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Libro de los Druidas


Badru
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Lo único que hace es observar. La creación de un portal demuestra la capacidad del mago que está aprendiendo, precisamente por eso siempre es la primera prueba por la que los alumnos de la clase deben pasar. Si no son capaces de invocar un portal perfecto no pueden avanzar en los siguientes retos que el libro de los Druidas presenta. Al principio Undefined falla, lo que no le sorprende, ya que solo un manojo de personas son capaces de invocarlo al primer intento.

 

—Creaste un portal que se puede utilizar, tendrás que crear otro.

 

Deja de hablar por un par de segundos, para buscar las palabras adecuadas de su siguiente indicación. Observa el punto en que se encuentra el sol en el firmamento, es ya demasiado tarde. Tienen que darse prisa o tendrá la desagradable necesidad de volver a mirar al mismo estudiante dos días seguidos.

 

Ignea

 

Apunta la varita mágica hacia arriba, sobre su cabeza, para que el polen lo cubra por completo. Los movimientos son exactos y precisos, funcionan solo si se hacen de esa forma. Esa es la primer tarea, volverse inmune al fuego para poder adentrarse en el volcán y robar un lirio de fuego. Todos los volcanes, más mágicos o menos, reaccionan cuando alguien intenta robarles.

 

—El portal debe llevar a un volcán que esté lleno de lirios de fuego, parte de la misión es que lo encuentres. Luego debes traer el lirio más grande que encuentres. Pero antes de irte debes ser inmune al fuego. Ya viste como lo hice. Los volcanes son celosos con los lirios. Te atrapan usando la magia que tienen estas flores para crear una prisión mágica. Entonces deberás usar el amuleto para escapar de prisiones, solo así podrás salir. Debes volver antes de que se ponga el sol.

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Se desabrochó el primer botón de la camisa blanca. Se abanicó un poco con la mano el rostro que le estaba transpirando. Se inclinó hacia atrás y puso las dos manos en el borde de la banca de piedra. Suspiró agotado. No tenía edad para esos trotes. Lo sabía, pero si quería avanzar en los estudios de la magia, tenía que comenzar a forzar su cuerpo. Se pasó la mano quitando un poco de exceso de transpiración y clavó sus ojos azules en el panorama.

 

Había llegado al árbol de fuego tal como le habían indicado. Estaba asombrado. La mezcla de colores era impresionante. El atardecer comenzaba a explayarse, alargando las sombras, tiñendo los colores de un dorado. La arena seguía cálida bajo sus pies. Se había quitado las botas y sus medias largas en un intento desesperado por estar más cómodo. El árbol de fuego ardía. Nunca había visto algo similar. Parecía sacado de un libro de cuentos.

 

El Uzza estaba trabajando con un mago que nunca antes había visto. No alcanzó a ver desde el inicio, ciertamente y por la distancia tampoco pudo dilucidar lo que hablaban. Sólo veía intentos de portales y movimientos de magia. Tampoco se preocupó. Aprendería lo que ese libro vacío tendría para enseñarle.

 

Estiró los brazos y soltó un leve gruñido gutural. Como si el oso que llevaba dentro quería salir a jugar.

 

Sonrió de lado mientras emprendió paso. Casi cuarenta años no eran en vano. Había dirigido batallas. Ganado torneos. Vencido guerras. Pero, ninguna de todas esas cosas importaba realmente. Su cuerpo estaba dispuesto. Su psiquis también. Él en general y totalidad lo estaba. Los dedos de sus pies se enterraban en la arena. El pantalón también se lo había rajado con magia para que estuviera más cómodo.

 

- Perdone la interrupción. Mi nombre es Orión y estoy aquí para aprender. Tráteme como el novato que soy. Le prometo no morir en el intento.

 

Soltó una carcajada seca, como riéndose de su propio chiste. Imaginó su lápida con un “Muerto en el Libro de los Druidas”.

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- ¡Ignea! - Mencionó Undefined después de que el guerrero terminará sus instrucciones.

