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~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)


Crazy Malfoy
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El tiempo por un instante se detuvo, todo pensamiento, toda rabia, toda pena parecía haber quedado fuera de una especie de burbuja que Mónica y yo habíamos formado, por fin logré ver aquel brillo en sus ojos que tanto recordaba, sus labios se encontraban muy cerca de los míos, su aliento mezclándose con el mío, por segundos sentí que jamás me había ido, ¿será que en aquel hogar que un día ardió y permití que se apagase, tiene brasas escondidas bajo toda esa negra ceniza?.

Parecía que el beso era inevitable, hasta que aquella pompa rosada en la que nos encontramos estalló. Una cascada de sentimientos me ahogaron de repente al ver a mi niña parada en el umbral de entrada de la biblioteca. Estaba bellísima, nunca pensé que alguien tan obscuro como yo pudiese crear un ángel tan perfecto, su cabello, su piel, la gracia heredada de su madre y aquellas hermosas esmeraldas que tenía por ojos, abiertos de par en par, algo confundida por lo que allí sucedía, seguramente bajaba preocupada por su madre pero jamás se imagino vernos tan cerca.

Sentía su fuerza, el que los libros vuelen y las luces fallen era solamente una minúscula parte de todo el potencial que tenía la bella Emma, lo pude sentir, como nunca lo había experimentado, seguramente ni ella lo entendía. Me quede quieto, asombrado y admirado, enamorado de mi hija, pero un fuerte sentimiento me estrujaba el corazón, el remordimiento me comía, me había perdido los mejores años de su vida, pero mi intención era acompañarla ahora en los momentos más confusos de su vida.

Al verla como se aproximaba a mi, amenazante, dudé si de pronto tendría que ser más precavido por cualquier arranque de furia, pero luego entendí que si me lastimaba físicamente lo merecía y estaba en su derecho, eran años de dudas que debía haber explicado y no pude, momentos de soledad en las que necesitó de un padre y nunca lo halló, y al llegar a mi solo sentí sus goles en mi pecho cargado de rabia, incluso odio, pero terminó en un abrazo y fue cuando el gran Mefistófeles, el príncipe del infierno, el mentiroso y timador, se quebró.

La abracé con todas las fuerzas que fui capaz y lloré como nunca en mi vida lo había hecho, terminamos sentados en el piso sin dejar de abrazarnos con los ojos anegados de lagrimas, una mano mía subió hasta su cabeza para acariciarla y llevándola hacia mi pecho.

-Perdóname mi amor, solo perdóname...-era lo que atinaba a decir entre sollozos, y besaba su frente...-Te juro por mi vida, mi vida que eres tú, que jamás me alejaré de ti, escúchalo bien, jamás...-Luego mis ojos fueron hacia Mónica, aún con lágrimas en ellos que no podía verla con claridad...-Solo perdóneme...-

@ Monica Malfoy Haughton

 

 

 

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El sabor metálico fácilmente reconocible de la sangre le indicaba que en algún punto de su labio estaba herida. Su respiración se había vuelto frenética de un momento a otro y cada golpe que Emma propinaba sobre el pecho de su padre le suponía una nueva espina en su corazón. No era porque le preocupara o doliera lo que Mefistófeles pudiera estar sintiendo o pensando, si no porque Mónica entendía que aquella necesidad de desahogarse de forma tan agresiva solo era causada por el dolor que la niña había callado durante tanto tiempo. Y entonces un pensamiento cruzó su mente ¿No podría ella haber hecho algo más para evitarle aquel dolor?

Cuando padre e hija se arrodillaron presas del llanto, Mónica también lloró. No se movió de su asiento, pero se tapó el rostro con ambas manos para ahogar sus propios sollozos en ellas; su presencia no tenía nada que ver en aquella escena por lo que tragó saliva e intentó calmarse. Sentía el corazón encogido por la congoja, pero ver como Emma abrazaba a Mefistófeles le trajo toda la calma que en aquel momento era posible tener. Los observó a ambos, en silencio, intentando prever lo qué podría pasar tras aquel encuentro, pero no era capaz ni de imaginarlo.

