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2da Reforma: Educación


Ludwig Malfoy
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Sean en la Mansion Ojo Loco

Tenia el periodico abierto esparcido en el suelo. A fin de cuentas el dia de hoy salia la "Reforma" en Educacion. Lei y no entendi nada....volvi a leer y segui sin entender. Asi que lei por tercera vez. Y ahi se me abrio la boca como tonto. Un tonto que flotaba mirando los articulos referidos a la misma. -Ahhhh asi que de reforma....pues poco. -Me rasque el menton. -No fue tan tonto como para meter muggles en Hogwarts...aun asi en la educacion primaria tanto para muggle como magos..pues incluye cosas teorica de la magia. Interesante...Esto podria dar algun que otro fruto y que los muggles dejaran de temernos. Por lo demas...es lo mismo que cuando yo estudie- que dias aquellos- Salvo que ahora los estudiantes saldran endeudados.

Si ese podria ser un buen aliciente para explotarlo en desacreditar al Ministro. Si, pagar 100 000 galeones en 10 años era algo importante. Y mas para los que no eran de una familia pudiente. Eso practicamente los obligaba a emplearse en un trabajo formal. O deliquir para asi pagar. Que basicamente eran 830 galeones por mes. Y eso era bastante. Asi quien se podria alquilar en el Caldero Chorreante.

*****...esto eran de esos momentos en los que no tener un cuerpo fisico y ser solo un ente regresado a esta realidad...que lo mejor que hacia era flotar. Asi nadie me tomaria en serio si trataba de denigrar al Ministro. A fin de cuentas ni voto debia tener.

 

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Las palabras de Ludwig antes de dejar el carruaje apenas fueron registradas por una Mica demasiado agotada por todo el cansancio que la Gryffindor acarreaba. Intentó solamente sonreírle para darle confianza. Sabía más que bien que él estaba muy ansioso, tanto que su ansiedad repercutía en ella. Le hubiese encantado en ese momento abrazarlo y decirle que todo estaría bien, más que nada en el mundo, tratarlo con la brutal confianza que se trataban en la intimidad. Pero no era el momento para ello, los protocolos eran importantes si no querían generar habladurías innecesarias entre la gente de la comunidad.

Mael los había recibido fingiendo una amabilidad que no le quedaba del todo cómoda, o al menos así le pareció a la Gryffindor que, pese a todo el cansancio y el nerviosismo, había logrado enfocarse perfectamente en su presencia. Hizo cuanto le fue posible para avanzar con lentitud, retrasándose un poco entre la comitiva. Se encontraba realmente dividida en ese momento, sabía que Ludwig la necesitaba en el gran salón y allí debía estar, pero también quería poder saludar a Mael debidamente y saber qué estaba sucediendo por allí… o más bien, era una cuestión algo más egoísta, a sabiendas de que se sentiría mucho mejor logrando estar un momento con él.

-¿Novedades por aquí? -dijo tranquilamente, una vez que el resto se había adentrado en el Gran Salón y pudo acercarse al Inquisidor, se acercó sin preocupación alguna para darle un beso suave en los labios.- ¿Me acompaña esta noche? -bromeó con una sonrisa, tomando su brazo y poniéndose en marcha junto con él. ¿Sería prudente perderse unos momentos aprovechando que toda la atención estaría en el gran recinto? Era tentador, ciertamente lo era.

Se detuvo en la entrada de roble, estaba abierta, desde allí podía contemplar a las numerosas velas flotantes, bajo un cielo mágico con nubes que se arremolinaban. Soltó con cuidado el brazo del joven, comprendiendo que estaba siendo algo impulsiva y no habían hablado sobre el hecho de mostrarse o no en público juntos.

@ Ludwig Malfoy  @ Mael Blackfyre

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Mientras la réplica del Expreso de Hogwarts traqueteaba cada cierto tiempo al pasar sobre las vías, el Black Lestrange se deleitaba con la vista a través de la ventana, cambiante a lo largo de esas dos horas de trayecto. 

Se había mantenido al margen de la mayor parte de los acontecimientos de la comunidad mágica desde mediados del año pasado, cuando decidió volver a Estados Unidos; pero con los cambios de poder, era lógico que las piezas de ese gran dominó comenzaran a moverse. Y con ello, la oportunidad para tomar un poco de sol, o de luz de luna. 