Una lluvia de polen de lirios de fuego rociándolo y entregándole inmunidad ante cualquier tipo de fuego, no sintió ninguna sensación extra después de realizado el encantamiento, pero confiaba en que fue bien realizado. No tenía mucho tiempo, debía concentrarse en abrir un portal donde nunca antes estuvo, una volcán con lirios de fuego y buscar el más grande entre ellos. Era peligroso, los volcanes eran egoísta respecto aquellas flores y no dejaban a nadie escapar de su interior.

Se concentró en realizar el portal tratando de pensar mucho en un volcán con lirios de fuego en su interior para o estaría perdido, después de unos segundos, con una floritura de su varita el portal apareció frente a él aguardando a ser cruzado. La inmunidad al fuego era todo lo que necesitaba y ya tenía, pero el miedo infundado por sus voces era lo único que lo hacía dudar, la muerte podía alcanzarlo en el volcán. Tomó seis segundos para pensar, para llenarse de valor y para darse cuenta de que en realidad no tenía nada que perder. Dando varios pasos llegó.

Caía a enorme velocidad en picado hacía el interior del volcán. Había creado el portal de forma paralela a la zona de erupción o punta del mismo, el hechizo anterior podía darle inmunidad sobre el fuego, pero no habría manera de que lo salvara de una caída. Con el grito de sus voces escandalizadas por lo que estaba pasando, invocó con un movimiento de su arma mágica el amuleto volador apareciendo en su siniestra, invocándolo casi al instante para planear el viento provocado por la caída, ahora tenía más control sobre como estaba cayendo, ralentizándose y tratando de buscar un lugar seguro para aterrizar.

Lo hizo en una roca creada por la misma naturaleza cerca de la pared, pudo respirar y observar donde se encontraban la flor que estaba buscando, estaban cerca de la lava, alimentándose del calor intenso que le hacía a Undefined desprender una gota de sudor por el borde de su mejilla hasta caer al suelo. El tiempo para el ignea y el sol se ocultara se estaba acabando, era un juego contrarreloj, el calor empezaba a desesperarlo más que sus voces internas que trataban convencerlo para arrojarse al fondo del volcán y dejarse consumir.

Saltó, con el amuleto volador activado, haciendo lenta su caída. No para dejarse consumir por el fuego, si no para recoger la planta más grande que había visualizado desde su posición anterior, planeando ligeramente pudo sostenerse en una pequeña piedra cerca de la pared. El volcán estaba empezando a molestarse y agitar sus aguas haciendo que una gota de lava cayese en su brazo izquierdo. Sin embargo, gracias al ignea no le causó ningún tipo de daño salvo asustarlo, estiro sus brazos mientras se agachaba e inclinaba hacía su izquierda esforzándose lo más que pudo para arrancar el lirio de fuego de su raíz.

Cuatro paredes mágicas transparentes aparecieron a su alrededor, aprisionándolo, capturándolo, llevándolo al centro del volcán donde la caída lo llevaría al mar de lava a varios metros debajo de él. El volcán o una magia protectora lo estaba castigando por arrancar sus preciosas flores. Seguía teniendo su varita mágica y sentía todavía la magia fluyendo por su cuerpo, por lo que tuvo la oportunidad invocar un portal justo debajo de él, tenía la confianza de invocarlo ahora sin mucha concentración necesaria. Además de eso invocó el amuleto mencionado por el guerrero en un inicio: amuleto contra defensas carcelarias.

Fue rápido, pero primero sucedió el efecto del último amuleto invocado haciendo que traspasara la prisión como si no existiese y cruzara el portal inmediatamente después cayendo en el suelo de la Plaza de Fuego donde se encontraba al inició, pero estaba sostenía en su mano izquierda un gran lirio de fuego. Undefined estaba completamente bañado en sudor por la alta temperatura del volcán. El ignea no parecía evitar eso.

- Acá esta - El sol estaba a escasos minutos de ocultarse.

