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Douce Tentation & Straripante Passione (MM B: 90090)


Kahlan Blackthorn
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- Estais muy calladas. ¿Hay algo que yo deba saber?

 

- Pues...me gustaría estar con Yanira durante el embarazo ¿no te importa?

 

- Lo que intentas decirme es que me vais a dejar solo.

 

- Es que no se como te lo ibas a tomar.

 

- Mira Monica, me he pasado mucho tiempo solo. No me va a pasar nada. `Pero si sientes que vas a estar mas tranquila con ella, por mi...

 

- Ya deberías de saberlo, pero Yanira y yo estamos de acuerdo en una cosa, estamos muy enamoradas de ti y sentimos dejarte solo.

 

- No soy un niño. Tranquilizaos. Os quiero.

 

Me miraron a los ojos y las sonreí.

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Escuchó las palabras de la Evans y en sus labios apareció una sonrisa, ¿grandes cosas? Claro, era una manera de definir todo lo que había ocurrido en su vida y suponía que también en la de la bruja. Pero, le resto importancia al prestar atención al verbo en pasado que utilizó para referirse a su unión, ¿acaso ya no existía? Estaba por preguntar, cuando un torrente nuevo de información llegó hasta sus oídos.

 

— ¿Sigues casada? —preguntó de golpe, no pudiendo evitar guardar su curiosidad— Sino quieres responder, no será necesario. —añadió intentando arreglar un poco su falta de indiscreción.

 

Meditando un poco, si tenía responsabilidades pero la verdad es que últimamente comenzaba a hacerse tiempo para verse con cierto holandés, y eso, era todo un reto pero que disfrutaba sobremanera, por lo que quizás no estaba tan ocupada como anteriormente había hecho creer. Sino, que su tiempo se iba en él, el banco, Hogwarts y la Universiedad, estás ultimas como profesora usualmente y en algunos casos como alumna.

 

— ¿Cuántos años tienen tus niñas? Me perdí su nacimiento y bautizo, creo que en realidad si tiene bastante tiempo que no hablábamos. —aceptó tomando otro sorbo de su copa, al mirar el rostro de Kutsy, negó lentamente y añadió— No me aburre la conversación, es natural hablar de estas cosas, aunque tiene muchos años que no tengo niños pequeños a mi cargo, no es algo de lo que me haya olvidado, aunque aparente que si.

 

Sus últimas palabras, conferían cierta verdad. Puesto, que tenía hijos, pero todos eran mayores y usualmente, los había dejado al cuidado de sus elfos domésticos o los padres de los mismos, porque en su vida había situaciones más importantes que requerían de su atención. Lamentaba esa cuestión, pero esperaba poder remediarlo al menos ahora que eran mayores, siendo una buena figura materna y dándoles una paterna pronto.

 

 

@@Kutsy Stroud Lenteric

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Tras terminar de cenar y de una sobremesa de lo mas placentera nos fuimos, cogidos de la mano, al ascensor. Entramos a nuestra habitacion y nos fuimos directamente a la cama. la verdad es que dormimos de un tiron, es muy placentero reposar con mis chicas y mas sabiendo que una de ellas estaba esperando un bebe.

 

Nos despertamos a la hora fijada. Arreglarnos y dejar todo preparado nos llevo un instante. Para eso somos magos. Es un buen hotel y muy acogedor pero tardare en volver. No porque me haya disgustado algo, no. Es porque venir solo no produce la misma alegria que venir acompañado.

 

Fuimos a recepcion a abonar la estancia, el recepcionista volvio a quedarse livido al ver mi carta de credito, seguro que hablara del tema con sus compañeros, porque no todos los dias se ve una carta semejante.

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Mi equipaje fue retirado de mi lado, casi con la misma prontitud con la que al igual que Mía solicitaba un wisky de fuego. Realmente beber algo más fuerte que un simple coctel no estaba dentro de mis planes, pero ya que estaba de “vacaciones”. Sólo me deje llevar por ese fuerte sabor que inundó mi boca y el aroma de la exquisita bebida que no me incomodó la pregunta que hiciera, sonreí al reconocer que era la primera en preguntarme directamente al respecto –no, ya no –declaré dando un nuevo trago para después agregar –estoy en espera de la notificación, para firmarla –no sabía cómo debía sentirme al respecto, por esa razón de alguna manera rehuía de esa inocente cuestión. Pero suponía que tendría que acostumbrarme –y descuida, seguro que tarde que temprano te enterarías después de todo ser la directora del banco seguro te brinda ciertos privilegios.

