Jump to content

● Ars & Vita ● (MM B: 94346)


Adrian Wild
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Al levantar su mirada, luego de que leer la información del folleto, se sintió observada por los rostros de los retratos. Le parecía increíble y una excelente estrategia para captar la atención al público; tenían la posibilidad de conocer "celebridades”, aunque eso valía para quienes no se sentían intimidados. Tras algunos segundos volvió a la realidad cayendo en cuenta del lugar donde sus pies se mantenían fijos. No era su intención molestar a nadie, aunque en un principio quería respuestas por el comportamiento del payaso pero la información que del folleto hizo que se olvidara de esa situación.


Tenía interés en ver a Cye, saber cómo estaba y cuál era su vestuario en esa ocasión. A pesar de que Lockhart llevaba unos meses con una criatura dentro suyo seguía teniendo un excelente gusto a la hora de tomar decisiones cuando se vestía y había podido comprobarlo en la clase en la que tuvo la posibilidad de verla. Era según el estilo de cada persona y Sherlyn creía que el de ella era el mejor que había visto en su estadía en el mundo mágico. Fue en ese instante en el que recordó el local que tenía la bruja en el Callejón Diagón y consideraría visitarlo para ver la nueva indumentaria.


En el momento en que sus recuerdos cruzaron su mente vio un elfo doméstico dentro del local, el cual se había dado cuenta de su presencia pero retrocedió y tomó velocidad para caminar rápidamente, o eso le había parecido. Quizás aún estaban reformando el local para la fiesta que se realizaría días después, lo descubriría.


Sin embargo, una persona pareció hacer caso al llamado del empleado y se presenció en la entrada en tan solo unos segundos. La bruja no pudo evitar expresar un gesto de disgusto y susurrar: — Oh, no —tras los diversos pensamientos que pasaron por su mente se había olvidado de que él era el anfitrión. Por más que lo intentara, hablando o reflexionando le era imposible tener una buena imagen de éste. Era demasiado paranoica para aceptar que era una buena persona.


Creía que podía encontrar a Cye en algún otro lugar que no fuera allí pero no le parecía correcto alejarse sólo por temor. Deseaba demostrarse a sí misma que podía hacer frente a cualquier circunstancia que se le presentara; después de todo era parte de un bando que intentaba brindar el bienestar de esa comunidad. También aprovecharía para comprobar que nada fuera de lo común ocurría dentro de esas instalaciones. Respondió al saludo y se resignó –tras deliberar- a cruzar el umbral.


Había respondido sin que le preguntara por lo que podía imaginar que ellos estaban en reformas aún. Su interior era asombroso, no sabía qué modificaciones podían darle; quizás un poco más de color en la entrada pero ¿dónde quedaría la elegancia? Varias cuestiones comenzaron a surgir por su mente pero ninguna vería la luz. Quería mantener el mínimo contacto y al oír que Cye junto con un acompañante estaban en la azotea se sintió más aliviada, más al percibir que el trayecto fue rápido.


Una vez allí se ubicó al lado de Lockhart a quien se la veía en perfectas condiciones y con una copa de hidromiel en la mano. Le dedicó una sonrisa y luego miró a el director del departamento de Transportes: — Buenas tardes —podía imaginar para qué estaban reunidos en ese momento.


— No —negó ante la invitación ya que podía tener ingredientes extras. Imaginaba que podía incluir alguna sustancia para ponerlos inconscientes y robarles sus pertenencias, pero a la vez no quería perder una postura educada—. Muchas gracias.


Cuando el elfo llegó con los folletos de la reinauguración, el cual había podido comprobar que era el mismo que llevaba en su mano—. Es interesante —soltó, dándole dedicándole otra ojeada al folleto—. Creo que podré ayudar.


— Aunque deben pedir a sus empleados que respeten al que circula por la vía pública, ¡tiran crema por doquier!

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Adrian la sorprendía, tanto como el sonido producido por martillos que de un momento a otro llego hasta ellos, llevaba quien sabe cuánto tiempo fuera de Londres y apenas se aparecía se inventaba cada actividad con una carga de trabajo impresionante, una reinauguración no era algo fácil de organizar, claro que no, a ella le hubiera llevado meses hacerlo y un ejército de elfos, el por el contrario parecía tan tranquilo que daba miedo. ¿Querías háblame de la reinauguración? Ya sabes que estoy puesta para lo que necesites, eso sí tenme paciencia que tu sobrino se las gasta- dijo señalando su barriguita.

