A Magic Valentine

[Seba Granger]

Sonreí mucho con la respuesta que me entregaba mi Darla referente a bailar, hice como que tomaba la tarjeta de la que ella hablaba y dibujo algunos garrabatos como señalando que tomaría todos sus minutos, horas y días para que pudiéramos bailar por siempre.

-Pues ya esta dicho, estas reservadita por este auror del ministerio- dije hacía la mujer que mas amaba. Pero el baile quedaría un poco postergado en esos momentos se acercaba Ishaya con unas jóvenes, al mago lo conocía bien por que era compañero y esposo de una amiga.

Saludé al mago con un abrazo, creo que él siempre era muy efusivo, luego tendí mi mano a sus hermanas mientras mi Darla hacía las presentaciones. -Mucho gusto- dije a ambas mientras escuchaba las a la Potter Black.

-Les deseo mucha suerte en su etapa por el colegio, será una linda experiencia- pronuncie mientras volvía a tomar la mano de Darla.

-¿Llegaron hace rato?-pregunté hacía los tres magos,

[VioletteMoon]

Luego de preguntar a Ishaya cuando conoceríamos a algunos amigos de él, procedió a llamar a una pareja amiga que justamente acababa de ver a lo lejos, nos presento a mi hermana y a mi, la pareja se presento como Darla Potter Black y su prometido Seba Granger. -Encantada de conocerlos.- Dije y extendí mi mano para saludar a cada uno, y les sonreí amablemente a ambos. -Y como dijo Ishaya, apenas vamos a comenzar los cursos y estoy emocionada por saber como serán las clases y los profesores.- Sonreí, no pude evitar ponerme un poco emocionada por las clases. -Llegamos hace un buen rato, en realidad.- Dije respondiendo a Seba.

 

Ishaya los invito a que nos acompañen a la mesa en donde estábamos, para que así Alia y yo pudiéramos socializar y conocerlos mejor, así quizás luego ir conociendo aun mas gente.

Editado 18 de Febrero del 2016 por VioletteMoon

[Mr Zurin]

Uno de los trabajos que debía hacer en El Profeta era cubrir ciertos eventos especiales para que el público pudiera conocer los datos más interesantes de aquellos lugares a los que no pudieron ir, que todas las personas sintieran que habían pasado por cualquier evento sin haberlo pisado realmente, eso les daría bastante público, pues ¿quién quiere perderse una gala o una fiesta? En esta ocasión le tocó cubrir el evento de San Valentín que se había organizado en Hogwarts, según le habían contado algunas personas el castillo estaba lleno de romance, el amor estaba en el aire...literalmente, y quería saber que significaba eso.

 

El joven mago se puso su túnica de gala preferida, negra con los bordes plateados, se hizo con papel y pluma para poder tomar nota de todo lo que encontrase en el lugar y se puso en marcha hacia el castillo de Hogwarts, aunque probablemente su primera parada no sería el propio castillo, sino sus jardines, parecía obvio pensar que lo habrían aprovechado para crear algunos niditos de amor para uso y disfrute los más acaramelados.

 

En efecto así era, una vez hubo llegado a la zona exterior del castillo de Hogwarts pudo observar como todo estaba decorado para la fecha, aunque con un toque invernal bastante interesante, que no hacía más que subrayar el romanticismo del momento. Flores blancas y rojas, mezcladas con colores fríos, velas que iluminaban el lugar creando un ambiente especialmente atractivo para parejas que quisieran pasar un rato a solas, esculturas de hielo que adornaban los caminos. Solo el camino por aquellos jardines ya hacía que cualquiera se enamorase de la decoración, para ir despertando los sentimientos propios del momento.

 

Tras atravesar las puertas del castillo llegó el momento de entrar en la verdadera fiesta, en el lugar donde el amor se hacía posible y los nuevos romances surgían de la nada. El hall del castillo había sido cuidadosamente preparado para la ocasión, los organizadores habían puesto mucho empeño en preparar una entrada especial para un evento como este. Nada más entrar podían verse dos jarrones, uno a cada lado de la puerta, con ramas de las que colgaban corazones rojos y rosas de diferentes tamaños, así como algunos focos para iluminar el ambiente. También las escaleras se habían decorado con una suave luz blanca, así como de nuevo otros dos jarrones iguales que los de la entrada en el acceso al Gran Salón. Del techo colgaban algunas telas de seda y tul que se iban cruzando, creando así una hermosa malla entre azul y roja.

