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Castillo Ivashkov (MM B: 106154)


Leah Snegovik
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Sus movimientos se empezaron a hacer mucho más lentos, y más al mantener los ojos cerrados. Tomó tan sólo un par mas de los bocadillos que el elfo le había traído para luego dejar su brazo a un costado de su cuerpo, el cual ya se encontraba totalmente relajado. Había sido un día bastante... intenso, y un buen descanso nunca estaba de más. Su estado no cambió cuando escuchó pasos aproximarse, no porque supiera quién era, sino porque en realidad le daba igual quién podría llegar.

 

Cuando escuchó la voz del mortífago giró un poco más su cuerpo al lugar de donde provenía la voz, pero mantuvo sus ojos cerrados mientras el hombre terminara de hablar. Una vez lo hizo, el castaño se incorporó tan sólo unos centímetros del sofá, mirando al otro a los ojos con una expresión de interrogación. El hombre, aunque tenía algo de razón, no era quién para decirle qué o cómo llevar su vida. El Lúcien siempre había sido bastante alejado de los reglamentos y las limitaciones de cualquier tipo.

 

—Gracias por el primer comentario —respondió, estirando su brazo para agarrar un pequeño aperitivo, pero sin llevárselo a los labios—. Pero el segundo creo que no te debería de interesar tanto. Tenía asuntos pendientes y aunque en el último año los he esquivado a toda costa, finalmente he cerrado un capítulo.

 

El hombre no se había alejado del mundo mágico por placer, sino por sus temores. Aunque podría asegurar que tan sólo existían un par de vidas que conocieran cuáles eran, no se detendría a explicarle al hombre todo lo que había hecho en su periodo de ausencia, y era mejor mantener en secreto todo aquello. De todas maneras, agradeció que Zack tenga aquella pizca de sinceridad y se muestre algo "preocupado" por él.

 

—Además que prefiero aceptar lo que venga, sin camino fijo aveces es más divertido —mencionó, para aligerar un poco el comentario anterior, que se podía sentir algo serio. Sin más, se llevó el aperitivo a la boca y lo saboreó unos instantes mientras Zack respondía a la pregunta que había quedado en la habitación por más de dos semanas—. Así que ahora estás en el ojo de la tormenta. De todas maneras dudo que te encuentren culpable, han estado queriendo capturar mortífagos desde hace años y nunca han podido. Y si sucede, volamos el ministerio y asunto solucionado.

 

Una sonrisa se dibujó en el rostro del castaño al imaginar una escena así. De todas maneras no sería la primera vez que el ministerio es atacado.

 

—Hablando de explosiones y eso, ¿cómo cuando veré algo de acción? Les falta un buen escarmiento a ese grupo de inútiles que vinieron a robar y a lanzar improperios a diestra y siniestra.


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Tal como era de esperarse, Derek no reaccionó del todo bien al comentario del patriarca. Mientras éste se acercaba contemplando la tranquilidad con que el primero disfrutaba de sus aperitivos, fue obteniendo respuesta a su saludo. Quizás estaba en lo cierto de que no debía prestarle mucha atención a sus asuntos, así que trataría de no profundizar en el tema solo por respeto a su privacidad. Podría ser que todo ese tiempo que estuvo desaparecido, fuera por ocuparse en algún retiro espiritual para ordenar su desastre mental.


¡Shhh! — siseó al tiempo que las pupilas de sus ojos se dilataban acentuando el gesto con una elevación de ambas cejas. Derek no debía ser tan descuidado y hacer ese tipo de comentarios, menos aun cuando tenían a toda la Orden pendiente de hacerlos caer por el error más tonto. Podría haber alguien oculto en las ventanas de la estructura atento a todo lo que hablaran. —Deberías ser más precavido al momento de decir ciertas cosas — dijo mostrando una media sonrisa mientras le daba vuelta en su dedo al anillo salvaguarda contra oídos indiscretos. Al sentir una ligera vibración, supo que lo había activado y toda la zona de muebles en el hall quedó protegida.


—Ahora sí puedes decirme todo lo que quieras — Esta vez su tono de voz pasó de tranquilo a ese encantador que utilizaba cuando quería que alguien cayera en sus encantos, cosa que pocas veces hacía. Sin embargo, fue más en broma que en serio. —Son buenos estos cositos — Añadió mostrando la mano izquierda, donde relucía un anillo sencillo de plata, el que estaba en funcionamiento.


