Jump to content

Libro de los Druidas


Badru
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Crucé mis brazos enfrente de mi mientras fruncía el ceño, ¿qué era lo que estaban haciendo en esos momentos ambas brujas? Estuve tentado a detener el duelo para poder darles una explicación más detallada de cada uno de los conjuros que guardaba el libro de los druidas, pero me contuve, debían de aprender como cualquier guerrero: con sus propios errores, que les costaran y les dolieran en la piel.

 

Al parecer la bruja la más tímida, Bel, no notó que el primer movimiento de las estatuas había sido el cinaede por lo que su cerca mágica no había absorbido nada y estaba cayendo desmayada por no utilizar el conjuro de emergencia, ¿su compañera se apiadaría de ella para ayudarla o se concentraría en su propia seguridad contra el inminente ataque que caerían a continuación?

 

Justo en ese intermedio, un joven mago se acercaba queriendo llamar la atención con un saludo soso y sin chiste; como ya tenía conocimiento de nuestro pueblo, la estatua que atacaba a Bel ahora se dirigía hacia este hombre. Tal vez necesitaba presentarme nuevamente o simplemente dejaría de hacer un espectáculo embarazoso y se pondría a entrenar, que para eso estaba en este sitio.

 

Nuevamente dos figuras de fuego maldito salieron de los cíclopes, ésta vez con forma de serpientes de cascabel para dirigirse una a Melrose y la otra a Jank mientras que, por su parte, las estatuas efectuaban cada una un efecto de arenas del hechicero nuevamente para impactar simultáneamente a sus rivales. Como segundo movimiento de uno de los cíclopes repetía un absorvere pero de rango mago oscuro para que afectara al mismo tiempo a ambos estudiantes que se mantenían en pie directamente en la mano con la que sostenían su varita mientras que el otro cíclope lanzaba un séneca directamente en la garganta del caballero Jank combinados con los segundos ataques de las estatuas invocaban un fuego negro cada una para lanzarlos de inmediato en aquel turno, sin dejar que crecieran.

 

- ¡Si no puedes defenderte, acepta la derrota... y huye!

 

¿Entendería alguno de mis aprendices lo que les estaba queriendo decir? Eso esperaba...

G87yGNJ.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

A pesar de la gran gama de reacciones que se podría tener al observar a una cascabel en llamas aproximarse a una velocidad inverosímil, Jank optó por respirar profundo, como si le acabaran de dar una buena noticia. Desde sus diecisiete años se había tenido que enfrentar a, literalmente, miles de ataques con el único objetivo de acabar con su vida o la de sus allegados. Al principio había resultado estremecedor: después de pasar siete años estudiando bajo la tutela de al menos una docena de profesores, tener que cubrirse tras una roca de un Avada Kedavra no era precisamente el tipo de situaciones de las que esperaba al salir de tal protección. Después, a medida que fue pasando el tiempo, se había convertido en un cúmulo de experiencias tan variadas y constantes que se volvieron parte de su día a día. En los últimos años, se tornó tedioso.

 

Sin embargo, en la actualidad, agradecía que Badru no se escudara con rodeos y le ofreciera una manera tan conocida para probar la nueva magia ofrecida por el Libro. Jank se llevó la mano izquierda al pecho, donde colgaba un pequeño frasquito de vidrio que había permanecido escondido entre la tela de su camisa y el pecho. Lo destapó rápidamente, lleno de torpeza, y lanzó su contenido por el aire. El polen de Lirios de Fuego fue cayendo paulatinamente sobre su cabeza, brazos, piernas e incluso aprovechó para respirarlo. El hombre sintió que todo su cuerpo entraba en un horno cuyo calor no le afectaba. De cierta forma, hasta llegó a gustarle la sensación.

 

Cuando el fuego maldito impactó sobre su cuerpo, Jank sintió cómo las llamas se desvanecieron apenas entraron en contacto directo. Se sentía embelesado, poderoso. Si esa clase de magia existía, cuando la lucha contra los mortífagos se reanudara ésta sería la defensa perfecta para la mayoría de sus arsenales a la hora de batallar. Entonces recordó las centenares de quemaduras sobre su cuerpo y la de sus amigos, que para siempre quedarían marcadas sobre la piel como pruebas vívidas del sacrificio. No se arrepentía de conservarlas, pero ahora se aseguraría de no añadir otra más jamás.

