~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Noeline Malfoy McFarlan]

Las lechuzas enviadas no habían tenido respuesta, así que no tenía claro si los invitados de honor iban a asistir, pero aquello era un problema menor. Siempre venía bien una celebración y más aún cuando tenían la ventaja de que era en casa con todas las seguridades que esto implicaba y la opción tan cerca de poder ausentarse sin mayor dificultad en cuanto le apeteciera.

En su habitación cuidaba de los últimos detalles que tenía completar sobre su propia persona para descender al comedor donde se realizaría la reunión que habían planeado, o mejor dicho que Ada había organizado. Había elegido un vestido negro corto que esperaba que coincidiera con el código de vestimenta apropiado. Con un listón también negro comenzó a acomodar sus cabellos cuando un pensamiento llegó de manera intrusiva: la mirada complacida de unos ojos claros sobre los mechones pelirrojos sueltos. Y así tan rápido cómo había llegado se había ido, pero había dejado su rastro, el reflejo en el espejo le devolvía una sonrisa que aunque mínima estaba presente. Terminó de acomodarlos en un recogido un poco suelto. Su vestimenta estaba lista.

La primera persona con la que se encontró fue a la Ministra francesa, parecía que su presencia mantenía un poco alejados a los elfos y eso era de agradecer. Todavía continuaba revisando los detalles, alisando servilletas y alineando elementos. Para Noeline todo lucía perfecto. No pasó mucho tiempo cuando su padre se les unió, su semblante parecía demostrar que no estaba del todo conforme con la cena, los sucesos de los últimos días parecían ser motivo suficiente para amilanar a cualquiera, incluso a uno de los magos más poderosos.

—Pronto comenzarán a llegar los invitados— la fiesta debía continuar, no podían disminuirse por las cosas que sucedían y que continuarían sucediendo. —¿Saben donde están Cillian, el primo y mis hermanos?— Aunque fuera doloroso no podía evitar mencionar cierto nombre.

 

@ Darla Potter Black  @ Ada Camille Dumbledore  @ Ludwig Malfoy

[Darla G Dumbledore]

La Potter Black oscureció un poco sus cabellos con metamorfomagia y se echó sobre los hombros un chal de color blanco. Sabía que el otoño estaba ya avanzado, pero ella no sentía el frío y a decir verdad no le importaba demasiado disimular su naturaleza. Se despidió de sus elfos y salió del local, desapareciendo con un crack apenas atravesar la puerta, podría haberlo hecho desde el propio local o departamento, pero seguía teniendo la costumbre de actuar con detalles muggles, como acostumbraban con su prometido.

Un sonoro crack marcó su aparición en aquel sendero angosto flanqueado de matorrales salvajes. Las verjas de hierro forjado aparecieron algunos metros más adelante y le arrancó una sonrisa a la bruja al notar el rostro que se formaba y le preguntaba con voz metálica por qué estaba allí. Darla simplemente repitió lo que decía la invitación, las verjas parecieron dudar, porque se tomó su tiempo antes de flanquearle el paso.

—Era hora —susurró la vampiresa cuando al fin las rejas se abrieron y estas rechinaron ante su comentario —sí, sí —replicó la bruja —protesta lo que quieras pero soy más fiable yo que más de uno que has dejado entrar en tu larga historia —replicó con una sonrisa mientras comenzaba a recorrer el sendero de grava blanca que atravesaba los jardines hasta llegar a la mansión propiamente dicha.

La edificación de piedra gris se veía frente a ella y la pelirroja continuó su recorrido mientras admiraba los setos recién cortados, seguramente en un mes se verían cubiertos de la nieve de las primeras nevadas invernales. Por un momento la nostalgia la invadió al pensar que se acercaba la Navidad. Aunque por unos minutos se detuvo observando un grupo de árboles, no estaba segura de por qué pero la nostalgia no le venía de los días navideños, sacudió la cabeza y apresuró los pasos hacia las puertas de roble que ya alcanzaba a vislumbrar un par de metros más adelante.  

[Illidan Burke]

La lechuza recuperaba el aliento en un extremo de aquella rustica oficina, en el corazón de Italia. El rubio recorría aquella invitación con la mirada, para luego girarla revisando el reverso. Sus piernas descansaban entre cruzadas sobre el escritorio. Vestía una fino pantalón negro, unos zapatos del mismo color, brillaban tanto que el trabajo de Senuv merecía un premio al esmero, una camisa blanca con las mangas recogidas cubría su torso, y desde el pantalón a los hombros unas tiras elásticas color marrón, de cuero brillante. 

