Familia Granger (MM B: 86794)

[Valeskya Granger]

Ya no había marcha atrás: la puerta estaba caída y un par de elfos la quedaban viendo sorprendidos, aunque no estaba totalmente segura si se debía a lo que había hecho o solo por su presencia. Recordó a su elfina Breena, quien durante su ausencia, le había encargado la tarea de que mantuviera su cuarto arreglado solo para que tuviera algo que hacer; casi no la veía, era muy rara la vez en que la llamaba y solo era para casos muy necesarios. Suspiró, volviendo a la realidad y a la puerta dañada mientras pensaba: ”qué desastre, debí esperar un poco más”, cerró los ojos mientras hacía una señal a los elfos para que se retiraran, ya después se ocuparían de la puerta.

 

- ¿Gente normal? En esta casa no hay, querida prima... - Una sonrisa se dibujó en el rostro de la Granger al ver a su prima, sin saber exactamente si se debía a la alegría o al simple alivio de que todo estaba bien. Al ver la cara de pocos amigos que tenía la rubia, le dijo mientras inclinaba los hombros: - ¡Oh, vamos! ¿Qué es una puerta asesinada? Nos ha ido peor en otras ocasiones... Solo me aburrí de tocar la puerta, sabes que no me gusta esperar. -

 

No hacía especificar a qué ocasiones se refería, la joven pelinegra no iba a arruinar el momento del reencuentro recordando aquellos asaltos que en algún momento fastidiaron tanto. Afortunadamente, eso no había sido tan frecuente, por lo menos mientras ella estuvo viviendo ahí y ahora cada que lo recordaba, sentía una leve punzada de molestia. Los pensamientos de la ojivioleta se vieron interrumpidos en el momento en el que su prima Arabella había aparecido tras Sofía. Miró a la Gryffindor sorprendida, sobretodo porque no esperaba que alguien más estuviera allí. Recibió contenta el abrazo, reafirmando una vez más que extrañaba muchísimo a su familia.

 

- ¡Arabella! No sabes qué alegría verte y darte un abrazo… no como cierta persona que me recibe con regaños.- Dirigió una mirada asesina a la rubia y le sacó la lengua. - A ti te vendría bien un té para la histeria, Sofía… o tal vez para la paranoia – Dijo, mientras seguía a sus primas hacia el salón.

 

Su mirada iba de un lado a otro, sintiéndose un poco extraña a pesar de estar en su casa; había aprendido a moderar un poco su carácter, al punto que volvía a bromear casi como lo hacía antes; ”al final de cuentas, creo que sirvió”, dijo la joven para sus adentros. Mientras se sentaba y le pedía un té de menta, al elfo que estaba más cercano; mientras esperaba, no estaba segura de cómo empezar una conversación, pues había tantas cosas que deseaba saber:

 

- Me siento como en una reunión de esas donde la gente se cuenta los chismes… Aunque en este caso no creo que tenga algo de malo pedir que me pongan al día. El elfo llegó con el té que había pedido, mientras la Granger movió la cabeza levemente en señal de agradecimiento. - ¿Cómo están sus niños y cómo es que no andan corriendo por aquí?- Preguntó mientras su mirada se perdía en aquella humeante taza que despedía un aroma que le encantaba.

[Thomas E. Gryffindor]

El día ya estaba terminando, la tarde primaveral se había pronunciado bastante cálida y agradable; tanto así que el joven Gryffindor optó por hacer válida la invitación de Sofía luego de su encuentro en las lejanas tierras de Japón. En aquella ocasión, ambos platicaron diferentes temas mientras contemplaban las agraciadas y rosadas aguas del lago Watanabe desde las alturas, pues la vampiresa le había solicitado con mucho entusiasmo que los dos escalaran un enorme cerezo que se erguía por los alrededores del área de celebración de la festividad de San Valentín, con el objetivo de poder conversar tranquilos a su vez se daban la serenidad de analizar un hermoso e inolvidable paisaje nipón. Aquella instancia amena, les sirvió para limar las asperezas que venían desde su interacción en la mansión Gryffindor y en el cumpleaños de los gemelos junto a las mellizas de Arabella; donde Elros decidió por no acercarse al grupo de familiares que compartían una misma mesa en el salón de eventos por miedo al bombardeo de preguntas que más de alguno hubiese hecho.

