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Libro de los Druidas


Badru
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Apenas el Uzza le había dado la razón cuando de una esquina del castillo aparecieron dos mortifagos que definitivamente apenas le hicieron caso pero no así con Helike que para sorpresa de ellos desapareció en sus narices pues esta al final había accedido a ponerse el anillo. Si Badru creía que la tenia fácil con ellas se había equivocado mucho, al ser seres inmortales solían ser mas arrebatadas y temerarias de lo que seria el alumno promedio pues después de todo no se iban a morir, tal vez se lastimarían gravemente pero no morirían.

 

- oh por los dioses mujer, espérame - le grito a su intrépida compañera cuando esta paso corriendo delante de ella adentrándose en el portal, sabia que este no se cerraría hasta que ella cruzara y no solo por lo que había dicho el guerrero si no porque el libro decía que podía llevar acompañante aunque esta acompañante en particular se llevaba sola. En cuanto cruzo la oscuridad y llego a su destino se topo con un lugar pequeño, sucio, oscuro y cuya ventanucha apenas dejaba pasar un par de rayos del sol, la sensación de opresión era muy fuerte y por un momento se sintió ahogada hasta que recordó que no necesitaba respirar. Intento zarandear la puerta para abrirla pero esta parecía estar encantada así que se le quedo viendo por un momento mientras sus neuronas comenzaban a funcionar.

 

- veamos, no puedo usar otro portal porque no se que hay del otro lado, ni siquiera se si mi primer portal me llevo a donde quería...si las sospechas de Helike son ciertas no puedo estar segura de aparecer donde yo quiero así que veamos que mas tengo en este libro - penso mientras repasaba en su mente los nuevos hechizos - lo tengo, el anillo de defensas carcelarias, al fin y al cabo esto es una carcek.

 

Se coloco el dichoso anillo y la puerta cedió como si todo el tiempo hubiese estado abierta, en cuanto cruzo el umbral se topo con Helike que parecía estarla buscando, seguro Badru no tardaba en aparecer y gritarle a la chica por desobedecerlo.

 

- así que aquí estabas, has encontrado alguna pista de lo que paso acá mientras yo jugaba con esa maldita puerta?- le dijo señalando la pequeña celda tras ella.

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—Necias

 

Pero ese necedad era necesaria, realmente necesaria. La forma en que estaban actuando era la que él buscaba. En la necedad, en el desconocimiento debían encontrar por sus propios medios la forma exacta en la que iban a sobrevivir. Utilizó magia diferente para volverse invisible e imposible de detectar. A partir de ese momento eran ellas quienes debían llevar al límite su aprendizaje.

 

Movió la vara de cristal para modificar nuevamente la realidad. Aquel castillo, sin lugar a dudas, había sido destruido por mortífagos. Aquella era la pesadilla, aparentemente, de Sofía: que aquella guerra sin sentido de los ingleses terminara con una victoria mortífaga.

 

<<Este es el escenario de una guerra. Todos los edificios destruidos han sido provistos de alarmas, vienen a por ustedes. Los amuletos o anillos usados han dejado ya de funcionar. Tienen la magia Uzza a su favor úsenlas bien >>

 

En cuanto dejó de proyectar sus pensamientos en la cabeza de sus alumnas todo se salió de control. Sonidos sordos, apariciones, retumbaron por todo el castillo. Mortífagos con el rostro cubierto, aurores que ahora estaban bajo las órdenes del Señor Oscuro, magos que sin ser mortífagos

 

<<Obsistens>>

 

Docenas de rayos verde esmeralda iluminaron la estancia en donde las dos brujas -aparentemente indefensas- se encontraban.

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Nunca me imaginaría que, escuchar la voz de @, me alegrase tanto…


- ¡Por fin! ¿Tú también te apareciste en una celda? – pregunté, al ver cómo llevaba el amuleto.


- ¿Pistas? La verdad, estaba más preocupada por salir, que en fijarme en esos pequeños detalles – reí por lo bajo- pero si te soy sincera, no he notado nada diferente. Me recordaba mucho a una cárcel de la Inquisición del siglo XV pero vamos, no he encontrado nada útil, sólo ratas…


No pude evitar mostrar una cara de asco.


