Jump to content

Detective Mágico Consultor (B: 106711)


Hessenordwood Crouch
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Le cuesta un poco más de la cuenta adaptarse a toda esa luz que siente que le lastima apenas Evans le ha arrancado la venda de los ojos, dejándolo casi desconcertado, a pesar de lo ruidosa que es su presencia que puede notarse aun cuando la sanadora apenas está por subir los primeros peldaños de esa vieja escalera.

 

Deberán pensarlo dos veces la próxima vez que no me dejen ver televisión con ustedes-, con fastidio se desploma sobre su butaca, dejando sus largas piernas que se estiran llegar casi hasta el sofá donde Bel habitualmente le hace compañía y los brazos colgando con pereza sobre los descansos. ―No es mi culpa que sus finales sean tan predecibles-, sospecha que no es por sabotearles las historias la razón por la que aquellas dos mujeres le han prohibido acompañarlas a ver esas “telenovelas” que pasan por el televisor muggle de madame H, sino más bien por la última reacción negativa del mago por no haber acertado en el final a pesar de que las pruebas era más que obvias.

 

Pero entonces es la mención de la pelirroja la que haga gruñir de mal modo a la criatura. Entonces se envuelve en sí mismo quedando como un ovillo remetido en lo profundo de su butaca, como si se tratara de un crio que no prefiere hablar más del asunto.

 

No le molesta lo que Evans dice a continuación, por supuesto que ella no lo comprende, todo eso que dice ahora sobre su atracción por Luxure es posible que sea solo por alguna equivocada y banal deducción que nuevamente se ha aventurado a hacer, aunque claro, él prefiere que ella lo siga pensando así, resulta entretenido verla conjeturar cosas que realmente no está convencido de que pasen. Aunque siendo sincero, no habría sido por Lady todo aquel malestar que la simple mención de un nombre lo apesadumbraba de aquel modo, eso era algo que ya se lo había explicado tantas veces a Evans, que mencionarlo una vez más le resulta tedioso, Luxure tendría la fuerza para lidiar con su demonio cuando el momento llegue.

 

Sin embargo, aunque no fuera consiente, en los últimos meses tan solo entrar a Baker era difícil no recordar el caso de la pelirroja, pocos eran los casos que realmente afectaban al mago de tal grado, por supuesto que muchos de ellos necesitaban un tiempo de ser digeridos, pero era en ese último que Garry sentía que había revelado algo de lo que no era consiente. Aun asi tampoco estaba seguro de que es lo que era, él sabe sus límites, siempre ha sido consiente de ellos, y buena experiencia ha tenido llevando algunos casos hasta lo más lejos de sí mismo, y conoce también los de su sanadora, consiente de todo esto, le estaba costando horrores entender que era lo que ahora lo preocupaba tanto.

 

Las noches y los días fueron difíciles después de eso, Ollivander tendría duda de si mismo incluso de indagar en su propia mente como lo hacía tantas otras veces, en busca de una respuesta sin saber con qué se encontraría ahí esta vez, sin estar seguro de poder escapar de sí mismo. Pero ¿Qué era lo diferente? Sentía como si aquellos fueran sus primeros días de licantropía, como si su cuerpo y su mente no recordaran tantos años de transformación, como si no reconocieran a la otra criatura que habitaba en él y no tuviera control alguno sobre él. Era como el pequeño Garry atrapado en la casona vieja del bosque, sin nadie más, temeroso de aquel que habitaba en su mente.

 

― ¿No crees que a has bebido suficiente ya? -, apenas, por encima de sus rodillas, le lanza a Bel una mirada enfadada, aunque por el puchero poco se le puede tomar enserio. ―Eres una persona mayor, deberías cuidarte-, no se lo dirá ahora, pero prefiere a la Bel Evans que se creía embarazada, al menos tenía un poco de mejor cuidado consigo misma, sin contar claro, el posible coma diabético.

 

La música al fin ha dejado de sonar, y en Baker no se escucha más que los pasos de la sanadora y ella diciendo, sabrá Merlín qué, regaños ante lo que acaba de decirle, omitiendo descaradamente su observación sobre el alcohol consumido ya y con aquella botella de licor aun en sus manos. Garry observa con profundidad, cuidadoso, todo el recorrido que ella hace hasta que bonachonamente se acomoda en la butaca frente a él, a pesar de todo lo que ha dicho en su contra, ella no parece decidida en si seguirá bebiendo o no.

 

Entonces aprovecha esa brecha para acercarse, no es rápido cuando se mueve desde su sofá, por a través de la pequeña sala hasta el lugar con Evans, y aun así los largos pasos le dan una ventaja para conseguirlo en poco tiempo, por lo menos antes de que ella pueda alcanzar nuevamente la botella de licor. Ollivander, quejándose ante el esfuerzo que le cuesta, se sienta sobre el suelo de madera junto a las cortas piernas de Evans pasando uno de sus brazos por debajo de ellas como si se tratara de un extraño abrazo y con mucho cuidado inclina solo un poco la cabeza para dejarla descansando sobre los muslos de Bel.

 

― Sabes Bel Evans-, con poca fuerza asegura el agarre con un apenas perceptible temblor en sus manos. ―Creo que he perdido la cabeza-, aunque le molesta, no evita el tono demasiado serio con lo que aquello sale de su boca.

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Es bastante fácil que puedas ver el programa, solo es cosa de que te quedes con la boca cerrada y podríamos considerarlo― respondí mientras destapaba la botella y despreocupadamente volvía a mi lugar al ritmo de una música invisible, pues la aria acababa de llegar a su fin sin que otra canción la reemplazace― Ayudaría también que dejaras de emitir juicios sobre lo que hago y dejo de hacer. No intentes controlarme.

 

Ah, si, en el fondo sé que él no está ni por asomo intentando aquello, pero las palabras solo han salido siendo un poco tarde detenerse a pensar ahora que podía haber escogido algunas otras. Cuando una vez más sorteé el desastre de la habitación, coloqué la botella sobre la mesita ratona, preocupada que un mal movimiento pudiera echar todo aquel vital elemento. Ya al día siguiente, tal vez, ordenaríamos todo aquel estropicio, pero en ese momento, sentí una felicidad indescriptible al sacarme los botines y aventarlos lejos hacia la pared.

 

Mi propia y pequeña colaboración al caos en que nos encontrábamos sumidos.