 

Vestido con una polera sin mangas color azul, una bermuda de jeans algo desgastada por el tiempo y un par de deportivas blancas; apareció a las afueras de la morada Granger a través de aquella sensación de succión que lo transportó desde su negocio del callejón Diagón. Lo único que esperaba era que Sofía sí se encontrara dentro de su elegante residencia; pero lo que le causó gran asombro fue que tras llegar a la puerta de ingreso se percató de que la cerradura estaba completamente rota. Fue por eso que desenvainó fugazmente su varita de pirul desde su estuche de cuero al costado izquierdo de su cintura; y, con el arma en mano diestra bien empuñada, se adentró por el vestíbulo de la mansión en búsqueda de alguno que otro indicio de un eventual ataque de redada de bandos. -¿Hay alguien aquí? ¡HOLA! La entrada estaba forzada… ¿Alguien puede atenderme?- exclamaba el pelirrojo con cierto grado de preocupación, esperando que nada malo le hubiese pasado a la francesa y a sus pequeños hijos... sus queridos primos.

Editado 31 de Marzo del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia levanto una ceja como si realmente le molestara la puerta, pero no podía mantenerse enojada con la Granger, menos ahora que le había dado por aparecer. Se encogió de hombros un momento para quitarle importancia mientras se sentaba junto a sus primas.

 

- sabes que es difícil encontrar madera buena en estos días, aunque si lograste tirarla, supongo que no era tan buena - le contesto a Valeskya que preguntaba por sus hijos - los míos duermen la siesta, ya sabes, recargan pilas para hacer mas travesuras, seguro despiertan de un momento a otro.

 

Una ya no tan pequeña cachorra de color blanco apareció de la nada y comenzó a olisquear a las visitantes antes de ponerle las patas encima a Valeskya buscando que esta le diese galletas de la mesa. Esperaba que su prima no asesinase a la pobre Lisa, así que antes de que le entraran los instintos asesinos tan arraigados en aquella familia tomo a la perra entre sus manos y la coloco en su regazo, lejos de ambas brujas.

 

- pequeña Lisa traviesa, no molestes a las visitas - dijo dándole una galleta y acariciándole atrás de las orejas - chicas les presento a mi perra, Arabella, Valeskya esta es Lisa, la perra, Lisa, estas son tus tías - les dijo a ambas mujeres apenas conteniendo la risa, como cada que presentaba a su cachorra por su nombre, a pesar de que muchas veces la gente pensaba que estaba algo chiflada pues no entendían que le hacia tanta gracia de aquel nombre.

 

- señorita tenemos un visitante mas, y creo que comienza a preocuparse por la puerta que la señorita Valeskya tiro - anuncio Polo mirando con reproche a la Granger tiradora de puertas antes de desaparecer. Aquel elfo se tomaba demasiado enserio sus deberes en cuanto a la manutención de la casa.

 

- permitanme un segundo, dejen tranquilizar a nuestro invitado - se disculpo con ambas para salir al pasillo. En cuanto salio se topo con un Thomas algo preocupado y con la varita en mano - tranquilo Thomas, no pasa nada, a mi prima Valeskya le da por tirar la puerta cada que viene, ya se encargara Polo de repararla o comprar una nueva. Venga, vamos por un poco de te a la biblioteca y así conoces a otra Granger ademas de mi y de Annick.

 

Ademas de Annick y ella, la casa había sido fundada por otras dos brujas, Robin, a la cual habían dado ya por desaparecida en acción, y Valeskya que estaba tomando el te con Arabella y quien de vez en cuando pasaba a asegurarse que la casa no se había caído ya. Algunos otros miembros habian dejado huella en aquel lugar pero mas de la mitad ya no estaban. Conforme iban caminando de regreso a la biblioteca iban pasando por en frente de algunos cuadros

 

- vaya, Cris, este sobrino mio, hace años que no lo veo, espero que aun viva - no pudo evitar suspirar con nostalgia, el único en la casa que vio su verdadera naturaleza y la de Valeskya e insistió por años en que los miembros de la casa pronto aceptarían su oscuridad, tal vez Cris fuese vidente y no lo sabia.

 

- Valeskya, te presento a Thomas Gryffindor, Arabella, seguro tu ya lo conoces, Thomas, esta es Valeskya Granger - dijo presentando a su invitado.

 

@@Valeskya Granger @@Arabella Gryffindor @@Thomas E. Gryffindor

[Arabella Gryffindor]

Sonreí al escuchar la bravata de Valeskya, sobre la puerta destrozada y sobre Sofia. Aquella forma tan despreocupada era tan típico de mi amiga y prima. Le indique que se sentara junto a mí para poder servirle una buena taza de té, luego de lo cual acomode mi falda y tome mi taza, para poder disfrutar la deliciosa infusión.

