Legilimancia

[Tauro M.]

Tauro no había dejado de darle vueltas a lo que había dicho la Arcana en ningún momento desde que había salido de la última clase y el viernes, tarde, ya empezaba a estar bajo el control de la ansiedad. No durmió bien, inquieta, por lo que el último día de su clase la recibiría con unas ojeras ligeramente marcadas y un humor que oscilaba entre el nerviosismo y la curiosidad. Arribó temprano al Ateneo y pese a que pudo haberse dirigido de una vez a la cabaña de Rosália, prefirió dar un pequeño rodeo para hacer tiempo y llegar apenas unos minutos antes al encuentro.

-Ishaya -saludó con una sonrisa, respondiendo al gesto de bienvenida del hombre.

Sin embargo, también permaneció callada. Niko llegó tras ella, listo para enfrentar la prueba tanto como ella y su compañero de bando, así que sólo faltaba
la maestra. Le intrigaba el hecho de que los hubiera citado a los tres, al mismo tiempo, dentro de la cabaña. Tenía la impresión de que todo se había resumido principalmente en el invernadero e incluso lo echaba de menos, porque se sentía tan cómoda en él como en el propio, en casa. Pero quizás de eso ss trataba, sacarlos de la comodidad y enfrentarlos a la presencia de otros, así como a sus pensamientos.

Eso era lo que la ponía nerviosa, aunque ella tenía una ventaja. Rosália había dicho en distintas ocasiones que la segunda forma de legilimancia, la más invasiva, corría el riesgo de crear una comunicación entre la persona que leía y la que era escuchada, haciendo así que el emisor pasara a ser receptor también. Pero poseyendo ella la oclumancia, creía ser bastante capaz de poder evitarlo sin mucho esfuerzo. Práctica y destreza tenía, ahora solo faltaba probarse en la
lectura de mentes y tratar de evitar con éxito, esperaba, que ellos lograran leerla. Mientras pensaba en ello, Rosália había arribado y ella la saludó con una inclinación de cabeza.

-Arcana Pereira.

No quería responderle en voz alta y tampoco poner a prueba a sus compañeros, gritando sus pensamientos para que Rosália usara la primera forma de Legilimancia. Así que acabó suspirando, no había de otra.

-Con respecto a la pregunta que me hizo la última vez, Arcana. Son familiares. Me pertenecen a mí y creo que me gusta que se mantengan lejos, donde solo yo pueda buscarlos.

<<O no>> pensó, lo mas bajo que podía pensarlo, si es que existía forma de bajar el volumen de los pensamientos.

[Niko Uzumaki]

- ¿De nuevo tengo que volver? - Pensó el Tonks al saber que tendría que regresar nuevamente el sábado para continuar con su aprendizaje. Le tenía demasiado molesto esa situación y Rosália había entrado en su lista de arcanos no favoritos: la primera en hacerlo. Sin embargo, tenía que terminar con la clase para poder pasar a su prueba y demostrar que era capaz de controlar la habilidad enseñada por la mujer.

 

 

*** Sábado a mediatarde

 

- Arcana creo que tengo la respuesta a la tarea que me ha puesto - El director estaba listo para dar a conocer sus respuestas, solo que era el último en llegar al invernadero y debía esperar a que los otros alumnos hablaran. Tauro era la que se encontraba respondiendo la pregunta en ese momento así que se limitó a escucharla si saber muy bien qué era lo que debía contestar.

 

- Muy bien, he pensado mucho en las definiciones de cada uno de los conceptos y tengo una respuesta - El rubio hizo una leve pausa antes de comenzar a hablar - El puente comunicativo es el que me permite entrar a la mente del otro cuando quiero realizar Legilimancia. A través del mismo puedo entrar en su mente y observar todo lo que hay en ella.

 

- El trance es el estado en el que se entra cuando se aplica la habilidad. Es un estado en el cual solo se puede utilizar la habilidad y más nada - El Tonks esperaba que sus respuestas fueran correctas porque le faltaba la definición de un concepto pero no por falta de conocimiento, solo que la arcana al parecer había olvidado definirlo durante la clase y evidentemente no tenía la respuesta.