 

A veces sentía que la vida privada no existía en lugares donde la magia es cosa de todos los días, aunque me convencía a mi misma de que todo era parte de mi atolondrada cabeza. Suspiré y miré la piscina donde un par de jóvenes disfrutaban de sus claras y templadas aguas, más allá una pequeña familia reía, pensé en mi hijas y respondí sin apartar la mirada de la orilla de la alberca –la más grande tiene tres años, se llama Emma – la pequeña de ojos azules y brillante cabello rubio adoraba comer cereal todas las mañanas –la más pequeña tiene dos y se llama Dalí –la más joven de mis hijos era un tanto callada pero sumamente cariñosa y claro al igual que yo adoraba las manzanas.

 

Entendía a Mía con eso de no tener niños a su cargo –no te perdiste su bautizo –, volví la vista nuevamente a su rostro después de terminarme el wisky –su padre y yo decidimos que no las bautizaríamos –no sabía si aquello le parecía raro, pero nunca él y yo habíamos prestado demasiada atención a ese tema –y bueno, hasta hace tres años que me volví madre nuevamente, ya tengo dos hijos mayores, mellizos, Demian y Annelisse – hacía tiempo que no veía a ninguno de los dos que sin pensar dije –los niños crecen rápido, muy rápido.

 

@@Mia Black Lestrange

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—No te negaré, que algunas ocasiones me da la posibilidad de enterarme de algunas cosas… pero la verdad, es que eso ocurre pocas veces. —confesó con pesar, puesto que si se enteraba o si le llegaban los rumores, prefería ignorarlos y solamente hacer su trabajo— Aunque entiendo como te sientes, no es fácil asumir un divorcio y menos cuando tienes niños pequeños.

Tras conceder esas palabras, en su mente comenzó a formarse la imagen de Zeth; su sobrino y exesposo. Si, aquel vampiro que creyó amar y que sería el único con el que compartiría su vida, pero que por cuestiones que solamente el destino entendía, no había podido ser posible, porque este se desapareció y no volvió. ¿Le había dolido? Mucho, porque sueños, ilusiones y esperanzas habían sido destrozadas en cuestión de horas.

—Es difícil, no te lo voy a negar, pero con el paso del tiempo todo se vuelve más llevadero, hasta que llega otra persona más y comienza a ocupar nuevamente tu corazón. —completó, con una sonrisa sincera, recordando como al parecer esa persona había llegado a su vida, y tenía nacionalidad holandesa.

Prestando atención a las palabras de la bruja, supo que tenía al parecer cuatro hijos, ¿en qué momento había tenido tantos? No estaba segura, pero no podía imaginarla como madre de una familia tan grande, porque aún la recordaba como aquella bruja pequeña a la que le dio clases en la Academia. Sin duda, muchos años habían pasado y al parecer, no se había dado cuenta, por trabajo o simplemente porque no le gustaba aceptar la realidad de que se hacía vieja cada día.

Sacando de sus pensamientos esas últimas palabras, llevó su mirada hasta la joven familia que captó la atención de Kutsy, seguramente el aceptar que no estaba más unida al Lenteric, era algo que se le estaba haciendo difícil, así que comprendió y guardó silencio durante un segundo, esperando a que este se recuperará.

—Tus niños parecen ser preciosos, espero poder conocerlos algún día. —soltó con tranquilidad, bebiendo un sorbo del líquido ámbar— Si, crecen demasiado rápido, los míos actualmente son todos unos magos y brujas, que han buscado abrirse camino solos durante los últimos años. —compartió con orgullo en la voz.