- No soy yo quien debe hacerlo – le susurró tras las disculpas del Evil. No pretendía seguir siendo dura con él, pero esa era la verdad; solo la hija de ambos era quien debía perdonarlo o no por su ausencia y, por como la conocía, ya sabía que lo había hecho desde el mismo momento en el que había sentido su presencia paseando junto al paseo del agua.

Emma se mantuvo aferrada a su progenitor durante un buen rato, como si no quisiera volver a dejarlo ir. Tras las palabras del demonio ella no había dicho absolutamente nada y lo único que se le escuchaba de vez en cuando era un nuevo sollozo y un hipido provocado por el propio llanto, pero cuando escuchó las palabras de su madre se giró para mirarla y se liberó del anhelado abrazo de su padre. La miró fijamente durante unos segundos y sin levantarse del suelo avanzó de rodillas hasta Mónica, aferrándose a sus piernas como si de pronto hubiera retrocedido diez años en su edad.

- No ha sido queriendo – su voz agitada casi no se escuchaba y por un momento la Malfoy no supo a que se refería. Emma estiró el brazo y le tocó el labio en el lugar por donde sangraba levemente y fue entonces cuando la otra supo de lo que hablaba-. ¿Me perdonas? – preguntó. Rápidamente obtuvo como respuesta un asentimiento de su madre, que le tomó la mano con la que la había tocado y la besó con una tranquilizadora sonrisa ¿Qué iba a perdonarle? No había nada en el mundo que Emma pudiera hacer que la ofendiera.

La adolescente se quedó sentada en el suelo, pero se había girado de nuevo, dejando su espalda apoyada en las piernas de su madre. Era orgullosa, muchísimo, por lo que incluso antes de volver a mirar a Mefistófeles ya se había limpiado las lagrimas y estaba mucho más calmada. No dijo nada inmediatamente, esperó, pero sus ojos lo miraban de una manera peculiar, como si quisiera desmembrar cada pensamiento del demonio antes siquiera de que este pudiera darle ninguna explicación.

- ¿Por qué nos dejaste solas? – habló en plural, lo que provocó que Mónica se estremeciera, haciendo que se acercase a su oído para susurrarle un “yo no importo ahora” que a la jovencita no pareció importarle-. ¿Dónde has estado? – cuestionó sin rodeos.


@ Mefistófeles Evil.

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Aquel abrazo se sintió como una recarga de energía que necesitaba, si bien el perdón y olvido aún no llegaban por parte de mi pequeña, ese delicado acto de estrecharme entre sus brazos, fue una prueba de vida de que en su corazón existía amor por mi, era el único amor puro e incondicional que podía existir para un ser como yo, algo que ni la distancia ni el tiempo han podido menguar.

Los ojos me dolían como queriéndose salir de sus orbitas, nunca en mi larga existencia había llorado de esa manera, es más no recuerdo haberlo hecho por nada ni por nadie, Emma logró sacar algo de humanidad de mi, sacó luz de la obscuridad más pura, tenía aquel don de extraer lo bueno de mi, don que también poseía su madre.

Después de aquel eterno instante, para mi pesar se alejó de mis brazos dejándome sentado en el frio mármol, directo a los brazos de su madre, susurrando algo inaudible para mi e intercambiaron palabras, me puse de pie sacudiendo un poco mi pantalón por haber estado en contacto con el piso, y me quedé mirado a madre e hija abrazadas, una imagen hermosa a pesar del contexto, era como un recordatorio de lo que me había perdido.

Armada ya de valor, mi hija lazó dos dardos que a pesar de que los esperaba se sintieron igual de fuertes, incluso mucho más que los golpes que me propino en el pecho, tenía que ser cauto con lo que le decía y con lo que debía saber, después de todo lo que ha pasado es noche no quería arruinar el momento con verdades que la pudieran preocupar más de lo debido, pero de lo que si estaba convencido es que no le iba a mentir, solo omitir lo que aún no estaba lista para saber.