 

- Sobre la dimensión, creo que usted tendrá que decirme cuál es el significado - Finalizó, su tarea había finalizado y esperaba poder continuar con la clase pronto, dado que había tenido que ir y venir tantas veces que había perdido la cuenta y ya se empezaba a desesperar con dicha situación.

[Rosália Pereira]

- ¡Me alegra que hayan llegado chicos!

 

La arcana se había llamado al silencio tras ver que los tres se habían presentado. Los miró de arriba abajo. Estaba contenta porque sí sentía que ellos habían crecido de alguna manera. Capaz, no hacia donde ella habría querido. Y eso, eso era un gran alivio. Que todos los estudiantes lleguen al final de la habilidad tal como ella quisiera sería un gran retroceso como profesora. La libertad era una de los grandes rasgos fundamentales de los procesos de enseñanza.

 

Había como un sentimiento materno que le salía. Más que nada nostalgia, porque sentía que ya pronto iban a volar.

 

Giró sobre sus talones, sacudiendo su cabeza. Las puertas del invernadero se abrieron frente a ella, quien entró como si realmente se sintiera una planta más del lugar. El invernadero de Rosália era un rombo, donde en cada vértice se encontraba una puertilla que daba al resto del jardín. Ella solamente usaba la principal, el cual daba hacia su cabaña. El resto, ya estaban en desusos y es que ella también ya tenía su propia rutina de cuidado de las plantas.

 

Múltiples senderos se desprendían hacia los interiores del invernadero. A uno de los costados se encontraba la famosa caseta con todas las herramientas de trabajo. Como si fuese una ironía en sí misma, el sendero que menos llamaba la atención era uno que iba en línea recta. Cruzaba toda la estructura de cristal. Ahí se encontraba la dichosa fuente con el juego de mesa.

 

La tonalidad del agua era de un verde que reflejaba todo a su alrededor. La fuente había dejado de funcionar hacía tiempo y era algo que Rosália pretendía que quedara así. Por eso lanzó una carcajada cuando la vio arrancando luego de que Niko la arreglara. Y es que, todo tenía una explicación.

 

Giró la muñeca materializando lentamente su vara de cristal. Tres enredaderas nacieron desde su mano, que fueron armando nudos y diseños intrincados. En ese momento era traslúcida, que tomaba el color verde de toda la situación. El anillo también brillaba con intensidad. Cuando aplicaba la magia, su condición de híbrida se hacía más presente. Hojas caían lentamente de los volados de su vestido, como cuando sacudes un árbol con fuerza.

 

- La Legilimancia es comunicación. Uno no puede practicarla si se cierra a lo que es el otro. Los tres tienen oclumancia, eso es obvio. Quiero que se concentren en esta habilidad, porque la de Aailyah no se puede aplicar al mismo tiempo.

 

Esta vez sonaba más severa.

 

- Acérquense y sientan.

 

Acercó la punta de la vara de cristal a la superficie del agua. Rosália se veía perfectamente en esa superficie. Pero a la vez no.

 

El anillo de la habilidad le otorgaba el poder de la Generación. Más allá de los objetos, podía generar conciencias. Estas no llegaban al grado de autoconciencia, porque era un poder demasiado divino. Pero sí sistemas de conciencias. Como si fuesen computadoras. Lógicas humanas. Y allí, un hombre de tez de color se encontraba ahora donde estaba ella. Tenía una gorra con huecos y manchada de grasa. La cara cansada y triste. Las manos llenas de callos y un overol desgastado.

 

Entrecerró su mirada en esa persona.

 

Todo a su alrededor comenzó a perder saturación y brillo, hasta quedar rodeada en una gran nada misma, donde esa imagen, que le devolvía la mirada en el agua, se paraba frente suyo. Detrás de ella, una casa de ladrillo visto y bastante cutre. Había otra por encima y otra por debajo. Y otra al lado. Y así. Diferentes colores. Sentía la risa de los niños. El olor a arroz y banana cocinándose. Se veía al espejo.

 

- Yo soy Felipe.

