Castillo Ivashkov (MM B: 106154)

[Romina Black Lestrange]

Romina Evans Targaryen

 

— Silencius—volvió a pronunciar, el efecto iba dirigido hacía Zack para que este no pudiera efectuar por el momento ningún hechizo verbal, si bien eso no le produciría ningún daño, no tendría posibilidad de atacar con los hechizo más fuertes que casi siempre eran los verbales o eso era lo que pensaba. — Silencius— murmuro nuevamente al mismo rival (Zack), el efecto sería el mismo que el anterior impidiéndole temporalmente el habla sin la posibilidad de decir palabra.

 

La chica vio como atacaban a sus compañeros de bando y estos intentaban defenderse, las cosas parecían difíciles pero ella solo seguía las ordenes que le daban. Los pájaros que había invocado minutos atrás seguían revoloteando cerca de ella al igual que el tigre que se la pasaba caminando en círculos alrededor de su creadora.

[Zack Ivashkov]

De nuevo la misma chica silenciaba al vampiro. Si las miradas mataran sin dudas ya Romina estuviera muerta a causa de la mirada penetrante de Zack. Lo único que podía hacer era seguir haciéndose cargo de eso hasta que todo terminara, y buscar una forma de matar a la bendita bruja que parecía ser la menos experimentada a juzgar por los hechizos que utilizaba.

Luego del primer silencius de Romina, Zack pensó en unas nuevas manos fantasmales que surgieron justo detrás de esa bruja y con sus enormes dedos le taparon la boca y la agarraron a ella sosteniendo sus brazos firmemente junto a su torso. Además, la punta de la varita de Romina quedaba entre la composición de las necrohands que la presionaban por lo que cualquier rayo que saliera de ahí impactaría en las manoplas.

En vista de que el pecho de esa bruja estaba libre y podía ser blanco fácil de cualquier ataque, el Nigromante pensó esta vez en un seccionatus. Las medias lunas cortantes de plata viajaron de la punta de la varita hasta clavarse en el pecho de Romina. Por suerte, las necrohands que protegían a Zack no interfirieron de ninguna forma con dicho ataque y alcanzó su blanco efectivamente. Ya para finalizar murmuró un - fuego negro –que invocó a un metro por encima de su cabeza sin necesidad de varita mágica.

[Mei Black Delacour]

Inmediatamente después de que Juv lanzara su fuego maldito mortis, su dragón volvió a lanzar una llamarada contra ella justo antes de que lanzara su confundus en dirección a Mei, por lo que inevitablemente el ataque le impactó, dejándola totalmente herida y de gravedad junto al impacto de uno de los fuegos negros de Juv debido a que el segundo había sido silenciado efectivamente por Lisa anteriormente. El ataque dirigido a ella del morisoseo no impactó en la castaña gracias a que tenía su defensa impenetrable del aqueora, sin mencionar que aún no se defendía de su anterior ataque que le había enviado.

 

–Ardius… – dijo, completando el hechizo con un Episkey pensado, haciendo que la herida del fuego maldito mortis sanara levemente, salvándose por aquel momento debido a que había realizado el hechizo curativo justo antes de que Juv le lanzara un confundus dirigido a la Delacour. Luego de ello se vio totalmente confundida y perdió momentos valiosos, la confusión fue por dos, debido a que el efecto del hechizo de Juv la dejaba aturdida junto a la acción perdida por parte del fuego negro; y mientras su mente estaba en un mar de perdición, su dragón, siguiendo las órdenes que Mei le había dado anteriormente y antes de que la confundieran, volvió a atacar a Juv con una llamarada justo antes de que ésta se realizara una curación, por lo que la herida ya hecha de gravedad se agravó aún más.

 

Episkey pensó por último justo después de que Juv se aplicara una curación de último momento, por lo que de esa forma pudo curarse de las heridas por parte del fuego negro de Juv. La herida sanó levemente, pero aún le faltaba demasiado y, como si fuera poco, estaba bajo el efecto de un séneca. Por último, envió a su araña de rincón a que subiera por la pierna de Juv y la picara, causándole un envenenamiento inmediato.