Era quizá uno de los invitados más improbables de aquella Reforma; actualmente era Cartomago, y el rostro de la Asociación Geomática Internacional, que si bien era una dependencia en pro de la formación en temas astronómicos y geodésicos, se salía un poco de la jurisdicción británica. 

Sin embargo, había sido profesor de Hogwarts en el pasado, que se le antojaba distante. Añoraba esa época, porque fue la primera en la que verdaderamente encajó en un sitio. 

Pero representaba eso, el viejo Hogwarts. Un sistema que había tenido su auge y caída, y que como todo, requería de un cambio. La nostalgia lo volvió a invadir en dos ocasiones más: al observar las almenas desde el carruaje, y al cruzar las puertas del Gran Salón, tras saludar con una educada cabezada al Sumo Inquisidor. A pesar de haber iniciado su educación en Ilvermorny, también había sido alumno allí, por lo que le guardaba cierto cariño a la institución.

⎯⎯Qué comience el… ¿futuro? ⎯ sentenció para sí, apoyándose sobre uno de los muros del fondo, con el resto de los invitados que llegaban ⎯. La última vez que intentaron reformar la educación, este sitio fue un festín de fuegos artificiales. 

Situó ambas manos sobre la punta del bastón que llevaba; el duelo con Runihura y sus desventuras con Báleyr, le habían mermado la movilidad del brazo izquierdo y parte de ambas piernas, por lo que se valía de aquel cayado para evitar caer más bajo. 

Echó la capa con motivos de constelaciones sobre su hombro, revelando a medias la serpiente con las fauces abiertas, bordada sobre la túnica de tonalidad pantanosa, como un verde más discreto del que solían exhibir los miembros de la casa de Salazar. 

Conforme el ministro Malfoy iba leyendo cada uno de los puntos de la reforma educativa, el Black Lestrange ⎯ Thawne intentaba desmenuzar su contenido, al menos, el que representaba un gran cambio a lo ya establecido.

«Por Odín, cómo me hubiese gustado que estas nuevas reglas del juego estuvieran vigentes cuando estudiaba aquí» pensaba el Black Lestrange, intentando imaginar de dónde habrá sacado la mitad del gasto para cubrir sus estudios, con el modesto sueldo que le daban en el Departamento de Criaturas, estando él recién egresado.

Seguro aquello habría terminado en un misterioso retiro de galeones de la bóveda familiar. 

Fuera del hecho que implicaba una apertura total del prestigioso Colegio, lo que proponía el ministro de Magia tenía miras de enlazarse con escuelas como Castelobruxo, lo que le hizo plantearse al castaño si aquello también contemplaría a posteriori, los cursos dictados en Mahoukotoro y Uagadou, y cuál sería la postura de sus peculiares docentes. 

Lo que sí era innegable, es que él estaba deseando probar el banquete de dicha estancia; por un momento se sentía nuevamente un muchacho que desarrollaba su vida ahí. 

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La vista de la estación de Hogsmade era maravillosa, luego la llegada a Hogwarts en los carruajes me había parecido algo esplendido, el ver los paisajes y los alrededores del colegio mientras estaba sentaba en aquel carruaje había sido bastante entretenido. Había ido sola en el carruaje, además mi escolta dejaban que se me acercaran y pues no estaba tan mal eso.  Camine hasta la entrada del colegio Británico y me quedé al lado de la pelirroja Gryffindor quien al verme se abalanzó sobre mí, fue gracioso eso, pues mi escolta iba a separarla cuando le levante la mano deteniéndolo. Extrañaba que Anne Marie me cuidara  pero ella estaba en otra misión y no había podido acompañarme. 

 

-Lunita querida, que gusto verte.

 

Mire a mi querido cuñado Ludwig  y también a Mael, quien me saludo con una pequeña reverencia, le sonreí con dulzura. No note a nadie más ahí, no quería tampoco entrar en detalles, mire de nuevo a Luna.

 

-   No te preocupes preciosa, ya la recibiré y que bueno que nos vimos antes.

