La maldición de las flores negras.

[heberth portillo]

Château Dumbledore

 

Mis pensamientos andaban en un mar de recuerdos, de los cuales era algo inevitable poder olvidar. Ver toda la calle vacía y con un aire tenso que se podía distinguir con tal solo asomarse por cualquier venta. Era increíble que en una época que normalmente la alegría y el amor se sintieran en el aire, está ocasión fuera totalmente lo contrario

 

Volví en si mismo cuando escuché que abrieron la puerta; Mi tía @ Ada Camille Dumbledore  se encontraba allí mismo, vaya suerte que tengo, pues era a quien buscaba para poder tener más información, sobre esas misteriosas flores en las casas.

 

~ Hola tía ~ dije mientras  ella me hizo una pregunta y me miraba por todos lados ~  Si estoy bien, tranquila ~ respondí se forma automática. ~ Lamento llegar así sin avisar ~ manifesté mientras escuchaba pasos cerca ( @ Darla G Dumbledore  - @ Adrian Wild ) realmente no llegue a imaginar que podría interrumpir alguna reunión. 

 

~Imagino que debes estar ocupada ~ mire detrás de ella ~ pero en esta ocasión tengo una consulta rápida ~ dije sin vacilar mientras la volvía a mirar a ella ~Es que a nuestra mansión llegó unas flores, negras con una extraña invitación a la plaza del hospital ~ termine de decir cuando ví que su rostro demostraba algo de preocupación. 

[Sagitas E. Potter Blue]

Me dolía algo la cabeza. Y cuando yo digo que me duele algo la cabeza, me refiero a que me duele mucho. El olor a tantas flores y la maldad que susurraban podría ser el motivo, seguramente. Sin embargo, yo prefería pensar que era aquella situación tan absurda la que estaba haciendo latir mis sienes de forma violenta. Y eso no es bueno, lo reconozco; suele darme (más) ataques de mal humor.

El comentario de mi marido, Jack, hacia su/mi hijo, @ Matt Blackner , sobre su vestuario delante de los presentes, consiguió que me relajara un poco y, a la vez, que menguara mi deseo de matar al autor de la bromita floral o de tomarme una poción herbovitalizante, lo que antes me viniera a la mano. Tras una rápida ojeada a mi hijo y a su indumentaria tan normal en el día a día de la mansión, aunque no lógicamente ante mujercitas desconocidas que venían a casa a horas algo intempestivas (y no me refería a las fu..., hem..., mujeres que hubiera traído Sean a casa, sino a @ Caelum ) y su huida escaleras arriba, todo azorado, volví mi atención hacia mi marido y le sonreí. 

-- ¡Es tan tu hijo!

Pero mi sonrisa duró poco. Alguien pronunciaba mi nombre desde la puerta

-- ¿Harpo ha ido a buscar a... ( @ Maida Black Yaxley ), a la reportera? -- Por poco digo el nombre de la mujer, tampoco quería que supieran que entre ella y yo había un víncUlo que nos unía tanto como a mi familia. Al menos mientras siguiera siendo su líder y mientras no rodara mi cabeza cuando apareciera el nuevo. Me pasé la mano por el cuello, como si lo sintiera en peligro. -- No pensé que vendría, sino que... investigaría.

¡Otra vez la pesadez del puesto que aún ocupaba, vete a saber por cuánto tiempo aún! Parpadeé ligeramente y, con un ademán tenue señalé que avanzara hacia nosotros. Disimulé un suspiro de tensión y volví a mostrar un rostro impertérrito ante las horribles circunstancias floridas que nos unía. Alcé una ceja ante la osadía de aquella joven que me preguntaba a mí quién era, ¡en mi propia casa! Por un instante, pensé en descabezarla, aunque cierto remordimiento al recordarme a mi hija perdida me hizo mesurar la respuesta.

-- ¿Tú preguntas quién soy yo? ¿Es qué acaso la juventud de hoy en día ya no sabe reconocer a sus Próceres? -- Vale, me había pasado al situarme como alguien tan valioso de la sociedad, pero vamos, no conocer quién era Sagitas era un gran insulto. -- Soy Sagitas Potter Blue, hija de Antara Potter Black y miembro... -- ¡ay, cachis! -- ... miembro insigne de la sociedad mágica de Londres. Fui ministra de magia hace un par de años y soy la dueña de esta casa. ¿Y tú, quién eres, jovencita, y qué haces aquí si no tienes nada que ver con este bombardeo de flores negras sobre la mansión?