[Jank Dayne]

- ¡Ardius... Morphos! - exclamó Hank inmediatamente, justo después de que el mago conjurara unas manos fantasmales (necrohands) hacia Romina y justo antes de que hiciera lo propio con unas seccionatus especialmente atemorizaaaante hacia la misma bruja. Su hechizo, mientras tanto, transformó con suma rapidez la camisa contra el frío de Zack en un joven, escurridizo y mediano escorpión dorado israelí, el cual, al pleno contacto con la piel del mortífago, inyectó su mortal veneno en el organismo del hombre sin siquiera meditar. Hank sabía de la extrema naturaleza que caracterizaba a la criatura después de todo..

El sol ya estaba puesto cuando Hank volvió a elevar su varita para seguir conjurando a todo pulmón.

- Aqueora! - conjuró justo después del seccionatus de Zack y antes de su fuego negro, curándose de esa forma del Fuego Maldito Mortis enviado por Juv. El agua sanadora le protegió desde todos los flancos y a partir de ese momento estaría a salvo. Al propinarle un Episkey de emergencia, las quemaduras empezaron a mermar de a poco. Al final, pudo hechizar otro simpático "Floreus", cuyo práctico efecto daría justo en las facultades de la varita de Zack, la cual estaría limitada a sólo soltar flores feas desde la punta. Sabía el sentimiento que podía llegar a provocar el sencillo encanto, y de solo imaginar lo que sentiría el mago oscuro al encontrarse con otra dificultad, podría incluso sonreír.

[Mei Black Delacour]

Rápidamente se movió, haciendo gala una vez más de su agilidad y apuntó una vez más a Juv, quien era su objetivo por el momento, personal.

 

Confundus pensó rápidamente Mei, lanzando su primer hechizo en dirección a Juv, siéndole imposible a ésta de realizar un primer hechizo, por lo que se vería seriamente en problemas, pues perdería una valiosa acción que le sería imposible de utilizar para curarse que era algo importante que debiera hacer.

 

Confundus volvió a pensar, haciendo que esta vez Zack cayese en un estado de confusión tal que le sería imposible realizar acción alguna en aquel instante, por lo que no le quedaba más remedio que dejar que su mente vagara por los confines más extraños de su cerebro.

 

Episkey pensó, terminando de curarse de esa forma del fuego maldito mortis que Juv le había enviado, por lo que quedó totalmente sanada de aquella herida, pero aún le faltaba un poco más, le faltaba la herida del fuego negro, pero ya luego tendría tiempo para curarse de ella.

[Jank Dayne]

- Episkey - pensó rápidamente, aplicándose otra curación necesaria para seguir en la batalla. La zona herida por el fuego maldito mortis de Juv estaba curada (todo el pecho y parte del estómago) que antes había estado negra, a partir de la aplicación del encantamiento había empezado a ponerse clara y prácticamente indolora. Llegó un punto que ya ni sentía ardor, tan sólo una pequeña picazón que podría ser solucionada con talco muggle y un buen rastrillo afilado.

- Corpus Patronus! - volvió a invocar por segunda vez en la batalla, haciendo aparecer un hermoso fénix de plumajes blancos y una larga cola plateada que institvamente se posó sobre su hombro derecho, observando absoluamente todo el perimetro a su al rededor. Su deber era cuidarlo, usar sus lágrimas en casos de emergencia notable e incluso transportarlo de un lugar a otro si es que al final lograba sobrevivir..

- Aqueora! - logro conjurar al final, protegiendo a Romina de pies a cabeza desde todos los flancos con una fina capa de agua, la cual defendería de todos los males en su contra.

[Zack Ivashkov]

Durante sus movimientos, el vampiro se vio afectado por el veneno de un escorpión que hank hizo gracias a la masa de su camiseta. Zack se sacudió a la criaturita y la pisó con el pie en el que aún tenía zapato. El escorpión volvió a su forma original de camisa a la que quiso aplicarle morphos para transformar en un bezoar pero lamentablemente no podía puesto que un floreus y un floreus lo cancelaría.