 

Ella era Felipe y caminó. Caminó hacia un taller que estaba cerca. Por ahí. Había partes de autos rotos. Se dio vuelta y se encontraba ahora ella misma en su casa de la infancia. Manifestaciones y marchas la sacaron de su estado contemplativo. Ella sabía que significaba todo eso. Porque la vida de Felipe se cruzaba con la suya. Porque ella estaba visitando ideas y conceptos, más allá de memorias y sentimientos. Porque veía pancartas con martillos y hoces. Color rojo en las paredes.

 

Veía una isla en el caribe en el cielo, que a veces tapaba el sol. A veces hacía que brillara más.

 

Corría descalza, con ese mismo overol, sintiendo la textura áspera. El aceite de motor corriendo por sus mejillas.

 

Iba desarmando autos robados. Sentía disparos en su mente de vez en cuando. Salía del taller para volver a un largo pasillo de tierra, en medio de una favela. Había perros nada más. Pero todos iguales y con extremado cariño hacia su dueño. Cada puerta en la que ojeaba, cuatro más se generaban en el fin-sin-fin.

 

Miró hacia atrás, cerrando los ojos.

 

Miraba a Tauro, Ishaya y NIko con un dejo de tristeza. Se limpió la mancha de aceite de motor con la manga.

 

- Eso es Legilimancia. Es aprender de otro intercambiando con sus propias experiencias. Es reconocer qué significan conceptos propios, para que cuando se explayen en la mente del otro, se encuentre un sentido. Esa es la dimensión social. Una que nunca se acaba porque constantemente está en proceso de expansión.

 

Se miró la manga manchada. Sentía la tristeza y el esfuerzo. La complejidad del bien o el mal por la que pasó Felipe fue suya.

 

- Y mientras más pasen en conexión. Más vulnerables son.

 

Guardó silencio y volvió a la fuente. El hombre seguía mirando hacia el techo del invernadero, como una foto en movimiento.

 

- Es una conciencia que visité hace mucho tiempo. Me gustaría que apliquen la legilimancia y sientan-vivan una parte de la vida de Felipe. Él, fue alguien, quiero que me digan para ustedes quién era. Qué hacía. Qué le preocupaba. Con qué se molestaba. Esto es un juego. No se repitan. Traten de construir entre los tres. Luego les preguntaré si están preparados para la prueba de la habilidad.

 

 

 

 

Con Mynerva

 

- ¡Con que aquí está mi nueva alumna!

 

Rosália gritó para recibir Mynerva. Esta vez no la iban a tomar desprevenida y luego de un intercambio interesante de lechuzas con los directores de la universidad, había aclarado con cierta especificación un tiempo prudente para que ella pudiera estar mejor preparada al momento de recibir un alumno. Claramente no era suficiente esa ventana de tiempo que sus amigas, las plantas, le daban en el caso que alguien pusiera un pie en su jardín.

 

Ella por su parte llevaba el cabello rojo recogido en una cola alta, muy poco maquillaje, como para disimular un poco sus ojeras. De ropa iba básica. El verano estaba pegando con fuerza en Inglaterra y la obligaba a llevar cada vez ropas más frescas. La elección de ese día se trataba de un vestido cómodo blanco, con un cinturón dorado como toque de detalle. No llevaba hojas pegadas al cuerpo, ya que hacía poco salía de bañar. Necesitaba enfriar su cuerpo cada tanto. Finalmente, unas sandalias que hacían juego.

 

Se paró frente a ella, tapándole lo que parecía ser una vista al paraíso para la Weasley.

 

- Estamos un poco lejos de mi cabaña y si es que te gusta la naturaleza, como veo, te ruego a que me sigas. Si es que tienes ganas de volver a la Legilimancia, no hay tiempo que perder.

 

Con un ademán la invitó a levantarse. El camino de piedras que contorneaba el lago desaparecía tras un matorral de arbustos, hacia zonas con vegetación más espesa.

 

- Tengo el presentimiento que ya fuiste Legilimante. ¿Cuáles son tus experiencias con el tema? Me encantaría saber todo lo que tengas para contar antes de empezar.

[That is not my name]

Parecía que hablaba con diferentes "Rosálias" durante todo el aprendizaje de la habilidad, al menos tres personalidades diferentes habían llegado a tocarme durante ese recorrido y, bueno, en esta ocasión sentía a una arcana más sensible ante las situaciones que la rodeaban, a sus alumnos y a la enseñanza. era una arcana más consciente de la habilidad y eso me hacia sentir seguro para seguir avanzando.

