~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)

[Mael Blackfyre]

En los tiempos en los que se corrían, las cosas habían cambiado demasiado. De momento el mundo estaba en guerra y principalmente lo estaba Inglaterra. Por ésa razón y muchas otras más, todo se había vuelto más peligroso. Así lo había mostrado el ataque de Bulgaria contra el Ministerio inglés y de cómo habían empezado a desencadenar varias situaciones que llegaban a hoy en día. El segundo paso al caos era el levantamiento del estatuto del secreto, que para muchos era una toma más de poder, pero para otros, el peligro nos rodeaba aún más.

 

Tal vez los mortífagos sentían que tenían que sobresalir en algo y eso les provocaba estar por encima de los muggles. ¿Cómo ellos podían apresarlos? Pero eso significaba que muchas cosas que nos protegían ya no lo hacían más y la mansión Gryffindor, tenía que ser un sitio que nos dejara afuera tanto de los mortífagos como de los muggles que posiblemente encontraran aquel sitio.

 

El Ministerio de Magia ya no protegia las mansiones, así que los magos tenían que encargarse de eso. La única ventaja es que podíamos utilizar algunos recursos, dentro de nuestros terrenos, que no muchos conocían. ¿Qué podían decirnos si era dentro de nuestro territorio? Si alguien entraba y salía herido, iba a ser su problema. Moví las últimas veces la varita y estaba seguro que por lo menos las personas no podrían aparecerse allí ni los alrededores, los muggles se alejarían y estarían todas las escobas, trasladores y medios de transportes fuera. Lo único que podrían hacer, era atravesar la verja como cualquiera.

 

Una voz femenina hizo que se me erizara la piel sin dudarlo. Me detuve en seco intentando engañar tanto a mis oídos como a mi corazón. Éste parecía que de golpe latía más fuerte y que como en caída, dejaba de latir. Annick.

 

Me giré poniendo en cuestión lo que estaba viendo mis ojos. La figura pelirroja de ojos verde esmeralda se encontraba a medio camino. Las estatuas de El Lobo y el León se encontraba a mis espaldas, que ni por un segundo se habían activado por lo que realmente era mi esposa. Avancé un paso hacia adelante pero fui dos hacia atrás.

 

¿Qué iba a decirle? Ni siquiera me dio el valor para mirarla a los ojos. Esos ojos hermosos que aún asi, me enamoraban cada dia. Pero me dolió verlos, porque era como mirar al sol durante horas. O como si un strellatus y Arenas de Hechicero se multiplicaran por diez directamente en las pupilas. Y ni pensar en mi aspecto. Viejo e inservible, todo gracias a aquella maldición que me había hecho perder la mano (aunque ahora la tuviera gracias al constante uso de la metamorfomagia)

 

Annick

 

Murmuré pero hice unos pasos para atrás y me encaminé hacia las estatuas. Aunque a decir verdad, no podía irme así nomás. Pero tampoco quería alejarme de ella.

 

 

 

@@Annick McKinnon

[Annick McKinnon]

El corazón de la pelirroja se aceleró al ver al patriarca de los Gryffindor, y por un instante sólo tuvo ojos para él. Su mirada recorrió el semblante de su esposo. A pesar de los cambios, aún era posible reconocerlo bajo las canas que poblaban su cabeza y las arrugas que se extendían en su rostro.

Por instinto, Annick quiso acercarse al mago, pero notó que él daba un par de pasos hacia atrás, como intentando alejarse de ella. La bruja se preguntó si la barrera que parecía haberse elevado entre los dos no se derrumbaría nunca… Entonces una conocida voz la hizo volver a ser consciente de que no estaban solos.