 

¿No sería que de alguna manera así teníamos también nuestras mentes ahora? ¿contaminadas y llenas de cosas que debíamos sacar para establecer un orden que no nos arrancara la cordura? De entre los dos Garry siempre era el que más parecía caminar al límite de la delgada línea que separaba a los sanos de los locos, pero ciertos sucesos, el de Lady entre ellos, habían comenzado a hacer que cuestionara también mi propia mente, que ya antes de conocerlo se había sumido en una profunda oscuridad.

 

Ese hecho sin embargo, apenas y se lo había mencionado a él ¿por qué? no estaba segura de la respuesta. Recordaba ocasiones en que había tenido intenciones de mencionarlo, pero los sucesos de la vida cotidiana se adelantaban y entonces "perdía mi oportunidad". En el fondo, también estaba la idea, más acentuada desde nuestro matrimonio, que teniéndolo a mi lado habría tiempo para decirle esas y otras cosas.

 

De pronto un toque leve me devuelvió al piso en Baker. La botella no estaba más en la mesa ratona, y en una mirada más atenta distinguí a Garry llevándola fuera de mi alcance, para luego, con esa facilidad de movimiento que tiene, sentarse en el suelo, junto a mí. Es curioso, como la luz del fuego de la chimenea se refleja en su rostro y acentúa la profundidad de sus cicatrices, las ojeras que revelan noches sin dormir, o el gesto ausente típico de cuando su mente se pierde en múltiples pensamientos.

 

¿Qué es lo que sucede?― le susurré, en el momento en que su cabeza se apoyó de forma suave en mis muslos y el tacto tibio de sus manos pareció irradiarse desde mis piernas a mi cuerpo entero― solo dilo.

 

Es extraño, como hace mucho, a pesar de vernos casi todos los días y durante varios horas, rara vez tenemos esa clase de contacto cercano, aunque incluso ese suele ser nuestro límite. Abrazos, tomar su mano o sujetar su brazo y apoyarme en él mientras recorremos una calle. Detenerme a pensar entonces, en la necesidad de (o falta de) ese contacto no parece ser una buena idea teniendo en cuenta la cantidad de alcohol que traigo encima, pero el impulso de decir algo al respecto se corta al sentirlo temblar, y por fin confesar eso que lo ha tenido inquieto los últimos días.

 

Y lo ha dicho con tal vehemencia que sé que no puedo darle una respuesta despreocupada y solo fingir que es algún drama suyo del momento.

 

― Todos perdemos la cabeza un poco cada día creo yo- con extrema delicadeza coloqué mi mano sobre sus cabellos y extendí aquella caricia a lo largo de su espalda, de arriba hacia abajo como si intentara no solo transmitirle calidez sino también protección― Has podido manejarte bien todo este tiempo ¿qué es entonces lo que te preocupa esta vez?― deteniendo el toque en su espalda tomé con ambas manos su rostro para que levantara la cabeza de forma que pudiera ver directamente hacia aquellas pupilas dispares cuyo normal brillo parecía extinto― ahhh ¿sientes que he sido muy dura últimamente? Todas son bromas, ya lo sabes, si no somos capaces de tomarnos con humor lo que nos sucede sí que estaríamos en problemas.

 

Volví a sonreír, intentando eludir el martilleo en las sienes por causa del alcohol que comenzaba a manifestar sus estragos. Aunque lo que acababa de decirle era verdad, las palabras de Mrs. H volvieron a mi cabeza, y las dudas sobre "los temas importantes que no solíamos hablar" y que podrían luego "traernos arrepentimientos" ¿y si estábamos frente a uno de esos momentos propicios? Solo era cosa de comprobarlo.

 

Lo escuché en ese programa que vimos con Mrs. H ¿sabes? que todos tenemos temor de mostrarnos como somos, porque hacerlo podría traernos más desdichas si resultamos no ser la persona que los demás quieren que seamos. Pero ¡hey! yo te hice una promesa ¿recuerdas? de permanecer a tu lado. De confianza. Así que, no importa si es lo más est****o, no importa si te da miedo el solo confiarlo porque te hará vulnerable. Eso que te está atormentando, sácalo de ti antes que te haga un daño que ni siquiera yo pueda remediar.

 

"Solo yo". Si claro, como se notaba que el alcohol estaba sacando a relucir toda mi pedantería.

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Exhala cansadamente, despegando la mirada de Evans y volviendo a recostarse en su regazo. Ahora él tiene la mirada perdida en las figuras que se forman en lo más profundo de las llamas en la chimenea, ahí donde piensa él que el calor es más intenso y el carbón que ahora arde en un rojo intenso pareciera que en cualquier instante fuera a estallar, que tentador de pronto era sentir todo ese calor, como si estuviera en llamas, sin embargo, la fractura que ahora siente que tiene lo hace sentir que muere de frio, a pesar de aquel calor físico que el cuerpo del licántropo es capaz de conseguir.

 

Cuando la escucha hablar, entonces no está seguro de que tan buena idea sea continuar una conversación con ella en ese estado tan alcoholizado a pesar de lo poco (relativamente) que ella ha consumido. ¿Qué ha sido muy dura con él? ¿Por qué habría de pensar en eso ahora? ¿Será que él ha hecho o dicho algo para hacerla sentir eso? No, de ser el comportamiento de ella molesto para Ollivander está seguro de que se lo habría dicho ya, tanto como las veces que le ha dicho que no le gusta que compre leche de la marca con la vaquita, es tan molesto que nunca le haga caso al respecto, pero él siempre insiste.

 

Aunque cierto era, que después de aquella discusión en su primer día en la casona de la heredad, Bel Evans habría de tener con él un trato algo más ramplón cuando le habla, incluso lo hace cuando están fuera y frente a tantas personas, para ser ella la más preocupada en pasar este matrimonio como una unión verdadera, él duda de la habilidad de Evans para demostrarlo, aunque quizá, ahora que lo piensa, es posible que parte de todo eso sea la intención de ella por amortiguar un poco la impresión de los demás cuando, si es que llegara a pasar, algún día decida al fin confesarle a su familia las “verdaderas” bases de su matrimonio con Ollivander.

 

Pero ahora, incluso el modo en el que ella le habla es tan distinto a esas veces, que casi se siente desubicado al respecto. Era como el de aquellas muchachas que cuidaban de él cuando sus padres se iban de viaje, y pretendían fingir una comprensión que Garry encontraba sumamente innecesaria, la diferencia ahora es que cuando Bel Evans le habla de aquel modo sabe que no finge esa preocupación, aunque él este acostumbrado a recibirla por parte de Evans en forma de algún fuerte golpe o el método más áspero de limpiar sus heridas.

