Castillo Ivashkov (MM B: 106154)

[Jank Dayne]

Bruja promiscua con poción multijugos

Apariencia de Taylor Swift

Neutral desprotegida (?)

No dudó en tocar la verja brillante que indicaba la tarjeta de invitación, pero apenas lo hizo, terminó de arrepentirse. Vomitó entre los arbustos y se llenó el vestido de doritos mal masticados. El olor no le molestaba tanto como haber perdido la última bolsa de chucherías que había podido comprar en Venezuela. Tenía el fuerte presentimiento de que si volvía a pisar Caracas no saldría viva para contarlo, por lo que tendría que aguantarse bastante para jartar otra vez tales manjares callejeros.

Llegó a la puerta principal arrastrando la guitarra. Las puertas se abrieron al "reconocerla", pero nadie salió a recibirla. Esta vez tampoco le prestó atención a su instinto y siguió adelante, tratando de recoborar la compostura. Quizá con un poco de suerte la fiesta estaría lo suficientemente entretenida para que no notaran el fétido olor a licor viejo por todo su cuerpo. Planeaba limpiarlo bebiendo tragos frescos.

Tocó dos veces.

- Hola, soy Taylor Swift. ¿Son los Weasley, verdad? Me contrataron para... - sacó la tarjeta nuevamente y la leyó - .. para su hijo que cumple 18. Traje como una docena de gnomos, funcionarán como los ex novios. ¿Alguien me abre?

[That is not my name]

*fumus*

 

Desaparecí de un lado para llegar a los exteriores de la Ivashkov con poderes de Templario porque soy un caballero y las cosas se ponen cada vez más emocionante, aunque he de confesar que a veces me dan ganas de ser nuevament eun simple neutral graduado para no preocuparme de la vida y de las batallas y de todo lo que conlleva llevar un rango. Así, así llegaba yo a una batalla.

 

La luz protegía mi rostro que tenía mi máscara plateada, combinando con mis ropajes blancos, una túnica que brillaba de lo pura que era mientras que, gracias a la metamorfomagia, mi cabello era largo hasta los pies, lacio y blanquecino. Así, así llegaba yo a una batalla.

 

- No sé si convocar un patronus o tocarme... mi tatuaje.

 

*de repente se escuchó un ganso graznar*

[Jank Dayne]

Taylor Swift

Escuchó el sonido típico de la aparición. Por un momento temió girar la cabeza y encontrarse con su jefa, a la que había "tomado prestado" el collar de perlas de su abuela recién velada. Le había dicho que lo limpiaría para colocárselo al cadáver, pero en cuanto los familiares se despistaron, desapareció antes de arruinarlo. El conjunto "Fearless" de su versión de Taylor era perfecto, por lo que, sabiendo que se trataba de un miembro de la Orden por la luz en el rostro característica, se acercó lentamente, insinuándose.

- Hey - le gritó desde lejos - ¿Quieres ser mi Harry Styles y ver estos dos Grammys? - dijo, tocándose sus atributos superiores, pero al parecer no lo oía.. o se hacía el loco. Eso puso de muy mal humor a Taylor. Extrajo su varita estratégicamente escondida en sus pantaletas y lo apuntó.

- Nadie me ignora, ¿ok? ¡A que hago una canción de ti! ¡Expelliarmus! @ nick aquí

[Leah Snegovik]

Lo primero que hizo al salir del castillo, recibiendo a Jank, evidentemente disfrazado de Taylor Swift, fue hacer como si no estuviera ahí. Pasó junto a él, con la máscara de plata colocada sobre el rostro como un estandante de guerra, brillando al sol con altivez y a la vez, con cierta nostalgia. En su espalda estaba envainada la katana, sobre la túnica de combate blanca. Pero otra vez, contra todo pronóstico, hizo algo inesperado; la retiró con vaina y todo de su espalda y la arrojó a los pies del rubio.