-Gracias- le dijo al elfo que le entrego su bebida cero alcohol, además de informarle al propietario que era solicitado en la puerta, el mago se disculpo y desapareció por un par de minutos dejándola sola con el funcionario ministerial. -¿Y cómo encontró el departamento? ¿Habrá pronto algún torneo o campeonato para los habitantes de Othery?- quiso indagar pues hace mucho que no se veía una actividad similar, como no fuera en la navidad.

La verdad que Adrian no tardo nada en regresar y no lo hacía solo sino acompañado de Sherlin, Cye le sonrió y la saludo con la cordialidad que la caracterizaba, claro que le sorprendió un poco verla en el local del Will porque según recordaba en la clase, por cierto comentario no es que se caían precisamente bien. La rubia observaba y escuchaba, su cuñado el anfitrión perfecto al ofrecerle tomar algo, ella como mucha diplomacia rechazaba el ofrecimiento como para no deberle nada. Y entonces Wilmo apareció otra vez.

-Wuaoo que hermoso cartel, tienes que darme el dato de tu imprenta, esta de lujo- dijo asombrada ante el bonito arte, entonces noto que el mago no se sentía como con lo que estaba por decir, hasta que lo soltó, ayuda, simplemente necesitaba ayuda para que la comunidad mágica se enterara de aquel evento. -Como te dije no es que sea yo de lo más veloz ahora, pero creo que puedo repartir uno que otro- era lo menos que podía hacer por su cuñado y por aquel hermoso local que tenia tanto que ofrecerle a la comunidad mágica, ya ni hablar de ella, que cuando terminara su embarazo pretendía tomar clases de danza para recuperar la figura, y allí estaba Sherlyn hablando de comida.

-¡Que rico! Crema batida, se me antoja- dijo ante el comentario de que el personal estaba untando a los transeúntes de dulcita crema batida, cosa que por supuesto a muchos no iba a caerles bien.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No esperaba menos de la reacción de mi cuñada. Ella siempre apoyando a los demás y viendo las cosas de la forma más positiva posible. Atenta y servicial. Era estupenda, no me extrañaba en absoluto que Ishaya la tuviera por esposa. Hacían una pareja de lo más compenetrada. Ay Ishaya, ójala pasara por la mascarada también y pudiéramos charlar. Y Sagitas. Y tanta gente a la que tenía ganas de ver. Aquellos últimos días había estado enfrascado en la reforma y la preparación de la mascarada y no me había pasado por ningun castillo ni ninguna mansión tranquilamente para saludarles.

 

- El diseño... -dije algo tímido, pues realmente había sido casi un logro-, es mío. Pero no sé si volvería a salir algo así o parecido. Creo que el azar a tenido mucho papel en su confección.

 

Sin embargo, la reacción de Sherlyn sí que me sorprendió. De hecho no pude hacer más que atragantarme con el sorbo de hidromiel. ¿De verdad me iba a ayudar? ¿Ella que tanto me odiaba? Tomé una servilleta de la mesita pequeña de café y me limpié los restos de bebida derramada.

 

- ¿De verdad, nos ayudarías?

 

Aún no daba crédito, algo que demostraba con mi pregunta. Intenté autoconvencerme a mí mismo de que así sería y una gran sonrisa se formó en mis labios.

 

- Muchísimas gracias, de verdad, a las dos -me giré hacia Dave, que se mantenía en silencio, y en mitad del ánimo le insistí-: ¿Qué, te unes a la patrulla de reparto?

 

Ya casi se me había olvidado que seguía tratando con un director departamental que me había tirado los tejos apenas hacía media hora.