 

Sonríe divertido cuando la escucha hablar de “las bromas”, resulta que siempre que él comienza con esas bromas sobre alguno que otro caso burdo, termina recibiendo algún regaño por “lo poco empático” que resulta ser el Ollivander frente a los casos que llegan al consultorio sobre amoríos enredosos, esos en los que no importa porque lado los analice, los únicos culpables son ellos mismos. Según Bel Evans “él tendría que intentar ponerse en sus zapatos”, pero cuando ella menciona el caso de Lady y él, se pregunta qué tan convencida está cuando ella se lo dice.

 

―No lo comprendo-, habla después de una larga pausa que ha hecho justo detrás de la última palabra de Evans. ― ¿Por qué se tiene el temor de mostrarse como uno es? -, sabe la respuesta, pero no le encuentra sentido a por que ella lo dice ahora, y es que está seguro de que, conociéndolo tan bien, ella sabe que eso no describe ni siquiera un poco lo que es Garry Ollivander, ¿no ser la persona que los demás quieren que seas? No, eso no iba para nada con él, ¿no habría sido eso el problema primero en la relación con sus padres? Posiblemente aquel desinterés por saber lo que los demás piensan de él habría terminado de condenar al Ollivander en la peor de sus maldiciones.

 

Sin embargo, eso que ella continua por terminar de decir le da una idea de por qué Bel Evans puede pensar de esa forma, muy diferente a la de él, pero que, en cierto grado, tiene sentido. Aun así, no acierta cuando lo dice, porque él no se siente nunca vulnerable junto a Bel Evans, ella quien ya lo ha visto en sus mejores y en sus peores momentos, tampoco lo hace sentir temeroso, ni mucho menos desconfiado, y él no necesita una promesa de ella para hacerlo sentir así, mientras ella le permita a él caminar a su lado Ollivander no necesita un felix felicis para continuar sus días.

 

Se ha puesto a pensar entonces, en qué es lo que no le deja al mago contar lo que por su mente ocurre. Quizá es lo complicado que sería explicarlo todo sin muchas posibilidades de éxito de ser entendido con certeza, no lo sabe, será tal vez ese egocentrismo suyo del que Bel tanto le habla el que no lo deja creer que necesita ayuda cuando no existe un problema, ¿pero no lo está haciendo ahora? volver a su caballero que tantas veces lo ha salvado ya para tratar de entender que es lo que se ha roto está vez, si, él lo está intentando.

 

―Lo viste ya ¿verdad? -, duda, esta vez es igual a aquella en el bosque de su confinamiento, solo que él hubiera sido muchos años menor y quien le acompañaba no era más que un viejo mago no más suertudo que él. ―Cuéntame…-, ahora su vista está en el suelo de Baker, donde no quedan más rasguños y manchas de cera o tinta de aquel caso con el demonio. ― ¿Cómo es la criatura? -, no se refiere a la bestia física.

 

A pesar de los muchos esfuerzos de Evans, aún no ha terminado de convencerlo de acompañarlo en alguna de sus transformaciones, por lo que no espera esa respuesta por parte de ella, además de que ya ha visto tanto a las criaturas nocturnas antes en ilustraciones de viejos y libros más nuevos que supone que él no es muy diferente a ellas, pero la esencia, la personalidad en ese cuerpo humano…él no puede ni siquiera imaginárselo, pero días siguientes al caso de Luxure, el dolor en su cuerpo y lo frágil que se sentía dentro de sus propios pensamientos asechados siempre por la criatura habrían sido aún más intensos que las primeras noches de luna llena, es capaz de entender como su físico y mente parecieran en cualquier momento ceder a la presencia de la bestia.