 

Seguí mirando y vi a @ Darla Potter Black a lo lejos, le envié un beso por el aire, no quería incomodarla, sabía que era parte del gobiernos británico y debería estar trabajando. Me concentre de nuevo en lo que seguía, ingresamos al gran salón y nos ubicamos muy cerca de donde el Ministro daría su discurso, así que me concentre en sus palabras. Las reformas me parecían bien, aunque los hijos de muggles no me convencían, por lo menos darían importancia a los hijos de magos. Me quedé un rato más allí oyendo los comentarios, para saber las reacciones de los demás.

@ Ludwig Malfoy  @ Mael Blackfyre  @ Luna Gryffindor Delacour

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Me había quedado pasmado tan solo por unos segundos cuando el ministro de magia, Ludwig, confirmó que llenaría aquel hueco cuestionado sin problema, con mi mismo puesto. Era Inquisidor y además, el director. Mis planes por llevar un trabajo más ligero se disipaban. Pero no mostré expresión alguna para el resto de los presentes. Éstos iban llegando detrás de Ludwig como una comitiva. Ignoré por completo a Luna y Darla.

Oh, señorita Macnair. Es un gusto verla por aquí. Espero que luego tengamos un momento libre para compartir alguna bebida y charlar un rato —le dije a Juliette Macnair cuando ésta fue una de las que me dedico un cálido saludo.

Todos se dirigían hacia el Gran Salón y eso hicimos. Cuando avanzamos unos pasos, podía ver que más personas se habían hecho presentes, muchos del Ministerio pero también de la prensa. En ése camino una figura interrumpió mi camino, Mica. Las puertas dobles de roble se abrieron de par en par permaneciendo abiertas. La mesa de profesores se encontraba casi repleta, Ludwig estaba muy cerca del estrado. Las mesas de las cuatro casas también.
Obvio que si. Será un placer. Pero primero debemos terminar esta ceremonia.

Le respondí aquel cálido beso de Mica luego con una caricia en su mejilla. Mica también desempeñaba un nuevo puesto en el mismísimo centro del Ministerio de Magia, en gran parte eso serviría para tener un poco más de poder. Ludwig Malfoy comenzó a hablar y a describir todo lo referido a su reforma educativa. Las personas lo escuchaban y obviamente que algunos rostros mostraban un poco de desacuerdo. Los flashes capturaban su figura y cuando terminó, espero una especie de respuesta que evité que llegara. Allí no estábamos en una entrevista, sino en un discurso. Me coloque a su lado con mi varita apoyada en mi garganta. Tome valor para dirigirme a todos:

Gracias, señor Ministro por sus palabras ¡Qué empiece el banquete! —las mesas se repletaron de comida de todos los tamaños, sabores y colores. Me acerqué un poco a Ludwig—. Señor Ministro, han preparado en ésa parte una mesa para usted y su gabinete, si así lo desean—le señalé uno de los lados de la mesa de los profesores. En mi caso, no pensaba ocupar la silla del director, no en ése momento. Le hice unas señas a Mica—. Ven, vamos del otro lado asi hablamos tranquilos —tomé a Mica de la mano y nos sentamos entre algunos profesores que nos hicieron lugar rápidamente. Les agradecí por aquello, era necesario.

@ Mica Gryffindor  @ Juliette Macnair  @ Ludwig Malfoy  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Darla Potter Black  @ Ada Camille Dumbledore

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Asintió cuando Mael la llevó a poner nuevamente los pies sobre la tierra, pues tenía razón. Era obligación de ambos escuchar al Ministro en ese momento, así como la de él dar por iniciado el banquete y acabar con la parte ceremonial del evento. Escuchó con atención al Malfoy, uniéndose al resto de los presentes. Las réplicas estuvieron a punto de hacerse presentes, pero Mael fue hábil y no les dio lugar, utilizando su varita para amplificar la voz y dar inicio al banquete.

Un poco alejada, vio que el muchacho se acercaba a Ludwig, dándole indicaciones de dónde sería más propicio que se sentasen a cenar él y su séquito. Estuvo a punto de sumarse al grupo, pero captó las señas de Mael y lo siguió.

-Claro, donde te parezca más correcto -sonrió, aunque no conocía a esos sujetos que allí enseñaban, así que no se sentiría por completo cómoda para hablar.