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos drásticamente por su pérdida de la vista. Dedujo que al no escuchar un Strellatus o algún otro conjuro conocido, se trataba de las arenas del hechicero que había aprendido durante la clase anterior muy a las apuras. Jank alzó la varita sobre su cabeza y realizó un movimiento posiblemente innecesario que terminó por una oración corta pero precisa:

 

- ¡Cantar de Eleboro!

 

Se sintió como si acabara de tocar una guitarra. Sin demoras, recuperó la visión al instante, aún sintiendo la melodía entrar y salir por sus oídos, lo que le hizo dejar escapar una risa mientras cerraba los ojos para sentirla. Amaba la música, como casi todos los humanos, pero ese hechizo tenía algo que lo hacía especial aparte de sus maravillosos efectos. No lo sabía con exactitud, pero de lo que estaba seguro era de que hasta el momento ese sería su encantamiento preferido del Libro.

 

Badru no dio tiempo a que se familiarizara más con esa magia tan distinta. Jank escuchó el tan odiado Absorvere, lo que lo decepcionó, usando "Curación" para erradicar sus efectos y poder seguir usando su mano más hábil. Si bien le causaba curiosidad que el Uzza tuviera tanto conocimiento de los hechizos mortífagos de los que Jank durante casi siete años había sido víctima, el típico conjuro partidor de huesos siempre se le atribuía a los rivales más perezosos o con menos creatividad. Aún así, esperaba que a pesar de la ametralladora de ataques en su contra, Badru tuviera en su haber alguna otra cosa más.. ¿Potente?

 

En ese momento volvió a sentir cómo se desvanecía otro fuego al chocar contra su pecho. Los lirios empezaron a perder su efecto, quizá por el constante uso, pero notó cómo el frasquito iba llenándose a la par que sentía la lenta pérdida de la inmunidad, lo que aumentó aún más su curiosidad al respecto. ¿Era cierto que crecían en el interior de los cráteres volcánicos? ¿Cómo se transportaban hasta esos recipientes? Eran preguntas que, dependiendo el avance de la clase, se animaría a plasmarlas. Si es que decían no averiguarlas por sí mismo después de que Badru le dejara el paso libre.

 

Por último sintió el ardor característico del Séneca impactar directamente en su garganta, pero la cómica y refinada melodía volvió a sonar casi al instante, erradicando la deshidratación que proporcionaba el molesto hechizo. Jank no pudo evitar alzar las cejas sorprendido al poder usar las palabras después de ser objetivo del poderoso y excesivamente común hechizo oscuro. Ahora, el nuevo Cantar de Eleboro representaba la nueva defensa para los sentidos que todos necesitaban y ningún libro, por más antiguo que fuese, ofrecía.

 

Jank tosió varias veces cuando quiso hablarle a Badru, aunque cuando logró captar su atención creyó que las palabras sobraban. Estaba cubierto de hollín y bastante agitado, pero le sobraba energía para enfrentar cualquier obstáculo que le antepusiera el guerrero.

THIS ONE.jpg

blinkie.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Apenas pudo dar razón de sí misma, observó alrededor para evaluar los daños. Aunque en el suelo, Bel no parecía estar dañada de gravedad: Mel pudo notar que respiraba y desde el ángulo en que observaba, ver que tenía los ojos abiertos, alertas. Le parecía extraño, por qué se encontraría en el suelo en primer lugar pero decidió que quizá era mejor no hacer preguntas que pudiesen traerles más líos a ambas.

 

En su lugar, intentó concentrarse en la estatua y el cíclope. Su mano dolía debido a la ruptura de sus huesos, por lo que cambió la varita a la mano sana. Sabía que aún quedaba un hechizo en el libro del druida que le habría permitido hacer a un lado todo. El haz de la noche, le habría permitido irse allí pero ¿a dónde? ¿para qué? Mel sabía que había otras ventajas, como desplazarse a otros puntos del mapa, sin embargo decidió que quizá o bien lo pospondría o bien lo haría si el arcano lo mencionaba directamente, casi textual. Después de todo, se suponía que las clases de los Uzza, al menos hasta entonces, habían tenido la finalidad de "demostrar" valor (que aunque Mel no le veía mucho sentido, había aprendido a detectar), en sus aspirantes a dominar tales poderes.