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Lleva todo el día enseñando y está cansado. Sin embargo eso no significa que vaya a dejar de hacer aquello que manda el primer contrato. Undefinen es bastante interesante, tiene que soportar a diario los sonidos que viene de todo lado. Espera que, algún día, logre encontrar la solución a aquel problema. Espera que encuentre un mago capaz de repararlo, de juntar las partes rotas y darle paz.

 

—No serías el primero ni el último ¿Porqué los extranjeros se creen especiales?

 

No es una pregunta directa hacia Orión, el recién llegado, sino más bien una exclamación lanzada al aire. Sabe también que en el lugar en que se encuentran él es el extranjero, no su aprendiz. Sin embargo, en su pueblo se considera extranjeros a todos aquellos que no nacieron bajo el manto de la diosa Uzza y que no se quemaron las plantas de los pies al caminar descalzos sobre la caliente arena del desierto.

 

—En mi tierra solo unos pocos pasan el entrenamiento Uzza que es mucho más exigente que lo que nos obligan a enseñar aquí; ellos si que mueren de manera heroica.

 

Mueve el cuello hacia un lado y lo hace sonar. No habla por varios motivos. El primero es que está pensando en como comenzar la clase sin él tener que desgastarse más. También espera que Orión diga algo más, que -como la mayoría- le den el discurso que odia sobre porqué él, Badru, debe enseñarles sin cobrarles algo adicional; sin obtener un beneficio significativo. Pero el más importante, sin dudas, es que intenta concentrarse en la travesía de Undefinen en la misión más peligrosa de la clase. Orión hará algo parecido, pero sin tanto peligro, un volcán "amigo".

 

—Los lirios de fuego son muy útiles, crecen en volcanes y absorven gran parte de su magia. En la universidad hay un volcán dormido que ya no tiene mucha magia, que no es capaz de defender los lirios. Sin embargo esos lirios son útiles al igual que cualquier lirio gracias a la magia misma vinculada a este lugar. Será sencillo, únicamente tienes que encontrar el volcán y cosechar los mejores lirios, los que tengan más polen. Quizá esto te sea de utilidad

 

Mueve la varita mágica dibujando una espiral en el aire, imitando el movimiento que las personas "normales" deben realizar para poder rasgar el espacio en dos puntos y conectarlos usando la oscuridad. A un costado aparece un portal.

 

—Acotará tu búsqueda. Te llevará a una zona más pequeña que toda la universidad. Encuentra el volcán, consigue el lirio. Te veo mañana al medio día. Si no consigues el lirio igual puedes volver, nos tardaremos más pero puedes volver.

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Sentir el sol del mediodía en la Plaza del Árbol de Fuego era una experiencia completamente distinta. Pero esta vez sí se había preparado. Iba con ropas más cómodas. Pantalones cortos y camisa de lino. Aprovechó el mismo portal de Badru para volver fácilmente, recorriendo el escenario con aire triunfal. Orgulloso de sí mismo que llevaba los lirios en un frasco de vidrio. Le quitó la tapa al recipiente y sintió el calor particular de mismo.

 

- Badru, conseguidos los lirios. El volcán me recibió bien. Tuve un par de complicaciones, pero nada importante.

 

Bah, complicaciones. El tipo estaba intentando ser honesto, pero disfrazando un poco la verdad. Se refería a más o menos a la sarta de tonterías que le habían ocurrido en el volcán. En realidad, era algo bastante simple; Badru pedía que Orión entrara al portal, encontrara el volcán dormido y llegar hasta el corazón de mismo para cosechar los lirios.

 

En la primera parte le fue bien. Es decir, era solamente dar dos pasos. En la Universidad ya era de noche y el Nigromante, ayudado por un Lumos, caminaba por la zona. No tardó en dar con una colina verde que resaltaba entre el bosque y en una de las laderas, una caverna que daba comienzo a un descenso. Dio el primer paso en falso, resbalando y cayendo con su trasero todo el trayecto. Terminó de jeta en lo que parecía ser una arena oscura. Escupió un par de veces lo que se le metió en la boca y conjuró una hilera de fuegos mágicos para iluminar su camino. Dedujo que la arena se trataba de una obsidiana extremadamente fina y así entendió que estaba medianamente en camino.

