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Videncia


Sajag
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Rhiannon Kincade

Sin ser apenas consciente de ello, deja escapar un suspiro de resignación. Sabe que se dejó llevar durante su breve monólogo, pero tiene miedo de repasar sus propias palabras y encontrar en ellas un atisbo de descortesía o de brusquedad, a sabiendas de que no eran las formas en las que debía tratar a Sajag; más allá de guardarle un profundo respeto por su rango académico, el arcano no había sido nada más que amable y comprensivo con ella, a pesar de que su comportamiento era mucho menos que ejemplar. También tiene miedo de analizar la información que compartió en frente de personas desconocidas. Desde que tiene uso de razón, su familia la ayudó a construir una coraza impenetrable en torno a su personalidad, de modo que el secreto no saliera a la luz salvo en casos muy específicos, como consultas médicas con los más selectos especialistas; con el pasar de los años, entendió que sería una vergüenza para su padre revelar lo que en verdad era ella, algo muy alejado de la imagen inmortalizada en los retratos que recubrían las paredes de su recámara. Pero Rhiannon sabe que, aunque sería horrible, podría sobrevivir a la vergüenza de revelar su fealdad. Para lo que jamás estaría preparada, sin embargo, es para el miedo que causaría su revelación. No lo sorportaría, ni siquiera viniendo de desconocidos.

Sólo levanta la mirada, disimuladamente, para volver a mirar a los demás. Al llegar solo los saludó brevemente, y luego sólo se enfocó en dirigirse al arcano, reconociendo que el viaje de los demás era poco importante para ella. Aunque, más allá de eso, también quería respetar la privacidad de cada uno, pues entiende que en ese tipo de viajes uno termina exponiéndose a un nivel más personal. No es que alguno haya dicho todavía algo a lo que ella le haya dado mucha vueltas, pero al verlos entiende que cada uno está en su proceso. Uno de ellos sostiene un cuenco con algo negro y espeso, que no tiene la menor idea de qué es y lo cierto es que tampoco desea averiguarlo; parece totalmente absorto en éste. El otro mago, que había estado ensimismado desde que Rhiannon llegó, abrelos ojos abruptamente, aunque no enfoca la mirada en ninguno de los presentes. Cuando habla, es obvio que se refiere a alguna visión que tuvo. ¿Acaso todos están haciendo lo mismo, intentando tener visiones? Rhiannon frunce los labios, enojada. Si para ella aquello no fuera una tortura, quizá...

Sin embargo, a medida que el mago habla, Rhiannon se da cuenta de que su visión también fue fatal. Ella lo entiende, un final donde todo es destrucción, oscuridad y miseria. 

Al final, el tercero de los magos, el más joven, comienza a hablar. Rhiannon vuelve a enfocarse en sus manos, asumiendo que se dirigirá al arcano, pero pronto se da cuenta de que le está hablando a ella. Aquello le parece extraño, pues es consciente de que su aura no es muy amigable, razón por la cual es raro que alguien intente charlar con ella —y lo sabe muy bien, pues es un aura que se esfuerza en mantener—; sin embargo, si la metodología del arcano es juntar a varias personas para que puedan compartir experiencias con la esperanza de generar un crecimiento o un aprendizaje mutuo, asume que sólo es por eso que ocurre. Aunque, sintiendo el enojo comenzar a correr por sus venas, le parece absurdo que alguien con una realidad que no es la suyo quiera darle consejos.

Entrelaza sus dedos e inhala profundamente, antes de levantar la mirada. Observa brevemente al muchacho, preparada para responder las primeras palabras que le vienen a la mente, pero la forma en que la mira la descoloca. Sin verlo, sus palabras habían sonado como un reproche ignorante, pero advierte que su mirada es más gentil de lo que había esperado. Antes de darse oportunidad a titubear, se recuerda aminorar su respiración y mantener a raya sus reacciones emocionales. No puede descuidarse ni distraerse, si quiere que aquella jornada transcurra con normalidad. Se dice que debe pensar rápidamente en alguna respuesta que sea lo suficientemente amable como para mantener ligero el ambiente, pero a la vez suficientemente tajante como para cortar el tema; sin embargo, una vez más sus pensamientos se destruyen de golpe cuando siente un roce en su mano. Esta vez, no puede evitar sobresaltarse.

Pero no es por el contacto persé; después de todo, constantemente ella pone todo su esfuerzo por mantenerse alerta a todo lo que ocurre a su alrededor, y por no dejar que las cosas que se le escapan de la vista la tomen por sorpresa. De las peores formas, aprendió que no mantenerse bajo control significa ceder su autonomía a la bestia. Para lo que no estaba preparada es para que la vista se le nublara de forma repentina, como si la vista se le hubiese empañado de lágrimas, aunque sus ojos están secos y bien abiertos. Cuando sueña, que es cuando las visiones suelen llegar, las sombras suelen echársele encima, provocando que vea todo a través de una visión en túnel; su campo de visión es limitado, y en consecuencia solo puede enfocarse en el punto que las sombras le permiten observar. Sin embargo, lo que ocurre ahora es muy diferente. Luego de unos breves segundos de neblina, la luz ilumina todo su campo visual. Y ve... y ve...

Una punzada en la sien la obliga a bajar la cabeza, apartándose de aquella ensoñación. Parpadea un par de veces, hasta eliminar los puntos blancos que nublan su visión y puede distinguir perfectamente sus manos, que se aferran con fuerza a la falda de su vestido. Cuando levanta la mirada y vuelve a distinguir la habitación bañada por la luz natural que entra a través de la ventana, se dice que probablemente fue víctima de algún reflejo accidental. 

—L-lo siento —farfulla por lo bajo, por inercia, como si hubiera sido ella la que se tropezó con el muchacho, aunque es muy consciente de que él intentó tocarle la mano adrede. Supone que era parte de su acto de amabilidad, y concluye que debe ser un gesto habitual en tales situaciones. Eso es lo único que le parece que tiene sentido—. Creo que tantas luces me están mareando.

Se acomoda en su lugar y endereza la espalda, aunque sigue sintiéndose incómoda. No le gusta verse sorprendida, mucho menos vulnerable, y ahora todo parece juntarse. Es un alivio que el muchacho se dirija al arcano, por lo que Rhiannon aprovecha de cerrar los ojos y volver a recuperar el ritmo traquilo de su respiración. Lo mejor es que mantenga los ojos ya sea en sus manos o en el arcano, y que evite hablarle directa o indirectamente. De hecho, apenas pueda, acorralará a Sajag en algún instante en que los demás no presten atención, y exigirá una reunión privada; le dirá que por razones de salud, no puede socializar con más personas. Sin embargo, de nuevo, su mente se queda rezagada y habla casi sin darse cuenta.