 

@ @@Sherlyn Stark @

Useiaum.gif

Firma AW.png
✤ Viajero de la noche ✤

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Había estado tan sumida en sus pensamientos que no se percató de lo fabuloso que lucía el cartel hasta las exclamaciones que realizó Cye, revelando su admiración. Era verdad que mantenía una imagen llamativa sin perder su toque cordial y serio; los contrastes utilizados podían ser una clara muestra del buen gusto que podía tener una persona. Cuando el anfitrión confesó que había sido el artista no pudo más que pensar que cualquier persona podía tener tales habilidades para generar una obra. Suponía que éste, al ser el dueño de un local donde se centraba en el arte tenía más posibilidades de generar cierta actividad con tanta simpleza.


Su inquietud de a poco mermaba haciéndole sentir más segura y reconfortante, esto debía deberse a su cercanía a la de Cye. Estudiaba cada una de las palabras que realizaban los presentes en esa hermosa azotea, de tan manera que no le había quedado tiempo para escudriñar su alrededor. Debía admitir que ese lugar le agradaba bastante y si no fuera por el prejuicio que le tenía a su propietario podría pasar largas tardes allí, perder la noción del tiempo pero nunca de las circunstancias.


De repente la imagen de su elfa cruzó por su mente, la pequeña sabía cómo volver al hogar pero el hecho de que no le había dicho ni una palabra de dónde estaría. Se sentía realmente preocupada por esa situación, por lo tanto se vio obligada a retirarse de ese establecimiento antes de lo que creía y cuando fuese el momento más indicado. En ese instante su mirada se dirigió hacía el director del departamento de Transportes. No había escuchado ninguna palabra de su parte y temía que fuera porque le molestara la presencia de ella. ¿Sería posible?


— Ayudaré en lo que pueda —reafirmó su comentario dirigiéndose, esta vez, a Adrián quien parecía asombrado de su actitud.


¿Cómo no sería capaz de ofrecer su ayuda a quien se la pedía de buena manera? Solía ser una persona muy servicial y quizás podía ser una desventaja a la hora de mantener una imagen sensata de sí misma. Hasta podría llegar a estar en peligro si ésta actitud propia llegaba a agravarse. Aun así, al estudiar la situación de una forma más determinada se dio cuenta que estaba obrando para mí. Después de todo no perdía a cambio de una tarde fantástica repartiendo folletos, le daría la oportunidad de escudriñar los locales de Diagón.


— Estoy segura de que el amable elfo te traerá una crema crema batida —dijo en dirección de Cye para que ella se quedase más tranquila ya que no había nada más que estuviera a su alcance para ofrecerle—. Lamentablemente, ya es hora de irme.


— Estoy segura que a mi hermana le encantará la idea de La Mascarada —añadió para que el asunto no le quedase en el aire—. Siempre es un gusto verte, Cye, y fue un placer conocerle, señor ¿Black Lestrange? —las insignias departamentales delataban la identidad de cualquier persona.


Antes de oír las respuestas de los presentes, la bruja se puso de pie con la intención de retirarse. Pero, antes, sus ojos buscaron la figura de algún elfo que estuviese a una distancia considerable de ella para que pudiese escuchar su petición: — ¿Serías tan amable de acompañarme a la entrada? —indagó; no le agradaba la idea de que fuese Wild quien se viera obligado.

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

http://i65.tinypic.com/se1rp0.jpg

El día, por fin, había llegado. Las últimas semanas las había dedicado plenamente a aquel evento, del cual me enorgullecía, pues desde que había abierto lo que había pasado a ser el primer Ars & Vita deseaba regalarle la fiesta de inauguración que se merecía. Pero ésta jamás había llegado a causa de los viajes y compromisos que habían casi abusado de mi tiempo.

 

Apenas hacía un par de días que me había despedido de Cye, Dave y Sherlyn, con quienes había compartido un breve rato antes de que las reformas hiciesen inviable mantenernos en las dependencias de la ya renovada edificación. El día anterior me había acercado para comprobar que Wilmo no estaba tirándose de los tres pelos que coronaban su pequeña cabeza y que Melinda había vuelto sana y salva del reparto. Y lo había hecho, aunque ebria. A apenas unas horas de que acabase el día, la inmensa reforma estructural y decorativa del Ars & Vita, había terminado. También estaba orgullosísimo del equipo de elfos que tenía a mi lado en aquella aventura.

