Heredad Ollivander (MM: B 110990)

[Mael Blackfyre]

Claramente que me encontraba frente alguien roto. Alguien destruido. Podía sentir cierta empatía que jamás con nadie había tenido. El único contacto hasta el momento (único y suficiente) había sido con su madre Shelle, que le había dado una vida nueva. Pero el vacío en el pecho jamás iba a poder rellenarlo y al parecer, por las imágenes que tenia de su mente, ésa persona estaba igual.

Tenía una maldición como yo. ¿El mundo era tan chico para encontrarme con alguien así? Pero no iba a decirle jamás sobre la mía. No, no podía. El silencio también me transportó a otro lado. Tal vez lo único que había necesitado Garry, porque así le decían, era alguien en quien confiar y poder hablar.

— No sé si soy en la persona correcta. Pero puedo asegurarte que siempre, siempre cumplo con mi parte —miré fijamente aquellos ojos que no podía dejar de mirar—. Hagamos un trato. Una promesa, tal vez sea la primera promesa que te cumplen —estiré la mano para estrechárselas—. Dame ésa varita y te deberé un favor. Lo que tu quieras. Tus términos, tus condiciones…

Pero el pasillo se hizo mucho más ruidoso. Las voces eran claramente cada vez más sonoras y era obvio que estaban allí para escucharnos. La figura que antes había visto en la sala, ahora estaba allí, con su varita en la mano. La primera imagen que se me había formado en la cabeza de la lucha con Garry, estaba a punto de cumplirla con ése mago, pero la barrera luminosa envolvió a mi futuro trato con aquel encantamiento.

Me reí fuerte, como si aquello fuera un chiste. Pero retrocedí algunos pasos, al ver al joven que había visitado el funeral del Viejo Patriarca en la Gryffindor. La otra muchacha no la conocía pero estaban allí, en el umbral de la puerta husmeando.

— Déjame decirte que eres un imbé.cil. Si hubiera querido hacerle algo, ya tuve tres oportunidades y no he tomado ninguna

No sabía quién era. Pero si estaba seguro que ante cualquier mal movimiento que no me gustara, no solo lo atacaría a él, sino a los otros dos presentes y los Ollivander tendrían una tarde demasiado mala, en aquella tarde de tormenta. Mi varita no dejó de aferrarse en mi mano ni por un segundo. Miré a Garry. ¿Por qué lo sobreprotegían tanto?

— Dime que me vaya y lo haré —ignoré a cada uno de aquellos presentes, mirando sus ojos fijamente, que a pesar de haber un Obsistens, podía verlos—. Aunque tenemos un trato pendiente.

 

@ Hessenordwood Crouch  @ Rory Despard

[Rory Despard]

En la última visita de Rory a la Heredad,  tras perderse durante horas en el bosque circundante y convertirse en el peor guía posible para el niño al que había decidido refugiar en dicha propiedad, había sido una amable elfina la que había terminado rescatándolos y ayudando en la tarea de encontrarle un lugar. Al despedirse, ella le había asegurado, que en realidad no debía preocuparse o culparse porque incidentes como esos eran "cosa de todos los días".

Ahora que está a punto de enfrentar a un sujeto del que no tiene los mejores antecedentes, Rory se ha convencido al fin de que la criatura no había estado siendo ni exagerada ni alarmista, pues aun si Hess con su conocida habilidad de diplomacia logra sortear el impase, nada garantiza que un ataque a traición no se perpetre. Peor teniendo tan fresco el infame trato  de ese mismo hombre, hacia quienes se habían hecho presentes en el funeral de Elvis Gryffindor.

Definitivamente, a su juicio, no era un tipo de fiar.

El problema era que, si hacía un examen a conciencia para consigo mismo, nadie en esa habitación lo era. Si hacía caso de todo lo que P-ko le había contado sobre Evans, lo que ella había vivido en esa casa había sido cualquier cosa menos la vida "normal" de una familia,  y ese detalle hacía todavía más incomprensible para Rory que pese  a eso, la bruja apreciara tanto la heredad. No creía que Bel fuera una mala persona, pero definitivamente al joven le costaba entender que las decisiones más importantes las tomara con base a emociones que, cuando se trataban de algo vinculado a los Ollivander, no hacían más que tornarse inestables, haciendo en consecuencia, que la cura terminara resultando peor que la enfermedad.

Por eso, decidido a permanecer un par de pasos tras de Hess, observa alrededor,  mientras cubre a la matriarca Evans de cualquier ataque. La oficina es amplia, con numerosas estanterías, y extrañamente el señor Grelliam parece un objeto más del lugar, pues está en el sillón con una expresión un tanto ausente y a primera vista, luce como un sujeto totalmente inofensivo. Aun así, para Rory, aquel hombre sigue constituyendo un enigma,  cuando no un peligro, porque los poderes de la diosa le permiten detectar en él un rastro de energía oscura, que resulta ser la misma, aunque más atenuada, que envuelve a toda la propiedad, y que incluso (esto no hace ningún sentido) acaba de percibir en su benefactora, en el momento que le ha tomado de la mano, antes de que ella se inclinase a palpar la mancha oscura, de madera chamuscada, que ha quedado en el suelo del recinto.