Los profesores, al otro lado de la mesa, hicieron rápidamente lugar para que ambos tomaran asiento y así lo hicieron. Mica, por su parte, procuró acariciar su anillo de bronce para salvaguardar lo que dijesen de oídos indiscretos, aunque no podía subestimar a aquellos magos y creer que no contarían con magia que pudiese anular lo que hiciera.

-Dime que se puede tomar alcohol en Hogwarts… -murmuró apenas se sentaron, deseando relajar un poco el ambiente.

Estar con él ayudaba mucho a apaciguarla, claro estaba, pero la presión sufrida los últimos días era difícil de dejar de lado.

-¿Cómo llevas todo por aquí? ¿Algo que necesites que te ayude a controlar? -agregó, intentando bromear un poco. Hogwarts era un lugar demasiado grande e impredecible, su dirección no debía ser fácil para nadie, pero estaba segura de que Mael lo haría bien, siempre y cuando lograse contener un poco su genio.

@ Mael Blackfyre

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Una amplia sonrisa se dibujó en sus facciones en cuanto oyó las palabras de @ Mael Blackfyre , y asintió con amabilidad a sus palabras, haciendo una pequeña reverencia con su cabeza antes de poder responder a las mismas.

Será un placer compartir algo con usted en cuanto se desocupe, si me disculpa, estaré entre la multitud. Mucha suerte.

Le guiñó un ojo con naturalidad, y continúo hacia el interior de aquella hermosa e imponente infraestructura de la escuela inglesa; un pequeño suspiro escapó de su boca en cuanto se halló a solas, haciendo que un mechón rebelde de cabello castaño se alzara dulcemente de su rostro hasta que ella misma tuvo que acomodarlo devuelta.

Pensaba en el joven Kalevi, en cuánto le gustaban aquellos muros y lo mucho que se había encariñado con sus compañeros, lo egoísta que era ella por querer apartarlo del único mundo que había sido real para él desde que el mundo prisión se hubo roto en millones de pedazos. Sin embargo, la bruja Macnair tenía miedo, un profundo temor porque la verdad se supiera y la mentira le explotara en la cara, eran esos momentos en los que pensaba en Arya, y en lo mucho que le hacía falta su apoyo y resguardo.

De brazos cruzados volteó sutilmente el rostro, encontrándose con aquella peculiar capa de constelaciones y en cuanto inclinó un poco más su mentón, se percató de que era nadie más y nadie menos que su viejo amigo de aventuras @ Eobard Thawne

Vaya, vaya, vaya... ⸻murmuró en cuanto llegó al lado del castaño, deslizándose entre las personas cual sombra y con una elegancia innata había chocado el hombro ajeno con el propio de manera cariñosa.⸻ Por favor, dime que el MACUSA no te envió a vigilarme.

Bromeó con dulzura, activando antes de eso, el anillo para oídos indiscretos por si alguien le oía a su alrededor, y es que no había cavidad para rumor alguno cuando se trataba de Estados Unidos. Volvió a mirar al frente, terminando de oír las palabras del Ministro, y volvió a sonreír cuando miró de soslayo aquella serpiente tan característica, que en muchas ocasiones, pudo ver con honores en los atuendos y objetos de su propio hijo.

Uhm, me gusta mucho cómo te queda el color verde... me recuerda a un viejo Eobard, un poco más jovial y con menos canas en el cabello. ⸻hizo hincapié a la Marca Tenebrosa, y volvió a depositar sus preciosas esmeraldas en el mago.⸻ Dime, ¿qué haces aquí?

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  • 3 semanas más tarde...

Escuchó al Malfoy ofrecer su réplica del Expreso de Hogwarts para que los estudiantes pudieran movilizarse, era increíble que tras más de un año King Cross no lograra recuperarse, ya fuera por los ataques previos o por los de la purga. Darla sintió nauseas, venía viviendo aquello desde que era inquisidora, puesto que dejó y ahora tenía otro y nada había cambiado. El Ministerio de Magia siempre sería un blanco o un bloqueador de la vida.  La risa de Ludwig la hizo regresar a la realidad actual.  ¿Había hecho una broma? Bueno, a los demás no parecía hacerle gracia, sonrió, en el fondo le daba pena.

