Familia Granger (MM B: 86794)

[Aaron Black Yaxley]

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

-Porqué no incinerar su cuerpo a ver si renace como ese pájaro de mala muerte que dicen llamarse... - hice una pausa irónica mientras me paseaba de un lado a otro- ¡ah si! ¡Los fénix!... déjala en el suelo, déjala, déjala... no quieres ensuciarte con traidores a la sangre, amigo mío...- señalé sin ánimos de dar una orden, sino más bien de impaciencia, pero era otro mi objetivo en el intertanto. Me fijé en la otra fenixiana (Bel), parecía sucumbida ante tanto enmascarado, por tanto aproveché para volverme hacia ella y sin más rasgué el vacío frente a mi mientras sujetaba mi fiel y maderosa arma mágica, mi varita.

 

-Silencius- clamé suavemente bajo un denotado acento inglés; la chica no podría realizar un verbal pues quedaría muda como piedra. El efecto fue inmediato y por más que intentase soltar alguna palabra, ésta no daría resultado alguno. Suspiré envuelto en una ironía pura y volví a apuntarle con mi varita, pero ésta vez de lleno al cuello de la bruja (Bel).

 

-Sectusempra- un rayo verdoso con finas notas negras salió desde la punta de mi varita, surcando mi frente en dirección a la fenixiana que en menos de lo que canta un gallo se vio con un corte fenomenal en su delicado y frágil cuello. Sino se curaba, cosa que dudaba, terminaría de morir ahogada en su propia sangre. Algo bastante lógico la verdad.

[Rory Despard]

Surgió de repente y sin previo aviso, una manada de mortífagos apareció en el jardín. ¡Era increíble! Reí ante el hecho, confirmando que definitivamente Darla estaba lejos de ser una neutral como quería proclamarse a los cuatro vientos. Pero además, quizá lo peor del asunto era que con tanto mortífago alrededor había quedado sola, pues Catherine había caído por causa del veneno que Darla le había lanzado, y ahora su cuerpo inerte yacía en el frío cesped de aquella mansión mientras sostenía en su mano la varita de Darla firmemente apretada.

 

 

Entonces el verme rodeada de aquellos mortifagos fue lo ultimo que vi de la batalla pues subitamente la imagen de benedict cumberbatch sin camisa acompañado de un mojado Colin Firth irrumpió en medio de la escena ¿que hacían ellos allí? ¡Los mortífagos podrían atacarlos! ciertamente era lo mas estupido del mundo pensar todo aquello,pero mi mente persistía en ponerme esos pensamientos confusos en lugar de retornarme al resto de la batalla.

 

Una lejana vocecita interior parecía dejarme en claro que uno de esos mortífagos (Leah) me había sumido en la confusión mas profunda, y a juzgar por la duracion de aquella epifanía british (?) de seguro habían sido dos confundus seguidos.

 

Para cuando reaccioné una oleada de hechizos venía hacía mí. ¡Era el imperio contrataca! sabía que iba a morir así que decidí lanzarme a la cruzada. No tenía forma de saberlo pero durante mi confusión Spectum me había hecho un anular aqueora y Aaaron un silencius que igual no habían servido dado que estaba inutilizada de por si para responderles en esos momentos.

 

- Guardian- con profundo dolor en mi corazon hechicé el cuerpo de Catherine de modo tal que el cuerpo de la joven se levantó de entre los muertos (?) puesto que su espiritu habia regresado a su cuerpo quedandome bajo mis ordenes, habia estado a mi lado todo este tiempo y ahora bajo mis órdenes de protegerme trepó sobre mí recibiendo primero el sectusempra de aaron y luego los fuegos malditos de aethonan que Leah había enviado para atacarme.

 

era mi última acción. Y las cenizas del cuerpo de Catherine que fue todo lo que quedó de ella me rodearon.

[Spectum Crouchs]

El Crouchs ya había terminado ahí ahora tendría que montar una escena para que cualquiera que estuviera ahí no se creyera que os mortífagos fueron a salvar a Darla, como futura Directora de los Inquisidores no se podía ver envuelta con ese tipo de personas ya que la seguridad del mundo mágico estaba en sus manos. Spectum era uno de sus inquisidores y sabía muy bien como hacer las cosas creíbles, se giró hacia Darla hablándole de igual forma que lo hizo con el cuerpo de Catherine.

