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Douce Tentation & Straripante Passione (MM B: 90090)


Kahlan Blackthorn
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-No diría que lo impensable, pero siempre me gusta un buen reto, y me encantaría saber el nombre que se esconde tras esos ojos.- Exclamó con una sonrisa pícara seguida de un guiño. -¡Estupendo! La verdad no estoy seguro de cuantos días necesite quedarme, y me parece increíble que me pueda hospedar por un tiempo indefinido.- Apreciaba la buena atención que estaba recibiendo, no se esperaba que su primera visita al callejón Diagón fuera tan buena y placentera.

 

Cada vez que sonreía le era imposible no responder con una sonrisa. Sus mejillas y sus labios imitaban las expresiones de su blanca cara y de sus labios rojos sin control alguno. Se quedó en silencio mientras escuchaba atentamente a lo que ella le decía; los sitios y actividades que el hotel ofrecía. -Casino, banda, bar, spa. ¿Qué hacer primero?- Meditaba las opciones que tenía, y no estaba seguro de lo que quería, pero la Malfoy respondería su duda al instante, era como si le hubiese leído la mente. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero cierta energía rodeaba al castaño y a la rubia, haciendo que su cuerpo se acercará cada vez mas a el de ella.

 

-Pues me leíste la mente. Creo que un spa es lo que necesito ahora.- Seguido de esto estiró un poco los músculos de la espalda. Se encontraba un poco apaleado por el viaje, y no se había tomado ni un minuto para descansar. De repente sintió la mirada fija de esos ojos azules; como un tigre apunto de cazar a su presa. Se perdería en esos dos luceros sino reaccionaba a tiempo. Era una sensación que no había experimentado por un largo tiempo, y por unos segundos esa mirada lo estaba dominando, pero el ojos café no cedía y le devolvía la mirada fijamente, ignorando todo lo que sucedía a su alrededor; como un tigre mirando a otro tigre. La bruja se acercó aún mas para continuar hablando, y al terminar sintió esos labios carnosos en su mejilla. Enseguida, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo desde la cabeza hasta los pies. El tiempo se detuvo, pero no por mucho tiempo; quizás fue un segundo o quizás por un milisegundo, pero se detuvo.

 

-Debo admitir que tú también me agradas. Y si no te da miedo meterte en problemas con tu jefe, estás invitada a acompañarme.- no tenía idea alguna de que estaba hablando con la dueña del lugar, -Tomaré tu consejo y elijo el spa para comenzar, y seguido de eso una cena.- Los labios de Allen se acercaron a su oido izquierdo,-Espero que no sean solo palabras lo del lado malvado, ya que yo también tengo uno.- Suscitó con una sonrisa algo traviesa y desafiante.

 

@

 

 

 

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- He observado que no has pedido vino y te gusta mucho.

 

- Asi es, Monica, pero hay una importante razón para ello. El alcohol es muy malo en estos momentos.

 

- ¿Estas enfermo?

 

- No, mi querida Yanira, lo hice por ti.

 

- ¿Por mi...?

 

- Por ti. Porque...estas embarazada.

 

Se hizo un silencio. Yanira se sonrojo y Monica nos miro sorprendida.

 

- No creía que te dieras cuenta.

 

- Yo me doy cuenta de muchas cosas, ya deberíais saberlo.

 

Brindamos con agua, el ambiente se había quedado muy distendido.

Editado por justo

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—Lo sabrás cuando llegue el momento—esbozaba de nueva cuenta una sonrisa en sus labios, pero en esta ocasión era un gesto plagado de misterio—Todo en está vida es un reto, no se puede negar que la mayoría de las veces se debe lidiar con uno para obtener lo que uno desea o anhela con tanto ahincó—comentó sosteniéndole la mirada con fiereza al hombre. No era nada sencillo hacerle perder la cabeza a Malfoy, ya no se dejaba impresionar tan fácilmente por el sexo opuesto y había aprendido a como detectar toda clase de intenciones para con su persona. Ahora era mucho más astuta en ese sentido, no se podía negar por mucho que se deseará, que existía cierta electricidad atrayente entre ambos, tal y como ocurría con los imanes los polos opuestos se atraen mutuamente sin duda alguna.