— ¿Es esto el resultado del estallido que oímos..?— alcanza a susurrarle, y ella solo asiente en silencio, mientras vuelve a incorporarse.

En el interior de la oficina, en la que Hess se mantiene con una elegancia que no debería causarle tanta admiración como de hecho le está provocando (como si lidiar con asuntos de ese tipo fuera su especialidad) el mago no ha dejado de brindar un trato de invitado a quien a todas luces, no ha hecho más que colarse en esa casa como un vil ladrón. Tal sofisticación, tampoco Rory la entiende, pero permanece sin hacer uso de esa magia de la naturaleza que está reposando dentro de sí, expectante a lo que finalmente el "invitado" vaya a decir.

La respuesta termina siendo una risa, y luego un insulto gratuito para Crouch, cargado de un tono venenoso e hiriente, y hasta ahí a Rory le parece estar volviendo a ver al mismo tipo de esa noche de su primer encuentro, pero entonces los modos y la atención cambian por completo cuando se dirige al patriarca de la familia. Y es que la forma como ha dicho las cosas invita a pensar en una complicidad entre ambos, casi como si el encuentro, lejos de ser inesperado, o una intrusión como creían, hubiese sido plenamente planificado.

Y eso termina echando a perder el equilibrio frágil en que todos se habían mantenido hasta ese momento.  Porque la palabra "trato"  ha provocado tal desorden en Bel,  que para horror del pelirrojo, ella vuelve a tomar su forma animaga y salta encima del intruso atacando directamente su rostro. Es una locura, el predicador sabe que no va durar mucho, por todo el desgaste que ha tenido con el tebo antes, y siente el peso de no haberla podido detener, pero ella no cesa el ataque, y Rory se da cuenta, que con lo que se está ensañando es con los ojos del hombre...

Los mismos ojos que segundos atrás habían visto con tanta fijeza a Garry.

La situación se ha salido de control. Y él lo ha intentado, pero la guerra le ha mostrado, que antes que un guerrero,  es un cristiano y su deber, incluso a costa de ser considerado traidor, es detenerla. Así que no lo piensa más, y de un solo golpe, la energía que ha estado reuniendo impacta en Bel,  para detener ese salvaje espectáculo. 

— Purificación espiritual— alcanza a susurrar mientras ve como la figura del lobo etíope lentamente va retomando su apariencia humana. 

@ Mael Blackfyre  @ Hessenordwood Crouch

P-ko, elfina de Bel

No le gustaba salir del Castillo Evans McGonagall, pero era mucho más urgente comunicar a su amita del nuevo ataque que la residencia había sufrido. Cruzando la alambrada, P-ko comenzó a caminar a pasos presurosos por ese bosque que encontraba molesto y "demasiado" vivo para su gusto. Por supuesto, en tiempos normales, una lechuza habría bastado para avisar el asunto, pero el caos de Inglaterra, y el mismo temor a que las comunicaciones fueran intervenidas, era la razón de que personalmente viniera a llevar a Bel de regreso.

Cuando media hora más tarde, reconoció la misma docena de árboles a su alrededor, corroboró que la maldita residencia Ollivander estaba decidida a no dejarle llegar al círculo. La pregunta era ¿por qué? ¿Qué se creía esa casa? Peores cosas había enfrentado, así que no estaba en sus planes rendirse, sin embargo, un movimiento entre los arbustos frenó el tren de sus pensamientos, sobresaltándola. Ella había creído todo ese tiempo que estaba sola, mas ese movimiento inusual no podía provenir de la simple naturaleza.

Si no le fallaban sus sentidos...tenía compañía.

— Quién esté ahí ¡muéstrese!— gritó mientras agitaba sus orejas atenta a lo que fuera a salir de los arbustos.

@ Riuu

 

Editado 26 de Mayo del 2021 por Rory Despard

[Mael Blackfyre]

Aquellos escasos segundos parecieron horas por la cantidad de cosas que estaban ocurriendo. Mi varita no había dejado de estar pendiente ni por un instante. Aquel joven Garry se estaba dedicando a estar más tiempo en su cabeza que dentro de la situación. Cuando aquella joven se había acercado a dónde nos encontrábamos, pude ver realmente quien era: la chica en la mente de Garry. La había visto. Sonreí. Era increíble cómo la gente se daba el lujo de lastimar a los demás y permanecer aún cerca.

Pero sus ojos color café, los vi pegados a mí en tan solo un salto. Su cabello castaño se volvió a un pelaje rojizo y su forma era como la de un lobo, jamás antes que haya visto. Solo pude poner mis manos sobre su peludo pecho pero eso fue en vano. Varias dentelladas se dirigieron a mi cara y pude sentir aquellos filosos colmillos que me cortaban parte de las mejillas. Sentí ardor. Sentí calor que caía como espesas gotas que no dejaban de caer. Mi pecho empezó a humedecerse por la sangre.

Grité de dolor.