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Nunca en sencillo hacerlo hablar, y solo por eso, me siento satisfecha de que empiece a hacerlo ahora, incluso si es solo para preguntar y en cierta manera cuestionar lo que le he dicho sobre el temor de mostrarse como uno es. Lo veo entonces volver a retraerse, a contemplar el fuego de la chimenea y meditar esas palabras, quizá desmenuzarlas a la búsqueda de nuevos significados.
A diferencia mía que la mayoría de ocasiones apenas analizo lo que digo y no tomo conciencia de lo que implican mis palabras sino hasta mucho después, él hace el ejercicio inverso, pudiendo a las finales no llegar a decir nada porque ya ha analizado todos los escenarios dentro de su cabeza. Una capacidad asombrosa sin dudas, pero también la que lo hace propenso a sentir tanto temor de perderse a sí mismo, o de exigirse hasta la extenuación en los casos que considera merecedores de tal compromiso.
Allí es entonces donde entro a tallar yo, para volverlo a tierra todas las veces que sean necesarias. Cuando me siento a analizarlo fríamente, es curioso no poder encontrar en qué momento comenzó a tejerse ese particular vínculo que nos une, pero lo cierto es que es tan fuerte ahora, que se siente natural como el comer o el respirar, o incluso el soñar porque no han sido pocas las veces en que el recuerdo de un problema suyo o de un misterio por resolver ha invadido mis sueños o me ha dejado sin la capacidad para pegar ojo por las noches.
Son cosas como esas las que motivan a mi elfina a considerarlo peligroso, a ella y otro resto de gente más, pero para mí sigue siendo un equivalente justo, el costo a pagar en el retorcido sistema de la vida para cobrarte por las cosas que más valen la pena, las que disfrutas. Y como sé que para él, aquella lógica no le es agradable es que me cuido mucho de mencionarla ¿significa eso que finjo? Quizá sí, quizá realmente un poco más de lo que él lo hace (si es que lo hace).
Garry se exalta con facilidad ante cosas que parecen de lo más cotidianas, y pasa de instruirse de los conocimientos más simples si no le interesan. Puede experimentar hasta la más prohibida de las sustancias si cree que eso puede ayudarle, y a veces empujado por ese mismo deseo de experimentación puede caer en las situaciones más surreales con gente a su alrededor. Hemos convivido mucho tiempo, pero al igual que con el contacto, raras son las ocasiones en que hemos podido hablar de aquello que nos atemoriza, porque para él es una pérdida de tiempo y para mí...para mí revelar mis miedos solo hace que me sienta vulnerable, y si algo Ottery me ha impregnado es la búsqueda incesante de un camino en donde sea yo la que proteja en lugar de que me protejan.
Y es por motivos como ese, que las palabras expresadas en voz alta hace rato tienen mucho más significado. Porque si hay algo con lo que todavía soy incapaz de lidiar, es con las expectativas de los demás, de los que creen en mí más de lo que yo creo en mí misma. Sé que Garry de algún modo, también lo hace, pero con él por lo menos puede ser diferente porque ha visto tanto que sé que mi declaración no lo sorprendería. Aun sabiendo que, en el mismo instante en que revela la fuente de sus preocupaciones, voy a poner a prueba ese lado mío una vez más, e intentar mostrarme más fuerte de lo que en realidad siento que soy.
Lo vi sí, se veía como tú pero no eras tú― cerré los ojos unos instantes solo para contrastar las salvajes facciones de él ese día con la melancólica expresión que muestra en esos momentos― él era vulgar, violento, pero lo que más impresionada me dejó, fue el profundo convencimiento que mostraba de que él era el ser que mejor te conocía en este mundo.
¿No me lo había increpado? Que compartían una sola mente, y por tanto, sus memorias, sus pensamientos, cada idea y cada temor, lo conocía absolutamente todo.
Sentí repulsión cuando me tocó, y cuando me besó― callé de repente mientras sentía un escalofrío recorrer mi espalda― sentí miedo también ¿sabes? de que nos estaba haciendo daño, destruyendo esto, esta confianza, esta capacidad para poder desprenderme de todo lo que haga falta, con tal de ayudarte. No supe como reaccionar entonces a todo y consideré por primera vez que debía alejarme de ti. Pero...
¿Había dicho demasiado? Bajé la cabeza un momento, para contemplarlo y entonces movida por el instinto, haciendo a un lado su agarre, me puse de pie y yendo hasta la habitación contigua, regresé de ella con una manta a cuadros azules y verdes, algo gastada. Entonces, con algo de torpeza me puse a su lado, con las piernas estiradas para que se fuese del todo el entumecimiento, y envolviéndonos en la manta, incliné levemente mi cabeza en su pecho y entrelacé nuestras manos, que reposaron quietas sobre el piso de madera.
Pero entonces recordé que superado el espanto, había en él, en Grelliam, una profunda soledad que no tuve forma de olvidar― cerré los ojos, intentando dejarme llevar por los latidos del corazón de Garry que en esos momentos parecían idénticos a los que había escuchado aquel día, entre jadeos, de la criatura que habitaba en su interior― yo no creo que la soledad sea mala en sí misma, pero se siente diferente el estar solo cuando ya has tenido y experimentado tan de cerca la compañía de alguien más.
Apreté con fuerza su mano, consciente que estaba a punto de decir algo que no había compartido más que conmigo misma, una razón personal e íntima con la que muy probablemente Garry no estaría de acuerdo, más teniendo en cuenta que seguía rehusándose a mi compañía las noches de sus transformaciones.
Esta guerra me ha enseñado Garry que las palabras y las acciones hechas con la voluntad de hacer el bien, pueden cambiar mucho más de lo que lo consiguen los hechizos. Pueden sanar. Y puede que no tenga idea del peligro que él implica, de la rabia o el odio, o esos sentimientos negativos que te genera su presencia, pero incluso una criatura de la oscuridad es necesaria porque sin ella, no podríamos apreciar del todo la brillantez de la luz. Incluso si tienes días en que sientes que llevas una media vida, yo te digo que ese día percibí de cierto modo que él siente lo mismo― la cabeza parecía que no iba darme tregua entre el alcohol y mi propio pulso acelerado por causa de aquella confesión― y cuando me convertí en animaga, aparte de aprender a valorar cosas que antes no lo hacía ¿sabes que pensé? que al hacerlo conseguiría no solo ser una compañera para ti. Sino también para él. Sobre todo para él.

 

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Grelliam Ollivander tiene una muy mala memoria para recordar todo aquello que no considera tan importante por recordar, esto es muy diferente a no recordar algo que no sea de interés, él cree que siempre habrá algo o alguien que le hagan volver a su mente las cosas que se debe y que no necesariamente dependa todo de él, como lo son las festividades, él no cree que sea importante saber una fecha que en todo almanaque se pueda encontrar, después de todo, el almanaque lo hará por él, el recordárselo. Si, la vida puede resultar bastante fácil si no buscas complicaciones.

 

Por otro lado, están las cosas que no puede y no debe olvidar, él necesita solo un cateo rápido por su mente solo para encontrarlas porque son de suma importancia, para su trabajo, para los casos en Baker, para sobrevivir. Así que le resulta sumamente incomodo tener que recordar sus días pasados cuando es innecesario, cuando se encuentra conmovido por algún objeto aparecido en la casona de la heredad o en momentos como este, en que solo pensar en la criatura lo regresa a él en el tiempo viéndose como un menor de unos seis o siete años atrapado en aquella maleza maldita.

 

Lo que ahora le resulta curioso, es que él no puede recordar los días anteriores a él, a Grelliam, y si los recuerda, realmente parecieran inventos de su mente, como si alguien los hubiese maquillado para que fueran tal y como él quiere que sean. No hay más que algunos recuerdos de la pobre Yanna Smith víctima de su propia sangre, de un hombre y una mujer de finos modales escondidos detrás del oro y el color de un par de brillantes ojos en la oscuridad del campo. Sin embargo, él no es capaz siquiera de recordar sus voces ni sus olores. Es como si Grelliam de pronto hubiera sido siempre su pasado y su presente más lejano.

 

No se inmuta siquiera cuando escucha de Evans la descripción que ha hecho de él, aun asi su respiración se vuelve más complicada ante el pensamiento de que aquello es lo más cercano a una verdad muy suya, Garry Ollivander no está muy lejos de ser eso en verdad, ni la criatura ni el muchacho taciturno de siempre, pues esa podría ser la expresión más clara de Grelliam ahora atormentándolo no solo en sus pensamientos. No está seguro, la descripción de Bel, como siempre, es demasiado romántica para tomarla enserio, sin embargo, e igual como siempre pasa, son esos ojos los de Bel los que le muestran todo aquello que él no es capaz de ver.