 

Y en aquel momento, me encontraba en la puerta de entrada, contemplando nuestro nuevo teatro-escuela. Me había levantado muy temprano aquella mañana para empezar a preparar los menesteres de la reinauguración, y aún así, cuando llegué al lugar, los elfos ya estaban manos a la obra. Casi no había dormido, consumido por los nervios, pero Wilmo me había obligado a marcharme a la Mansión Potter Black para que descansara. Sin embargo, estaba como una rosa. La emoción de la mascarada era más fuerte que cualquier otra cosa.

 

Miré hacia atrás, observando el camino de piedras claritas que atravesaba los jardines principales y desembocaba directamente en la puerta de entrada. Las piedras lucían al pisar sobre ellas y creaban pequeñas melodías que variaban en función de la velocidad con la que se atravesara el camino. Sería una buena forma de que los asistentes rompieran el hielo antes de entrar. Además, dejaba a su elección el quedarse allí toda la noche o continuar hacia el interior. El resto de los jardines, gozaban de una iluminación modesta conseguida con globos plateados, blancos y azules que se iluminaban.

 

Frente a la entrada, las motas de color geométricas de la fachada seguían configurando diversas formas o rostros conocidos, aunque aquella noche, predominaban las máscaras y personajes del Barroco y Neoclasicismo. Atravesé las puertas de entrada y todo se oscureció; unicamente unos farolillos flotantes indicaban el camino hacia la puerta doble de la derecha, por la que se accedía a la sala Le Jongleur. Sería una magnífica presentación de la nueva sala circular con gradas alrededor y un escenario al fondo, al cual se accedía por el pasillo que lo conectaba a la pista central. Llegué a la entrada de la sala, donde Wilmo, vestido todo de negro y con una máscara blanca, decorada únicamente con su nombre en la esquina superior derecha, daba paso a los asistentes a la sala, anunciándo su entrada con un efecto de sonido amplificado por toda la estancia.

 

Le sonreí y me interné en la sala. Dentro, un montón de cristalitos pequeños flotaban en el elevado techo, cubriéndolo casi por completo. Desde arriba, los focos los iluminaban, creando efectos de color impresionantes. Di una palmada para que Mark apareciese justo a mi lado. Al igual que Wilmo, estaba vestido de negro con la máscara blanca y su nombre. Parecía incómodo con ella.

 

- Mark, es para que la gente pueda dirigirse a vosotros por vuestros nombres. Por favor. Luego cuando atiendas en la barra te dejo quitártela, pero ahora en la bienvenida no -le dije con tono calmado, añadiendo después-: me gustaría un tono muy tenue y cálido para la entrada de los asistentes. Cuando empiece el espectáculo, puedes iluminar todo.

 

Dicho y hecho. El elfo no tardó ni dos minutos en configurar los focos para que la sala adquiriese una luz anaranjada y tenue, que permitía ver la decoración no muy recargada pero sofisticada. Las cuerdas que separaban las gradas de la pista estaban cubiertas por telas rojas, doradas (en menor medida) y con toques blancos y negros combinados. Los pasillos que daban acceso a los asientos en las gradas y la pista central eran de madera no muy oscura. El escenario del fondo se mantenía a oscuras y completamente negro. Aquel era mi lugar.

 

- Bolinda, Saburns, ¿está todo preparado arriba? -dije refiriéndome a la azotea, donde luego se ofrecería el convite.

 

Los dos elfos aparecieron, vestidos igual que Wilmo y Mark, cada uno con su nombre en la máscara.

 

- Todo listo, ¿avisamos a los actores y actrices?

 

- Sí, por favor. Decidles que se preparen; la gente está a punto de llegar.

 

Ambos desaparecieron de nuevo y entonces atravesé la pista central, dirigiéndome hacia el escenario.

 

- Lumos -murmuré sacando mi varita para alumbrarme el camino, completamente oscuro.

 

Me coloqué en el centro del escenario. No me hizo falta llamarla, pues en cuanto hube llegado, Melinda, molida por la resaca, apareció con mi traje y mi máscara de entre los telones.

 

- ¿Cómo estás, pequeña? Vaya cogorza te pillaste.