Apreté mis dientes con mi mano libre intentando tapar aquellas heridas que me había provocado la maldita desgraciada. La maldije. Unas tres veces. Caí al suelo con ambas rodillas para recibir el impacto. Me doblé y golpeé el suelo dos veces, y éste resonó desde el suelo de madera. La sangre no paraba de salir. No podía ver bien. Estaba seguro que habría tirado allí mismo unas maldiciones asesinas. Habría colgado sus cadáveres desde el techo de la Ollivander como prueba de que no tenían que meterse conmigo.

Desde mi llegada a Ottery St. Catchpole, había comedido lo que era el enojo. Jamás había explotado internamente como las anteriores veces. La vez anterior había sucedido en la destrucción a King Cross. Lo había podido disimular porque estábamos destruyendo todo alrededor. La última vez con mi batalla contra Candela, en el callejón Diagón. Casi la había vencido. Y ahora allí. Se me ocurrieron varias cosas pero mi paciencia se había colmado.

— Maldita tú…. Oh, si. Maldita… —“ya verás” pensé. Había entendido varias cosas que había visto en la cabeza de Garry pero no podría volver a hablar con él, al menos con ellos allí. Recordé las caras tanto del joven en al puerta, como de la animaga como del est****0 que había protegido un poco a Garry. En ése momento se las estaba jurando—. Fulgura Nox…

Murmuré, no me importaba dónde aparecía, ya que había llevado mi varita atrás en una especie de tajo. En cuanto el portal se abrió, me giré sobre mi mismo, arrastrándome con la agilidad de un gato y desaparecí de la biblioteca de los Ollivander, con la promesa de llevarme la Varita Oliva y a alguno de los presentes también.

 

@ Hessenordwood Crouch  @ Rory Despard

[Hessenordwood Crouch]

—Y que bueno que no ha tomado ninguna oportunidad. No lo había visto tan conversador desde que una manada de tejones se metió a la casa, debe tenerlo de buen humor que esté usted aquí.

Le había costado al menos tres segundos terminar de entender lo que ahí estaba pasando. Había tratado de ser rápido lanzando el escudo contra Garry para protegerlo de su intromisión y cuidadoso de no provocar al intruso por la misma, después de todo no es como si aquel extraño estuviera reteniendo en el estudio al licántropo contra su voluntad, lo que convertía todo el escenario en algo más difícil de comprender. 

No respondió más que con un breve gesto de incredulidad fingida tras el insulto del mago, y aunque tiene la pinta de ser solo un chaval iracundo con malas mañas, en su naturaleza sobrehumana, el demonio reconoció el peligro con su mirada. No tanto para él, claro, Hessenord sigue siendo un mortal después de todo, si, pero su contrato con Grell no establecía métodos de seguridad personal. Así que podría simplemente desaparecer de ahí y dejar que los Ollivander se hicieran cargo de las alimañas que entran a su casa. Podría, a lo mucho, intentar convencer a Rory de que escape con él, fuera de esa trampa de personas que fue alguna vez hogar de los fabricantes de varitas. Eso, a no ser que Garry decidiera cambiar de último momento los términos de su propio acuerdo con él.

No puede hacerse una idea de que es lo que pasará ahora, con la verdadera Bel Evans en casa, todo se vuelve aún más impredecible.

Pero al extraño no parece importarle de todas formas, ni si es que Hess tiene que decirle algo respecto a su nada solicitada visita o si son tres contra uno solo, y antes de que cualquiera pueda volver a interrumpirles, el muchacho continúa con su atención puesta sobre el patriarca de la casa. 

Dime que me vaya y lo haré...

¿Se iría realmente así de fácil? 

Le ofrece un trato después de eso, y Hess se congela en el instante.

¿De qué exactamente han estado hablando estos dos todo este tiempo? 

Garry no se lo ha pedido en ningún momento a pesar de que, incluso, parece incómodo atrapado tras su protección, hasta ahora ni siquiera le ha dirigido la mirada y aun así, como un reflejo algo más involuntario, Hess termina por cuenta propia con la invocación. El escudo entre ellos desaparece y deja espacio suficiente entre Garry y el desconocido para que pueda terminar con esto, para que puedan cerrar el trato, si es eso lo que quiere.

Pudo escuchar la tentación en la voz de aquel hechicero, acechando en cada sílaba. Él ha visto esto tantas veces, en tantas formas, en otras vidas. Y no hace nada al respecto, porque en realidad él sobrevive de estas cosas, de los restos de las personas que sucumben a las tentaciones. Era eso mismo lo que lo había traído de regreso a Europa, a este lugar, a lado de este hombre. O lo que quedaba de él.

Hess también esperó por la respuesta de Garry, con sus ojos palideciendo tras cada segundo de pesado silencio.

Hasta que se rompe.

—Hessenordwood-, cuando escucha a Garry nuevamente no es para darle una respuesta a su muchacho, si no para llamarlo a él, trayéndolo de vuelta a donde sea que su mente se había ido.
 
Parpadea y lo que ve de pronto no tiene coherencia.

—Heesseen-, siseó Garry, con algo de más apuro, casi urgente diría él. 