 

Primero, realiza una floritura, rociándose el polvo de lirios de fuego sobre piel y ropa. Como es natural, el fuego maldito no le afecta más allá de sentirlo como un vago cosquilleo. Sin embargo, la arena sí que afecta sus ojos. Sabe lo que es porque hablaron mucho de ello en el libro anterior. Hasta podría decirse que había sido tema de debate en su anterior clase, así que sabe qué es lo que le sucede. Durará algún tiempo pero mientras tanto tendrá que arreglárselas como pueda sin tener el objetivo a la vista. Por suerte, el segundo ataque que recibe a la par que un segundo absorvere, es un fuego negro que tampoco alcanza a afectarla, debido al polvo, que lleva impregnado.

 

Piensa entonces en un episkey para poder curarse de las heridas causadas por el último absorvere, seguido enseguida de una curación para enmendar su mano libre, que no ha movido demasiado todo ese tiempo. Sus huesos ya se encuentran bien cuando acorta la escasa distancia que la separa de Bel para imponer sus manos de forma serena sobre su cuerpo. Notó satisfecha que su corazón latía y el resto fue sólo cuestión de concentración. A pesar de sentirse drenada de energía, notó con claridad como cada centímetro del cuerpo de la mujer quedaba ileso, agradecida de que sus conocimientos de sanación sirvieran de algo. El colgante de color topacio colgaba por dentro de su túnica, por lo que no era visible pero era la primera vez que Mel probaba sus poderes. Estaba fascinada: curaba de verdad. Ahora Bel estaba incluso mejor que ella.

 

La pregunta final era: ¿hacer ese portal o no? Por lo pronto, se limitó a lanzar semillas de hielo hacia las estatuas, ya que, apenas terminó de atacar, la estatua había perdido su defensa de detritus.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¿De dónde, de quién había podido venir esa idea de usar aquellos poderes un tanto demenciales y de fines estrictamente de guerra? Sabía que no era el momento para debates ideológicos en mi cabeza, pero apenas guardaba sentido estar allí, aprendiendo todo eso si no era únicamente para pelear una guerra.
Esos poderes no eran del tipo que podían usarse en tiempos de paz.
El calor en el lugar no hacía otra cosa que incrementarse. Me había puesto a salvo de los ataques anteriores de la estatua, pero pronto aquel factor climático me jugó en contra, tan habituada como estaba a mi fría y cosmopolita Londres, que tras un leve vahído caí al suelo, presa de la insolación. Un par de segundos parpadeé, ante mí solo una visión borrosa de aquellas infernales arenas. Estaba segura que la estatua no tardaría en atacarme, pero sorprendentemente esta no hizo ningún movimiento más, sino que en su lugar fue a atacar a mi primo (a quien dicho sea de paso no veía hace mucho tiempo).
No sabía como sentirme al respecto. ¿Badru intentaba mostrarme algo de misericordia? imposible, si algo caracterizaba a esa panda de dementes era el increíble ego que les suponía ser guerreros.
Entonces ¿que podría ser exactamente?
Cuando volvió a hablar, en voz muy alta, comprendí el significado de su acción. De entre todos, para él estaba claro que no solo no daba la talla, sino que para personas como yo, lo único que quedaba era huir. Pero tristemente, ese era el camino por el que jamás había aceptado transitar.
Solo bastaba contar las innumerables visitas a San Mungo. Me daba igual si aquello se consideraba suicida, porque incluso en el campo de batalla, aun si detestara batallar, hacerlo solo podía implicar ir hasta las últimas consecuencias con ello.
En esos momentos pude notar como Melrose llegaba hasta mí. El colgante con forma de topacio amarillo brillaba en su cuello, reflejando la luz del sol en diversos colores, y en su rostro la preocupación se dejaba notar. Quise decirle que estaba bien, que posiblemente solo ese clima había mermado mi estado anímico, pero la vi imponer las manos sobre mí para curarme. Sabía que aquello consumiría su propia energía, pero en lo profundo me sentí agradecida con aquel gesto silencioso que sin embargo transmitía todo su compañerismo y su nobleza de espíritu.
Badru había dicho que se necesitaba de ese trabajo de equipo en las batallas. Poniéndome de pie observé directamente a los ojos a Melrose, para al instante activar el poder del anillo salvaguarda contra miradas indiscretas, de modo que en los 50 m2 alrededor quedaba garantizada nuestra privacidad, y del mismo modo me coloqué el anillo de bronce con el borde biselado en oro cuyo poder nos ponía a salvo contra cualquier oído indiscreto:
- Él quiere que usemos el haz de la noche ¿verdad?- indiqué sin poder evitar un resoplido de molestia- a ti te envió más ataques, pero a mí...creo que no encontró forma más hiriente de decir que solo puedo ser una molestia o una cobarde que huye en un combate.