 

Fruncí mi cejo al intentar adentrarme en la mente de Felipe, el objeto de estudio en esta ocasión, siendo que su presencia no era completamente física como las personas presentes. Habíamos llegado hasta la fuente y presenciado unos destellos de magia de nuestra maestra, demostraciones que me arrancaban un suspiro al estar tan ligadas con la naturaleza, hasta llegar al reflejo en la fuente de Pereira y este nuevo hombre.

 

Tau y Niko estaban a mis costados, todos prestando atención a la figura de ese hombre y, a pesar de estar consciente de su trabajo legeremante, no perdía la conexión con mi objetivo.

 

- Es un joven pobre, - comencé a recitar cuando veía leves hilos de luz en mi mente al intentar leer la de caballero presente en Rosália - lleno de vida y aventuras por estar en las favelas... escapa de los conflictos entre pandillas porque es muy hábil, inteligente... escurridizo...

 

Era muy difícil intentar desmembrar las memorias de aquel personaje, siendo la primera vez que lo intentaba, sobre todo porque no era lo mismo que bloquearlo como en la oclumancia. Era un espía.

 

- Trabaja arduamente, quiere salir de esa situación... espera llegar hasta la zona comercial y poder tener ciertas riquezas, de manera honesta, de manera limpia.

 

Hice una pausa mientras me sobaba las cienes, me estaba costando trabajo el poder tener una lectura completamente limpia, además debía darle espacio a mis dos compañeros de habilidad, debíamos de trabajar en equipo en esta ocasión en diferentes lecturas... construyendo, entendiendo...

[Tauro M.]

Quizás era la perspectiva que había tenido tras la explicación de Rosália que su opinión difería con la de Ishaya o quizás se trataba de una corazonada. Felipe parecía más que eso. Se acercó al agua, como había hecho la Arcana y fijó los ojos en el rostro de Felipe. De cerca parecía más triste o, en todo caso, más cansado. Era lógico si se veía a su alrededor, lo poco que habían vislumbrado en lo visto por Rosália, pero ella quería saber más. Y Tauro también. Entrecerró los ojos, dejando atrás el sonido del viento entre las plantas, las respiraciones de los presentes y la propia, concentrándose solo en ese rostro oscuro y con tanta historia.

Realmente no sabía si los demás verían lo mismo que ella, si podrían percibir los pensamientos que tuviera como ella lo había hecho con su maestra. Porque la Oclumancia no servía a la par de la Legilimancia pero aún así, ella no estaba muy segura. Su mente estaba con Felipe y con él, varias imágenes empezaron a materializarse, como si contara a través de sus ojos toda una vida. Pudo verlo con sus autos, reparando piezas que parecían no tener reparación tras el robo. Pero no parecía arrepentido o preocupado, de hecho parecìa estar gozando de lo que hacía.

Lo vio con sus animales, perros que parecían adorarlo. Tauro conocía ese sentimiento, porque una persona que ama a los animales sabe cómo tratar a la gente, cómo ver la vida. Los animales lo querían porque les transmitía confianza. Y si seguía sacando conclusiones sin pruebas verdaderas, podría decir que no era una mala persona. Pero lo más importante estaba en esa imagen principal, su cara frente a una casa muy pobre, como él, con aroma a comida. Aroma a hogar. Sintió su hambre y su tranquilidad y regresó a la realidad, con Rosália, Niko e Ishaya a su lado.

-No creo que sea escurridizo -dijo después de unos instantes-, más bien creo que es transparente. Ser... ¿mecánico? -preguntó, sin saber bien si era la palabra correcta que usaban los Muggles-. Eso para él es su vida, su escape. Tengo la impresión de que no sabe que son autos robados, solo sabe hacer su trabajo.

Seguía mirando los ojos de Felipe, leyendo aún parte de la historia que emanaba de ellos al hablar.

-Se siente cómodo en casa y su familia son sus animales, vemos a Felipe antes de seguir con su almuerzo. Es su hogar y se siente bien en él, a pesar de que la fachada es pobre y sin colores vívidos, como otras favelas.

