Visión. Pero el Futuro es Uno aunque pueda ser cualquiera. Es difícil entenderlo. Pero estoy segura que si lo piensas, muchacho, entenderás que lo que tienes que hacer, puedes hacerlo o no y que ambas posibilidades están escritas.

 

Se giró en un gesto bastante ágil para la figura oronda que lucía el Arcano. Sagaj sonrió ahora al vampiro.

 

- El Señor Ragnarok parece haberlo entendido a la primera. Sí, señor Hades. Las decisiones que tome harán que este futuro que usted ve cambie o se mantenga; sin embargo, no por eso deja de ser un futuro viable. Si mira las cartas en una hora, es probable que el futuro que le muestre no sea el mismo que el de ahora. ¿Eso hace que este futuro que lee ahora sea mentira? No, sólo indica una gran lección que debe aprender todo vidente: El Futuro es tan fuerte como nuestra voluntad y tan voluble como las decisiones que tomemos. Todo Futuro es el verdadero en el momento en que lo leemos pero puede desaparecer en cualquier momento. Por tanto, nuestra Habilidad es poco científica y despreciada por los ajenos que no entienden de la dificultad que conlleva Ver y Saber Ver.

 

Se permitió apoyar su mano en el hombro del cainita. Siempre sentía demasiada empatía por algunos de sus alumnos.

 

- No se preocupe; lo que tenga que ser, será. Lo que no será, no merece la pena que lo sufra. Esta es otra gran lección que han de aprender para cruzar el Portal: por muy dura que sea la Visión que se les ofrezca, la aceptación de la misma les dará la paz suficiente para seguir adelante. Preocuparte, tener remordimientos, sufrir... Sólo son sensaciones que les desgarrarán el corazón y les hará infelices y fáciles de engañar por sus propios sentimientos y, por tanto, Videntes inútiles y sin posibilidades.

 

La mirada de Sajag se perdió un momento en el ventanal. Su silencio se mantuvo unos segundos largos. Tal vez esperaba que la otra alumna hablara o también podría ser que él mismo se hallaba en otro punto del universo en aquel instante. Después, volvió a la clase como si nada.

 

- Un ejemplo sería la lectura que ha hecho el Sr. Ravenclaw esta mañana. Ha mostrado su miedo por las criaturas que viven en la Reserva Mágica de... - No recordaba el nombre en aquel momento. Hacía tanto tiempo que había dejado el mundo civilizado y que convivía en su monasterio en la cima de una helada montaña, rodeado de libros, que se había desligado de todo lo que le rodeaba. Sonrió de nuevo en un gesto de disculpa por su olvido. - Ese huracán es peligroso pero estoy seguro que si hubiera echo una tirada extra sobre el resultado en ella descubriría una Visión sorprendente. ¿Quiere probarlo ahora, por favor?

 

Le señaló las barajas de cartas. Observó que la suya seguía allá, algo ladeada tras haber sido tocada por el muchacho.

 

- Vamos, hombre, no pensaré que es un Presumido. Ya sé que domina la Taromancia como un gran experto. Le viene de familia. Encontraremos otra mancia que no conozca y ahí podrá aprovechar más las clases. Y ahora una pregunta, mientras el Sr. Ravenclaw baraja y nos da su respuesta, ¿qué opinan de las Profecías? ¿Conocen algunas? ¿Han hecho o creído hacer alguna ustedes mismos? ¿Creen tener un Ojo Interior abierto que les ofrece algún beneficio en el Saber lo que otros desconocen?

Editado 2 de Noviembre del 2017 por Sajag

[Hades Ragnarok]

El vampiro sonrió y asintió ante las palabras que Sajag le estaba refiriendo. Él estaba escuchado cada una de las palabras y explicaciones que salían de la boca del arcano referente a lo que veían o hacían sus compañeros, sabía que de aquella forma podría aprender más, o ¿no había escuchado anteriormente aquello de… “No se aprende nada hablando, se aprende mas mirando y escuchando.”?