 

No sintió ningún tipo de peligro. Hasta el mismo volcán lo invitaba a dormirse con él. Sólo se escuchaba la arena moverse de aquel pasillo de unas cinco cuadras de longitud. Tras el recorrido pudo sentir otro tipo de temperatura de luz en el fondo. En las paredes del túnel se hacían presentes cada vez más común, plantas bioluminiscentes de colores rojos y anaranjados. Su piel blanca se tiñó a la par. Entendió ahí que la biología muggle no encontraba razón de ser. Los lírios, que se encontraban en medio de la cámara a la que conducía el túnel, habían afectado a todos los seres vivos que convivían entre las rocas de lava enfriada. Era un campo de lírios hermosos que atrajeron al mortífago.

 

Llegando al borde y dispuesto a cumplir su tarea, se tropezó con sus mismas piernas y desplomó todo su cuerpo en los lirios. Una nube de polen se levantó. Orión entró el pánico y respiró con nerviosismos. Gran error. El polen se le había metido por su nariz, causando que comenzara a estornudar. Una gran sensación de fuego nació en esa zona y comenzó a expandirse por todo su cuerpo. Se mareó. Estaba de alguna manera extasiado. Se apoyó en sus rodillas y palmas para darse vuelta y desplomarse nuevamente en el suelo. Su respiración se había calmado. Se sentía cómodo entre la calidez de las plantas mágicas. Estaba… ido.

 

A la mañana siguiente se había levantado aun con sus músculos como gelatina. Cosechó aquellos lirios que no habían sufrido el peso de su cuerpo y los colocó en un frasco. Aun le quedaba tiempo para volver a la Manor y cambiarse.

 

- Y bueno, la verdad es que, más allá de aprender. Necesito el libro por una cuestión personal. Hay algo en mis memorias que no van bien y necesito aprender esos portales. Pero entiendo que todo tenga su precio, ¿cuál es el suyo?

 

Le extendió el frasco. No pretendía ofenderlo, la verdad, el Yaxley sabía muy en el fondo que pagando su matrícula ya tenía derecho de aprender. Pero, es que, ¿realmente tenía el derecho de enseñanza?

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Y ahí estaba el italiano de nueva cuenta, a nada de empezar de nuevo su instrucción de uno de los Libros de Hechizos que más le interesaba, el problema era ese, que ya había ido una primera vez pero no lo había logrado.

 

¿Qué le diría Badru? La última vez ni siquiera le respondió las preguntas que éste le había hecho, sencillamente se había marchado sin más al sentirse mal. Era una total falta de respeto para el Uzza y ya no quería más problemas con ellos después de sus largas charlas cuando le reprendían por no haberse aparecido dos meses a dar el Libro de la Fortaleza. Ni modo, no le quedaba de otra mas que admitir el error y ver qué tal le recibía de nieva cuenta.

 

—Badru, acá Keaton Ravenclaw, vengo a continuar mi aprendizaje con usted ¿esta por aquí? —Dijo el mortífago cuando llegó ante la vivienda de aquel Guerrero.

 

¿Tendría alumnos en aquel momento? ¿Sería que tal vez no se encontraba allí? Bueno, daba igual aquellos hombres y mujeres eran muy hábiles, por lo que bueno, seguro pronto le recibiría. Mientras tanto, el aquel día ojilila comenzó a releer las páginas de aquel libro de pasta color verde. Estaba fascinado con el Fulgura Nox, era, sin duda alguna, el poder de aquel libro que más quería aprender, poder ir al futuro, poder ir al pasado, le fascinaba la idea, incluso al mundo de los muertos... era algo que apasionaba de verdad.

