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Aventuras Mortífagas 12 — Laeanat Muzlima


Mael Blackfyre
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Flagelo no se movió, tampoco hizo alguna acción que delatará su identidad... aquel mago (Mael) está nervioso y habla como si supiera lo que cada mago y bruja ahí presente estuviera pensando, lo que si es entendible, es que supiera las habilidades que cada uno ha desarrollado al pertenecer al Clan que eligieron cada uno por su cuenta. 

Flagelo mantiene su máscara de cobre puesta sobre su rostro, aún no ha mostrado a nadie que es él detrás de aquella máscara, está confiado en que su voz sale distorsionada tras la máscara, aunque puede ser que un legeramence, pueda ser el único tipo de mago que pueda deducir quien es él. Flagelo no ha mostrado a nadie su identidad y él solo ha mostrado a Arya Macnair quien es, así que cruza los brazos y mira de un lado a otro de la sala como si aguardará que le mencionen con quien ir...

@ Darla Potter Black

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La actitud de todos los que estábamos allí nos mostraba que cada uno de los que estaba en esa sala querían hacer parte de la solución y sobre todo ponerse manos a la obra para evitar que cualquier cosa pudiese suceder. Mael recopiló toda la información dada tanto por Grelliam como por @ Darla Potter Black quienes por fortuna habían estado junto a Hysy en el momento en que habían traducido aquello, reuniendo esa información era momento de hacer lo que debíamos: @ Mael Blackfyre  nos puso a cada uno con los de su Clan y nos envió a un lugar, la misión sería buscar más información y si era posible encontrar alguno o todos los objetos que necesitábamos para evitar el desastre. Mi compañero de Clan era Grelliam, muy singular con un aspecto que podría dar miedo, desde sus ojos, cabello, aspecto y actitud. Me intrigaba quien era el además de ser ahora la persona con la que iría a un lugar del que sabíamos no era nada fácil, pero nuestra hermandad de la sangre podría ser algo que nos uniera o el objetivo que teníamos en nuestras manos.

 

- Esta bien Mael iremos a la biblioteca

 

Me gire esperando que el hombre se moviera y camine a su lado dirigiéndonos al lugar donde sabíamos se ubicaba la biblioteca, camine con calma y de reojo observe su aspecto: alto, huraño, su lunar en el rostro le daba un aspecto raro, su mechón de cabellos blancos en medio de los castaños rojizos era curioso. Meti las manos en los bolsillo de manera desenfadada y hable con calma.

 

- Soy Ada, usted se llama Grelliam, ¿verdad?Su mechón es muy singular, sabe que hay hechizos que pueden arreglar el aspecto de su cabello, no está mal el lucir mejor, debería tiene un lindo tono de cabello.

 

Comente con un tono algo descarado, no era mi asunto pero así era, me fijaba hasta en eso del mago @ Hessenordwood Crouch

 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Grelliam

Él tarareó una melodía vieja y melosa mientras se despedía con un ademán de Kila, y con lentos, pero largos pasos se acomodó a la par de Ada que le esperaba ya casi del otro lado del salón, con el rumbo fijo a una de las bibliotecas. Las instrucciones de Mael habían sido claras, sobre todo porque el grupo ha puesto ya sobre la mesa gran parte de la información que necesitan para continuar la búsqueda, lo que en colaboración concluyen que dividirse resultaba ser lo más eficaz por ahora. Y sin más, Grell se puso sobre la marcha ante la última mirada con la que Dumbledore le advierte que comience a moverse. Hasta este momento aun es muy poco lo que conoce de estas personas, pero no va a ponerse a discutir ahora solo porque no quiere volver a la biblioteca. 

El misterio de qué exactamente son estos tan mencionados objetos o ingredientes (como él los llama)de los que habla el pergamino y parte de la traducción de los fantasmas, sigue siendo toda una incógnita, en realidad no saben lo que buscan, ni el para qué sirven con exactitud y dejaban mucho a su suerte al seguir la pista de un trío de antiguos espíritus errantes. Es decir, no es nada que él no hubiera hecho tampoco, pero no podía evitar el presentimiento de que había algo que estaban dejando de lado, en la oscuridad, y que tal vez iba en relación con la desaparición de Arya y la ausencia de Nemetona. No apura de todas formas este último pensamiento, pues supone que eventualmente las cosas iban a fluir por su naturaleza, por cuenta propia. Pero por si las dudas, era mejor mantenerse al margen.