No hizo falta más, el mago se adelantó un par de pasos hacia donde la criatura (que no estaba seguro de dónde es que había salido, pero que luego pudo reconocer como la forma animaga de Bel) se lanzaba contra el rostro del forastero, zarandeando su varita de uno al otro, pero sin atreverse a conjurar nada todavía.

—Podría darle a cualquiera de los dos-, le respondió.

Había pensado que el destello que apareció y golpeó a ambos por él en cambio había venido de afuera, de la tormenta que no había hecho más que aumentar como la tensión en esa habitación, pero era demasiado paranoico para él comenzar a imaginar que ahora el clima sobre ellos también tenía voluntad propia, como lo parecía tener la casa y todo lo que crecía en aquellas tierras. 

Después entendió que lo que fuera eso que detuvo el ataque había provenido de Despard.

El licántropo se levantó, espectacularmente para él, de un salto y se arrastró hasta quedar junto a la figura humana de la mujer inconsciente, lucía más curioso por saber qué o quién era que otra cosa. Hasta que le reconoció. Si es que era posible Garry palideció aún más, lució más enfermo de pronto e incluso, en su gesto desabrido, podría notarse estupor. Hess maldijo en silencio.

—Es Bel…-, dice sin aliento. No se supone que ella tiene que estar ahí ahora, él no habría querido que… —Es ella…-, la de verdad quiere decir, no el espectro de ella que su mente alucina cuando siente el terrible dolor de estar atrapado solo, como consecuencia de haber hecho las cosas equivocadas. Garry se inclina sobre el pecho de ella para escuchar su corazón real latir en su pecho. 

Hessenorwood está por darle una explicación, pero entonces Garry le hace otra seña, vaga y poco consistente en dirección al mago malherido, quiere que vaya a atenderle también. Él casi se había olvidado de ese muchacho. Pero cuando intenta acercarse a él, los puños como golpes en el suelo lo detienen.

El hechicero les maldice, o solo a ella tal vez, él está ensangrentado del rostro y furioso, y en realidad Hessen no quiere ayudarlo. 

Para cuando todo termina, la maldición estaba hecha, y el intruso se había marchado, llevándose parte de la tormenta con él.

—¿Quién era él?-, parece ensimismado cuando se entromete, con la punta de los zapatos tantea el rastro de sangre que el intruso había dejado en el suelo hasta el portal que ha invocado para marcharse, nadie ahí en realidad se opuso a su escape.

—No lo sé.

—¿Qué es lo que quería?

Garry no respondió. El demonio lo buscó, que conveniente era ser tan callado todo el tiempo.

—¿Lo volverás a ver?-, pero siguió sin una respuesta. —Bueno, fue...bueno... tener visitas finalmente-, quizá no era el momento para decirlo, pero al menos se siente un poco más el mismo nuevamente.

—Lleva a Bel a su habitación, ya sabes como llegar. Estaré ahí también-, por medio segundo dudó, pero luego de intercambiar una mirada con el predicador, obedeció. Eso último ayudó al menos a que Garry notara la presencia del pelirrojo hombre en la habitación. Hess levantó el cuerpo de Evans entre sus brazos sin problema, de algún modo puede cubrirla con su propio torso, aun sus ropas siguen mojadas, pero no cree que a ella le importe algo como eso ahora. 

La última de las miradas que Hess puede dedicarle a Rory no es tan radiante como otras veces, parece una advertencia más bien, o quizá un consuelo.

Tras otro estallido de tormenta, desaparece de la habitación.

—¿Tienes un frasco?-, Garry llamó al hombre que se quedó con él. —¿Puedes recolectar algo de esto por mí?-, señaló, bajo sus pies descalzos hay una mancha de sangre, lo único que le queda de aquel hechicero ahora. 

Afuera la lluvia se ha calmado, pero tampoco deja de caer sobre ellos.

[Riuu]

Un repentino miedo le hizo detenerse...alguien le clavaba la mirada...¿sería alguna criatura hambrienta?...Riuu se quedó quieto mientras escudriña su alrededor tratando de descubrir aquella amenaza porque seguro no tardará el momento en que se abalancé sobré él...su respiración se agita mientras mira y su temor aumenta cuando ya no ve al mago pelirrojo...ahora sí que no sabe que hacer por lo que rápidamente se arroja sobre Frederick pidiéndole ayuda. El negro dragón del miedo también está asustado pero sentir que su tamaño aumenta debido al miedo que siente el niño, le infunde valor para hacer un intento por ayudar a Riuu. 

Contrario a lo que habitualmente hace, Frederick piensa en localizar un sitio en el cual acudir con Riuu para resguardarse, por lo que un reconocimiento aéreo le parece lo indicado y extiende sus alas listo para ascender, deja al niño abajo porque piensa que solo le tomará unos segundos, sus ojos rojos captan algo que flota en el aire, es como un trozo de nube de un color poco usual y al llegar a él, su mente olvida lo que estaba haciendo, sin un propósito definido, el dragón se aleja volando mientras el desconcertado infante le llama desesperado al verlo alejarse. No puede creer que se esté marchando, se abre camino entre árboles y matorrales tratando de darle alcance, algo imposible para un niño.