Me agarré del brazo de mi apuesto marido fantasma. Porque le amaba y él pensaba lo mismo que yo sobre la pregunta de la muchacha, aunque tal vez también para demostrar cierta posesión. No sé porqué siempre temía que cualquiera pudiera enamorarse de aquel hermoso fantasmita tan apuesto que era mío de mí.  Estuve a punto de sonrojarme, algo que no podía hacer delante de Maida, ya que yo era líder, no cualquier mujer que se vuelve loquita cuando su marido la agasaja de forma tan bonita. Así que carraspeé para volver a la formalidad del momento. Por supuesto, intuía que ella no era la culpable, pero me cuesta oculta el mal humor de sentir que no saben quién soy. Yo, la Gran Sagitas, la que amasa más dinero que  el mismo ministerio de magia, la que...

-- Tal vez me conozcas como la dueña del único circo mágico del mundo. El Circ dels Joglars. Está en las afueras del pueblo, junto a la mini-reserva de animales salvajes -- dije con cierto aire melodramático. -- Estaré encantada de hacerte una visita guiada cuando se solucione el evento éste de las flores.

Tuve que fruncir el ceño ante @ Sean -Ojo Loco- Linmer . ¿Él conocía a la muchacha que estaba en nuestra casa? No sabía decir si eso era bueno o malo, conociendo al golfo de mi yerno. Le gruñí por lo bajo, no sé si me oiría. Caelum parecía interesante y en cuanto supo nuestro apellido, pareció conocernos, algo que reblandeció un poco mi dureza. Aún podríamos hacer algo bueno de ella, siempre que Sean no se metiera en medio. ¿Y si lo encerraba en una jaula junto al basilisco y...? Mi mente vagó unos instantes en imágenes de dentadas, apretujones y más torturas en las que no estaba muy claro si ganaba mi animalito o el hombre a quien yo quería violentar hasta que sentí mi nombre de nuevo. Extrañamente, a quien quería martirizar, decía algo bueno sobre mí.

-- ¡Hem...! ¿Buena hechicera? ¿Competente...?

Otra vez fruncí el ceño, indecisa. ¿Estaba alabándome o utilizaba el sarcasmo? Nunca se sabía con Sean, no sé ni porqué le mantenía en mi casa. "Porque es familia", me obligué a pensar antes de carraspear de nuevo.

-- Tenemos un autobús mágico que nos puede llevar ahora mismo a la plaza de San Mungo. -- Señalé a Maida con una mano. -- ¿Usted no ha recibido una de estas invitaciones? Pone claramente que la... ejem... reunión... fiesta... lo que sea... será en ese lugar.

Le tendí el papelito con flores oscuras y llamé a mi elfo. Harpo estaba ya allí antes de que acabara de decir su nombre (a gritos, como siempre).

-- Conducirás tú, no tengo ganas de pelearme con los somoforos muggles de colores. ¿Quién se viene a ver qué gusarajos sucede?

Sonreí mientras que, con la varita, me ponía una ropa más adecuada: un pantalón negro, botas negras de cuero y un jersey de cuello alto doble de color gris perla. Mi sonrisa era un poco falsa, pasaba del deseo de averiguar quién había hecho aquello y saber sus propósitos a la idea de apostar a ver quién ganaría en la pelea entre el basilisco y Sean. Tal vez, algún día, lo comprobaría.

-- ¡Venga, que es para hoy! -- Harpo ya tenía el autobús aparcado en el jardín lateral. Abrí la puerta corredera de la sala de la chimenea y el frío aire de invierno sacudió mis mejillas. -- ¡¡¡¡ M A T T !!! ¿Te vienes o te quedas con @ Helike R V PB ? Conduce Harpo, no yo. 

Gritando, sí, como siempre. Me gusta escucharme y que me escuchen. Y si le decía que conducía yo, seguro que no viene.