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Por lo general es él quién debe dar el primer paso en las clases y buscar la forma de conseguir un pago adicional por enseñar a los aprendices a utilizar el libro de los druidas. La mayoría, por no decir todos, consideran que al realizar un pago a la universidad es suficiente. Pues así debería ser, pero con Badru las cosas funcionan de otra forma. Él necesita ser un filtro que de alguna forma deje avanzar solamente a las personas que están preparadas. Y también necesita aumentar el volumen de su colección, que se basa principalmente en pergaminos antiguos y en conocimiento que se pasa verbalmente.

 

—Orión Yaxley, tienes razón. Todos tenemos nuestro precio, pero preguntas más. No debes preguntar cuál es mi precio, sino cuál es el precio que estás dispuesto a pagar. Es el conocimiento mágico lo que me interesa ¿Qué me enseñarás para continuar con tu entrenamiento? A mi me da igual el origen de la magia, magia "buena" o magia oscura. Dime un hechizo que pocos saben y te enseñaré.

 

Mientras Badru espera una respuesta, las alarmas silenciosas de su morada comienzan a "sonar". Hay alguien cerca de su casa, lo que le molesta. Allí están su esposa e hijos, no es un lugar que le gusta perturbar. Aún esperando la demostración por parte de Orión, chasquea los dedos y hace que, delante de Keaton, se forme un portal que tiene como destino la plaza de fuego.

 

—Todo lo que aquí sucede —se dirige nuevamente a Orión —... es secreto.

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Una sensación de triunfo lo inundó cuando le dio la razón. Pero, sospechó un por un segundo. Cuando habló de magia buena u oscura, un escalofrío le pasó por la columna, ¿realmente le estaba pidiendo eso? No tenía nada para presentar. Nada. Será, que para el Yaxley, los hechizos de Nigromante no pertenecían a ese tipo de magia secreta. Sabía que todos conocían la magia de bandos, al igual que él lo sabía con la orden. Demasiadas batallas, será.

 

Pero más sospechó con la propuesta de secretismo de Badru. Se sonrojó completamente. Estaba a punto de decir que el pequeño episodio del polen de lirios de fuego fue todo un accidente y que no frecuentaba ese tipo de actividades ilícitas. Capaz, el Uzza buscaba otro tipo de pasatiempos con él, en la arena cálida y el sol de un verano incesante. Parpadeó un par de veces, decidió convencerse que hablaba de un secretismo de una relación Profesor-Alumno. Sobre todo, cuando vio un portal abrirse a un costado. ¿¡Es que lo estaba invitando a su casa!?

 

Decidió mantener la calma. Sí, hacía tiempo no se veía con Gatiux… Pero no, era un señor casado. Sólo tenía ganas con ella no más.

 

- Le ofrezco la hermosa capacidad de la lectura de Runas. Sí, soy profesor de la Universidad y capaz me diga, pero, ¿no le enseña lo mismo a todo el mundo? La respuesta es que no. Pero, necesito saber que va a pagar, no me malinterprete.

 

Los caminos de las Runas escondían muchos puntos que una simple clase de profundización no podía abarcar. Como la potenciación de hechizos. Hechizos que Orión pretendía ver primero en la clase del libro.

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Levanta una ceja ante la oferta que se supone es tentadora para él. Pero nada más alejado de ello, es más, la idea que pueda ofrecerle un conocimiento que la Universidad implementa de forma oficial lo ofende. ¿Acaso le ve cara de haber vivido entre cuatro paredes toda su vida?


―Todo lo que usted sabe sobre Runas, ya lo sé ―le contesta de forma tajante y evidenciando su enojo.


Badru no es un Guerrero que esté particularmente ligado a las tradiciones de su tribu, sabe la Diosa Uzza cuántas veces ha estirado las leyes en su beneficio para lograr algún objetivo un tanto egoísta; pero eso nunca lo desvió del objetivo principal de su título como es el conseguir la mayor cantidad de conocimiento posible. Las Runas es un conocimiento tan viejo como divulgado, incluso lo había estudiado durante su entrenamiento, a fin de cuentas es algo casi obligatorio. En definitiva, nada nuevo.