 

La verdad él había aprendido que el futuro podría cambiar de un momento a otro gracias a las decisiones por experiencia propia, a los golpes solía decir el Ragnarok. ¿Cuántas veces no había hecho elecciones que habían ayudado o perjudicado su futuro?, había visto futuros donde él era feliz y lo rodeaban todas las personas que él amaba y apreciaba y sucedían muchas cosas, pero en cambio, por elecciones tomadas ahora se encontraba allí solo y todo había cambiado. Suspiro y decidió que lo mejor era guardar todo aquello en el fondo de su corazón, al menos, hasta que terminara con aquella clase, luego se podría sumir nuevamente en todo lo que tenía delante de él.

 

Por un momento se pregunto si aquella nueva habilidad le ayudaría a descubrir que había sucedido con su madre, su tía, su familia y con aquel que solía protegerlo, sabia o sospechaba que podría ser de gran ayuda. Sin embargo, las preguntas de su instructor lo devolvieron a la realidad y lo obligaron a tomar conciencia de su presente. Como caballero que era espero por si alguien deseaba decir algo referente a lo que había preguntado el arcano, Mía parecía que había entrado en especie de shock, Keaton aun no había decidido realizar la petición de Sajag y Aries no había dicho nada aun referente a los últimos cuestionamientos del profesor por lo que sin perder un segundo decidió que lo mejor sería que hablara para luego esperar por los demás.

 

-Sobre las profecías no se qué pensar sinceramente –comenzó a decir el vampiro- es decir, mi instinto me dice que son buenas porque podríamos prepararnos para lo que puede que tenga que venir, ya sea que podamos cambiarlo o no, sin embargo, también todo depende para quien va dirigida la profecía –dibujo una mueca de sonrisa- quizás sea algo malo para esa persona ¿no?, aunque tal vez se vea obligada a actuar de cualquier forma

 

Pensó un poco sobre el siguiente cuestionamiento. Observo a los ojos de su instructor y asintió.

 

-Sí, conozco dos o tal vez varias mas, no sé si un par entren en la categoría de profecías, pero de esas dos primera si estoy seguro de que lo son, aunque claro no estoy seguro de que se puedan contar –dijo apenado ya que ambas profecías provenían de Grecia o allí era donde sucederían o debían haber sucedido- sobre si he realizado alguna profecía, no creo haberlo hecho, aunque mi memoria ha sido mala siempre, capaz hice una y no recuerdo ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿a dónde?, ni ¿a quién?, pude habérsela revelado –miro a Sajag- ¿eso es normal?

 

Al Ragnarok le preocupaba aquello, su mala memoria para algunas cosas, mas bien, como le había aconsejado el arcano, el tenia una pequeña libreta donde solía anotar todo tipo de cosas. Siempre le reñían por ser despistado o por olvidar cosas sencillas, aunque había otras que quedaban grabadas en lo profundo de su mente. Negó con la cabeza, otra vez se había dejado atrapar por sus pensamientos y se estaba obligando a volver a la realidad o a lo que tenía justamente frente a él en aquel momento.

 

-No sé si mi ojo interior este abierto o capaz necesite lentes –bromeo sin saber si aquello era adecuado- aunque para ser sincero quizás este despertando o yo no sé interpretar lo que me quiere decir –comento haciendo una mueca- sé que he visto cosas en mis sueños que han ayudado a revelar algún misterio –recordó el sueño de aquella gema roja deseada por muchos gracias a su poder y aunque muchos habían tenido sueños similares aquella noche, su visión era la correcta- sobre si este me dé o no beneficios sobre los demás o lo que pueden desconocer es una pregunta interesante –reflexiono un poco aquello, no quería sonar mal- creo que todo dependería de para que se utilice el saber o el conocimiento, si puedes ayudar bienvenido sea ¿no?, aunque claro está, intervenir en el futuro o cambiar alguna cosa podría ser bueno o realmente catastrófico –nuevamente aquellas últimas palabras eran por experiencia propia.

 

Observo al arcano esperando que este diera algún tipo de respuesta a lo que él había comentado, quizás lo había tomado mal o había errado en lo que Sajag había preguntado o lo que su maestro había querido decir.

