Mansión "Ojo Loco" Potter Blue (MM B: 78439)

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Arrgggggg ¡Que los Dioses nos libren de una madre celosa! Fue el único pensamiento que cruzo por mi mente mientras veía a mi madre desfigurarse de lo celosa que estaba, su pataleta y su berrinche hicieron que quisiera haberme guardado el hecho de que había usado el dinero de mi padre en uno de los vestidos de novia… bueno eso y que había usado una buena cantidad del dinero de ella en otro vestido, pero seguir usando el dinero de Sagitas en las cosas de la boda con todo lo que había que costear me había parecido un abuso, por muy mi madre que sea, era un abuso, aunque se dará cuenta cuando le llegue las cuentas de Gringotts.

 

Deje que Sean me reconfortara con sus mimos y sonreí a pesar de que el dolor de cabeza empezaba a martillearme producto del berrinche, abrí los ojos a Tama intentando que no le diera mas ánimos a mi madre de los que necesitaba pero cuando iba a replicar fue Sean el que metió la baza, amaba a mi futuro marido y le adoraba con pasión y locura pero en vez de conciliar y tranquilizar a mi madre lo que hizo fue imponerse ante ella y de seguro eso iba a terminar en la destrucción de mi paz y tranquilidad y de mis compras.

 

SJ empezó a morder la bamba con la que mi madre le había dejado en su berrinche, sonreí ante mi hijo y me acerqué a mi madre, acaricié su cabello violeta tratando de calmarla:

 

-Compre cinco vestidos, tres de ellos con mi dinero, uno con el tuyo y uno con el de mi padre y los compre mas compulsión e indecisión que por que sean el definitivo, a parte de todos los vestidos de dama de honor, el traje de SJ, los trajes que compre para ti, un traje para Sean, varios trajes de circo y la mayoría de eso salio de tu dinero y del mio... que lo que dejo mi padre sea usado en una nimiedad como esa no me parece que amerite un escándalo como este... sobretodo porque le das demasiada importancia.

 

Le di un beso en la cabeza a mi madre y agarré la mano de Sean para dirigirme escaleras arriba a mi... No, a nuestra habitación a escuchar su propuesta de Catering que sabiéndolo bien era otra cosa que escandalizaría a mi madre

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja solo veía de un lado a otro, como las peleas, reconciliaciones, amor y demás se iban dando en la familia y movió los pies para darle espacio a Tamarindo que también se iba al sillón que, de todas maneras era enorme y largo y daba más que suficiente espacio para que pudiera sentarse medio Ottery en él (va, quizas estaba exagerando pero siempre le había parecido que los muebles en la casa de su hermana eran enormes)

Hizo aparecer una bandeja de pastelitos extra suaves para comenzar a comer, y, sabiendo que de todas maneras nadie la iba a escuchar por estar metidos en su pleito, comenzó a hablar con la boca llena de crema sin dejar de verlos

-El betún de huevo es el betún blanco durito de los pasteles de boda que tiene consistencia cremosa y esponjosa por dentro y durita por fuera, como si fuera un azucarito algo duro

Explicó y como traía tanto antojo, usó la varita para aplicar un poco de ese mismo betún en sus galletas y donuts y comérselos todavía más rico

[Tamarindo]

Me puse como un tomate por la mirada de Perenela cuando animé a la Sugus a que fuera mas dura en la pelea familiar que estaban teniendo que me callé al momento, bajé las manos y dejé de animarla de imnediato... Mejor no enfurecer a la familia de mi amiga, que sino no me dejarían volver por aqui a comer galletas...

 

Hayame hizo aparecer una bandeja de dulces extraños... (betún es para los zapatos, para teñirlos, pero ella empeñada en que eso se come... asi que nada) Probé esos dulces y estaban raros para mi gusto... a lo mejor es lo que por el mundo español llaman glaseado? Ni idea, pero despues del tercero empezaba a estar algo mas rico y sabroso a la boca...

 

--Al final no saben tan mal como el nombre indica... Y tu de parte de quien estás en esta pelea?

 

Tenía que comentar la jugada con alguien, y Hayame era a la que mas conocía de la "grada" viendo la pelea XD

[Sagitas E. Potter Blue]

Estaba tan furiosa y explosiva que, en aquel momento nada hubiera podido pararme de la destrucción, a pesar de tanta gente presente y sus palabras. Bueno, he de decir que me encantó que Tamarindo me apoyara. Era cierto, yo sola contra el mundo y le puedo, ¡qué se creían que podían ponerme furiosa! Sean se puso chulito conmigo y mi furor crecía y crecía en cada una de sus intervenciones.

