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Libro del Equilibrio


Hades Ragnarok
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Tauro le puso mala cara Zack tras el comentario y abrió la boca para responderle, pero Leah ya se había encargado de ello dejándolo completamente callado. ¿Acaso se había olvidado de que la misma Tauro había presenciado en asaltos lo cercanos y cariñosos que se comportaban? Le dedicó una sonrisa burlona y decidió ignorar su siguiente comentario, pues Hades se acercaba a ellos con la intención de hablarle a la peli-azul, que se puso de pie para quedar a su altura.

— Oh, gracias —murmuró en cuánto el Ragnarok se alejó, sosteniendo la bolsita con los chocolates que le había entregado, viendo de manera extraña la forma en cómo se había comportado con ella. ¿Qué se estaría trayendo entre manos? Pero no tuvo tiempo para pensarlo o siquiera preguntárselo, pues su novia, quién lo había visto todo, le arrebató la bolsita lanzándosela sin ningún reparo al mago. Tuvo el impulso de protestar, pues en ese preciso momento un rugido le recordó que hacía horas que no probaba bocado y los chocolates podían aplacar su hambre.

— Amor —le dijo bajito, tratándola con todo el cuidado posible, pues la conocía y sabía cómo podía reaccionar cuando se enojaba. En su mano Tauro aun sostenía dos chocolates que se habían salido de la bolsa antes de que la Atkins los lanzara y con delicadeza partió uno de ellos por la mitad — Amor —ella también debía sentir hambre y lo supo en cuanto se enfurruñó más — Ven —como si no fuera la mismísima líder Mortífaga, Tauro le puso el pedacito de dulce en la boca y con cuidado lo empujo para que no tuviera opción de regresarlo o escupirlo y tras eso le dio un suave y extenso beso. Para que no dijera nada, también lanzó el chocolate restante en dirección a Zack, que estaba sufriendo la dulce venganza de su prima. En definitiva sus métodos eran mucho más efectivos.

Otro rayo más impactó, cada vez más cerca de ellos.

— Uhm... —con disimulo fue recuperando de uno a uno todos los chocolates esparcidos, haciendo uno que otro movimiento con la varita que su novia no notara; más tarde le diría que esos eran otros, pero mientras tanto se lo agradecería

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Animales salvajes, y tal vez una tribu que ahora no los encontraría gracias a los hechizos defensivos que tanto ella como Zack habían colocado alrededor. Notó que algunos incluso ya estaban preparando algunas carpas para pasar la noche, lo cual la puso inmediatamente incómoda, ¿pasarían la noche allí? ¡Y con quién se suponía que dormiría ella! Ni loca dormía con su mejor amiga, no porque no quisiera, sino que aquella mujer tenía un radar para los problemas y siempre los atraía.

 

Ah, claro – contestó al notar que Elvis le hablaba, pidiéndole que lo ayudara a recoger algunos troncos para crear ellos un refugio.

 

Sintió un poco de alivio, el Gryffindor le generaba confianza y el hecho de que llevara tanto tiempo casado con Annick era un factor a su favor, era como si estuviese castrado para el resto de las mujeres existentes (?) (xD). Se acercó entonces hasta donde estaba y lo imitó, cortando algunas ramas para crear madera suficiente como para el refugio que se crearían.

 

Esto más parece una acampada que otra cosa – comentó por lo bajo, soltando un suspiro en cuanto terminó de llevar las maderas que había cortado con magia, pero justo en ese momento Hades volvió a hablarle directamente a ella, lo cual no tardó en reír con ganas –. ¿Me protegerás? Vaya, qué gran honor, aunque creo que sabes muy bien que no suelo ser una damisela en peligro.

 

Se distrajo un momento, ayudando a terminar de armar todo, cuando oyó nuevamente al Ragnarok hablar, aunque esta vez a nadie en particular, lo cual llamó la atención de varios. Mei se quedó observándolo u oyéndolo, no muy segura de lo que debía hacer o de lo que estaba hablando, ¿estaría teniendo alguna alucinación?

 

Para cuando volvió en sí, se dirigió para hablar con la Weasley, por lo que no hubo demasiado tiempo para preguntar qué había sido aquello, más cuando el vampiro se metió entre la densa vegetación, perdiéndose de vista de los presentes.