—Yo... siempre tengo esos sueños, visiones, aunque es algo que nunca busqué ni pedí —añade por lo bajo, a las palabras del muchacho—. Diría que, estando consciente, es posible escapar de las visiones. Pero en el sueño, quedas totalmente vulnerable —poniendolo en palabras, entiende que tiene sentido. Sin embargo, odia comenzar a encontrar la lógica detrás del asunto. Y odia hacerse a la idea de que, quizás, ella no es la única cuyas visiones la hacen sufrir. Porque si es así, entonces quizás es cierto que hay una elección... y no sabe si tiene la valentía suficiente para tomarla.

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El Arcano Sajag había tenido muy pocas oportunidades, casi nulas, en la que muchas personas a la vez recurrieran a sus conocimientos. Estaban ocurriendo muchas cosas a la vez, algunos más sufridos que otros pero Sajag conocía muy bien lo que sucedía con la Videncia. Era una de las pocas habilidades donde las personas se encontraban con la cruda realidad. Podían ser un sinfín de futuros, todos subjetivos, sí, pero era una habilidad dura.

La videncia decide mostrarse de muchas maneras, señor Karkarov. Muestra sus visiones de diferentes maneras en diferentes medios. Asi que si usted logra encontrar otro medio ¿Por qué no? —habló lentamente. Sajag no quería que la situación se desbordara. Por eso decidió darles algunos momentos, por lo que estaba pasando cada uno—. Por eso es que si poseen el don de la videncia deben ser cautelosos. Porque no se sabe a ciencia cierta si es algo del pasado, del presente o del futuro. Ni siquiera se sabe si es algo propio, de un vecino, un amante o alguien que ya no está.

Sajag comenzó a caminar unos pequeños pasos reflexivos, tranquilo. Su mente se encontraba protegida de las visiones de los cuatro alumnos presentes, ya que necesitaba toda la concentración posible. Aunque alguno de ellos tuviera el arte de la Oclumancia, Sagaj veía cada centímetro de sus pasados, presentes y futuros. Muchos de ellos se encontraban equivocados o en el camino incorrecto, como muy sabiamente habían dicho allí.

Lo que les puedo mostrar y enseñar aquí es cómo ayudar a interpretar las visiones. Aconsejar sobre sus visiones y sus medios para ello. Puedo acompañarles el tiempo que necesiten, a guiarlos por sus caminos en la videncia para que no se pierdan en ellas. Pero no puedo cambiar su destino. Puedo enseñarles a respirar abajo del agua, a hablar con los muertos, a soñar despiertos y a usar las visiones de los demás para beneficio propio. Pero todos tenemos un destino que cumplir y si no logran descifrarlo, a pesar de mi ayuda, no puedo hacer nada. Solo dependen de cada uno de ustedes

Sajag había mirado a cada uno de ellos. Muchos utilizaban sus problemas como si fueran excusas, como si fueran barreras para querer dar lástima en vez de usar la videncia a su favor. Claramente que todo el tiempo corrían peligro. Hasta un trol podía aplastarlos con su mazo, un basilisco petrificarlos o devorarlos una Acromántula y la Videncia podía dejar pasar ése dato tan importante para salvarlos. Pero a veces el universo era muy cruel y el mensaje lo tenía otra persona. O las personas se enfocaban en detalles que no eran los correctos. Y Sajag debía incentivarlos a que lo lograran.

No obligaré a nadie que haga algo que no quiera. Éste es su aprendizaje, es su camino, yo solo estoy para caminar a su lado y guiarlos. Pero no dejaré de recomendarles lo que creo que es lo mejor, niños. El universo a veces habla de manera muy cruel. No deben creer todo lo que ven en las visiones a simple vista. Abran su tercer ojo. Utilicen otro medio extra, si es necesario. Si es posible, adéntrense más para ver qué ocurre alrededor de ésas visiones, a veces el mensaje se oculta un poco más. ¿Entienden? No quiero obligar a cruzar sus caminos pero fue una linda casualidad que los cuatro se encuentren en mi sala a la vez. ¿Y si alguno tiene un mensaje para otro? ¿Y si cada uno tiene una parte de un mensaje más grande para todos?

Eso mismo había estado ocurriendo, de hecho parte de los presentes se habían preocupado por aquella muchacha que tan obstinada había hablado sobre su destino. ¿Quién había dictaminado que ése era su futuro?

A veces puede ser horrible ver el final. Y tal vez sea inevitable llegar a él, pero podemos aumentar nuestro panorama, ver toda la extensión de la visión y nuestra misión real no sea eso, sino todo lo que hicimos en el camino. Y no solo con nosotros mismos, sino con los demás —el Arcano de la Videncia observó un segundo de más a Rhiannon que al resto. No iba a confirmarle su destino, eso sería tarea de ella.

El mago movió su vara de cristal en varias direcciones, era hora de mover el trasero y hacer algo al respecto. Varias esferas anaranjadas salieron en cada dirección donde apuntaba el maestro: la ventana se abrió mostrando un fondo extraño, no era el exterior real. La biblioteca se abrió en dos, apartando los libros para mostrar una nueva abertura. La tercera apareció por detrás de unos mullidos almohadones era un hueco donde entraba un adulto tranquilamente. Y la cuarta apareció en una de las paredes más libres, las maderas se separaron mostrando el mismo fondo que las otras tres, pero no se podía observar muy bien. Un  quinto movimiento hizo que en lugar de la puerta, un portal de un color verdoso apareciera ante el resto.

Cada uno de ustedes tiene la posibilidad de entrar en uno de los portales anaranjados y recorrer solos sus caminos. Una vez dentro, podremos sumergirnos en alguna nueva visión que tengan, aprenderemos un poco más en detalle la videncia. Si lo desean, podremos hacer juntos éste camino, atravesando el portal de la puerta, el verdoso. Nuestras vidas se mezclaran allí, nuestras visiones también lo harán, todo será más intenso pero entretenido. Ésta es la decisión a la que me refería todo queda en sus manos. Los espero dentro de donde sea que se metan.

Y Sajag desapareció con un enorme estallido de diminutas hojas de tréboles secos que se esparcieron dejando un brillo dorado. Cada uno de sus alumnos debería llevarlo a una nueva visión, ya sea el camino individual anaranjado o el grupal verdoso. En el primero seria una visión única, en el otro se iría construyendo por cada uno que decidía ir por allí, asi que podía pasar cualquier cosa.

