Libro de los Druidas

[Axel Rexdemort]

Escucho en silencio a Badru, sabía que los guerreros Uzzas eran orgullosos de sus rituales y raíces, pero también celosos. Así que llevarlos era un movimiento extraño, pero no le importo al danés en ese momento. Sus ojos se paseaban por todo el lugar. Era una oportunidad única.

 

Visualmente espectacular, las aguadores, el canto de los fénix; Axel miraba con la boca abierta. Pero pronto supo que solo se trataba de una treta, al iniciar el ritual los anillos que los salvaguardaban fracasaron. – Fail.- Suspiró el hombre al mirar el nuevo escenario y ver a algunos guerreros huyendo. – Cobardes.- Entre risa al ver a los valientes espectadores salir despavoridos ante un grupo de extranjeros. Pero esa sensación de superioridad no duro mucho al ver que los refuerzos aparecían ante ellos.

 

Su varita en mano derecha, Axel levanto la mirada una horda de flechas entre llamas se abalanzó sobre el hombre. Los filamentos de fuego atravesaron el cuerpo del hombre, la salvaguarda mágica le había ayudado a que los filamentos terminaran en la arena.

 

Paso su mano sobre su frente, en señal de alivio, sabía que ese ataque era bastante doloroso y prefería no arriesgarse. Se estaba preparando para el contraataque pero al ver a Badru se detuvo confuso. -¿Qué demonios?- Encorvándose un poco al notar que el guerrero atacante ya no tenía ningún poder. Axel estaba muy confundido, sus ojos miraron por casi un segundo el rostro de Bastian, su compañero no estaba nada contento con las acciones del Guerrero.

 

Se quedó taciturno mirando al Uzza, un nuevo portal. La clase se estaba saliendo por la borda, cada acción era más desquiciada que la anterior. Axel se resignó y volteo al ver a los atacantes, habían sido detenidos por Badru, el cual ahora abría una nueva puerta. – No importa na.- Apresurándose a los magos, Bastian fue el primero que atravesó a regañadientes el portal y su esposa lo seguía. Axel solo corrió detrás de la pareja dentro del oscuro portal.

Abrió los ojos lentamente, el aire helado lo tomo por sorpresa. El Haz de noche era un hechizo sorprendente, habían dejado aquella inhóspita aldea de barbaros y ahora un bosque frio se levantaba sobre todos. – ¿La escuela?- Se escapó de sus labios, el lugar le parecía extrañamente conocido, inhalo lentamente el frio aire y cerró los ojos por casi un instante, el lugar donde ahora se encontraban le resultaba familiar al Rexdemort.

[Valky]

Pero que imprudente era el Guerrero al llevarlos a observar aquella ceremonia, no solo había puesto en peligro la vida de todos sino que había corrido el riesgo de que los presentes causaran alguna acción que pusiera en peligro el futuro tal y como lo conocen. Pensando en aquello la bruja evito realizar más magia, pese a que su esposo la había incitado a que dejara de defenderse y atacara, tan solo se defendería si algún otro Uzza la atacaba.

Miró de reojo a Bradu preguntándose cómo es que sus superiores aun lo consideraban una persona honorable, lo observó tomar el control de la situación que el mismo había creado y poner algo de orden y algo le decía que los Uzza no recordarían lo sucedido pues algunos parecían desorientados, pero ¿Cuándo tiempo les tomaría descubrirlo? La hechicera esperaba haberse marchado para cuando eso sucediera. Fue por tal motivo que cuando el guerrero abrió un nuevo portal que los llevaría a quien sabe dónde, Valkyria a pesar de la desconfianza que sentía se dispuso a atravesarlo, más su esposo la había agarrado suavemente del brazo y le decía que se detuviera.

—Quedarse sería un suicidio…quizá lo que hay al otro lado sea el menor de nuestros problemas —susurró mientras mirada hacía los guerreros que se aproximaban hacía ellos.

No supo si fueron sus palabras lo que finalmente hicieron que Bastian atravesara el portal ya con la varita en la mano, como era de esperarse él tampoco se fiaba del Uzza. Ella hizo lo propio y se adentró en la oscuridad del portal. Al poco rato ya se encontraba en un lugar totalmente diferente, la luz era escaza y el frio calaba en los huesos. Observó a su alrededor tratando de reconocer el lugar y la descripción era muy parecida a la que su esposo le solía relatar cuando hablaban de su época de estudiante.

