Familia Granger (MM B: 86794)

[Cris Granger R.]

— ¿Es que acaso movieron todo de lugar? Esto podría llevarme días...

 

Murmurando para si mismo, Cris daba vueltas por los pasillos de lo que alguna vez había sido su hogar. No había tenido el tiempo de avisarle a nadie, menos a Annick, pero sus vacaciones habían comenzado y había esperado tanto volver a Europa... que tomo el primer traslador que encontró de Nueva York a Londres. Habia pasado mucho tiempo, pero no estaba en condiciones de enfrentarse a la inquisitiva mirada de su tía Sophie (que ya debía saber que estaba por la mansión), no al menos sin pasar por su habitación primero.

 

​Su pelo azul ahora llevaba un corte recto, pero se había arreglado con una corbata negra suelta sobre una camisa blanca y jeans. Lo suficientemente arreglado para una visita informal a casa, pensó el ojiazul mientras corría las cortinas de uno de los pasillos y observaba complacido el jardín delantero. Al menos ya estaba sobre sus pasos. La mansión desde el exterior tenia un aire familiar, aunque llevaba tanto tiempo fuera que le sorprendió reconocerla sin la dirección superpuesta.

 

Pero era como entrar a una casa diferente. ¿O quizá la recordaba de forma distinta? Todo lo que sabia era que su habitación daba en dirección al lago. Aunque conociendo como todo cambiaba luego de un tiempo no le hubiera extrañado que ahora estuviese del otro lado de la mansión... o quizá abajo en la mazmorra. Mucho dependía del humor del que estuvieran todos de seguro. Pudo ver unas siluetas en la orilla del lago, pero no quería molestar a su tía (ese pelo rubio se distinguía desde cualquier dirección) si estaba en compañía de alguien mas. No, podía resolver esto solo. Solo necesitaba recordar...

 

— ¡AQUA LUMINICEN! — exclamó al aire moviendo su varita en cualquier dirección, sin mucha certeza de lo que estaba haciendo.

 

El hechizo encendió los floreros de un tono azul fluorescente, o mas bien el agua en su interior. Solo duro unos momentos, pero duro lo suficiente para percatarse de que en el piso de arriba un foco de luz enorme salio desde una de las habitaciones. Y es que había algo que distinguía su habitación de la de sus tías, un enorme acuario en una de las paredes. Esperaba no haber llamado la atención mas de lo necesario mientras subía por la escalera de dos en dos y empujaba la puerta de entrada.

 

La cual no cedió.

 

El Granger se dio de lleno con la puerta mientras intentaba abrirla. No parecía cerrada, pero no había podido girar la perilla. Pero ya estaba seguro de que estaba en la habitación correcta. La perilla era distinta a las otras, y así como la recordaba le extraño no poder entrar. No es que la hubiese sellado el mismo con magia (no tenia tanta magia como para modificar los hechizos de sus tías o romperlos) y no había dejado nada personal dentro. Casi todo lo importante ahora colgaba de una pequeña mochila extensible que colgaba de su hombro. Entonces...

 

— ¿Porfavor ábrete? — probó.

 

Y la puerta se abrió. Por si sola. O alguien tiro de ella y luego desapareció. El pequeño chasquido que escucho en el proceso le hizo pensar que fue un elfo. Era lo que sacaba por desaparecer tanto tiempo. Terminabas olvidando las costumbres de los elfos de limpiar. De seguro me habían visto llegar y habían dado la alarma para quitarle el polvo o botar la basura acumulada. Mordiéndose una uña para evitar pensar demasiado la nostalgia regreso a su hogar. Las mismas columnas griegas de siempre, y la misma pecera gigante que ahora se encontraba vacía, solo decorada por algo de coral falso. Extrañaba a todos sus peces...