[Matt Blackner]

Salí de la ducha, escuchando las voces en la entrada de Sagitas, Jack, @ Sean -Ojo Loco- Linmer  y la chica desconocida, además de @ Maida Black Yaxley . Lo que fuese, nos había citado en San Mungo y debíamos investigarlo. Con los vaqueros, salí del baño aun con el pelo mojado en busca de algo para ponerme, distraido, cuando me encontré con qeu @ Helike R V PB  estaba en la habitación, sentada en la cama mientras observaba a Elentari, que seguía dormida...aquella niña tenía la habilidad de dormir a pesar de la tendencia familiar a los gritos.

 

Las miré un instante, con una media sonrisa boba...

¡¡¡¡¡ M A T T !!! ¿Te vienes o te quedas con @ Helike R V PB ? Conduce Harpo, no yo.

Sobresaltado, reaccioné, al igual que Helike. Los dos nos miramos un momento, y en seguida me sonrojé, nervioso. Tomé la primera camiseta que encontré, una de color azul oscuro que descansaba sobre la silla. Me apresuré a ponérmela, tomando una chaqueta de cuero. 

- Será mejor que bajemos - murmuré a la vampiro - O Sagitas destruirá medio Londres sin nosotros.

 

Sean parecía conocer de otro momento y lugar a @ Caelum ...en el fondo, no debería extrañarme. Aquel chico tenía la habilidad de conocer a casi cualquier mujer que habitara en Ottery.

Reí levemente, mirando a Sagitas con una media sonrisa.

- Es tan nuestro hijo. - contesté.

 

Pero claro, las bromas no podían durar. Teníamos entre manos la cuestión de las flores, enviadas por alguien desconocido, con una cita cuanto menos, sospechosa. Sujeté el brazo de Sagitas, que se aferraba a mi como tantas otras veces había hecho. Pocas veces era totalmente corpóreo, y como fantasma, apreciaba aquellas muestras de cariño, algo tan leve como el contacto. A veces había temido qeu Sagitas pudiera acabar enamorándose de otro ante la falta de contacto, pero en seguida acababa desechando aquella idea. Al fin y al cabo, nuestra unión era lo qeu me mantenía allí.

- Shh...no lo mates...recuerda que es familia. Y a la familia no se la mata. - murmuré a Sagitas, pues las palabras que Sean le había dedicado eran, cuanto menos...inexactas, en su opinión.

 

Al fin, nos moveríamos. Sagitas llamó a Harpo, pues el conduciría el Autobús Noctámbulo, el único medio de transporte en el que podríamos viajar tantos a la vez. Matt seguramente preferiría su moto, pero Sagitas no estaba de humor para que le llevaran la contraria. Con un gesto de varita, pasé de llevar el pijama a un pantalón gris, botas y un jersey de color azul oscuro.

 

Sagitas, como no, había preferido comunicarse con el chico y la vampiro por el método tradicional: a gritos. Sonreí de medio lado, mientras desde la planta de arriba se escuchaban pasos. Matt terminaba de ponerse una chaqueta de cuero, con rastros de rubor en su cara. Demonios...como había logrado casarse? Miré a Helike con gesto divertido, imaginando qeu habrían estado haciendo para que bajara asi...

- Bien, si todo el mundo está de acuerdo, deberíamos salir ya hacia el hospital. No deberíamos hacer esperar a quién nos haya invitado.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

El rostro de @ Sagitas E. Potter Blue después de decirle el halago me inspiro. Aún sin quererlo había logrado algo importante, confundir a la pelivioleta. Sin dudas no sabía si mi intensión había sido halagarla o tiraba de mi habitual ironía. Lo que dejaba mi dignidad resguardada. Aunque sinceramente me había salido un halago, para no dañar nuestra relación de odio mutuo, mejor que creyese fuese una ironía. Que sería de mi vida sin un intento de asesinato de su parte en cada momento. Me ayudaba a mantenerme en guardia.

Dejando eso a un lado ahora nos preparábamos a salir. Por suerte conduciría Harpo, que sin lugar a dudas no confiaba en ese tipo de habilidades en Sagitas. Así que camine en dirección a la salida y para evitar que @ Caelum  quedará perdida en esta situación me incline para tomarla como un bello y sexy saco patatas sobre mi hombro.