—¿Que hacemos en los terrenos de tu antiguo colegio? —preguntó acercándose al Karkarov. —¿Dónde están los demás? —añadió. Hasta el momento solo habían atravesado el portal los esposos Karkarov y Alex —¿Qué es eso? —preguntó apuntando hacía el norte.

A lo lejos se podía ver a varias criaturas que se acercaban hacía ellos o era hacia el Durmstrang y ellos por azar del destino habían quedado justo en medio. Debido a que aun estaban muy lejos la bruja no podía distinguir a que clase de peligro se enfrentaban o si había algún mago o bruja guiando el ataque.

[Badru]

Badru hubiese querido que los alumnos estuvieran más dispuestos a explorar su pasado, ya que eso les permitiría ir completando los detalles del nuevo escenario de acuerdo a las vivencias de la persona a quien estuviera relacionado dicho ambiente. Al atravesar el portal llegaron a lo que parecían ser los terrenos de una conocida academia de magia, pero aunque el frío los envolvió casi convirtiéndolos en pilares de hielo, no había mucho que destacar además de unos lagos y el terreno montañoso irregular por el cual avanzaba una gran cantidad de criaturas.

Al ver la reacción de Bastian y la de Valkyria buscando información en su pareja, el guerrero supo que era el momento indicado para enfrentarlos a su prueba. Llevaban más tiempo que los otros adiestrándose con él, por lo que ya deberían estar preparados para hacerle frente a los obstáculos finales. Superarlos les permitiría vincularse con el libro y de esa forma manipular el poder a su conveniencia. Al ser lo que todos buscaban, seguramente les caería perfecta la noticia de que en ese lugar presentarían su último desafío.

—Bienvenidos a su prueba — anunció esperando captar la atención de la pareja — Es momento de demostrar de qué están hechos. Traten de no morir antes de tener que enfrentarse el uno al otro, porque deberán hacerlo — afirmó con autoridad notificando de antemano que en cierto momento debían verse como rivales de duelo. Sin preocuparse por las reacciones de la inesperada noticia, el guerrero apartó al resto de los pupilos para evitar que se vieran comprometidos con el peligro que los otros dos corrían.

—Ustedes tienen mucho por aprender — dijo dirigiéndose a Axel y Mia, ésta última se mantuvo en silencio todo el tiempo desde su llegada, pero al Uzza no le preocupaba en absoluto, ni le molestaría quedarse con ella un tiempo más antes de certificar la aprobación del entrenamiento —En cuanto a ti — esta vez los oscuros orbes se posaron sobre Bodrik —, me acompañarás un tiempo más. Necesito que enfoques tu atención en lo que hacemos y no en las distracciones de tu mente — hubiese querido que ella también avanzara junto con los Karkarov, pero su destino lo cambió ella misma.

El Nefir volvió a pensar en un Fulgura Nox para invocar un tercer portal. Esa vez el primero en atravesarlo esperaba que fuera Axel, y así lo ordenó. Trataría de especificar sus movimientos cuando de viajar al pasado se tratase, sólo así lograrían explorarlo a fondo, teniendo los recuerdos frescos de los involucrados.

—Axel, esta vez conoceremos un poco de ti. Veamos qué tantos años podemos retroceder en tu historia — anunció poniendo una mano en la espalda del hombre para obligarlo a avanzar. Badru también atravesaría el portal, pero eso no implicaba que dejaría de vigilar a Valkyria y su esposo. Como buen mago experimentado había desarrollado buen dominio del arte de la ubicuidad, pudiendo estar en dos lugares a la vez y recolectar las experiencias de los dos ambientes como si estuviera en dos cuerpos diferentes. Seguiría de cerca el desenvolvimiento de los pupilos en la prueba, y a la vez acompañaría al resto en los siguientes viajes que les esperaban.

[Axel Rexdemort]

Levantó la ceja algo extrañado, el desasosiego general causado por el mismo Uzza sobre sus acciones era horrible y evidente en el rostro de Valkyria y su esposo, Axel solo miro por abajo y en completo silencio.

 

La voz de Badru perforo sus pensamientos, Axel solo sonrió nervioso al comprender que el siguiente destino tendría que ver con el mismo. Sintiendo algo sobre su espalda, el hombre trago saliva. Por lo que había comprobado apenas unos minutos como estudiante de Badru, el guerrero era una caja de Pandora que podía explotar con alguna desagradable sorpresa.