―¡Prima, qué alegría que estés bien! –dijo en dirección a la matriarca Granger–. Me alegra que todos estén bien –puntualizó observando a los demás y esbozó una tímida sonrisa. No sabía qué decir, así que se dejó llevar por lo primero que le vino a la mente–. Supe que Bulgaria… Temí que… –se detuvo. El simple hecho de recordar el temor que había sentido al recibir aquella noticia, la paralizaba de nuevo–. Lamento haberme ausentado durante tanto tiempo…

Se acercó a su prima Granger con la intención de abrazarla, pero temía que ella hiciera lo mismo que Elvis e intentara alejarse. Luego se dirigiría a Lunática, a Hilary y a Helen para hacer lo mismo. Un nudo en la garganta le impedía articular más palabras, por eso se limitó a que su cuerpo expresara lo que su boca no podía decir.

Al separarse de Hilary, la pelirroja se dio cuenta de que la distancia entre ella y Elvis se había acortado. Notó un pinchazo en el pecho, como si su corazón se debatiera entre detenerse o latir a toda velocidad. Pero haciendo caso omiso a la sensación de asfixia que le producía la tensión, se acercó y tomó el rostro del mago entre las manos.

―¿Qué te ha sucedido? –murmuró mientras intentaba evitar que las lágrimas volvieran a brotar.

Ambos tenían mucho de qué hablar. La pelirroja ni siquiera estaba segura del estado en el que se encontraba su relación. Durante el tiempo en que habían estado distanciados, había analizado cientos de veces el motivo por el cual habían discutido la última vez que se habían visto; y cada vez estaba más convencida de que quizá había sido muy dura con él. Sin embargo no estaba segura de que ese fuera el mejor momento para abordar el tema.

―¿Hay alguien más en la casa? ¿Todos están bien? –observó que su prima tenía la varita en la mano–. ¿Qué hacen aquí afuera?


@ @ @ @@Hilary J. Gryffindor. @@Helen Evans @

[Mael Blackfyre]

Lo último que quería sentir en aquel momento, era el tacto de Annick Mckinnon. Y porque sabía que iba a pasar lo que estaba sucediendo en aquel entonces. La simple fortaleza que había intentado levantaren tan solo 5 segundos, se derrumbó como si se tratara de un castillo de arena. Si, había pasado mucho tiempo. Si, habían pasado un tiempo distanciados porque si no era asi, tal vez hubiera sido peor. Y si, claro que la seguía amando, pero se habían hecho daño y eso jamás había pasado entre los dos.

Desde que tenía consciencia, conocía a Annick. Habían sido criados juntos, la amaba desde entonces. Habían formado una familia juntos. Habían trabajo. Habían peleado por la vida juntos y así juntos, habían sido imparables. Pero en aquel entonces, hacía un año atrás (o un poco más) varias tensiones se habían cruzado. Tal vez intereses, asi me gustaba pensarlo. Y habían tenido que separarse. Algo le decía que había sido lo mejor.

Cuando me di cuenta, algunas lágrimas recorrieron mis mejillas hasta llegar a las manos de mi esposa.

Pero no podía romperme aún más. Ya era tarde, ya tenía a la pelirroja allí. Traté de despejar mi mente tan rápido como pude mientras Annick preguntaba qué me pasaba. Y qué había pasado allí.

— Somos los que ven. Y hay algunos dando vuelta por ahí —comenté. Creo que jamás había tardado tanto en tocar sus manos. Suaves como la seda. Mi corazón empezó a latir nuevamente. Era como si eso que se sentía vacío, había empezado a llenarse nuevamente—. Pero la magia de los Gryffindor está intacta. Cuando aparece uno, otros vienen. Acá está la muestra —señalé a Annick, pero allí todos habían llegado de la misma manera que ella, siendo yo el primero—. Ellos, si. Los búlgaros atacaron Inglaterra. Pero por suerte la mansión no sufrió ataques. Con Lunática estábamos reforzando las protecciones, viendo que todo estuviera bien.

Aproveché en aquellos segundos para secarme las lágrimas que habían brotado de mis ojos. Pero aún así había mucho de qué hablar. Pero allí estaba Annick y era una varita más con la que contaba la familia. Miré al resto. Zahil creía que estaba un poco alejada pero pronto la tendríamos más cerca.