 

Avanzar por aquel lugar sin pararse a contemplar la decoración o las parejas felices era complicado, el joven mago tenía algunas ideas sobre el amor en la cabeza, pero aquel no era el momento oportuno para meditar sobre ellos, aunque se planteó seriamente contratar un querubín de los allí presentes para que hiciera algo de trabajo por él, pero lo mejor era siempre dejar que las cosas fueran a su ritmo, si algo tenía que ocurrir, así sería.

 

Por último llegó el momento de acceder al Gran Salón, el lugar donde la fiesta se hacía realidad, donde el amor flotaba en el ambiente...y se dejaba ver entre todas las parejas felices. Los organizadores habían dejado el lugar irreconocible, pues al menos una veintena de mesas ocupaban el espacio de las clásicas cinco que podíamos encontrar normalmente. Además, todas ellas estaban decoradas con arreglos florales en tonos rosas. El techo mostraba estrellas brillantes y algunas nubes que, en ocasiones, ocultaban la increíble luna que allí podía observarse. Estaba claro que era el lugar idóneo para forjar los primeros pasos de un amor, e incluso de pasar un buen rato con algún amigo especial, pues entre el confeti rosa que lanzaban los querubines y la música tocada por el conocido grupo de Las Brujas de Macbeth...se formaba un ambiente espléndido.

 

Y pensar que solamente estaba allí para cubrir la gala para El Profeta...esperaba poder pasar un rato agradable con alguien por lo menos, quizás allí se encontrase con algún conocido para disfrutar un poco de aquella magnífica fiesta. Mientras tanto, se acercó al ponche para servirse un vaso, observando como algunos profesores guardaban con sumo cuidado para que ninguna bebida extraña se colase en la fiesta, parecía que no querían magos "alegres" por el lugar.

[Marabella Rambaldi G.]

Sonreí ante el efecto que provocaba mi beso en su cuello , el verla tan bella en todo este ambiente solo me enamoraba mas , su delicadeza , su ternura que irradiaba al estar conmigo era algo inigualable - Tu eres mas bella que yo - le respondo al escuchar su afirmación - y puedo asegurar que no hay nadie mas bella que tu en este lugar mi vida - termino diciendo mientras me pierdo entre sus besos. Como no perderme en tan dulce éxtasis que me provocaba cada vez que sus labios tocaban los míos , era como ir al cielo y caer al infierno al mismo tiempo , muchas emociones juntas en tan solo segundos , los cuales solo me decidan que el amor que le tenia a aquella mujer era infinito .

 

-Pues no se amor , donde deses ir , esta el gran salón donde podemos bailar un poco , o los jardines - le dije mirándola y contemplando su bella figura que aquel vestido resaltaba cuando caminábamos con elegancia entre la gente que estaba en el hall - a demás debo cuidar a los pequeños - dije riendo a que me acusa gracias el de cuidar a los alumnos , en una fiesta del amor .

 

Caminamos hasta llegar al gran salón , el cual se veía bastante lleno con muchos chicos bailando en la pista , otro conversando en las mesas tratando de conquistar a alguna chica , por otro lado divise a mi hijo y ¿Kass? , no quería pensar en ello ahora , era de esperar que las cosas entre ellos mejorara y se arreglaran ahora que había regresado David .

 

-Creo que seria bueno ir a los jardines mi vida , ¿que dices?- de seguro andan algunos traviesos por ahí - le guiñe mi ojo izquierdo en complicidad .

 

En cualquier lugar en el que estuviéramos era perfecto para mi si era a su lado , el solo hecho de tenerla de la mano bastaba para que el tiempo y mi vida girara en su entorno , era mi todo en todo aspecto , y ella lo sabia , sabia que sin ella yo no viviría un segundo mas , puesto que mi corazón y mi aire era ella .

 

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Editado 18 de Febrero del 2016 por Kyttara Gryffindor R

[Groter Shulton Granpié]

Groter Shulton Granpié

 

Agité la cabeza al verme en el espejo, estaba bastante arreglado, no tenía la menor idea si debíamos ir arreglados como si fuera un evento elegante, pero así lo había hecho, estaba vestido de traje negro, con camisa del mismo color y una corbata plateada, el cabello recogido con una coleta y el olor a una colonia fuerte pero deliciosa al olfato.

 

Había escuchado en la Orden sobre este evento, además era un genial momento para regresar a la escuela, claro que como un alumno graduado, pero era volver y eso me tenía emocionado, ahí había vivido aventuras geniales, había convivido con mi hermana Rose por primera vez, había conocido a Arya en esos mismos jardines, clases y pasillos.