—Muy buena elección con lo del spa—asintió deslizando su surda sobre su dorada cabellera—Hay varias clases de masajes, yo te recomendaría el que es son sales aromáticas y esencias del medio oriente. Suele ser bastante revitalizante y reparador, no quedará un sólo rastro de cansancio o agotamiento en tu persona. Te preguntarás como se tanto sobre el tema, pues es simple, yo en los inicios de este lugar me dedique a dar varios de esos masajes a mis allegados más cercanos cuando visitaron este hotel—recordando la mención que hizo respecto a ser reprendida por el dueño de ese emporio hotelero—No puedo regañarme yo misma o ¡¿si?. No lo creo, porque la dueña de este sitio esta delante de ti y se ha esmerado en darte lo mejor de lo mejor—un ligero tono de broma se colaba en sus palabras.


—¿Una cena?, ¿acaso estás invitándome a que te acompañe?. Puede que te conduzca hasta la zona de masajes, dejándote ahí un largo rato para que lo pases de lo mejor. Luego de eso, si mi percepción respecto a la cena es acertada, no dudes que aceptaré gustosa compartir un momento agradable—percibiendo aquel susurro cerca de su oído izquierdo—¿Solo palabras?, no claro que no. Podrás comprobar en carne propia el lado malvado y cruel que poseo, porque los de mi raza nos destacamos por ser sanguinarios y bastante peligrosos, además de temidos y respetados—rozando con su surda el pecho del hombre lo sentía muy cercano a ella. Quedaba menos que nada para sentir la calidez de su cuerpo cercano al de ella, aquella premonición parecía que estaba a poco o nada de revelarse por completo ante los ojos felinos que ambos poseían.


El verse como un par de fieras sedientas por comerse a su presa, no era menos divertido que lanzarse al ruedo con la firme idea de salir victoriosa y darlo todo por demostrar que para ella un reto era cosa de niños—Andando, no hagamos esperar a tu cuerpo que se ve que necesita que lo consientan—dándole la vuelta al mostrador de la recepción quedaba cerca del francés. Ahora nada le impedía tenerle completamente delante de ella, pero prefería esperar un poco antes de dar aquel paso.


@Allen

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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-¿No me digas que también sabes que va a ser?

 

- Pues si. Una niña. La llamaremos Yaiza.

 

- Es lo que pensaba ponerle a una hija si la tuviera, nunca dejas de sorprenderme.

 

- Ya sabes...yo le dije a Monica como llamar a nuestro hijo. Jorge.

 

- La verdad es que rima muy bien con tu apellido, piensas en todo.

 

- Es natural. Yo cuido los detalles. Asi, cuando crezcan, verán que su nombre va en armonía con su apellido.

 

- Por cierto, nunca he probado la ensalada de palmera.

 

- Pues es un buen momento, creeme.

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Mis papilas gustativas se deleitaron con el dulce y cálido sabor de la bebida, hacía tiempo que no me relajaba de ese modo. De hecho no recordaba cuando había sido la última vez que me sintiera tan en paz, por lo que agradecí internamente mi buena decisión de olvidarme de todo cuanto me rodeaba y consentirme un poco. Escuche con atención cada palabra de Mía mientras caminaba a su lado y recordaba si su declaratoria era cierta, parecía que ella había olvidado que la última vez que nos viéramos fue cuando deje la familia Black, por supuesto al poco tiempo de haber contraído nupcias… Cuantas cosas han cambiado desde ese entonces, pensé justo en el momento en que llegábamos a la orilla de las albercas.

 

Tomé asiento en el lugar a un lado de ella –por supuesto –respondí a su pregunta así que baje mi equipaje y lo deje a un lado de la silla mientras me quitaba la blusa de tirantes y el short, dejando a la vista un traje de baño de color negro de dos piezas –y estaba recién casada –le contesté relajándome sobre la suave tela de mi asiento, suspiré y cerré los ojos por unos segundos –han pasado grandes cosas –añadí dejando sobre el piso la copa que me dieran de cortesía.

 

Tantas medité con calma al tiempo que me giraba un poco para ver la cara de mi acompañante –es una lástima que no puedas disfrutar todo el tiempo de todo esto –señalé con las manos una pequeña parte de las instalaciones –pero supongo que es parte natural de tener un cargo tan lleno de responsabilidades –no dejaba de pensar en que pronto igual deseaba que mi nombre volviera a figurar en la plantilla ministerial –yo he tenido que tomarme un par de años sabáticos, mis dos pequeñas han demandado más de mi atención de lo que espere –no sabía si a Mía aquella platica le aburriría, siempre me había parecido una joven bruja de mundo, alguien que por donde va caminando va dejando una estela de belleza, misticismo y quizá un poco de arrogancia. Mas ese era mi percepción.

 

@@Mia Black Lestrange

 

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- Por cierto, ¿de donde se saca la ensalada de palmera?