@@Kutsy Stroud Lenteric

Editado por Mia Black Lestrange
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—Claro que te hablaron maravillas de los de mi especie, no dudo que te hayan contando que somos hermosos y sumamente irresistibles—siseaba muy cerca de la boca del Delacour, pero para el pesar del hombre, no la tocaba con sus labios. Sus manos en la cintura de Malfoy, le hicieron sentirse parte de su cuerpo por un breve instante—Será más que una simple cena, puedes apostarlo—sonrió al sentir su voz cerca de ella. Era como un canto sereno que le arrullaba con una suave tonada, aquella que de un momento a otro se volvió un deleite único e inolvidable para la vampiro. Sus ojos estaban fijos en esa faz gallarda y atrevida, delineando el contorno de cada gesto para guardarlo por siempre en su memoria.


—Estoy lista para ti y para el masaje. La duda es...—mordiendo su labio inferior acercaba su boca al cuello del hombre, lamiendo este con deseo—¿Estás listo tú, para todo lo que te espera?—saboreando el calor que se impregnará en su lengua, lo preservaría como un néctar, que saciaría su sed al no tenerlo cerca de ella. Sus brazos se apartaron con pesar de su nuca, provocando que le soltará de la cintura—Vamos, vamos, no deseo perder más tiempo—tomándolo de la mano lo llevo a un cuarto privado. El cual estaba decorado con pequeños cuadros de cascadas en movimiento, dotando ese sitio de un ambiente relajado y muy intimo—Ponte cómodo—le señaló la camilla, para que se recostará sobre está—Antes de eso—se acercó a él nuevamente elevando sus manos a la altura donde se ubicaban los botones de su camisa. Soltando uno a uno liberaba esa parte de su cuerpo, dejándola a la vista gélida de la fémina—Permíteme—deslizando su mano sobre su cálida piel, ansiaba preservar ese placentero tacto en la palma de su mano por toda la eternidad.


Dejando que se recostará boca abajo, preparaba las esencias y hierbas aromáticas. Lo verdaderamente interesante estaba por comenzar, cubriendo la parte inferior del cuerpo del castaño con una tolla, soltando una pequeña risita hizo desaparecer la ropa que cubría esa parte de su anatomía—Cierra los ojos y déjate llevar, confía en mi. Estás en muy buenas manos—vertiendo un poco de esencia de menta en sus manos comenzaba a frotarlas sobre su espalda, dando pequeños giros con las yemas de sus dedos en zonas estratégicas buscando destensar los músculos que se encontrarán hechos nudo o colapsados por el largo viaje que tuvo—Disfruta como nunca este momento, porque será inolvidable—dejando un beso sobre su piel bajaba poco a poco sus labios, dejando un camino de besos que llegaron justo arriba de donde la toalla marcaba un limite.


Sabía que estaba haciendo un excelente trabajo, dejando un poco su labor de lado, chasqueando sus dedos desapareció su indumentaria cubriendo su anatomía con una bata de baño blanca como la nieve—El masaje se puede poner mucho mejor—subiéndose por la parte de su espalda baja, se acomodo recostando su pecho aún cubierto por la tolla sobre la espalda desnuda del Delacour, acariciando los costados de este con las yemas de sus dedos, obsequiándole pequeños roces que dejarían una marca muy especial en su piel, besando su nuca recorría esa parte con caricias de sus manos y labios, despertando poco a poco el deseo que los unió desde que cruzaron sus ojos por primera vez—Podes girar tu cuerpo, si lo deseas—no tuvo que esperar demasiado para ver su deseo realizado, ahora lo tenia nuevamente delante de ella, mirándole fijamente, permitiendo que se perdiera en ese mar oscuro que eran sus misteriosos y cautivadores ojos—Yo tengo hambre, pero no de comida—tomando con sus manos el rostro del joven, volvía a atrapar sus labios con un beso apasionado, moviendo su cadera por encima de la su acompañante, dando inicio a un acto que dejaría complacidos a ambos sin lugar a dudas, movimientos pausados y delicados, unían sus cuerpos en un mismo ente que reaccionaba ante tan placentera y delirante sensación que causaba en ellos aquel acto.


@Allen

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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-Efectivamente, eso es lo que mas se destaca de los vampiros.- Respondió y trago saliva al tener de nuevo esos labios color granate a unos pocos centímetros de su boca. Cada segundo que pasaba, cada mirada que se lanzaban, y cada roce de sus manos hacían que cayera aún mas en el encanto de la rubia, quien no tenía la intención de frenar e incitaba al mago a rendirse ante lo que estaba aconteciendo; como una avalancha. Sus ojos cafés eran cada vez mas negros por la dilatación de sus pupilas, la atracción se manifestaba en la biología del humano y revelaba sutilmente el trance en el que se hallaba. -Contigo será una cena de ensueño-. Sus orbes se encontraron una vez mas con los de ella, en ellos se exhibía un poco de brillo, brillo que se no se desvanecía y relucía sin temor a ser visto.