Tiene buen rato que Riuu ha tratado de localizar al dragón, se siente perdido sin él, retira la vegetación alta para hallar un sendero pero  de pronto escucha una voz y se estremece. No sabe quien es, pero es alguien autoritario, tiene impulso de salir corriendo pero está agotado, hambriento y con ganas de tirarse a dormir... desesperado obedece y sale al encuentro de aquel ser...

—Por favor....no sé dónde estoy, me encuentro solo, mi amigo se fue y no se porque lo hizo, siempre había estado conmigo, no sé como podré encontrarlo...—Riuu pestañea tratando de no soltar las lagrimas que están por salir de sus ojos.

[Rory Despard]

Bel Evans Ollivander con @ Hessenordwood Crouch

Todos mis miedos parecían haberse concentrado en esa habitación. La inquietud que me había acompañado desde el pasillo, lejos de disiparse, aumentó con la puesta de escena que tenía frente a mí. A sabiendas que no debía inmiscuirme para dejar que Crouch hiciese su trabajo, me agaché para topar las marcas que habían quedado en la madera. No había forma de que pudiera percibir si aquel estropicio había sido por causa de alguna clase de magia, por tanto era más una distracción tonta para no hacer lo que realmente deseaba hacer (ir donde Garry...) así que seguí delante.

Fue entonces que sucedió. Como sacudido por una corriente eléctrica, sentí mi cuerpo escarapelarse al contacto con la superficie,  ante un peligro que no podía ver, pero que estaba latente. Asentí a la pregunta de Rory pero había una pregunta mayor en mi cabeza, creciente como el ardor que empezaba a experimentar en la cicatriz del manzanillo de la muerte, que se suponía, había sido sellada a un costo muy alto tiempo atrás.

No quise prestarle atención. No había pasado antes, pero si algo caracterizaba a la casa eran los sucesos extraños.

La disciplicencia con la que aquel joven desconocido se dirigía a todos no me resultaba tan ofensiva, pues en lo poco que mostraba, evidenciaba la altanería típica de las personas que toman lo que sea, si se le antoja. ¿Qué quería exactamente de los Ollivander? ¿Quizá que se unieran a aquel grupo de los sagrados 28 que Black había impulsado tiempo atrás? ¿O era simple intimidación? Para mí estaba claro que la fórmula cortés de Hessenordwood no estaba dando resultado.

Pero fue cuando giró la vista para dirigirse a Garry, que el peligro se tornó concreto.

La serenidad con que había intentado sobrellevar todo se derrumbó. Aquel i****** no tenía idea de hasta donde los tratos nos habían destruido,  como habían convertido en un despojo apenas viviente a alguien a quien yo había conocido rebosante de curiosidad, y como habían terminado generando en mí una culpa monstruosa, haciendo que mi mente viviera acuchillándose con recuerdos erróneos.

La vi entonces, solo una fracción de segundo. Una sombra que pareció despegarse de la pared donde me encontraba apoyada y se infiltró del todo en mi interior. Y fue tarde para no prestar atención al mismo ardor en la cicatriz, porque se expandió a cada parte del cuerpo con urgencia, restaurando la energía que había perdido horas atrás, permitiéndome una nueva transformación, que había imaginado imposible.

No tardé en reconocer, mientras saltaba al cuerpo de aquel hombre paa atacarle, que la magia que bullía en mi interior tenía una direccionalidad, a la que simplemente mi cuerpo era incapaz de oponerse. Era superior a mi control y mis fuerzas, pero era yo la que había alentado (insconscientemente) su ingreso. La sangre del rostro del mago salpicó en mi propio cuerpo, y sus alaridos de dolor llenaron mis oídos, alimentando un apetito mayor de destrozarlo a dentelladas  para que así  entendiese quién era en realidad el que se exponía al peligro en una situación como esa, pero la intervención oportuna de Rory evitó que lo consiguiera.

Mi cuerpo ya no tenía las capacidades de antaño para manejar toda aquella energía negativa, que empezaba a remitir por el hechizo del predicador, y lentamente, fui volviendo a mi forma humana. Estaba exhausta y desecha, pero ver la expresión dolorosa en Garry al reconocerme resultó peor, aun cuando se sentía reconfortante su tibio aliento y el suave peso de su cabeza recostada sobre mi pecho para escuchar mis latidos. Quería que se quedara allí un poco más de tiempo, decirle que ya estábamos viejos para seguir con semejantes tonterías, pero lo sentí apartarse casi de inmediato, para darle instrucciones a Hess.

Incluso en esas circunstancias, le preocupaba aquel tipo.

¿Había sido en vano entonces, todo aquel esfuerzo? ¿Por qué me seguía empeñando en protegerlo, si casi siempre terminaba fallando en el proceso? La maldición del visitante me alcanzó rápidamente, e hizo reaccionar a Rory que había permanecido observando en silencio la escena, pero aunque dolorosa, no melló más de lo que ya estaba haciendo la otra magia, más antigua y retorcida. Sospechaba que era mi voluntad de alejar a ese sujeto lo que hasta entonces me había mantenido consciente de mis actos, así que cuando desapareció, me abandoné también a la idea de seguir allí.