Se incorporo devolviendo los pies al suelo, se puso de pie y tras acomodas las mangas de su camisa se coloco el saco a juego con el pantalón. Recogió sus dorados y gastados cabellos en una coleta y abandono su oficina.  El departamento de Seguridad Mágica Italiano parecía tranquilo, todos los escritorios salvo el de Peralta estaba ocupados. El silencio reinaba en el recinto. 

Bajó las escaleras mientras encendía un cigarrillo. salió a la calle y observó aquellas nubes grises unos instantes. Busco dentro de su saco la varita y tras darle una calada a aquel particular cigarro, se desvaneció en un remolino de colores. Segundos después sus pies se posaban frente a la Majestuosa Mansión Malfoy. Llevaba tiempo sin recorrer aquellas calles, salvo por el ministerio no ponía pie alguno en aquel pías desde hacia mucho.

Pensó brevemente en su castillo, pero el pensamiento se desvaneció segundos después. Emprendió la marcha lamentando la falta de gala, pero no tenia intención alguna de ponerse unas mejores vestiduras. Cruzo el largo sendero del jardín y se adentro en la mansión, directo a el, una joven lo abordó con una charola, repleta de cosas de aquella famosa bebida burbujeante, junto con esta le entrego un pequeño papel con su ubicación asignada a la mesa. Avanzo un poco mas y cuando nadie lo veía dejo a un costado aquella copa sin beber un sorbo. Se encamino directo a la barra, el movimiento era nulo, parecía que se había adelantado.

Su cansado mirar recorrió el salón, localizando la barra, no tan lejos de ella pudo percibir la presencia de tres individuos. Los reconoció enseguida, al menos a dos de ellos. Lanzo el cigarro al suelo tras calarlo por ultima vez, y de un prolijo pisotón acabo con su vida. Se encamino hacia el grupo, mientras se percataba de una presencia mas, una mujer. En el sector pudo reconocer a miembros de la Macusa. Como director de Seguridad, tenia cierta información que lo obligaba recordar ciertos rostros rostros. 

Carraspeó llegando al encuentro de Lud, un viejo amigo y muy querido. - Lamento interrumpirlos, señor ministro.... - Apago sus palabras para asentir la cabeza en un prolijo saludo. Sonrió con confianza y estiro los brazos para abrazar a su viejo amigo. Lo libero casi instantáneamente, para girar su verde mirar hacia Ada. - Hermosa como siempre... - Le dijo para repetir el acto anterior, y así abrazar a su amiga. Se giro hacia la tercera en cuestión, se le hacia familiar, pero su memoria le falló. - Señorita, buenas noches... - Se aventuro a decir.

@ Ludwig Malfoy  @ Ada Camille Dumbledore  @ Noeline Malfoy McFarlan

[Mica Gryffindor]

Aquella invitación la había tomado por sorpresa, sobre todo al reconocer en ella el toque distintivo de Ada, con quien últimamente la relación era canto menos tensa. Llamó bastante su atención el hecho de que se tratara del festejo de Acción de Gracias, puesto que no solían celebrarlo de ese lado del globo, aunque supuso que tendría relación con un intento de simpatizar con los múltiples miembros del MACUSA que iban y venían.

No había estado en la Mansión Malfoy desde el último cruce con la Orden del Fénix. Regresaban los recuerdos a su mente: la desesperación por lograr liberar a Mael en modo diplomático, tratando de no perder la confianza de Ludwig, frente a una Darla claramente demasiado enojada como para entrar en razón.

Recordaba plenamente los sentimientos. Cómo su amistad pasaba a pender de un hilo mientras daba argumentos contrarios a la Orden del Fénix y cómo había Mael por su cuenta logrado escapar de la fenixiana para luego regresar y actuar en su contra. También recordaba la frustración. El haber llamado a los suyos y no recibir respuesta, su antebrazo ardiendo debido al llamado inútil. Aquello no había cambiado, sabía que aún hoy recibiría la misma apatía por parte de la mayoría de los mortífagos, pero ya se había cansado de intentar demostrar su lealtad.