-La verdadera pregunta es si tú estás lista.- Sintió como los labios de la Malfoy chocaban suavemente con su cuello. Una corriente eléctrica pasó por su cuerpo y sus ojos se voltearon hacia arriba, quedándose blancos por un segundo. Se dejó llevar de la mano por la vampiro mientras se adentraban en un lugar mucho mas privado, sabía que ella siendo la dueña del hotel se iba encargar de no ser interrumpidos. Siguió las instrucciones de la Malfoy haciendo caso omiso, y como un niño dejó que tomará el control. Seguía cada movimiento de la vampiro y volvió a admirar su cara de angel cuando estaba concentrada desabotonando su camisa. Era alguien decidida que sabía lo que quería, y no desperdiciaba tiempo para obtenerlo.

Se acostó bocabajo sobre la camilla como le había indicado y en un instante la ropa restante que llevaba puesta desapareció debajo de la toalla que estaba sobre esa parte de su cuerpo. -Como por arte de magia.- Se quedó sorprendido y pensó en voltear la cabeza para comprobar si había sucedido pero decidió no hacerlo; no quería demostrar que era muy nuevo en el tema de la magia. Sus músculos se tensionaron por un momento pero al sentir sus suaves y cálidas manos en su espalda se relajó, podía intuir que el aceite tenía algún extracto de menta ya que la piel se sentía fresca a pesar del calor que el cuarto y que Allen producía.

El masaje se tornó mas interesante al sentir los labios de la vampiro pasar por un linea recta sobre su espalda. No pudo evitar morderse el labio inferior tratando de contener el gozo que sentía. Ninguna palabra salía de su boca pero era evidente que disfrutaba de la atención y el buen trato que estaba recibiendo. Estuvo apunto de perder la cabeza cuando se percató de que ya no eran solo sus labios los que se hallaban sobre su espalda. Como una droga ella se había apoderado de su ser, y una sensación de placer y de delirio recorría cada poro de su piel. Solamente la imagen de los dos volando sin volar flotaba por su mente. Abrió sus ojos y dio la vuelta al escuchar la sugerencia de la Malfoy, la cual no hacía falta hacer pero finalmente comprobaban que todos sus esfuerzos efectivamente tenían la reacción deseada en el mago.

La sensación de peligro y deseo se apoderaban del cuerpo del mago, una sensación de calor cubría y adormecía sus sentidos que por lo general eran muy agudos. Primero se perdió en su mirada y después cerrando los ojos y con un beso se perdió en su existencia. Fue en este momento; cuando dejaron de ser dos: sin límites, sin obstáculos, que se dio cuenta de que era hora de tomar el control. Sin dudarlo ni un segundo, tomó aquel cuerpo blanco y de un solo movimiento cambió la posición de los dos. Sobre ella podía observar desde un mejor ángulo la belleza y sublimidad que tenía enfrente, con un brazo extendido se apoyaba en la camilla mientras que su otra mano delicadamente recorría su cara de porcelana bajando por su cuello y mas abajo de este, descubriendo y palpando las colinas blancas que ahora se encontraban desprotegidas, imposibles de ignorar. Sus labios cayeron ligeramente sobre una de sus mejillas, al lado de su oído. -Solo tú puedes calmar este apetito.- Cambiando así los movimientos delicados por unos mas rápidos e intensos. La respiración y el sudor de ambos mezclándose con la esencia de menta y con el aroma de sus cuerpos. Sus labios encontraron esta vez su cuello, y delicadamente sus dientes mordieron su piel sucumbiendo ante el deseo.

El anhelo de sentirla aún mas cerca hacía que no existiese el tiempo, que no existiese nada mas, sino ella: elástica y galáctica. -Te he esperado todo mi vida.- Susurró seguido de un beso, un beso de esos labios rojos sabor vino. Su mano pasó por la parte de su cuerpo superior como si estuviese tocando las teclas de un piano, y finalmente se extendió sobre la camilla para poder continuar con mas gozo el acto sublime de dos almas perdidas que finalmente se habían encontrado.