Después de un rato andando por los fríos y cada vez más oscurecidos caminos de la torre en compañía de Dumbledore, la última de las teorías sobre el pergamino expuestas por Darla es lo que mantiene gran parte de los pensamientos del brujo ocupados, tratando de hacer que las piezas deformes de este misterio embonen entre sí, pero sin mucho éxito. Y está tan absorto en este pensamiento que luego de casi haber olvidado por completo que continuaba en compañía, el brujo se sobresalta asustado cuando, de la nada, Ada comienza a hablarle nuevamente, esta vez sobre la apariencia que lleva, añadiendo además que puede hacer algo para mejorarla.

¿Habría dicho él en su inconsciencia algo en voz alta para que ella comentase eso? 

Bueno, ahora que lo mencionas…-, masculla recuperando la calma, observando realmente por primera vez el corredor apenas iluminado por el que llevan caminando hace un rato sin llegar a la biblioteca. Ya deberían estar ahí, pero en cambio siguen atrapados en el Pasillo del Nobiliario. Grelliam detuvo la marcha entonces y esperó a que Ada hiciera lo mismo. —Siempre me he preguntado cómo me vería si me dejara el bigote-, luego, con un rápido sobre esfuerzo, la empujó hasta el otro lado del amplio pasillo dejando que el objeto cortopunzante que pareció salir de la nada pasará por el espacio entre ellos.

Tal vez el vello facial no es el tipo de cosas a las que Ada se refiere a cómo hacerlo lucir mejor , pero ya pueden averiguarlo después.

De reojo lo había percibido, gracias a la habilidad de ojos nocturnos otorgado con el poder de amo de la noche; el fantasma de uno de los reyes los observaba desde el otro extremo inalcanzable del pasillo, pero Grell, que de ratos su mente no es la más lúcida, no supo reconocerle entonces y lo había confundido con alguna entidad falsa creada desde sus propios pensamientos. No obstante, aquel ataque se había sentido demasiado real.

Es ese, uno de los reyes, pero…este tiene algo raro. No era así la última vez-, le explica a la muchacha, o eso intenta, pero antes de que puedan hacer otra cosa, con un tortuoso alarido el espectro lanza otro rayo hacia ellos que a medio camino se convierte a su vez en otra arma filosa. 

Utilizando cuerpo de sombras, Grell se esconde entonces en las sombras más cercanas que tiene hasta volverse invisible e intangible para evitar el siguiente ataque de la entidad. Una vez sumergido en aquella tiniebla, intenta usar paseo de las sombras, para llegar del otro lado, sin embargo, el lamento del espectro que vuelve a retumbar sobre el pasillo de altas columnas no le permite avanzar más allá. Sin duda el fantasma conocía de los poderes que el brujo estaba procurando usar en su contra. 

Está bloqueando el paso a la biblioteca-, informó a Ada cuando vuelve a materializarse fuera de las sombras. 

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-¿Quién es Azrael?-

 

Siseo hablando el idioma ingles.  En ese momento se dio cuenta que había empleado una de sus habilidades únicas, por lo que solo se limito a cuestionar ello, mientras que su demonio había ingresado a esa biblioteca que tantos los que allí se encontraban anhelaban entrar. Ahora bien, por un segundo se cuestiono si esa persona que deseaba ingresar a la fortaleza se traba de él o de alguien más, ya que para nadie era secreto que la forma de actuar o proceder del mismo es casi nula en compañerismo, y su mente siempre va más allá de lo que dice conocer.