 

 

 

Pasados unos minutos en los cuales la Delacour ya se había acomodado junto al fuego y sentía su estómago removerse de forma incómoda debido al hambre, las instrucciones a seguir por fin fueron dadas para cuando Hades regresó. Pues ciertamente, pasarían la noche allí, a lo cual la idea no le agradó demasiado, y lo hizo notar soltando un largo suspiro.

 

Podrías haberme dicho que pasaría esto, – se quejó con Lisa directamente, mirándola cual niña haciendo berrinche – ahora cierta persona perderá la cabeza porque no pasaré la noche en la Delacour, y tú serás quien soporte su escenita. Oye, Elvis, ¿te apetece matar el tiempo con un duelo? – "un duelo con poderes Paladines" habría agregado, pero en aquellas circunstancias no es que fuera muy recomendable. Para nada, de hecho.

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Casi todos estaban haciendo algo en especial, pero me incomodaba saber que no iba a pasar nada en aquel momento. Mientras estaba cortando aquellas ramas con Mei, Hades le hablaba y Lisa estaba haciendo algo por allí, me puse a pensar que Annick tal vez se preocuparía si no aparecía en algunas horas. Debía admitir que estaría preocupada pero no quería alterarla cuando se encontraba con Elros. En cuánto pudiera, le enviaría una mensaje.

 

Tal vez no le estaba prestando atención a lo que le estaba sucediendo a Hades. Estaba tan acostumbrado a que algunas cosas extrañas sucedieran así en la comunidad mágica que prefería enfocarme en algunas cosas dentro de mi cabeza. La lluvia había empezado a caer, tal vez con pequeñas gotas pero me di cuenta cuando mi cabello se empapó por completo. ¿No nos estábamos retrasando algo? Para cuando armáramos aquella especie de techo formado por ramas, casi todo estaría mojado. La fogata despedía pequeñas volutas de humo cada vez que las gotas caían sobre ella.

 

¿Con un duelo? ¿Aquí? —Mei me había llamado por mi nombre y debía admitir que no había prestado atención al resto. Solamente sabía que a mi alrededor casi todo seguía igual. Algunas daban vueltas alrededor del circulo que habían protegido, otros deambulaban por ésa especie de campamento viendo que hacer. De la carpa provenían algunos ruidos pero eran imperceptibles. Podía ver más las moscas que deambulaban sobre la tela. A veces escapaban de las marcas de agua que caían sobre ésta, salpicando en todas partes—. No creo que sea conveniente. Tal vez podamos matar el tiempo de otra manera. ¿Ir a recorrer éste sitio?

 

No sabía que tan aburrido podía ser, si realmente sería como sonaba, pero si nos enfrentábamos a un duelo, deberíamos de todas maneras alejarnos de allí, no me agradaría la idea de que en medio de la clase, el fuego de la fogata cayera sobre la carpa e incinerara a todos. Si no llegábamos al objetivo de la clase tampoco nos podríamos vincular con nuestro libro. De momento podíamos usar los poderes pero la idea es que estuvieran ligados conmigo todo el tiempo. Eso significaría que me volvía cada vez más fuerte.

 

¿No es mejor partir ahora? Sigue lloviendo y estoy seguro que los ronquidos de algunos no dejarán dormir al resto —exclamé en modo de broma aunque no sabía realmente a qué debíamos ir. Si estábamos acampando en ése sitio, es porque en algún momento determinado debíamos llegar a otro punto. Con mi varita, haciendo unos complicados los palos se fueron apilando contra el tronco de dos árboles, cerca de donde estaba la fogata. Las ramas una especie de techo con sus hojas, impidiendo que la lluvia no pasara. Aunque sería cuestión de segundos para que si: — Impervius —exclamé para que las hojas rebotaran el agua. Ahora solo quedaba sentarnos debajo, protegernos del agua mientras el fuego crepitaba.

 

Al menos que Mei realmente quisiera aquel encuentro y pudiéramos ir a explorar más allá. No estaba seguro cuán permiso tendríamos. ¿Pero por qué motivo nos detendrían allí?