 

No contestó. Estaba ofendida y muy dolida, consigo misma y con quién le había hecho beber. No sabía muy bien qué había pasado exactamente, más que se había emborrachado cuando cumplía con el reparto de carteles del evento. Ya hablaría más tranquilamente con ella del tema, cuando todo hubiera pasado.

 

- Gracias, por todo. Y no te preocupes, ya lo hablaremos con calma -le dije intentando tranquilizarla, mientras me vestía y recibía su ayuda.

 

En pocos minutos estaba listo. Lucía una camisa azul oscura, remetida por unos pantalones negros ajustados y enganchados a mi cintura con un cinturón negro de hebilla de plata. Mis pies los cubrían unos zapatos también azules, con una onda de polvo plateado que partía desde la mitad delantera lateral y se extendía y ensanchaba hacia el talón. La camisa tenía los dos últimos botones abiertos permitiéndome lucir el colgante del Amuleto Volador, que tenía la forma de dos alas plateadas extendidas. Y mi rostro lo ocultaba una máscara de media cara que se ajustaba sola y se amoldaba a la forma de la cara en la que reposara: era completamente blanca y en su borde derecho tenía un ribeteado azul y polvillo plateado.

 

- Divino -dijo la elfina casi sin ánimo, aunque con un cierto matiz de orgullo en su voz.

 

Ella había elegido mi indumentaria y me había confeccionado la máscara, con sus propias manos. Era toda una artista manual, y agradecía mucho tenerla conmigo en el Ars & Vita.

 

- Ve a cambiarte como los demás -le indiqué, viéndola desaparecer al instante. Respiré hondo-. Todo listo. Nox.

 

Efectivamente, no faltaba nada. Sólo los invitados. Esperé pacientemente en mi posición, oculto tras el manto oscuro que impedía ver nada del escenario, mientras que la tenue luz anaranjada iluminaba la pista central y las gradas. La pista era más grande que de costumbre, pues según fueran llegando, los asistentes debían permanecer de pie allí.

 

Por el momento, sólo debían llegar hasta la sala, ser anunciados por Wilmo y esperar, impacientes, en la pista central. Una vez empezaran a entrar, habría media hora de márgen.

 

Después, todo acontecería.

Useiaum.gif

Firma AW.png
✤ Viajero de la noche ✤

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Naipes ingleses.


Podría haber sido obra de una magia superior aquella que provocó que esas dos personas tomaran las características físicas de ese tipo de cartas o, si bien, se empeñaron para lucir exactamente como tales. Lo que estaba fuera de sus planes era la alocada personalidad que ambos adoptaron una vez que se pusieran en la piel de sus personajes. Se consideraban como actores con grandes capacidades pero no por eso se acoplaban tanto a una protagonización como en esos momentos.

— ¿Sería hoy? ¿Hoy sería? —el “A de corazones” no paraba de realizar ciertas indagaciones a su compañero con la intención de obtener una afirmación.

Estaba claro que se encontraba fuera de sí no atendía a lo que su subconsciente trataba de decir ni tampoco le avergonzaba las miradas de la gente. Realizaba exclamaciones innecesarias en voz alta. Afortunadamente para su dignidad llevaba sus ojos tapados ya que se dirigía firmemente a la mascarada de la cual le habían hablado hacía unas semanas. Prometía muchísima diversión, por lo que se podía interpretar. Sería la oportunidad perfecta para demostrar sus habilidades exhibiendo sus mejores trucos.

— Así es —confirmó el “A de pica” con la misma impaciencia de su voz denotaba—. ¡Debemos darnos prisa!

Se podía decir que no soportaba ni un segundo más la actitud que su acompañante tenía, y si no fuera porque estaba ansioso de observar todos los preparativos que se habían realizado en el ambiente, donde se llevaría a cabo la fiesta, podría haber tratado de amagarle con el hacha papel que llevaba sobre sus manos. Éste sólo esperaba no llegar a utilizar tales medidas para regularizar las emociones exageradas del otro, quien no se encontraba indefenso ya que llevaba una enorme flecha.

La calidez que sólo los meses de más calor era capaz de ofrecer desfavorecía sus trajes ya que de a poco se iban llenando de sudor. Con semejante inquietud uno de ellos tuvo que decir algo al respecto: — ¡Espero que haya calefacción!