-Mi pajarito...-me encantaba decirle así...-nunca fue mi intención dejarlas, la decisión que tomé fue la más dolorosa en todo lo que tengo de vida...-trataba de encontrar las palabras, que difícil era todo...-Mi trabajo mi amor es muy delicado y en extremo peligroso, a pesar de ser el segundo a bordo en la "empresa" tengo un superior el cual si es de temer...-respiré profundamente y al acordarme de todo sentí como si un hielo bajara por mi espalda...-Había que cumplir una cuota de...-como le explico que es almas humanas y mágicas lo que recolecto...-bueno, al cosa es que no llegué a completar los pactado y eso no le agradó y me amenazó con lo único con lo que podía, ustedes...-al decirlo miré a Mónica, ella conformaba parte de aquello que nunca iba a dejar que nadie lastime...-el precio de que ustedes estén en paz fue alejarme hasta que cumpla con lo que tenía que hacer, era una tarea imposible, pero tu padre lo logró y me gané un descanso, apenas llegué al mundo mágico no pensaba en otra cosa más que en venirlas a ver...-fue un pequeño resumen de lo que pasé, omití los espantosos detalles de todo lo atroz que tuve que hacer para salir de todo, al fin de al cabo era mi trabajo...-Quiero que tu y tu madre algo puedan entenderme, no hubo día en que no piense en ustedes, algunos más y que seguro Emma lo habrás sentido, de verdad lo siento pero no podían saber nada, lo siento...- 

@ Monica Malfoy Haughton

 

Editado por Mefistófeles Evil.

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Darla llegó y agradeció el recibimiento del Malfoy el cual le dio un par de besos en sus mejillas. Pese a la amistad que tenían, habían dejado de interactuar por un largo tiempo y posiblemente por ello el rubio no se percató de que aquella persona en realidad no era Darla. Sentía algo raro sin embargo no sabía en realidad que era por lo que decidió no ponerle mucha importancia y dejar que la chica se pusiera cómoda – gracias, costó un poco de trabajo que volviera a la normalidad pero aquí estamos de nuevo – el roce de sus dedos y el toque de su piel hizo algo extraño en el rubio, su piel comenzó a estremecerse – eh, gracias – dijo un poco nervioso ¿Qué acababa de pasar?

Aprovechó por un instante que su primo había llegado. De alguna manera la tensión se relajó un poco y Ludwig pudo distraer un poco sus pensamientos. No estaba seguro que había ocurrido pero estaba seguro que mas tarde lo averiguaría. Suspiró y vio como su cuñada se acercaba, Ludwig le sonrió y la abrazó – pero que dices, siéntete como en tu casa, usa la habitación que desees, eres parte de la familia – dijo sonriendo a Ada quien hizo aparecer una barra llena de bebidas y demás cosas para botanear, Ludwig tomó un trago de tequila y observó a la gente llegar.

A lo lejos Mónica, su hermana platicaba con el joven recién llegado, más tarde le preguntaría también la relación que tenía con el pues nunca lo había visto y tenía la curiosidad por indagar sobre las intenciones que tenía aquel chico con la Malfoy.

-Bueno, espero no tarden en llegar los demás, no se cuanto tiempo se demore Noe pero ya no debe de tardar.

 

@ Tessa Brower  @ Ada Camille Dumbledore  @ noe_snape

 

 

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A pesar de su edad, Emma no era una persona manipulable o fácil de convencer cuando algo había anidado en su mente. Era de ideas fijas, terca como su madre y con la misma rapidez mental que su padre y era quizás esa extraña mezcla de personalidades la que la hacían especialmente vulnerable a caer en bucles mentales de los que le costaba salir. En eso se parecía a cualquier adolescente vulgar, pero ella llevaba sus pensamientos a otro nivel, retorciéndolos hasta convertirlo en casi realidades indiscutibles para nadie.

La joven pelirroja ladeó la cabeza y frunció el ceño de manera expresiva mientras escuchaba a Mefistófeles. Mostraba interés y su rostro dejaba entrever la desconfianza en ciertos momentos, aunque en otros parecía estar convencidísima de lo que el demonio le explicaba. Ella no era tonta, sabía que su condición era totalmente distinta a la de Mónica, quizás similares en algunos puntos, pero mayormente diferente ¿Eran causadas esas diferencias por su padre? Sentía que no era igual a la matriarca Haughton, pero lo que lograba captar de él también era diferente a lo el resto de personas le transmitían ¿De qué empresa hablaba?