—La noche anterior Mia me comentó algo sobre salir de caza — dijo respondiendo a las últimas palabras de su acompañante. Mientras se ponía cómodo en el asiento, notó cómo se abría la puerta y un elfo salía a recibir al visitante. Poco después supo que no se trataba precisamente de un visitante, sino de un nuevo huésped a quien él mismo le había ofrecido sus aposentos para servirle de residencia un tiempo. Era la misma Mia quien arribó al momento preciso.


—Hablando de la reina de roma…— Bromeó dirigiendo su mirada hasta la Black Lestrange, que tras pedir una copa se disponía a subir los primeros escalones de la estructura ascendente frente a la puerta recién atravesada. —Únete a nosotros. Aprovecha que Derek será el estratega de un nuevo asalto — Aseguró titulando al hombre sin ni siquiera haber dicho cuándo saldrían de paseo.



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Las palabras de Zack la sacaron de su ensoñación, ¿qué se uniera a ellos? No estaba del tofo segura de que fuese la mejor elección, sin embargo, tenía claro que no podía negarse a la invitación, al menos no cuando desconocía casi todo el interior del castillo. Deseando conocerlo un poco más, se acercó a los magos y negó con lentitud, no tenía intención de salir de caza, al menos no aquella noche, por lo que simplemente se dejó caer en un sofá.

 

—Sé que soy una reina, no es necesario que lo dejes claro cuando me ves Zack. —siseó de manera irónica hacía el vampiro.

 

Girando su mirada, observó la figura de Derek, el que era su padre adoptivo, ¿recordaría cuando la adoptó? No estaba del todo segura, por lo que no tentaría su suerte al ser desconocida como hija, así que no mencionaría aquella cuestión, al menos no de momento, o eso era lo que pretendía hacer, hasta que de sus labios salieron sus siguientes palabras.

 

— ¿Mi padre un estratega? Interesante, ¿a dónde planea llevarnos? —preguntó con una media sonrisa divertida en los labios.

 

Esperando a que alguno de los presentes hiciera algo, hizo aparecer en su diestra una copa de licor que comenzó a beber y disfrutar, pensando unos segundos en que era lo más oportuno, además de qué podía hacer para animar la situación, que comenzaba a parecerle bastante aburrida.

 

—Creí que el castillo estaba un poco más habitado, pero es mejor que este casi vacío, ¿cuál será mi habitación? —preguntó deseando conocer un poco más a fondo el sitio.

 

@@Zack Ivashkov

Editado por Mia Black Lestrange
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La atmósfera cambió ligeramente, al igual que lo había hecho en la habitación de Leah cuando habían conversado. Al parecer ambos tenían esos objetos que lograban separar acústicamente un lugar, para evitar que alguien más escuche conversaciones que no debía. Siempre había pecado de hablar un poco de más, pero ya le daba igual en realidad, así que no se inmutó ante lo que su acompañante mencionó sobre la discreción; nunca habiá sido discreto.

 

—Son buenos todos tus cosos —respondió, mirándolo pícaramente. El castaño había usado un tono algo sugerente, que el castaño no desaprovecharía—. Aunque aún hay un par que quisiera manipular.

 

Sin más, estiró nuevamente su mano y se llevó uno de los bocadillos a los labios; estaban muy buenos y recién se había dado cuenta que no había almorzado, por lo que lo más probable era que termine con toda la fuente él solo. Y mientras saboreaba su comida, la puerta de ingreso se abrió y observó a Mía, aquella muchacha que llevaba varios meses sin ver y que sorpresivamente hacía su entrada triunfal. Y a pesar del tiempo que no la miraba, al castaño le dio pereza levantarse a saludar, por lo que estiró un brazo y la invitó a acercarse mientras Zack la saludaba.

 

—Siglos sin verte, queri... —saludó cuando las últimas palabras del vampiro lo hicieron girarse hacia él—. Estratega ni madres, ustedes son los que llevan años en esto, yo teóricamente seré su pupilo —y sin embargo, Mía también acotó sobre el fabuloso plan, pero más bien cuando ella habló hizo que el castaño gire su rostro hacia ella. ¿Padre?—. ¿Y entonces yo desde cuando soy tu padre?