 

-- ¿Respetuoso tú? ¡Y un cuerno de erumpent eres respetuoso poniendo canapes en forma de... de... zona púbica femenina! ¡Y no vuelvas a llamarme tacaña! Todo el dinero que tengo lo guardo para la familia que en mí no gasto un triste sickle en mí. Mis hijos nunca tendrán que pasar hambre como yo pasé cuando era jovenzuela. Ellos no conocerán lo que es pasar penurias y tener que llevar ropa remendada y tener que trabajar por un mendrugo de pan.

 

Ahora, esta explosión acabó de repente en un estallido de luz al sentir como si me hubieran abofeteado. Lo peor es que aquella bofetada sensorial-virtual fue de Sean y, con ella, había conseguido frenar todo impulso violento y hasta una respuesta asesina ante sus palabras. Me quedé quieta, mirándole con los ojos abiertos, sin pestañear, y después me dejé caer en la silla, sin mirar si estaba ocupada o si el conejito estaba cerca. Me puse la mano en el pecho (algo dramático, lo sé).

 

-- ¿Me... des-invitas a la boda? -- Podía; también era su boda. -- ¿A la boda de mi hija? -- Podía, por supuesto; también era su boda. Me mordí la lengua para sentir dolor, un dolor más fuerte y agudo del que sentía en el corazón ahora mismo. Perenela acababa de ponerse de lado de su... pareja..., no con des-invitarme sino con el tema de los vestidos y menospreciaba mis sentimientos sobre su padre. Y, lo que más me dolió, se iba con él sin mirar atrás y sin decir nada de que no podía hacer eso de des-invitarme...

 

Me sentí desvalida.

 

Mis ojos se achicaron.

 

Mi voz se volvió baja y suave.

 

Hablé.

 

-- Bien. Estoy des-invitada a la boda. Oficialmente, no pienso ir a ella, ni cubrir gastos, ni dejaros ni la mansión ni ningún local que esté relacionado con mis apellidos. -- Miré a los presentes con cara de "¿Y vosotros qué...?" -- Hacer lo que os dé la gana pero no iréis en representación ni de la Potter Black ni Potter Blue. Esta boda no existe para mí.

 

Me incliné a coger una revista de "Sonrisa de Bruja" y me puse a ojear los reportajes, sin mirar a nadie. Ya había tenido problemas con la boda de uno de mis hijos y ahora los tenía con la segunda. ¡A pastar en una boñiga de dragón! No iba a preocuparme por nada; yo a vivir mi vida con mi marido que, por cierto, sí hace cositas en las noches, sin hacer tanto ruido como hacían ellos. ¡Escandalosos!

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

-Nadie tiene el poder de des-invitarte de la boda porque es mi boda y si eso es una excusa para no quierer ir ni oficiarla entonces devolveré el baúl con trajes que compre para ti, eso incluye los trajes de payasa mas extramboticos que encontré en España, París, y sin contar con el traje de sacerdotisa que te mandé a hacer con una Celta con quien me hice amiga - grité desde la escalera al escuchar la explosión de mi madre, que era mas peligrosa que sus rabietas y pataletas por estar totalmente calmada, era de pánico absoluto sentirla así - y lo de los gastos no nos preocupa madre... te dejamos cubrirlos porque así te hacemos feliz pero perfectamente puedo usar la herencia de papá.

 

Le dije mas para chincharla y que explotara y se retractara que verdaderamente fuera a hacerlo, la verdad era que no imaginaba una boda sin mi madre pero no había terminado de llegar y ya el conflicto entre Sean y ella me estaba volviendo a latir las sienes, vi correr a SJ por el rabillo del ojo en dirección al hall con la bamba verde que le dio mi madre en la boca, mordiéndolo y tironeando de los cordones mientras se reía... esperaba que el niño no fuera a hacerle prender fuego, pero con SJ y sus cambios de humor tan propios de mi madre no podía confiarme.

 

Agarré fuerte la mano de Sean y me detuve a medio camino en las escaleras, me latían las sienes y los ramalazos de dolor me llegaban, como si algún ser estuviera llorando o sufriendo, volví la vista alrededor y me senté en medio escalón poniendo mi cabeza entre las piernas tratando de aclararla esperando que el dolor amainara, me quedé ciega del dolor un momento y luego todo dolor se disipo dejándome con una sensación de frío, de desorientación y de pánico, veia las escaleras inclinadas pero no podía ponerle lógica a lo que estaba viendo

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Y ahora mismo estaba replanteandome si mis palabras habian sido las adecuadas. A fin de cuentas Sagitas era la madre de Perenela. Oi lo argumentos de de ambas y me parecia que habia iniciado algo que no podria frenar y por un momento tuve pena pues era una situacion que no queria. Que era el dia mas importante de Perenela y es trist que no lo compartiera con su madre. Claro siempre hubo su sobreactuacion por parte de Sagitas que se tomaba muy en serio la parte dramatica en su vida, de seguro era una de sus habilidades aprendidas.