 

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Al igual que Bel, aunque mucho más insegura, Mel se cala el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos. Las estatuas no habían hecho nada más de momento ni tampoco los cíclopes así que Bel asintió en dirección a Bel.

 

―Quizá, desea simplemente que nos desplacemos de un lado al otro con él ―replicó poco convencida, refiriéndose al haz de la noche. Lo cierto era que no estaba segura de cuáles eran las intenciones del arcano pero no era algo nuevo para Mel, rara vez entendía las ideas de aquellos extranjeros y por ello mismo le costaba mucho adentrarse en su mentalidad―. Aunque abrir portales para evitar los ataques y desplazarnos unos cuantos metros parece un poco exagerado, es cierto que podría librarnos de buena parte de los ataques que intenta inflingirnos...

 

Aunque lo intenta, realmente no está segura. Por lo pronto, no ha ocurrido nada importante, así que Mel aprovecha para aplicar un poco del polen de lirios de fuego sobre Bel, rociándolo de manera uniforme. Así, los ataques de fuego serán inútiles. La falta de energía todavía se percibe en sus miembros pero intenta hacer caso omiso de ello, porque de seguro en no mucho tiempo ya se encontrará perfectamente; sólo se trata de cansancio debido a la energía mágica utilizada en la curación, cosa a la que Mel no está acostumbrada.

 

―Creo que deberíamos rebatir sus ataques de la mejor manera que podamos y ya ―agregó, revisando los frascos en su bolsillo―. Empezando por esas estatuas.

 

No estaba segura de cómo podrían deshacerse de ellas pero ya tenía un par de ideas. Para empezar, decide aprovechar el hecho de que estén hechas de madera, por lo que termina lanzando un grupo de flechas de fuego, de forma que los filamentos enciendan el material combustible una de las estatuas. Por supuesto, no abren heridas ya que no se trata de un ser vivo pero el fuego es perfectamente capaz de consumirlas sin necesidad de hacer uso de ese poder agregado.

 

―Si te soy sincera, me siento un tanto inútil al respecto ―suspiró por lo bajo, intentando que no se notase demasiado en su rostro.

 

De los cíclopes iban a librarse en breve.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Badru observó, complacido, el efecto que sus hechizos tuvieron sobre las brujas y el mago. Durante el tiempo que lleva enseñando en la universidad ha cobrado el precio de varias formas. Cobró el precio del pasado llevándose los recuerdos más importantes de sus aprendices. Cobró el precio del futuro, en el que algunos no podrán disfrutar de aquello que más desean que suceda. Cobró el precio de la sangre, obteniendo un vínculo de forma voluntaria con algunos de sus aprendices.

 

—Esperaba que hicieran lo que están haciendo de otra forma pero ¿Acaso no es la variedad lo que nos permite mantenernos vivos?

 

Movió la varita mágica dibujando una floritura en al aire. Su varita, negra como la noche, comenzó a brillar ligeramente hasta adoptar casi su tamaño: hasta la barbilla. De la punta colgaban dos plumas irrompibles, dos plumas fuentes de magia muy poderosa, dos plumas de hipogrifos que fueron héroes y que tuvieron mucha magia. Golpeó la vara contra el suelo, haciendo aparecer varias chispas que crecieron en tamaño hasta formas pequeñas esferas de fuego flotantes de tres colores. La amarilla representaba el precio del pasado, la azul el precio del futuro y la roja el precio de la sangre.