Mi madre hubiera matado a quien fuera con tal de no separarse de mi – aseguró fehacientemente. Había rodeado una de las piernas de la mayor con su brazo y se mantenía pegada a ella. A Mónica le resultó gracioso escucharla decir aquella frase, no porque fuera mentira, si no porque era algo que ella misma le había repetido constantemente desde que era pequeña. Era totalmente real, por supuesto, pero estaba segura de que nadie en su sano juicio, conociéndola, intentaría algo similar-. Tú preferiste irte sin decirme nada.

Emma resopló y la ex-mortífaga supo inmediatamente que Mefistófeles no estaba consiguiendo calar con sus palabras en la mente su hija por lo que decidió entrar en acción. Ella la conocía infinitamente mejor y sabía que aquella conversación, por aquel camino, traería consigo preguntas que el Evil no podría o no querría responder aún. De hecho, la idea de que Emma supiera las condiciones de ser hija de quien era, era algo que a la bruja tampoco le hacía ni pizca de gracia y así se lo había hecho saber al que fuera su esposo hacía ya casi quince años.

- A ver – se reclinó sobre el asiento y apoyó las manos en los hombros de la menor-, es un poco más complicado que eso, aunque ahora mismo no lo entiendas – la acarició cariñosamente-. Mef… tú padre, tiene ciertas responsabilidades que no puede delegar. Por supuesto que yo mataría a cualquiera que quisiera separarte de mí, pero también sabes que en muchas ocasiones he realizado viajes en los que me he ausentado por algún tiempo.

- Pero me escribías – la atajó inteligentemente.

- Es cierto, te escribía – sonrió y lanzó una mirada de reproche a su ex; realmente le ponía difícil una explicación que fuera válida-, pero las personas a veces no pueden hacer lo que realmente desean. Cuando tú estás en Hogwarts te gustaría venir conmigo a muchos lugares y no puedes hacerlo por mucho que lo desees ¿verdad? No es que no quieras acompañarme o que yo no quiera que lo hagas, es que sencillamente no podemos hacer lo que nos de la gana.

Notó cierto brillo en los ojos de la adolescente que le indicaron que había comenzado a cambiar alguna idea en su mente, pero sabía que Mefistófeles tendría un largo camino por delante hasta poder ganarse la confianza de su hija.

- De hecho… - hizo una pausa y se mordió el labio meditando como decir lo que iba a decir a continuación-, lo más probable es que tu padre vuelva a ausentarse durante algún tiempo, en algún momento – Emma se giró bruscamente hacia el hombre y sus ojos centellearon con cierta peligrosidad-. Pero tranquila, serán solo momentos puntuales, temporadas, pero siempre volverá ¿No es cierto? – le preguntó Mónica al pelinegro.

- Entonces… ¿No te quedarás? – añadió rápidamente Emma.

 

 @ Mefistófeles Evil.

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Había tratado de ser lo más sincero posible pero sospechaba que había generado más dudas que certezas en la mente de mi pequeña, mi historia tenía muchos vacíos que seguramente tanto Mónica como Emma tarde o temprano van a querer llenar, me iba a ser difícil explicar pero tendría que hacerlo, me prometí a mi mismo no ocultar nada más a mi hija, sabía de su gran inteligencia, pero aún no estaba preparada para recibir toda la realidad de un solo golpe, el saber quien era yo y el mostrarle quien puede ser ella.

-Quiero que me entiendan las dos...-mi tono pasó de dulce a ser un poco más firme...-no me fui de vacaciones como para tener tiempo de enviar postales con fotos, donde estuve se entra, pero nunca se sale, yo puedo hacerlo por ser yo, pero no con facilidad, por favor entiéndanme, si hubiera podido comunicar con ustedes lo hubiese hecho...-

Respiré profundamente, no debía perder la calma, estaban ellas también en su razón de no creerme, tampoco es que la sinceridad sea mi fuerte, esto era nuevo para mi. El ambiente no era de lo mejor aún y eso que recién iniciamos el diálogo, pero todo cambió el momento en que se topó una probable partida de mi parte.