No había ropa, no había muebles extras. Parecía una habitación de almacén, aunque muy bien decorada, si tenia que decirlo. Todas sus pinturas y sus materiales seguían dentro del armario, limpios y como nuevos, aunque los cuadros que había colgado ahora estaban vacíos, y solo quedaban lienzos. Tal vez se habían aburrido de estar en el cuarto y se habían acomodado por la mansión (sabia que esas sirenas de hace rato eran familiares). Pero vuelta a casa, nuevo nuevo comienzo. Suspiro un poco y se fue a limpiar al baño, tirando la mochila sobre la cama.

Si se iba a encontrar con alguien lo haría de forma presentable al menos.

Editado 11 de Octubre del 2016 por Cris Granger R.

[Ernest Dumbledore Prior]

Entregas del Mall a la Familia Granger: 1er rol

 

El Macnair sabia desde hace rato que las entregas a domicilio, se habian vuelto algo frecuente para los clientes del Mall y por lo mismo debia de estar mas dispuesto a salir hacia negocios o familias, sin embargo esta vez solo le habian tocado puras familias.

 

La primera Familia que tenia que visitar era a la Granger, en la Mansion debia entregarle la persona de nombre Sofia una camara de Fotos Magica y una nimbus 3000. El chico portaba la tunica morada del Magic Mall para indicar que iba en nombre del negocio.

 

Despues de un rato de caminar pudo ver los muros que protegian a la Mansion de ataques inesperados o de intrusos que quisieran robar alguna cosa valiosa de la Mansion.

 

Ya tenia listas las cosas que debia entregar en mano, la camara de fotos y la Nimbus estaban propiamente llevadas envueltas y super bien cuidadas..

 

Despues de pasar por los jardines llego a la puerta de la Mansion y con un leve toquido aviso que habia llegado.

 

-La entrega del Mall para la joven Sofia, ha llegado...- dijo en un tono grave pero amable de voz, esperaba que pronto lo atendieran...

[Thomas E. Gryffindor]

-¡Claro Stabolito! ¡Habla! ¡Cuéntanos! ¿A quién te recuerdo?- insistió el mago luego de la intervención de Sofía, la misma que se sentó a su lado en el tronco de roble que estaba a orillas del lago. De cierto modo, Thomas podía intuir de quién se trataba; debido a que aún recordaba aquellas memorias robadas que extrajo de Jessie durante dicha ocasión en el Departamento de Misterios, haciendo uso de su habilidad mágica de Legilimancia que muchos aún desconocían por completo. -Es verdad, Sofía... pero debes tener en cuenta que ella no debe tener alma- añadió en tono de broma, esperando poder sacar una sonrisa forzada en los labios de la pelirroja que no paraba de jugar con su mascota estando aún tendida en la toalla sobre el suelo. -Y tú tampoco te me escapas, señora Granger. Sé que algo te tiene los ánimos desgastados... Supe que renunciaste en El Profeta ¿Sucedió algo con Ishaya?- fue lo que consultó a continuación el fenixiano, siendo interrumpido por un fugaz y sorpresivo sonido que materializó la figura diminuta de Polo junto a los tres magos reunidos. -Señores Granger... hay un joven del Magic Mall que ha venido a dejar unos productos para la ama Sofía. Hipólito dejó a Freddy a cargo de los quehaceres de la casa para poder venir a avisarles, amos. Hipólito tiene esperando al joven afuera de la puerta- explicaba el sirviente de orejas largas; despertando la innata curiosidad de Elros, el cual se puso de pie inmediatamente. -No te tienes de qué preocuparte, Sofía... iré yo a recibirlo. Tú quédate con tu hija... quizás ella quiera platicar a solas contigo sobre esos problemas que la aquejan. Vuelvo en unos minutos más- manifestó el adolescente, para posteriormente llevar sus pies al interior de la morada de los perdidos de Ottery, mediante una forzada aparición desde el estanque.