- Pero, parece que esto, quizás hasta sea una prisión mortífaga, ¿no te lo parece? Tiene sus características – me encogí de hombros – además, Azkaban no parece, simplemente, no escucho el ruido del mar, chocando con las paredes. No, puede que estemos en Inglaterra pero no sé… ¿te has fijado si los guardias llevaban uniforme? Puede que esto pertenezca al Ministerio de Magia, del futuro – aclaré.

Puse el dedo índice en los labios de Sofía. Miré a ambos lados por si estaba el guerrero, pero parecía que no. Quizá tuviese su propia magia y la usase para que no lo viéramos. No podía asegurarlo. Al momento, escuché la voz de Badru. Al parecer, tendríamos que usar todos los hechizos y magia de los Uzza para poder desenvolvernos en ese “futuro”.


- Lo has oído, ¿no? – yo, que tenía esa conexión especial con mi pareja, no estaba segura de sí, Sofía, también lo había “oído” en su mente. Generalmente, la raza vampírica, tenía la telepatía “activada” por decirlo de algún modo, y se iba desarrollando con el tiempo.


Se escucharon voces a lo lejos, cómo corriendo hacia el lugar en dónde estábamos. Quizá la magia del lugar, les había avisado de que ya, habíamos salido.


- ¡maldita sea! – farfullé por lo bajo – estamos en peligro Sofía, tenemos que movernos - le dije a la bruja, que la agarré del brazo y la tiré hacia la pared, pero parecía que los rayos no nos daban… Magos enmascarados en forma de plata, eran mortífagos.


Y si era tal y cómo decía Badru en su mensaje, no podíamos usar el amuleto que, anteriormente nos había sacado de las celdas, ni el anillo detector de enemigos. Tendríamos que buscar nuestra propia salida…


- Bien, ¿preparada? – le dije con una sonrisa maligna- digamos que, no me preocupará matar mortífagos si vienen a por nosotras… Aunque a decir verdad, los apoyo, éstos magos futuros vienen para matarnos y, no me preocupará llevarme a algunos por delante, para defenderme – me encogí de hombros y recordé un hechizo que había usado en una de las clases de los libros.


<< Cinaede – el efecto del hechizo era sencillo y la vez mortal. En cuánto los magos oscuros estuvieron a nuestro alcance y a pesar de que parecía que estábamos protegidas por la magia de Badru, no quería arriesgarme. El gas invisible salió de uno de ellos y fue a parar a directamente a sus fosas nasales, a los pocos minutos, yacía muerto en el suelo, sin saber cómo contrarrestar el embrujo.


- Pero si te soy sincera, no me importaría usar otra vez el portal, para salir de aquí – le sugerí a la bruja con una sonrisa, mientras esperaba a que ejerciera su magia.
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Parecía que Badru no las iba dejar relajarse ni por un segundo, mucho menos la iba a dejar investigar que había pasado con su familia, lo entendía, primero a lo que habían venido y después los asuntos personales pero aun así buscaría la oportunidad de escaparse y ver pos sus propios ojos que había causado tal desastre. Los mortiflagos las tenían rodeadas pero el hechizo usado por el Uzza sobre ella las protegía por lo que se sentía en libertad de atacar con seguridad por lo menos unos pocos minutos.

 

- semillas de hielo- lanzo a uno de los mortifagos que estaban mas hacia enfrente, esto haria que los mortifagos se distrajesen decidiendo que hacer con su compañero congelado.

 

Miro hacia el piso inferior, muchas veces se habia quedado a dormir en una de las habitaciones destinada a ella y sus hijos. Una punzada de dolor al recordar a sus hijos le llevo a preguntarse donde estaban y si estaban bien.

 

- ¡Haz de la noche! - grito lanzando el hechizo hacia un lado donde no había nadie para no gastar el pasaje de ambas por accidente aunque Helike era bastante capaz de crear el suyo, no tenia el mismo conocimiento que ella de la casa y podía terminar en el sótano. En cuanto el portal se abrió la tomo del brazo y la arrastro con ella. Apenas tocaron el piso de su recamara 4 varitas las apuntaron directamente a la cara. Sus dos hijos y las hijas de Arabella, su prima eran al parecer lo único que quedaba de la estirpe Granger Gryffindor

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Faltaba poco, pronto estarían preparadas para que aquella aventura terminara. Badru observaba aún utilizando su magia, proyectándose y analizando cuales serían sus siguiente movimientos. Escaparon de una forma un tanto peculiar de las maldiciones asesinas. Pero el fuego era diferente, solo podían escapar del fuego haciéndole frente. Invocó un portal para aparecer junto a Sofía y Heliké, en donde además habían cuatro personas más con vida.