Nunca he sido un ser constante, una vida nómada sin sentar raíces, sin tener un lugar fijo de de vivir, donde dormir, donde comer, simplemente moviendo los hilos para que las cosas salgan como quiero para recolectar almas, a no ser el tiempo que estuve con la Malfoy, tenía un hogar y estaba en paz, pero seguramente a muchos no les gusto eso y bueno, ya sabemos el resto de la historia.

-Mi vida, te puedo decir que no tengo pensado en lo más mínimo irme de acá y te prometo mi amor que si algún día llega el caso no consentido de que me tenga que marchar, tu mi niña, tu vas a ser la primera en saberlo...-me aproxime despacio hacia ellas y me senté en el piso para estar a la altura de mi niña...-Por lo ponto, solo quiero compartir contigo, sin pensar en mañana, disfrutar el hoy como si fuese el último día..-

 

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Quizás si Mefistófeles simplemente hubiera seguido el tono que acababa de usar Mónica con la hija de ambos, esta se hubiera quedado algo conforme con las explicaciones que se le estaban dando, pero en vez de eso, Emma había sentido en las palabras de su padre cierto tono de desafío ¿La estaba regañando? Esa pregunta de pronto inundó su mente y es que, aunque a ninguno de los presentes le gustara la idea, lo cierto era que padre e hija no se conocían como era debido.

No llegó a responder a lo que había dicho y Mónica decidió no volver a interceder entre ambos. De pronto el parecido que ambas tenían se hizo mucho más notable cuando, sin esperarlo, vieron al Evil acercarse a donde se encontraban. Los ojos de ambas lo siguieron hasta que lo tuvieron delante y se sentó a la altura de la más joven, quedando también no muy lejos de la madre de esta para volver a hablar.

- Si es cierto que vas a quedarte tendremos mucho tiempo para disfrutar – Emma se encogió de hombros. Era algo soberbia, demasiado para su edad, y aunque estaba deseando compartir momentos con el recién llegado, a este aún le quedaba mucho que demostrarle o más bien, ganarse-. Hoy tengo una fiesta y voy a estar ocupada – finalizó con un leve tono de ironía a la vez que se levantaba del suelo y besaba la mejilla de su padre.

El beso fue fugaz, pero para Emma había sido un paso importantísimo. De hecho, había rodeado los hombros de Mefistófeles y en su cabeza había hecho una medición exacta de estos, como si de pronto él volviera a marcharse y tuviera que memorizarlo. Hizo lo mismo con su olor, aunque este no lo había olvidado nunca. Después de aquel gesto se volvió hacia Mónica y pasó la yema de sus dedos sobre el rostro de esta de la misma forma que ambas se lo hacían para demostrarse que todo estaba bien.

- ¿Puedo irme? – preguntó-, quiero ver como va la fiesta. Aún no he saludado a nadie.

Recibió la aprobación de la Malfoy y rápidamente se dirigió a la salida, no sin antes volver la mirada solo un instante hacia sus padres. No recordaba haberlos visto juntos demasiadas veces y las que conseguía recordar habían comenzado a disiparse de su memoria. Hasta aquella noche.

Cuando la puerta se cerró tras la salida de la adolescente, un silencio incómodo invadió la biblioteca. Mónica no miró a Mefistófeles de inmediato si no que se quedó observando el lugar por donde su hija se había marchado preguntándose lo que esta tendría en la cabeza y si realmente estaba bien como le había querido dar a entender con su último gesto. En el fondo sabía que estaba confusa, pero también tenía la certeza de que, pese a su seriedad y formas poco convencionales, estaba tremendamente feliz.

- ¿Dónde te quedarás mientras estés en Londres? – ella tampoco estaba convencida de que se fuera a quedar demasiado tiempo. Mientras decía eso se había puesto en pie, sin mirarlo y había caminado hacia las estanterías en las que algunos libros se habían caído para comenzar a recogerlos y colocarlos en sus lugares-. Si quieres puedes quedarte en el castillo, así podrás pasar más tiempo con Emma mientras está de vacaciones. 