Intentó alejar los recuerdos, pues no serían buenos aliados esa noche. Se dispuso a buscar en su armario la vestimenta más adecuada para el evento, decidiéndose por un vestido largo color verde con estampado de flores. Completó el atuendo con calzado marrón claro y peinando su cabello con una cola baja, algo informal.

Tratándose de la residencia Malfoy, supuso conocer a gran parte de los asistentes a la celebración, lo cual la tranquilizaba. Estaba lista para encontrarse con Ludwig, por supuesto, y sus hijas. También estaba segura de que allí estarían varios de los directores ministeriales, entre los que esperaba ver a Mefistófeles y Mael. Pero era hora de dejar de especular y, por fin, ponerse en marcha.

Tras dejar atrás su residencia, apareció frente a la mansión Malfoy, la cual lucía iluminada y lista para recibir a los múltiples invitados. Avanzó por los jardines, sabía que llegaba temprano por lo que el camino estaba despejado y las amplias puertas de la mansión abiertas.

Atravesó el umbral para encontrar la mesa de entrada, donde una copa de champagne la esperaba con su nombre e indicaciones del lugar en que le correspondería sentarse. No dio mucha importancia, sabiendo que sería solo protocolar. Con su copa en la mano, dio un vistazo al lugar, divisando un grupo de gente que se hallaba cercano a la barra. Una sonrisa se instaló en su rostro al ver allí a Ludwig ya, pero la misma se borró enseguida al observar al joven que lo saludaba.

Dudó un momento si debía o no acercarse, pero se convenció de que no era ella la que tenía algo de qué arrepentirse allí. Vació de un solo trago la copa y la dejó en la mesa, acortando la distancia que la separaba de aquel grupo con paso seguro.

-Buenas noches, bonita decoración -saludó en forma general, decidiendo no mostrarse influenciada por aquella presencia.

@ Ludwig Malfoy  @ Noeline Malfoy McFarlan  @ Darla Potter Black  @ Ada Camille Dumbledore  @ Illidan Burke

[Goderic Slithering]

Una sonrisa algo incómoda florece en su rostro cuando lee la carta que una lechuza ha dejado en su oficina presidencial. ¿Acaso no habían escuchado o entendido el mensaje que Estados Unidos había emitido? Goderic recuerda casi textualmente las palabras dichas: “El MACUSA ha decidido romper cualquier tipo de relación con el gobierno de Gran Bretaña al menos que se retracte de la medida que va en contra de todos los derechos humanos básicos y que no puede ser tolerada en los estados de derecho en que vivimos.“

¿Se habían retractado? No. Por lo mismo, le resulta casi una bofetada en su rostro que le envíen una invitación a una cena en su honor. ¿Creen que era una mentira que romperían los lazos políticos y diplomáticos? ¿Qué poca cara tenía ante sus ojos? Rompe la invitación y la lanza a la chimenea. Llama a su secretario a su oficina y comienza a explicarle la situación, dictando textualmente la respuesta.

— El gobierno de Estados Unidos le recuerda amablemente que, debido a la calidad de Ministro de la Magia que representa su padre, es imposible para cualquier Norteamericano que respete nuestra soberanía y los derechos humanos que tratamos de proteger, asistir a vuestra cena.

Piensa sobre agregar alguna frase apropiada como «El hogar de un genocida jamás será mi hogar» pero no tenía intenciones de sobrepasar el tono de su discurso. Por lo que se detiene, dando a entender que el resto de la respuesta sería solo una despedida genérica y adecuada al cargo.

— ¿Es necesario siquiera responderle? — pregunta el secretario presidencial.

— Por supuesto, es necesario recordarles que en el momento que decidieron convertirse en unos genocidas que masacraron a su propio pueblo es imposible que tengan un lazo diplomático con Estados Unidos. Desde luego, la respuesta será firmada por la Secretaría General y no por mi.

— Sí, claro — responde, sabiendo que la razón para ello era ser lo suficientemente diplomático con el cargo de Primer Ministro, pero sin darle cara alguna.

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja se entretuvo viendo los veladores que habían sido dispuestos en el jardín, al escuchar el sonido de pasos utilizó un par de veces el hechizo de Salvaguarda Mágica para mantenerse oculta a la presencia de los que iban arribando. Darla tuvo que evitar hacer sonido alguno, lo que le ayudó al haber activado también por esos momentos el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos porque los ohh de asombro que escaparon de sus labios hubieran sido menos diplomáticos aún de lo que ella pudiera pensar. Por un momento tuvo la sensación de un deja vú y no supo por qué, se encogió de hombros y deshaciendo los hechizos se decidió al fin a ingresar a la Mansión Malfoy, dejando atrás bellas mesas exteriores.