@ Matthew Black Triviani @ Ludwig Malfoy @ Kaori M. @ Ellie Moody

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Si había algo de lo que el Malfoy estaba seguro era de ser un hombre de conocimiento y hechos, no estaba peleado en lo absoluto con la ciencia de los muggles y al contrario entendía que había determinados hechos que únicamente podían ser explicados con la lógica de la probabilidad y estadística. Por el contrario, la parte de la predicción a base de visiones confusas y poco detalladas le daba bastante pesadez, era un reto que deseaba poder cumplir y también un purgatorio en el que se iba adentrando cada vez más, sabía que le sería complejo entender lo que veía pero el hecho de que todo lo que estaba pasando se relacionaba con su vida actual o sus planes a futuro le causaba una preocupación abrumante.

Entendía que en muchas ocasiones las personas se sienten identificadas con todo lo que les pongan en frente y después de escuchar a Sajag, comprendió que lo que llegara a ver no necesariamente tenía que ser relacionado a su persona, incluso podría estar viendo la vida de alguno de sus compañeros lo cual también era preocupante. Quería encontrar más detalles y saber más al respecto y para ello debía seguir su camino solo ya que sentía que si caminaba con otros posiblemente su experiencia y atención sería algo diferente. Fue así que al ver las esferas naranjas esparcirse por toda su morada, decidió ser el primero y caminar hacia la biblioteca, volteó a ver a sus compañeros y les sonrió diciendo – iré por este lado, tengan cuidado – fue así que se adentró separándose de los chicos.

No estaba seguro si había tomado la mejor decisión pero ya estaba encaminado y mientras apuraba los pasos hacia aquel pasillo que se había creado, tomó un par de gotas de líquido que le quedaba y se las insertó en las fosas nasales desencadenando aquella terrible cefalea. Se aferró de el estante y volteó hacia al frente donde veía la figura del arcano la cual permanecía inmóvil, se percató que en esta ocasión no había sido trasladado a ningún otro escenario, continuaba ahí en la misma biblioteca y podía ver a un niño de pelo negro correr justo detrás de su mentor, aquel niño reía maliciosamente y se desaparecía por otro estante de libros. El Malfoy lo siguió.

Justo al dar la vuelta por uno de los pasillos se percató de que ya no había nadie y por el contrario, se extendía una infinidad de muebles con más libros en él, al ver dichos textos se percató que todos decían el mismo título “Historia Moderna”, tomó uno de ellos y al comenzar a hojearlo se percató de que todas las páginas estaban en negro, no había una letra que se pudiera distinguir pero en las hojas se sentía la textura de una tinta bastante remarcada, era como si alguien hubiera ocultado la información de dichos libros. Continuó abriendo más y más libros teniendo el mismo resultado. Entendió que la información que necesitaba sería un poco más difícil de encontrar. Suspiró y finalmente observó el suelo el cual tenía baldosas como tablero de ajedrez y el rubio estaba colocado justo en donde se colocaba la reina por lo que comenzó a avanzar en línea recta entendiendo que se podía mover a donde el quisiera. Justo al llegar al final del muro volvió a ver a su maestro para comentarle lo que había visto.

-Un niño riendo y jugando, libros de historia tachados y un tablero de ajedrez conmigo en la posición de la reina, es lo que he visto – dijo a la visión del arcano – creo que se refiere a una monarca que conozco que tiene o tuvo un hijo pero por diferentes cosas lo perdió – finalizó esperando la aprobación de su mentor.

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  • 2 semanas más tarde...

Rhiannon Kincade

Sólo cuando Sajag comienza a hablar, luego de un momento de introspección, Rhiannon se percata de que el grupo se había quedado quieto, expectante, esperando a que el arcano de alguna forma los ayudara a resolver el enredo de sus mentes; por lo menos, así es como lo percibe ella, que ahora está viéndose obligada a enfrentar su visión sesgada por sus experiencias y su situación, con las que ahora se presentan mediante opiniones y vivencias ajenas. Tiene ganas de acurrucarse en un rincón y cerrar los ojos, para intentar relajarse y poner en orden sus pensamientos, pero se ve obligada a mantener la compostura y controlar el ritmo de su respiración para mantener a raya la ansiedad. Con las manos firmemente entrelazas sobre su regazo y la mirada clavada en sus dedos temblorosos, se esfuerza por prestar atención a las palabras del arcano. 

«El universo a veces habla de manera muy cruel». Contiene el impulso de soltar un suspiro cansado, pues está convencida de que está muy al tanto de aquella afirmación. No ha habido ninguna visión que no sea cruel. Ella entiende lo que les pide Sajag: hacer el esfuerzo por ver más allá. Analizar las visiones bajo un prisma diferente, pero nuevamente, Rhiannon se encuentra ante la encrucijada de sentir que no hay muchas alternativas para ella, de sentirse atrapada. Como ella lo ve, el arcano le está pidiendo que se atreva a apartar la mirada del destino.  «Te hace falta un poco más de esperanza», susurra en un rincón de su mente la voz del mago junto a ella. No se enoja, pues se controla para no hacerlo, pero sí se termina sintiendo desdichada. Aquella es una frase que parece salida de los cuentos que le gustaba leer cuando era pequeña, antes de que su padre le hiciera entender que esas historias no son ciertas y que la vida es ingrata. Incluso, todavía tenía esperanza cuando recién llegó a Inglaterra, convencida de que tenía que haber un mundo de respuestas y milagros más allá de las paredes de su casa. Pero ahora lo único que le queda es la sensación de derrota y la certeza de que nada puede cambiar lo que ya está escrito. Y, por supuesto, la seguridad de que conoce el destino.

Cuando Sajag le vuelve a hablar, Rhiannon tiene la sensación de que de alguna forma ha estado escuchando lo que ha estado pensando. Se obliga a levantar la mirada y observar respetuosamente al arcano, permitiéndose relajar el rostro tan sólo por unos momentos y dejar ver su vulnerabilidad. De verdad lo está escuchando y de verdad quiere creer lo que está diciendo. Con todas sus fuerzas, quisiera ser capaz de tener por lo menos una pizca de fé, pero la idea parece lejana, como algo que no le es permitido.

Sin embargo, si hay algo que puede y tiene que hacer, es seguir adelante. Mentalmente, repasa lo que le dijo el arcano hace un rato; si desea cerrar el Tercer Ojo, tiene que hacer el mismo recorrido que los demás. «Si tu destino es cerrar tu ojo, yo Sajag te ayudaré en tu deseo». Si ese es su destino... Y, fuese cualquier otro, de todas formas debe recorrer ese camino. Quizás, todavía, no tiene que tener todos sus pensamientos en orden, pero sí tiene que seguir adelante. Aunque sólo sea por inercia. Aunque sólo sea porque no tiene idea de qué más puede hacer.