 

@

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El peligro estaba impreso en el ambiente, el calor del cuerpo de Allen abrazaba la gélida anatomía de Malfoy. En un delicado roce de su mano sobre la marmórea faz de la vampiro, le hizo sentir una sensación que le llenaba completamente, emanando de lo más profundo de su ser, ebullía como la lava de un volcán que hace erupción y estalla irremediablemente. Deseaba arrasar con cada parte de su cuerpo, dejando huellas ahí donde sus dedos pasaban y rozaban, plasmando el deseo que el despertaba en ella con cada movimiento sutil y salvaje a la vez. Un mismo ente sobresalía de todo aquello, hambriento de deseo y pasión, cual fiera salvaje que devora un festín preparado especialmente para su exigente paladar.


Su rostro, aquel que le robo un breve quejido de los labios, al perderse en los orbes lapislázulis de la Nigromante. El sol y la luna eclipsaron por completo, uniéndose para crear una alianza única que perduraría por siempre. El subir y bajar de sus caderas era similar a una montaña rusa, que asciende hasta la cúspide, para luego descender con violencia y desatar una oleada de adrenalina que le impulsaba a realizar el mismo proceso. La noche era un fiel testigo de todo aquello, observando complacida, pero silenciosa ese intercambio de besos y caricias, saboreando cada vez con más intensidad su dulce y embriagante aliento. Era como beber el agua cristalina de una cascada, golpeando con la fuerza de sus aguas lo profundo del cuerpo de agua que le servía como refugio improvisado.


—Quizás la espera, ya tenga la recompensa que se merece—susurró mordiendo el labio inferior del castaño, tirando un poco de este, para después volver a fundir sus labios en un apasionado beso, acariciando con su lengua cada parte de su boca, adueñándose de esta. Haciéndolo respingar un poco ante su atrevimiento, abrazaba con sus piernas la cadera del hombre, dándole la libertad de llegar a lo más profundo de su núcleo secreto, anhelando sentirlo tan suyo que no sería capaz de despegarse de él, ni por error.Le fascinaba cada nuevo encuentro con su hombría, arqueando su cuerpo como si se tratará de un metal sometido a alta temperatura y pierde su estado y forma original. Todas las galaxias conspiraban interconectándose en una misma, creando un halo brillante que abrazaba los pensamientos de ambos.


Cual estrella fugaz, giraba su cuerpo para dejarlo debajo de ella, obsequiándole una mirada pícara e impregnada de malicia, poco a poco separaba su cuerpo con pesar de tan delirante morada. Deslizándose como una serpiente sobre la áspera arena, buscaba llegar a donde nadie quizás lo había hecho jamás, apareciendo una toalla de gran tamaño sobre su cabeza cubría la parte baja del ojicafé, delineando con sus labios un camino que, le condujo a un sitio lleno de ansias por ser conquistado por la viperina lengua de la rubia, apoderándose de esta como lo hace un navío de guerra, al reclamar un terreno ajeno. Saboreaba el dominio ejercido en esa parte de su anatomía, dejandole suaves caricias que se semejaban al viento rozando sus mejillas una noche helada, acompañado por la luna llena que le ilumina despertando sensaciones que lo hacen flotar en el aire, arrastrándolo a un mundo plagado de placeres interminables de los cuales jamás se saciaría del todo.


—Ha sido una cena más que deliciosa—murmuró sin dejar de hacerlo sentir amado y deseado en demasía. Quería que recordará ese momento por siempre, anhelando un poco más de todo aquello, buscando alargar el encuentro entre ambos, besando con pasión esa zona que era la tierra prometida para ella y se deleitaba al haber tenido la osadía de conquistarla sin miramiento alguno.