 

Detuvo el tiempo con su vara de cristal, pausó la visión en la que se encontraban. Un extraño rayo quedó suspendido en el aire. ¿Un rayo asesino o algo más inofensivo? Quizá cuando Sofía dominara la magia de los Portales podría intentarlo de nuevo.

 

—Es por eso que tenemos que ocultarnos. Esta realidad alternativa está pausada y en este momento se está destruyendo. Tu familia te ha atacado porque ellos presenciaron tu muerte. Ver el pasado o el futuro no significa ningún peligro para la línea temporal, sin embargo si que puede significar un peligro para ustedes. Si mueres seguirás muerto.

 

Golpeó el suelo con su vara de cristal y todo comenzó a temblar. Desde el punto en que se encontraban, hacia afuera, el color comenzó a desaparecer. Los objetos se desintegraron, los Gryffindor que aún vivían desaparecieron. Lo mismo pasó con todo ser vivo inanimado. Se vieron de pie sobre un suelo de luz, rodeados así mismo de blancura. Abrió otro portal.

 

«Sofía nos ha llevado a su futuro, al futuro que más teme. Heliké, nos mostrarás un pasado en donde no te dejas seducir la magia oscura...

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Sofía había reaccionado rápidamente y había lanzado su conjuro a uno de los mortífagos. Pero además de eso, también utilizó el portal para sacarnos inmediatamente de allí. Suspiré aliviada en cuánto lo cruzamos con la mujer arrastrándome por el brazo. Nuevamente, la oscuridad nos invadió a las dos y en cuánto abrí los ojos y nos aparecimos en una habitación, recibidas por varias varitas...

 

- ¿Y ésto? - le susurré a la mujer...

 

Noté cómo de un momento a otro parecía que las cosas se detenían, hasta incluso una mosca que pasaba zumbando, se quedó suspendida en el aire.

 

- ¿Ves? Te lo dije - refunfuñé- es Badru quien controla el tiempo... Porque no conoció a mi abuela, era una maestra en éstas cosas - le dije, mostrando una sonrisa burlona.

 

En ese instante se apareció el Guerrero Badru, alcé una ceja. Empezó con una pequeña charla sobre lo que sucedía con el tiempo.

 

- Discúlpeme señor, no pretendo ofenderlo con mis palabras, pero no necesito clases de sobre cómo funciona esto... - no podía evitar ser borde, cuando era un tema que dominaba a la perfección (? xD).

 

Después de su explicación hizo que todo se volviera blanco. La verdad, es que admiraba la magia Uzza y la que yo estaba e intentaría conseguir sus conocimientos...

 

- ¿Magia Oscura? - reí con sorna. No podía evitarlo. Se notaba que no me conocía lo suficiente- el bien y el mal no existe señor, sólo existe aquellas personas que sepan controlar el poder y saber enfrentarse a él y dominarlo - hinché el pecho de orgullo. Pero lo último que dijo, no me hizo gracia.

 

- ¿Sabe? Odio ir al pasado. Experimenté algo parecido en Animagia... Pero bien, si usted quiere ver mi pasado... Intentaré escoger uno en dónde mi poder era mucho mayor que ahora, y no me refiero a la magia, precisamente - sonreí- Sofía, vas a ver algo de mí, que poca gente sabe - asentí con la cabeza, contenta- la verdad, puedo decir que fue una buena época... A no ser claro, que alguien la estropee - no quería lanzar indirectas ni mucho menos, pero tendrían las consecuencias necesarias si querían saber más- y, además, siempre me gustó la magia oscura, sólo que ahora digamos, que es mi prioridad, antes usaba mucho la alquimia, probaba cosas haciendo pociones, entrenaba duramente...

 

<< Bueno, que mejor lo vemos - sonreí a ambas personas.

 

- Y espero que esa cosa nos cambie la ropa, porque no vamos adecuadamente a la época en la que nos dirigimos - suspiré...