 

—Han visto lo que pueden hacer usando mi magia, pero aún no hemos llegado a la cumbre del poder. He dejado de cobrar un precio por algún tiempo, pero encuentro que es mejor no realizar las cosas de forma gratuita. Solo puedo hacer contratos en dónde obtenga conocimiento, y es precisamente lo que haré. El precio del pasado hará que pierdan un recuerdo, hará que pierdan aquel recuerdo con el que serían capaces de invocar un patronus con el poder y la fuerza de destruir cientos, miles de dementores. Conoceré ese recuerdo, conoceré a aquello que renuncien.

 

Tocó la esfera de color amarillo con la vara de cristal, haciendo que esta se mueva enseñando que aquel es el precio del pasado.

 

—Pueden pagar el precio del futuro. De esa forma conoceré que es lo que más ansían, lo que más desean que se cumpla. Cuando eso suceda no podrán disfrutarlo, se odiarán por haberlo deseado e inclusive el probable que enloquezcan. Pueden también pagar el precio de la sangre, que me dejará conocer las palabras que tengo que decir para obtener de ustedes de un favor. Una amenaza, un alago, una exigencia, el hechizo adecuado. Aparentemente no me darán nada, pero comprometerán un favor, comprometerán hacer algo que probablemente no quieran hacer. ¿Están dispuestos a pagar el precio que el saber exige?

 

Conforme nombró los dos siguientes precios, el del futuro y el de la sangre, tocó con la vara las dos esferas restantes, y se movieron cuando hizo falta, en el momento adecuado.

 

—Si pagan el precio aprenderán a no fiarse de la realidad, aprenderán a que todo puede ser y no puede ser. Toquen la esfera que representan aquel precio que pagarán con su varita y obtendré el conocimiento que espero obtener.

 

Hizo un nuevo movimiento con la vara, causando que los ataques dirigidos al mago y la bruja desaparecieran.

G87yGNJ.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Antes de que los ataques cesen, Mel ya había dado un codazo en el costado de Bel. De hecho, también había mirado de reojo al muchacho metros más allá, puesto que no se había esperado que el guerrero Uzza empezara a hablar de la nada, cuando de hecho no estaban a una distancia desde donde fuera fácil oírle, debido a los ataques que sobre ellas había inflingido con anterioridad. Incluso para sus oídos de licántropo, es difícil no confundirlo con los otros muchos sonidos que pueblan el espacio en esos momentos. Sin embargo, Mel se las arregla para adelantarse aún, con desconfianza, para alcanzar a escuchar lo que acaba de decirles. Suelta un suspiro debido a que ha alcanzado a captar " aún no hemos llegado a la cumbre del poder", lo que en su cabeza se traduce como un "buen trabajo al menos hasta ahora". De alguna forma, con la quietud de sus movimientos y con las estatuas sin orden aparente de lanzar algo más, el silencio sólo roto por su voz se torna más perentorio.

 

Lo que viene después, sin embargo, ya le gusta menos. Está segura de no ser la única que pueda sentirse nerviosa de pronto y aún más que ella, la bestia en su interior se agita desconcertada, detectando que algo importante está por venir y que podría afectar seriamente su proceder. Es el licántropo en su interior el que parece agitarse más como en cierto tipo de premonición, si fuese tal cosa posible.

 

Mel no entiende por qué debe pagar el precio y para qué podría eso ser de utilidad para el Uzza. Es decir, poseer tales recuerdos o anhelos más que quizá para conservarlos en un pensadero y observarlos cuando se encuentre sólo en alguna pieza de su pertenencia. La sola idea es a un tiempo cómica y aterradora, así que Mel prefiere no seguir hurgando en tales elucubraciones. En su lugar, se encoje de hombros soltando otro suspiro: se prepara, porque a esas alturas ya ha aprendido que preguntar no sirve de nada y que ha de acatar sin cuestionamientos si quiere realmente seguir adelante. La idea, en realidad, no le disguta o le gusta en particular.

 

El favor en cambio, ya suena más útil y por ello mismo es a lo que Mel más le teme ¿qué favor podría pedir de ella un Uzza? Prefiere no llegar a enterarse. Así que por eso, se adelanta de primera, con gesto dubitativo y alza una mano hacia la esfera azul. En el momento en que la toca, su cuerpo se estremece y lanza un vago "ah..." sin significado alguno para los presentes, que no son capaces de ver en su interior.