[Keaton Ravenclaw]

El vampiro escuchó con atención las palabras del Arcano. Le sorprendió a sí mismo que no le estaba costando para nada entenderlo, y es que a decir verdad, él mismo instruía en el Ateneo de Conocimientos esos mismos conceptos pero con las mancias, algo que podía perfectamente bien ser la apertura del Ojo Interior y descubrir si se tenía o no el don. Keaton disfrutaría enormemente su estadía en la morada de Sajag, Sonrió cuando éste terminó la explicación con Hades, ya que éste había logrado entender muy bien los conceptos. Era de los pocos que tenían el don de nacimiento, pensó el ojiverde.

 

Posteriormente, el profesor se dirigió al Ravenclaw, al cual le dijo que pusiera en práctica sus conocimientos en Taromancia y que diera una tirada extra con las cartas para continuar con la vista al futuro de aquel incidente meteorológico que se acercaba rápidamente alas costas inglesas mientras ellos estaban ahí sin hacer mucho... tal vez el Arcano lo que quería era que se diera una tirada más para vislumbrar de qué manera se podía proteger a las criaturas de la Reserva. El muchacho asintió y se fue hasta donde las cartas y tomó una baraja. Las barajó siete veces, Arcanos Menores, con Arcanos Mayores.... Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas y comenzó la lectura concentrándose en lo que quería saber.

 

Dos de Bastos, La Fuerza, El Juicio, Diez de Oros... —¿Oros? ¿Qué hacen Oros en una lectura del clima? Es poco común... —Y siguió con la lectura. Uno de Copas, El Mundo, La Rueda de la Fortuna —La Rueda de la Fortuna, si, lo que me temía, vuelve a salir, nada está seguro para la Reserva, lo cual... junto con los Oros... quiere... decir... —Se quedó pensando. Volvió a lanzar dos cartas más y con estas sabría el rumbo de lo que sucedería: La Muerte (de cabeza) y La Templanza —¡Vaya! La Muerte y La Templanza juntas, qué curioso —Alzó la cabeza hacia Sajag.

 

No sabía si éste le miraría, lo sabía ya o estaba por contárselo, pero Keaton lo pudo ver, sin la necesidad de sus cartas, una imagen en su cabeza se formó, donde vislumbró al huracán impactando contra la Reserva, donde algunas de las criaturas, en efecto, perecerían, pero donde las más poderosas empleaban sus propios poderes para revivirlas o, en su defecto, curarlas. La visión fue sorprendente, fue como ver una película en su cabeza, jamás había experimentado aquello.

 

—Las Criaturas estarán a salvo, el meteoro impactará, sí, pero el poder de las criaturas les ayudará a sobrevivir —Sonrió. Ahora estaba más tranquilo. No alcanzó a escuchar la pregunta que el Arcano les hizo, por lo que acababa de comentar Hades, lo dejó un poco perplejo —¿Podría repetirme la pregunta, Arcano Sajag, por favor? —Y esperó paciente las palabras del profesor.

[Ky.]

A Aries siempre le gustaba destacar en todo lo que hacía. Su ser egocéntrico era el que gobernaba la mayor parte de su vida, así que escuchar que él Ravenclaw había destacado más que él le había molestado. El ceño fruncido. Los puños cerrados y más, eran características de que al Black Lestrange le molestaba que le dieran demasiada importancia a su forma de leer las cartas del tarot. Para él la videncia era más que leer el té, el tarot o alguna otra mancia que al arcano se le podría ocurrir para leer el futuro.

Ser vidente tenía que ver con algo del interior de cada persona, invisible e intangible, por lo que muy pocas personas contaban con aquel Don. Sus ojos grises miraban a sus compañeros, había dejado de llamarle la atención los movimientos del Arcano, pero no sus palabras. Entendía hacía donde era que se dirigía, así que cuando pregunto por las profecías, el nigromante sonrió.

—¿Profecías? —preguntó.

Aries a su corta edad, tenía solo 18 años, ya había hecho 2 profecías, la primera se estaba cumpliendo y la segunda no parecía ser cierta de ninguna forma. Al final cuando había hecho ambas profecías sólo contaba con la mitad de la edad que tenía ahora. Así que no le gustaba alardear de eso por lo que mirando al Arcano negó sin miramientos.