Rhiannon observa, impávida, los portales que Sajag abre frente a ellos. Esta vez, no puede escapar de tomar una decisión; o es una cosa o la otra, no hay un punto medio ni un aplazo. Tomar el camino solitario... o tomar el camino donde estará acompañada. Su instinto le dice que lo más sensato es ir en uno de los portajes que irradian luz cálida y naranja, donde se mantendrá a salvo y no expondrá nada a nadie. Sin embargo, las palabras del arcano resuenan en su mente. «Todo será más intenso». Es consciente de que toda su vida, ha elegido la primera opción. Valerse por sí misma, guardarse sus pensamientos y sus sentimientos. Esa elección, para ella, es la más fácil y la más natural. En cambio, la otra alternativa es la opción difícil e incómoda. La opción desconocida, que la pone en un lugar vulnerable. Esta vez, no es su instinto de supervivencia el que habla, sino una voz a la que casi nunca escucha. Le habla desde lo más profundo de su mente, como un susurro lejano. Y le dice que no tiene sentido estar ahí si no es capaz de aceptar el desafío. Toda su vida, ha elegido el camino solitario, pero ¿a dónde la ha llevado eso? Quizás de eso se trata; de hacer lo contrario a lo que siempre ha hecho.

Lentamente, incapaz de decir una palabra, se pone de pie. Uno de los presentes ya está entrando a uno de los portales naranjas, luego de haberse despedido del grupo. Luego de que éste desaparezca, Rhiannon avanza lentamente hacia el portal verdoso. Siente las rodillas tembloroass, pero se esfuerza por no tropezarse y seguir avanzando. Se detiene un momento para ver encima del hombro a sus otros dos compañeros, que todavía permanecen inmóviles. Se pregunta qué camino tomarán, aunque sabe que no es asunto suyo. Cuando su mirada se encuentra con la del muchacho de cabello azulado, dos pensamientos simultáneos entran en conflicto. Por un lado, se encuentra deseando por primera vez no quedarse sola; por otro lado, le gustaría arrepentirse y no tener que exponerse, mantener su maldición a salvo. Pero ya ha avanzado demasiado como para arrepentirse, por no mencionar que no quiere ser una decepción más para Sajag. Es consciente de que el arcano sabe más de lo que deja ver, pero a pesar de ello y a pesar de que sabe que no es la mejor estudiante, desea ayudarla. 

—Nos vemos luego —dice, despidiéndose con elegante asentimiento de la cabeza. Entonces, se vuelve hacia el portal y entra con los ojos cerrados.

Cuando abre los ojos, agitada, tiene la sensación de que ha despertado de un sueño. Está sentada en su cama con dosel, en casa, en la mansión de su familia. Con mucho cuidado de no hacer ruido —desde que tiene uso de razón, camina en puntillas y se mueve sigilosamente, como si en cualquier momento pudiera aparecer alguien a regañarla por no estar en la cama—, se baja de la cama y camina hasta la ventana. El cielo está oscuro, sin estrellas y sin luna. Los árboles de los jardines están muertos, y el suelo está cubierto por una gruesa capa de nieve. Es invierno, por eso hace frío. Abrazándose a sí misma y sin parar de tiritar, camina hacia la peinadora, intentando recordar qué era lo que estaba soñando. Se sienta en la banca, vuelve la mirada hacia el espejo... y un frío gélido abraza su corazón.

 Unos ojos amarillos le devuelven la mirada, y Rhiannon cierra los ojos antes de poder ver más. Sin poder contenerse, deja escapar un grito que sabe que alertará a su padre y a su abuela, pero no puede dejar que la vean. Sus manos se dirigen a su rostro, pero se arrepiente de inmediato cuando siente los colmillos, las garras y, lo peor de todo, el pelaje.

Ahora lo recuerda. No es un sueño. Una visión, quizá, pero aún así no es del futuro. Lo recuerda. Se lleva las manos a la boca, y puede sentir que su rostro es normal. Sin embargo, de pie a la mitad de su habitación, sigue siendo una espectadora. En una esquina, como una sombra gigante, está la bestia. Sus ojos amarillos brillan en la escasa luz... la observan, fijamente. Por un momento, los únicos sonidos de la habitación son los pesados latidos de su corazón y la respiración pesada y ronda del monstruo. De ella. Lo recuerda muy bien. Suena como un gruñido, pero estaba llorando. No está segura de si aquella fue la primera vez, pero todavía es uno de los recuerdos más vívidos que tiene de su infancia. Y uno de los muy pocos que conserva, también. Es sólo que hace mucho que no pensaba en ello, que se esforzaba por evitarlo.

Quiere despertar, quiere volver a la estancia del arcano, pero sabe que no es lo que se supone que debe hacer. Tiene que seguir adelante. Adentrarse más, como lo dijo Sajag. Ver qué hay más allá. Así que se da la vuelta y camina hacia la puerta. Pero antes de que termine de girar el pomo, las luces se apagan y todo cambia.

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  • 2 semanas más tarde...

Sajag miraba detenidamente a las personas que se encontraban ubicadas en su sala de estar. El sol aún brillaba a través de los cristales provocando que una luz dorada inundara toda la habitación. Aquellos portales emitían un suave ronroneo, como si un mar sereno en medio de una noche solitaria, a una docena de cuadras, rompiera en la orilla y la espuma se esparciera sobre la arena. Sajag esperó. Sajag comenzó a visualizar algunas imágenes. Vio unos ojos amarillos y profundos llenos de ira. Vio una especie de estatua de un mago con una corona, mirando hacia un denso público. Una sombra cubría la figura del mago.

Con @ Ludwig Malfoy

El portal naranja le dio la bienvenida a Ludwig Malfoy, aquel mago que estaba destinado a cumplir un papel importante dentro de la comunidad mágica. Era un momento complicado para el Malfoy pero la videncia tal vez aclararía su camino. Sajag siguió al alumno. Vio, escuchó y sintió lo mismo que él. Aquellos montones de libros. Historia moderna. Muchas hojas en negro. Lo observó regresar pero con un gesto firme. El joven estaba volviendo a repetir el error anterior.

— Puede ser un monarca y puede ser un hijo perdido. Pero, joven Malfoy, está mirando superficialmente. Métase en las profundidades del océano, observe cada rincón del bosque oscuro y denso. A veces el mensaje está detrás de una fachada o de una falsa imagen. Me preocuparían más esas baldosas que la figura como reina. ¿Me entiende, alumno? Vea un poco más allá, diferencia entre las visiones falsas y verdaderas, entre sueños suyos o de cualquier otro. ¿Qué espera de la visión? ¿Qué cree que verá? ¿Hacia quién se dirigen esas visiones?