 

Cuando Bel está lejos de la habitación piensa entonces en que quizá debiera ser él quien debería alejarse de ella, después de todo Bel Evans tampoco disfrutaba ver como el mago conseguía hacerse aquel daño, aunque todo fuera mental. Con desgana se dejó caer al piso, que pocas ganas de hacer eso ahora, de irse de ella, justo cuando cree que deber dar puede tener algo en Ottery, junto a la única persona que ha sido capaz de hundirse tan profundo junto a él solo para asegurarse de que vuelva, nada que ver con aquel muchacho que apenas había soportado el tiempo encerrado en un pueblo tan pequeño, orillado a perderse por tierras americanas un largo rato.

 

Puede escuchar los pasos de Bel retumbando en su oído, y es que la fría madera vibra en su oído mientras esta ahí derrumbado como si estuviera derretido, cuando la escucha entrar a la habitación se levanta apenas solo para ver la torpeza con la que ella se ha escabullido hasta entrometerse en él y hablar nuevamente como si aquella larga pausa no hubiese existido. Extrañado por el gesto de ella permaneció quieto mientras la escuchaba, no solo la presencia de la criatura resultaba extraña, sino que, en ocasiones, el tacto de Evans era algo que desconocía también.

 

Ante sus últimas palabras el no tienen nada que opinar, ¿Qué la orillaba a tomar una vida asi? Por qué razones ella lo hacía, ser caballerosa hasta con quien aquel que los quería lejos, ¿eso la hacía feliz o solo la hacía creer que estaba haciendo lo correcto? Garry se preguntaba si Bel Evans habría tomado a Grelliam como un caso más en Baker de los que hay que resolver, uno de esos que no son tan importantes para él hasta que todo está en llamas.

 

― ¿Qué estarías haciendo, Bel Evans, si la vida no te hubiera traído hasta aquí? -, finalmente no lo puede evitar, lo mucho que está pensando en que ella estaría ayudando a muchos más, sacrificándose porque es su naturaleza heroica, lo ha sido posiblemente siempre, y duda que en sus planes se encuentre ella pensando solo en si misma. Se suelta del agarre entre ellos solo para estirarse lo suficiente y alcanzar el violín que descansa junto a su butaca, antes de juguetear con sus largos dedos las cuerdas del instrumento, reacomoda la manta sobre ellos dos.

 

―Si no fueras una hechicera y no tuvieras si quiera un idea de esta guerra mágica -, apenas las primeras notas algo desafinadas comienzan a salir, mss H siempre ha dicho que Ollivander toca lo que hay en su corazón, aunque él no cree que se estudia música para tocar lo que el corazón quiere, sino más bien lo que él prefiere oír, al igual que lo que hace ahora, buscando algún escenario de lo más ajeno si es necesario para poder escuchar de Evans algo que él quiere escuchar.

 

― ¿Me dejarías aquí? -. poco a poco las notas son más nítidas cuando suenan. Entiende que esa pregunta es complicada, hay tantos escenarios, pero justo ahora, cree que necesita una de estas conversaciones que no tienen mucho sentido realmente, y que solo quiere, al igual que las notas que salen del instrumento, escuchar la inspiración de su querida sanadora.

Editado por Sain M. Ollivander

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El silencio se extendió luego de mis palabras, pero no uno del tipo incómodo, sino casi como la pausa necesaria para recuperar fuerzas, para respirar y seguir. Entremedio, mi atención pasa a centrarse de las expresiones de él, al contacto entre ambos. No es usual estar así, pero a diferencia de otras ocasiones, en el momento que él se aparta, la sensación de vacío que me deja es tal, que apenas presto atención a su pregunta, mucho más ocupada en saber qué razón lo ha llevado a apartarse.
Hasta que veo que no es otra cosa que hacerse con el violín. Algo apenada entonces, esperé por él hasta que volviera a acomodarse, hasta que nos tapó nuevamente con la manta y fue entonces que, con el suave acompañamiento de esos primeros sonidos arrancados a las cuerdas del violín, medité en aquello que me preguntaba.
― ¿Que haría si solo fuera una chica muggle? Supongo que ayudaría a mis padres con su restaurante, o quizá hubiera abierto un herbolario y trabajaría en él ― sabía que tras aquella pregunta se escondía una mucho más en lo profundo, tal vez tan igual que el miedo que había confesado hace poco esta vez sería él quien preguntara algo que usualmente hubiera dejado pasar― creo que como ejercicio creativo puede ser interesante, pero en realidad es poco práctico pensar en esa cosas ¿no te parece?
Entre la temperatura corporal que no deja de subir por el alcohol metido en mi organismo, y la tibieza de las mantas, se siente tan cómodo allí que no siento ganas de querer estar en ningún otro lugar. "Ahh, esa hubiera sido una respuesta excelente" pensé de repente, segura que debo decírselo, porque puede que él la haya formulado únicamente por la duda que cada tanto lo aqueja, la de que tan bueno o malo (en realidad casi siempre es lo malo) ha sido para mí su presencia, el relacionarme con él.
No puedo negar que es algo que yo también he analizado incontables veces, especialmente cuando ciertos casos nos han llevado al límite de jugarnos la propia vida. Debe ser por eso también que la pregunta regresa ahora, pero esta vez desprendida de todo adorno, o de toda comparación, sino simple y llanamente formulada como un deseo, como un castillo al aire.
― Creo que mi existencia hubiera sido más simple, pero tan solitaria. Si pienso en eso, en la niña solitaria que solía ser, creo que no hay nada más grande que pueda agradecerle a la magia que permitirme conocer personas hermosas, cada una a su manera, y con las que curiosamente en ciertos casos, por causa de la guerra forjé vínculos más sólidos. Creo que resulta obvio decir que tú cuentas entre ellas.
Pero él no es como todas las personas. Desde la forma como terminó formando parte de mi vida, hasta el lazo que nos une ahora al que aunque lo he intentando en incontables ocasiones, resulta imposible definir con palabras. Mientras pienso en todo eso, las notas del violín van dando forma a una melodía lenta y suave, que hace imaginar tardes de lluvia y recorridos de senderos infinitos, una música apacible que de repente ve perturbada su cadencia por un sonido que transmite la misma angustia que la última pregunta que ha soltado él.
¿Dejarlo? ¿Ha dicho dejarlo? ¡Pero como podía ser tan est****o! Apreté los puños, con la inmediata sensación de que estamparlos en su cara podría ser una magnífica respuesta que reflejara mi indignación, pero decidí en su lugar respirar profundo, y posponer la violencia para cuando fuera estrictamente necesario, o al menos para cuando estuviera sobria y segura que no le daría un mal golpe con consecuencias lamentables para ambos.
― ¿Crees que te dejaría luego de todo lo que hemos compartido juntos? ― giré la cabeza en su dirección y escudriñé cada parte de su rostro con el mismo detalle de un joyero contemplando una fina joya para evaluarla y luego negué lentamente con la cabeza― puedes ser tan tonto para ciertas cosas Garry Ollivander.
Extendí entonces mi mano izquierda, en cuyo dedo anular lucía, casi con la misma brillantez del primer día, mi anillo de matrimonio.
Decidí compartir mi vida contigo ¿y sabes? Lo elegí no por una clase de reto, o de sacrificio o cosa parecida ―las sensaciones se arremolinaban sin concierto en mi mente, un torrente de palabras que solo comencé a soltar rápidamente― Es solo porque ¿cómo decirlo? cuando estoy contigo, sea en la quietud de una habitación como ahora, en un bosque o en mitad de un caso, siento en mi interior, con tanta fuerza, que he encontrado mi lugar. Eres el maldito lugar al que siempre quiero regresar Garry Ollivander. Y aunque se que puedo estar sin ti, la cuestión es tan simple como que no quiero estar sin ti.
Una risa escapó de forma automática de mis labios, una risa de alivio, de haber podido sacar lo que tanto había estado contenido.
― ¿Era esa respuesta la que esperabas?