@Allen

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Este encuentro erótico es una danza salvaje donde los cuerpos se reconocen despertando así la sensualidad y la emoción de cada uno de ellos; como cuando dos nubes se chocan con un ímpetu desenfrenado creando una tormenta la cual desemboca en embestidas que son rayos, y en gemidos de vigor que son truenos. Es un descubrimiento de lo propio, a través de estos movimientos ambos se conectan y se comunican en un acto que va mas allá de lo verbal. Lo carnal toma el control y en un lapso de 3 o mas canciones, sus mentes se liberan y se desenchufan del mundo real. Cada problema, berrinche, arrebato, enojo, disgusto y desilusión son lanzados por la ventana hacia el olvido como un periódico de ayer, y a cambio, ambas manos logran atrapar el placer el cual es tangible y pasa por las yemas de sus dedos, por los roces de sus cuerpos, por el sabor de sus labios y por el aroma de sus seres.

La consciencia de Allen va y regresa al movimiento de sus caderas, cuando regresa sus ojos detallan el atlas blanco de la ninfa desnuda, sus ojos azules no son mar ni son cielo, son fuego. Una llama que revela las intenciones que esconde, o que no esconde pero que su aspecto de angel se encarga de distraer, de despistar. -Así que así son los vampiros- pensó -Pueden ser la perdición para cualquier humano.- No era solo el hecho de ser vampiro lo que causaba este interés en el humano. Algo mas la hacía especial. -¿Compartiremos el tiempo suficiente para averiguarlo? - Reflexiona por unos breves segundos y su mente se desconecta de nuevo.

Su mirada es directa y con autoridad como lo son sus movimientos, queriendo domar a la vampiro, queriendo demostrar su fuerza y su coraje. Quizás demostrando su hombría, quizás demostrando su humanidad, o quizás es un mensaje que advertía que no se iba a dejar dominar tan fácil por esos ojos zafiro y esa piel de terciopelo. Sin dudarlo, aprovechando el control que le había dado, sin pudor y con rigor, su cintura se abalanza sobre ella como un guerrero empuñando su espada y arremetiendo, y embistiendo, como las olas del mar cuando chocan contra la orilla. Y cuando sus miradas se cruzan, los labios enseguida se topan con los de ella, con un beso intenso y profundo. No la quiere dejar pensar, no la quiere dejar escrudiñar algún plan en esa cabeza de maquina, astuta y lúcida.

Sus esfuerzos no son lo suficientes para someterla, ya que en un solo movimiento y sin aviso los dos vuelven a la posición inicial. Sus cabellos de oro ahora caen como una lluvia dorada sobre la cara del mago, una sonrisa traviesa sobresale. Empieza a descender por su pecho, con sigilo y picardía. Su rostro de cisne se acerca prontamente hacía el núcleo de placer de Allen: perpendicular y férreo. Sus dedos agarran los lados de la camilla como si se fuera a caer. Sus párpados se cierran y la comisura de sus labios se extienden formando una mueca; consecuencia del deleite que le produce aquel acto. Su mano como un puño deja de agarrar la camilla y se acerca hasta su boca para ser brevemente mordida. Es un momento de esos que esperas que sean eternos, un momento en el que te pueden matar sin arrepentimientos ni culpa, en el que 2 y 2 son 5 y deseas que esta noche fuese irreversible. El masaje es delicado y suave, caliente y húmedo, y a la vez es como si pequeñas punzadas eléctricas lo atravesaran cada vez que su lengua se topa con la punta de aquel monumento.

Apunto de perder la razón, sus manos bajan hacia la cabeza de la Malfoy quien levanta el rostro para mirarlo. Es una imagen que quedaría grabada para siempre en su mente. Toca su rostro y lo guía suavemente para que vuelvan a estar frente a frente.- Ahora es mi turno— dice mientras la agarra de las caderas y le sube cada pierna color nieve, una en cada lado de sus mejillas. Apoyando las rodillas de la Malfoy sobre la camilla, un arco se forma en frente de su nariz la cual siente enseguida el calor e inhala el perfume natural de su cuerpo. Sin pedir permiso consume de aquel durazno, fruta prohibida del jardín de eden, la cual despierta un apetito voraz el cual solo puede ser saciado por la misma; como la cura para todos sus males, como el sueño que se hace realidad. Con sus labios recorre cada rincón de aquel monte en el cual reside la diosa Venus. Sus ojos permanecen abiertos para ver la reacción de su cara a la distancia y comprobar que esto es de su agrado, y sus manos agarran esa delicada cintura para presionar su feminidad contra su rostro, y su boca la aprieta cada vez con mas fuerza, y su labios se vuelven uno con los labios de la vampiro y siguen un ritmo que coge cada vez mas velocidad. Como el caballero que es, es su deber devolverle el favor y gran atención que le había dado.