 

Con RHIANNON - @ Ellie Moody

Una luz verdosa iluminó a las figuras de Rhiannon y Sajag cuando ambos atravesaron el portal. Era la segunda persona que se preparaba para arrancar y eso había hecho. A pesar de saber a ciencia cierta que el miedo, los problemas e intentos anteriores frustrados limitaban un poco a la alumna. Sajag quiso darle un empujoncito amigable para que la muchacha tomara todas las fuerzas, pero algo lo detuvo. Admiró a la chica por verla. La bestia los miraba a ambas personas y a diferencia del otro alumno, ella se enfocaba en los recuerdos de su pasado.

No, Rhiannon. No retrocedas. Debes avanzar. Debemos llegar al final —ésta vez sí le rozó con los dedos de su espalda, para que sintiera un poco de apoyo—. Recuerda, debes avanzar, debes mirar un poco más allá. ¿Quieres cerrarla? ¡Hazlo! Solo asegúrate de ponerle el pecho a las visiones y desaparecerlas de tu mente. Si te sirve, puedes colocarla en un rincón de la mente. Te aseguro que no volverán a molestarte. Pero debes empezar con el primer paso.

Las palabras de Sajag fueron demasiado amables para su gusto, pero debía aprovechar ése momento para preparar a Rhiannon lo mejor posible, para que se enfrente a la bestia y a ella misma. No les servía alumnos que fueran cobardes, sino al menos que lo intentaran.

¿Por qué Rhiannon era atacada por aquella bestia como un posible futuro final? ¿Por qué su familia lo permita? ¿No había algo más detrás de la bestia o algo dentro del cuarto que permitiera conseguirles un poco de información?

Sajag repitió casi las mismas palabras que Rhiannon, que mirara más, que mirara detrás.

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Kelian Karkarov

Era claro que con sus palabras y el impulso de tocarla, que había terminado en un leve rose de manos, logro incomodar a la joven. En un movimiento casi idéntico al de ella se enderezo en su lugar mientras intentaba distraerla con sus preguntas dirigidas al arcano. Pensó por un momento que había funcionado, pero ella aun le presta atención pues lo siguiente que dice es claramente una respuesta para él.

¿Eso significaba que estaba perdonado por su atrevimiento? Esperaba que sí, de cualquier forma lo que dice le da algo nuevo en que pensar pues hasta ese momento no se había dado cuenta de que en realidad lo que dice es verdad y en sus sueños queda vulnerable. Intenta recordar las veces en las que le costó demasiado salir de alguna de sus “pesadillas” y son muchas, de las más aterradoras en donde la angustia se siente tan palpable, incluso necesitó ayuda para despertar.

La voz del Arcano lo  trae de regreso dándole varias cosas más en que pensar y aunque en su mente se arremolinaron varias preguntas más, estas no fueron pronunciadas. La clase estaba tomando un camino nuevo, se siente inapropiado interrumpirlo con sus dudas. Pronto en la estancia estaban varias esferas naranjas y una sola verde mismas que se transformaron en portales. Ahí era donde todos se separaban y por alguna razón no le agradaba la idea.

Ludwig fue el primero en desaparecer por un portal anaranjado, miró a Matthew creyendo que sería el siguiente en tomar un portal naranja, pero el mago no se movió de donde estaba sentado. Entonces su mirada fue a parar en la única bruja de la habitación, también creyó que tomaría un portal naranja, pero se volvió a equivocar pues atravesó el de color verde. Le pareció una elección extraña, desde que llego le dio la impresión de que no se sentía muy a gusto con más personas, tenía la oportunidad de ser únicamente ella y el Arcano y sin embargo no la había tomado.

Se puso en pie dispuesto a tomar uno de los portales naranja pero se detuvo antes de atravesarlo «Si fue al verde es porque no quiere estar sola ¿Verdad?» se preguntó, pero, ¿En realidad quería que la chica viera partes de su pasado o futuro, partes de su vida? Si se detenía a pensar bien seguramente hubiera atravesado el portal naranja, pero decidió hacerle caso a su instinto y siguió a la bruja por el portal verde.

No reconoció el lugar en el que estaba. La estancia estaba iluminada por tenues luces amarillas, una mesa con pergaminos al fondo, dos sillas ocupadas por un par de adolescentes casi idénticos y tres magos se apuntaban con la varita en el centro de la habitación. Kelian trago saliva con dificultad, deseaba poder moverse pero su cuerpo no le respondía y en todo caso sabía que de nada serviría, aquello era una visión, temía que si conseguía moverse o incluso respirar demasiado fuerte esta desaparecería.

Los gemelos eran sus hermanos y el mago de cabello plateado al que estaban apuntando era su padre. Siempre se preguntó las condiciones en las que había muerto y ahora tenía la respuesta, un sacrificio. Un juramento increbrantable entre su padre con uno de los magos desconocidos, los gemelos obligados a marcharse para ponerlos a salvo. Desea bajar la mirada pero no puede, desea ver el rostro de su padre una última vez y como si el supiera que él está presente lo mira, sonríe y baja la varita. Un destello de luz verde es todo lo que puede ver y a continuación el cuerpo sin vida de su padre.

No sabe en qué momento las lágrimas habían empezado a caer por sus mejillas, empañando sus ojos. Todo a su  alrededor se empieza a desdibujar, a hacerse confuso. La perilla de la puerta que lleva a esa habitación se mueve y al abrirse cree ver a la misma bestia que había vislumbrado cuando toco a Rhiannon, se limpia las lágrimas de sus ojos con apuro, entonces la Bestia adopta la forma de la bruja.

—¿Rhiannon? Eres tú de ¿verdad…? te seguí por el portal y lo siento…quizá no debí hacerlo —Respondió un poco nervioso, no sabía si ella vio lo mismo que él.

Editado por Kaori M.

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Rhiannon Kincade

Las luces se apagan y todo cambia.

La luz amarillenta le hace entrecerrar los ojos con precaución, pero luego de unos momentos comprende que esta proviene de bombillas baratas. Sintiéndose desorientada, sin ser capaz de recordar qué era lo que estaba a punto de decir o hacer, analiza rápidamente la habitación y descubre que está en una especie de sótano. El corazón le cae el estómago cuando ve que hay dos atados en un par de sillas acomodadas espalda a espalda, con las muñecas atadas en los respaldares de las sillas y las bocas cubiertas con tirraje gris. ¿Pueden verla? Aunque no los conoce, se siente asustada y angustiada por verlos así, pero cuando trata de moverse descubre que sus pies parecen soldados al suelo, como si de una pesadilla se tratase. 

Luego de un par de instantes, su atención se desvía hacia el par de sujetos que someten a un tercer hombre. No lo conoce, está segura de que jamás ha visto ese rostro, pero aún así siente que un dolor desgarrador le atraviesa el corazón cuando un resplandor verde ilumina la escena y el cuerpo cae con un ruido sordo al piso. Sus ojos, amarillentos, sin vida se clavan en ella. «Lo siento», susurra Rhiannon, sin saber por qué. Se siente impotente, por no ser capaz de hacer nada, pero ¿de dónde viene esa culpa? ¿Quién era el hombre muerto? ¿Y qué pasó con los jóvenes atados? Las preguntas se arremolinan en su cabeza, pero el dolor en su pecho es tan fuerte que no puede pensar con claridad.