Alzó la mirada hacia la Arcana y se encogió de hombros.

-Eso interpreto yo.

[Mynerva de Weasley]

*

Mynerva sintió interrumpida su contemplación del lago por las voces que daba una mujer pelirroja que se acercaba con rapidez hacia donde se encontraba. Se preguntó si sería la Arcana Pereira y sintió una mezcla de ansiedad y confusión. Tal vez ése no era el lugar al que debía haber acudido.

- Sí, - comenzó con un dejo de timidez. – Soy Mynerva y no sabía que debía presentarme en su cabaña. La seguiré con gusto hasta allí. Vive usted en un bosque muy hermoso.

Ambas mujeres comenzaron a caminar y hablar. Como lo había esperado la alumna, Rosália parecía saber que en algún tiempo había sido legilimante. Los ojos azules de la Weasley brillaron con el solo recuerdo de aquella época.

- Un presentimiento muy acertado el suyo – sonrió a la Arcana. – No sé cómo adquirí esa habilidad. Sé que fui consciente de poder dominarla mientras trabaja hace años con los duendes de Gringotts. Me sentí asombrada al notar que podía saber lo que pensaban algunos magos que por alguna razón encontraba sospechosos en su trato. Lo que me sorprendió era que podía saber lo que pensaban sin que ellos me lo dijeran en palabras. No pasaba con todos. Había algunos impenetrables. Por mucho que los mirara y tratara de profundizar mi conocimiento, era imposible lograrlo. Tal vez sabían oclumancia, algo que nunca supe.

Caminaban por los frondosos caminos del bosque alejándose del lago hasta que llegaron frente a una morada en la que Rosália parecía vivir.

- No he usado mucho mi habilidad cuando la tenía. Siempre me sentí respetuosa de la intimidad de los que me rodeaban. Más bien la he usado con fines prácticos para defender los intereses del Banco de Magos. No he sentido curiosidad por indagar en los pensamientos o recuerdos de los que me rodeaban. Ahora que estoy en la oficina del Ministro, a veces siento que sería bueno utilizar esa habilidad ante algunos personajes. Tal vez esa es la principal razón para acudir a usted y pedirle que me ayude.

Dejó escapar una pequeña carcajada y se detuvo a la espera de que la invitaran a entrar.

[Rosália Pereira]

Rosália sonrió. Se sentía tan bien que sus alumnos finalmente pudieran aprovechar la habilidad. Pero sólo era un comienzo. Y ellos habían dado en el clavo, no eran más que interpretaciones. Entrar en la mente del otro no era más que poner en juego la perspicacia de uno frente a las fenomenologías que se iban desarrollando, tanto en la mente del otro, como en la de uno.

 

Las cosas que había apuntado Ishaya, formaban parte de él. Conceptos de escurridizo, hábil e inteligente se podían reflejar claramente en su persona, con su trabajo dentro del Profeta. Como también aspectos que capaz se le escapaban, porque también era espectador. Esa dualidad era la más difícil de superar. Más allá de la vida-muerte de la Nigromancia. O de la humanidad-bestia, de la Animagia. Porque con la magia no se puede enajenarse completamente para ver otro. Somos sujetos que vemos y la vez, el objeto nos ve.

 

En cambio, Tauro recorrió un espacio más íntimo de él. Sobre sus gustos y pasiones. Su casa y mascotas. Su función como líder mortífaga era velar por su bando. Su hogar, en lo que muchas personas podía ser un espacio tenebroso y sin vida. Ahí ella encontraba la paz, en la Marca Tenebrosa. Pero también vía a lo mecánico, a lo sin proyección conceptual, cosa que ella necesitaba al momento de comandar.

 

- Así como vieron cosas diferentes, yo pude ver el comunismo y a las revoluciones sociales. Porque es lo que viví yo. En el caso de Felipe, en su favela. En mi caso… -dijo, mirando hacia el suelo-. Una mansión.

 

Niko se había sentado en la fuente, esperando a que ellos dos terminaran. De todas maneras, y con la vara de cristal aún con su mano, la arcana quiso continuar.

 

- Tienen todas las herramientas teóricas y prácticas para comenzar la habilidad. ¿Están listos para la prueba de la habilidad?