 

Alcé la varita y susurré el hechizo concentrándome en la etapa de la historia en la que quería llegar. Despejé en mi mente, todos los malos presagios y también los buenos, dejándola en blanco. Haciendo un movimiento bonito con mi varita dije el conjuro:

 

- Fulgura Nox - un portal negro como la noche se apareció ante nosotros y yo guié a mi compañera de estudios. En cuánto abrí los ojos, cómo esperaba, los ropajes estaban completamente cambiados, muy al estilo de la corte de Luis XV. En cuánto abrí los ojos, a lo lejos se podía escuchar varios instrumentos de cuerda, escuchando una suave melodía. Alcé la vista hacia mi derecha y un gran jardín se veía a lo lejos. Lo reconocí enseguida.

 

- Bienvenidos a Versalles - susurré a los presentes- en breves conocerán mi estancia aquí y todo el papel que he desempeñado a cargo del Rey - dije con una sonrisa. Guardé la varita dentro del corsé que llevaba puesto y también el monedero de piel de moke.

 

@@Badru @ perdonadme xD éstos días no me apetecía mucho rolear y mi imaginación era mínima xD espero que os guste la trama aunque sea un poco, ¿aburrida? xD

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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Justo cuando iba a tratar de hablar con los chicos para saber que demonios habia pasado en aquel lugar el Uzza aparecía y congelaba todo. No pudo evitar un quejido de molestia mientras escuchaba la explicación del mago y se cruzo de brazos intentando no reclamar por aquella interrupción. De primera no capto las palabras de Badru pero su mente hizo click y miro fijamente al guerrero.

 

-espera un segundo, como sabes que me vieron morir, si sabes algo quiero saberlo- le increpo pero Helike no le dio tiempo de seguir preguntando nada pues había abierto el portal y los había transportado hacia el pasado, uno que no había vivido como Sofia pero si como Zahil.

 

-ya había olvidado como odiaba estos ropajes, son tan incómodos - le dijo a la vampira mientras se acomodaba la falda e intentaba aflojar un poco el corse. Al menos el vestido era de uno de sus colores preferidos, rojo en su totalidad con algunas vistas en dorado, el peinado como era de esperarse con mil arreglos y muy alto.

 

- asi que, que vela pintas en este entierro - pregunto mientras echaba a andar por los jardines en compañía de la Rambaldi que parecía estar en sus terrenos. Ella había vivido esa época lejos de todo el glamour de las grandes ciudades, era mas sencillo cazar en el campo donde siempre había un campesino o campesina que se perdía en los bosques aledaños a los pueblos, si era lo suficientemente sigilosa podía quedarse en un solo lugar por varios años antes de que la gente se percatara que ella no envejecía ni un poco. Ademas de que no le gustaba tener que rendirle cuentas a un gran señor vampiro lo cual era casi obligatorio si vivías en las metropolis europeas.

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- no te quejes tanto - le susurré a Sofía con una sonrisa- supuestamente estamos aquí para aprender magia Uzza. Lo que no entiendo es cómo demonios el portal nos trajo a ésta época. Quizá para cambiar algo, o aprender, no sé - me encogí de hombros.

 

Indiqué a mis acompañantes con la cabeza a que me siguieran por el largo pasillo. Maldije por lo bajo por olvidarlo...

 

- Maldito palacio de los demonios - gruñé en voz baja, acompañando el juramento anterior...

 

Me detuve, algo me llamó la atención y miré por uno de los grandes ventanales. El jardín que había visto, daba a uno en dónde se podía ver a la corte reunida junto a los reyes, en cambio en esa ocasión, los dos, estaban tomando el té con sus hijos...

 

- Vamos, pronto - les indiqué con la mano- recuerdo que había una entrada por aquí... Un pasillo oculto...

 

Me fijé en uno de los cuadros, era el abuelo del rey, sonreí contenta, lo desplacé un segundo y el acceso oculto dio paso a un pasillo oscuro de piedra, había antorchas en ambos lados que estaban apagadas. Saqué la varita y susurré un lumus. Ésta se encendió al instante.

 

Giré la cabeza y vi que ambas personas me acompañaban. Caminé unos pasos y algo se me heló la sangre. Se me pusieron los pelos de la coronilla de punta.

 

- ¿Lázarus? - pregunté confundida. Un hombre más alto que yo, con el cabello negro azabache, estaba impecablemente vestido. Su tez brillaba a la luz de mi arma.