— Cuántos más seamos en la mansión, más vamos a poder protegernos —no hacía falta que dijera de qué o de quién. Era tan igual de muggles como de magos. Ni hablar de los otros países que de alguna manera, estaban en guerra con el país. Le iba a preguntar por Elros, si había hablado con los Poulain, pero no era momento para traerlo si no estaba todo realmente protegido—. ¿Quieres entrar? Ya casi terminamos con Luna.

@@Annick McKinnon @ @ @@Hilary J. Gryffindor. @@Helen Evans @

[Luna Gryffindor Delacour]

El abrazo de mamá me hizo sonreír, hacia tanto tiempo que no la veía que hubiera deseado contarle cuanto la extrañaba, mis ojos brillaron y parpadeé sonriendo tenía un nudo raro en la garganta, quería decirle tantas cosas y no sabía ni por dónde empezar y tampoco creía que esté fuera el mejor momento de hablarlo.

 

- Ma que alegría verte, ya me estaba extrañando de no saber de vos, estás bien? Elros está bien? Aquí estamos remodelando un poco todo y yo... te extrañe y la casa no es la misma sin vos - Dije entusiasmada y con mi repique de campañas más alto de lo habitual -

 

No le dije que abrazarla fue lo mejor de todo, ahora si esta se sentía como mi familia, me giré a ver a papá y me quede congelada en el lugar, él se había emocionado? Para confortarlo me apoye en su hombro sonriéndole, sabía que estaba emocionado o al menos, eso fue lo que pude entender en aquel momento, asentí cuando dijo que mamá entrara y nos quedáramos arreglando todo, era verdad teníamos que arreglar la casa para que ahora si todos los Gryffindor pudieran vivir.

 

- Aquello de: cuando un Gryffindor aparece, aparecerán más sigue cumpliéndose y ahora con Mamá ya no falta casi nadie, es como tener a la familia completa que lindo, Bueno manos a la obra, esto debe quedar de punta en blanco - Le dije a papá con energía y feliz.mientras seguía a su lado y me separaba de su hombro y levantaba mi varita dispuesta a seguir ordenando todo, con mucha más emoción y felicidad que antes, ahora si estábamos todos acá y ya nadie faltaba para completar mi hermosa familia -

 

Antes de lanzar cualquier otro hechizo, me giré de nuevo a ver a Elvis, me tenía preocupada aunque no sé lo diría en aquel momento, sabía que estaba emocionado o eso era lo que me imaginaba pero estaba bien? Quería creer y pensar que si, pero como me pasó con mamá, tampoco pude preguntarle cómo estaba porque seguía con aquel nudo en la garganta, sabía que estaba emocionada y que me costaría hablar, así que Me giré a mirar el lugar y seguí moviendo mi varita intentando ordenar todo a mi paso, mientras mis ojos brillaban de felicidad y sentía que todo estaría bien.

 

- Creo que esto quedará bien,Me pregunto si podremos ordenar todo y si me necesitas acá estoy pa - le dije dudosa de que decirle bien y no refiriéndome en absoluto al pasto mientras seguía moviendo mi varita y esperaba que todo nos saliera bien -

[Annick McKinnon]

―Sí Lunita, Elros está bien. Está en buenas manos –lanzó una mirada fugaz a Elvis, pues los Poulain eran la familia que los había mantenido unidos desde muy temprana edad, y ahora ellos se hacían cargo del menor de los Gryffindor–. Yo también los extrañaba mucho a todos ustedes.

 

Le dedicó una sonrisa y una caricia a Lunática, quien era una de las personas más cariñosas y puras de corazón que conocía.

 

No obstante, para Annick había resultado claro que Elvis había evadido responder su pregunta y sospechaba que se estaba limitando a expresar lo que le diría a cualquier otra persona que acabara de llegar de visita. Aun así, se sintió aliviada al escuchar que la mansión no había sufrido ningún ataque. Eso le daba bastante tranquilidad.