—Creo que sirven para cambiar el destino que dicta aquella profecía es bien sabido que el futuro es lo único que no está determinado. Así que cualquier cosa que en este momento ocurre, puede significar algo totalmente en el futuro de ahora que en el de hace cinco minutos. —Sus palabras fluían mientras pensaba decir que si había hecho una profecía en la que en su momento sólo creyó que eran palabrejas. Pero con las cosas que pasaban en Londres ahora estaba seguro que había hecho una profecía que se había guardado para él.

—Hace años entre en trance y escribí en un pergamino “El ave de fuego se extinguirá dejando destrucción a su paso, la oscuridad reinará y las cosas van a cambiar.” Pero tenía 13 años, así que no le di importancia. —se quedó callado por varios minutos y después asintió.

—Considero que los dones y habilidades que cada persona tiene a lo largo de su vida son para ayudar a los otros. No para un beneficio propio, claro, cada persona elige a qué personas van a beneficiar en mayor o menor medida, aunque claro yo nunca me negaría a predecir el futuro a una persona que lo quisiera saber. —se encogió de hombros y mirando a los ojos a Sajag hizo una mueca como si de una sonrisa se tratará.

—La videncia para usted es un beneficio o una responsabilidad —espero la respuesta y volvió a preguntar. —¿Por qué? ¿Se ha beneficiado de su habilidad?

[Sajag]

Al Arcano le agradaba aquel muchacho, forma suave de hablar del vampiro que tenía muchos más años que él mismo. Fue el primero en contestar sobre las Profecías y planteaba cuestiones que, realmente, eran certeras. Miró de reojo una simple bandeja de madera que contenía fruta variada. Aunque en aquella ciudad inglesa era imposible encontrar fruta de su país y de otros lugares tropicales: las manzanas, naranjas y plátanos se mezclaban con granadas y castaños de India, tamarindos y mangos... A pesar de su oronda figuras, a Sagaj le gustaba disfrutar de macedonias de estos frutos que le ayudaban a recuperar fuerzas tras duros períodos de Visiones continuadas.

 

Se acercó a él y tomó un plato y una granada. Contestó al vampiro mientras se acercaba a él. Abrió la granada y la dejó, en dos trozos, enfrente del muchacho.

 

- Sr. Ragnarok, las profecías no son buenas ni malas; sencillamente, son, sin más. ¿Desde cuándo es bueno conocer que un ser querido morirá en un momento determinado? ¿O que un ser malicioso sobrevivirá a cien intentos de acabar con su vida y morirá en su cama de viejo? ¿O que un desconocido luchará con otro ser desconocido y dará fama a un clan determinado de una ciudad ignota? - Contempló con cierta gana la granada que había partido limpiamente y que reposaba en dos partes iguales, en el sencillo plato delante del muchacho. - La Profecía ES y la interpretación que dé cada uno generará una respuesta que variará mucho sobre lo que crean que dicen. Por desgracia, suelen ser muy ambiguas y sólo mentes pre-claras serían capaces de entender a la primera su significado. Los Videntes suelen entrar en trance, su voz se entrecorta y la claridad del mensaje se pierde. Entonces, quien oye, interpreta; quien interpreta no suele tener experiencia en entender lo que se dice y en escuchar lo que se dice. Una profecía es la más fiel lectura de un hecho futuro y la más malinterpretada lectura del futuro...

 

El Arcano era consciente de la ambigüedad y del juego de palabras que evidenciaban la dureza y dificultad que acarreaba ser Vidente. No por ello, sin embargo, se lo iba a poner fáciles. Si los cuatro presentes querían llegar a vincularse al Anillo de la Videncia, debían de estar preparados para soportar muchas incertidumbres propias y ajenas y saber llevarlas con la cabeza bien alta. No existía la sumisión, cobardía o miedo a expresar lo que se veía y si algún miembro acababa convirtiéndose en un esclavo de alguna de ellas, perdería su propio poder y lo sacrificaría por un intento de supervivencia que acabaría fallándole de alguna manera.