 

- Y tu no creas que hemos venido a salvarte... A quienes debes temer es a nosotros no a los ineptos estos -

 

Señaló a los cuerpos de las chicas acercandose a la Nigromante, pensó que a ella no le iba a gustar lo que el Crouchs estaba por hacer pero es la única forma de no levantar sopecha. A continuación el Mago Oscuro levantó la mano en contra de su jefa atestandole un golpe en la cabeza haciendo que esta se desplomara en el suelo. Tomandola en los brazos se acercó a Tauro a la cual le dijo en voz alta.

 

- Esta mujer será ofrenda para nuestro dios Antman... -

 

Su hija asintió y se subió a la escoba del Crouchs el cual se elevó el el cielo dejando una estela de nube negra tras de él perdiendose en el horizonte hacia la fortaleza oscura. Spectum Crouchs se había llevado a Darla consigo y su hija la Lider mortífaga lo había acompañado.

[Darla G Dumbledore]

Miró a su alrededor aún mareada y por seguridad cerró aún más su mente con la oclumancia, quería irse a casa de una vez por toda, debía arreglarse antes de llegar para que Seba no se preocupara. Hablar con Sofía quedaría para más tarde pero ahora, miró los cuerpos caídos de las brujas, una de las cuáles era golpeada y vituperada por el mago que había llegado en primer lugar.

 

¿Y ahora qué?, se preguntó la bruja acomodando su ropa observando a los magos y brujas a su alrededor, algunos hechizos aún surcaban el espacio de aquel jardín en estado de abandono. Abrió los ojos cuando la figura del mago se volvió hacia ella y lo vió en sus ojos. Maldición.

 

--¡Pero quién te crees... !--gritó furiosa al oír sus palabras, disimula mujer, disimula, se dijo a si misma y cuando vió venir el brazo casi manda todo a la merde.

 

Fingir que caía desmayada fue un gran esfuerzo para la Potter Black pero lo hizo, como vampiro el dolor no lo había sentido pero el mago podía estar segura que eso no lo iba a olvidar, ni por la parte buena ni por la parte mala. Y a ella no le iban a pagar como a su antecesora. Sin más se dejó llevar, enfurecida por dentro y recordándose que esa se la iba a cobrar, a las dos brujas y a los demás, le debían y debía una buena.

 

Pronto el aire sacudió cabellos y pusieron distancia del lugar.

[Rory Despard]

Era el momento de partir lo sabía . claro si toda la manada de mortifagos me dejaba hacerlo porque corrí a través de ellos todos enmascarados y con grandes rptoecciones que hacían imposible el atacarles. corrí hacia la zona de salida , de todos modos si lo hacia o no de todos modos estaba claro que la lucha había sido desigual desde el momento que habían aparecido todos ellos a atacarme a mansalva. no era como que actuará en una batalla sin saber que las consecuencias fueran mi propia muerte .Me dolía más haberle hecho eso a catherine pero quería pensar que le había ayudado a librarse de la deshonrosa idea de quedarse tirada en el pasto y que lo mrotifagos le hciieran indecente (?).

 

Tras todos esos pensamientos y por fin fuera de los terrenos de esa familia di media vuelta y desaparecí rumbo al castillo evans mcgonagall

[Leah Snegovik]

Rodó los ojos con impaciencia al ver el numerito que montaban tanto Spectum como Darla. La parte de Catherine le había encantado, sin duda, aquél hombre sí que sabía marcar las diferencias entre un traidor de bando y un sangre sucia... ¿o no era lo mismo? Pero el hecho de que estuvieran haciendo la novela de la noche entre los dos, para encubrir a Darla, le ponía un poco de los nervios. Aunque lo impresionante no era aquello, sino cómo Bel por fin reaccionó a los ataques tras la muerte de Catherine.

 

Con el Séneca de Spectum, sólo le quedaba una acción verbal... sólo que Aaron había llegado primero para hacer de sus planes un simple sueño. Y lo curioso fue que trató de hablar. ¡En vez de hacerse alguna otra cosa! Pero no. El Guardián nunca llegó a salir -más que todo porque no llegaba al rango para hacerlo- y el Sectusempra del mortífago dio en el pecho de la mujer. Pero antes de que muriera, la Nigromante tenía algo para ella. El Fuego Negro que había invocado había llegado al nivel dos junto al segundo, formando dos grandes bolas de fuego poderosas que lanzó contra la anatomía de Bel y la dejó ahí, que se quemara mientras se desangraba.

 

Todo muy tierno.

 

Tronó el cuello con lentitud y fijó los ojos hacia sus compañeros. No hizo demasiado para retener a Darla, la dejó que peleara de mentira con Spectum y sólo se fijó en Tauro. Aún portaba su Detritus cuando desapareció y no pudo evitar sonreír de medio lado ante aquello. Ya después se encargaría de recordárselo. Caminó hacia Aaron y le hizo una seña con la mano.