 

-¿Qué te hace pensar que mi clan es de los puertos? ¿Acaso puedes ver más allá de mi ropaje?- 

 

Volvía a cuestionar. El egipcio, en ese momento estaba seguro que tenía su marca y que el Gryffindor no empleo en ningún momento la legeremancia, o videncia para saber quien era él, y más que para todos ellos su apariencia dentro de la marca era la de Uriel Luxure y no de Azrael Lycan, cuyo secreto aún no se ha revelado. Sin embargo, antes que ese asqueroso descendiente de los impuros intentará ingresar en su mente, este se marcha tras una estela oscura rumbo al puerto.  

 

--

Biblioteca

Artemis Black, poseído de

Mersifides, demonio 

 

-Interesante lugar.-

 

  Agrego y clavo su mirada por los inmensos corredores de la biblioteca.

 

"Quizás, pueda usar algo de la magia de sangre. Sin embargo, este aprendiz apenas soporta mi alma." Fue el pensamiento que paso por su mente. "Una reliquia, en el hogar de los Nosferatu, es algo imposible de encontrar, quizás un libro pudiera ser lo que busco o una de estas tantas armaduras."

 

En eso comienza a sentir una extraña magia, el cual lo comienza a expulsar del cuerpo que estaba en posesión, el demonio no comprende lo que ocurre, pero si nota como varios del clan le rodeaban, aquel Black que había tomado posesión se había desmayado, pero por suerte su invisibilidad se encontraba presente, esto era algo así como la metaformagia, o la capacidad de un camaleón, pero esto no fue lejos para que se activará las alarmas, y diera un aviso que un intruso había ingresado a esa biblioteca de tan alto nivel de seguridad, donde ni Lycan pudiera pisar.

 

-Un intruso.-

 

Grita una voz de una mujer, la cual se presumía que era alguien que labora en ese lugar, quizás ayudando al líder del clan en archivar o era simplemente una mortífaga que se había apasionado tanto por los libros que los consideraba su hogar.

 

--

 

Puertos

 

Titiritero, con máscara.

 

La vida hostil de los marineros era un reflejo de lo que allí ocurría, los marineros a disposición de la líder del clan era sin duda alguna señal que no todo se encontraba bien, esos corsarios eran temidos y provenientes de diferentes partes del mundo. Entre ellos, se encontraba el mismo nigromante que seguía pensado como ese ser pudo lograr atinar a su identidad, esperando que sus palabras desconcierto fueran suficiente para hacerle dudar, pero este se encontraba seguro, que no debería permanecer mucho tiempo rodeado de tantos enemigos, porque su mente veía en todos ellos alguien en quien no podía confiar, además que suponía que uno de estos era el responsable que su ser amado no hubiera aparecido aún.

 

Editado por Azrael Lycan

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Aquel grupo de mortífagos, los cuáles estábamos reunidos en una habitación de la Fortaleza Oscura, fue tan organizado y rápido que pudimos coincidir en un plan de inmediato. Cada uno tenía sus dudas pero al parecer, al poner toda la información en común, nos había dado la valentía para poder ver qué hacía cada uno. Cada uno era la esperanza que teníamos para encontrar lo que necesitábamos tanto de Nosferatus, como de Walpurgis o Senescales. Era algo extraño porque no entendía cómo iba a enfocarme en mi clan si estábamos en problemas.

Esperé a que Grelliam y Ada se fueran directamente a los pisos superiores, como de Azrael de irse para los puertos. Conocía toda la información que pasaba dentro de la Marca Tenebrosa y conocía que el chico era un mago hábil en los conocimientos del clan. Por eso esperaba que pudiera hacer algo más. Miré al otro lado y pude ver como Flagelo (Anthony) se acercaba a Darla para ir a los terrenos pegados a la fortaleza.

Allí estaba el problema. Tenía que enfocarme de alguna manera para atraer a ésta figura “La Sombra” como me gustaba llamarla para que la actividad de parte de los Walpurgis no desviara toda su atención y afectara a los chicos. Me quedé esperando a ver si se me ocurría algo, mientras pensaba en qué razón mantenía a la Sombra fuera y qué razón permitiría que éste entrara.