 

- Vaya vaya... si es mi aprendiz - dijo con una sonrisa...

 

- ¿Qué haces aquí, No se supone que estabas en el norte? - Inquirí de nuevo, desconfiando. Algo me decía que la cosa no estaba bien, no tenía recuerdos de ese momento. Sabía que cuando había pasado todo eso, había recorrido el mismo camino, pero no me había topado con nadie, escasas personas conocían ese trayecto.

 

- mi señora, vos no habéis aprendido mucho de protocolo - sentí una fuerte presión en la espalda que hizo que me inclinara...

 

- Serás cerdo, el Lázarus que yo conozco, jamás me haría ésto - soltó una carcajada fría, tenebrosa que daba miedo. Pero a mí no. Debía de ser algún truco, para confundirme.

 

- He cambiado mucho, yo también estoy al servicio de Su Majestad - sonrió ahora, mostrando una hilera de dientes blancos como la nieve.

 

- ¡Una leche! ¡Ese cargo me pertenece! - protesté yo y ahora alcé la varita, el hizo lo suyo propio pero con las manos.

 

- No me atacarás, sé que no dañarías a tu mentor, ¿cierto?

 

Quedé muda. No sabía que decir, pero quizá debí caer en la cuenta de que el guerrero Uzza estaría manipulando esa realidad. Guardé la varita de nuevo dentro del corsé y mostré mi mejor sonrisa.

 

- Claro que no, mi señor - asentí levemente la cabeza y me acerqué a él. Por supuesto no se esperó esa respuesta y lo siguiente tampoco.

 

Un peso muerto caía al suelo, a causa del puñetazo en la cabeza que le había dado.

 

- No os preocupéis, si es como pienso, estará poco tiempo inconsciente. Vamos - les dije a la mujer y a Badru.

 

Caminamos rápidamente, hasta que di con la otra salida. Habíamos llegado a los jardines en dónde los había visto. Les indiqué a mis acompañantes que me siguieran pero que agacharan la cabeza aunque con los trajes, era un poco difícil. Estábamos medianamente ocultos por los árboles, hasta que llegamos a unos setos.

 

- Majestad, una multitud enfurecida está atacando la Bastilla - dijo uno de los nobles en cuánto se acercaron a su señor. Caí en la cuenta enseguida. Estábamos en la Revolución Francesa.

 

- Ahora me dirás qué c*** quieres ver tú aquí - protesté por lo bajo a Badru - sólo verás muerte. La magia oscura me habrá seducido cómo bien dices, pero hace siglos no era mucho mejor que ahora, te lo puedo asegurar - achiné mis ojos, con algo de rabia.

 

- Bien, cambiemos de momento - les dije a ambos.

 

- Fulgura nox - susurré yo, sacando mi arma mágica y apuntando hacia la nada, de nuevo un portal oscuro y negro cómo la noche se abrió ante nosotros. Lo traspasé rápidamente, esperando que los demás, hicieran lo mismo.

 

p.d.: si me hacéis un puente, puedo seguir xD

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  • 2 meses más tarde...

Sentir la arena suave bajo sus pies desnudos le otorgaba una sensación de paz y tranquilidad, un acto tan sencillo y a la vez tan poderoso que conseguía transportarlo de vuelta a su hogar y a tiempos mucho más simples. Era joven y los de su pueblo se esmeraban en recordárselo, pero en su corta vida Badru ya había experimentado más que muchos de los más ancianos; en sus ojos negros podía verse la profundidad del conocimiento, no precisamente de la sabiduría. Ahora se encontraban fijos en Árbol de Fuego, pero su mirada ausente mientras que su mente se encontraba divagando en un plano lejano y muy distinto a la realidad que le circundaba.

 

Cavilaba sobre el pasar de sus años, los hitos que habían marcado su vida irreversiblemente, los pasos que eventualmente le condujeron hasta este extraño país con su extraña gente. Y aunque fingía la misma actitud reacia de sus compañeros Uzza, lo cierto es que a él no le desagradaba en lo absoluto aquel cambio. Su familia estaba cómodamente ubicada sin que les faltara nada, su hijo tendría posibilidades que jamás habría soñado, y él había descubierto una forma nueva y eficaz para cumplir con su deber como profesor sin descuidar el constante aprovisionamiento de su arca secreta. Si, la vida era buena entre aquellos magos incautos, un pueblo tan joven que resultaba hasta ridículo lo fáciles que eran de manipular.