-¿Tú? ¿Qué haces en mi hogar, mortífago?- exclamó asombrado tras abrir la puerta de la residencia y hallarse de frente con el rostro del miembro de La Marca Tenebrosa que había salido a la luz en el Atrio del Ministerio hace un par de meses atrás; hecho que le instó a desenvainar su varita de pirul para apuntarle directamente a la cara sin vacilaciones que le limitasen a reducirlo. -No creas que por vestir esa túnica morada del Concilio voy a tener piedad de un malnacido hipócrita que sigue caminando con libertad por Gran Bretaña. Dime, Macnair... ¿qué diablos vienes a hacer aquí? ¿La Tríada te mandó a espiar?- bufó con impotencia el animago, reflejando su enojo a través de la penetrante mirada que no dejaba de intimidar, con cierta agresividad, a Ernest.

Editado 15 de Octubre del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Ernest Dumbledore Prior]

Entrega del Mall 2do rol

 

 

El Macnair se sobresalto al ver a un joven salir gritandole y diciendole mortifago, el Macnair solo sonrio ante esta perorata, hacia unos dias varias dudas le habian saltado en la cabeza y no dejaban de molestarle, el que el joven Granger le apuntara ahi con la varita directo a la cara, podria provocarlo y asi hacer de ese su ultimo dia en el Mundo Magico...eso seria tan facil y lo quitaria de problema y duda... pero no, si en algo el Macnair se caracterizaba era en ser fuerte.

 

 

El Macnair suspiro y miro al joven Thomas...

 

-No, no es nada de eso...- dijo el joven con gesto serio y un poco nostalgico- vengo a entregar unas cosas que la joven Sofia Granger pidio en el Mall, una camara de fotos magicas y una nimbus 3000- al ver que Thomas se negaba a quitar la varita de frente de su cara...

 

-Si me mataras o desmayaras ahorita seria lo mejor que pudieras hacer, me quitarias de problemas y dudas y me harias todo mas facil, ojala pudieras leer mi mente para saber que pienso...- En verdad seria todo tan facil, si el hiciera un sectusempra hacia mi o yo mismo hacerlo hacia mi, mis pensamientos me mataban... una voz decia Estas del lado incorrecto y otra estas del lado correcto" mientras que otra decia Debias de haberte mantenido fuera de esto..."

 

-PienSa que hacer y si lO haraS.- dijo el Macnair, las dudas eran algo urgente que necesitaba aclarar y no sabia el como podria hacerlo, ¿Thomas lo ayudaria?...

[Jessie Black Lestrange]

Observó a la distancia sin fijar su vista en ningún lugar, trayendo viejas emociones y sentimientos que hace mucho no dejaba que la embargaran. Las lagrimas seguían saliendo por sus grises ojos pero ya de nada servía ocultarlas; escucho las palabras de su madre y bajo la mirada a su regazo, donde Estrella descansaba, enterró su rostro en la cabeza de su perra y finalmente volteo a ver a sus acompañantes cuando escucho a Thomas hablar.

 

-Enrik Riddleturn- susurró Jessie intentando tranquilizarse - él y su mejor amigo Heko... eran como... los hermanos que siempre quise. Desde pequeña me quede sola y al llegar al pueblo ellos me acogieron en su grupo... cuando desaparecieron, primero Heko y luego Enrik... decidí que era el momento de irme y buscar a mi hermano desaparecido, pues ya tenía pistas de que él estaba vivo.

 

No era la unica que estaba triste, podía notar como Sofia también traía algo que no la dejaba tranquila, rasco de forma distraída detrás de las orejas de Estrella, fulmino con la mirada a Thomas cuando este menciono que no tenía alma y aunque no se equivocaba no era una buena broma.

 

-Alma no tengo pero si mucha hambre... ¿te prestas voluntario? A estas alturas ya debes saber que soy vampiro- sonrió con malicia observando divertida al hombre.

 

Negó y regreso su mirada su mascota justo en el momento que un elfo aparecía cerca de donde ellos estaban. Lo fulmino con la mirada cuando menciono que había llegado alguien a la mansión alguien del concilio de mercaderes.

 

-Madre... ¿qué haremos con nuestras vidas?-preguntó a la nada soltando un suspiro

[Sophie Elizabeth Granger]

Escuchar el nombre de su amigo la sobresalto, la verdad es que hacia mucho no sabia nada de el y tambien lo echaba de menos pero al parecer no tanto como su hija. Dejo que Thomas recibiera sus cosas para poder hablar un poco mas con Jessie sobre eso y poder tener pistas sobre el paradero del Ryddleturn.