 

Asi pues en silencio tome la mano de Perenela y la acompañe hacia la escalera. Me sentia incomodo en medio de una situacion y con parte de culpa, era tan necesario pinchar a Sagitas para entretenimiento? La respuesta es NO. Y si, creo que habia excedido, pero de eso habiamos pecado todos. Aferre la mano de Perenela cuando se sento en la escalera. En medio de silencio sepulcral.

 

-Te sientes bien amor???

 

Y no...no estaba bien, demasiado estres y emociones interiores asi que cuando parecia que se desmayaria la tome en brazos...para llevarla en cuanto. Mientras me giraba hacia el publico.

 

-En serio no podemos ponernos de acuerdo en una boda que es PARA NOSOTROS??...en serio tenemos que llegar a estos extremos??....Sagitas si me excedi disculpas -ohh esto era para remarcarse en la historia- pero esto tenemos que solucionalo por el bien de tu hija, de SJ y de la familia...-palabras sabia...aunque si...nunca me caeria bien.

[Tamarindo]

Comía galletas como palomitas de lo emocionante que estaba el asunto. Me sentía mal por el desprecio que habia hecho el novio malvadoso al desinvitar a la Sugus, asi que con la varita hice aparecer un cartel luminoso con un "¡Animo SUGUS!" y lo agité, me daba igual lo que dijeran los demás, yo estaba ahi de apoyo moral para mi amiga y se veía que aparte de montar un drama épico, lo estaba pasando mal con todo esto y creo que saber que tenia apoyo en sus decisiones podían animarla en su decisión.

 

La verdad es que siendo ella trillonaria de galeones como lo era, el dinero del padre malvado no hacia falta... que ese dinero si era sucio ponía dedicarse a algo que no la hiciese daño, o al menos hablarlo tranquilos todos en como invertirlo, pero a traición y para hacer daño no era la mejor manera de gastarlo V_V NI cn chantajes de trajes de payasa valía la pena usarlo D:

 

Y en esto que me di cuenta que el niño pequeó estaba babeando a mi Flamingo Flamengo que estaba agutando los bigotes cordones como un loco, perdiendo las zanahorias que tenía dentro porque el niño lo agitaba muchisimo...

 

Me levanté a quitarle la zapatilla de la boca y me daba igual ue se echara a llorar, a lo mejor asi distraia a sagitas con el y se calmaban las cosas... pero a mi conejo nadie lo muerde!!!!! Le metí todas las zanahorais dentro, que no sabía por qué las tenia pero oye, asi tenía comida (?) Y me lo llevé fuera un momento, mientras parecía que la cosa se había calmado por el malestar de perenela...

 

--Aquí te quedas, conejito... come todo lo que quieras

 

Y listo, una vez fuera el conejo... volvi a sentarme y a seguir comiendo...

 

--Me perdí algo? D:

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja pelirroja también se iba comiendo aquellos dulces, de lo más interesada en las discusiones que estaban teniendo todos mientras que su mente en el interior seguía gritando "sangre, sangre!!" pensando en lo divertidísimo que sería si se empezaban a pelear en serio, pero al parecer su hermana ya se había decidido a enfurruñarse y a olvidarse de todo

Ni modo

La Snape hizo una mueca y se encogió de hombros para luego, mirar a Tamarindo con curiosidad por lo de aquello de que los dulces eran medio diferentes en lo que debían de ser

-Uhm... cosas de paises supongo, es que es la mejor traducción que encontre del Rumano al inglés británico pero nunca se me ocurrió que tendría que ver con los zapatos

Dijo riendo por un momento hasta que se imaginó poniendole dulce a los zapatos hasta que quedaran todos pegajosos

Pero mejor era la imagen de su hermana toda haciendo gruñidos mientras se ponía a hojear una revista que según a la Potter Blue ni le venía ni le interesaba; así que, porqué no aprovechar que ya estaba como un volcán para ver si aquello provocaba algo que fuera medianamente divertido aunque eso le fuera a dar un gran trabajo a Harpo?

Si hacía enojar al elfo, tanto mejor

Así que sacudió la varita e hizo aparecer una gran cantidad de ese glasseado-betún de huevo del pastel de bodas encima de la cabeza de su hermana y se lo dejó caer encima

-Ahora tenemos un sagi-pastel de bodas

[Tamarindo]

Como a mi me gusta mucho la palabra ojiplática porque es poner los ojos como platos, pues así me quedé cuando Hayame soltó todo ese glaseado que por un lado estaba bueno, pero por otro era super pringoso y pegajoso, sobre la Sugus, que ella ya es caramelo chicloso (?) (Conoceis los caramelos sugus?, pues por algo es... aunque el nombre vino porque quise escribir sagis y puse sugus, pero eso es una historia vieja ya, no nos enrollemos narradora, que la protagonista de Tama debe avanzar en su historia) y si aun encima le pones ese prigue...