 

¿Había adoptado en alguna oportunidad a la rubia? El demonio no recordaba haber firmado ningún papel, pero había olvidado varios episodios de sus últimas visitas por Ottery, pero no podía olvidarse de algo tan importante como una adopción. De todas maneras, ¿para que quería ser adoptada una persona con varias décadas de vida?

 

—Espero que sea una manera de insinuarse a mi por mi regreso... O algo así —musitó, tratando de alejar esos pensamientos—. Y en realidad no es que el castillo esté poco habitado, sino que ya nadie pasa tiempo acá, prefieren estar de borrachos en algún bar que con la familia.

 

Siguió comiendo su aperitivo mientras la muchacha hizo aparecer una copa con licor. Al parecer estaba teniendo problemas con la bebida... Pero la copa le hizo dar sed, por lo que con un giro hizo aparecer dos vasos para los hombres; el de Zack que contenía un jugo de frutas con una pizca de alcohol, por si quería estar a la par con la muchacha, y el de él, que contenía una sustancia dulce, semejante a café con leche, pero también con contenido alcohólico.

 

—¿Un brindis por... el reencuentro? —preguntó, o quizás podía ser por el próximo juicio de Zack.

Editado por Derek Lúcien


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Había pasado mucho tiempo cerca de Derek antes de escuchar una insinuación, por lo que cuando finalmente llegó no fue tanta la sorpresa como la amplia sonrisa que se reflejó en el rostro del patriarca. No podía evitar dejarse llevar por ese tipo de comentarios sugerentes, pues había una alarma interna que estallaba con cada situación de ese tipo. Sin embargo, ya buscaba controlarse más que antes.


—Podría prestártelos todos. Pero tengo uno muy especial para ti — Respondió sin poder evitarlo mordiendo su labio inferior. No seguiría, no debía si para entonces tenía cosas inconclusas con otras personas. A pesar de todo, el Mortífago no quería tener la imagen de picaflor que todos le daban por el pueblo, esos era más rumores que realidad. Al momento que Mia se integró al dúo, el ambiente pícaro se fue aligerando evitando tener testigos de sus indirectas que al final no acababan en nada.


—Tú fuiste el de la idea. Tendrás el mando por una noche. Y como tal, deberás idear la estrategia que nos lleve a la gloria — Aseguró con toda seriedad. No tenía problemas en ceder el lugar de autoridad a alguno de sus compañeros siempre y cuando los guiaran a una buena victoria frente a los Fenixianos, después de todo eso era lo que buscaban con cada encuentro. En ese momento, el menor de los Ivashkov quiso estallar en risas gracias a la rareza que mostró Derek frente al título de “padre”. Por desgracia, en esa comunidad mágica habían tantos lazos familiares desconocidos que más de una vez se pasaba por situaciones incómodas como aquella.


—Ignorando el hecho de que Derek te está desconociendo oficialmente… Pasemos al tema de tu habitación. Puedes elegir la que desees, sabrás si la que quieres está ocupada por alguien o no, los elfos se encargarán de eso — informó a la bruja dejándole libertad para que tomara el espacio que prefiriera, pues todavía tenía mucha variedad para elegir, más al tratarse de una estructura tan amplia como lo era el castillo. Mientras hablaba, Mia apareció una copa de licor y más adelante Lúcien hizo lo propio sirviendo algo de tomar para ambos.


—¡Salud! — Dijo elevando la copa que apareció en su mano derecha —Porque nos quedemos juntos más tiempo — dijo en tono de broma sabiendo que en los próximos días cualquiera de ellos desaparecería por mucho tiempo y de nuevo volverían a desconocer el paradero de los otros. Llevó el borde del cristal a su boca y degustó el líquido que contenía. El sabor de las frutas derivó en una mezcla encantadora para su paladar, obligando al joven a tomar un nuevo sorbo.


—¿Y entonces, Derek? ¿A dónde nos llevarás?— Preguntó con una sonrisa traviesa en el rostro. Sólo quería molestarlo, tampoco estaba en sus planes salir en ese momento a algún asalto. Disfrutaría una rato más de las ocurrencias de sus compañeros. Había sido un buen inicio el desastre de parentesco que tenían los otros dos, todavía le causaba gracia al vampiro.

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—Me gusta esto —dijo finalmente —. ¿Por qué siento que lo que te gusta más de todo es que es azul? —Tauro le dedicó una sonrisa de oreja a oreja como queriendo decir ''¿En serio quieres que te lo explique?'', pero por la forma en que la había mirado sabía que no había necesidad, o de lo contrario no se habría emocionado tanto con su obsequio.