 

Mel es, en ese preciso momento, un espíritu libre y simple y cuando los anhelos de su vida la invaden, sólo existe uno más fuerte que los demás, uno, además de simple, que no es del todo suyo. Es de la bestia también: el poder hincarle el diente al tebo del Edén. De por sí, siendo un espacio grande, el Edén Salvaje tiene posibilidades suficientes para la criatura, de poder escapar. Sin embargo, es una bestia poderosa y en su interior, el simple deseo de darle un mordisco era tan juguetón como poderoso. Es la ilusión de una niña-bestia.

 

Pero para cuando Mel baja la mano, el anhelo se ha tornado en imposible. Un vacío hueco, que nunca había sentido antes en su vida la invade. Nunca podrá hacerlo, eso es ¿qué sentido tiene entonces intentarlo? Y cuando su rostro se torna cada vez más y más vacuo se pregunta si, realmente, ha tenido sentido pagar un precio semejante sólo por curiosidad y el "saber".

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

EL sol en lo alto irradiaba menos calor aun que el gran arbol en llamas que estaba a unos cuantos metros de ella, detras de un hombre con armadura. ¿Comó aquel hombre era capaz de soportar tales temperaturas con ese tipo de vestimenta? Jessie no lo sabía y no estaba segura de querer averiguarlo. Tal vez el estar en aquel lugar era parte del entrenamiento para el libro que estaba por estudiar.

 

Sentía los pies demasiado calientes aun cubiertos con sus zapatillas de piso, un vestido blanco de finos tirantes cubría su cuerpo y su largo cabello rojo caía en ondas a su espalda. Ni una simple rafaga refrescaba el lugar. Se acercó con cautela, aferrando el libro en la mano derecha y llevando los anillos pulcramente acomodados en su mano izquierda y un collar con cada uno de sus amuletos adornada su cuello oculto bajo su vestido de corte recto.

 

Escuchó la pregunta que el Uzza planteaba y se puso a meditar una respuesta. Ella poseía conocimientos y habilidades que pocos tenían pero estaba segura que eso no es lo que buscaba el guerrero, el parecía querer otra cosa así que debía de pensarlo muy detenidamente.

 

-Todo aquello que sea necesario para obtener los conocimientos ocultos en este libro que se que usted puede desentrañar. Sería capaz de dar toda mi fuerza fisica si fuera necesaria así como mi fuerza y enteresa mental y emocional.

 

El sol comenzaba a hacer estragos en ella pero no lo podía permitir. Ahora más que nunca estaba segura que estar en aquel lugar era parte de la prueba, debía soportar el calor abrazador de aquel lugar con la finalidad de lograr su objetivo. Pequeñas gotas de sudor perlaban su frente pero no hizo amago de ocultarlas ni quitarlas, aquello se vería como una debilidad.

 

-Llegué hasta aquí por mis propios medios así que no pienso retroceder ni un solo paso hasta conseguir mi objetivo.

 

Sus grises ojos se tornarón serios mientras observaba al Guerrero Uzza frente a ella. Midiendo su fuerza.

ojrlZad.png


http://i1008.photobucket.com/albums/af203/kath603/hufflepuff.gif http://i.imgur.com/5Sd2r7R.gif http://i45.tinypic.com/wuo67r.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cerró los ojos y respiró profundo, llenando sus pulmones de aire. Con una sonrisa en el rostro. Recibió el anhelo de la bruja como si recibiera un subidón de alguna sustancia controlada. Abrió los ojos enseguida pues, aunque le gustaría imaginarse a Mel viviendo aquello más espera y siendo incapaz de disfrutarlo. Sintiéndose confundida, molesta con ella misma y con el mundo por hacer algo que (sin saber porqué) está mal y le causa mucho dolor. Pero continuó con la clase, no era el momento adecuado para divagar en lo que podría pasar.