Lo siguiente sí le arrancó una risita por lo bajo que ni se preocupó en disimular, el inquisidor acababa de obtener su director, él mismo. No sabía si lo de las familias fuera cierto o no, allá ellos. Pensó en la sobrina de Kim, ella ya debía estar al final de su enseñanza, si es que no había finalizado ya.

No se esperaba lo próximo, había seguido avanzando y de pronto tenía a Ludwig a su lado, lo pudo sentir cerca, pero lo que no previó fue que él buscara llamar su atención.

—No me des las gracias —dijo a la par que inclinaba su cabeza en un gesto de reconocimiento a sus palabras, pero era mejor que él lo entendiera y supiera ya —mientras aún ostente este puesto estaré a tu servicio y trataré de cumplir mis deberes, luego ya veremos —mordió su labio, no sabía que contestar a lo de que apreciaba su gesto, en realidad nunca había considerado que fuera una opción ir o no ir, miró al Malfoy, no lo entendía, no lo conocía, no sabía cómo reaccionar ya frente a él, sonrió, con un gesto sincero de afecto y continuaron el resto del camino hacia el gran comedor  en silencio.

Se acomodó en la que había sido su ubicación en la Casa de Ravenclaw cuando había cursado y se dedicó a escuchar las palabras del Ministro relatando la reforma planeada. Frunció el ceño, en su patria de crianza la educación obligatoria iba de la pre escolaridad a la secundaria o media, como le llamaban en su patria de educación. En fin, las reformas que había vivido a lo largo de la vida le habían demostrado que la educación era cada vez peor, porque para los gobiernos les resulta más conveniente tener burros que instruídos para dominar.  No, no mejoraban las cosas. Recordó en ese momento las veces que Seba había insistido en que se fueran a Sudamérica y dejaran aquel lugar. Hoy se arrepentía de no haberlo hecho a tiempo.

Suspiró ¿de verdad pensaba tomar prerrogativas sobre la comunidad muggle? No podía negar que los primeros ministros muggles eran unos más incompetentes que los otros, según decían sus congéneres, pero arrogarse el poder sobre ellos, le parecía demasiado y mmm… demasiado familiar a creencias antiguas. A estas alturas sus uñas estarían clavadas en las palmas de sus manos si no se supiera dominar. 

Al menos la educación media superior tenía un sentido más lógico y sano. Darla bajó la mirada y suspiró. Se quería ir, no tenía mucho sentido que estuviera allí, debía hablar con Luna y prepararla, estaba convencida que ella estaría feliz de ocupar el puesto de su padre. 

Lo siguiente no le llamó tanto la atención hasta que habló de costos y pagos, mordió su labio, en su patria de crianza la educación gratuita y de buena calidad existía. Es verdad que tenías mentalidades que decían no es gratis, todos pagamos, pero vamos, que no les molestaba gastar en otras boludeces y pretendían “coartar” la posibilidad de acceso a la educación volviéndola costosa, suspiró.

Notó algunas figuras que cuchicheaban, otras observaban al Malfoy, como evaluándolo, Luna expresó su acuerdo y felicidad por la reforma. Ella se mantuvo una vez más en silencio, sin dejar que su rostro expresara ni su aprobación ni su rechazo. Ya había aprendido que no importaba nada de eso, Ludwig y su grupo decidían y mandaban, lo demás era solo comentarle a los “súbditos” sus decisiones ya tomadas.

En medio de todo aquello una brisa de frescura francesa llegó hasta ella, y movió su mano frente a ella, como si atrapara el beso que la Dumbledore le había lanzado, sonriendo por fin, luego de un largo período de molesta seriedad.

@ Ludwig Malfoy  @ Ada Camille Dumbledore

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Nos colocamos con Mica entre un grupo de personas donde no conocía casi a ninguno de ellos. Mi trato con cada una de las personas allí había sido distante, no quería entrometerme en algo que saliera mal. Intuía como si dentro del colegio fuera su propio estado donde ocurrían sus propias cosas. Allí casi todos sabían lo que tenían que hacer asi que solo habían sido reuniones leves y nada multitudinarias. Aún no había recibido queja alguna.