Escucha que alguien la llama justo detrás de ella. La distracción hace que se olvide del repentino dolor que le causó la escena que presenció, aunque sigue convencida de que no significa nada para ella. Al asomarse hacia atrás, encuentra nuevamente el rostro del muchacho de cabellos azulados.

—Kelian —responde con un susurro, sin saber cómo el nombre llega a sus labios, pues sabe que no había sido mencionado en voz alta. Frunce los labios, frustrada, porque cada vez le cuesta más poner en orden la situación. Está por apartar la mirada, pero se da cuenta de que sus ojos se parecen a los que vio hace tan sólo un momento. Son iguales a los del hombre muerto. ¿Acaso se trata de un presagio...? Pero no puede ser, en general, aunque hay similitudes, tiene bastantes diferencias con ese sujeto. Quiere preguntar si él tambió vio lo mismo que ella, pero sus palabras la distraen—. ¿A qué te refieres con que me seguiste...? ¿El portal...?

Es cierto. La luz verde del portal. Entró sola a él, pero sabe que en el fondo anhelaba que hubiese algo más a lo que aferrarse. Por primera vez en su vida, no quiso tomar el camino solitario. Sentirse en copañía le hace sentir un alivio tan grande que cree que podría abrazarlo, hasta que recuerda las palabaras de Sajag. Su advertencia. «Nuestras vidas se mezclaran allí, nuestras visiones también lo harán, todo será más intenso pero entretenido». ¿Es eso lo que está sucediendo? Enfocándose en ese pensamiento, parpadea un par de veces; con cada parpadeo, la escena también lo hace, el sótano se desdibuja hasta que se ve a sí misma una vez más en su habitación; por lo menos, eso es lo que ve con sus ojos. Quién sabe qué perciba Kelian y quién sabe cual sea la verdad.

De lo que está convencida, es de que la visión que vio antes, debe tener alguna relación con Kelian. Y también de que, si él no ha visto nada todavía, entonces el momento está más cerca. Aunque siente terror, sabe que es inevitable.

—¿Tú también viste lo de hace unos momentos, verdad? —pregunta, con un hilo de voz, olvidando proyectar la voz y hablar con propiedad. O, quizás, allí no tiene sentido mantener la imagen falsa de quién es. Allí no valen las caretas, los modales, las ilusiones, mucho menos la poción embellecedora—. Ese... ese hombre que mataron... ¿quién es él? 

En ese momento, escucha la voz del arcano con tanta claridad que juraría que también está allí. Una mano en su espalda hace que se sobresalte, pero cuando vuelve la cabeza y observa el rostro tranquilo del arcano, se calma. No lo había visto, pero supone que ha estado allí mismo todo el tiempo, como él mismo dijo que haría. Después de todo, siempre habló de "nosotros".

—P-pero... Yo... —comienza a balbucear, incapaz de disimular la angustia de su rostro, pero sabe que no tiene caso. Entiende que nadie la está obligando a hacer nada y entiende que puede tomar sus decisiones. Pero también tiene presente que si está allí, es porque pretende tomar consejos y aceptar la orientación. Está ahí porque sabe que necesita ayuda y, si quiere que las cosas mejoren, tiene que esforzarse. Tiene que aceptarla y utilizarla.

Aún así, desde su perspectiva, estaba avanzando. Quería ir al presente y al futuro, a lo que podía depararla. ¿Qué caso había en registrar entre los recuerdos de su infancia? Como lo recuerda, no hubieron muchos momentos destacables y los momentos que recuerda vagamente fueron trágicos. Y cuando de verdad intenta buscar algo de una época que le parece tan lejana, sólo se siente desdichada. Pero, si este sacrificio puede darle un poco más de control y reducir el caos, lo intentará.

Se da la vuelta y se aleja de la puerta, para volver a adentrarse en el cuarto. Su jaula de cuatro paredes, donde pasó la mayor parte del tiempo durante los últimos veinte años. El escritorio donde recibía sus tutorías, el rincón donde tocaba el violín, el balcón donde se sentaba a contemplar la luna, la cama donde tenía pesadillas... No recuerda una época donde sus sueños no fueran pesadillas. Se sienta en la cama y pasa la mano por las almohadas, y de repente encuentra en sus manos una libreta rosada. ¿Su padre y su abuela alguna vez llegaron a saber acerca de sus diarios? Ella nunca los mencionó, claro, porque sabía que los diarios de una niña tenían que ser algo secreto. Pero cuando se fue de casa hace un par de años, no se molestó en esconderlos, como su yo de diez años habría querido. 

La primera página, tiene un garabato horrible, que abarca toda una página. Una sombra negra, con dos puntos amarillos. Y en la página siguiente, comienza el relato. «26 de septiembre, 2009. Querido diario, hoy tuve una pesadilla», lee su pulcra caligrafía.

Una bestia la observa desde el otro lado del espejo. Sus ojos amarillos le causan escalofríos. Su respiración es rasposa, empaña el vidrio... Es una sombra negra, enorme, sin forma definida en las sombras de su habitación. Ella se pone de pie, y la bestia también lo hace. Comienza a correr, y la bestia también lo hace. Se detiene, y la bestia también lo hace. Siempre a tan sólo un paso de ella, asechando. Esperando el momento para devorarla.

El libro cae al suelo y Rhiannon se lleva una mano a la frente, entrecerrando los ojos por el repentino dolor de cabeza. Otra visión, por supuesto. Ahora lo entiende... Pero, claro, en aquel entonces era una pesadilla. La recuerda vívidamente, y también recuerda despertar llorando y recuerda que su padre fue a socorrerla. No recuerda haberle contado jamás ni a él ni a nadie de su familia de ningún sueño. Sin embargo, puede oír su propia voz infantil recitando las palabras, probablemente en una especie de trance que su memoria no registró.

«Es una canción vieja
Una tragedia
La maldición ya está echada
Cuando termine la década
La progenitora pertenecerá a la bestia
El maleficio pasará a la semilla
No la intenten esconder
Porque la encontrará y también le pertenecerá
»

Sin ser apenas consciente de ello, ella misma repidió las palabras, con voz queda. Luego, se queda en silencio por unos momentos, pensativa. Ahora mismo, esa profecía no tiene importancia. Ya las palabras se cumplieron. Su madre... ella se fue en el momento en que ella se convirtió en una señorita y también fue en aquella época donde el encierro que siempre había vivido empeoró. Claro que, en aquel entonces, solo pensaba que su madre había muerto, y probablemente gran parte de la familia todavía lo piense. Quemaron un ataúd vacío y llenaron un jarrón con sus cenizas. Pero ya es muy mayor para seguir creyendo esa historia. Ella, de primera mano, sabe que la bestia no es fácil de matar. Lo que alguna vez fue su madre, debe estar en algún lugar del mundo, donde no es un peligro. ¿En un calabozo? ¿En un bosque? ¿En una montaña...? ¿Llegarán a encontrarse?