Muchos se preguntarían por qué se jugaba a asistir, bueno, había algo que iba más allá de la diplomacia. Durante la noche de la expiación había logrado salvaguardar más de una vida mágica y muggle en la embajada argentina. No le importaba reconocer ante Ludwig o cualquier otro ministerial que había aprovechado su inmunidad para sacar de las calles a quienes habían estado a punto de ser víctimas de un juego macabro. Era mejor mantenerse cerca de la locura que dar la espalda y no saber cuáles pasos darán. Claro que, seamos honestos, Ludwig y su gente, como Mica, su hija Noeline y los demás allegados al Ministro sí se movían en silencio y solo declaraban sus decisiones una vez tomadas. Maldijo la postura en que la habían puesto los anteriores miembros del ministerio mágico.

Al ingresar a la mansión ya la pelirroja, cuyos cabellos lucían más oscuros de lo habitual además de más lacios, tenía una expresión neutral, gracias a la metamorfomagia y la combinación de la oclumancia. Con gesto indiferente tomó la copa que había en el ingreso y la indicación del lugar en que debía sentarse, levantó la ceja, esperaba que fuera menos incómoda la situación, miró a su alrededor y notó la presencia de su cuñada Ada junto al Malfoy y su hija y la ex pareja feliz ¿o no se habían divorciado? Se encogió de hombros y tomó un trago de champagne, dudando en quedarse en el lugar que estaba o acercarse a saludar, quizás fuera mejor esperar a que las cosas decantaran.

[Ada Camille Dumbledore]

El atardecer por fin había llegado y era justo el momento en que la gente comenzará arribar a la cena de Acción de Gracias, la verdad me parecia una tradición muy interesante, pues el dar gracias era algo que todos deberíamos tener, las gracias que recibíamos diariamente y esa tradición era agradable, pues en algún momento del año deberías agradecer por todas las cosas que tenías. La verdad muchos teníamos la bendición de tener una maravillosa familia y muchos lujos porque agradecer a la vida. Arreglaba con esmero cada detalle de la mesa: las servilletas, certificar que cada copa de champágne estuviera lo suficientemente fría para recibir a los invitados, las copas brillantes y las velas bien iluminadas. Al escuchar a mi cuñado me percaté que no muy lejos de mí estaba mi sobrina @ Noeline Malfoy McFarlan  . La realidad era que no tenemos ninguna relación familiar, pero mi hermano @ Cillian Haughton  quería mucho a sus hijastros y para mí, que no tenía ningún sobrino, los había querido adoptar como sobrinos de cariño. Así que tanto Noeline como @ Ashley Emily Black Lestrange M.  eran mis sobrinas de corazón. @ Ludwig Malfoy  tenía varios hijos biológicos, pero yo solo conocía a sus hijas, no conocía a sus hijos varones, a su hijo mayor apenas lo había visto de lejos en la boda de mi hermano y a su otro hijo no tenia el gusto de conocerlo tampoco así que mi cariño estaba enfocado a las dos jóvenes Malfoy. Observe lo hermosa que se veía a pelirroja, el negro siempre era un color elegante y su cabello rojo relucía sobre su vestido. 

-Noe esta noche te vez muy bien, tenemos que disfrutar este día justo a la familia

Le comenté con una gran sonrisa, apenas habíamos hablado y la presencia de un hombre rubio me sorprendió, un viejo amigo había arribado a la Mansión, saludo con un gran abrazo a su amigo y después se dirigío a mi.

 

-Voy a empezar a creer en los milagros viejo amigo

 

Respondí su abrazo y lo estreche fuerte entre mis brazos, @ Illidan Burke  era un amigo de hacia ya mucho tiempo y el verlo me alegraba mucho, además lucía muy bien y eso me alegraba, al parecer Italia le sentaba bien. Saludo cortésmente a Noeline, por lo que al separarnos un poco tome de la mano a la joven y la acerque al Burke.

 

-Esta preciosa joven es hija de Ludwig, Noe querida el es un viejo amigo, Illidan.