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Tras la respuesta de su prima, Zack tuvo que callar dándole la razón mientras reflexionaba. Probablemente él tampoco tuviera mucho cuidado del lugar o actividad que estuviese llevando a cabo si Liam estuviese cerca. Pero como no lo estaba, no le quedaba de otra que molestar a las tórtolas lo más que pudiera. Hacía mucho tiempo no se dedicaba a entrometerse en asuntos amorosos, desde la vez que interrumpió a Mei con Luca en algún local del callejón. Recordar aquello le causó cierta risa, que luego se detuvo tras observar los movimientos de Hades aproximándose.


El tutor le entregó una bolsa de chocolates a Tauro, mientras que ésta última se quedó inmóvil, posiblemente cuestionándose el porqué de tal gesto. Leah, quien había observado todo, no dudó en montar su cara de qlo, tomar los dulces y arrojarlos en dirección a Hades. Zack no pudo contener la risa así que dejó escapar toda la gracia a través de una sonora carcajada que más tarde hizo que se ahogara, gracias a la colaboración de un hechizo enviado por Leah.


Se llevó una mano al cuello aun sonriendo solo que sin realizar sonido alguno. Si bien no le afectaba demasiado el no respirar, podía sentir cómo su sangre en el interior dejaba de circular por el cuerpo. El corazón se le iba deteniendo de a poco. Para cuando recobró la seriedad en su rostro ya los efectos del hechizo iban muy avanzados, cosa que le obligó a pensar en un Anapneo. Tal hechizo le ayudó a deshacerse de los efectos del cinaede.


—Pruébalos con otro tipo de criaturas, perra. ¡No con tu primo! — Escupió en cuanto pudo recobrar el habla. Era habitual que soltara algún improperio para dirigirse a su pariente, y ese fue el más suave de la lista, sólo porque tauro estaba cerca. Casualmente ésta última ahora buscaba contentar a su pareja ofreciéndole chocolates, al igual que a él mismo — No como esas cosas — respondió a su líder dándose el lujo de rechazar el ofrecimiento. —Pero quizás la cabeza de Hades sí — Añadió sin poder contener una risita. No superaría la acción de Leah, había sido muy inmaduro de su parte.


—Pónganos a hacer algo, profesora. Ésta quiere probar todos los hechizos conmigo — Gritó a Lisa desde su posición haciendo referencia a Leah, a quien lanzó un beso luego.


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El Ragnarok noto, al mismo tiempo que yo, la presencia de un ente extraño, el cual se movía al compás de nuestros pasos, observando todos y cada uno de nuestros movimientos y acciones, haciéndose mas fuerte con el eco de nuestras voces y estrategias futuras. Fue el mismo Hades quien avanzo, omitiendo el peligro de tal artimaña, en busca de aquel ser o persona que tras la sombra de los grandes arboles se ocultaba. Lógicamente yo me quede para y por si fuese preciso, defender a los alumnos. Aunque a algunos no les tuviese ni aprecio siquiera.


Al poco tiempo el vampiro regreso, con noticias esperadas para mi persona. Las casualidades no existen, mucho menos si los Uzzas tenían algo que ver. Omití comentarios y deje que fuese el cainita quien diese las explicaciones pertinentes. Mi mente comenzó, en ese preciso instante, a reorganizar las ideas y evaluar los peligros de la nueva misión creada y auspiciada por aquellos nómadas de Egipto. Fracasar no era una opción, ni para ellos, ni para mi tampoco. Conseguir unirme al libro era indispensable.


Una noche por delante en donde Hades y yo misma teníamos que organizarnos si queríamos salir ilesos de aquella selva. Nunca y eso es lo que me mantenía viva, había subestimado el poder de un rival o misión – Luego, sobrevolare el lugar para ver cuantos kilómetros nos separan del objetivo – No era una petición, si no mas bien le comentaba que iba a realizar. Cuando se me metía algo en la cabeza, nada ni nadie era capaz de quitarle, a excepción, quizás, de la joven argentina que comandaba el clan de la luz, la cual andaba mas que ansiosa.


Me senté al lado del fuego, aun sintiendo como las gotas de lluvia resbalaban por mi espalda – No te quejes, Luca lo entenderá….. - Estaba segura no lo haría, pero no lo iba a reconocer – ¿Aburrida? - Pregunte con interés – Al alba comenzara nuestro viaje, pero ¿te apetece dar una vuelta a lomos de Trasgu unas horas antes? Tengo que, digamos, inspeccionar la zona para que nadie patee vuestro cu** – Me sentía segura a su lado, era algo obvio y evidente que todo aquel que me conocía sabia - Merlin dame paciencia - Renegué por tener a Tau, Leah y Zack como alumnos.