Espera que eso sea suficiente para que Sajag la deje avanzar pues, de repente, siente la necesidad imperiosa de dejar esa habitación. Tiene que haber una especie de límite físico para husgar en el pasado, porque el malestar que siente es demasiado real como para atribuirlo a su mente.

Nuevamente, vuelve a oír la voz del arcano, aunque es ella quien recita mentalmente sus palabras. Él le aseguró que ella tiene poder para apartar las visiones y evitar que le hagan daño; sabe que, si de verdad está decidida a cerrar el Ojo, es el momento de comenzar. Sin embargo... es absurdo, lo sabe, pero duda. Porque, hace tan sólo un momento habría podido jurar que su infancia —dejando de lado su condición— no había tenido ningún suceso extraño. Pero si esto que acababa de vivir era un recuerdo auténtico y era suyo, no puede seguir confiando en su propia versión de la historia. ¿Es el Ojo capaz de mostrar la verdad? ¿Lo que hay detrás de lo que está borroso, de lo que ella misma se esforzó por ocultar tanto tiempo?

—Sí quiero avanzar y quiero verlo todo —susurra—. Estoy dispuesta a sentirlo todo. Solo... solo quiero saber si hay algo de sentido en todo esto...

Sintiendo de repente mucho frío, se frota los brazos con los brazos y vuelve la mirada hacia Kelian, esperando que él haya estado distraído con sus propias visiones. Sin embargo, antes de intentar adivinarlo a través de su rostro, sus ojos pasan rápidamente a la silueta que se levanta tras él, donde brillan los ojos amarillos. Rhiannon no sabe si es otra visión o si puede hacerle daño, pero no lo piensa dos veces. Le grita a modo de advertencia y lo empuja a un lado, justo antes de que la bestia salte sobre él, quedando ella queda en el medio.

Todos esos años, desde la primera vez que ocurrió, solía verla como una bestia que salía de las sombras y la atacaba. El monstruo se comía a la doncella y ella quedaba atrapada en su interior. Sentía sus garras y sus colmillos destrozar su carne y sus huesos, destrozando su belleza. En la mansión Kincade, todos los que conocían la maldición de las maledictus hablaban de ello como si fuera algo ajeno. Pero, al igual que su padre insistiendo que su madre estaba muerta, sólo era un cuento de niños. La bestia no asecha en las sombras de su habitación, ni es un villano al que esté sometida como si fuera la princesa del cuento y del que pueda huir siendo una niña buena. No valía la pena esconderse detrás de hechizos, rosarios y sábanas. La bestia estaba debajo de su piel y asechaba en las tinieblas de sus pesadillas. No hay escapatoria. 

Rhiannon cierra los ojos con fuerza, esforzándose por mantener la calma. Por controlar su respiración. Por dominar el terror de saber que está totalmente expuesta.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Continuó repasando lo que veía dentro de su mente, todo parecía tan claro pero a la vez tan borroso como si se tratara únicamente de un sueño. Para Ludwig el mareo provocado por el té ya sea ingerido o inhalado comenzaba a causarle estragos. Recordó lo que su compañero comentaba sobre morir si continuaba haciéndolo y esperaba que aquel no fuera su fin. Sin embargo en su mente retumbaban las palabras de su mentor quien seguía con el en todo momento. Estaba tan presente y no se iría, eso esperaba. Sajag le encomendaba mirar todavía más en lo profundo y sumergirse en esa oscuridad, observar con detalle todo lo que ocurría dentro de ella.

Francamente el Malfoy estaba aterrado pues parte de él pensaba que si se inmiscuía en aquella oscuridad se perdería y no tendría un rumbo fijo, estaba seguro de que sus miedos tenían fundamento pero de que también era un camino único por surfear por lo que decidió hacer caso y regresar a uno de los libros. Historia de oriente decía y le recordó mucho a Tazz, su hijo así que decidió abrirlo. Como en el pasado todas sus páginas estaban totalmente negras pero éste libro tenía algo diferente en ellas, se podía ver en un muy pequeño detalle a un barco que navegaba y esa negrura de las hojas no era más que un océano en plena tormenta. Entonces el agua de aquella página cobró vida y comenzó a moverse, las páginas comenzaron a sacar un líquido negro y viscoso, Ludwig dudó pero entonces tomó una gota y la aspiró por completo.

Ésta vez fue el dolor fue más intenso y las visiones más vividas. Abrió los ojos y ya no estaba en la biblioteca se había metido en ese libro parecía que había usado algo parecido a la bibliomancia. Se encontraba en un bote en ese océano el cual estaba cada vez más turbio y frente a el un hombre encapuchado lo manejaba. No estaba seguro si a eso se refería su profesor de meterse en las profundidades del océano. Necesitaba también atar los cabos con la figura de la reina y el bosque.

- ¿Hola? – preguntó a aquel hombre - ¿Quién eres? ¿A dónde te diriges? -  le dijo pero no tuvo respuesta, entonces el Malfoy se acercó y tocó al a figura la cual se desvaneció dejando solo en el suelo una máscara dorada con muchas joyas. Aquella visión parecía que lo conectaba con Tazz pero ahora estaba solo y necesitaba seguir navegando hasta encontrar tierra firme. Tomó el remo y comenzó a realizar el movimiento tratando de escapar de la tormenta pero ésta no se detenía pensó que no tendría escapatoria hasta que recordó las palabras se Sagaj y sin miedo se arrojó al océano.

Nadó durante unos minutos hacia unos corales que brillaban en tres colores diferentes, blanco, azul y rojo. Ludwig estaba cada vez más seguro que se trataba de la ministra de Francia, todo parecía encajar o al menos la mayoría de los casos. En cuanto tocó esas joyas abrió los ojos y estaba de nuevo en la biblioteca, totalmente seco. Estaba satisfecho con su primera visión aunque aún no tenía idea de como interpretarla pero corrió hacia el mentor y dijo – creo que mi visión habla de la ministra de Francia.