Los presente con emoción, ya empezaba a llegar gente a la reunión y tener amigos cerca era algo que me emocionaba. Note la presencia de @ Mica Gryffindor  y mi mirada se torno fría,  la realidad era que éramos rivales y casualmente era la exesposa de mi viejo amigo. La mire fijo y pase mi mano suavemente por la solapa de traje de Illidan.

 

-Es un muy buen traje Italiano, se te ve muy bien, parece que aprendiste a vestirte bien trabajando para el ministerio Italiano.

 

Dije en tono de broma, la verdad teníamos confianza de mucho tiempo y sabia que el lo tomaría bien como siempre. Voltee a donde estaba la Gryffindor y sonreí.

-Buenas noches señorita Gryffindor  

Salude con una gran sonrisa. Mire más allá si llegaba alguien más a la Mansion. Y logre ver a la bella @ Darla Potter Black que arribaba, dejándolos a todos fui a abrazarte a mi cuñada, bese sus mejillas.

-Querida que hermosa estas, que bueno verte, ven por aquí estamos

La tome de la mano y la lleve con el ministerio los que estaban con él.

 

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa cálida se permitió dibujar en sus labios la Potter Black cuando vio venir hacia ella a su cuñada. Le correspondió en el afectuoso abrazo y con cada beso que le diera en las mejillas, el aroma resultaba embriagador en ese instante, algo delicado en medio de tanta locura ministerial, pensó la pelirroja.

—Muchas gracias, aunque jamás podría opacar tu belleza, estás soberbia, como siempre —respondió Darla, apreciando el hermoso vestido negro y beige que la joven rubia lucía dejando entrever sus largas y bien contorneadas piernas a cada paso que daba —en verdad creo que yo he venido como la secretaria mojigata —bromeó haciendo referencia a su  muy formal conjunto de oficina, aunque no iría a la oficina con un chal como el que llevaba ni con un sobre brillante como el suyo.

La verdad es que Darla para trabajar prefería ropas más cómodas y de “batalla” y en cuanto a la celebración del día de acción de gracias, bueno,  aunque en su vida hubiera tenido muchas cosas que agradecer, no era una costumbre propia y no podía negar que le venía a su mente una película muggle, una comedia de hecho, sobre una joven llamada Merlina y su representación del día de gracias en un campamento juvenil. Solo esperaba que no terminaran como los inmigrantes de la película.

En medio de esos pensamientos locos dejó que Ada la tomara de la mano y la guiara hacia donde estaba el Ministro y su comitiva. Vaya que iba a ser algo difícil, pero no podía negarle algo a la joven rubia en ese momento. Puso su mejor sonrisa de Mona Lisa y dejó que su cuerpo se relajara. Quizás iba a necesitar un par de copas más fuertes que el champagne si iba a tener que enfrentar las super quejas que siempre emitía Mica, como si fuera lo único que supiera hacer cuando veía alguien que le podía mmm… no sabía cómo definir qué es lo que exactamente la sacaba de equilibrio, si el que le llevaran la contra, o al menos no estuvieran de acuerdo con ella o si veía a todos los demás como una competencia.

@ Ada Camille Dumbledore

[Ludwig Malfoy]

La gente comenzó a llegar más rápido de lo esperado. Rápidamente fue a su habitación a cambiarse pues con todos los preparativos no había tenido tiempo de elegir algo que en verdad le hiciera sentir cómodo. Ese tipo de eventos, eran un poco especiales para el rubio, aunque era una tradición americana, la había celebrado varias veces ya y todo era muy bueno, pero lo mejor era siempre la comida y en especial el postre. Le encantaba el pie de zanahoria o el de nueces. Tanta comida como pudiera tener, esa noche no sería la excepción. Terminó de vestirse y fue rápidamente a la puerta donde los elfos ya estaban recibiendo a los invitados. Les quitaban los sacos y les invitaban a entrar, a tomar asiento y una copa de vino para aliviar el frio.

-Tienes razón, todo estará bien, las cosas se arreglarán – le comentó a su cuñada y a su hija – sinceramente dudo mucho que Cillian llegue pero los demás estarán pronto, parece que Tazz se oculta de la ministra, hoy tiene que ser el día en que finalmente se conozcan y puede que salga algo más que una amistad -  sonrió.