- Nada de duelos, os quiero sanos y con fuerzas para lo que nos viene encima – Mire a Elvis de reojo. El y solo el podía entender cuan de brutas eran las ideas de los amantes del Nilo – Intenta mantenerte despierto y procura que no se maten cuando parta – Aquel mínimo intercambio de datos entre la paladín y el Gryffindor solo era escuchados por ellos, ya que anteriormente y sin que ninguno de los presentes se hubiese percatado, active el anillo de escucha – Badru quiere, muy amable el, que hallemos algo. ¿Como no, verdad?


Mis ojos verdes materializaron lo que sentía por el hombre en cuestión. No me caía bien. Runihura en cambio tenia toda mi confianza - ¿Puedo contar contigo Elvis? Los pétalos que tienes ahí en este tarro – Señale – Son poco comunes. Necesitamos ir en búsqueda de unos mas poderoso, unos que el efecto no se acabe nunca y al parecer, según me acaban de decir, están en el templo que hay a unos cuantos kilómetros en dirección sur. No se que nos podamos encontrar dentro, la información que tenemos es poca, por no decir nula.


- Ivaskoh... - El apellido de mi perdición - Cerca de aquí hay un rio, ¿podrías ir a buscar un poco de agua para la cena? Y de paso, ya, si te apetece y la situación lo amerita, recolecta plátanos de aquella palmera de allí - Una sonrisa se extendió por mi rostro - Y rapido, tenemos que mantener las energías - Aquella petición, mas bien orden, me recordó nuestra primera clase juntos donde el hizo referencia a mi estatus dentro del gobierno de Rumanía - Recuerda que los de la realeza necesitamos servos atentos y educados, para cuando lo traigas a la mesa....

Editado por Lisa Weasley Delacour

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Así que ella no era la única con fobias extrañas. No pudo evitar soltar una carcajada ante la confesión de su cuñada y luego se percató de que Hades volvía de alguna parte (¿cuándo se había ido?), y había comenzado a llover. Arqueó una ceja, parecía que la excursión no iba a ser tan divertida. Volvió a sonreir para sí misma al verse pensando en aquella clase como una excursión, pero es que parecía exactamente eso. Parecía que todos podían usar los poderes del libro nuevo sin problemas, si bien no los habían probado todos. Y lo mejor era que hasta el momento nadie había aparecido para intentar aniquilarlos como en las anteriores clases. Así que, por fin, parecía que iban a tener una clase calmada.

 

Esto está tranquilo, ¿no crees? —le comentó a Valkyria, sin molestarse en refugiarse de la lluvia. Le gustaba la sensación de las gotas de agua cayéndole encima—. A estas alturas, en las anteriores clases, estábamos luchando por nuestra vida. Sin embargo, por ahora parece una clase normal.

 

Como si quisiera contestar a su comentario, un rayo impactó no muy lejos de donde estaban. Y la lluvia habia arreciado en cuestión de segundos.

 

Haz como que no he dicho nada, la noche va a ser larga —murmuró, aunque sin saber si la Karkarov había alcanzado a oír su comentario. Buscó con la mirada a su hermano Hades, que acababa de decir algo a Tauro y los Ivashkov, pero no consiguió contactar visualmente con los ojos del vampiro. Parecía preocupado por algo, así que parecía que la clase no iba a ser tan tranquila como había parecido al principio. Hizo un gesto a Valkyria para indicarle que iba a dirigirse hacia él y luego caminó hacia el Ragnarok—. ¿Adónde has ido? Has estado ausente un rato... ¿va todo bien? —le preguntó, utilizando el anillo de salvaguarda para oídos indiscretos—. ¿Qué haremos esta noche? Nos quedaremos aquí todo el tiempo o solo es un periodo de adaptación antes de emprender alguna tarea? Haz el favor de explicarnos algo, porque hemos venido a aprender y hasta ahora esto parece más un campamento scout.