— Debemos apresurarnos —seguía soltando el otro estrellando su arma contra el suelo provocando un irritante sonido.

Se encontraban a unos pasos de Ars & Vita cuando sus personalidades cambiaron por completo haciendo que se comportaran de una manera más tranquila; no querían quedar mal con el anfitrión. No sólo por cortesía sino porque él podía ofrecerles una beca para actuar en ese prestigioso establecimiento.

Cualquier quedaría maravillado al ver el jardín que estaba delante de la puerta principal, era fresco y hermoso aunque ellos no le darían ese calificativo sólo les llamaba la atención. Aquel cuyo aspecto tenía una tonalidad colorada sólo se quedó unos segundos admirando las piedras que constituían el sendero. Siguieron éste hasta adentrarse al establecimiento con nervios y entusiasmo, los cuales no habían podido disimular.

— Debe ser un elfo muy eficiente —murmuró uno al ver a la criatura que los anunciaba. La sala parecía enorme desde esa perspectiva, aunque también creía que lo sería desde las otras. Era elegante y ninguno de los dos podía quitar sus miradas de su alrededor y a la vez estaban expectantes de lo que sucedería.


http://i.imgur.com/l2jE4yX.png

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Nymphadora

 

La Veela de tez tigreña se encontraba frente a la puerta de aquel local. Sin duda la entrada estaba bastante bien cuidada y las personas ya comenzaban a entrar. Parecía que aún venía temprano. ¿De verdad tenía que estar aquí? Debería estar buscando a sus amigos, pero ella siempre decía que debía seguir la indicaciones que le indicaban que camino debía seguir. Todo parecía indicar que debía entrar a ese lugar, tampoco tenía otro lugar donde mirar así que no pasaría nada por ver si alguno de sus compañeros se encontraba allí.

 

Y si no los encontraba pues... al menos se divertiría un rato y vería como es la gente en aquel país. Estaba bastante contenta con la ropa que había encontrado. No se parecía en nada a la que llevaba las demás chicas pero para ella era la prenda que más le identificaba. No le importaba el "que dirían los demás" Pues esta era su vida y con ella hacía lo que ella quería.

 

[Flashback]

 

Aquel hombre había sido muy amable con ella, ¿cómo había dicho que era? No lo recordaba pero su rostro estaría siempre en su memoria. En algún momento esperaba encontrarse con él y devolverle el favor. No solo la había rescatado de aquel chico horrible sino que además le había dado algunas monedas para que pudiera sobrevivir hasta que encontrara a sus amigos.

 

La chica de cabellos negros y piel tigreña se miró un momento, la fina tela de sus ropajes estaban rotos y apenas le tapaban. Ya de por sí la tela entera apenas tapaba muchas cosas. Debía hacer algo antes de llamar aún más la atención. Así que rápidamente se metió en una de las primeras tiendas que vio la cual tenía un ambiente bastante oriental cosa que le gustó.

 

Miró unas prendas que parecían ser bastante de su estilo, cuando escuchó a un par de chicas que también andaban de compras por allí. "Vas a ir a la fiesta esa? Seguro será muy interesante... No saber siquiera con quien estás hablando por la máscara es bastante emocionante. Ojalá aquí encuentre el vestido apropiado".

 

¿Una fiesta? De todas formas ella no estaba invitada y dudaba que lo estaría. Era difícil saber cuanto tiempo había estado encerrada así que no podría corroborar cuanto tiempo hacía que había venido. Pero para ella este era su primer día en aquella ciudad. Prefería tomarlo como su primer día pues el primero de verdad no había sido muy bonito con aquella batalla en la que se encontró...

 

Finalmnete se decidió por comprar un traje de danza árabe que se parecía bastante a los que ella usaba de Odalisca. Era de un tono azul marino que le gustaba mucho, aunque en estos momentos no era muy apropiado ponerse a bailar sin antes haber encontrado a su Señor. Pero no conocía prenda más cómoda además de que era la que siempre había llevado.