-Bien, nos vamos camino a la aventura.- sonrei imaginando la cara que de seguro habría puesto la chica y sin duda Sagitas.- No te preocupes, yo te cuido.

 

@ Matt Blackner

@ Maida Black Yaxley

@ Helike R V PB

 

[Caelum]

Miré a Saguitas unos momentos, mientras que por su tono de voz supuse que se había enojado por no saben quien era ella, pero vamos… hace poco que estaba intentado recordar mi vida pasada… hasta hace nada me enteré que tenía a mi familia viva y que más encima, conocía a una de mis madres de hace un tiempo atrás.

No quise hacerla enojar más, así que sólo guardé silencio mientras ésta seguía nombrándome lugares que, realmente, no conocía… por lo que sólo estaba allí parada, escuchando atentamente mientras la bruja hablaba, sólo para que una vez terminara decir __ Lo… lo siento, no recuerdo muchas cosas… hasta hace unos días di con que tenía mi familia con vida… y alguno que otro recuerdo de mi pasado… __ intenté disculparme con la misma.

Por otro lado, ya se habían decido que iríamos hasta aquel dichoso hospital, más lo que no esperé para nada fue que Sean me cargara como costal de papas… haciendo que me sonrojara y a la vez escondiera la cabeza en su hombro __ ¿quieres matarme de un infarto?, ¿sabes que tengo piernas verdad? __

 

@ Sagitas E. Potter Blue   @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Matt Blackner

[Darla G Dumbledore]

Chateau Dumbledore

 

La pelirroja había notado la actitud despreciativa de Adrián, pero lo había ignorado, aún más luego de la llegada de su cuñada. Aunque no podía entender el brillo en los ojos de ella al verlos juntos. ¿Habría algo entre ella y Adrián? La verdad desconocía los gustos del mago, a excepción de su momentánea incomodidad que ella notó de inmediato por la sangre de la Dumbledore. Agradeciera que se contuvo porque la pelirroja no hubiera dudado en atacar al mago si se metía con su pequeña cuñada.

Se había entretenido rememorando por unos segundos la situación anterior por lo cual apenas llegó a su mente las palabras de su cuñada y el sonido de unos nudillos en la puerta.

—Gracias Ada —murmuró la vampiresa mientras su chaqueta llegaba a sus manos —claro, el abrigo —agregó mientras ella se ponía tan atenta como la rubia cuando esta escuchaba quién había llegado, pero la muchacha conocía al recién llegado y le preocupaba obviamente su persona.

Darla se colocó la chaqueta sobre lo que llevaba puesto mientras observaba al joven mago con curiosidad y escuchó con curiosidad pero tratando de no invadir la privacidad de la pareja.

—¿Flores negras? —la preocupación de Darla era cada vez mayor, no era solo tema con la familia, aunque el muchacho había llamado tía a Ada, ¿otro sobrino de Seba, su prometido? Suspiró al escuchar que también le había invitado a la plaza de San Mungo —yo mandé quemar las invitaciones y desaparecer las flores que recibimos —explicó la pelirroja, recordando la mirada molesta del elfo de Adrian y de él mismo, por su decisión sobreprotectora.

—¿Están todos bien en tu hogar? —preguntó, aún dudando de si el mago no vivía también en la Dumbledore, eso de estar perdida tenía sus consecuencias.

—Disculpa la interrupción, no me he presentado  —dijo con tono de disculpa —soy Darla, la cuñada de Ada y matriarca junto a ella de la Dumbledore —era un momento raro para la etiqueta, pero no era mala idea mostrar un poco de educación de su parte dada la intromisión en la conversación del joven con su tía.

@ Ada Camille Dumbledore  @ Adrian Wild  @ heberth portillo

[Ada Camille Dumbledore]

La situación era demasiado confusa, solo era una madeja de ideas sueltas y conjeturas que no podía explicar abiertamente porque no eran del todo coherentes.