 

Tampoco pudo evitar notar que de vez en cuando Lunática miraba de reojo a Elvis. ¿Su hija se habría dado cuenta de que la relación entre sus padres estaba un poco fría? Como la bruja no deseaba que la familia se enterara de sus problemas maritales (ya que ni ella misma los tenía claros) decidió disimular un poco y fijar la atención en otra cosa.

 

―¿Quieres entrar? Ya casi terminamos con Luna –había dicho su aún esposo, pero la pelirroja declinó la invitación y dijo que prefería esperarlos.

 

―¿La mansión ya no goza de las anteriores protecciones? –preguntó en parte extrañada y en parte como una estrategia para disminuir un poco la tensión que sentía. Sin embargo, tenía claro que tarde o temprano tendría que hablar con el mago sobre su situación.

 

Por lo visto, Elvis y Luna ya se estaban haciendo cargo de colocar protecciones en los terrenos de la mansión, así que Annick ni siquiera hizo el intento de sacar su varita para sumarse a ellos; de cualquiera manera, les ofreció ayuda.

 

―¿Hay algo más en lo que pueda ayudarles? –también miró a su prima Granger, quien al parecer se hacía cargo de arreglar el jardín–. Prima, ¿necesitas ayuda?

 

[Arabella Gryffindor]

En un Pueblito de Francia

 

-Mamam! Aranel acaba de romper mi orquídea- Zahil entro por la puerta de la cocina.

 

-Ay hija dile a tu hermana que venga aquí- Zahil se da media vuelta y sale corriendo para buscar a su hermana.

 

Apoye amas manos sobre la mesada, mientras sentía que mi corazón comenzó a latir más rápido y una sensación de calor inundaba mi pecho, en ese momento mi cabello que por tres años había sido del color de los rayos del sol, se tornó rojo como el fuego y perdió su aspecto lacio para enrularse hasta formar hermosos bucles. Rebusque dentro de mi blusa, mi talismán no solo generaba calor sino que además brillaba levemente.

 

La familia estaba reuniéndose y la mansión nos estaba llamando a los que faltábamos, aquella casa que hacía tiempo había dejado nos llamaba, en mi mente aparecieron las caras de mis primos y sobrinos, no puede evitar que mis ojos se humedecieran, mis seres queridos estaban otra vez bajo el techo familiar, era momento de volver a casa. Por la puerta entraron mis dos hijas, tan iguales pero a la vez tan distintas, habían crecido tanto, desde que habíamos dejado la Gryffindor.

 

-Mamam! No fue mi culpa- dijo mientras llevaa en sus brazos un hermoso gato blanco.

 

-¿Y entonces como es que la orquídea de Zahil se rompió?- pregunté.

 

-Es que Jasón salto y yo quise atraparlo y se cayó la maceta- dijo apenada mientras abrazaba mas fuerte al fato, como queriendo protegerlo.

 

-¿Cuantas veces te dije que no permitieras que Jason jugara cerca de las flores de tu hermana?- le pregunté.

 

- Lo se mama, perdón- dijo apenada

 

- No es a mí a quien debes pedir perdón, sino a tu hermana.

 

- Lo siento mucho- mi hija se giró hacia su hermana y la mira poniendo caras.

 

Sonrío al ver como Zahil, asiente y se abrazan Jason decide huir en ese momento de brazos de Aranel. Siento que ellas se pondrán contentas de volver a la mansión, ya que nunca quisieron irse de allí. Durante mucho tiempo me sentí culpable y en cierto punto egoísta al alejarlas de sus tíos y familiares, pero ellas nunca me juzgaron por las decisiones que tomé.

 

-Niñas, ha llegado la hora de regresar a casa- dije mientras soltaba mi talismán para que ellas pudieran ver como brillaba. Ambas abrieron los ojos y corrieron hacia mí para abrazarse a mi cintura.

