~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)

[Akiza Ravenclaw H.]

Era una noche diferente a la que estaba acostumbrada, realmente estaba pasando muy bien con mis compañeras de bando. Nos decidimos poner ropa japonesa, así que estaba con un kimono rojo corto, mi rostro puesta la máscara tenebrosa hasta la mitad de mi rostro, para que no se reconociera facciones del rostro, y para completar el atuendo me he pintado el resto de mi cara de blanco para que quede mucho mejor y dar un aspecto un poco escalofriante. Pinté mis labios de un rojo intenso y mi cabello rubio até en un moño muy apretado con palillos chinos muy elegantes, además llevaba una sombrilla en mi mano derecha cubriendo mi cabeza, mientras que en la otra llevaba un abanico que cubría mi rostro.

Pasamos casi toda la tarde bebiendo, para luego tener una misión, no era de Dios, sin embargo estábamos decididas a ir a cumplir la misión que nos encomendaron, ir a la mansión Gryffindor. Era extraño sentía que ya he estado en ese sitio, pero debió ser en algún asalto comencé a pensar, sin embargo al ver el cambio de mi compañera, realmente estaba sexy, sin embargo cambiando un poco la tradición japonesa, sonreí no era de esperarse, a la final no le gustaba seguir las reglas. Pude divisar cómo desaparecía en una voluta de humo negro. Miré a mi otra compañera Amelie, que también se estaba cambiando para ponerse lo mismo.

Una vez que ya estábamos listas las dos, también desaparecí inmediatamente para encontrarme en la mansión Gryffindor, me di cuenta que a pocos metros estaba Mía viendo la verja que en la punta del arco de ésta había una escultura de león, el símbolo de la familia. Sonreí va hacer muy divertido intentar invadir a aquella mansión. Me di cuenta que estaba un poco mareada, sin embargo si podría ir a disfrutar, a saquear o tal vez hacer cosas diferentes, era de preguntar qué era lo que querían hacer, ya que sabía que iban a disfrutar unos momentos muy interesantes. Escuché la pregunta de Mía sonriendo, asentí con la cabeza.

-Claro estoy lista para lo que me digan, ¿Qué haremos en esta noche, en esa mansión que huele fatal?- pregunté abanicando un poco el objeto de mi mano.- Creo que vine muy tradicional.- comenté riéndome un poco dirigiéndome a Mía con una pequeña risita.

[Sapphira Black Lestrange]

La noche era el momento de día que más le gustaba a los mortifagos , ya sea por la oscuridad o porque era la hora donde salían a divertirse y a hacer de la suyas , tres féminas se encontraban en la fortaleza oscura con un par de copas demás que se le notaba cuando caminaban y le habían encargado una misión ,que esperaban poder cumplir a pesar de la cantidad de alcohol ingerido.

Luego de que nos dieran la misión , las tres desaparecemos de los terrenos de la fortaleza que apenas se podía divisar y en la noche y aparecemos frente a una verja donde había un león y es que en esta ocasión veníamos a hacer una pequeña visita a la mansión Gryffindor.

En esta ocasión la vampira iba vestida con un kimono rojo con detalles dorados y una flores estampados , y en rostro solo llevaba un antifaz que le cubría los ojos lo suficiente para que no la reconocieran , lo que no ocultaba el antifaz se podía ver que el rostro estaba pintado de blanco y unos labios bien rojos , como la vampira no le gustaba llevar el pelo recogido como las geishas apenas lo tenía recogido con una peineta pero que se podía como un poco de su larga caballera caía sobre su espalda y para complementar llevaba en su mano un abanico

En cuanto todas estábamos frente a esa mansión era hora de comenzar la acción y a causa del alcohol ingerido nos tambaleábamos un pocos y nos fuimos acercando hacia la puerta para poder hacer nuestra entrada y divertirnos un pocos .

- Claro también estoy lista ,que comience la acción chicas con una sonrisa malévola

[Mia.]

Las palabras de Akiaza la hicieron soltar una risotada y girarse a verla, efectivamente venía con un atuendo de geisha más tradicional al que ella vestía, pero ¿qué se le podía hacer? Nada, no era ningún secreto para gran parte de la comunidad mágica que Mia era un poco más atrevida de lo que convencionalmente debería ser una dama. Sin embargo, esa pequeña fama que se había creado, poco le importaba porque había disfrutado de cada una de las diversiones que la vida le había dado.