 

Antes de salir de aquella tienda vio un cartel pegado a la puerta que antes no había percibido. "Ars & Vita". ¿Qué lugar era ese? El nombre era bastante llamativo y bonito sin duda. "Oh, si vas a ir a la fiesta necesitarás un antifaz" La dependienta llamó su atención viendo que aun podría ganar más con la chica extrangera. "Tengo uno perfecto para el traje que llevas, dame un momento".

 

[fin del flashback]

 

Caminó hacia la puerta de aquel local que parecía ya abierta y entró sin llamar. Sus megillas se habían teñido de un ligero rosa de la verguenza por entrar sin llamar, pero por suerte su antifaz cubría aquel sonrojo y nadie la miraba mal por ello ni llamaba la atención. El lugar estaba sin lugar a dudas hermosamente decorado, solo temía que se llenara de demasiada gente ya que aquello siempre le daba sensación de claustrofobia. Pero si veía que la gente no paraba de llenar se iría a tomar un poco de aire.

http://i.imgur.com/YOimnKz.png


http://i.imgur.com/YofS6XW.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Groter Shulton Granpié

 

Lo había pensado bastante pero al final supe que debía ir con algo no demasiado preparado, iba a ir completamente de negro, un pantalón con zapatos brillantes y al final una camisa pegada del mismo color y con botones apenas visibles, todo terminaba con una máscara totalmente plano que se acomodaba muy bien al rostro, el cabello lo tenía recogido, la máscara mostraba un rostro serio y de ojos totalmente blancos, era una genialidad sin duda cuando me vi en el espejo me había costado imaginarme ahí dentro sino hubiera sido por el cabello, así que salí de la mansión Gryffindor.

 

Al llegar al local caminando miré al rededor y lo encontré, era el anuncio que habían colgado en el local, supuse que no sería mala idea invitar a mi chica favorita de cabello castaño... Ahora que lo pensaba era mi chica favorita en todo el mundo. Sonreí mientras camniaba hacia la entrada y sostenía una rosa que había arrancado del jardín, llevaba días viendola pero por fin hace un par de días se había abierto por completo, así que la había tomado y cambiado el color, ahora los petalos eran negros y tenía varios hechizos para no marchitarse, la había traido para regalarsela, aún no sabía como vendría, pero como yo había elegido negro me pareció una buena idea.

 

Me dispuse a esperar un poco a que apareciera, mientras sostenía la flor en mi mano, daba unos pasos y luego regresaba a la entrada del local, llevabamos unos pocos meses de relación y de verdad me sentía muy bien con ella, desde que todo empezó me había sentido muy bien con ella y creo que hacía un buen trabajo de novio, me gustaba tener una relación con la castaña, no me atrevería a decir cosas como que eramos el uno para el otro ni nada parecido, pero comenzaba a imaginarme un futuro mucho más largo con ella, cosa que nunca me había pasado, comenzaba a imaginar que podría ser una buena desición comenzar a pensar en un futuro con ella, aunque nunca habíamos hablado de si quería casarse o no, detalles por el estilo, pero siempre supuse que encontraría el momento perfecto para tratar todo eso, ya llegaría ese día, mientras tanto la iba a esperar para disfrutar un poco de esta fiesta.

 

@

"Si no quieres entender que hibernando están las brujas, amarrate a una escoba y vuela lejos... "


http://i.imgur.com/UMBhN44.jpg


http://i.imgur.com/QiufeoA.gif//http://i.imgur.com/PdzQYmK.gif//http://i.imgur.com/fI9RQmv.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

Me mantenía oculto entre la oscuridad del escenario, viendo cómo los invitados acudían a la sala sin demasiada demora. Wilmo, diligentemente, les anunciaba con la ayuda de un hechizo amplificador de su voz, de forma que cada presente fuera reconocido por su propio nombre o por el pseudónimo que le pidiera decir a mi elfo. Parte del encanto de una mascarada era no reconocer fácilmente al resto de la gente, aunque quienes quisieran ser reconocidos también podían dejar que su nombre llenara toda la sala.

 

Miré con discrección hacia la parte más alta de las gradas, esperando ver a los actores preparados tras las entradas traseras que conducían a los pasillos y a la cabina de técnicos, oculta tras una ventana oscura en lo más alto. Vi movimiento tras las cortinas negras; era casi imperceptible, pero podía sentir la emoción contenida, los nervios a flor de piel.