Ay, maldita Arya. ¿Dónde te metiste? —me aferré a mi varita para subir en aquella estructura, maldiciendo por lo bajo. No solo tenía que distraer a la persona fuera, sino que tenía que mantenerla allí. Empecé a usar todas las escaleras que iba encontrando. Corría por algunos pasillos largos y saltaba entre escalones para llegar más rápido. La Torre Negra era inmensa y tenía que ver todo desde ahí porque era el punto más alto. Seguramente que los tres grupos llegarían en cuestión de segundos, así que tenía que ver cómo hacer—. Morphos —murmuré para mi mismo.

Un hipogrifo emergió de entre aquella esquina del techo más cercano. Pasó de ser un bloque inmenso de piedra a extender su forma en un hipogrifo tan plateado como la luna, con garras y picos afilados. Sus alas se batían mientras recibía la orden de vigilar el territorio. Me quedé parado, esperando para ver qué ocurría. ¿Y si salía volando y observaba yo mismo aquello?

@ Azrael Lycan  @ Darla Potter Black  @ Hessenordwood Crouch  @ Ada Camille Dumbledore  @ Anthony Ryvak Dracony

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Me había perdido la última vez, sí, en busca de aquel pergamino. Algo sucedió que nadie me había podido explicar, ni yo misma sabía bien a quien acudir para saber lo ocurrido; sencillamente, me perdí y la situación se descontroló de manera que no pude ayudar ni encontrar a nadie más. Abrí los ojos y estaba allá, en un despacho que solíamos usar los lugartenientes y la Líder de La Marca, sentada de forma muy incómoda en una silla, con la varita en la mano. Sí, me había perdido algo y yo misma no sabía cómo había entrado allá, lo sucedido, si habían encontrado algo o si, por lo contrario, le habíamos fallado a Arya.

Al pensar en la líder, me levanté de golpe de la silla en la que me encontraba tras abrir los ojos. Me sentía perdida, pero eso no era una excusa para estar quieta y no hacer nada. Preguntaría e intentaría ayudar, aunque no supiera dónde, en qué y cómo, preguntas interesantes sobre lo que había olvidado. Sentí frío, a pesar de la chimenea encendida, así que antes de salir de aquella sala de reunión, me puse la capa oscura por encima, unida sólo por la hebilla de los hombros. La gruesa tela me dio cierto calor y, en cierta manera, cierto valor para investigar sobre lo sucedido. ¿Alguien sabría contestar al porqué estaba allá, habiendo olvidado lo sucedido en la anterior aventura? Apenas recordaba lo que había visto y a quién. Puff, vaya cabeza la mía...

-- ¿Hola?

El eco de mi pregunta resonó en el pasillo y llegó hasta la pared del final, perdiéndose en algún recoveco, pero no obtuve respuesta. Sin embargo, nadie me contestó. Yo sentía los susurros, alguien presente en algún lugar, incluso sentía una fría mirada hacia mi persona. Aferré la varita con fuerza. Nada podía temer de mis compañeros. Los mortífagos no éramos, tal vez, gente de fiar por allá fuera, en el mundo exterior, pero aquí, en los terrenos de la Marca, entre nosotros, éramos hermanos aunque nos separaran mil detalles propios. No voy a decir que nos quisiéramos, pero sí nos respetábamos. Ningún mortífago pelearía con otro dentro de nuestra Fortaleza, menos en la zona de la Torre Negra. Parpadeé. No debiera encontrar nada diferente a nuestros hermanos de bandos, pero algo me decía por algún rincón de mi mente que podría haber más, algo más, que pudiera estar allá a lo que sí debiera temer.

-- ¿Hola? Identifícate.

Por el frío que parecía emanar de las piedras pareció que todas las chimeneas estaban apagadas. Sin embargo, yo sabía que no era así. Además, en cierta manera, me recordaba el hielo espectral que podía llegar a generar con el poder del clan, llegado el momento. Pero aquel Hielo del Averno se producía con almas de los condenados en el Más Allá. Entonces...

-- Este frío es infernal -- acabé la frase que mi mente estaba formando en voz alta. 