Estaba cayendo en una ligera ensoñación, y a la distante voz de Rory respondiendo a Crouch que aquel visitante era el nuevo patriarca de los Gryffindor, se sumó de repente otra totalmente desconocida.

"No intentes ser honesta, porque nunca podrás estar limpia, no vuelvas a dejar la heredad, porque ahora perteneces a ella más de lo que te perteneces a ti misma"

Cuando volví a abrir los ojos, descansaba ya no en el frío suelo de madera, sino envuelta en un edredón grueso. Y a mi lado estaba Garry, observando un pequeño frasco que de inmediato guardó en cuanto percibió que había despertado. No había nadie más en la habitación, así que supuse que Hessen habría ido a ocuparse de alguna cosa, quizá el estropicio que había dejado mi enfrentamiento con el visitante. Intenté levantarme de la cama, recordando de repente mi propósito inicial de ayudar a Rory con lo de su varita,  pero era como si las fuerzas me hubieran abandonado, haciéndome incapaz de moverme más allá de esas mantas. 

No era malo estar allí con Garry, de hecho se sentía cómodo, incluso sin tocarnos, porque era como si una necesidad postergada estuviera siendo satisfecha con tan solo tenerlo cerca. Pero también era incómodo por la forma en que habíamos terminado allí, especialmente por la manera cómo me había visto antes, con incredulidad y cierto cargo de conciencia. 

A tientas, aunque sentía que no debía, tomé su mano, para comprobar con ese simple gesto, si también él temblaba como yo ante el simple contacto, o si era capaz de recordar los momentos buenos del pasado. Habíamos vivido situaciones muy distintas los últimos meses, pero imaginar que hubiese estado sintiendo las mismas culpas que yo, cuando se suponía que debía mejorar, era descorazonador.

— Ven, recuéstate junto a mí, necesitamos hablar— sin soltar el agarre, entrelacé suavemente mis dedos a los suyos un momento, pensando en que no podía posponer más todo eso que necesitábamos hablar.

Las cosas eran diferentes, pero extrañamente todo parecía estar poniéndose en su lugar. Él lucía más viejo y enfermo, yo mucho más gastada también, y sin embargo, podía sentir crecer de nuevo en mí el anhelo tener una luz que esta vez alcanzara para curarnos a ambos.

 

P-ko Elfina de Bel, con @ Riuu

P-ko había esperado encontrarse con un gnomo de jardín o incluso alguna alimaña más peligrosa, pero sus defensas se desarmaron al ver salir de entre los matorrales a un chiquillo, lloroso y claramente más temeroso que ella, rogando que le ayude a encontrar a su amigo.

En la Evans, nunca ha tenido que cuidar niños, excepto en breves temporadas, al hijo de la ama Lils, por lo que en un inicio no sabe como reaccionar ante la conducta del niño. Evidentemente, calmar aquella alteración que lo está dominando es el primer paso y no se le ocurre mejor manera de hacerlo, que sacando un bollo de calabaza del delantal que lleva puesto.

— Vamos, cómete esto, los horneé esta misma mañana— Ver al niño observando el cielo le hace intuir de inmediato que está buscando ahí  al dichoso amigo perdido— cuando te sientas más tranquilo necesito que me digas quién es ese amigo tuyo, así podré ayudarte a encontrarlo.

No es que quiera presumir pero sus capacidades de rastreo son inigualables, aun cuando fueron desarrolladas por motivos más bien deshonrosos, en las largas noches en que le tocaba localizar en incontables bares el paradero de su amita Bel. Porsupuesto que, el misterio de por qué la heredad no le deja llegar hasta ella le preocupa, pero no cree que esa ligera demora ayudando al niño suponga un problema en su misión de avisarle del ataque que han sufrido los Evans. Si no mal recuerda las palabras de Mavado, el otro elfo del castillo, había sido la amita quien hace poco había recomendado al joven Despard a la heredad como un buen refugio ante los crecientes ataques mortífagos, así que es probable que incluso la presencia de ese niño tenga en algo que ver con ella.

Con paciencia, mientras él sigue comiendo, retoma la conversación. 

— Este lugar funciona con la voluntad. Así que necesitas enfocarte bien en lo que deseas. Quizá se te adelantó en el camino porque él ya tenía un propósito más fijo de llegar hasta la propiedad principal, así que todo lo que necesitas en enfocarte de la misma manera— no tiene mucha idea de como ejemplificar lo que acaba de decir, pero entonces se le ocurre que la comida podría funcionar—  sé que por ejemplo, la elfina de esta casa cocina estupendo, así que imagina fuerte esa cocina, con toda esa comida servida para ti.

¿Funcionaría? Era pronto para saberlo.

[Hessenordwood Crouch]

—Tome esto, señor Despard, le hará bien-, Hess le ofreció una de las dos tazas humeantes que ha traído desde la cocina hasta la sala donde Rory, supone, espera hasta asegurarse de que Evans estará bien antes de intentar abandonar este lugar. —Aquí le traje también algo de ropa seca, por si quiere quitarse todo eso que trae antes de que se resfrie-, debajo del brazo sacó un cambio de ropa que pertenece a Ollivander, el patriarca es bastante alto y apesar de lo delgado que podía aparentar ser, Hess está seguro de que sus prendas de casa le quedarán grandes a Rory. Él también sigue con las ropas humedecidas por el agua, aunque mucho menos de lo que Rory y Bel que han estado bajo la lluvia, pero no parece preocupado por hacer algo al respecto pronto. Así que se acomoda en una butaca frente a Rory y se lleva la taza que queda a la boca.