 

- Mis niñas están grandes, son prácticamente unas señoritas- dije con orgullo maternal- tienes que venir a la mansión a verlas, sabes que la Gryffindor siempre era tu hogar aparte de la Granger- tome una de sus manos y la apreté suavemente.

 

Sofía comento que sus hijos dormían, mientras una hermosa cachorra aparecía que nos olfateo hasta decidir que Valeskya sería el eslabón más débil y le daría galletitas. Contuve el aliento esperando que mi prima no reaccionada de manera violenta, contra la cachorrita.

 

La voz de un hombre llego hasta donde nos encontrábamos, mire a Sofía quien ya se había levantaba excusándose y salía hacia el vestíbulo de donde provenía la voz. Pocos minutos después, la rubia aparecía acompañada de un joven al cual ya conocía de haberlo visto en la Gryffindor.

 

- Hola Thomas- dije saludándolo con un beso en la mejilla- por supuesto que lo conozco Sofia- le conteste a mi prima- ¿Deseas una taza de té?-dije señalando con mi mano el servicio que se encontraba sobre la mesa.

[Valeskya Granger]

“¿Tanto tiempo he estado fuera?”, se preguntó la Granger, mientras escuchaba a sus primas que les decían cuánto habían crecido sus hijos. Se alegraba mucho de saber que se encontraban bien y completamente felices; la invitación de visitar la mansión Gryffindor por parte de Arabella estaba hecha y solo pudo mover ligeramente la cabeza como una señal de que algún día iría a visitar a su familia. Dio un sorbo al té humeante, cuando de la nada apareció una cachorra que parecía muy juguetona, acercándose primero a la pelirroja y luego dirigiéndose hacia ella, apenas y tuvo tiempo de hacer a un lado la taza.

 

- ¡Pero qué….! – Alcanzó a exclamar la ojivioleta, algo sorprendida. No estaba acostumbrada a tener mascotas y menos una que tuviera tanta confianza para ser la primera vez que la veía. - Niños grandes, una nueva mascota… ¿De qué otra cosa me estoy perdiendo? – Preguntó mientras veía a la cachorra que iba alegremente por la galleta que Sofía le estaba ofreciendo. - ¿Lisa? Tendrás que decirme por qué elegiste ese nombre primita, tu no haces las cosas al azar…– Dijo la Granger mientras le lanzaba una mirada suspicaz a la rubia.

 

Pero ya no tuvo tiempo de seguir preguntando más, pues un elfo había aparecido anunciando la llegada de un visitante. Valeskya miró a la Gryffindor y de ahí vio a su prima desaparecer rápidamente de ahí; quería preguntar de quién se trataba, pero luego comprendió que finalmente la única que estaba ahí sin invitación era ella. La prima de la ojivioleta apareció poco tiempo después acompañada de un chico pelirrojo al que nunca había visto, pero que extrañamente había algo en él que le resultaba familiar.

 

Cuando Sofía hizo la presentación correspondiente, la pelirroja lo saludó amablemente y le ofreció algo de té, y un elfo apareció inmediatamente, esperando a que el joven Gryffindor pidiera algo para beber. La joven pelinegra lo observó detalladamente, tratando de descubrir qué era lo que le parecía tan familiar en el, aunque inmediatamente se levantó y le extendió la mano para corresponder al saludo:

 

- Hola Thomas, un gusto conocerte – Le sonrió brevemente. – Soy Valeskya, como bien lo ha dicho mi prima… ¿Así que eres un Gryffindor eh? Con razón había algo familiar en ti ¿Conozco a tus padres?- Preguntó la joven mientras su mirada violácea pasaba de Sofía a Arabella y mientras decía alegremente: – La Familia Gryffindor es tan numerosa como las estrellas en el cielo… no quiero ni imaginar qué tanto ha aumentado desde la última vez que me fui.- Y dirigiéndose al invitado, le dijo: – Como bien lo ha dicho Ara ¿gustas algo de beber? Por favor toma asiento…- Y con un movimiento, la Granger volvió a acomodarse en el sillón.