 

- Pues es algo muy curioso. Las palmeras tienen un brote central de donde salen las ramas. Si le quitas ese brote, la palmera se muere. Pues el brote ese es la fuente de la ensalada. Asi que, para preparar esta maravilla hay que sacrificar una palmera. Lo mas normal es que se aproveche el árbol para todo tipo de cosas.

 

- Siento oir eso, me apena tener que eliminar un árbol.

 

- La palmera sirve para muchas cosas, de ella se saca una buena madera, cuerdas, esta ensalada...Las hojas sirven para dar sombra. la savia es medicinal, los frutos son comestibles.

 

- Entonces retiro lo dicho.

 

- En cuanto a la sopa de tortuga, me he informado. Es de criadero. Asi no se dañan las poblaciones salvajes.

 

- Me dejas mas tranquila.

 

- Entonces...¡a comer!

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-No podría estar mas de acuerdo. Lo bueno siempre tarda, porque lo que fácil viene, fácil se va.- A pesar de ser un hombre solitario y de preferir la soledad la mayoría de las veces, sabía como expresarse y comportarse con los demás; en especial con el sexo opuesto. Sin embargo, estar a tan pocos centímetros de la Malfoy lo hacía sentir incomodo y hechizado. Había “algo” en: el aroma que nacía de ella, el sonido de su voz, la manera en la que su cuerpo se movía, y mas que todo, la mirada penetrante de sus ojos. Ojos enigmáticos que inspiraban peligro, pero al mismo tiempo, ojos solitarios con los que Allen se identificaba.

-No puedo creer lo afortunados que son aquellos que recibieron un masaje tuyo. La verdad es que rara vez voy a un spa así que seguiré tu consejo de las sales aromáticas y esencias del medio oriente.- Lo mejor era ser honesto, porque la verdad era que nunca había ido a un spa. Para él cualquier tipo de masaje era lo mismo que tener una buena siesta o tomarse un descanso. Aún así no perdía nada en intentarlo, quizás cambiaría su opinión respecto al tema, y de paso retomaría la energía que había perdido de todo lo que había hecho en los últimos días.

-¡Oh! Disculpa. No tenía idea.- Su cara se había sonrojado un poco, la idea de que ella fuera la dueña del lugar no se le había pasado por la mente. -Ahora que lo pienso, tiene mucho sentido. Esta tipo de atención no te lo da cualquiera.- Exclamó recobrando el color natural de su cara.

-Si, te estoy invitando. Sería un placer cenar contigo.- Exclamó con una sonrisa. Sintió la mano de la Malfoy en su pecho, y se quedó sorprendido por lo que acababa de escuchar. -¿Vampiro? ¿Demonio? ¿Debería preguntar?- Era lo que pasaba por la mente del humano. Esta era una de las sospechas que tenía desde el momento en que la vio. En vez de asustarlo o alejarlo, este nuevo descubrimiento atraía aún mas la idea de que algo se diera entre los dos. ¿Estaba dispuesto a tomar el riesgo? Si de algo le habían advertido antes de adentrarse al mundo mágico era de mantener a los vampiros mas que todo en la distancia adecuada. Si la Malfoy resultaba siendo uno, lo mas seguro es que ya el humano estaba en problemas. -¡Malos por naturaleza! ¡Violentos y despiadados!- Eso era lo que había escuchado. Sin embargo, Allen veía esto como una oportunidad que no debía desaprovechar.

-¿Y de qué raza estamos hablando? Déjame adivinar.- Se alejó un momento para poder observarla mejor. Sus ojos se plasmaron en ella detenidamente por unos segundos. Su mirada bajó y subió. Cada parte de su cuerpo, cada rasgo, cada expresión de su cara, cada movimiento, era perfecto. Nada mas que un vampiro podía mostrar tanto erotismo y amenaza al mismo tiempo. Y pensar que había estado a pocos centímetros de su cuello. -¡Vampiro! No hay duda de ello.- Exclamó. -La verdad pienso que sobreestiman a los vampiros, y te tengo que advertir que, aunque sea un humano, no me debes subestimar.- Añadió acercándose de nuevo al mostrador.

La Malfoy se movió para darle la vuelta al mostrador. Pensaba que al provocarla de esa manera, ahora sí se encontraba en verdadero peligro. Se detuvo al frente suyo, cara a cara y sin nada que los separará. Sin embargo, no era peligro lo que emanaba de ella, era esa energía que los había rodeado desde el momento en el que empezaron a hablar, esa química. Acercó su cara hacia la de ella, y sostuvo sus labios a unos pocos centímetros de los suyos. Por un momento parecía que se iban a conectar con un beso, pero el mago se retiró, dio dos pasos hacía adelante, se dio la vuelta y extendió su brazo hacia el pasillo con una pequeña venia. -Après vous.- Indicó para que lo guiara. Era muy temprano todavía, y a pesar de todo lo que estaba pasando, sabía que no debía tomar acción; no todavía.