 

Guardaba buenos recuerdos de mis días como estudiante y cuando Kass me comentó sobre lo que planeaban hacer y como recién soltero sabía que tenía que venir, no porque el evento llevara el nombre de una festividad del corazón, sino porque era la oportunidad de volver a lugares donde había vivido cosas buenas.

 

Al llegar me sentí perdido, esperaba pronto ver a alguien que me dijera que estaba pasando, me giré sobre mis talones buscando en los rostros el de alguien conocido, pero no me estaba concentrando, pensaba en todo el pasado, era por eso que no encontraba a alguien conocido.

[Alia Lunne]

Ishaya vio a unos amigos suyos y les llamó para que vinieran a hablar con nosotros. Nos les presentó, eran Seba Granger y Darla Potter Black. Nos saludaron, y parecían simpáticos.

 

-Hola, encantada de conoceros-sonreí, una de las pocas sonrisas sinceras que esbozaba en tiempo, de verdad me alegraba de conocer a nuevas personas. Estreché la mano que Darla me tendía- Estoy segura de que lo agradecerán-Estreché la mano a Seba.

 

-Sí, como dijo Violette llegamos hace tiempo, pero esto durará más aún, creo yo. La noche sólo acaba de comenzar.

 

Tomé otro sorbo, no sé qué tendría ese ponche pero cada vez me sentía más confiada y alegre, algo raro en mí. Oí una risa leve por encima de mi cabeza, y cuál fue mi sorpresa al ver a Peeves, el poltergeist, riéndose a mandíbula abierta de mí, mientras espolvoreaba disimuladamente unos polvos brillantes sobre algunas de las jarras del ponche.

 

-Maldito poltergeist- refunfuñé, y dejé el vaso encima de la mesa-¿Quién lo ha dejado entrar?

[David Lannister]

La magia de la gala y de la situación se congeló, su corazón se paralizó ante una nueva información que, aunque podría habérsela imaginado en alguna ocasión, nunca se esperaba que fuese cierta. Encubierta por palabras bonitas se enteró de que la irlandesa estuvo con otros hombres durante el tiempo que pasó fuera. ¿Cuántos y quiénes? Eso era lo de menos y puede que fuese mejor no saber tantos datos, no lo preguntaría. ¿Cómo se lo debía tomar? Todo acto tenía su consecuencia y estaba descubriendo cual había sido la consecuencia de haberse marchado de forma impulsiva y sin avisar. Era completamente desagradable enterarse de una cosa así.

 

A pesar de la dureza de la noticia lo cierto es que su primera reacción fue sonreír, como si le hubieran costado un chiste malo pero que le hubiese logrado sacar una tonta sonrisa. Al principio eso creía, que era un chiste, una broma de mal gusto como venganza de su desaparición. Cuando bajó la mirada se dio cuenta de que no estaba mintiendo y si lo hacía era mejor actriz y mentirosa de lo que recordaba. Vaya, al final puede que la castaña no le hubiese echado de menos tanto como había dado a entender desde que se reencontraron. El espacio que dejó en su corazón fue llenado. Su rostro pasó a estar serio, ahora no encontraba motivo para sonreír.

 

—Yo… yo… —no sabía qué decir. —¿Insinuas lo que creo que insinuas? —acabó preguntando.

 

Necesitaba una nueva confirmación, necesitaba volver a escuchárselo. Bueno, no lo necesitaba, lo cierto es que no le haría nada de gracia volver a oírlo, pero quería confirmarlo, quizá su cabeza le había jugado una mala pasada y ella no se estaba refiriendo a eso. ¿Qué clase de persona rompía la magia de una fecha tan señalada diciendo eso? Puaj. Tú le has preguntado. Le recordó una voz interior. Ser curioso no siempre era positivo, a veces era mejor no enterarse de ciertas cosas que lo único que te producirán será dolor. Dejó de abrazarla con tanta efusividad, se alejó unos centímetros aunque sin dejar de abrazarla, quería poder mirarla mejor los ojos.

 

—¿Qué crees que es mejor? —preguntó antes de darle las dos opciones. —¿Vivir feliz en la mentira o triste en la verdad?