@ Mefistófeles Evil.

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Pude notar en Emma el marcado carácter orgulloso de su madre, con ribetes irónicos que tenían mi sello, definitivamente aquella bella y aún pequeña pelirroja había sacado lo mejor de cada uno, haciéndolo una mujer en extremo tierna pero muy peligrosa cuando se quiere desafiar su inteligencia. Mónica había hecho un excelente trabajo criándola, dejando desarrollar sola su personalidad, esa niña era lo mejor de dos mundos.

Si más la pequeña prácticamente dio por terminada la conversación, no quería escuchar más del asunto, seguramente fue suficiente para ella, como ella mismo lo dijo "tendremos mucho tiempo" y eso justamente era lo que quería, tener mas tiempo que compartir con la niña, pero me vino otra inquietud, ¿Era solo la niña con quien quería compartir tiempo?.

Mi niña se levantó, me dio un abrazo y un tierno beso en las mejilla, corto pero para mi lleno de significado, en lo poco que empezaba a conocer a Emma, aquello había sido un avance increíble en nuestra relación. Me quedé con la sensación de sus tiernos labios en mi mejilla, inocentemente lleve mi mano al lugar donde se posó el beso, sonreí de manera cómplice mientras observaba como se marchaba, a pesar de ser una señorita aún conservaba esa inocencia y candidez que envidiaba, y pocos segundos después solo vi que la puerta se cerró detrás de ella dejándonos solos a la Malfoy y a mi.

Me levanté de igual manera del piso y vi como Mónica iniciaba a ordenar el rebullicio organizado por Emma, me ofreció muy amablemente su casa, y yo despacio, me aproximé a ella mientras se encontraba de espalda, suavemente la tomé de su cintura, tan suave como si temiese que se fuera a romper, respiré un poco el aroma de su cuello, aquel sutil olor que nunca se había ido de mi sentidos, que inundaba mi cabeza de los mejores recuerdos que he vivido en el mundo mágico y le susurré al odio.

-Ahora solo quiero saber, si tu también puedes perdonarme...-

@ Monica Malfoy Haughton

 

Editado por Mefistófeles Evil.

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Parte del peso que había llevado tanto tiempo en el corazón se liberaba con cada libro que recogía del suelo y colocaba en su lugar. Era como si cada una de aquellas encuadernaciones esparcidas por el suelo hubiera encarnado cada uno de los fantasmas de Emma y por extensión los suyos propios. Muy posiblemente la niña los hubiera dejado salir de su interior junto a la rabia contenida durante tanto tiempo y, aunque no podía ver dentro de su cabeza, Mónica tenía la certeza de que parte de la mente y el alma de su hija habían soltado casi todo el lastre y negatividad que tenían.

Aunque estuviera limpiando aquel desorden su mente no estaba con ella o al menos no estaba en la misma tarea que sus manos. Todos y cada uno de sus sentidos estaban alerta y aunque su vista no se dirigiera hacia Mefistófeles, el resto estaban a expensas de cada movimiento o palabra que este emitiera. El Evil no habló tras haber recibido la invitación al castillo Haughton pero Mónica escuchó perfectamente el sonido de sus pasos acercarse hacia donde ella estaba y sin darse cuenta contuvo la respiración.

Quince años era mucho tiempo, pero se convertía en demasiado tiempo para alguien que esperaba una explicación y Mónica había dejado de esperarla en algún momento que no recordaba ¿O si lo recordaba? Lo cierto era que la relación entre ella y Mefistófeles se había roto muy poco tiempo después del nacimiento de Emma, pero habían mantenido una cordialidad cercana a un nuevo acercamiento hasta que él había desaparecido sin dejar rastro y eso, aunque en aquel momento no lo hubiera admitido, la había destrozado. De hecho, le había costado volver a confiar en alguien más después de eso y las dos únicas veces que lo había hecho, le había salido tremendamente mal.