 

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La eternidad siempre se mostró benevolente con Malfoy, preservando en ella una belleza incomparable. Nadie dentro del mundo mágico se le podía comparar en ningún sentido o aspecto, la hija del Ministro de Magia era una mujer demasiado atractiva, capaz de captar la atención de cualquier hombre que osará posar sus ojos sobre ella. Allen estaba siendo demasiado precavido a la hora de tratar con la vampiro, no lo culpaba en lo más mínimo y le agradecía ese accionar de su parte—Si,, estás en lo correcto. Yo soy una vampiro y me imaginó que te advirtieron sobre los de mi clase, siempre escuchó la misma sarta de estupideces con respecto a nosotros—poniendo sus ojos en blanco, no hizo más que restarle importancia a dicho suceso.


El sentirlo cerca de ella, irremediablemente le causaba una sensación por demás agradable y misteriosa. No tenía del todo claro esa atracción entre ambos, pero no cesaría hasta dar con lo que la generó o como se pudo dar de forma tan espontanea e inesperada—Antes de meterme de lleno en el mundo de los negocios y quedarme permanentemente en Londres, decidí viajar por varias partes del mundo. He recorrido desde Nueva Zelanda hasta China, Alemania, Italia, Francia y sitios que nadie se ha atrevido a visitar por temor a quedar maldecidos. Y no me refiero a Egipto, ya que cuando estuve ahí, pude ver cosas que nadie más soportaría—comentó viendo como huía de su persona. No pensaba hincarle los colmillo, al menos no de momento, no sería tan descortés y lanzarse a beber un poco de su sangre así como así.


Mil planes maquiavélicos comenzaron a fraguarse en su mente, varios de ellos tenían como protagonista principal al francés—Pues se han tomado demasiado bien, el recibir un masaje de mi parte, no recibí la menor queja respecto al tema—sonreía al recordar ese pequeño hobby. Además le encantaba la idea de compartir todo lo que había aprendido dentro de India y China, rituales de sanación y algunos que se enfocaban en lanzar poderosas maldiciones contra seres indeseables. Su percepción había sido acertada con respecto a la cena, no era mala idea compartir ese momento intimo en parte con el hombre, le interesaba descubrir un poco más de él y que lo hizo llegar a Londres.


—No hay problema, suelo causar ese efecto en los visitantes. Muchos de ellos, no creen que yo pueda ser la dueña de este sitio y menos si aparentó menos edad de la que tengo en realidad—era innegable que la juventud reinaba en la persona de Malfoy, permitiéndole mostrarse como una joven de cuerpo curvilíneo, acompañado por un rostro angelical y marmóreo. Además de unos ojos que escondían más de un secreto, nadie sabía realmente lo que se ocultaba detrás de ellos y nadie jamás lo sabría. Pasando a su lado camino esperando que al siguiera—Espero que tu estadía sea por demás placentera y si me lo permites, puedo ser yo la que te de el masaje y te vuelva a la vida de golpe—obsequiando le una mirada enigmática, sintió como le seguía muy de cerca—Te aseguró que no podrás olvidarlo—sonriendo de forma seductora continuaba su andar por el pasillo que conducía a la zona del spa. Llegando a dónde estaba una puerta de roble empujó está para que ambos entrarán, aquella zona estaba decorada con cuadros de diferentes dioses hindúes, destacando un elefante de gran tamaño que estaba debajo de un arco dorado.


—¿Estás listo?—preguntó acercándose sigilosamente hasta el castaño, recorriendo con sus manos su pecho llevándolas detrás de su nuca—Veo que no te atreviste, pero yo si lo haré y considera eso un si a la invitación a cenar—deslizando su lengua por su labio inferior clavaba su azul mirada en sus ojos café, acortando poco a poco la distancia que les separaba, le obsequiaba un beso que dejaría un agradable sabor en sus labios y paladar. Sin lugar a dudas era demasiado atrevida y al estar solos dentro de esa parte del hotel, no sentía la menor presión por ser descubierta por alguno de los empleados.


@Allen

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Mire a mis chicas mientras comían. El pelo rubio de Monica caia en cascada, nadie diría que ya ha tenido 4 hijos. Yanira era muy diferente, contrastaba su cuerpo de ébano con el blanco de su compañera. El`pelo corto de Yanira era un maravilloso contraste entre ambas. Las mire con ternura, eran las madres de mis hijos, de mi nueva familia, algo que, con el correr de los años, me parecía imposible de volver a tener.