[Sophie Elizabeth Granger]

En cuanto regreso y presento al invitado volvió a cargar a la perra Lisa y continuo acariciándola mientras pensaba en como explicar el nombre de la perra. Tomo un sorbo de su te y tras darle una galleta mas a la cachorra la dejo marcharse muy contenta por lograr su cometido

 

-tienes razón en lo de la perrita, su nombre fue escogido con mucho cuidado y cariño, digamos que nada puede describir mejor a una perra como ese nombre - le contesto a su prima con una sonrisa que denotaba burla y una pisca de cinismo, tras una leve pausa justifico el resto de la mentira del porque el nombre de la perra con el físico de la mascota - ya sabes, tiene el cabello tan liso...

 

La Granger enseguida comenzó a conversar con su invitado, cuando pregunto sobre el crecimiento de la familia hermana de la Granger la rubia casi se ahoga con el te. La verdad es que si en algun tiempo los Malfoy pululaban por todos lados, hacia mucho que los Gryffindor los habían desplazado

 

- Oh no preguntes Valeskya, los Gryffindor se reproducen por montones, juraría que son los culpables de la sobre población mundial, ni los Malfoy se les igualan y mira que son muchos también - comento la rubia, recordando la ultima reunión en el castillo de la familia

[Thomas E. Gryffindor]

-¡WOW! ¡Vaya susto que me has dado Sofía! Si no te hubiese escuchado a tiempo, lo más probable es que un Desmaius te hubiese impactado de sorpresa- expresó el mago mientras envainaba su varita de pirul dentro del estuche de cuero bruno que descansaba al costado izquierdo de su cintura. -¿Valeskya? ¿Ella está aquí? No… no lo sabía. Pe… pensé que tú estarías sola en casa… o con tus hijos solamente- agregó, dejándose llevar por la invitación amena de la Granger para tomar una taza de té en las inmediaciones de la biblioteca de la mansión de la francesa. <<¿Cris? ¿Cris Granger?>> se cuestionó tras observar de reojo el cuadro en donde la vampiresa se había detenido por unos escasos segundos antes de llegar a la sala en donde permanecían dos mujeres; una de las cuales reconoció de inmediato por el fuerte lazo que los unió desde que era un niño hasta su fugaz viaje desde el futuro. -Ehhh… ¡Hola! ¿Arabella no es así? ¡Un gusto! Nos vimos de pasada el otro día… ¿Cómo están tus hijas? Me pareció verlas jugando felices en su cumpleaños en Disney- saludó a su madrina con un nudo evidente en la garganta, pues su corazón le llamaba a abrazarle, pero no podía.

 

-¡Claro! Un té a estas horas no me vendría nada de mal… sobretodo si tienen con esencia de naranja y endulzado con miel… no me gusta mucho el azúcar- respondió sonriendo ante el ofrecimiento gentil de la matriarca Gryffindor. -El placer es mío, Valeskya. Eres muy cordial y… ¿fuerte? ¡JaJaJaJa! Nunca había sabido de una mujer que derribase la puerta de entrada de su hogar muy a menudo. Creo que no te vendría mal comprar un par de puertas mágicas en Magic Mall- contestó a la ojivioleta, no olvidando estrecharle su mano derecha en señal de caballerosidad. -Ehhhhhh… ¿Mis padres? No… no creo que los conozcas. Son unos primos muy lejanos de la familia de Elvis- añadió muy nervioso, mintiendo como era de esperarse; pues ellas no podían conocer su verdadera identidad. -Eso es verdad. Ahora es cosa de levantar una piedra y hallar un Gryffindor- finalizó con humor mientras tomaba asiento en un diván de cuero próximo a Sofía.

Editado 4 de Abril del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Sophie Elizabeth Granger]

Una vez hechas todas las presentaciones la rubia se tomo su tiempo para contestarle al Gryffindor. La casa de los Granger era una mini versión de la Gryffindor en cuestión de los miembros de la familia. En cuanto uno de ellos llegaba el resto comenzaba a aparecer de la nada, aunque aquí en su mayoría se dedicaban ya fuera a hacer drama o a perversear por algún lugar, de hecho tal vez los únicos cuerdos de la casa eran sus hijos y eso solo porque aun eran niños.

 

-¿sola?oh no...en esta mansión jamas estas sola, siempre que alguno de nosotros llega seguramente un segundo Granger aparece como llamado por un hechizo, algo parecido a tu mansión pero en menor escala, y yo definitivamente nunca estoy sola - contesto al pelirrojo mientras miraba disimuladamente hacia el piso superior por si los chicos hacían su aparición de la nada.