―Veo que no está para nada familiarizado con lo que ser un Guerrero Uzza significa, y no me pondré a explicarlo ahora. Necesito algo equivalente a lo que estoy a punto de enseñarle, y la magia de este Libro no es nada remotamente similar a lo que haya visto con anterioridad.


Hace una breve pausa, lleva su mano a su peto, buscando algo, y sacando al fin un frasco pequeño que parecía ser una crema color naranja.


―Con los lirios que tienes puedes hacer esta pomada, la cual tiene usos diversos. ¿Cuáles? Averígüelo cuando consiga hacerla ―de pronto saca su varita y, de un simple movimiento la hace crecer al punto de revelar su verdadera forma. Golpea la vara dos veces contra el suelo, y entonces el libro de Orión aparece frente a él, se abre en la primera página y revela un texto que anteriormente no estaba allí―. Deshidratar, machacar, echar al caldero, hervir a 200 grados centígrados y dejar reposar hasta adquirir una consistencia viscosa. Simple en teoría. Hágala. Pero le advierto ―pone la mano sobre el libro, y sólo eso basta para que el texto desaparezca progresivamente― a cambio deseo aprender una magia poderosa, de otra forma este conocimiento no se vinculará a usted, y será como si nunca lo hubiese aprendido. Tiene dos horas.

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Se puso rojo ante el regaño del Uzza. Se llevó la derecha para rascarse un poco la nuca. Miraba para abajo porque no podía evitar una leve risita entre dientes. Sabía que si cometía ruido se vendería y por consiguiente, terminaría colgado del Árbol de Fuego. Sí, reconocía que capaz, capaz, había subestimado la propuesta de su profesor más que otra cosa. De todas maneras, toda la situación le recordaba las múltiples metidas de pata que cometía en Hogwarts hasta su expulsión final. No era más que una nostalgia interna.

 

Pero, ¿cómo podía entregarle algo equivalente cuando lo que vio no es nada remotamente similar a lo que haya visto con anterioridad?

 

Sus pensamientos se cortaron cuando vio el frasco con la crema. Al menos ya tenía una tarea más metódica. Pero el problema era que tendía a ser pésimo con ese tipo de objetivos. Por algo todavía no había tomado la clase de pociones. Tenía el presentimiento que podía hacer explotar la mitad de la Universidad. Y, aunque sonaba bastante interesante, la otra posibilidad era quedar envenenado y bueno, morir. Y así.

 

Asintió un par de veces y sacó de su monedero Mocke el resto de las herramientas. Entre ellas, material para hacer fogatas, un caldero y un mortero. Lo primero que hizo fue dejar los lírios a secar al sol, para luego hacer el fuego del caldero. Puso, así el recipiente azabache con los lirios secos a calentar para que vayan perdiendo cualquier humedad, que en el contexto perdían los líquidos. Pasó el mortero para machacarlos y llevó la mezcla a la sustancia viscosa. Al fin había llegado al resultado final. Un poco de pomada pegada al fondo. Había llenado casi la mitad del frasco y la cuchara ya no funcionaba. Fue, cuando pasó los dedos por el caldero para raspar lo que faltaba que se vio un poco incapacitado de separar la mano del lugar. Se acercó a Badru, conla derecha pegada al fondo del caldero

 

Suspiró.

 

- Bueno, aquí tiene el frasquito con la pomada. Siento que descubrí la función de la pomada… ¿Es como un pegamento? ¿verdad?

 

La pomada a veces se desprendía manteniendo sólo el principio de adherencia, pero a un paso muy lento.

 

- Con respecto a lo otro… Si hasta ahora no he aprendido nada lo suficientemente equivalente al Libro, entonces es un poco imposible. Pero, puedo hacerle algún favor… Trabajo en Cooperación Internacional Británica por si necesita de alguna ayuda. Entrar a algún país. Una visa del nuestro pueblo. Cualquier cosa, sólo diga. Salvo, que se le ocurra alguna otra idea.

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