 

Atravesó el portal, fue casi instantáneo la temperatura volvió a subir y la oscuridad se extendía sobre las pedregosas calles de King’s Row, aquel sector olvidado en el bajo mundo de Copenhague.

 

El Rexdemort abrió los ojos, la luna llena, la aprehensión extraña y melancolía que sofocaba los callejones que componían aquel sector. La soledad de los negocios en quiebra y la nula presencia humana. La espesa negrura cubría uno de los lugares más olvidados de Dinamarca justo aquel lugar que Axel recordó en ese momento se presentaba ante sus ojos.

 

El mago avanzo paulatinamente, aquel lugar había sido su refugio después de abandonar la escuela a causa del asesinato de sus tutores. Aunque nadie podía considerar King’s Row un refugio. El Pub AmadeuS a sus espaldas, el viejo lugar donde algunos huérfanos se rezguardaban de las frías calles del King’s Row se encontraba vacío.

 

La zona estaba completamente desolada, no se veía ningún muggle por el lugar, la luna iluminaba tenuemente detrás de aquella cortina de nubes oscuras. Axel trago saliva por segunda vez, quizá por alguno de esos callejones, vagando sobre la penumbra se encontraba el joven Axel, sin una idea clara de que hacer en su futuro.

 

-¿Entonces? – Preguntó sin mirar hacia atrás, Axel sentía que Badru lo seguía desde que cambiaron el escenario.

[Badru]

Cada vez que Badru se conectaba con sus pupilos para viajar al pasado, esperaba encontrarse con algo totalmente nuevo al otro lado. La mayoría de las veces se sorprendía por los escenarios y por los ambientes en sí. Algunos eran tan oscuros que era casi una desgracia tener que presenciar los terribles sucesos por los que muchos habían pasado, pero otros eran tan poco sorpresivos que alcanzaban a aburrirlo sin siquiera conocer la historia y aquello era algo que no podía ocultar. Tampoco le importaba hacerlo.

Siendo él el guerrero más rebelde y desafiante de todos, le despreocupaba los sentimientos que pudiera despertar en los alumnos gracias a sus expresiones faciales, aquella vez iban del disgusto al aburrimiento.

—Eso mismo pregunto yo — respondió a Axel mientras rodaba sus ojos por todo el lugar. Por supuesto que no sabía dónde se encontraban. Si bien los guerreros eran considerados nómadas, ese era un lugar totalmente desconocido — Dime tú, ¿por qué nos trajiste aquí? — Inquirió a sabiendas de que sólo debía expresar sus recuerdos, debía haber un motivo significante para justificar el transporte a ese punto específico del universo —¿Qué experiencias tuviste aquí? — la soledad del lugar le permitiría al otro hombre abrirse con su maestro, sin preocuparse porque alguien los escuchara.

—¿Corremos algún peligro en este lugar? — cuestionó intrigado sin dejar que su interlocutor respondiera las preguntas anteriores. El ceño de Badru se mantenía fruncido, observaba todo a su alrededor con intriga, y al mismo tiempo alerta. De la nada podrían abordarlos peligros que los llevaran a situaciones extremas. Pensar en ello lo obligó a aparecer su varita en la diestra y posteriormente pasó a convertirse en su vara de cristal, tan oscura como los orbes que recorrían su entorno.

—Por cierto, ¿tienes alguna duda con respecto a los hechizos del libro? Parece ser un buen lugar para explorar algunos de ellos — dijo esta vez en tono divertido. Muy pocas veces Badru lo pasaba mal, a pesar de que no le resultara muy atrayente ese último viaje, para su pupilo sí debía significar algo estar ahí, y perjudicial o no, el guerrero tendría que hacerlo agradable o provechoso para la clase y sus pupilos.

Sus pupilos… ¿dónde estaban las otras dos? Rodó los ojos.

No dañaría la noche pensando en lo poco comprometidos que resultaban muchos de los alumnos que osaban inscribirse a sus clases y esfumarse a mitad de entrenamiento o rezagarse en algún viaje. No es que le importara demasiado que pocas personas se interesaran por aprender la magia druida, al contrario, lo molesto era tener que ver cómo abandonaban la clase. De cualquier forma él les apartaba, a todos esos rostros, un espacio bastante especial en su corazón. A ellos les tendría pruebas específicas para cuando decidieran volver. Todas tan serenas, básicas y seguras como las que presentaría a algún enemigo.