 

Quería saber su punto de vista porque él no lo tenía claro. ¿Prefería no enterarse de nada de lo que hubiese hecho Kassandra y estar feliz por volver a verla? ¿O prefería saberlo todo pero sentirse triste, desplazado y poco valioso? Negó con la cabeza, frustrado. Todo era tan complicado… Y lo peor, las cosas bonitas que le continuaba diciendo, eso le hacía sentirse una persona horrible si se enfadaba. Ahora, puede que prefiriese a la licántropa enfadada para tener una excusa que le permitiese estar enfadado a él también. Suspiró y agachó la cabeza, mirando al suelo. ¿Y si ya hubiera llegado tan tarde que lo mejor era no haber vuelto? Se preguntó a sí mismo.

 

—Diste muy pronto por hecho que jamás vendría… quizá nunca lo tendría que haber hecho, ¿verdad?

 

Habló con cierta frialdad, separándose completamente. Estaba enfadado consigo mismo, con ella y con todo el mundo que se le cruzase por delante en esos momentos. Le dio la espalda y por segundos pensó en marcharse. Su orgullo y su egocentrismo eran elevados y se acababan de haber visto dañados. Nunca perdonaba, era vengativo y la traición era lo peor de todo. Al mismo tiempo, sentía que se estaba comportado de forma injusta, él había hecho algo que no debió y su acto no podía quedarse sin consecuencia, así que podría decirse que ambos estaban en paz. Puede que ambos se hubieran hecho daño y nada ganarían si se lo recordaban o no lo olvidaban y lo tenían siempre presente.

 

—Espero que te lo hayas pasado muy bien todo este tiempo, Weasley. —soltó de manera borde, incluso con desprecio.

 

Pero por su cabeza la idea que le había surgido de marcharse de allí desapareció. Ese era su lugar. Se giró, volvió a mirarla fijamente a los ojos con el rostro serio que no había sido capaz de abandonar durante este último instante. Dio un paso a ella, volviendo a pegarse y esta vez no usó sus manos y sus brazos para abrazarla, lo que hizo fuese sujetar sus dos mejillas con delicadeza, obviamente una con cada mano. De forma impulsiva y sin pensarlo dos veces le plantó un beso en los labios, ladeando su cuello mínimamente para poder hacerlo mejor. Apasionado y tierno a partes iguales. Pasados unos segundos se separó, pero su cabeza no retrocedió, siguió avanzando para acercarse a su oído.n

 

—Pero me perteneces… —murmuró con suavidad. La quería para él, la quería.

[Ela Karoline]

La noche era joven aun, el amor danzaba no solo en la decoración que Cye alcanzaba a ver después de apenas unos pasos de ingresar, los jarrones de cristal con los corazones iluminados era preciosos y le daban un toque especial, tal cual augurio de una velada amistosa que podía tornarse romántica.

 

Sus pasos cual gacela la llebaban al salón donde seguramente se toparia con conocidos y con otros que recién estaba comenzando a tratar, pero también con caras nuevas, todo era muy emocionante.

 

Poder transitar una vez más por aquellas instalaciones la llenaba de muchos recuerdos, instintivamente miro a lo alto, allá donde solía estar la llamada "Casa del Aire" osea los Aethonanas de Salem y cualquiera que la estuviese observando de cerca, podría jurar que sus ojos se llenaron de lágrimas, pero eso era el pasado, uno tan glorioso como hermoso, seguramente hoy acudirían algunos de esos alumnos que ahora impartirian clases y tutorías en la nueva universidad.

 

Era mejor vivir el presente, así que envuelta en un vestido largo de seda color champan con pronunciado escote en V en la espalda y falda de caída suave, avanzo por el lugar. Sus orbes celestes devoraban todo a su paso, éxtasiada, maravillada y agradecida con la vida por la oportunidad de esta noche, donde seguramente se encontraría con Ishaya, se dispuso a disfrutar.

[Helene Eloise Bellerose]

Lo que creyó era una reconciliación se volvió un momento ácido de una manera muy rápida. Pudo sentir el ambiente cambiando, él se estaba alejando de una manera absurda.

Sonreía. ¿Por qué demonios sonreía? ¿Es que acaso no le importaba? La confusión tardó unos segundos, hasta que finalmente él expuso su pregunta, clara, hiriente. ¿Insinuando? Kassandra lo miró confundida, sintió que su abrazo se tensaba. En su interior, la indignación estaba retomando nuevas fuerzas. Y pensar que en un principio ella había tenido miedo de decirle, para no herirle. Ahora resultaba que lo que tenía que hacer en todo ese tiempo era esperar pacientemente, a su regreso.