 

Nuevo ciclo, nueva clase, nuevos alumnos. Y aun así el proceso resultaba repetitivamente igual. Todavía no había tenido el placer de cruzarse con nadie que mereciera destacar; si bien ya era un mérito que reunieran las condiciones y aptitudes necesarias como para contar con su aprobación, pero aun así le aburría lo planos y perfilados que eran. Fabricados en serie, astillas de un mismo palo. Igual y a lo mejor así es como debía ser, después de todo si aquellos jovencitos no estuvieran tan desesperados por conseguir el poder que se les ofrecía a él no le resultaría tan sencillo utilizarlos como un medio para su fin.

 

Percibió su presencia ni bien ingresaron a la plaza, uno a uno fueron apareciendo ante el llamado de la Universidad, como siempre sedientos de poder y conocimiento. Pero Badru se mantuvo de espalda a ellos con la mirada fija en el Árbol de Fuego, imperturbable y poco dispuesto a ser interrumpido de sus cavilaciones. Pasaron largos minutos de incómodo silencio, los alumnos se removían en sus lugares bajo el sol implacable y el calor sofocante, indecisos respecto a cuál sería su finalidad en aquella clase. Cuando al fin decidió voltearse hacia ellos el silencio prosiguió mientras que el Guerrero les contemplaba engarzando su oscura mirada con la de ellos, rebuscando en aquellos ojos que eventualmente acabarían revelándole todo lo que necesitaba saber.

 

- ¿Qué sería capaz de dar cada uno de ustedes por obtener los conocimientos que poseo? ¿Hasta donde llegarían? – su voz grave rompió la tensión como una daga fría y certera, repitiendo una vez más la misma pregunta que llevaba formulando desde que comenzó a impartir su tesoro más preciado: el conocimiento.

 

 

@ @@Pik Macnair @@Mica Gryffindor @@Niko Uzumaki

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Aun ni amanecía cuando la banshee miraba desde su ventana hacia el horizonte, no recordaba cuando había sido la ultima vez que se encontró con el guerrero Uzza del libro de la Druida. Recordaba la primera vez que lo había visto aparecer frente a ella y a partir de ese momento sabía de lo que era capaz de hacer para ver si alguien merecía ser instruido por él. El sol comenzó a salir cuando ella se encontraba ya lista para ir a su encuentro con Badru, ¿el uzza la recordaría?, se preguntó mientras pasaba unas manos sudorosas sobre su pantalón de cuero.

Su semblante era de alguien que le aterraba estar frente a aquella figura, pero también estaba segura de que era capaz de conseguir que el Guerrero mas joven aceptará darle clases para aprender acerca de los poderes que venían con el libro que portaba en su antebrazo.

Al llegar hasta lo que era un árbol donde Badru le daba la espalda se quedo callada, no por que no tuviera cosas que decirle, si no por que aquella presencia imponía de una manera que a cualquiera así fuese el mago con mas habilidades lo dejaría callado. La Malfoy relajo la tensión que tenia en la espalda.

Fue hasta ese momento que la Mago Oscuro se dio cuenta que a su lado se encontraba su padre, lo que indicaba que volvería a compartir clase con él y separados por una mujer se encontraba otro de sus compañeros de la clase del Equilibrio, por un momento por su cabeza paso una revancha de algo que se había quedado inconclusa en la clase pasada, pero entonces hacía falta la mujer de cabellera rubia y el otro chico.

Le dedico una mirada de complicidad a Pik, antes de que el Uzza diera vuelta y se dirigiera a las cuatro personas que ahí se encontraban. Invoco la daga del sacrificio, estaba a nada de realizar tres cortes en su muñeca para después tener control sobre sus compañeros jurando con ellos pero la pregunta hecha de aquella voz gruesa la había sacado de su concentración.

-Si hay que sudar o llorar sangre, lo hare. Trabajé mucho para llegar hasta este lugar. No pienso rendirme. -respondió mirando aquel par de ojos tan negros como el alma de la ojiverde. -Así que cumpliré con cualquier reto que me pongas.

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