[Axel Rexdemort]

La voz de Badru era realmente molesta, Axel solo intento ignorarlo mientras se adentraba en las empedradas calles de aquel lugar. Tenía un recuerdo claro de aquel lugar, algo en su interior decía que el Uzza los había llevado al día que él estaba pensando. – Hoy debe de ser el día.- Levanto el mentón y vio la luna llena en aquel cielo repleto de nubes, sin percatarse de que sus compañeros no habían aparecido. El silencio de las sucias calles y del destrozado pub le estaba erizando los sentidos.

 

Una vez más, la voz del guerrero interrumpió sus pensamientos. -¿Problemas con los hechizos del libro? – Axel se había dado cuenta que no conocía ningún hechizo del mentado libro, solo había utilizado los anillos, por un momento bajo la guardia y apretó su varita en su mano derecha. Había varios hechizos sobre aquel libro que aún no entendía muy bien su uso.

 

El estruendo impacto en la quietud del lugar. Axel abrió los ojos, intentando buscar la fuente de aquel extraño ruido. En su mano derecha su pequeño anillo para alertar sobre el peligro, se activó.

 

Antes de demandarle ayuda a Badru sobre como funcionaba el Ignea, una sombra se abalanzó sobre su pecho, haciéndolo caer de bruces contra el suelo, Axel abrió los ojos, en la oscuridad pudo ver los colmillos del licántropo que se encontraba encima de el intentando darle una mordida.

 

El Rexdemort recordaba el día, en el que de pequeño escondido en un pub se encontró en medio de un altercado entre gigantes y licántropos, aquellos exiliados de la primera guerra mágica, expulsados de Inglaterra habían llegado con su conflicto a tierras vikingas.

 

Axel no podía quitarse de encima al hombre lobo, cuando el ruido volvió a hacerse presente, los gigantes se acercaban. Seis o quizá siete metros, un par de sombras de esa magnitud se acercaban lentamente a la calle principal. Axel recordó con claridad como de niño, se escondió dentro de ese pub, en una pelea que acabaría sin ningún ganador.

 

Por un momento creyó ver que su profesor sonreía al verlo tirado en el piso, lo que lo desconcentró y una fuerte mordida perforo su brazo izquierdo, llenando de sangre la escena.

 

Axel intento no gritar de dolor, y dio una patada en el pecho de la bestia, para intentar alejarla de su brazo el cual habia sido desgarrado por aquellos afilados colmillos. Cuando por fin los sonidos cesaron, los gigantes habían llegado donde estaban los magos y el licántropo. La memoria del hombre se refresco, no tardarían en llegar más hombres lobos guiados por el aroma de la sangre del Rexdemort.

 

No podía sentir los dedos de la mano, mientras se ponía de pie para defenderse de la bestia, pero eso no fue necesario. Una mano enorme agarro con fuerza al lobo, y ante los ojos de Axel y el Uzza, el gigante destrozó la columna de aquel licántropo como si se tratara de una galleta, partiendo en dos al animal para sorpresa de los hombres.

 

Axel necesitaba curar su brazo, y hacer algo contra la maldición del hombre lobo, el cual era devorado a sangre fría enfrente de él. – ¿El Eleboro sirve contra maldiciones? – Pregunto entre gritos, mientras aplicaba un primer episkey a su brazo, a un Badru que parecía sonreír bajo aquel velo sobre su rostro.

[Badru]

La mirada del pupilo le indicaba que reconocía el lugar. En cierta forma eso alegró al Uzza que, como siempre, ansiaba encontrarse con algo emocionante. El silencio junto a la oscuridad de la noche y las calles abandonadas se prestaban para un evento peligroso, justo como le gustaban. Sin ánimos de interferir en su experiencia, pues debía ser la primera vez que viajaba al pasado a través de un portal, decidió hablar en voz baja.

—A medida que vayas recordando detalles se irán formando en la realidad y sino, el momento te hará recordar. El portal escanea tu memoria entera, se esfuerza por reflejar exactamente lo que pasó. Es muy fácil cuando se trata de un viaje a tiempos pasados — hablaba en un tono de voz bajo mientras le seguía de cerca. Él podía predecir cuando algo iba a suceder, y ese sexto sentido se encendió antes de ver arribar al hombre lobo. Se hizo a un lado para no verse comprometido en la pelea mientras observaba con detenimiento.