 

Para acentuar sus palabras, Anne se cruzó de brazos y frunció un poco más el ceño, mirando con gesto enfurruñado a su hermano. Solía mirarle así pues Hades, como buen hermano mayor que era, se pasaba el día molestándola para oírla protestar. Pero aquella situación era bien distinta y, puesto que todos parecían aprovecharse de su amistad con uno u otro profesor, ella haría lo propio aprovechando que el vampiro era su hermano.

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Mientras Hades y Lisa seguían debatiendo acerca del curso de la clase, el trio de Mortífagos esperaba bajo la carpa, refugiándose de la lluvia. Los dos primeros mostraban una actitud extraña, como si conversaran con una persona más que les indicara lo que debían hacer. El asunto despertó interés en el vampiro, por lo que intentó ver más allá del bosque, en dirección a donde los tutores enfocaban sus orbes. Pero no alcanzó a ver nada que fuera tan llamativo como para significar algo, nada más aparte de oscuridad.


Lisa se dejó caer junto al fuego intercambiando palabras con Mei antes de dirigirse a ellos y pedirles que dejaran los duelos. Para el castaño no era necesario saberlo, sino para su prima que parecía querer tenerlo como rata de laboratorio. Éste presionó los labios entre sí y elevó ambas cejas acentuando la mirada en dirección a Leah, esperaba que fuera escuchado bien claro y detuviera sus experimentos con él.


—¿Oíste? Cálmate — Comentó negando con su cabeza. Había sido muy desgradable interrumpir su carcajada con un Cinaede, él hubiera preferido una bofetada. En ese instante se escuchó una palabra similar al apellido de los primos. Zack puso los ojos en blanco sintiendo cómo cada vello de su cuerpo se erizaba, odiaba cuando pronunciaban mal su nombre o apellido. —¡Ivashkov! —Le corrigió en voz alta. No podía ser que después de un entrenamiento con los Uzza, maldecirlo tantas veces, y lidiar con él dos meses más, aún no supiera decirlo correctamente.


Por un momento, el vampiro quiso atender a la orden de la tutora con buena voluntad, hasta estuvo a punto de pedirles a Tauro y Leah que lo acompañaran, obedecería como buen pupilo hasta escuchar las últimas palabras. Irguió su espalda y casi pudo sentir sus mejillas arder al tiempo que se ruborizaba de la rabia.


—¿Perdón? — Dijo como si no fuera escuchado bien. —Jamás me tendrás como tu siervo, Lisa. Tu reinado no tiene lugar en mi mundo, ni en el de muchos aquí. Así que vete haciéndote la idea de que tendrás que conseguir lo que quieras por tus propios medios — “perra” quiso finalizar la frase con aquella palabra, pero decidió mantener la compostura. Una provocación más y no tardaría en apreciarse el destello verdoso dirigiéndose a su cuerpecito soberbio.

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Así que un nuevo curso va a dar inicio.

 

Si, así es. Necesito vuelvas a cuidar a Dexter.

 

Estoy seguro que lo mejor sería que dejaras esas clases por el bien del niño y el tuyo propio.

 

–Siento que has exagerado un poco. La última vez estuve a nada de morir pero no creo que vuelva a ocurrir.

 

No quiero decirle a tu cuerpo inerte te lo dije.

 

Basta, Ian. No va a pasar.

 

 

Y ahí estaba en medio de una selva húmeda, llena de varias criaturas, bestias y grandes peligros. La morena se encontraba pérdida, desorientada, con algo de calor. Había olvidado empacar un poco de agua, realmente esperaba que este curso fuera un poco más normal que los anteriores, pero se equivocaba. Este curso iba a ser peor que el anterior, por el solo hecho, de que no había podido dar con sus compañeros.

 

Si tan sólo le hubiera hecho caso al cabezota…

 

Si bien llevaba ya una hora dando vueltas por el lugar, se había topado con una corriente de agua que fluía sendero abajo con rapidez, lo que le indicaba que seguramente en varios metros alrededor se encontraría con algún animal que viviera en aquel sitio. Aun no se encontraba con ningún animal que pusiera en peligro su vida. Por lo que siguió caminando en busca de alguien conocido.

 

No tengo miedo. –siseo para ella y miro sus anillos, había traído todos y cada uno de los que le habían dado en los otros tres libros. Hasta el momento eran 6 anillos, tres en cada mano y uno en cada dedo, en una de sus muñecas había una pulsera con 3 amuletos y en su cuello un collar con 2.