 

—Melrose Moody. En mi tierra siempre hablaban de un ojo y de un Moody, un ojo fabricado por mi gente y entregado a tu gente. Un contrato bastante extraño, pero olvidemos por un momento el pasado. Hoy se cumplirá tu mayor anhelo, viajarás al futuro por un portal que tú abrirás. Cuando logres abrir el portal la esfera de fuego se dividirá y lo atravesará para comunicar directamente a la época en cuanto logres tu cometido. Si el portal ve que es algo que jamás sucederá, entonces él lo inventará, más no sabrás diferenciar la realidad de lo imaginario. Dentro el vacío de lo que deberías disfrutar generará peligros contra los que debes luchar usando la magia del libro.

 

Apuntó a los otros dos con la vara de cristal, animándolos a que se dieran prisa, a que eligieran el camino que iban a seguir.

 

—Ustedes dos también tiene que elegir cual es el precio que van a pagar, ya falta poco, pero deben decidir.

 

Las esferas de fuego comenzaron, nuevamente, a moverse. Se acercaron más hacia mago y bruja dando vueltas al rededor de ellos. De alguna forma tenían vida propia, las tres esperaban ser tocadas, esperaban poder alimentarse con la magia de los pactos que se realizarían.

G87yGNJ.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La sed de conocimiento permanente y el querer aprender más acerca de magias arcanas y guerreras crecía y crecía cada día más dentro del vampiro hasta tal punto de haber comprado el último libro que, por su nivel mágico, podía empezar a cursar. A partir del Libro del Druida, y los que le seguían, eran enseñados por Guerreros Uzzas. Un selecto grupo de magos, con algunos años encima, pero que los compesaban con los conocimientos que poseían de la magia y sus usos.

 

La mañana anterior, a la del cursado, estuvo leyendo los poderes y usos de los amuletos y anillos que el libro traía consigo. La verdad que le resultaron bastantes interesantes, mas que los de los otros libros. Uno de ellos le había llamado la atención: el Haz de Noche que, combinado con la habilidad de Nigromancia, podría llegar a abrir un portal hacia el mundo de los muertos. Le parecía casi imposible que pudiera manejar ese nivel de magia y, mucho menos, intentar el comunicar dos mundos completamente distintos. Eso no significaba que no lo iba a intentar.

 

*-*-*-*-*-*-*-*

Todo el papeleo había sido aceptado por la Univesidad. Ya tenía el visto bueno para comenzar el curso por lo que no lo dudó ni un segundo llegando - relativamente a tiempo - a la Plaza del Árbol de Fuego. Allí había otra mujer y un hombre con armadura y un pañuelo que tapaba la boca; supuso que se trataba del guerrero Badru, si mal no recordaba su nombre.

 

El vampiro llegó a tiempo y menos mal que su vestimenta ya era liviana por los días primaverales que comenzaban a aparecer aunque en ese desierto parecía que el ya había llegado el verano de repente. El calor era casi insoportable - y eso que él era una criatura inmortal de temperatura corporal baja donde siempr estaba frío al tacot - y eso se podía sentir y ver con las pequeñas gotas de sudor que se comenzaban a formar en su frente. Una remera blanca de mangas cortas, pantalones de la misma clase pero de color beige y zapatillas deportivas conformaban el look del vampiro; parecía que estas últimas iban a derretirse sobre esa arena donde, con solo cinco minutos parado allí, podía sentir como el calor se colaba por la suela de las mismas.

 

Entre el calor que emanaba aquél árbol prendido fuego y los rayos de sol que traspasaban la piel del vampiro como rayos láseres, la voz del Uzza se hizo presente con una simple pregunta. El vampiro cayó y aquella mujer respondió primero; él podría ganar algo de tiempo para pensar la respuesta.

 

- Si hablamos de dinero, mucho no tengo ahora mismo y menos aquí encima mío - soltó para salir de la tensión del ambiente - Pero estoy dispuesto a dar mi tiempo, sudor y lágrimas, con tal de conseguir estos poderes legendarios contenidos en este libro ... ansío todo tipo de conocimiento que pueda inclinar la balanza a mi favor a la hora de tener que demostrar mi poder - sonó al engreído. Parecía el diálogo de una película de guerra pero era lo que realmente sentía en ese momento y, aun más, cuando estaba haciendo dos cosas casi al mismo tiempo: la habilidad de Nigromancia y ahora el libro.

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.