La fuerza de la bestia era, evidentemente, mayor a la del mago, pues al final alcanzó a dar un severo mordisco. Badru soltó un bufido, de haber leído al menos los hechizos del libro se hubiese podido deshacer de su atacante en un parpadeo. Cuando alcanzó propinarle una patada y poder atender su herida, de la nada apareció una nueva criatura de mayor tamaño a imponer su poder de fuerza bruta.

—¡Fascinante! — añadió al presenciar la ruptura del hombre lobo en manos del gigante. Todavía no le encajaba la situación. Pero ese sutil gesto le indicó que los gigantes estaban de lado de su pupilo. Sin embargo, podía notar su rostro de preocupación. Él más que nadie conocía la historia, seguro que nada terminaría ahí. Para intentar distraer al maestro de su expresión soltó una interrogante.

—No, claramente el hechizo indica que sólo sirve para restablecer daños en los sentidos, o protegerlos — aseguró a sabiendas de que eso representaba un problema. Una mordida de aquellas podría cambiar su vida por completo. Pero por supuesto que él lo sabía —¿Por qué te ayudan? — cuestionó haciendo referencia a los gigantes. Unos observaban mientras el otro terminaba de hacer trizas al hombre lobo. Badru estaba encantado de presenciar un evento como ese dado el prolongado aburrimiento de las últimas horas.

—En caso de que aparezcan más necesito que demuestres tener dominio del Obsistens. Si leíste el libro sabrás que puedes deshacerte de cualquier criatura con eso — esperaba que tuviera un conocimiento mínimo, eso le sumaría puntos para avanzar a la prueba —Y si la temperatura sube por cualquier amenaza nueva, espero que también sepas qué hacer. Si no, tendré que intervenir, pero eso no favorece tu aprobación de la clase — finalizó sin cambiar su posición. Hasta ahora él no se veía perjudicado por las enormes criaturas, y sería mejor que no lo vieran como una amenaza porque entonces terminarían siendo ellas las siguientes en morir.

[Axel Rexdemort]

-¿Ayudan? .- Repitió confundido Axel dentro de aquel lugar, al ver crudamente como el gigante devoraba los restos del licántropo. Quizá Badru fuera un guerrero excepcional, pero no sabía ni lo más mínimo de historia, los licántropos y gigantes después de ser derrotados junto con el señor tenebroso huyeron al norte del continente, y sus luchas por el poder cada vez eran más hostiles, sin impórtales el lugar. Axel y Badru se encontraban en medio de un altercado, Axel lo recordaba muy bien, en aquel bar a su espalda, un puñado de niños y adolescentes entre ellos varios muggles veían el espectáculo de una pelea de dos bandos que terminaría sin vencedores.

 

Axel trago saliva y miro su brazo ensangrentado, escuchando con atención al Uzza, el cantar de eleboro, no lo ayudaría. Su mirada regreso en el gigante que se encontraba enfrente de sus ojos. El humanoide bajo la mirada y gruño, lanzando un puñetazo. ¿Acaso aún seguía con hambre?

 

Apretó fuertemente sus dedos contra su varita, tenía que jugársela y al parecer escuchar a Badru.

Movió de derecha a izquierda su arma en un instante y cerró los ojos, apretando los dientes. Una barrera similar a un cristal rosado se interpuso sobre el enorme puño y el joven Rexdemort.

 

Abrió los ojos y miro aquel escenario, el puño impacto en aquel escudo el cual se quebró rápidamente y desapareció tan rápido como emergió. No tuvo tiempo para reaccionar pues las violentas pisadas sobre la calle de King’s Row se escucharon al unísono.

 

Tres sombras se abalanzaron desde el final de la calle. Una ataco el brazo, otra la yugular y la más agresiva se lanzó sobre los pequeños ojos del gigante. Más licántropos habían llegado aparecieron. El baño de sangre no tardó en aparecer, las fuertes mordidas de los caninos hicieron que el gigante diera varios pasos hacia atrás y perdiera el equilibrio.

 

Seguido de un gemido de dolor, el gigante callo encima del pub a un costado de un vehículo muggle, Axel no recordaba ese acontecimiento, ¿Seria acaso debido a la alteración del tiempo? Los ojos se clavaron rápidamente en el edificio, los gritos de los niños aparecieron ipso facto.