 

-Vámonos, guapo, te mereces un trago después de ésto -le guiñó un ojo y lo llevó fuera de los terrenos, hasta que ambos desaparecieron envueltos en una voluta de humo que los llevaría a la Fortaleza Oscura.

 

 

Off:

 

¡La sorpresa de la noche! Vamos, que nadie se lo esperaba. Después de haber negociado con Bel por parte de la Orden del Fénix y conmigo por parte de la Marca Tenebrosa, procedo a dejar los saldos correspondientes del asalto. Ya hablamos lo de la salida y también lo expliqué en el rol. Entonces:

 

OdF

Muertos

 

Bel Evans McGonnagall

Catherine Stark

 

MT

Ilesos

 

Taurogirl Crouchs

Darla Potter Black

Leah A. Ivashkov

Spectum Crouchs

Sofía Elizabeth Granger G

Aaron Black Lestrange

 

 

Los muertos tendrán que pasar a su centro de curación para recibir el tratamiento requerido. ¡Semper Fidelis! Buenas noches

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia sonrío al ver como las sangres sucias que habían osado entrar a su castillo habían quedado tiradas en el suelo sin vida. Si por ella fuera las quemaba como había ofrecido su compañero pero decidió que las dejaría ahi a que su compañera Leah usara el hermoso fuego negro sobre la ultima que habia muerto y una vez que todos se retiraron levito los cadaveres y los hecho a un contenedor de basura que estaba cerca. Por un momento pensó en quedarse ahi, después de todo aquel hermoso lugar era su casa, pero se lo pensó mejor, aun tenia muchas cosas que hacer antes de volver a su mansión.

 

-me pregunto a que habrá venido Darla a este lugar - pensó mientras de daba la vuelta y conjuraba el humo negro que la rodearía antes de desaparecer del lugar, señal inequívoca de que la que se marchaba era una mortifaga.

 

- ya volvere mas tarde - penso mientras desaparecia con rumbo desconocido

[Annick McKinnon]

Hace muchas, muuuchas horas (?)

 

La pelirroja apareció a las afueras de la mansión Granger. Bajó la mirada y miró el pequeño bulto que llevaba en brazos. Lo descubrió sólo un poco, lo sufiente para ver que Elros, su pequeño bebé, dormitaba profundamente, ignorando que justo en ese momento la mansión Gryffindor estaba siendo destruida por un par de mortífagos.

 

Apenas habían transcurrido unos segundos desde su llegada, cuando escuchó el familiar sonido de un elfo doméstico apareciendo cerca de ella. Se trataba de Dido, la elfina doméstica que en últimas fechas se encargaba de los cuidados del pequeño Gryffindor. Annick sonrió con alivio, pero su corazón aún continuaba latiendo velozmente mientras pensaba en el resto de los habitantes de la mansión. Deseó que todos se pusieran a salvo, tal como los habían instruido.

 

Un segundo chasquido anunció la aparición de otro elfo, Eneas, quien no iba solo. Un par de ladridos retumbaron en la calle, y Kyara y Pólux, los perros de la fenixiana, se acercaron velozmente a ella. Annick les dirigió algunas palabras cariñosas, y acarició sus cabezas con una sola mano debido a que con la otra sujetaba a Elros. Sabía que sus mascotas odiaban la sensación de la aparición, pero agradeció a Eneas por llevarlos con él.

 

―Me alegra que todos estén bien –comentó sonriendo y tratando de parecer más tranquila de lo que realmente estaba–. Nos refugiaremos aquí mientras el peligro pasa –comentó mientras se encaminaba hacia la entrada principal de la mansión Granger–. Ojalá que alguna de mis primas se encuentre en casa… o que al menos no hayan cambiado la chapa de la puerta.

 

Todo parecía tranquilo, muy callado. La ojiverde interpretó el silencio como una señal de que muy probablemente Sophie no se encontraba en casa, ni siquiera los gemelos.

 

―Bueno, parece que la llave aún funciona –comentó con alegría mientras abría la puerta para que todos entraran–. Sólo espero que cuando Sophie aparezca, no nos ataque pensando que somos intrusos –agregó riendo, aunque en el fondo sentía un poco de culpa al pensar que hacía mucho tiempo no visitaba el hogar de sus primas.