 

— ¿Esta semana? —No pudo evitar abrir bien los ojos ante la repentina propuesta, siendo ella la sorprendida y aunque Leah tenía la costumbre de hacerle ese tipo de preguntas cuando se encontraba haciendo algo diferente con sus manos o con su boca, lo que hacía que empezara a balbucear o estuviera a punto de ahogarse, le encantaba que fuera así tan espontánea, todo lo que ella no era. Aun no había respondido a la pregunta, pero la verdad es que se encontraba demasiado distraída en la fresa atrapada entre los labios de su novia que se movían demasiado despacio y no terminaban de comerse la fruta. Tenía ganas de arrancársela, de reemplazarla con sus propios labios y su lengua para que ninguna otra cosa se atreviera a superar el sabor de sus besos, por la forma en que su cuerpo se había inclinado parecía que eso estaba a punto de hacer, hasta que la fresa desapareció y una sonrisa traviesa se dibujó en ella.

 

— Oiga —protestó la peli-azul en dirección a su novia, sólo que esta la calló con esa típica mirada suya que le fascinaba y volvía loca. No tenía mucho camino por recorrer hasta su boca y a pesar de lo rígida que estaba pudo ordenar a su cuerpo inclinarse lo poco que le faltaba hasta que media fresa quedó dentro de su propia boca. El sabor era increíble, pero sospechaba que el motivo tenía más que ver con la irresistible mujer que tenía al frente. Mantuvo la mirada fija en esos ojos verdes que la hacían perderse, incluso cuando tras haber masticado sus labios se tocaron en su totalidad, todavía aun más cuando su lengua decidió explorar el interior de su boca y luchar con la suya que tampoco se quedaba quieta. «Así es como se debe sentir besar a una diosa», pensó, apenas entrecerrando los ojos para ver cómo reemplazaba la silla por las cómodas piernas de la Líder.

 

En lo que Leah recorría su cuello con los dedos, Tauro deslizaba los suyos por los muslos de la rubia, presionándolos firmemente sobre su piel hasta llegar a su cola que apretó con ambas manos, dedicándole una sonrisa traviesa que quedó oculta entre cada beso. Era tan increíble como incomparable el deseo que le despertaba, ocasionando que siempre quisiera tenerla así de cerca para hacerla suya las veces que se le antojara y aunque nunca lo hubiesen hablado de forma verbal, sus cuerpos tenían un modo muy especial para decir esas cosas que cruzaban por sus mentes, pero que aun no se atrevían a admitirse. Sus manos volvieron a apretar fuertemente su cola y un débil jadeo que tenía atorado en la garganta terminó en la boca de la que besaba.

 

— ¿Crees que la mesa sea un buen lugar para empezar? —dijo sin pensar, cargándola mientras se ponía de pie. El cambio de planes para nada molestó a Tauro, quién le aseguraba que podían seguir discutiendo sobre los planes de la boda mientras se ocupaban de otras cosas, lo cual era una vil mentira pues no tardarían en perder la cabeza la una por la otra.

 

Con un movimiento algo brusco colocó a Leah en la parte desocupada de la mesa, acostándola de espaldas para ubicarse entre sus piernas. Lo primero que hizo fue mirarla con el deseo impregnado en sus ojos, recorrió sus piernas, sus brazos y sus costados hasta llegar a su cuello que únicamente lamió de extremo a extremo en lo que estiraba la mano para agarrar otra fresa — No sé qué tan bien se me de esto de tomar las riendas, pero ya me dirás —dijo hablándole muy bajito, en un susurro, todo con tal de que su cálido aliento le golpeara en el cuello por donde deslizó la punta de fresa seguida muy de cerca por sus labios. La metió entera en su boca terminando de comérsela muy rápido, pues estaba tan jugosa que prácticamente se deshacía al masticarla con los dientes, y cuando terminó sus labios volvieron a apoderarse de su apetecible cuello donde se aseguró de dejarle una marca bastante notoria.