Al cabo de unos minutos llegó la primer invitada, era nada mas y nada menos que Darla Potter, la última vez que habían hablado las cosas no habían salido del todo bien y después de la purga no se dirigieron la palabra en lo absoluto, la chica estaba demasiado decepcionada con la actitud del Malfoy y el rubio se encontraba demasiado avergonzado como para hablar al respecto, habían tantas cosas que deseaba comentar y no se armaba de valor, posiblemente esa noche se lograría aquel ajuste de cuentas.

-Bienvenida – dijo tomando su mano y besándola – muchas gracias por venir - le comentó – por favor siéntete cómoda – rápidamente la pelirroja fue atendida por la ministra francesa, al menos en ese momento se veía obligado a recibir a todos pero más adelante estaría encantado de hablar con ella.

Entonces un desaparecido más llegó, los ojos del rubio se volvieron como platos, Ludwig al verlo tenía más dudas que nunca. Sin embargo Illidan parecía tan radiante y tranquilo como siempre. El Malfoy se alegraba de verdad, ver al chico que tanto lo había apoyado anteriormente le hacía añorar buenos recuerdos y recibió su abrazo con mucho cariño luego para separarse y decir – maldito, ¿dónde te metiste?, hay una investigación abierta por tu desaparición, ahora tenemos que decir que siempre si estas vivo y no me podré quedar con tu herencia – soltó una carcajada pero en el fondo estaba aliviado, era curioso que tanto Cillian como el regresaran en el mismo periodo.

Y entonces como si hubieran llegado juntos apareció su secretaria particular, Mica quien también se veía radiante y al saludarlo se sintió un poco culpable – que bueno que llegas – dijo tratando de disimular – te vez divina – agregó.

Una lechuza entró en aquel momento, tenía una carta y en su sello venía el logotipo distintivo del MACUSA, no esperó a que Noe o Ada lo tomaran, decidió quedarse con el sobre y leerlo lentamente. No dijo nada, su expresión no cambió en lo absoluto aunque en el fondo se sentía aliviado de que no se presentaran, al menos podrían pasar una cena sin tanto tinte político, le entregó la carta a su hija y dijo – bueno pronto llegarán los demás así que no desesperen, espero traigan mucha hambre.

 

@ Noeline Malfoy McFarlan  @ Ada Camille Dumbledore  @ Illidan Burke  @ Mica Gryffindor  @ Darla Potter Black  @ toji  @ Cillian Haughton  @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Anthony Ryvak Dracony  @ Amit Lockhart

[Darla G Dumbledore]

La pelirroja se vio sorprendida en ese momento, sabía que estando en la casa del Malfoy era obvio que él en algún momento se cruzaría con ella y le dirigiría el saludo, lo que la dejó sorprendida y un poco fuera de lugar por unos breves segundos fue el gesto delicado del mago. Él había tomado y la había besado y la Potter Black sintió la calidez de su aliento sobre su piel, provocándole un estremecimiento a lo largo de toda la espalda. ¿Por qué?

Sus oídos podían sentir el latir del corazón de Ludwig, parecía que se acelerase como si esperase una reacción de ella o como si su llegada lo sumiera en una situación incómoda. Darla se preguntó si habría hecho bien en venir en ese momento, claro que era difícil rechazar tan sencillamente una invitación de su aún superior.

—Gracias por la bienvenida Ludwig y por la invitación —iba a agregar y por lo de sentirse cómoda pero si dudaba si él estaba cómodo con la presencia de ella allí, ¿cómo podría?

Darla miró a Ada y la retuvo suavemente del brazo, acercando sus labios al oído de la rubia para susurrarle una pregunta —¿crees que él esté incomodo con mi presencia aquí? —preguntó a su cuñado justo un par de segundos antes de que ingresara una lechuza con una carta en su pico. Darla notó el gesto de Ludwig al recibirla, parecía aliviado, aunque fue un leve destello en sus ojos que se había desvanecido de inmediato.

La bruja aprovecho que en ese momento pasaba una moza para colocar su copa vacía en la charola y tomar una nueva copa de bebida de color ambarino, el sabor dulce en sus labios la hicieron sonrojar. Era una bebida familiar y por unos segundos dudo, pero no creía que hubiera esas bebidas en la fiesta, seguramente se confundía, pensó mientras tomaba un pequeño sorbo más. El calor recorrió desde sus labios bajando por su garganta, en verdad aquello la hacía sentir un poco mejor.