 

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Podía sentir como de apoco, con cada palabra que escuchaba de ella, con la música de aquellas nuevas cuerdas, con ayuda de aquellos otros sentidos que lejos estaban de un tacto directo, le devolvía al cuerpo el calor que había sentido que perdía, pero que los podía percibir tan suyos ahora. Ahh, ahí estaba entonces, la respuesta de ella tan sencilla, que no puede estar más preocupado. Los pensamientos de Evans carecían de ese egoísmo del que puede ver en muchos de los casos que llegan en Baker, muchos de esos que le resultan mediocres, pero que al final de cuentas, termina por participar en ellos, posiblemente debido a su propio egoísmo. Que calma era entonces para él tener a Bel Evans a su lado.

 

Sin embargo, no puede evitar clavar su mirada en la sortija de matrimonio de Evans, justo solo un poco más arriba de la que le entregó como de compromiso, lo que ella dice a continuación no es muy diferente a lo que él, en alguno de sus momentos más lúcidos, puede llegar también a pensar, aunque él no crea que sea necesario decirlo, después de todo, ambos se han demostrado la lealtad que se tienen el uno del otro, posiblemente ella lo ha demostrado muchas más veces que él, por lo que mencionarlo ahora, para Garry, le causa poca impresión, él cree que las palabras pueden romper el encanto que existe en la acción sin previa advertencia. Aunque jamás ha podido cerrar la boca de Bel Evans cuando de explotar sus sentimientos se trata.

 

Finalmente, niega con la cabeza, apenas inclinándose un poco para poder ver mejor de reojo el rostro de ella, sus manos no se detienen sobre las cuerdas, poco a poco han comenzado un ritmo algo más violento y agudo. Ella nuevamente lo ha mal entendido, pero no se preocupa, Bel Evans, a pesar de lo mucho que lo conoce, aun no puede ir en el mismo sentido en que van los pensamientos, algunas veces más retorcidos, del licántropo.

 

No, no ha sido esa la respuesta a su pregunta, después de todo, si ella jamás hubiera conocido el mundo mágico, posible era que los caminos de ambos no se encontraran nunca, él solo quiere saber si aquel pensamiento resulta tan desesperante para ella tanto como lo es para él, solo imaginárselo puede hacerlo sentir que el interior duela como si algo le hubiera sido arrancado. Él entiende que, en esa situación de no haberse conocido nunca, entonces no podría extrañarla siquiera, irónicamente, y en contra de su imperturbable lógica, se imagina que aquel Garry, el que nunca conoció a la sanadora viviría en una psicosis de desesperación y locura.

 

¿Qué pasos los lleva a ser quiénes eran?, con la última de las notas un ruido estridente de haber roto una de las cuerdas del instrumento detienen el va y ven de sus pensamientos. Supone que ahora no es momento de preocuparse por eso. Es un gesto de pena con el que acompaña dejar el instrumento de lado y volver a encontrar la mirada de ella.

 

―Siempre tan sentimental, mi querida-, puede notar en el rostro de Evans todo ese enfado que ella ha sentido, el temblor de sus ojos como si solo con ello sus manos se detuvieran a no darle un golpe justo ahora. Trazando un largo camino con sus largos dedos que se pasean por la mano de ella termina nuevamente descansándolos sobre ella. No se le antoja decir nada más, la calma de todos los sentimientos que Evans desprende, poco a poco han conseguido aterrizar al hombre. ―Para ser una inglesa has escogido, de todos, el lugar menos doméstico que conozco-, poco se burla de aquello que ella dice, la verdad es que la franqueza de sus palabras lo hacen sentirse imposibilitado a contestar cualquier cosa en contra de ella.

 

Las horas en Baker pasarán y Ollivander sospecha, por la sombra que merodea por debajo de la puerta del consultorio, que por el resto del día de hoy no se recibirán más clientes. Una mente agotada de sí mismo agradece a mss H aquel gesto de compasión que ha tenido con ellos, aunque seguro está que ella lo entenderá diferente.

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La música se ha detenido de repente, y el corte abrupto corta de alguna manera el momento apacible, haciendo que abra los ojos que había cerrado unos instantes para poder concentrarme solo en la música y en sus propias palabras. Y cuando aquel largo toque de sus dedos termina con su mano reposando cálidamente sobre mi regazo, sé que estaremos bien, aun si soy "excesivamente sentimental para él", o si él resulta "el lugar menos doméstico para estar".


Creo que los otros lugares eran muy fáciles- murmuré mientras de forma despreocupada enredaba mis dedos en sus cabellos de desiguales colores, dejándolos ir en lentas caricias- y ya sabes lo que fácil se consigue no siempre se valora ¿no? Ven, vamos a la habitación o terminaré dormida aquí y a mi cuerpo le va pesar mañana.


Me aferré entonces, estrechándolo en un abrazo y la búsqueda del calor particular que su cuerpo desprende. No parece que por ese día algo más vaya a ocurrir, y lo prefiero así porque al ponerme de pie, un imperceptible temblor en las piernas me confirma que el alcohol ha completado ya su intromisión en mi organismo. Entonces camino a tientas, no demasiado segura de si Garry me ha seguido o no, y cuando alcanzo la habitación me tumbo despreocupada en la cama con los brazos y las piernas extendidas, antes de finalmente acurrucarme hacia el lazo izquierdo. Siempre hacia el lado izquierdo.