Detrás de la taza esconde una sonrisa divertida, no es que esté esperando a que Rory acepte cambiarse la ropa delante de él como en un espectáculo, pero igualmente le divierte la reacción del predicador.

Hessenord no volvió al estudio de Ollivander después de dejar a Bel en su habitación, hizo lo propio claro, cambió las ropas mojadas de ella y la envolvió en edredones para que la mujer recuperará rápido el calor que había perdido. Para cuando estaba terminando de encender el aparato que ayuda a mantener caliente las habitaciones, Garry yacía de pie sobre el marco de la puerta, con un aspecto que casi lo habría preocupado de no ser porque se lo sabe casi de memoria. 

Sin una instrucción concreta por parte de licántropo luego de eso, Hess mejor bajó a buscar a Despard al primer piso porque se imagina que el hombrecillo, aunque ileso hasta ahora, seguramente tampoco lo habría estado pasando mejor.

—Lamento lo que le pasó a su varita-, dijo con un tono de voz más suave y gentil. Empático. Hess se siente bastante unido a su arma mágica, a pesar de lo mucho que parece haberse acostumbrado más a la vida muggle, no puede  imaginarse lo mal que debe sentirse perder su varita de ese modo. —¿Cree usted que se pueda reparar?-, preguntó con genuino interés. El sorbo que da a la taza esta vez lo reconforta solo un poco más a pesar de ser una infusión en lugar de su acostumbrada cafeína. Esta es una mezcla rara, magra y espesa que Garry en uno de sus mejores días ha preparado y aunque tiene un aroma extraño, provoca un calor agradable en todo el cuerpo después de ingerirla. Es bueno porque entre sus características más destacables Hessenord no parece poder generar su propio calor. 

Aunque por ahora puede culpar al mal tiempo de eso.

 

@ Rory Despard

[Rory Despard]

¿Había hecho bien en entregar el frasco al patriarca Ollivander tal y como se lo había pedido? Mientras se dirige a la sala donde el mismo Garry le indicó que podía quedarse (y Rory no quiere malpensar pero es casi como si la "invitación" en realidad fuera una excusa del mago para inspeccionar un poco más la muestra que ha recogido), intenta tranquilizar su espíritu con la idea de que al menos su intervención esta vez fue positiva y evitó mayores daños.

Hess había dicho que Bel estaría bien, y por supuesto, él no busca contradecirlo, pero no deja de preocuparle la energía negativa que ha percibido en ella, a través de la lectura de su aura, una energía que inicialmente él había pensado que se había apoderado de ella, pero que tras todo el ataque y hasta el último momento que la vio, comprobó que era casi como si manara de su interior. 

La sala donde da a parar resulta un espacio modesto. La disposición de los muebles es más bien práctica que presuntuosa, y eso le resulta agradable, sin embargo no está seguro de ocupar el sillón, con las ropas todavía mojadas, y Hessen interrumpe en ese momento sus cavilaciones: De pie en el umbral de la puerta, el ofrecimiento de la taza de té de hierbas le es completamente inofensivo, y rápidamente con un gesto de asentimiento agradece la cortesía del mago, pero lo siguiente que dice lo descoloca, y tiene que hacer un enorme esfuerzo para no voltear la taza de té.

Aunque se ha quemado la lengua en el proceso. 

— Gracias, eh, Hessenord, cambiarme la ropa me vendría bien, veamos...

No es capaz de ver la expresión que él ha puesto tras su taza de té, pero de cualquier forma Rory se pregunta si no está nuevamente en uno de esos momentos en que no le alcanza para comprender las intenciones del hombre, como si era un coqueteo camuflado de preocupación o exactamente al revés lo que él estaba intentando., pero decidido a no dilatar más ese tiempo (porque no está seguro de cuanto podría tolerar la mirada inquisitiva de Hess sobre él),  de alguna manera se las ingenia para cambiarse y taparse "lo conveniente" con ayuda del sillón donde termina sentándose cuando la tarea ha sido cumplida.

— Oh, no tiene por qué preocuparse de mi varita, no es como que fuera una reliquia familiar, era más bien, un trasto viejo que me dieron porque bueno...era el menos diestro de mis hermanos con la magia— el té tiene una combinación fascinante de hierbas que automáticamente y a pesar de las circunstancias que lo tienen allí, lo hace disfrutar del lugar y de la compañía que tiene— Y la señora Evans dijo que podría conseguirme una varita aquí. Que había un cuarto repleto de ellas ¿sabe algo al respecto?