 

-¿Podemos llevar a mis mascotas?¿Podemos llevar mis plantas?- preguntaron al unísono .

 

- Por supuesto, mes petites- dije mientras estiraba mi mano y tomaba mi varita- vayan a prepararse en dos horas partiremos hacia Inglaterra.

 

 

 

Mansión Gryffindor

 

La aparición conjunta había sucedido sin problemas, las niñas eran más grandes y por lo tanto aparecerlas era más fácil, cuando la niebla lila que había precedido a nuestra aparición de disperso, la tres suspiramos al ver nuestro hogar, la casa si bien algo deteriorado, seguía siendo imponente. Había decidido aparece fuera de los límites de la mansión, por las dudas que los mecanismos de defensa hubieran sido alterados. Mis hijas y yo caminamos hasta la verja de hierro forjado, al llegar junto a ella esta se abrió, como dándonos la bienvenida.

 

-Venga niñas vamos a buscar al resto de la familia- dije mientras tomaba las manos de ambas.

Editado 18 de Mayo del 2020 por Arabella Gryffindor

[Mael Blackfyre]

Debía admitir que el tacto de Lunita sobre mi hombro no lo había sentido hasta algunos minutos después. Mi mente, se había quedado divagando por cualquier lado. Y estaba seguro, que cualquier lado no era igual para cualquiera de las personas ni presentes ni en todo el mundo. Literalmente mi mente era como un laberinto, que tenía miles de puertas, que cuando entrabas en cada una de ellas parecía otro laberinto. Así ocultaba información mucho más difícil, por lo que era más fácil perderme allí.

 

— Debemos decir que el mundo mágico ya no cuenta con las mismas protecciones —corregí a Annick, sabiendo que a la pelirroja le faltaba mucha información, y que era entendible que no supiera cada detalle de lo que estaba ocurriendo en Inglaterra. Pero no estaba tan predispuesto para mi esposa y por eso esperaba que aquellas palabras le alcanzaran. De hecho, las próximas palabras estaba seguro que no le iban a alcanzar: — Si quieres puedes encargarte del interior

 

Levanté una ceja. Pero por alguna razón, me limité a mirar al suelo. El contacto con mi hija continuaba y movi apenas ése punto, susurrándole un “Luego debemos hablar” esperando que mi hija tuviera la modestia y disimulo de esconder aquel gesto padre-hija que acababa de tener. Su rostro y su actitud me demostraban que de algo se estaba dando cuenta y quería aliviar la situación.

 

Pero para aliviar la situación, no había sido Luna, sino ni más ni menos que Arabella Gryffindor. Abrí grandes mis ojos. No podía creerlo. Abrí un poco la boca y aflojé mis manos. ¿Era una ilusión? Miré las estatuas del León y el Lobo. No estaban activados. No era ningún intruso. Dejé atrás a Annick y a Lunática y corrí. ¡No era solo Annick, sino Zahil y Aranel! Mi corazón latía rápidamente.

 

— ¡Oh, por Merlín! ¡Por Merlín! No puedo creer lo que mis ojos ven —por un instante, me olvidé de la mano que no tenía, de la gran herida en el pecho, del vacío en el corazón que estaba intentando llenar. De un par de zancadas, llegué donde estaban las chicas, que me miraron con los ojos enormes, que pasaron de extraña rareza a sorpresa, reconociéndome. Por un segundo me había sentido joven ¿Pero por qué me había olvidado de que ahora me veía de unos 50 años? Zahil fue la primera en llegar a mis brazos, seguida de Arane—. Oh, niñas. ¡Están enormes! ¿Ya pueden levantarme?