La llegada de mi sobrino me hacía confundir más y me había quedado absorba de todo ello mientras que Hébert y Darla estaban conmigo en e la entrada del edificio del Chateau, la voz cantarina de la vampiresa me hizo reaccionar, vi como se presentó a mi sobrino. Le sonreí a la dama, agradecía cada instante en que ella siempre había Estado conmigo su apoyo su cariño y a mitad me fortalecían en momentos que yo flaqueaba y para mí si presencia era fundamental. Aun no le confesaba mi secreto que merecía saber y están segura que la haría muy feliz.

-Perdonen, no estoy muy bien, aun estoy desconcertada y esto me ha traído demasiada confusion. Sobrino ella es mi cuñada Darla y mi querida Darla el es Hébert, hijo de mi hermana Alessandra .

Me sentía demasiado agitada pero confiaba que Anne cuidaría de mi pequeño tesoro mientras yo no estuviera en el Palacio.

- En la nota nos indicaba que debíamos ir a la plaza de San Mingo, algo no muy bueno debe estarnos esperando allá, así que debemos estar preparados para todo.

Aclare para que manejáramos la misma información, quien hubiera hecho está o tenían un plan elaborado y aún no conocíamos sus intenciones y deberíamos ser cuidadosos.

@ heberth portillo

@ Darla G Dumbledore

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Entendi las palabras de @ Caelum  pero ya no importaba. O bueno podria de pasar de cargarla como saco de papas...a llevarla cargada en brazos como llevaban en sus tiempos las parejas después del rutual de argollamiento. Pero no eramos pareja..asi que mejor saco de papas que despues se confundian las cosas y ya la pelivioleta @ Sagitas E. Potter Blue  tenia la nariz arrugada como su tuviese popo bajo ella. Algo que anunciaba su mal humor. Probablemente por mi causa. Bien de mi parte.

Asi pues montamos todos @ Matt Blackner , @ Maida Black Yaxley  y @ Helike R V PB  y emprendimos viaje veloz hacia San Mungo. Habia un misterio que desentrañar. Aunque si me lo preguntasen, algo que por desgracia nunca hacían (oveja negra de la familia aqui), para mi esto no era mas que una broma. Pero la otra opcion era regresar al cuarto con las tres ninfas y bueno...no se...aunque fueran ninfas el despertar siempre afectaba. 

En fin, deje a la chica que cargaba a mi lado y disfrute el viaje. Realmente no era asiduo del hospital porque me cuidaba bien pero si un hospitales se referia preferia la clinica de Santos Mangos. Ahhh que tiempos aquellos donde una extraña zombificacion me llevo a morderle las pompis a Amya....sin dudas para el recuerdo. Bonitos recuerdos en momentos más activos del mundo mágico. Por suerte la travesia no fue prolongada y un cuarto de hora despues ya bajabamos frente al hospital.

-Lo unico que espero es que haya algo entretenido por aqui. -dije mientras caminaba hacia la institución.- Que tenia mi agenda apretada. -Mentira...mas bien me aburria.

[Matt Blackner]

Alcé la ceja, girándome para mirar a @ Sean -Ojo Loco- Linmer , sentado junto a @ Caelum .

- Apretada entre tus tres amigas? - pregunté - Seguro que encuentran algo que hacer en tu ausencia hasta que regreses Sean. - terminé, con tono burlón.

 

Allí estábamos, reunidos en el autobús noctámbulo aquel variopinto grupo que habíamos reunido en la Potter Black. No solo Sean y la recién llegada. También estaba Sagitas, sentada junto a Jack, @ Maida Black Yaxley , que había acudido a la llamada de la matriarca y @ Helike R V PB , sentada a mi lado. Me crucé de brazos, estirando las piernas en el asiento, dando gracias a la amplitud del autobús, a diferencia de los medios de transporte muggles. No nos habíamos dicho gran cosa desde que había llegado a la mansión, pero tampoco estaba seguro de qué debería decirle.

 

Esperaba que el asunto de las flores negras fuera solo una broma. Una mala broma, pero poco más. No sentía a Sagitas, pero había aprendido a interpretar sus reacciones, sus expresiones...más o menos. Y claramente, algo en aquellas flores la había asustado.

- Uno de esos ramos - murmuré a la vampiro. - llevaba nuestros nombres.