 

- así que Enrick, vaya, creo que tenemos mas en común de lo que pensé, yo también extraño a ese chico pero como suelen desaparecer todos por acá, pues digamos que me he acostumbrado a su ausencia. Aunque te seré honesta, a mi Thomas no me lo recuerda nada, Enrick era un poco mas calmado y Thomas desborda energía - le dijo a su hija rememorando al Ryddleturn.

 

-señorita Granger, solo quería que supiera que el joven Cris parece haber vuelto a casa, lo he dejado inspeccionando su habitación - le comento Polo su elfo que no se había retirado aun

 

- Cris ha vuelto!, dioses, Polo asegurate que Thomas no me asesina al sobrino, ya sabes como es de celoso con su deber y cuando creas que esta listo, dile que no se vaya que quiero hablar con el - dijo dándole indicaciones.

 

- En cuanto a mi querida, Thomas no esta errado, al menos no del todo, por mi paso por la marca hice cosas que avergonzarían a alguien muy especial, alguien que ya no esta en este mundo pero que sigue siendo parte importante en mi vida. Apague mi humanidad para bloquear el dolor y cometí crímenes atroces y eso me esta pesando tanto como no tienes idea - confeso con tristeza - ahora eres un vampiro Jessie, puedes tomar el camino fácil como yo y apagarte pero debes ser consciente que eso no regresara a Enrick o a Heko y cuando finalmente te enciendas de nuevo el dolor volverá al doble o puedes sobreponerte y seguir tu vida, eso es lo que ellas querrían que hicieras, no se Heko pero si Enrick.

 

Le había puesto las dos opciones sobre la mesa a Jessie, no le iba a decir que hacer, al final la decisión la debía tomar ella y cargar con las consecuencias de sus acciones. Ella estaría ahi siempre que ella la necesitase y apoyaría cualquier decisión que ella tomase, así esta fuese volverse una asesina sanguinaria como lo había sido ella hasta hacia poco tiempo o seguir con su vida sin sus queridos amigos.

 

@ @@Thomas E. Gryffindor @@Cris Granger R.

[Thomas E. Gryffindor]

-Así veo, Macnair. Tu presencia aquí no es grata... menos después de todo lo que dijiste en el Atrio. Estás en mi morada, Ernest... ¿No tienes un mínimo de decencia u honor? Vienes y te plantas aquí, delante mío... como si nada hubiese pasado... ¿Eres necio acaso?- expresó Thomas muy molesto, vislumbrando los dos paquetes con el sello del Magic Mall y del Concilio de Mercaderes; tal y como el mortífago le había revelado en un comienzo de la plática que ambos estaban sosteniendo en la fachada de la residencia de los Granger. -¿Lo mejor que pudiese hacer? Claro que sería lo óptimo, Macnair... pero temo decirte que yo no soy auror del Ministerio ni tampoco ando por el mundo haciendo justicia con mis propias manos. Lo que sí me compete es... proteger a mi familia; así que no te atrevas a dar un paso más hacia el interior o me veré en la obligación de expulsarte a patadas ¿Entiendes?- agregó el apuesto adolescente, sin despegar sus enormes esmeraldas de los orbes amarillos del demonio; decidiendo hacer uso de la gran habilidad mágica que Rosália Pereira le inculcó hace unos meses atrás, la Legilimancia. <<¿Qué es lo que te traes entremanos?>> reflexionó tras oír en su mente los pensamientos de Ernest; dudas existenciales que le dieron muy mala espina después de todo, pero optó por bajar su varita de pirul y hacerle frente como hombre. -Lo que haré o no... no es de tu incumbencia, Macnair. Así que necesito que me tiendas las facturas de los productos para que te las pueda firmar, y así te vayas de aquí lo antes posible ¿Comprendes o quieres una explicación con manzanas como un niño de kindergarten?- inquirió Thomas.