 

—No huele tan mal, créeme que he estado en sitios que el olor es casi insoportable, pero aun así hay que darnos prisa… que no dudo que, si nos entretenemos más de lo pensado, nos quedaremos fuera de la siguiente misión.

 

Sí, era momento de enfocarse. Por lo que, con una sonrisa en los labios, sacó su varita mágica e hizo que unas chispas salieran de ella, apuntando directamente a una de las habitaciones de la segunda planta, allí era justamente donde tenían que ir. La ropa interior de Nathan y Elvis seguramente se encontraría en alguna de las piezas que la luz no dejaba de marcar.

 

Apuntando con su diestra, indicó el lugar. Amelie tendría que ir por los calzones de Elvis, mientras que Akiza, iría por los de Nathan, ella se encargaría de comenzar con los destrozos en el primer piso y los jardines de la propiedad. Comunicándose mudamente con las dos brujas, espero que ambas hubiesen entendido su labor.

 

—Vamos, saben lo que tienen que hacer. —fueron sus únicas palabras.

 

Para después, ingresar a la casona y dirigirse a la sala, en donde pensó un flechas de fuego, logrando de ese modo que unas filigranas de fuego salieran de su varita mágica y comenzaran a viajar lentamente por todos los muebles y cortinas de la habitación. Empezó a arder lentamente, por lo que sin esperarlo, abrió la puerta de la biblioteca y el fuego continuo expandiéndose, por lo que esperaba que las brujas se dieran prisa.

 

—Reductio —siseó a uno de los ventanales, repitiendo la acción un par de veces, logrando de ese modo romper los cristales en mil pedazos.

[Sapphira Black Lestrange]

A pesar de tener algo de alcohol en nuestro organismo sabíamos muy claramente lo que debíamos y por eso mi madrina , que era quien comanda la misión ya nos estaba dando las ordenes exacta de lo que debíamos hacer y era visitar la habitaciones de algunos miembros de esa familia.

A la vampira le había tocado subir a la habitación de Elvis , el profesor que le había dado clases de bando y perfil y su misión era robarse sus calzones , al entrar a esa habitación pudo ver que estaba todo muy ordenado que daba lástima dejar un desorden en esa habitación pero había que cumplir con lo que le ordenaron, revolviendo los cajones y dejando todo tirado a su paso hasta encontrar con unos calzones de color negro y antes de salir de esa habitación ve todo el desorden que había dejado a su paso.

Al salir de esa habitación y con los calzones de Elvis era el momento de crear un poco de desorden un poco más destructivo así que levanta en su varita - Cofringo y se produce una explosión en ese pasillo frente a la puerta de esa habitación y la explosión abarco unos dos metros haciendo volar en mil pedazos una mesa que encontraba cerca y rompiendo una ventana en ese pasillo.

Luego de dejar ese pequeño destrozo en el pasillo bajo las escaleras para reunirme con mis compañeras y claro agarrando con las puntas de mis dedos los calzones de Elvis y poder salir lo más pronto posible.

- Ya tengo lo que le ordenaste y algo de destrozo arriba y le muestro los calzones a mi madrina

[Akiza Ravenclaw H.]

Con una leve sonrisa, me dirigí hacia los mismos pasos de Mía, realmente estaba emocionada de ir a invadir una mansión, cuando entré a la mansión, me fijé que estaba ya llena de fuego, en el cual estaban invadiendo por todo el lugar. Me estiré y guardé mi abanico para que se evitara que se dañara, y a mi sombrilla la oculté en la parte de mi espalda que tenía un sujetador, así de esa forma estaba más cómoda para poder transportarlo.

 

-Por lo visto ya comenzaste con la diversión eso me agrada.- comenté con una sonrisa mientras subía a la parte de arriba de la mansión, en el cual esperaba encontrar la habitación de Nathan y poder robar los calzones que querían en la misión. Me reí ante ese hecho, sin embargo me di cuenta que no estaba destruyendo nada del lugar, así que apuntando a una mesa mediana, pensé que podía hacer y se me ocurrió.- Morphos.- dije con voz segura así que apareció un puma del tamaño de la mesa, en el cual le di la orden que vaya a destruir lo que pueda, así que el puma salió corriendo destruyendo todos los objetos que se le atravesaron en el camino.