 

Abrió lentamente un portal en el borde de la fuente.

 

- De ser así, este portal es para ustedes.

 

 

 

 

 

***

 

 

En la cabaña

Con Mynerva

 

Sonrió ante el saludo de Mynerva y el comentario sobre su bosque.

 

- Muchas gracias Mynerva. Pero no es mérito mío solamente. El secreto está en dejarlos ser.

 

Para el ojo común, rosália era una hechicera extranjera más en la comunidad mágica británica; qué, siendo específicos, había logado pasar la prueba para convertirse en Arcana. Nada más, ni nada menos. Salvo su condición de híbrida, claro. Ella era parte planta luego de su pequeña larga excursión al amazonas, donde se exilió cansada de las contingencias de su vida privada. Solamente cuando requería más el uso de la magia su condición se hacía más presente. Hojas cayendo de su cuerpo, raíces de su cabello y un semblante que lejos se parecía a una humanidad constante.

 

Así como ella tenía su propia historia con la legilimancia, sabía que cada uno recorría su propio camino. Por eso escuchó paciente a Mynerva, mientras sus ojos avellana recorrían, desde el semblante de su alumna, al camino de piedras. Y la Weasley, con un tiempo perfecto, terminó justo al pie de la cabaña.

 

La brasilera se adelantó, abriendo la puerta de su morada y con su brazo, invitándola a pasar.

 

- Prepararé té de hierbas frescas y menta. Con este tiempo no se puede tomar algo más.

 

La cabaña de Rosália constaba de un un hall-living, donde estaba la chimenea y un juego de sillones al pie de un gran ventanal. En ese mismo espacio se encontraban las escaleras que iban a la segunda planta, donde estaba su habitación y el baño. Además, este primero se comunicaba directamente con la cocina-comedor.

 

- Los usos de la Legilimancia es un tema moral. Depende de cada uno. Aunque lamento comentarte que sólo aplicabas una pequeña parte de la habilidad. Poder escuchar los pensamientos superficiales de una persona es la de primer nivel. Es como… Superficial. Como cuando sentís el relieve de un objeto, pero no su contenido.

 

Guardó silencio. Tenía miedo de que si seguía hablando, confundiría más a su alumna, por lo que terminó por perderse unos segundos en la cocina. Ella siempre tenía un juego de té preparado. Sólo le bastó colocar el agua al fuego. Volvió al marco de la puerta.

 

- Entonces, la habilidad tiene otra parte. La más intensa y complicada. Un Legilimante logra con éxito un puente que comunica una mente, con la otra. Esta se logra con un fuerte contacto visual. Ambas personas entran en un trance, donde comienza el diálogo. Imagínate que la mente de la otra persona es una gran mansión, o un laberinto con millones de puertas. Mientras más busques más tiempo pasas en la otra mente. Y si eso ocurre pued…

 

Un fuerte pitido rompió su discurso. La tetera estaba hirviedo. A Rosália se le abireron los ojos y se apresuró a terminar el té. Minutos luego ya estaba sentándose en uno de los sillones, frente a Mynerva y dejando el juego en la mesa ratona.

 

- Pues, tendremos dos sesiones, hoy veremos toda la parte teórica. La legilimancia y sus límites. No me gustaría que termines siendo un cuerpo sin mente –ahora ella soltaba una carcajada-. ¿Piensas que la mente de otro es como un pensadero donde puedes entrar a ver toda su vida y pensamientos? ¿Cómo crees que la subjetividad de cada uno entra en juego con la legilimancia?

[Niko Uzumaki]

Rosália tendría que esforzarse para capturar la atención del Knight dado que no estaba a gusto con todo lo que había ocurrido durante su aprendizaje de la habilidad. El joven rubio se limitó a seguir a la arcana y a escuchar las indicaciones de la misma sin poner mucho cuidado o intentar entender bien lo que ella decía. Su mente estaba comenzando a estar en otro lugar y eso no era para nada agradable así que esperaba lograr volver a retomar el ritmo de la clase antes de que fuera tarde.