 

-¿Qué demonios? – Una chispa prendió de aquel artefacto muggle, la cual envolvió los ropajes del gigante en flamas. Los gritos de agonía seguían y seguían, Axel estaba confundido, esos eran recuerdos nuevos, mientras más gigantes aparecían detrás del edificio que empezaba a contagiarse de aquel fuego producido por el aparato no-mágico.

 

Aullidos a diestra y siniestra, King’s Row se habían convertido en un campo de batalla.

[Sophie Elizabeth Granger]

En cuanto le notificaron que era el momento de comenzar la nueva clase se preparo lo mas que pudo para ella, no estaba segura de quien era el profesor de aquella clase hasta el ultimo momento. Solo había tenido un encuentro directo con aquel guerrero y había osado enfrentarse a el, retándolo y negándose a luchar cuando aquel primer libro y el extraño embrollo que había sido en primer instancia. Seguía pensando como entonces que no era su juguete aunque en cada clase su presencia lejana les había tratado como tal. La ultima vez los empujo a una búsqueda de esferas al mas puro estilo de los dibujos animados "goku".

 

 

Se vistió de negro enteramente, pantalón ajustado a la piel y blusa sin mangas con cuello redondo, una mochila con sus libros, un collar con amuletos y anillos y su varita en el cinturón del pantalón. Camino por la universidad hasta la plaza del árbol, en la arena que había sido construida especialmente para poner en practica los hechizos y para ser probados al termino de cada cátedra. Esta vez, a pesar de no tenerle cariño a Badru no se le enfrentaría demasiado, lo que quería era que este le diese todo lo que pudiese enseñarle y no que se cerrara a ella con mil candados.

 

-hola? soy Sofia Granger, la nueva alumna del libro de los Druidas...- dijo esperando ver aparecer a Badru en cualquier momento. Mientras tanto se sentó en el suelo y abrió el libro para releer los hechizos que este contenía. Tenia muchas dudas sobre el huso de cada uno de ellos pero lo que mas quería saber era como usar los portales, que tan efectivos eran y si estos requerían demasiada energía por parte del mago.

[Helike R V PB]

El sol todavía no había asomado por el horizonte, cuando yo ya me encontraba dispuesta para ir de nuevo a clases. Ya me había llegado la notificación mediante la lechuza, de que, finalmente había sido aceptada en la clase. Eso me llenó de orgullo. Pero quizá fuese uno de los últimos libros antes de seguir avanzando en el estudio de esa magia tan antigua cómo poderosa. Aún no había conseguido más nivel de magia y sabía que tendría que seguir esforzándome un montón para aprender de los otros tomos.

 

Tenía el morral de cuero encima de la cama, en su interior llevaba los otros tomos cómo así, anillos y amuletos que había conseguido de las otras cátedras. Había comprendido que no sería tan fácil cómo parecía. Y en ésta ocasión, no tenía ni la más remota idea de quién daría las instrucciones para conseguir el nexo al siguiente. Veía cómo poco a poco el sol iba asomando en el horizonte.

 

Giré la cabeza y vi el reloj mágico que estaba marcando las ocho de la mañana. Me había puesto cómoda en esa ocasión, pero con prendas de color negro. Eso siempre me ayudaba a pasar mas desapercibida en cuánto a la caza se refería. Botas con aguja, leggins, un jersey de cuello alto y una capa negras era lo que llevaba en esa ocasión de vestimentas. Me puse el monedero de piel de moke al cuello, al menos lo había preparado con antelación y no con prisas, cómo las última veces. Llevaba además diversos objetos, que esperaba que me fuesen de utilidad.

 

Gracias a los contactos que tenía en la Academia, pude averigüar en dónde residía ese personaje tan peculiar. Cuando el reloj de la mansión dio la hora tomé la varita de álamo y suspirando giré sobre mis talones y me aparecí frente a las puertas de la vieja Academia. El sol estaba en pleno apogeo pero sabía que sólo era magia. El resto del país era pura bruma y oscuridad.

 

Encaminé mis pasos hasta la Plaza del Árbol de Fuego. Allá había una persona esperando. Reconocí su figura a lo lejos. Ya había dado clases con ella en otra ocasión. En cuánto llegué a su altura, carraspeé. Me saqué la capucha.

 

- ¿Sofía? - pregunté con un tono curioso - es bueno volver a ver una cara conocida - dije con una sonrisa.

 

- y el profesor, ¿sabes dónde está? - volví a inquirir de nuevo.