Volví a sentir ruidos, pero esta vez estaba más preparada. Seguía sin entender cómo había acabado dentro de la Torre Negra y cómo parecía que algo del mundo de Hades podría estar rondándola. Debería hablar con Arya y con Mael. No sé si podría decirle que era sólo una sensación, basado en uno de los conocimientos de mi clan, ni tampoco sabía cómo explicar que hubiera perdido un tiempo y movida en un espacio sin recordarlo, habiendo aparecido en la Torre Oscura.

Pero cualquier vacío mental no iba a quitarme la seguridad de que, si algo había allá dentro que no correspondía, debía de ser echado. Sí, llamaría a Mael y le preguntaría... ¿Qué era eso?

Pasos. Frío. Aleteos. Adelanté la mano izquierda y la cerré, con fuerza, en forma de puño mientras sentía crecer un frío infernal en mi corazón. Era algo difícil de lograr y aquel era mi primer intento, que no había podido practicar con Asra Boswell, la mestre del Puerto, la más alto rango de los Senescales. Por eso, intenté no mostrar enojo cuando un par de Demonios Menores aparecieron delante de mí. Por supuesto, me hubiera gustado poder invocar uno de más alto rango, pero no estaba nada mal siendo el resultado de mi primer intento.

Hasta que se pusieron a hablar entre ellos y olerme como si fuera un cerdo aromatizado con los efluvios de su cuadra. Eran un demonio menor muy zalamero y otro demonio menor de carácter menos afable, pero ambos muy charlatanes y despreciables en su trato obligado para conmigo. Gruñí por lo bajo y alcé mi varita, arrepintiéndome de haber usado ese hechizo. Caminé con cuidado para evitar que quien acechaba me oyera, un gesto inútil teniendo a mi lado a dos demonios que verborreaban como si no les importara que medio mundo escuchara sus halagos y sus lamentos.

-- ¿Queréis callaros de una vez? -- acabé gritando yo, perdiendo la paciencia.

Algo más iba a perder con ese descuido, pues enfrente de nosotros, una sombra se cernía de forma amenazadora, sin sabe distinguir si era de un monstruo oscuro o de un amigo que no se hubiera identificado.

 

(Me uno a la aventura, a ver qué sale. Me disculpo por haberos dejado colgados el mes pasado.)

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El ingreso del Nigromante fue bajo la apariencia de Uriel Luxure el año pasado y anterior a ello este lo empleo como Demian Luxure, en ese sentido no existe ningún registro que Azrael Lycan sea Mortífago. Por tal motivo, ni por más registro que los segundo al mando tenga podrán conseguir algo referente a su verdadera identidad. Por consiguiente, el mismo se maneja entre engaños, trueques o jugarreta para ocultar todo rastro de sospecha. 

 

Puerto 

 

El control del demonio de grado medio no era del todo por parte de Lycan, en cambio este se manejaba como podía para buscar aquel objeto, ya luego emplearía a uno de sus tantos lacayos, para así ocultarse dentro de los Mortífago. Además, eso de luchar contra una sombra no era el plan perfecto del mismo para lidiar con ello, en parte porque estaba claro que debería irse rumbo al Faro, aquel lugar donde la Maestra de su cla era quien podía ordenes. 

 

-No pensé que debería volver a ese lugar. - 

 

Murmuró y tomo rumbo a ese lugar, caminando con paso continuo y acelerado, mientras que su rostro seguía cubierto con su máscara. 

 

-Debo apresurar el paso. - 

 

Volvió a murmurar, casi en siseo y llegó a donde se encontraba la entrada del Faro, aquel lugar donde no todos podían ingresar. Este era uno de los parajes que sólo los del clan de Senecales de Caronte podían ingresar, por ende era allí donde se encontrára un objeto referido al mismo. 

 

-¿Donde podrá estar? - 

 

Se preguntó y comenzó a investigar, empleando su varita para dar algo de iluminación, ya que ese lugar permanecía en plena tiniebla, una protección quizás de la maestra del puerto ante los intrusos. 