 

Intenté hacerlas reir, intentando subirme arriba de ellas. Le palmeé un par de veces sus hombros, su mejilla y sus cabezas. Pero luego las bordée y apoyé mi cabeza en el pecho de mi prima. No tenía más apoyo en el mundo, aparte de mi esposa Annick, que no fuera Arabella. No tenía ni abuela, ni madres, ni tias. Solo una prima que permitía el comienzo de aquella familia. No bordeó ni una lágrima por mis ojos, porque hacía más fuerza que la que podía aguantar. Pero no soporte sostener aquellas palabras.

 

— Llegaste cuanto más lo necesitaba, Arabella.

 

¿Tenía mucho que contarle? Demasiado

 

Pero uno de mis grandes temores se hacía realidad. Cada uno de los presentes en la Mansión Gryffindor, era un posible peligro en el mundo mágico con la guerra y las catástrofes que estaban ocurriendo en el mundo mágico.

 

@ @@Annick McKinnon @@Arabella Gryffindor

[Luna Gryffindor Delacour]

Asentí sonriendole a lo que ma me estaba diciendo, al menos, Elros estaba bien y eso era lo importante, no quería ser tan obvia pero era evidente que algo les pasaba a ambos, no me iba a meter porque no me correspondía claro, pero si que estaba preocupada y mucho, una parte mía quería entender sus reacciones, la otra no sabia si en realidad quería saberlo, suspiré aun preocupada y sin saber que hacer, ¿bastaba con darles ayuda así sin más? hubiera deseado saber más de adivinación para averiguarlo, pero al menos podría hablarles como si nada o intentarlo por lo menos, porque no había que ser una bruja muy inteligente como para saber que algo raro pasaba allí.

 

- Me alegro que Elros este bien y cuidado, aunque me gustaría verlo, no ya ni ahora pero cuando se pueda ma, sería lindo volver a tener a toda la familia unida ¿no creen?, después de tanto tiempo y de tantas cosas que pasaron, bueno creo que cuanto más unidos y protegidos estemos será mejor - Dije a mi mamá sonriendole feliz y alegre por su caricia y alegrándome que nada en ese sentido cambiara, estaba feliz de que Annick me diera el mismo amor de siempre, no se lo dije pero se la había extrañado bastante y había sentido mucho no verla -

 

- El mundo mágico como dice Pa, ma, ya no es un lugar seguro en el que estar, pasaron catástrofes en varios lugares y en muchos lados hubo muertos, personas inocentes que no tuvieron que estar ahí, bueno hubo demasiadas cosas que sucedieron juntas y por eso necesitamos proteger más la mansión, ya no es lo que era y ni si quiera es el mundo que conocí y en el que crecí má, es diferente y distinto - Le comenté dándole algo más de información sobre lo que sucedía en Inglaterra, pero sin decirle demasiado, por si alguien más podría escucharme -

 

Asentí cuando papá dijo aquel: "luego debemos hablar", aun estaba preocupada por él, si pensaba que por tenerlo al lado mi preocupación se iría, no me conocía bien y vaya que sabía que mis padres si me conocían bien, así que supuse que algo me diría luego, no lo presionaría, nunca había sido ese mi estilo, solo quería que supiera que estaba allí por cualquier cosa que necesitará, de hecho solo le susurré el: "No te preocupes pa, solo quiero que estés bien y entenderlo todo" era mi forma de decirle que estaba para él, para lo que necesitará y que si quería hablar allí estaría siempre.

 

No pude decirle más nada porque la llegada de Arabella, Zahil y alguien que no me sonaba familiar, me hizo sonreír feliz, ¿Arabella? ¿era ella? parpadee asombrada dejando que papá fuera a saludarlas, me había quedado plantada al lado de mi mamá sin decir nada, intercambie una mirada con Annick sonriendole feliz, ahora si esto parecía una familia feliz y ya no había nada que faltará, estaba contenta de sentirme protegida,cuidada y la regla de los Gryffindor siempre se cumple a rajatabla: "cuando un Gryffindor aparece, más aparecerán" ya no había nadie que faltara y la sensación de estar en mi hogar y mi casa se hacía más patente a medida que pasaban las horas, porque al fin de cuentos, no había nada más importante que la familia unida.