 

- Las Profecías no se recuerdan nunca. Nos la recuerdan. Y hay que conocerse muy bien a sí mismo para separar lo que nos dicen de lo que seguro que no diríamos nunca. Hemos de ser nuestro propios jueces en nuestras palabras para reconocernos cuando nos señalen como autores de alguna Profecía. También heis de saber que nunca se sabe cuando saldrá una Profecía de nuestra boca ni si será verdad lo que digan que hemos dicho. Por eso, os daré un consejo a todos vosotros.

 

Miró a todos, los callados, los resueltos, los participativos, los orgullosos... Los cuatro debían conocer esa norma si querían saber la verdad de su propia boca:

 

- Acostumbraros a los mantras, no me refiero a los de mi India natal, que a mí me facilitaron mucho el aprendizaje de esta Habilidad innata. Me refiero a una palabra. Repetir de forma continuada una palabra propia, inconfundiblemente vuestra, que vuestra mente la repita en cualquier acto cotidiano y en cualquier silencio que os ocupe, en cualquier actividad, en cualquier descansos. Repetirla y comprobar que, cuando formuléis una Profecía, aparece, como directa o referencia en vuestro mensaje. Si la persona que os cuenta la profecía, la menciona de alguna manera clara o referida, será señal que es cierto que habéis entrado en trance y habéis abierto el Ojo Interior, desconectandoos de vuestro propio cuerpo para decirla.

 

Hizo una seña a Keaton para que se acercara a la mesa.

 

- Ciertamente, algunos morirán y nadie morirá en la isla de la Reserva así que acérquese a probar una pepita de la granada, por favor.

 

Le señaló una de la silla y después hizo el mismo gesto de que tomara una de las granas al hombre adusto que mostraba una actitud defensiva ante todas las palabras y actos que se decían y hacían en la habitación. Le sonrió. Una sonrisa desarma más que una daga en la mano.

 

- Las Profecías son Verdades inconmesurables, señor Aries. No cambian nada. En el empeño de cambiarlas por la interpretación que se le da, provoca en realidad un giro como una Rueda de la Fortuna que hace que se cumpla, aunque tal vez no en las circunstancias imaginadas. Lo que usted tuvo en su infancia, y perdone que me refiera a usted como niño a sus 13 años, es cierto. Eso sucederá. ¿Pero quién le dice que el futuro se pare ahí? Deben entender todos que la Profecía es una verdad inmediata pero que hay Futuro más allá del Futuro que hemos predicho.

 

Sajag observó un espacio infinito entre dos de sus alumnos, un punto alejado que no estaba en la propia habitación.

 

- Sí. El Ave de Fuego se extinguirá y dejará destrucción, la oscuridad reinará; todo cambiará... - Sagaj parpadeó y volvió a estar dentro de la clase, con los pupilos. - Pero el Ave rehará su vuelo y el fuego dará luz donde antes había sombras... - Suspiró y tomó una grana de la fruta entre sus dos dedos regordetes, el pulgar y el índice. - El futuro que yo he visto fue un poco más lejos que el suyo. Y seguro que si nos alejamos más, aún podríamos ver más revueltas que hicieran tambalearse tanto su predicción como la mía.

 

Se metió la grana en la boca y la saboreó. Aquel dulzor le encantaba y le producía una sensación de dulzura que acababa por llenarle la boca de un sabor a miel. La sonrisa parecía eterna en su rostro.

 

- Las profecías no vienen cuando queremos pero esta granada os hará entrar en un estado de agradable sopor. Quiero que practiquéis en usar una palabra propia que os haga sentir vuestra y de nadie más, con la que sabréis que estáis verdaderamente siendo vosotros y no fruto de un engaño. Podéis usar cualquiera. Yo siempre pienso en el azafrán, no sé porqué ese color y el olor me inspiran a abrirme cuando quiero ver algo. Debéis pensar en algo que os ayude a dominar vuestro Ojo Interior para que se abra cuando queréis, no cuando a él le venga en gana. Así que pensar en agua, viento, una roca, una casa, el nombre de vuestra familia, en un... mortífago... Lo que os haga sentir cómodos.