-Fuego Negro- murmuró invocando un segundo fuego negro esta vez a tres metros por encima de su cabeza. Alcanzó a realizar su movimiento justo luego de la primera acción de Mei (el confundus) que curiosamente no surtió efecto en nadie. Seguidamente un confundus afectó a Zack y lo dejó inmóvil en su lugar. Sentía como el veneno del escorpión que ya no existía lo mataba de apoco, necesitaba deshacer sus efectos de inmediato. Lamentablemente no había hechizo que pudiera sacarlo de esos aprietos, solo necesitaba realizar un morphos a algo y convertirlo en un bezoar. Temporalmente debía esperar para hacer eso, no quería arriesgarse dejando todo su esfuerzo para que luego de alguna forma su movimiento fuera inválido.

-Podríamos pasar la noche entera aquí y ni ustedes ni nosotros aflojaremos esta tensión- Comentó esperando que sus contrincantes le escucharan. Todavía las necrohands ataban fuertemente a Romina y le impedían apuntar o hablar.

[Romina Black Lestrange]

Romina Evans Targaryen

 

Estaba confundida, no entendía muy bien que era lo que estaba pasando. Lo único que sabía hasta ese momento era que Hank la había salvado de unas manos fantasmales y de que un Seccionatus le impactara. Y nuevamente se dispuso a seguir las ordenes que recibía por lo que volvió a pronunciar—Silencius—el efecto iba dirigido a Zack, le impediría hablar momentáneamente como lo había hecho ya muchas veces por lo que seguramente tanto él como ella se estaría cansando de aquel hechizo. Y como si no supiera que más hacer ni que decir volvió a pronunciar un Silencius que nuevamente iba dirigido hacía Zack para que no pudiera hablar nuevamente. Romina rodó los ojos, ya se estaba cansando de estar allí y quería volver a su casa.

[Zack Ivashkov]

Ahora que su primer fuego negro había alcanzado el máximo nivel, podría lanzarlo en contra de cualquiera de sus dos oponentes “fuertes”, Hank o Mei. Esbozó una sonrisa sádica al tiempo que hacía girar la esfera ardiente alrededor de su mismo eje y a continuación la lanzaba hacia la cabeza de Mei. No había forma de que la bruja evitara dicho ataque, estaba destinada a recibir las severas quemaduras y además perdería su primera acción del siguiente turno, la inmediata al impacto (esto no era cosa de elección del atacado). Al ver como el sello de fuego se estampaba en la fémina, Zack se sintió lleno de satisfacción.

Todavía le quedaba un fuego negro que para ese entonces estaba a penas en su segundo nivel, recientemente lo había invocado. Así mismo podría lanzarlo sin ningún problema y los efectos en el oponente también serían positivos, lo único es que podría ser evitado a ese nivel mágico. Por ahora lo conservaría, luego le sacaría provecho a eso.

– Levicorpus – Pensó elevando de cabeza al suelo a dos metros a Mei. De esa forma se aseguraba de tenerla ahí por mas tiempo, poder compartir y seguir pasando un rato agradable con los ataques que le enviaba a la bruja. En vista de que romina quedó protegida por un aqueora, las necrohands de Zack regresaron junto a él para protegerlo de cualquier cosa.

[Mei Black Delacour]

El tiempo de Juv estaba contado, no podría hacer realmente mucho para salvarse, incluso le sería casi imposible y estaba casi muerta. Una menos, falta otr…

 

Pero antes de que pudiese darse cuenta de lo que sucedía, una bola de fuego negro le impactó de lleno, haciendo que su primera acción quedara totalmente anulada, por lo que, en cuanto recobró el conocimiento, aprovechó los últimos dos hechizos que le quedaban.

 

Episkey pensó, haciendo que la herida del fuego negro de zack se sanara levemente. Luego de ello, quedó colgada del pie, pero no se molestó en intentar bajar o hacer otra cosa, ella sencillamente volvió a pensar en un episkey que rápidamente terminó de curarle la herida del fuego negro y, luego de ello, sintió cómo la capacidad de hablar volvía a ella, por lo que exclamó:

 

–¡AH, MALDICIÓN! Ya era hora, ese hechizo es tan molesto…

 

Vio cómo el cuerpo de Zack caía sin vida al suelo producto de que no se había curado del envenenamiento que Hank le había realizado, al cual rápidamente miró, como así también a Romina y verificar que todos estaban bien. Bueno, no todos…

 

–Bien hecho, chicos; – los felicitó, no sin cierto tono amargo en su voz debido a la única baja que habían tenido – ahora, alguien bájeme, por favor.