¿Qué sería lo que Ernest planeaba con él? ¿Lo deseaba ocupar de marioneta para descalificar los actos imprudentes y osados de los miembros de La Orden del Fénix? Pues si eso era lo que buscaba ahí, no lo tendría; porque Elros era un mago astuto y muy poderoso. Desconocía el rango que el Macnair portaba en las filas de La Marca, pero él ya era un guerrero templario, además de tener en un vasto historial en habilidades y conocimientos Uzza; lo que no le vendría nada de bien a un novato como Wilfred. Rescataba su valentía en acudir ahí, pero también le descolocaba su cara de hipocrecía con que hablaba y se expresaba; aquéllas eran cualidades que no soportaba el Gryffindor y que en reiteradas oportunidades, le hacían perder el juicio. -Dime Macnair... ¿Me pasarás los pergaminos? No tengo el día completo para estar aquí, perdiendo mi tiempo contigo- masculló con recelo.

Editado 20 de Octubre del 2016 por Thomas E. Gryffindor

[Apolo Granger]

— ¿Ella dijo eso?

Se cruzó de brazos, mientras el elfo desaparecía luego de hacer una reverencia. Sabia que tarde o temprano se tendría que encontrar con algún familiar, pero esperaba que fuera Annick y no Sophie, su tía gracias al parentesco adoptivo que tenían. ¿Estaría molesta por haber desaparecido? No, hace mucho tiempo menciono que entendía que nadie era un prisionero en la mansión. Encontraba loable que siguiera haciendo de la mansión su hogar, después de tantos años, y de permitirnos poder regresar.

Las cosas en Ottery siempre habían sido complicadas, con ataques de Mortifagos y de la Orden del Fénix, normal que todos se fueran tarde o temprano. A tal punto que muchas mansiones de antiguas y poderosas familias habían desaparecido sin dejar rastro. Pero la Mansión Granger había sobrevivido al paso del tiempo, y mucho tenia que ver con Sophie, supongo que por eso nunca había tenido problemas en decirle tía aunque no los uniera un lazo de sangre. Que curioso que nada hubiese cambiado después de tanto tiempo, aunque no podría apostarlo.

Acomodo su pelo azul frente al espejo de su habitación, y abrió la puerta despacio para encaminarse hacia la cocina. Ya no podría volver a salir sin hablar antes con su tía Sophie, y tenia algunas preguntas que hacerle, pero mientras estuviese ocupada era mejor no molestar. Que supiera –y no sabia- muchos de los otros Granger tampoco estaban viviendo en la residencia, pero no quería encontrarse con nadie desconocido y tener que dar explicaciones sobre quien era.

Bajó las escaleras, suponiendo que las cocinas estarían en la planta baja como siempre. Se aseguro de mantenerse alejado de la entrada mientras se dirigía en el salón, se escuchaba una discusión bastante fuerte y no quería verse envuelto. Caminaba con mucha agilidad para evitar hacer ruido, y una vez que supo hacerse camino hasta el comedor entrar en la cocina resulto ser pan comido. Era uno de los pocos lugares que había permanecido casi intacto a pesar del tiempo, a pesar del cambio de decoración.

— ¿No es molestia si pido algo de comida? — preguntó Apolo a uno de los elfos, sentándose en la barra y esperando algo de la común servidumbre de siempre.

No le iba a costar nada volver a acostumbrarse a que los elfos fueran tan serviciales, sobre todo por que con magia no iba a poder hacer muchos cosas después de tanto tiempo sin practicar. No era tan bueno aun como para ser de utilidad dentro de la mansión, pero tal vez podría aprovechar los terrenos para practicar. No estaría mal volver a usar su varita, pensó mientras tocaba el bolsillo externo que convenientemente llevaba en su pantalón, donde podía guardar su varita sin problemas.

Ante sus ojos llegaron un juego de te completo y un enorme postre coronado con una cereza. Lo bueno es que de hambre no se iba a morir, pero aun así se quedo mirando a la puerta de la cocina por si alguien aparecía. No le hubiese gustado que lo pillaran de sorpresa comiendo, así que comenzó lentamente con un tenedor a separar trocitos y comérselos despacio. Si había dicho que tenia hambre, pero los nervios estaban evitando que comiera con tranquilidad.