 

Sonreí, y por suerte encontré la habitación de Nathan, en el cual entré inmediatamente, para sacar de una vez la misión. Para su mala suerte, no estaba ya que quería acabar con él, sin embargo ya no podía hacer nada más, me di cuenta que en uno de las cómodas se encontraba lo que venía a buscar, sonreí desordenando todo mientras buscaba mi objetivo. Hasta que en el último cajón encontré lo que buscaba. Así que riéndome cogí algunos de su ropa interior. Luego me di cuenta que estaba muy arreglado todo.-Que dirá cuando vea su cuarto.- apunté a su cama diciendo.- Confringo.- en el cual explotó inmediatamente su cama dejando destrucción cerca del perímetro de ella.-Algo es algo.- comenté mientras dejaba su habitación y me dirigía a la parte de abajo, viendo cómo el puma ya ha destrozado varias cosas y habitaciones en el lugar.

[Sapphira Black Lestrange]

Sería la segunda invasión que realizaba la vampira y al parecer saldría existosa y aunque ya habían dejado desordenad y destrozado algunas partes de la casas , las féminas no podían retirarse sin dejar algo marcado en esa mansión , para que supieran que le hicimos una visita de cortesía y claro debíamos dejar nuestra marca por ese lugar.

Así que la vampira levanta su varita para pintar una de las paredes en donde se encontraba y seria el lugar perfecto para dejar esa huella y claro era algo que nos caracterizaba y mi varita pinto la pared con un enorme cartel que decía gloria eterna a la marca tenebrosa.

- No creen que se ve bonito

Y con ese detalle nuestra misión estaba terminada y sabia que mis compañeros también dejarían algo porque siempre dejábamos nuestra marca a todo lugar que visitaba y no había duda que habíamos dejado un buen destrozo , luego de terminar seguimos a mi madrina para poder salir de esa mansión luego de terminar los que nos encomendaron

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[Akiza Ravenclaw H.]

Una vez vi que mis compañeras ya tuvieron el objetivo sonreí y guardé uno de ellos para una compañera de bando que era la que me insistía, esperaba que a Clau le gustara el pequeño regalo que estaba llevando, sólo esperé que no me haga daño estar cargando aquél objeto en mí y me pueda llenar de parásitos o de algo semejante. Di un suspiro y esperé a que mis compañeras ya tengan también su premio.

Mientras tanto, bajé y vi a ciertos elfos domésticos que estaban en el lugar intentando apagar el fuego, sonreí y viendo que todavía no desaparecía mi puma, le señalé a las pequeñas criaturas, y éste con un salto ágil, atacó a unos de ellos, hiriéndole de gravedad, sonreí mientras buscaba a mis compañeras.

 

-Vean que obtuve, creo que me llevaré uno para dar a una cierta compañera.- comenté con una sonrisa.- Chicas creo que me siento mal…iré a casa a descansar para estar lista y poder ayudar en lo que pueda...-mientras tanto miré lo que puso Amelie en el lugar.- Realmente se ve hermoso aquello, yo pondré otra cosa- sonreí mientras lanzaba los demás calzones al fuego que todavía no se disipaba quemándose…

 

- Vaya huele a pollo frito ¿porqué será?, ya se que hacer- me pregunté con una sonrisa en el rostro, así que saliendo elegantemente de la mansión, sin antes dejando un pequeño cartel en el lugar en el cual demostraba lo que era esa mansión, después saqué una vez más mi abanico me cubrí mi rostro y al llegar a las afueras, desaparecí para irme a otro lugar lejos de ahí.

 

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[Mia.]

La sonrisa que salió de sus labios fue más que notoria. Su ahijada había cumplido con su parte de la misión, así que estaba libre de irse en cuanto así lo quisiera, levantando la varita mágica, hizo aparecer una bolsa de plástico, en la que metió los calzones de Elvis y posteriormente, los tomó entre sus manos. No los iba a tocar, porque estaba segura que podían contener algunas bacterias que les darían problemas de salud.

 

—Bien hecho cariño, puedes irte, esperaré un poco más. —siseó con diversión a la Black Lestrange.

 

Saliendo de la casona. Esperaba que dentro de poco pudieran irse, porque quería ir a visitar algún otro sitio, pero antes de hacerlo, se aseguraría de llevar hasta House Storm los recién adquiridos tesoros, esperando que las demás brujas comenzarán a animarse a participar y no solamente a seguir bebiendo, como lo habían estado haciendo gran parte de la tarde. Porque la suerte, no siempre les iba a sonreír.