 

Sus compañeros de clase fueron los primeros en comenzar a realizar la actividad indicada por la anciana pero el Tonks decidió sentarse un momento antes de intentar ejecutar la tarea que les había dado. Sus compañeros de clase fueron los primeros en hacerlo dado que el Tonks tenía que pensar muy bien en lo dicho por la arcana antes de intentar hacer algo - Interesante - Pensó, las visiones de los dos alumnos que lo acompañaban eran muy diferentes.

 

- Yo veo felicidad - Niko siempre se había caracterizado por buscar el lado bueno de las cosas aunque no siempre lo lograba como con Rosália pero podía notar que Felipe era muy feliz en lo que hacía - Sus condiciones claramente no son las mejores pero se ve que le gusta su vida y que es feliz en su trabajo - Niko no consideraba que fuera un trabajo adecuado para no estaba en la clase para decir si era correcto o no lo que estaba viendo.

 

- Justamente creo que lo importante es que esa es su vida y debe convivir con ella. Así que debe hacer lo mejor que puede con lo mucho o poco que tiene para disfrutar de su existencia y no aburrirse en el camino tan largo de la vida, solo que no creo que sea tan ingenuo como para no saber de dónde proceden los carros - El Tonks siempre desconfiaba de las personas y ese no era el caso, al interpretar lo que observaba no podía evitar imponer sus visiones personales.

 

- Esa es la sensación que me da las imágenes que acabamos de ver - Niko no sabía si lo había hecho bien o no pero se sentía bien interpretar lo que observaba a la luz de sus propias creencias y de sus propias vivencias. Rosália se le adelantó y continuó con la clase así que se quedó callado esperando una respuesta de parte de la arcana.

[That is not my name]

- Estoy listo, arcana.

 

Respondí de manera inmediata ante la pregunta de aquella mujer, mirando de reojo a Tauro quien también había utilizado sus habilidades para tener una visión de la vida de nuestro objetivo; después miré a Niko, quien había estado en silencio y casi inmune a todo lo que sucedía a su alrededor, por lo que no esperaría para cruzar ese portal que había creado Rosália en frente de nosotros.

 

Clavé mis ojos en mi guía de aquella habilidad, dejando escapar una sonrisa. Estaba listo, lo sabía, por lo que solo tomaba un poco de fuerza para avanzar y cruzar el portal. ¿A dónde me llevaría? Lo ignoraba, aunque podría jurar que nos llevaría de regreso hasta la universidad, dejándonos ir a nuestros hogares para que nos preparáramos para la prueba de la habilidad en cuanto estuviera listo todo lo pertinente a ella.

 

Acaricié rápidamente mi mano derecha, donde llevaba los anillos de las habilidades anteriores, todos delgados y sencillos, cómodos para portar, sintiendo una extraña necesidad de que se acompañaran por uno nuevo.

 

Era momento, era tiempo de cruzar el portal...

[Rosália Pereira]

Finalmente Niko había completado la última tarea que faltaba. En sí, ella no podía supervisar si ellos pudieron contemplar correctamente la mente de Felipe, más que brindarles un voto de confianza en que había podido tener una experiencia fructífera. Como ella repetía, la legilimancia no era ver dentro de un pensadero y observar, como la otra persona transcurría su vida. Si Niko veía eso, es porque en la vida de Felipe se vio representado, él y su misma felicidad. Si pudo contemplar la necesidad de estar reinventando un disfrute y no caer en el aburrimiento, es porque descompuso los elementos de la historia de Felipe que a él lo hacen sentir así.

 

De ahí erradicaba la dificultad de la habilidad.

 

- Bien Niko, te haré la misma pregunta.

 

Suspiró, mientras veía el portal que hacía instantes había creado.

 

- ¿Estás listo para la prueba de la habilidad?

 

Sonrió y volvió a sus tres alumnos. El portal los llevaría a las costas del lago, donde podrían iniciar la prueba. Prefería explicarles cómo realizarla y luego ellos hacerse cargo de su elección, si iniciarla inmediatamente, o esperar y descansar.

 

- Hemos recorrido ya mucho y es hora de que pongan a prueba sus conocimientos. Si es un sí, crucen en el portal directamente. Los esperaré del otro lado para explicarles cómo llegar a la pirámide.

 

Con suavidad, ella emprendió camino hacia el portal.