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El largo camino a las estancias superiores donde se ubicaba biblioteca se me hacia hecho monótono, por lo que decidí hablar con mi compañero Grelliam, se notaba que no era muy sociable pero había aprendido a darle el beneficio de la duda a la gente, finalmente me había animado a darme sugerencias para cambiar su estilo y el lo había tomado de buena forma. El me recordaba a aquellos científicos muy inteligentes que se obsesionan con sus hallazgos y pasaban la mayor cantidad del tiempo de su vida en un laboratorio creando algo que cambiaba el curso de la historia, pero alejados de la interacción social y demás. No era un mal estilo de vida para nadie, pero yo no lo entendía, el exterior tenía sus beneficios.

 

El señor me contestaba sobre mi sugerencia y de pronto callo, mire hacia el pasillo a donde íbamos y casi inconscientemente mi mano fue al bolsillo donde estaba la varita pero no me moví. De repente un empujón me envió hacia la pared y logres distinguir como el objeto cortopunzante pasaba entre nosotros, saque la varita de su portavarita y la enarbole.

 

- Prometo agradecerte por eso después

 

Solté de manera espontánea, la verdad es que iba demasiado distraída pensando en un cambio de look para el mortífago, confiada en qué no habría nadie más en el lugar. Escuché entonces lo que decía, ese era uno de los fantasmas que les habían dado las pistas para evitar la destrucción del lugar. Al fijar mi vista me fije que la puerta de entrada a la biblioteca estaba a la espalda del que nos atacaba. Lo cual era bastante malo, ya que nuestra meta era llegar justo a la biblioteca y buscar allí más pistas. Al fijarme Grelliam ya no está, estaba oculto seguro había utilizado alguno de sus poderes, yo sólo estaba a la defensa, volvió a hablarme y había sacado la misma conclusión que yo.

 

- Lo vi, deberemos crear una distracción y el otro debe entrar, solo así podremos acceder a la biblioteca.

 

Comente mientras movía mi varita evitando los ataque de las filosas dagas que se dirigían a ella.

@ Hessenordwood Crouch

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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La única manera de ir aprendiendo los poderes que brindaban los clanes, eran conocer sus secretos más profundos. Dentro del bando, tal vez podía llegar a ser un lugarteniente más, aprovechándome de los hechizos que podía controlar. Y tal vez podía llegara ganarme el respeto de algunos compañeros (y el odio de unos cuantos) pero lo que respectaba a los clanes, era un mundo dentro de otro mundo, donde la magia actuaba diferente y tal vez podías a llegar a perder la vida. Había muchos clanes e incluso sabía que algunos trabajan con la Orden del Fénix, pero de los tres que estaban junto a la Marca Tenebrosa, eran los protagonistas de poder evitar la caída de la Torre Negra.

¿Qué quería aquel ser acechando desde las sombras? ¿Y qué sería lo que evitaba que no entrara? Había movimiento afuera, lo podía sentir. Pero como Discípulo de Nosferatu no podía hacer mucho, solo corroer con mi sangre y curar algunas heridas. ¡Eso era! Si curaba mis heridas entonces tenía una manera al menos de llamar la atención de éste Ser. Invoqué mi Daga del Sacrificio y llevé el filo de la daga a que se deslizara desde mi muñeca al interior de mi codo, desgarrando parte de mi carne. La sangre salió desbordada hacia el piso, manchando parte de mi manga, pero que gracias a la Sangre de Caín la herida empezó a sanarse. Proyecté aquel corte en donde la sombra se había revoloteado. Sufriría las mismas heridas. ¿Eso haría que se centrara en mi? No sabía nada de mis compañeros pero si de algo estaba seguro, era que dentro de la Fortaleza Oscura había alguien más, alguien recién llegado. Toqué mi marca tenebrosa…

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Puertos, el Faro

 

La magia demoniaca que había empleado el egipcio, era conocido entre los Senecales de Caronte como el Heraldo del Infierno.  Por consiguiente, el ente demoniaco era mayor y este se encontraba en la Biblioteca cumpliendo las ordenes de su invocador. Sin embargo, Lycan conocía que no tenía pleno dominio de él, ya que al pecado que se le asociaba era la misma Ira, y sabiendo que podría crear ilusiones, manejar el fuego del tártaro o el hielo del Averno sería cuestión de tiempo para que cumpliera su objetivo. En cambio, su invocador se encontraba en el territorio de la Maestra del Puerto, y allí no solo los demonios portegían el entorno, sino fuerzas que ni podían pasar por la imaginación del nigromante.