 

-Vamos a ver si el problema es eso, ¿te parece?

 

Ella sabía quién era él. Él sabía quién era ella. Pero si de verdad había que probar algo a los demás, era si una persona hacía al bando. O un cúmulo de ellas. Hincó la varita en su tatuaje, llamando a los mortífagos a escena y cuando llegaron, los enfrentó.

 

-Hoy usaremos magia blanca. ¿Entendido?

 

Cuadró los hombros e inhaló profundamente.

 

-Vamos... -el susurro fue para sí, tan bajo que solo ella podría escucharlo.

 

¿Por dónde empezaría? Marcó la distancia con Jank, con sus propios compañeros, lo suficiente como para no recibir ataques sorpresas ni hacer tonterías, como chocar con algún objeto. Y posteriormente, miró su varita. La magia negra conllevaba sacrificios en el alma, pero la magia blanca necesitaba verdadera voluntad, no el deseo de hacer daño. Cerró los ojos. Podría lograrlo, claro que sí.

[Undefined]

Apareció a los alrededores del castillo Ivashkov, a sus odios mortífagos había llegado la información de que la asquerosa Taylor Swift se encontraba en dicho castillo, no le agradaba la idea de que una sangre sucia estuviera pisando el hermoso jardín de sus amigos. Además parecía que los confundía con los despreciables Weasley.

 

Pudo identificar a alguien que llevaba una luz en su rostro, miembro de la Orden del Fénix o algo parecido, en ese punto no los recordaba tanto como esperaba, pero tal vez estaba allí para defender a la intrusa

 

- Hola - Saludó esperando ser escuchado por las dos personas que se encontraban ahi

[That is not my name]

*se sorprende*

 

- Oh no, me han lanzado un poderosísimo hechizo.

 

Dije mientras pensaba en un slalvaguarda mágica para que me atravesara... por completo... sin hacerme daño, claro, porque así era como funcionaba ese efecto tan poderoso y super útil en esos momentos. Ahora estaba enojado, no podía creer que una güera sin chiste se acercara a atacarme por lo que, guardando una distancia de 10 metros que parecían 100, alcé mi varita en ese momento para que sientiera mi furia fenixiana.

 

*me río*

 

- ¡Morphos!

 

Una enorme estatua que estaba curiosamente a su lado, de Taylor, se convirtió en un gato siamés, gatito hermoso, adulto, que comenzó a ronrear en las piernas de la mujer para bajarle sus puntos de vida. ¡¡¡Estaba perdida esa mujer y no le perdonaría jamás el atacarme!!!

 

*se ríe más*

[Leah Snegovik]

Giró la cabeza para ver a Undefined, quien acababa de llegar a lo que parecía, de verdad, una batalla. Pestañeó. Hacía mucho tiempo que en realidad nadie del bando contrario aparecía realmente y pese a la sorpresa, y a no saber contra quién se enfrentaba, la emoción la embriagó. Por encima de lo que estaban a punto de hacer, por encima de que había arrojado la katana a los pies del Jank Swift. Apuntó la varita a donde estaba él.

 

-Hola -saludó.

 

Confundus

 

Automáticamente el chasquido de su varita hizo efecto en la cabeza del fenixiano con hechizos mortífagos (?) Dejándolo fuera de combate por una acción, lo que impediría que intercalara su acción siguiente.

 

-Ardius Lusentium

 

El hechizo que acababa de pronunciar era capaz de irle quitando, cada vez que lo lanzara, un sentido. En este caso, eliminó para Undefined el gusto, lo que le impediría hablar y en consecuencia, atacarla con hechizos verbales.

 

Confundus

 

Por segunda vez, confundió al hombre. Ésta vez esperando que su siguiente acción también se perdiera, con sueños de la Venezuela de ayer (?)