 

- Esto si que se parece más a un hogar, pero bueno ¡¡¡bienvenida Arabella!!! dios mio, no puedo creer que estés aquí, ¿qué tal el viaje? ¿fue largo? ¿quieres tomar algo? - Le dije de carrerilla con mi repique de campanas más alto de la emoción, sin saber muy bien como saludarla, me había asombrado del todo su llegada y no atinaba ni a caminar ni a saludarla con mi acostumbrado abrazo, solo podía mirarla asombrada y feliz de que estuviera allí con todos nosotros -

 

A pesar de mi alegría por su llegada, aun me preocupaban mis padres, pero esperaba que la llegada de Arabella, "tía bella" como la llamaba cariñosamente, pudiera ayudarnos a que todo estuviera más como era antes, al fin y al cabo, eramos familia y eso era lo importante, tener a todos unidos y felices, aún así no me olvidaba que luego hablaría con papá, porque mi vena curiosa quería entender que sucedía allí, más que cualquier otra cosa, al menos así podría ayudar de alguna manera, ahora solo me quedaba disfrutar de que mi querida Arabella estaba allí y que todo estaba como hacía un año atrás, la familia unida y los Vulturí sin molestar para nada, realmente este sería un gran año, pensé mientras miraba a papá feliz con su encuentro con mi tía, ahora si estábamos todos en familia y unidos como siempre debió de haber sido.

 

@ @@Annick McKinnon @@Arabella Gryffindor

[Sophie Elizabeth Granger]

Camino hacia su prima y la abrazo, sino lo había hecho antes era porque tenia miedo, ella no se había ido como tantos otros cuando la vieja orden desapareció y temía que su prima le reprochara aquello. Cuando Elvis llego lo temió también pero este la abrazo como si nada. Pero Annik había dudado aunque después se dio cuenta que no lo hizo por ella, sino por el patriarca Gryffindor.

 

- solo si quieres prima, en realidad se me da bien sola...bienvenida a casa - le dijo cuando la soltó. Apenas había dado unos pasos hacia dentro de la casa pues quería platicar un poco con sus primos cuando alguien mas llego. Queria correr a abrazarla pero sabia que debía dejarle ese primer encuentro a Elvis y Ara, ya la abrazaría ella después, pero su llegada solo la llevo a preocuparse mas. No solo eso la preocupaba, sino el estado de su primo, se veía cansado y un poco mas viejo de lo que debería. Aunado a eso estaba la situación de la seguridad, la casa se estaba llenando de gente y las protecciones tendrian que ser mayores ahora que había niños en casa

 

@@Annick McKinnon

[Invitado Arcanus]

Ya era momento de sentar cabeza. Hacía demasiado tiempo que Arcanus se encontraba recorriendo diferentes lugares. Yendo de aquí para allá sin tener un hogar fijo. Afortunadamente, aun recordaba que pertenecía a la familia Griffyndor. ¿Sería buena idea presentarse allí y reclamar aunque sea una habitación? Sonrió al pensar en esa idea, más aun teniendo en cuenta que las veces que había pisado aquel lugar había sido para destruirlo. A decir verdad, le daba un poco de verguenza. Pero no tenía otro lugar donde vivir.

 

Tras una corta caminata, se encontraba en la entrada de la mansión Gryffindor. Por las voces que escuchaba del otro lado de la puerta, al parecer había llegado gente un poco antes que él. Eso lo ponía aun más nervioso, mientras más gente allí sería peor. Se volteó y comenzó a alejarse del lugar pero... ¿Dónde iría? No podía seguir vagando si pretendía volver a Ottery. Tampoco tenía contactos ni dinero para ir solo a otro lugar. Suspiró y decidió cruzar la puerta una vez por todas.

 

- Hola - Dijo timidamente a los que estaban allí presentes saludando también con la mano. - Creo que me voy a quedar por un tiempo - Añadió.