¿Controlar? Para nada. Aquí saben manejarse muchísimo mejor que dentro del ministerio. Cada uno de los presentes sabe lo que tiene que hacer. No pretendo meterme mucho. Aunque ahora lo dudo siendo lo que acaba de decir el Ministro con mi puesto. Deberá pagarme el doble, claro —dije entre una risa totalmente falsa observando que la mesa rebosaba de comida. Por algunas semanas había sido solo un mensaje del ministerio hacia el colegio. Ahora sería un mensajero doble. No tenía mucho sentido—. Me han comentado algunas cosas del colegio. Aunque debo admitir que es un lugar espectacular, tal vez puedes ayudarme con un poco de orientación, jamás había estado aquí, solo un poco.

Llevé mis manos directamente hacia las fuentes y tomé una que contenía pedazos grandes de carne de cerdo. Claramente le serví un pedazo a la muchacha, la cual se comportaba un poco extraño, quería estar pero no quería estar ahí. Tal vez quería estar con otra persona. No estaba seguro si ella era consciente que sabía lo suyo con Ludwig. El mago tampoco lo sabía, su mente era mucho más vulnerable que la de Mica.

¿Tú cómo te encuentras en su grupo de trabajo? —cuando terminé de servir la carne, me enfoque en aquellas papas asadas que largaban un aroma exquisito.  Mi estómago se estrujaba de hambre, no recordaba la última vez que había comido. Cuando terminamos, automáticamente comencé a comer. Las copas eran servidas por unas jarras que levitaban solas—. Luego debo mostrarte algo que vi hoy —la miré de la manera más sutil posible, de reojo, con una especie de sonrisa. Mientras continué comiendo asi me respondía la Gryffindor.

@ Mica Gryffindor

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Sonrió. Definitivamente la definición de “control” que ambos tenían era muy diferente. Mientras ella pensaba en “supervisar”, él había asociado la palabra directamente hacia un control mucho más autoritario. No lo corrigió, conforme con saber que el joven se sentía cómodo en el lugar, puesto que quienes allí trabajaban sabían qué hacer y no pensaba entrometerse en su trabajo.

-Puedo gestionarte un aumento -bromeó, aunque comprendía que el anuncio le había caído a Mael desprevenido, y a todos, pues había sido gestado en las últimas horas y acababan de comunicarse sin una reunión previa con el interventor.

Comprendió que Ludwig estaba manejándose en forma algo impulsiva, cuestión que debería charlar con él si querían evitar que empiecen a surgir detractores.

-Claro, puedo ayudarte en lo que necesites. Es un lugar realmente maravilloso, y con tantos secretos que es difícil llegar a conocerlos todos. -agregó alegremente, mientras él empezaba a servir comida en los platos de ambos.

Empezaba a relajarse de a poco, la compañía de Mael lograba eso en ella, si bien no dejaba de estar preocupada por Ludwig.

-¿Cómo me encuentro? -repitió parcialmente la pregunta del muchacho, sentía que llevaba mucho sin evaluar tal cuestión -Bien, me llevo bien con la mayoría, aunque bastante estresada durante los últimos días. Yo creo que las cosas mejorarán apenas se apliquen todas las reformas. -se encogió de hombros y se dedicó a probar el delicioso festín. Los elfos de Hogwats no perdían su toque a la hora de sazonar, definitivamente.

Sonrió ante lo siguiente, notando la mirada de su acompañante y su sutil sonrisa. Asintió en silencio, dispuesta a desaparecer de la muchedumbre apenas fuese eso posible.

El banquete transcurrió con mucha tranquilidad. Sin hacerlo notorio, pasó su atención por varias de las conversaciones que se daban a su alrededor, si bien las notaba algo artificiales. Nadie era ajeno a su presencia allí, o eso creyó. Los parloteos aludían a dificultades con algún alumno o adulaciones a algunos otros, sumado a alguna queja por el accionar de Peeves o la poca discreción de los fantasmas.

-Sí, huyamos de aquí cuando quieras… -murmuró, como una respuesta tardía a su propuesta, o para intentar resaltar que ya estaba terminando su plato.

@ Mael Blackfyre

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