 

- ¿recuerdas nuestra pequeña aventura en Japon? - le pregunto al recién llegado - me han gustado tanto los cerezos, que estoy planeando plantar toda una hilera pegada al lago que esta atrás de la casa.- finalizo señalando un lugar al fondo del jardin. En un ataque de locura se le ocurrio crear un lago artificial rodeado de arboles y los hermosos sakura estarían geniales entre los arboles que ya estaban ahi.

[Thomas E. Gryffindor]

-¡Claro! La Gryffindor con la Granger son familias emparentadas ¿No es así? Es justo lo que dice mi pa… “tío” Elvis sobre el mito de que cuando dos o más Gryffindor se reúnen en alguna parte de la mansión… no tardan en aparecer más- comentó Elros con bastante interés; notando que la matriarca francesa observaba en reiteradas oportunidades hacia arriba, quizás a la espera de que alguno de sus hijos descendiera desde el piso superior de la morada. -Sí… la recuerdo muy bien- respondió antes de darle el pase a Sofía para que ésta siguiera con su intervención -¡Vaya! Parece que te han quedado gustando los sakuras que estaban en el Lago Watanabe de Japón. Había uno que otro ejemplar bastante hermoso y que se distinguía del resto de la arboleda por su altura y frondosidad- agregó mientras su mirada esmeralda se desviaba rumbo al sitio que la vampiresa había señalado en el jardín.

 

En eso, uno de los elfos le trajo su té con esencia de naranja y endulzado con miel de abeja que tanto le gustaba; una infusión caliente y aromática que impregnó todos los rincones de la biblioteca de la residencia londinense. Fue en eso que una idea se le cruzó por la mente, haciendo referencia al estado civil de la rubia; puesto que él no lograba recordar que alguna vez alguien le hubiese narrado algo acerca del padre de los gemelos. No sabía, a ciencia cierta, si la Granger se explayaría en su respuesta; por lo que decidió hacer uso de su gran habilidad… la Legilimancia, para tratar de recaudar más información sobre el paradero del progenitor de Oscurus y Mithdraug. -Sofía… Me imagino que tus hijos deben tener un padre ¿Verdad? ¿Qué es de él? Nunca te he escuchado hablar de ese tipo. ¿Vive? ¿Te da alguna pensión por los gastos de los chicos? ¿O está muerto? Háblame de él- le preguntó con cierta intriga, sumergiéndose en un silencio propio que le ayudaría a concentrarse lo suficiente como para leer la mente de la bruja; no sin antes mirarla directamente a los ojos.

[Sophie Elizabeth Granger]

Y vaya que le habían gustado los sakuras, de hecho en cuanto la gala había terminado se había ido al mercado local y había pedido algunos retoños de aquel tipo de árbol para plantarlos en su jardín, habían prometido mandarlos por correo así que seguro llegarían en algunos días.

 

- si, me han encantado, pienso dedicarme un poco a la jardinería en estos días.- contesto la rubia mientras escuchaban a sus primas ponerse al día.

 

Mientras estaba distraída escucho una pregunta que le resulto algo incomoda pero al final se armo de valor para contestarla, arqueo la ceja mientras le sostenía la mirada al Gryffindor

 

- vaya que eres curioso, Thomas, pues si quieres en realidad saberlo, el se fue, al infierno y no, no me pasa manutención - y no decía figurativamente lo del infierno, casi estaba segura que Julian había regresado a su hogar una vez cerraron la puerta interdimensional. Los recuerdo se agolparon en su mente como si les hubiese dado por salir a la superficie a todos al mismo tiempo. Recordó con amargura la noche en que se le había aparecido en sueños diciéndole que aun la amaba y que le había dolido no poder permanecer en aquel reino. También recordó su despedida, bastante llena de pasión, si hubiesen estado en el mismo reino hubiesen parecido un cuerpo con cuatro manos. No pudo evitar sentir como se sonrojaba, si Thomas supiese en que estaba pensando seguro saldría corriendo acusándola de pervertida. También recordó cuanto le dolió verlo de nuevo en su plano dimensional y que en lugar de ir corriendo a buscarla a ella y a los hijos que había engendrado aquella noche decidió mejor intentar abrir una puerta donde dejaría pasar a sus congéneres. Ojala y se hubiese ido por la puerta cuando ella, Elvis y Juve la habían logrado cerrar y ahi se dio cuentas que se habia quedado como en el limbo, seguro ahora Thomas pensaría que estaba loca.

 

- perdón Thomas, me he quedado distraída, como te dije antes, mi ex marido, se fue al infierno....mas te - le ofreció al chico al que extrañamente no parecía incomodo con su pequeño escape de la realidad.

 

off: listo xD