 

Se encontraba tan distraída que no se había percatado que sobre una gran rama de un árbol se encontraba un redúvidos el cual como acto de defensa, al momento que ella apoyo su mano con frustración, le mordió la mano. No fue hasta que el dolor era insoportable que se dio cuenta de lo que pasaba, miró su nuevo anillo que empezaba a trabajar sobre el veneno de aquella criatura.

 

Al menos creo que no moriré envenenada.

Editado por Shalyit Malfoy Karkarov

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Empezó a caminar siguiendo a Anne de regreso al improvisado campamento que habían armado junto con los demás compañeros de clase. Gracias a uno de los anillos podía escuchar perfectamente las conversaciones que se estaban llevando a cabo, aunque la que más le interesaba obviamente era la de los tutores de la clase, quienes habían indicado que pasarían en ese lugar la noche y que no querían enfrentamientos innecesarios.

Al parecer a lo que se enfrentarían al siguiente día requeriría de toda su capacidad, fue en ese preciso momento en que toda la aparente paz que el lugar irradiaba desapareció. Un rayo surcó los cielos para luego impactarse en algún lugar de la jungla en la que se encontraban y unas enormes gotas de agua empezaron a mojarlo todo. Levantó la mirada hacia unas nubes de tormenta que habían aparecido sin darse cuenta, la última vez que se fijó en el cielo estaba despejado y una luna hermosa parecía sonreírles > pensó para luego volver a prestar atención a Anne.

—Yo no estaría tan segura… —dijo cuando al fin pudo divisar la fogata, que con cada gota de agua amenazaba con apagarse. Dejó que Anne se alejara en dirección a Hades, ella por su parte aun quería seguir recorriendo el lugar. En el poco tiempo en que habían estado ahí pudo observar varias plantas que le resultarían muy útiles para preparar pociones y quien sabe si algún veneno.

Cerró la cazadora que llevaba puesta, sacó la varita y tras susurra > volvió a alejarse del campamento. Pasados varios minutos sin apenas darse cuenta la ojimiel se había alejado demasiado, ya no podía escuchar ni siquiera los susurros de sus compañeros. Observó a su alrededor buscando el caminó por el cual había llegado hasta ahí, aunque también podía dar media vuelta y caminar en línea recta hasta escucharlos nuevamente, se encogió de hombros y siguió recogiendo unas setas muy extrañas de un llamativo y peligroso color rojo.

— ¿Quién anda ahí?... —preguntó poniéndose en pie de un salto, había escuchado pasos cerca de donde estaba.

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Si el no morir envenenada era tener suerte, al parecer aquella poca suerte que había adquirido se había esfumado cuando una gran nimboestrato se acababa de formar encima de ella, lo que por su sentido de sobrevivencia quería decir empezar a correr para encontrar un lugar donde pasar aquellos instantes de lluvia.

 

Excelente, lo que me faltaba que empezara a llover. –dijo minutos después de ver la gran nube y comenzó a andar de forma rápida. La lluvia por la zona en la que ella estaba se soltó de forma violenta por lo que le metió velocidad para encontrar un lugar donde cubrirse del agua

 

Estaba corriendo lo más rápido que podía cuando resbalo gracias al fango que se formaba por la lluvia logrando que se estrellara de frente con lo que eran unos pequeños matorrales, su ropa se había llenado de barro, pero eso no era lo peor, sobre de ella siseante y mirando sus ojos se encontraba una serpiente de tez verde y de alrededor de unos 9 metros de largo.

 

Elizabeth cerro los ojos deseando con todas sus fuerzas que alguien apareciera en su ayuda. Pero al parecer se encontraba sola, no podía gritar, no encontraba su varita y no fue hasta que escucho la voz de su prima política que habló.

 

Ayuda… –dijo en un hilo de voz esperanzada de que la matriarca de los Karkarov llevará su anillo puesto. Si bien había mantenido al límite a la serpiente gracias a su anillo de amistad con las bestias, no podía hacer un movimiento sin antes recuperar su varita.

 

Valky, tengo una anaconda sobre mi. Y no encuentro mi varita. –su voz era un grito desesperado de ayuda, trató que el reptil se fuera de donde ella estaba pero al parecer era tanto el miedo que tenía en ese momento que había olvidado concentrarse y pedirle que se alejara.

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