De pronto el roce de una mano la estremeció y provocó que cerrara los ojos sin saber muy bien por qué. Notaba el cuerpo de él pegado al suyo, la respiración cerca de su oreja y su voz la sedujo por una milésima de segundo que le pareció eterna; desde que hubiera escuchado sus pasos había sabido a donde se dirigía, pero no había hecho nada por evitarlo ¿Por qué? De nuevo aquella atracción fatal, el instinto salvaje, el descontrol… El pecado lo llamaría algunos ¿Pero como lo llamaba ella? En algún momento había sido amor y pasión absoluta por él, devoción podía decirse ¿Y ahora? No lo sabía. De pronto su mente era un total descontrol, una maraña de pensamientos que no la dejaban actuar.

- Yo no tengo nada que perdonarte – sin querer había hablado en un hilo tan fino de voz que sus palabras se habían entrecortado. Había permanecido con la respiración contenida durante quizás demasiado tiempo así que cuando volvió a tomar aire lo hizo con una bocanada tan grande que fue precedida por un sonoro suspiro-. Esto era entre tú y Emma, yo solo velaba por su bienestar – no tenía muy claro si lo que decía era del todo cierto, pero se esforzó tanto por que lo pareciera como por apartarse del cuerpo ajeno y tomar distancia.

- No tienes que esforzarte por estar bien conmigo si crees que así será más fácil estar con nuestra hija – se había girado y lo miraba tan fijamente que sentía como si la mirada de él intentase envolverla y como acto reflejo había pegado su espalda a la estantería en busca de toda la distancia posible-, yo no seré un impedimento entre vosotros, así que puedes estar tranquilo.

@ Mefistófeles Evil.

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El estar tan cerca de ella hacía que la temperatura de mi cuerpo se eleve, no era solo el fuego de la pasión y la lujuria que innumerables veces nos consumió, era también aquel abrigo de sentirse en casa, de saber que aquel era tu lugar, el sentirte parte de algo, eso era ella, siempre fue ella, mi faro, mi guía, nunca importara que tan lejos fuera, o cuanto tiempo me alejase de este mundo, siempre regresaba y era a buscarla.

Al escucharla pude entender algunas cosas, nunca le demostré todo lo que Mónica significaba para mi, nunca lo dije con palabras y muy pocas veces con gestos, lo daba todo por sentado y seguramente siempre ese fue mi más grave error, el dar por seguro todo en mi vida. No hay nada mas cierto que uno valora las cosas cuando las ve perdidas y en ese pequeño momento que compartimos en esa biblioteca, me hizo dar cuenta que aquello pudo ser siempre eterno en mi vida y ese fue el precio más caro que tuve que pagar.

Ella se volteó viéndome fijamente, sentí una descarga, yo no dejaba de ver a sus bellos ojos verdes y al carmín de sus labios que se convertían como un imán, buscó refugio en el estante de los libros, coloqué mis manos a pocos centímetros de sus hombros, apoyando mis palmas sobre los viejos tomos, dejando poco espacio de maniobra a la pelirroja.

-Mi hija no es la única razón que me trae acá, no trato de esforzarme que tu y yo estemos bien solo por estar con Emma...-me acerqué lo que más pude a su boca, tanto que cada que mis labios articulaban una palabra sutilmente rosaban los suyos...-Tu siempre has sido importante para mi y se que en el fondo de tu corazón lo sabes, sabes perfectamente lo que yo siento por ti...-

Lo que sentía por ella era más que una realidad, era un certeza matemática, a pesar de estar tanto tiempo con ella y lejos de ella, en ese preciso instante, en el que su cuerpo y el mío estaban casi pegados que una luz de pronto me perforó la mente y todo en ese momento se hizo claro, Mónica siempre sería el centro de mi vida, ¿será que es eso lo que el mundo llama amor?, no lo se, pero mi cuerpo, mi mente, mi alma y me corazón ese momento solo me ordenaron algo, y por primera vez todas las partes que me hacían lo que soy trabajaron juntas, fue ahí cuando no pude resistir más y arriesgándome al rechazo...la besé...

@ Monica Malfoy Haughton

 

Editado por Mefistófeles Evil.

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