 

-Al parecer...- Sisea en parsel. -no existe otro Senecal cercano, quizás estén ocupados navegando.- Afirmo con una sonrisa en el rostro y se adentraba cada vez más. -Espero que él.- Refiriéndose a su demonio. -pueda conseguirlo.-

 

En eso se le sale a su encuentro una sombra, así como antes a otros de sus compañeros, quizás se encontraba cercano de la reliquia o del objeto que estaba buscando, lo cual sería difícil saber.

 

"Esto no es común."

 

Pensó y de su mano surgió una llamarada producto al Fuego del Tártaro.

 

-Al parecer deberé destruir lo que sea, y como este fuego es capaz incluso de incinerar las almas, será mejor que lo emplee contra ello.-

 

Y lanzó una llamarada en dirección a la sombra, pero ella creo un muro de hielo. Este pudiera ser o bien una trampa o una defensa, entonces observo una espada la cual fue empleada por antiguos mortífagos en tiempos pasados, al parecer esa era la reliquia de los Senecales de Caronte, la espada que es capaz de proyectar su filo, la temible por la fila de la Orden del Fénix, aquella cuyo poder oscuro fue resguardado por los corsarios, sin embargo, la misma pareciera ser más potente que las otras, una digna reliquia de la Maestra del Puerto.

 

-Maldición, no pensé que debería tomar esa espada. Quizás, le perteneció incluso a ese sanguinario Black, el Dios Negro o bien era de la colección del Malfoy o Seamus.- Negó con la cabeza. -Quizás de los tiempos de Gazthen o Galadriel, al parecer es una reliquia de las artes oscuras y seguro, eso es lo que debo recoger, si es que logro vencer a la sombra.-

 

Biblioteca

Mersifides, demonio 

 

"Al parecer deberé buscar una reliquia del clan de los  Nosferatu"

 

Pensó y observa a esos discípulos buscarle, al parecer había quebrantado su sistema de seguridad. En eso usando su magia demoniaca crea una ilusión, allí poco a poco comienza a parecer un basilisco de gran tamaño que salía de la pared en forma de una gran sombra. El cual, poseía unos orbes rojos y mirada penetrante.

 

"Espero que esto sea suficiente."

 

Y comenzó a buscar el objeto, quizás se tratase de un libro o bien de una armadura, todo era posible. 

 

Puertos, Faro

Azrael Lycan

 

Luego de un tiempo el egipcio vence a la sombra, a ese guardián. Sin embargo, se encontraba debil, y allí en sus manos se encontraba la reliquia. Ese poder, oscuro capaz de producir heridas sangrantes, la legendaria arma mortífaga que muchos integrante de la Orden del Fénix fueron brutalmente asesinados por ella, quizás los nuevos neófitos al servicio del legado de Lord Voldemort ni sabrán como se llamaba, pero esa era la primera que se forjo, era tan increible sostenerla, que un gran poder invadió al mismo. No obstante, al retirarla del lugar, se produjo un efecto dañino para la Fortaleza Oscura, ya que la formación acuosa que rodeaba la misma se seco.

 

Además, que la mirada de Lycan cambio y un brillo oscuro rodeo su mirada, al parecer la esencia o reliquia era tan fuerte, que controlo al mismo, desatando el caos en la fortaleza. Por ende, el nigromante se marcho a rumbos desconocidos con una de las reliquias, al cual tenía poder en los mares , una que se le asocio a un arma de la creación de la Fortaleza Oscura. Aunque, el desierto formado en los puertos, era producto a que Lycan había corrompido ante sus deseos de traición el objeto, por lo que en manos de un ser leal el agua regresaría.

 

 

 

 

 

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