 

--Sugus, esa fue Hayame, yo la vi, acaba de esconder la varita...

 

Me chivé de forma vil para que ahora la furia de Sagitas se fuera contra Hayame, que no sé si queria guerra, pero contra ella tambien me gustaba que fuese la cosa... Con tal de ver peleas de veneno en la lengua de todos, yo asi comería las galletas con un buen expectáculo... CULO JAJAJAJJA... ya, narradora, dejame seguir ¬¬

[Lucrezia Di Medici]

¡Plop!

 

La diminuta aceituna descendió rápidamente hacia el fondo de la copa, acariciada por las minúsculas burbujas que rápidamente desaparecían al alcanzar el aire. Los violáceos labios de la portadora de aquel Martini se posaron sobre el frío cristal, levemente humedecido por la diferencia de temperatura entre el exterior y la bebida. Bebió un sorbo que apenas alcanzó para hidratar su garganta y volvió a apartar la copa, apoyando su base sobre su pierna derecha, convenientemente cruzada sobre la izquierda.

 

-Odio el verano…

 

Notó que su labial había dejado una sugerente huella en el borde de aquella copa e intentó borrarla con la yema del dedo, en un inútil intento que terminó por esparcir más aquel tono violeta sobre el cristal. Con un dejo de frustración la dejó caer al suelo; el césped logró amortiguar la caída y evitar que se rompiera, mientras que el contenido fue rápidamente absorbido por una tierra sedienta de líquido, pues el calor veraniego comenzaba a castigarla. Fue un conocido elfo doméstico, Passepartout, quién se encargó de recuperarla.

 

- ¿Le lleno otra copa, ama Lucrezia?

 

Los ojos azules de la dama se clavaron en la criatura y bastó una casi imperceptible media sonrisa para que éste entendiera su negativa. Años de estar a su servicio habían capacitado al elfo para leer el significado oculto en los más mínimos gestos de su ama, acostumbrada a mostrar una gestualidad y un porte entre frío y enigmático. Lucrezia Di Médici no era alguien transparente, no era fácilmente descifrable para un desconocido ni era descriptible cuando se pedían referencias de aquella dama aristócrata a la que rara vez se la veía en Ottery.

 

Su mirada soberbia volvió a posarse sobre la estructura de aquella mansión para ella casi desconocida. Con la mano que había quedado repentinamente libre comenzó a acariciar su lacio cabello, que caía en su totalidad sobre su lado derecho como si de una dorada catarata se tratase hasta llegar a la altura de su busto; la luz del sol se reflejaba en aquellas brillantes fibras, como un valor agregado a su espectacular belleza. Con sus delgados dedos tomaba mechones y moldeaba ondas, haciéndolas y deshaciéndolas de forma repetitiva. El tenue viento que se había instalado en los jardines apenas rosaba la blancura de su piel.

 

- Puedes llamarla.- dijo, desde la comodidad del sillón en el cual reposaba, que había materializado frente al bosque de la “Ojo Loco” Potter Blue minutos atrás.

 

Aquel “indigno nombre” no saldría de los labios de Lucrezia, según ella misma se había impuesto sin un mínimo rastro de humildad que, claro, no le era propia. Sin embargo bien sabía el fiel Passepartout que se refería a Sagitas, a quien conocía y con la que curiosamente no se llevaba nada bien, puesto que siempre confundía su nombre de forma burlona, según él sospechaba. El elfo no ahorró un ápice de su capacidad motriz para realizar una reverencia casi caricaturesca a su ama y se dispuso a atravesar el jardín en busca de la que suponía aun matriarca de la “Ojo Loco” Potter Blue.

 

La aristócrata italiana lo siguió persistentemente con la mirada hasta que su sirviente desapareció tras una de las puertas traseras de la mansión. Se incorporó aun más en el sillón, adoptando una porte más exultante y para potenciar así su imponente presencia. Alguien de su casta no podía recibir a Sagitas de una forma típica, como si fueran pares, cuando nada podía alejarse más de la realidad que ella planteaba en su mente. Aquel no sería un encuentro fácil, dadas las rispideces que siempre se habían erguido en su relación que, sin embargo, se había extendido muy poco en el tiempo. Acomodó los pliegues que se habían formado en la falda de su verde vestido, de corte renacentista, y volvió a posar ambas manos sobre su regazo.