—¿Qué?

Completamente desconcertada, la Weasley observaba ahí, al que había sido el amor de su vida, reprochándole. Su actitud rayaba lo absurdo, habría sido más cálido hablar con un témpano de hielo. Su mirada era más fría y apagada de lo que había sido nunca. La miraba con dureza, con rabia inclusive. La siguiente pregunta sólo confirmó su molestia. Ella no sabía cómo reaccionar, ¿qué había pasado con el dulce momento de hace unos segundos?

—Yo… yo creí que merecías saberlo… porque eso es lo que hacemos, ¿no? somos honestos el uno con el otro. Al menos, uno de nosotros lo es.

Soltó aquellas palabras sin pensarlas mucho. Estaba enfadada, indignada, herida. Aquel abrazo ya no tenía ningún propósito. Sus cuerpos estaban juntos, pero ya no estaban más en sintonía. El subconsciente no olvidaba que estaban en un lugar público, que había gente mirando. Pero aun así… tenía tantas ganas de exteriorizar su sentir que habría bastado con mover aquella mano que en algún momento fue tierna en el rostro de su compañero y convertirla en un arma. Sin embargo, no lo hizo. Esperaba que por alguna mágica razón la atmósfera regresara a su estado anterior, pero era claro que no iba a pasar.

Podía verlo, lidiando con algún pensamiento en su mente. Le había herido el orgullo, ¿pero es que acaso ella no tenía más derecho a poner por encima el orgullo propio y alejarse de él?

Todo había sido un error. Se había ilusionado con la sola idea tan rápido que ahora la cabeza le torturaba. Había sido est****a, descuidada y extremadamente precipitada. Ahora todo tenía un gusto amargo. Con una última pregunta, demasiado hiriente y dolorosa, se separaron.

Todo aquello le llegó directo, como si hubiera sido un golpe. Parpadeó un par de veces, sin ninguna emoción en el rostro. ¿De verdad pensaba que era mejor no haber vuelto? No se dio cuenta en realidad, cuando su compostura se rompió. Ya era muy tarde cuando sintió las lágrimas que amenazaban con escaparse de sus ojos.

—¿No era eso lo que querías? ¿Irte? Por qué volviste entonces, ¿eh? ¿Puede de verdad, tu egoísmo ser más grande que lo que alguna vez sentiste por mí? —Las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas. Su voz trataba de ser fuerte y firme, pero se quebró definitivamente con la última frase. Eso no le paró, siguió observándolo con el más grande resentimiento.

—Tú no tienes una idea. No tienes ni una mínima idea de todo el tiempo que pasé llorando por un hombre que se largó sin dejar ni siquiera una nota… ¿Es que debía quedarme esperándote sentada en una maldita silla, Lannister?

Eso era todo. Él se iría, y todo regresaría a lo que hasta esa misma mañana había sido su normalidad. Se limpió las lágrimas con rabia, jurando internamente no volver a verlo. Él parecía dispuesto a marcharse también.

Pero de alguna forma, el destino caprichoso volvió a darle un giro a esa situación.

Se acercó de manera inesperada, provocando que el corazón de la muchacha diera un vuelco. La atrajo hacia sí sin darle tiempo a reaccionar y luego, estaban fundidos en un cálido, urgente y dulce beso. Las manos de ella se localizaron en la cintura de él como un gesto automático, uniendo aún más sus cuerpos. Se olvidó por completo de la pelea de hace unos minutos. Lo necesitaba y lo había necesitado siempre, ahora se daba cuenta.

—Lo hago. —Susurró, sabiendo que él podría oírla con claridad. —Para bien o para mal, lo hago… —Repitió. —¿Pero, me perteneces tú a mí? —Inquirió, observándole con timidez. ¿Qué tal si el Lannister, dentro de sus aventuras, había conocido a alguien más?

@@David Lannister

[VioletteMoon]

-¿Un poltergeist? Bueno, vive en castillo, así que supongo que no lo pueden impedir entrar...- Dije mirando Peeves, el poltergeist haciendo de las suyas. -Supongo que nos vamos a tener que aguantarlo toda la noche.- Agregue, dejando mi vaso en la mesa desconfiada al igual que Alia.

 

Nos quedamos un rato hablando con Alia, Ishaya y la agradable pareja que nos acompañaba sobre Peeves, sus bromas pesadas y sobre los poltergeist en general, alejados de las bebidas que claramente fueron alteradas por Peeves y sus polvillos brillantes.