@ Hessenordwood Crouch

[Hessenordwood Crouch]

Echó una última mirada a Despard de pies a cabeza, no se molesta esta vez en disimular su interés, aunque también es evidente que lo que está juzgando es su ropa. Rory se ve muy cómodo vestido así, Hess incluso puede decir que es una mezcla de las dos personas que más le gustan hasta ahora (desde que llegó al Londres mágico) y es, para su mala vista, agradable de ver. Parece divertido cuando se encuentra nuevamente con el rostro del pelirrojo, a esa distancia, con la ligereza de la luz de la sala puede tener una mejor visión de él y sus gestos, ¿cómo es que pudo confundirlo antes con Hannity Ollivander? Hess levantó un pulgar hacia el otro hombre, en señal de aprobación.

Afuera no ha dejado de llover, pero sin duda el traqueteo de las gotas golpeando vidrios y madera ha disminuido. Hessen se pregunta si la tormenta se ha calmado en relación a que el intruso ha dejado finalmente las tierras de Ollivanders o es que el encuentro de Evans y Garry está resultando  mejor. Sonríe sarcásticamente para sí mismo, no está seguro de que es lo que está pasando en esa habitación, con esos dos, pero Hess apostaría la pequeña fortuna que ha conseguido, asegurando de que, al menos Garry, no está haciendo bien las cosas ahí arriba. 

Supone, pero eso ya lo sabrá más tarde.

—¿La señora Evans dijo eso?-, preguntó distraídamente, esta noche ha aprendido dos cosas importantes con relación a Bel Evans; una es que es un fuerte neutralizador de Garry y la segunda es que es tanto o más problemática que el mismo Ollivander, hasta ahora ella no ha hecho más que meterlo en problemas. Y no le extraña que alguna vez fuera su esposa, porque, por lo poco que lo conoce, el imán que Garry tiene para atraer el desastre es impresionante. —No lo se, Despard, posiblemente si lo hay-, miente, él ha visto esa habitación solo una vez, aunque nunca ha entrado ahí, y a pesar de que le ha tomado el truco a la casa, no cree que pueda dar con ese cuarto ahora.

Tampoco tiene muchas ganas de moverse de ahí. Con Rory de única compañía cree que puede darse el lujo.

—Ollivander parece ser algo reacio con el tema de las varitas-, hizo un bonito gesto arrugando su nariz. —No es que yo haya insistido alguna vez con esto, pero ya sabes, es...un Ollivander y las personas esperan que él…-, la taza en su boca no dejó que terminara su oración, supone que Rory entenderá el resto. —Quizá sea mejor esperar a que él regrese.

Al fin puede quitarle los ojos de encima, no es que se haya quedado sin qué decir, pero Despard le da la confianza para bajar la guardia solo un poco antes de volver a su habitual postura de servicio que debe mantener en todo momento. El par de iris que ahora son de un azul suave como el cielo de un día soleado, está puesto en la única ventana con las cortinas corridas. Pensar en la historia de la varita de Rory, aunque demasiado breve y tan diferente a la suya, es lo que le ayuda a mantener la suave sonrisa en su rostro. 
 

@ Rory Despard

[Rory Despard]

La respuesta de Hessen no hace más que avivar la curiosidad de Rory por la misteriosa habitación de las varitas. Y aunque el mago le ha indicado que es el señor Ollivander la persona reacia al tema de hablar del tema, dadas las expectativas devenidas de su apellido, el pelirrojo está convencido que tampoco el propio Crouch parece sentirse incómodo hablando del asunto. Opta entonces por tomar un poco más de su té (ya casi lo ha terminado), y sigue escuchando, con más atención de la usual, solo porque la voz del mago esta siendo más reconfortante, de una manera que no había pasado en sus anteriores encuentros.

Incluso si ha seguido viéndolo, es como si empezara a acostumbrarse al escrutinio de esos ojos azules.

¿Pero por cuánto tiempo? Que la solución sea solo esperar por Ollivander no le parece una buena idea.

— No sabemos lo que vaya a tardar con la señora Evans. Se quedaron solos en ese cuarto, y podrían pasar "cosas" ¿si me entiende verdad? Fueron pareja después de todo...— no dice más, porque  sabe que Hessen ha entendido sus palabras, aun cuando estas le hayan provocado una sonrisa— o quizá solo estén charlando de esos asuntos pendientes que tienen. No lo sé, pero es incierto, y me preocupa que tú sigas allí...con esas ropas mojadas.

No podía negar que una parte de él resentía que Hessenord permaneciese con esas prendas humedecidas. Quería ayudarlo, sobretodo porque quien se había llevado la peor parte en el enfrentamiento, tolerando insultos y reproches, había sido él por causa del intruso. Mas también, porque prefería no deberle favores al hombre, que con la astucia que lo caracterizaba, probablemente pudiese hacerlos efectivos en el peor momento posible. 

— Le conmino  a que cambie esas ropas señor Crouch. Mire, me comprometo a ayudarlo de la forma en que uste hizo conmigo ¿qué le parece? Me pongo de espaldas en el sillón, y no veré absolumente nada. O también, si lo prefiere, podemos iniciar una plegaria a Santa Bárbara, patrona de las tormentas para que estas aminoren, que ya me di cuenta que esa lluvia lo sigue preocupando ¿es por la energía negativa de la que está compuesta?

@ Hessenordwood Crouch