 

— ¿Sabes qué es lo mejor de que vayamos a casarnos? Que yo voy a ser tuya y tú mía para siempre —sin darle opción para respuesta alguna la besó con mucha intensidad y cuando creyera que estaba a punto de arrancarle la ropa se detendría de golpe, únicamente para girarla, esta vez con la mejilla apoyada sobre la mesa y Tauro encima de ella —¿Te gustaría? —su voz estaba cargada de deseo, uno que nunca antes había mostrado ni a la misma Atkins quién bien podría resultar gratamente sorprendida como no al conocer esa nueva faceta de su prometida que hasta el momento se había estado controlando demasiado. Teniéndola en aquella posición no hizo más que seguirla besando, juguetando un poco con su lengua dentro de su oreja y de vez en cuando dejándole uno que otro mordisco en las zonas accesibles.

 

Si alguna vez había existido una persona en el mundo que la llevara a tales extremos, ya tenía nombre y apellido...

 

— Leah... —jadeó.

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Las palabras de Derek lograron que en sus labios se formará una sonrisa, ¿no recordaba cuando la había adoptado? Eso era una sorpresa total, siendo que muchas veces en el pasado le había amenazado con convertirse en su hija pero no le había hecho caso al parecer, hombres tenían que hacer. Por otro lado, escuchando las palabras de burla del Ivashkov, negó con lentitud y tuvo que suprimir el impulso que tuvo de darle un zape, si se estaba volviendo un poco violenta.

 

—Me adoptaste justo cuando Leah se volvió tu hija, vamos en el mismo paquete querido y adorado padre. Pero, no me negaría a que el tío Alexei me reconozca como hija sin ningún problema, estoy segura que a Zack no le molestará. —respondió a los dos vampiros con una sonrisa encantadora, mientras se dejaba caer en un sofá.

 

Bebió un sorbo de su copa y escuchó las palabras de Zack, ¿cualquier habitación? Eso era bastante tentador, pero se detendría un segundo a analizar algunas antes de tomar la decisión, porque quería algo diferente a lo que tenía en la mansión Black Lestrange, que si bien le gustaba, deseaba cambiar un poco, estaba en ese proceso de reinventarse a sí misma, por lo que conocer y descubrir era parte fundamental, sino, siempre podía volver al inicio.

 

—Porque no nos alejemos por tanto tiempo, pequeños carajitos... —respondió al brindis al tiempo que se terminaba su copa— Zack, deja de bromear y mejor dinos, ¿a dónde iremos? Tengo ganas de visitar a los Evans o a los Stark, ¿qué les parece? —preguntó con total tranquilidad.

 

@@Zack Ivashkov

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—Querida, Leah nunca se "volvió" mi hija, siempre lo fue. Que el tiempo haya decidido reencontrarnos es diferente —musitó, sin entender bien el hecho, quizás lo habían dopado para firmar un documento que no recordaba. Tendría que ir al Ministerio de Magia para solucionar ello, ya que no podía estar teniendo hijos por todo lado, tenía que darles su trato (?)

 

Le extrañó que ambos se muestren tan abiertos en el tema. Era conocido que no había muchos prejuicios entre los ciudadanos, y menos entre las amistades que él tenía, pero le parecía extraño que no se lo tomaran tan a la ligera. Sin embargo, no tocaría más el tema, prefería pasar al siguiente, que no era nada menos que encontrar un lugar digno para reunir al trío en una actividad que hacía tanto tiempo no hacían juntos: luchar. En sus buenos momentos, ellos con un grupo más de mortífagos solían ser los más alborotadores de Ottery, pero las cosas habían cambiado, no sólo por las nuevas restricciones que tenían, sino porque los compañeros ya no lo eran más.

 

—Ambas mansiones pueden ser buenas opciones —respondió al comentario de la rubia—. Aunque últimamente no sé como están los ánimos en ellas... Yo voto por la Evans, hay un par de personas que quisiera "visitar" nuevamente.

 

Su cuerpo seguía recostado, y sin esfuerzo estiró nuevamente su brazo para tomar un par de los aperitivos que reposaban aún en la mesa. La bandeja se había ido vaciando lentamente, y el castaño notó que él era el único que comía de ella, seguramente los otros ya habían comido bien y por eso ignoraban el hambre el que otro sentía en esos momentos. Terminó la bandeja lentamente a la espera de que el par de expertos magos se decida sobre el destino final que tomarían aquella noche, o quizás lo planeen mejor para un fin de semana. Nunca se sabía con ese par.

 

—Bueno, ¿entonces? —preguntó, terminando el último bocadillo y alejando la bandeja de él—. ¿Vamos de una vez, o esperamos, o rechazo nuevamente la invitación de Mía para ser parte de mi familia? —bromeó, sonriéndole a la muchacha. Al menos con aquello se divertiría hasta que descubra que hizo.