 

La sonrisa de Sagaj se hizo ahora bastante pícara, como si hubiera dicho algo indebido y fuera muy consciente de haberlo dicho cuando no debiera. El Arcano podía hacerse el ignorante de las costumbres londineses pero no se puede olvidar que era el Arcano de la Videncia. Nada se escapaba de su conocimiento.

 

- ¡Ay, muchacho...! Si te contara la de veces que he intentado usar esta Habilidad para mi propio beneficio... Tuve una juventud muy... movida... no sé si es la palabra correcta pero sí la más neutral que se me ocurre y... la verdad es que esta Habilidad no se deja usar a la ligera. Ella misma te pone en tu sitio. Pero es de los errores que se aprende a ser mejor y a usarla bien. Así que no suelo preocuparme mucho del uso que le darán mis pupilos a su Ojo Interior porque, aunque parezca que ganan, a la larga, el Tiempo y el Futuro se encargan de poner todo en su sitio.

Editado 9 de Noviembre del 2017 por Sajag

[Hades Ragnarok]

El cainita reflexiono ante cada una de las palabras que Sajag le había dedicado no solo a él sino a sus demás compañeros, sin embargo, sintió y esperaba no equivocarse cuando pensó que si se estaba refiriendo a él. Suspiro y asintió sabiendo que lo que el arcano decía seguramente le había sucedido tanto a su madre como a su tía, aunque claro estaba, no había estado presente en ninguna de las profecías que ellas habían dicho, pero si una vez que le fueron confiadas a él.

 

-<<un guardián>> -pensó para sí mismo.

 

La palabra “mantra” llamó la atención del Ragnarok y no pudo evitar dibujar una sonrisa. La verdad es que el tenia un par de mantras bajo la manga, sin embargo al menos un par de ellos no podía decirlos en voz alta, a menos que estuviera rodeado de mortifagos o estuviera en batalla con su máscara blanca con dibujos negros puestas. Sabía que una vez que los mencionaba en voz alta la muerte había llegado para quien estuviera frente a él. Eran su réquiem de muerte, la ultima melodía que escucharían aquellos que osaran enfrentarse a su poder. Sin embargo, se obligo a mirar los ojos del arcano para seguir el hilo de sus palabras y así entender lo que este quería decirles.

 

-Normalmente yo tengo una frase que suelo decir mucho cuando estoy solo, o me encuentro enseñando algún tipo de conocimiento, claro está, la uso para calmarme –miro a Sajag- no es una palabra, más bien como mencione antes es una frase larga, por lo que no se si eso pueda funcionar, quizás en alguna profecía que yo pueda emitir podrían salir alguna de las palabras de esa frase por lo que sabiendo como es mi memoria al ver las coincidencias estaría seguro de que he realizado alguna cosa o he predicho algo

 

Cerró los ojos y reflexiono ante aquello…

 

-“La atmosfera de titán es como el aire que se respira junto a la puerta trasera de una panadería terrícola una mañana de primavera” –susurro.

 

Abrió los ojos para ver como el vidente tomaba entre sus dedos aquellas granadas y las dividía en varios pedazos explicando lo que sucedería después. No dudo, no tuvo miedo, simplemente quería afrontar aquello. Ya había cometido muchos errores, ahora todo era parte de su pasado, gracias a ello se había convertido en lo que ahora era y por ello llevaba tantas cicatrices en el alma y en el corazón. Ladeo la cabeza y tomo entre sus níveos dedos aquel trozo que le habían ofrecido y lo metió en su boca. De inmediato aquel sopor extraño comenzó a dominarlo, pero se obligo a sí mismo para mantenerse consiente, aun así, aquello que estaba por suceder era una epifanía, algo tan tonto y sencillo, tan difícil e imposible a la vez que se molesto consigo mismo al no darse cuenta que la palabra la llevaba gravada en todo lo que era él. Su elemento, sus sueños, todo se resumía en una sola cosa…

 

-Mi palabra es Fuego –dijo sonriendo y despertando a la vez.