Puede ser que el crujido de aquella tabla suelta junto a la puerta sea Garry ingresando también, o solo sea una alucinación de mi mente ya cansada. He decidido pensar que es lo primero, y entonces vuelvo sobre lo último que ha dicho, una confesión más, quizá una que ni siquiera vaya a recordar al día siguiente en que vuelta a estar en total uso de mis facultades mentales.


- ¡No voy a desaparecer tonto! Y si lo hiciera, sería más probable que todo fuera por alguno de esos enemigos o mujeres enamoradas que dejas a tu paso- reí en medio de la oscuridad antes de finalmente cerrar los ojos- O mortífagos, altamente probable que lo consigan los mortífagos.

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Era una tarde gris como casi todas en Londres realmente, a veces era complicado poder ver un día soleado y hoy era un día de esos. Las nubes solo hacían oscurecer mas la tarde y el animo que tenia este día. A pesar de que siempre trataba de mantenerme alegre y dar lo mejor de mi existía un tema que me afectaba mas de lo manejable y por esa razón es que mis pasos me dirigieron hasta este lugar. Levante la vista hacia el edificio frente a mi y pude ver el letrero del lugar que había venido buscando "Detective mágico Consultor", esperaba no perder el tiempo.

 

Había escuchado acerca del lugar en la oficina del cuartel por la gente que a veces llegaba y comentaba cosas, así que cuando escuche sobre un detective pensé porque no intentarlo, tal vez me pueda ayudar.

 

Atravesé el umbral de la puerta para encontrarme con una pequeña sala de estar, había un par de personas tal vez a la espera de ser atendidos, me dirigí hacia la barra de la recepción donde una mujer mayor estaba sentada, asumo debe ser la secretaria del lugar. - Buena tarde, disculpe la molestia pero quisiera una cita con el detective, se que no agende ninguna con antelación pero realmente me gustaría poder hablar con el - le dije a la mujer de la forma mas amable posible mientras que a la vez le dedicaba una sonrisa tierna de esas a las que es muy difícil negarles algo.

 

La mujer solo asintió y me hizo indicación de sentarme y esperar, acto seguido la vi dirigirse a las escaleras hacia la segunda planta, tal vez para informar sobre mi petición. Tan solo esperaba que esto fuese una buena idea.

 

@ @

wAJlYfY.gif

 

OR8NJoF.png

 

IY4YjHl.gifWyWrY0U.gif947PwJZ.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Darina Horneet, en sus mejores tiempos, habría sido una mujer de mucha influencia dentro de la comunidad mágica y muggle, un beneficio de su particularidad estado como una squib, todo lo había conseguido gracias a esa belleza extraordinaria y a ese marido suyo con el que se había comprometido por aquella atracción febril que nadie nunca había podido separar, o al menos asi habría sido hasta que el hombre había terminado acorralado por los magos oscuros, los fieles al señor tenebroso cuando este brillaba en la cúspide y de quienes debía gran parte de su propio poder, habría intentado terminar con la vida de ambos en un intento suicida.

 

O algo asi es como lo recuerda la pobre mujer. Después de aquel trago amargo, la mujer había tenido que buscarse una vida discreta, trabajos simples y lejos de lujos ostentosos. Darina Horneet en su larga vida habría hecho de todo, para sobrevivir sin magia, dentro de este mundo mágico.

 

Lo que la mujer nunca se imaginó es que terminaría sus días acarreando niños para hacer su trabajo. Horneet inhala profundo antes de llamar a la puerta del consultorio, preparándose para lo que sea que pueda encontrarse cruzando del otro lado y, sobre todo, para lidiar con cualquier respuesta ingeniosa (o no tanto) que el consultor pueda disparar ahora. Su trabajo siempre es más complicado si Bel Evans no está ahí, ella espera que la lechuza que ha enviado hace un par de horas, cuando aquella pareja madura llegó al vestíbulo, ya estuviera de regreso y con suerte para ella, la sanadora vendría en el paquete.

 

Suelta ruidosamente todo ese aire contenido entonces, al no tener ninguna respuesta del otro lado. Cuando abre la puerta es una espesa nube de humo la que se fuga rápidamente por el agujero, a pesar de lo muy rápida que ha sido para entrar y cerrar nuevamente la puerta tras ella, está segura de que, allá abajo, pudieran ya estarse imaginando un posible incendio en la planta alta del local. La mujer mayor tose ante la gran cantidad de humo que invade el salón mientras hábilmente (gracias a su experiencia) se puede abrir paso en aquel cuarto oscuro apenas iluminado por un par de hilos de luz que se cuelan por las cortinas de la ventana.

 

Mi señor, Garry-, llama queriendo encontrar cualquier señal que muestre la ubicación del mago. ―Los clientes, querido, se están acumulando ahí abajo-, existe en el gesto y vos de la mujer un aire de vergüenza y pena. ― No has atendido a nadie en todo el día.

 

―Ahora no señora Horneet, estoy ocupado-, entonces la mujer, que sigue el sonido de su voz, puede distinguir la alta sombra que se forma en la cocineta del consultorio, que no es más que un cuarto más de experimentos para el joven licántropo. ―O-cu-pa-do-, hace énfasis en cada sílaba cuando la ve, por el rabillo del ojo, dispuesta a insistir.

 

Si la señora Bel estuviera aquí…-, hay cierta malicie en sus palabras, ella conoce ya bastante a ellos dos, y sabe, que sobre todo al joven mago, tiene que usar “viejos trucos” para hacerlo entrar en razón.

 

― ¿De qué está hablando señora H, Bel esta justo…-, el mago que sale entonces de entre la nube espesa de la que ahora se puede ver que proviene del caldero sobre la mesa de trabajo del mago, tiene un aspecto completamente desalineado, empuñando en una mano una varita y en la otra un matraz humeante, Horneet puede ver en su cabello, mechones quemados y humeantes, y su rostro, como si no le bastara con las feas cicatrices que se ha conseguido apenas dos noches atrás, está picmentado con manchones ocres y dorados hasta las narices, por supuesto que sus ropas no son la excepción. ― ¿Quiere decir que ella no sabe que esto es ilegal…-, murmura más para sí mismo.