 

 

 

 


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—Qué desastre. Deberían ser más ordenados con los asuntos familiares — Aseguró negando con su cabeza mientras pasaba a mentalizar el siguiente tema.


Hacía un tiempo atrás, aquellos magos, junto con otros tantos, eran quienes más frecuentaban las mansiones fenixianas. En ocasiones por diversión, otras tantas con un propósito impuesto por la situación momentánea del bando. Lo cierto es que eran un equipo, y más que eso casi otra familia, cosa que ya no existía, y que de alguna forma Zack consideraba que debía rescatarse. Salir de caza con ellos podría ser el inicio de una nueva unión, una que les durara más que la anterior.


—La Evans suena bien — Afirmó tomando como objetivo el hogar de quienes portaban aquél apellido, todos sangre sucia. —Tengo una mano de la gloria perteneciente a la reserva del bando. Puede utilizarse cada vez que un comandante lo crea necesario, así que esta vez no sería la excepción. Si no han experimentado aún el poder de los objetos peligrosos avalados por el ministerio para la venta en el Magic Mall, es momento de que lo hagan — Estaba ansioso por mostrarles además los nuevos hechizos que había adquirido gracias a sus estudios en el ateneo de magias guerreras.


—Me encantaría que los otros pudieran estar con nosotros — Soltó de pronto mientras acariciaba con el dedo índice el borde de su copa cuyo líquido estaba por terminarse. —Ya saben; Caroline, Pik, Ashley, Bridget, Gyvraine…— Sólo por mencionar algunos dijo los primeros nombres que vinieron a su cabeza, pero eran muchos más el resto de Mortífagos que brillaban por su ausencia, todos por diferentes motivos. —Deberían regresar, cada uno de ellos, acompañarnos tanto como lo hicieron en su momento. Siempre dispuestos… — Tuvo que cortar sus palabras, no quería ponerse más melancólico de lo que ya estaba con solo pensar en cuantas ausencias habían.


—Bueno, es triste. Pero a la vez agradezco que nosotros continuemos aquí — Dijo finalmente presionando los labios entre sí. Debían buscar la manera de hacer regresar a los otros que ponían su toque especial al grupo.

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—Derek, dejemos el tema de los lazos familiares... porque es muy posible que dentro de poco salga de tu vida cariño. —completó con una media sonrisa en los labios, zanjando por completo el tema.

 

Sus palabras tenían un trasfondo oculto, porque cada día sentía que su tiempo en Londres estaba por terminarse, ¿sería pronto o dudaría unos meses más? No podía definirlo, pero sentía que su lugar ya no estaba allí, era un sentimiento de desolación que no lograba eliminar por más personas con las que se relacionará, pero justo ese momento no era el adecuado para demostrarlo por lo que simplemente negó con lentitud y sacó de su mente esos pensamientos.

 

Escuchó con atención la precisión de las palabras de Zack, ¿la Evans? Sí, era una buena idea comenzar por esa familia, quizás podrían compartir algunos momentos de gloria juntos, pero de los nombres que él Ivashkov mencionó, únicamente sabía que un par podría colaborar con ellos, y eso sería totalmente complicado localizarlos, pero si se esforzaban, podrían lograrlo, por lo que aceptó con esperanza.

 

—Zack, podrías hacer un llamado... intentar convocarlos a todos, por los viejos tiempos, sé que quizás vendrían, será complicado pero Gyv y Pik, podrían volver de su autoexilio. —propuso con lentitud, mientras comenzaba a maquinar unos cuantos planes para traer a Bagy de vuelta.

 

Sabía que sería como la despedida que nunca antes habían tenido, pero que en su tiempo habían disfrutado como nunca, por lo que apoyaría en lo que fuese posible. La melancolía de la habitación la comenzaba a consumir, por lo que simplemente soltó un bufido ante las últimas palabras de Derek.

 

—Hagamos algo ya... que me cansó, tengo en mi poder unos cuantos objetos consumibles también, así que podemos usarlos sin problema alguno, ¿qué esperamos? —completó con un poco de impaciencia— De lo contrario, podría ir a elegir una habitación, aunque no sé si tenga mucho caso, siendo que Derek continua negándome y no tengo entonces una familia como tal. —completó con diversión.

 

@@Zack Ivashkov @Derek Lúcien

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