 

He estado muchos años solo, no es que me haya aburrido pero no he conocido el placer de ser padre y tener una esposa. La verdad es que, hasta que me case con ellas, nunca habia contraído matrimonio. La ultima vez que fui padre no llegue a casarme con la madre de mi hija. No es que yo no quisiera, sino que ella no quería perder su independencia. Yo respete su deseo pero...años después llegue a lamentarlo.

 

Aunque quizás haya sido mejor asi. Porque si me hubiera casado quizás no estaría hoy aquí.

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-Al contrario, me han contado cosas maravillosas de los vampiros, y ahora que te conozco podré comprobar si todo eso es cierto.- En su cara se dibujaba una sonrisa pícara, no iba a desperdiciar la oportunidad de conocer mejor a la Malfoy, y menos ahora con la buena primera impresión que había causado en ella. Claro que ser humano tenía sus límites, pero a pesar de todo el humano es un ser que siempre busca la manera sobrepasar estos límites, y esto es algo en lo que Allen cree firmemente. Se puede decir que no consideraría el hecho convertirse en un vampiro si tuviera la oportunidad. Ya que el no tener las habilidades y las ventajas de los vampiros, el ser humano, es un mayor reto.

-Hay que viajar cuando se tiene la oportunidad, pero no solo para tomarse un descanso, sino para aprender y crecer. Me encantaría escuchar en algún momento esos sitios malditos a los que nadie se atreve a ir.- Se podía ver el interés que tenía el mago al escuchar eso. Su vida hasta ahora había sido bastante aburrida y ordinaria. Hasta hace poco había descubrido que era un mago, y que había mucho mas en el mundo que la aburrida vida muggle. Siempre había sentido que no pertenecía con sus padres adoptivos, a pesar del buen trato y de la buena vida que le habían dado, sentía que había algo mas, y se emocionó al saber que su linaje era una de las familias mas importantes en el mundo de la magia.

Empezó a seguir a la vampiro por el pasillo que conducía a una puerta de roble. Imaginaba que aquí era donde se encontraba el spa. Escuchaba atentamente a lo que ella le decía y reaccionó con una sonrisa a la nueva propuesta que le había presentado. -Por supuesto que te lo permito. Sería mas que un placer recibir un masaje tuyo.- Fue solo único que salió de la boca de Allen. La situación se había tornado mas favorable de lo que hubiese imaginado. Su mente no seguía a la razón; había decidido disfrutar lo que estaba pasando sin importar las consecuencias. -Lo mas seguro es que resulte con esos colmillos en mi cuello.- Pensó mientras se adentraba al spa, pero el peligro era algo que disfrutaba. -Al final las cosas pasan por una razón.- Era la excusa que daba para situaciones como estas, era obvio que podía hacer algo mas al respecto, pero ignoraba todo cuando algo tan interesante estaba al alcance de sus manos. Además, la gran impresión que la Malfoy había causado en él, y lo mucho que lo atraía lo hacían seguir sus instintos y sus deseos. También quería averiguar que clase de mundo se encontraba dentro de ella.

En un abrir y cerrar de ojos, los labios de los dos se juntaron. Esto era algo que se veía venir desde el momento en que se miraron a los ojos, y quizás algo que Allen pudo que haber hecho primero, pero el hecho de que ella había tomado el primer paso le causaba mas placer. Al sentir su mano detrás de su nuca no pudo evitar colocar sus manos en la cintura de la vampiro. No podía imaginar como sería tocar y descubrir el cuerpo que se escondía entre aquellas telas. Sus ojos se había cerrado inconscientemente y sus labios habían reaccionado con un leve movimiento. Fue rápido y fugaz, tiempo suficiente para dejarlo atónito y contento, pero no satisfecho ya que inevitablemente quería mas. -Veo que no eres de las que pierden el tiempo. Tienes que saber que un beso a veces suele ser el climax de una noche inolvidable, así que ahora las expectativas son mayores.- Dijo mientras que sus manos que todavía se encontraban en su cintura jalaban el cuerpo de la Malfoy hacia él. Acerco su boca hacia un lado del cuello blanco de la vampiro y pasó su lengua suavemente. Su nariz inhaló el aroma que provenía de ella, separó su mano derecha de su cuerpo para que sus dedos escondieran el cabello dorado de la vampiro atrás de su oreja, y con sus labios acercándose a su oído susurró -Espero tú estés lista para una noche inolvidable.-

 

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