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La batalla por dominar al otro comenzó desde que se vieron por primera vez a los ojos, colisionando dos mundos que estallaron en mil pedazos. No solo era el roce de sus labios o la pericia con la que sus manos recorrían cada parte del cuerpo del Delacour, sino la terquedad de ambos por dominarse mutuamente. Tal y como lo hacen los combatientes dentro del campo de batalla, lanzando granada tras granada, buscando mermar al enemigo y cansarlo, arrastrarlo al limite y verlo caer rendido ante los embates recibidos. Pero la astucia de este le hace mantenerse en pie, certero y feroz, abrazado a la idea de que puede salir victorioso y sigue peleando.
—El tiempo es demasiado relativo, no creo que nos alcance para comprobarlo. Al menos no esta noche—saboreaba los labios del castaño, desatándose dentro de ella una encarnizada contienda entre dejar actuar a su razón o a sus emociones. Era como intentar enviar una bola de nieve al infierno, buscando que está soportará la elevada temperatura sin derretirse y quedar reducida a un simple charco de agua que se evaporaría en un abrir y cerrar de ojos. Sus cuerpos eran como metales fundidos dentro de un mismo contenedor, mezclándose para crear una alianza mucho más poderosa y resistente, forjando cada una de sus sensaciones en una afilada espada que no dudaría en atravesarlos por el pecho sin miramiento alguno. Exquisita era la desnudez del cuerpo del ojicafe, delirante paseo por el cielo y el infierno, al mismo tiempo que dentro de su pecho resonaba una nueva melodía que lo tornaba todo mucho más intimo y pasional.
Ahora ella estaba siendo saboreada de una forma por demás especial y lujuriosa, pocas veces se dejaba sentir de ese modo en la intimidad. Abriendo de par en par las puertas de un castillo plagado de diversas sorpresas, mangar que era el tesoro más codiciado por muchos, pero que era reclamado por una boca sedienta de saciar la sed de deseo y desenfrenó, abrazando la camilla por la parte delantera mojaba sus labios con su aliento, sintiendo profunda y certera aquella profanación tan cálida y a la vez salvaje. Sentir, palpar con las yemas de los dedos los delicados pétalos de una rosa roja, podía ser tan confortante como todo aquello, apreciarlo desde otra perspectiva, le resultaba mucho más seductor. Verlo desde fuera de su cuerpo flotando en el viento, meciendo poco a poco sus caderas para dejar que la brisa acariciará a placer cada parte de su impoluta anatomía.
—Esto hacer perder la cabeza a cualquiera, no sólo a los humanos—siseó dejándose llevar por tan cautivadora experiencia. Estaba siendo atendida con la misma cortesía y atención que ella brindo, al comienzo de todo esto. Pero jamás se conformaba del todo, quería tener todo o nada del castaño, justamente por eso se movió con una audacia que o dejo nuevamente sobre la camilla, ahora la espalda blanca y gélida de la vampiro descansaba sobre el pecho del hombre, moviendo sus caderas como lo hacen las olas sobre la áspera arena, arrancando pequeñas partículas que son arrastradas al fondo de este, enfundando su anatomía como lo hace una espada dentro de su funda, amoldándose a la perfección a esta, quedando unida a la tersa piel que fue diseñada para preservarla por siempre. Danzaba sobre la hombría de este moviéndose como lo hace un velero sobre el océano azul, vaivén cómplice del acto carnal que poco a poco se convirtió en una poesía que seria recitada por la noche silenciosa que los cobijaba con su oscuro manto.
Ahora estaba sintiendo una parte más secreta y privada de la vampira, como si estuviera el corcho de una botella se presionará con fuerza contra la boquilla de esta, ejerciendo una presión moderada, para no dejar escapar la fragancia de tan exquisita bebida. Su intención era alcanzar el clímax, pero el momento no era del todo propicio y decidió esperar un poco más para dejar el el volcán hiciera erupción y expulsará toda la lava que contenía en su cráter.

 

@Allen

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