 

Se instalaron en la sala y encendieron fuego en la chimenea para combatir el frío que se sentía debido a la reciente nevada que había caído sobre el pueblo. Entonces apareció Hipólito, uno de los elfos domésticos de la familia, anunciando que la rubia había salido y no sabía a qué hora regresaría.

 

―Está bien, Polito, nos quedaremos un rato a ver alguien de la familia aparece –la ojiverde pensó que Hipólito no tenía que saber que la mansión Gryffindor estaba siendo atacada, así que el elfo se retiró diciendo que prepararía alguna bebida caliente.

[Sophie Elizabeth Granger]

La aparición conjunta no era lo suyo por lo que tuvo que recurrir a Ariadna su elfina para que llevara a los gemelos mientras ella aparecía sola con la cachorra, era mas fácil transportar a un animal que a dos chicos. En cuanto tocaron tierra en el patio trasero una luz en la sala llamo la atención de la bruja.

 

-tenemos visitas madre- dijo Oscurus cruzándose de brazos. Era poco lo que asustaba a sus pequeños, su naturaleza hibrida los hacia mas valientes que el niño promedio.

 

-debe ser alguien conocido o Polo ya estaría histérico regañando a Ari y obligandola a desaparecer con nosotros - dijo Mith sonriendo divertido al ver la cara de disgusto de la elfina al mencionar a su enojon compañero elfo.

 

- veamos quien es, quien de los dos se lleva a Lisa? - tercio la mortifaga mientras caminaban hacia la casa. Oscurus la tomo entre sus brazos y comenzó a acariciarle detrás de las orejas. Cuanto se iba a divertir con el nombre de la nueva mascota, de eso estaba muy segura, pensó, meditando sobre el asunto mientras atravesaban la entrada trasera de la casa. Pocas veces recibían visitas, pero la voz que escucho hablando con Polo su elfo le causo una mezcla de enfado y alegría, sus primas eran unas malditas abandonadoras todas. Ella misma apenas estaba en casa, siempre andaban de paseo y apenas si pernotaban los gemelos y ella en la vieja casa de las Granger.

 

Estaba a punto de gritarle a su prima cuando los gemelos soltaron a la perrita Lisa y corrieron con su tía Annick que sostenía un bodoque entre sus brazos. La rubia abrió los ojos como platos y se acerco con lentitud a la Gryffindor. No se atrevía a acercarse y contaminarlo con sus malas vibras, la ex inquisidora estaba de mal humor últimamente por su despido y se desquitaba con quien se dejara. Pero aquel pequeño o pequeña era hijo de dos de sus primos así que al final la familia le llamo mas y se acerco junto a los gemelos y frente a Annick.

 

- Mama, mama, tenemos otro primo...mira, es tan pequeño, tia que es niño o niña - gritaron emocionados al mismo tiempo sus pequeños. La rubia solo atino a sonreír y sentarse a lado de su prima. -puedo? - pregunto a la Granger pidiéndole permiso para cargarlo.

[Annick McKinnon]

Cuando Polito se dirigía hacia la cocina para preparar algo a los recién llegados, tres figuras se adentraron a la sala. De inmediato Mith y Oscurus corrieron hacia donde se encontraba sentada la pelirroja para poder observar de cerca al bebé.

 

―Es niño, y su nombre es Elros –explicó con una gran sonrisa mientras acomodaba la cobija de tal modo que todos pudieran ver bien al pequeño.

 

La ojiverde estaba encantada con la alegría y efusividad de Mith y Oscurus. Les iba a preguntar si deseaban cargarlo, después de todo ya se estaba acostumbrando a que muchos de los Gryffindor lo cargaran, pero la rubia se le adelantó.

 

―Claro que puedes, prima, ni siquiera necesitas preguntarlo, toma –dijo levantándose y acercándose a la Granger para pasarle al pequeño Gryffindor–. Aunque creo que tendrás que sentarte para que los gemelos puedan verlo.

 

Era impresionante la atención que atraía un bebé en casi todos lados. Tanto así que por un momento Annick había olvidado el motivo por el cual se encontraba en la mansión, pero no deseaba alarmar a nadie en ese momento, así que antes de mencionarlo recordó que los tres Granger también habían llegado cargando algo.

 

―Eh, me parece haber visto que tienen un nuevo habitante en la casa, ¿no es así?. ¿Qué es?, me pareció ver que traían un pequeño perro, ¿o se trata de un conejo o una gran rata? –preguntó alarmada al recordar que Pólux, su perro samoyedo, se encontraba en casa y solía lanzarse sobre todo lo que se moviera, no para atacarlo sino para jugar, aunque a veces sus juegos eran un poco pesados para otros animales.