— Hay cosas que no cambian, supongo — musitó para el mismo mientras veía a los elfos volver a sus quehaceres.

[Jessie Black Lestrange]

Rio divertida al escuchar las palabras de su madre, era verdad que Enrick era más tranquilo pero no era por eso por lo que Thomas y él se parecían, sino porque ambos tenían por hobi el molestarla, por eso es que cada que Thomas se metía con ella le recordaba tanto a esos dos cabezas huecas que la hacia tener mucha nostalgia.

 

-No es por su energía... esos dos tenían como costumbre burlarse de mi, eran como los hermanos que siempre quise tener o como el hermano que tuve y que ahora recuperé... no se como explicarlo, pero esos dos hacían que me riera por todo y por nada a la vez, así que Thomas hace lo mismo, se mete conmigo, me hace enojar pero también reír, por eso me recuerda tanto a ellos y la forma en la que se ríe... por eso lo odio.

 

Un elfo llego informando que alguien había llegado, tal parecia que su madre lo conocía por la alegría con que respondió. Bajo la mirada pensativa, sin dejar de acariciar a su mascota. Escucho las palabras que le ofrecía Sofia, era verdad que ella deseaba borrar sus recuerdos de esos dos y que al hacerlo las cosas mitigarían, pero en las noches oscuras y solitarias esos recuerdos volvían con más vida de la que desearía y eso la hacía ponerse realmente mal.

 

-​Se que ellos jamas volverán, por eso muchas veces he planteado el irme, no volver, ir en búsqueda de esos dos. Se que Heko anda en España, hace poco lo vi pero... el cambió mucho, no es mi mismo Heko, mi hermano y en cuanto a Enrick, tal vez haya muerto en alguno de sus extraños viajes, tal vez yo debería hacer lo mismo, volver a donde crecí, buscar las respuesta de lo que realmente paso con quienes me criaron... pero a la vez no quiero, me da miedo no volver. El ser vampiro no me impide morir.

 

Se puso de pie desechando los restos de lagrimas de sus ojos, hizo un amago de sonrisa que no llegó a sus grises ojos viendo con fijeza a su madre.

 

-Vamos, te llego una visita y yo tengo que asegurarme que Thomas no mato al que vino a dejar las entregas... no puedes decirme que no haga mi trabajo como inquisidora, pero puedo protegerlos a ambos, se como hacerlo.

 

@@Thomas E. Gryffindor @

Editado 5 de Noviembre del 2016 por Jessie Stabolito

[Mentita]

Candela Triviani

Servicios Administrativos del Wizengamot

Empleada

 

— ¡idi***! ¿Acaso no ves por dónde caminas?

 

Chuck agachó la cabeza apenado e imploró con ambas manos a la bruja, no deseaba empezar la noche con golpes y patadas.

 

— ¡Chuck es malo! ¡Chuck lo siente, ama!

 

Candela estuvo a punto de darle una patada, pero tuvo que contenerse porque en ese momento algo distrajo su atención. Se acababan de aparecer en una de las mansiones que le seguía a su lista de familias para la entrega de la invitación enviada por el departamento en el que trabajaba; de modo que se compuso, le dedicó una mirada fulminante a su sirviente y sacó un memo de su bolso.

 

— Anda, por ahí abajo, en la puerta.

 

El elfo, que voluntariamente había querido acompañar a la gitana, recibió la orden y se apresuró hasta la puerta; por ella deslizó el telegrama que había tomado de la mano de su dueña.

 

 

http://i.imgur.com/T7XD75E.png

 

 

Chuck regresó al lado de la bruja y tiró ligeramente de la manga de ésta.

 

— ¿Es todo? —preguntó.

 

— ¿Quieres quedarte a tomar el té? Vamos... inútil. —y tras un elipse de humo, ambos desaparecieron.