 

Mirando como el fuego comenzaba a salir por los ventanales destrozados, asintió; todo estaba saliendo conforme al plan. Considerando abandonar a Akiza, negó lentamente, la esperaría lo que fuese necesario. Por lo que en cuanto la vio saliendo de la construcción, esbozó una media sonrisa. Había conseguido lo que le había pedido, acercándose a la bruja, tomó los chones pertenecientes a Nathan y los metió a la bolsa junto a los del patriarca de la familia que habían visitado.

 

—Misión completada, hora de irnos... —sonrió coquetamente a la Ivashkov y la tomó por el brazo, para indicarle la salida.

 

Antes de continuar con su caminó, se giró a la propiedad y levantó su varita mágica para invocar la Marca Tenebrosa y dejar claro a los fénixianos quienes habían sido los que entraron a su propiedad.

 

Después de eso, salió de la propiedad y se desabrochó un poco el kimono, justo antes de dar un medio giro y desaparecer envuelta en una fina capa de humo negro, el cual al disiparse, no dejó rastro alguno de la mortífaga.

[That is not my name]

La tarde estaba terminando en Ottery y yo me encontraba con mi túnica negra ondeando al aire en las cercanías de la mansión GRyffindor, observando la estructura del lugar sin preocupaciones de que alguien me reconociera porque llevaba mi máscara plateada cubriéndome el rostro y, gracias a la metamorfomagia, mis cabellos rubios eran rizados y negros mientras que mi piel era de un tono más oscuro de lo que habitualmente mostraba. En mi mano derecha, además de mi varita bien aferrada, se encontraba una pulsra con listones celeste y violeta con cascabeles.

 

- Es momento...

 

Dejé que la punta de mi varita tocara mi marca en el antebrazo para hacer el llamado a mis compañeros y que se presentaran a mi lado para comenzar a marcar la presencia de los mortífagos por todo el país y demostrar que la Orden del Fénix se había convertido en un simple cuento para asustar a los más pequeños, fantasmas que solo corrían en los viejos rumores de la comunidad más que una verdadera organización.

 

- ¿Estamos listos? - Pregunté a los presentes que llegaban al encuentro. - Entremos.

[Avril Malfoy]

La habitación de la Riddle era decente. Si. Lo que cualquiera en la comunidad mágica podría describir como suntuosa y lujosa, eso es verdad. No para Avril, claro. Ella estaba acostumbrada a otra cosa, mucho más salvaje, más incómoda pero más relajante. Pero ya era hora de que comenzara con su “civilización” y esa era la mejor manera de hacerlo. Claro que nadie sabía que dormía en el suelo en vez de la cama, pero eso ya formaba parte de su privacidad, nadie podía saberlo.

 

Y allí estaba cuando sintió el llamado, la Marca Tenebrosa en su antebrazo vibró repetidamente, parecía como si la serpiente tatuada se retorciera dentro de sus venas. No lo pensó demasiado, en realidad nada. Cuando su bando la llamaba acudía, aunque quien convocara el llamado fuera ese extraño personaje…

 

Giró sobre sus talones inmediatamente, así como estaba vestida aunque sin olvidar la máscara plateada que solía usar en todos los ataques abiertos. También tomó la capa de viaje negra, que cubría su cuerpo entero y su varita, como siempre escondida en su bota derecha. Usó todo antes de desaparecerse, de esa manera aunque alguien la viera aparecer no podría reconocerla.

 

El “crack” dio lugar frente a la Gryffindor, donde también sus compañeros bases se encontraban ya. Avanzó, mientras hacía girar de manera frenética la varita en su diestra. Estaba ansiosa, después de muchos años aquella era la primera vez que salía a divertirse. Nada podía compararse con aquella sensación de adrenalina, bueno, quizás algún vuelo en dragón. En su muñeca izquierda llevaba una pulsera, plateada con hilos celestes y violetas y unos cascabeles. Le habían dicho que aquello los protegería. Alzó los hombros sin entender porque, pero de cualquier manera lo hizo.

 

-Cuando quieran- se dirigió a sus compañeros en las puertas de la mansión, asintiendo y preparándose. Ojalá y tuvieran suerte que los pollos tuvieran alguna reacción.