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con RHIANNON y KELIAN @ Kaori M. @ Ellie Moody

Sajag observaba todo desde un paso detrás. Por eso le llamó la atención que a Rhiannon le provocara una sorpresa al verlo por allí, ¿Acaso creía que los dejaría solos? Su trabajo estaba en acompañarles, en guiarles, en darles el apoyo necesario para saber que tenían todo aprendido. Kelian no lograría solo obtener los conocimientos necesarios para la Videncia, de la misma manera que Rhiannon no lograría quitársela de encima. Pero no porque no pudieran, sino porque necesitaban de una guía para hacerlo, habían demostrado que tenían el poder para hacerla. Su buena predisposición se lo había demostrado a Sajag. Éste había visto lo mismo que sus dos alumnos y se había estremecido igual que ellos.

Esto es un caso peculiar, hasta ahora jamás me había cruzado con ello. Tal vez el destino los colocó juntos en éste momento, tal vez juntos logren sus objetivos uno al lado del otro. O es como lo veo yo  —les murmuró pero estaban ocurriendo algunas cosas sensibles para ambos. Sus palabras debían trasmitirle seguridad y confianza, debía hacerles ver lo que veía Sajag. Y eso notaba el Arcano ahora, la confianza de Rhiannon ante la criatura y la seguridad de Kelian por brindarle ayuda.

Eso es, Rhiannon. Y no estás sola ¿lo ves? Ya no podrá lastimarte porque te has decidido a enfrentar la situación —Sagaj estaba acomodando sus palabras lo mejor que podía, sabiendo que era mejor teniendo visiones—. Creo que podemos partir de estos momentos, en tu punto débil, tus recuerdos. Todo lo que has vivido es una herida enorme que te remitía al recuerdo de ésta criatura. Ya no debería ser asi. Creo que la mejor opción que tienes para dejar a un lado tu videncia, es quitarte del camino. No me malentiendas, muchacha. Con eso me refiero a que no puedes evitar que las visiones sean enviadas por el universo. Pero si puedes “cambiar de canal”, puedes simular ser otra persona. Puedes adulterar tu persona. ¿Entiendes? Ese es el camino de reversa que deberás hacer, borrar tus huellas, tus recuerdos. Alienarte de la persona que eres, como si fueras otro yo. De esa manera ya no será tu pasado, tus recuerdos ni tu videncia, sino como si fueras alguien más. Creo que así lograrás apagar la videncia y será un camino igual o más difícil como cualquier otro.  Al menos que encuentres otro camino, y no lo dudes que estaré aquí contigo.

Esperaba que la joven entendiera que no podía escapar de su destino. El suyo era ser la bestia, pero eso no quitaba que no pudiera borrar sus huellas, su recorrido caminado. Era su vida y con ella podía hacer lo que quisiera, todo para poder construir un presente y futuro. Aunque su vida llegara a su fin como lo había visto, que fuera de la mejor manera.

Kelian, creo que tu objetivo es al revés, tal vez puedes ejercer y mejorar tu videncia y por cada acción de Rhiannon, podrías ver como se alteran las visiones y saber en qué momentos  enfocarte y ajustar. No dejes atrás ningún detalle suelto. Son como caminos que se borran y se abren otros nuevos. Creo que se han unido los suyos por alguna razón y deberán transitarlos juntos. Hasta que se vuelvan a abrir. Tal vez los lleve a buen puerto. Estaré aquí, cualquier cosa.

 

con LUDWIG MALFOY  @ Ludwig Malfoy
Aquel sitio era totalmente desconocido para Sajag y era realmente curioso porque la manera que Ludwig tenía de llegar hacia la Videncia era especial pero ése sitio no estaba seguro si se trataba de un recuerdo o de otra manera de sostener las visiones. Todos esos libros recitaban los mismos títulos sobre su lomo y cuando el joven se enfocó en uno de ellos, Ludwig empezó a visualizar algunas imágenes. No necesitaba explicarlas porque Sajag también las veía, sin embargo, permitió que el joven se explicara.

Sólo tú sabes realmente de qué puede referirse. Solo te recomiendo que sepas mirar más allá, que sepas miras todos los detalles. Las visiones no tienen un significado literal, solo son la guía de un viento fuerte en medio de un océano. Ten en cuenta todo el océano, todo el contexto de las imágenes que te llegan. Pero creo que vas por buen camino, por lo menos sabes por dónde empezar. ¿Quién es la ministra francesa? ¿Qué más logras ver? —preguntó hacia Ludwig esperando que investigara un poco más.

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  • 2 semanas más tarde...

Había tenido su primera visión casi completa, tenía en su mente una gran cantidad de detalles que necesitaba recordar y anotar en algún lugar o los olvidaría por completo. Se preguntó si las visiones eran como los sueños al despertar, mientras más fresco los tenías era más fácil recordarlos pero mientras más pasaba el tiempo se olvidaban casi por completo haciendo imposible recordarlos. Fue entonces que el rubio recordó a su antigua esposa, Eugenia con la que había tenido incluso una gran descendencia, ella siempre acostumbraba a anotar todos sus sueños en pequeños diarios que el Malfoy nunca logró leer, sabía que ella lo había para interpretar sus sueños y de alguna manera poder predecir eventos del futuro. Inspirado en eso tomó una libreta que llevaba en su bolso de piel de Moke y comenzó a escribir.

-Veamos – dijo sentado en la misma biblioteca después de que su profesor de indicara que tenía que ver todavía más a profundidad – tenemos en primer lugar los dos caminos a seguir, el oscuro y el claro sin embargo en ambos es el mismo resultado, desolación dolor y destrucción, luego más adelante el niño jugando, el ajedrez y la reina, los libros de historia oriental, finalmente el océano, la bandera de Francia, la máscara con joyas, el océano.

Eran muchas cosas que de alguna manera debían tener un orden, una coherencia por mucho que parecieran ajenas. Aunque eran visiones de gente que el conocía no necesariamente debía referirse a alguien en particular, sin embargo comenzó a realizar flechas tratando de unir todo lo que había visto para darle una coherencia un poco lógica. Demoró bastantes segundos intentando idear una frase que tuviera el orden que el deseaba, muchas veces corrigió y volvía a anotar lo mismo una y otra vez. No estaba seguro pero debía intentar y mostrarse el resultado a Sagaj

-Creo que tengo algo – respondió – la ministra de Francia es mi cuñada Ada Camile, estoy seguro que es una visión sobre ella, pues es una monarca lo cual explica el tablero de ajedrez en la posición de la reina y la bandera de Francia, existe un matrimonio arreglado con mi hijo Tazz y de acuerdo a lo que pude llegar a ver no importa lo que lo ocurra, ese matrimonio está destinado a fracasar, es por eso que solo veo tormentas y climas desolados sin embargo de ese matrimonio nacerá un príncipe, el niño que vi jugando, ese príncipe será mi nieto, o eso entendí – dejó que su profesor terminara sus conclusiones, estaba un poco nervioso pues desconocía lo que debía hacer con semejante información.

 

@ Sajag

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