 

¿Dónde está Evans?, ag ahora entiendo por qué hay tanta gente ahí abajo…haciendo…tanto ruido-, aquello último se le escapa con un rechinido en los dientes por la apretada quijada. ―No importa, esto solo…solo será algo asi-, con una floritura de su varita todo el humo de la habitación se arremolina sobre su cabeza y como si lo guiará consigue encerrarlo todo dentro del frasco. El rostro de satisfacción en el mago dura poco, después de hacer contacto visual con una asombrada mujer pareciera regresar nuevamente el crío con el que tenía que lidiar. ― Pero ¿qué está haciendo usted aun aquí? ¡Ve a buscar a Bel Evans!, ¿Qué no ves que los clientes se acumulan señora H?- unos cuantos movimientos de varita más y el cuarto consigue estar algo más presentable.

 

Pasando por un lado de la mujer, rápidamente el mago baja las peligrosas escaleras, la recepcionista solo puede verlo desde arriba con un gesto preparada para verlo caer en cualquier instante. En el camino el mago ha dejado la bata sucia arrumbada en un rincón y sacude con sus manos su ruidoso cabello a la par que intenta alizar sus ropas, un traje de sastre de tres piezas, cuyo saco, sospecha Horneet, nadie nunca sabrá más de él.

 

Cuando llega al primer piso puede encontrarse con rostros distintos, Ollivander los observa a cada uno como si estuviera buscando a alguien en especial. No necesita de mucho tiempo para darse cuenta de los motivos de algunos de ellos, hace un rápido gesto de disgusto, claro, por eso es por lo que no habría bajado aún, ese tipo de casos eran de los que, sin Bel Evans a su lado, el licántropo estaba seguro de no soportarlo. Sin embargo, además de aquel par existe un personaje algo mucho más peculiar, él sabe de ella cuando la ve, no está seguro ahora del por qué, pero el nerviosismo que se esconde en las extremidades de esta cliente y el gesto en su rostro son más que suficiente para convencerse de que quizá pueda comenzar el día sin su sanadora.

 

―Dennis Delacour-, Garry sonríe largamente después de escudriñar con descaro a la muchacha. ―Claro que es usted-, con dos largos y energéticos pasos consigue estar frente a la niña sin problema y extiende su mano para estrecharla. ―Bel Evans me ha hablado tanto de usted, ajá si, pudiera reconocerte incluso si bebieras una poción multi-jugos-, bromea, sus palabras son rápidas cuando salen, detrás de él apenas la recepcionista ha terminado de bajar el último de los peldaños, con la bata de experimentos en mano y negando con la cabeza el comportamiento del dueño del local. ―Deme un momento querida-, le guiña divertido a la joven mientras suelta su mano.

 

Puede notar, mientras charlaba con la muchacha, como la otra pareja parece a punto de protestar, pero antes de que pudieran decir algo, el consultor se ha girado sobre sus talones en dirección a ellos con largos y lentos pasos camina hacia ellos, mientras su mirada heterocroma no deja de pasearse por ese par sentado en el sillón de la sala de espera. Es, sin duda, una pareja de casados, de edad adulta, ella de rostro demacrado y cansado y él…bueno parece estar viviendo el mejor de sus momentos en la vida, un buen trabajo, un padre de familia ejemplar y salud impecable.

 

Pero es al mismo tiempo, un matrimonio cansado de sí a pesar de lo joven que es, él está seguro de que se debe a lo prematuro de su unión y es que, en la cara de ambos, aunque de diferente modo, deslumbra un “aún me queda tanto por vivir” que a Ollivander conmueve en cierta forma. Sin embargo, él cree que incluso la misma señora H sabe de qué se trata esto. Casos como este lo animan muy poco.

 

―Señora-, el tono de voz con el que le habla a la pareja es muy distinto al que lo ha hecho con la muchacha, el que bien conoce al mago podría darse cuenta de lo teatral que está siendo al fingir esa cara de preocupación. ―Usted no está enloqueciendo, créame, su esposo y su “mejor amiga” han estado cambiando las tasas de té todo este tiempo, ¿Por qué? Bueno aquí esta él, puede preguntarle camino a San Mungo, si, directo para allá, yo no me confiaría en lo que fuera que esos dos agregaran a su té para conseguirle esas alucinaciones que la han dejado sin dormir-, está bastante seguro, por el miedo en los ojos de aquel hombre, que no se atreverá a levantar en su contra aquel par de puños apretados sobre sus rodillas.

 

Si la mujer decide o no denunciarlo eso es algo que prefiere dejárselo a ellos.

 

No tiene por qué alarmarse ya he enviado una lechuza y justo la esperan para un chequeo, tengo una vieja amiga que trabaja ahí, seguro que la atiende con gusto-, asiente fingiendo pena antes de girarse nuevamente, esta vez en dirección a la recepcionista. ― ¡Señora H, facture! -, cuando sus pasos lo llevan a la par de la mujer que parece tan afectada como la misma cliente, se inclina lo suficiente para hablarle con una voz más tranquila. ―Haga un descuento a la señora si el diagnóstico en San Mungo es malo-, por encima del hombro echa una última mirada de disgusto a esos dos. ―Mejor no les cobre, pero haga que se vallan ya, por favor.

 

El rostro de la mujer es de pronto tan molesto y Ollivander puede leer un “eso ya lo has hecho tu querido” en sus facciones que hace que Garry ruede los ojos con fastidio. Les ha dicho la verdad ¿Cómo pueden estar molestos por eso ahora?

 

¿Me acompaña señorita Delacour? - hace una venia con la cabeza para indicarle el único de los caminos al consultorio. Sin saber si ella lo sigue o no, ha comenzado a caminar escaleras arriba. ―Pase usted-, detrás suyo deja la puerta abierta para que ella acceda y con un ademan le indica un lugar disponible para que la joven descanse. ― ¿Es esta solo una visita de cortesía… o hay algo más que quiera contar? -, con cuidado el mago toma asiento frente a la muchacha, tiene un rostro serio y los heterocromos fijos en ella, aunque el gesto en su cara es blando. ― ¿Gustaría tomar algo quizá antes de comenzar? ¡Bel Evans llega justo a tiempo!, ¿podría preparar algo para la muchacha?

 

Ha encendido un cigarrillo nuevo, dándole dos largas caladas perfectas para despejar su mente en un solo respiro.

 

 

--

@@Dennis Delacour Welcome :perv:

@ :love:

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.