[Mentita]

Se escuchó un quedo "crack" cuando ella apareció cerca de donde lo había hecho Ishaya, podría reconocerlo aunque estuviese a kilómetros de él. No es que le importara mucho, pero la esencia era algo que no podía disfrazarse, ¿cierto? Candela llevaba los pelos sueltos, iba descalza (como siempre) y tenía puesto un vestido que dejaba poco a la imaginación. Es que no había tenido mucho tiempo para cambiarse apropiadamente.

 

Estaba en su habitación cuando sintió el llamado mortífago y la obligación le hizo acudir con unos trapos bastante particulares.

 

― Vaia, vaia... ―murmuró al ver la escena en la que Leah se despojaba de la katana.― Si la urgida no la quiere, me la quedo yo. ―le hizo gracia la muchacha que se tocaba los pechos. Ciertamente tenía más que la Triviani.

 

― Great, vamos a jugar a ser buenos.

 

Se colocó a la altura de la Ivashkov y sacó su varita para iniciar el juego ella también.

 

Era la primera vez, en muchísimo tiempo (o desde que regresara al bando) que podría ser parte de este tipo de acción, más le valía ser parte (?).

[Undefined]

La luz del sol irradiaba todo el lugar, iluminando cada pedazo del castillo y jardin, la máscara plateada lo protegia como si fuese una especie de bloqueador solar, pero el calor dentro de ella sin duda empezaba a molestarlo y el sudor comenzaba a emerger poco a poco de los poros de su piel. Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por la habilidad de los presentes en realizar escandalo. Una chica estaba atacando a alguien de la Orden, equivocadamente, tal vez. Se enfocó en la chica, que había dejado su katana en el piso,

 

Sintió la confunsión producica por uno de los ataques de la misma rival en la que se había enfocado escaso segundos atrás. Sin embargo, después de un momento pudo recuperarse de nuevo, para por lo menos poder conjurar unas "Necrohands" las cuales salieron de inmediato, colocandose a su alrededor ambas manos, protegiendolo, como si fuera un muñeco pequeño, ambas cubrian lo suficiente para protegerlo desde cualquier rincón.

 

Una vez más, sin poder evitarlo, cayó en una confusión, como si pudiera hacer algo más.

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

- ¿Que demonios….?

 

Hacia meses, años a decir verdad, que la tinta negra que portaba en el ante brazo derecho, no brillaba. El calor era sofocante, como si algo me quemase la piel. Antes seguramente hubiese disfrutado del dolor que el llamado producía, ahora lo único que tenia en la cabeza eran cientos de preguntas cada una mas inverosímil que la anterior. La calavera se movía al compás de mis rápidas respiraciones. La cuestion primordial era clara, ¿como mier** había sucedido aquello? Según yo, al dejar las filas de la marca, el tatuaje había quedado inservible, sin ningún tipo de magia, ¿a caso los mortifagos se habían vuelto locos y habían activado, como un pin, aquella forma de comunicación para tentar a los antiguos combatientes a sus filas?

 

No tenia la mas mínima idea, pero actuaria en consecuencia como se me había enseñado.

 

Me cambie de ropa; ahora vestía un sencillo pantalón corto ajustado a mi cadera y una camiseta de tirantes en tonalidades rojas. Botas de cuero altas y una cola de cabello, haciendo así que el pelo no me molestase. Con las mismas, sujetando la varita con fuerza en la diestra, me encamine por las calles de Ottery hasta dar con aquella verja alta, la cual protegía una cabaña raída. El cuerpo me llevaba, era como si nunca hubiese olvidado aquello. La adrenalina campaba a sus anchas por mi torrente sanguíneo. Habia extrañado las batallas, sin embargo, la energía no era la normal, era mas oscura, mas dañina, como si en verdad el manto negruzco de aquellos malhechores me hubiese cubito la mente.

 

Toque la casucha y el traslador hizo su trabajo. Segundos después ya me encontraba en Rumanía, frente al castillo Ivaskoh, sin embargo aun no había llegado a los jardines que lo rodeaban.