 

Sonreí levemente, sin separar mis labios, ansioso. ¿Cuánta gente faltaba por llegar?

 

La sensación de vértigo se acrecentaba y la característica parálisis corporal que sobreviene antes de comenzar una función me envolvía. Tres personas más, y empezaríamos. La sala casi estaba llena. Las puertas se cerraron y Wilmo se quedó tras ellas, en el vestíbulo, por si algún rezagado deseaba todavía asistir a la presentación del evento.

 

Tragué saliva y aclaré mi garganta asegurándome de que no sonaba nada más. La tenue luz que permitía a los invitados colocarse comenzó a descender, y entonces, mi voz, igualmente amplificada, resonó por todos lados.

 

- Señoras y señores, monsieurs et madames, ladies and gentlemen... Lo que está a punto de suceder -mi voz se agravó y las luces se apagaron por completo-, es sólo para ustedes.

 

Un segundo. Dos segundos. Tres segundos.

 

Una explosión de color y los primeros acordes de aquella famosa melodía muggle inundaron toda la sala, entonados por los actores y actrices vestidos de época y todos con máscaras relucientes comenzaban a bajar por las gradas, cantando aquella canción. La breve introdución de los dos señores fue tan breve que enseguida se escuchó el fuerte:

 

- ¡¡MASQUERADE!!

 

Los pelos se me erizaron como escarpias y la piel de absolutamente todo mi cuerpo estaba de gallina. Debía contener la emoción. Miles de luces alumbraban las diferentes intervenciones de los actores y actrices y la melodía era acompañada por músicos colocados estratégicamente entre los asientos de las gradas.

 

Estaba siendo un comienzo magnífico. Los dos actores principales de la escena se entremezclaron con el público cantando sus solos, juntos, hasta subir hacia el centro de las gradas. Una parte instrumental magnífica, de nuevo el estribillo con un tempo más moderado, el explendoroso coro final. Todo era fiesta, todo era emoción, hasta que los acordes del fantasma resonaron sobre el resto y un foco azul me iluminó.

 

Ante el espectante público, mi figura se alzaba sobre sus miradas asombradas y una retorcida sonrisa surgió de mis labios.

 

- Bienvenidos y bienvenidas -mi voz era profunda, grave, y con un toque tenebroso, aunque con una cierta dulzura misteriosa-, es un placer para mí acogerles esta noche en el Ars & Vita, el lugar que, de aquí en adelante, hará sus sueños... O pesadillas... Realidad.

 

Con una rápida desaparición y aparición sobre el pasillo de focos que se alzaba sobre las cabezas de los asistentes, pude sentarme y mirarles fijamente a los ojos mientras anunciaba lo que estaba por venir.

 

- Permítanme que les indique que se ha dispuesto un convite en la azotea del edificio, a la que tendrán acceso acompañados por los elfos enmascarados. Ellos les indicarán el camino.

 

Ante su todavía atolondrada mirada, sonreí divertido y de forma emblemática.

 

- Pero...Cuidado con desviarse de las indicaciones... Hoy el edificio presenta sorpresas inesperadas y quizá desagradables en cada rincón.

 

Reí con malicia, atemorizándoles y saltando sobre ellos. El Amuleto Volador me permitió caer limpiamente en el hueco que me habían dejado al retirarse asustados. Efectivamente, estaban perdidísimos. Lo notaba en sus miradas, en sus rostros.

 

- Además, les anticipo que deberán estar atentos, pues durante el banquete se les valorarán positivamente sus máscaras y su actitud y participación en la fiesta. ¡Beban ponche, diviértanse, y no olviden... Nunca se sabe qué puede ocurrir!

 

Todavía estaban atontados. Subí casi corriendo al escenario de nuevo, colocándome bajo el foco azul que comenzó a mezclarse con otro blanco procedente de detrás.

 

- ¡FUERA DE AQUÍ!

 

A partir de aquel momento, todos tenían libertad absoluta para moverse por las zonas comunes del local e ir a la azotea, donde todo estaba dispuesto según comprobé en la seña que me hizo Bolinda al retornar al escenario. Arriba, mesas repletas de comida y bebida y una excelente actuación orquestral en el escenario central de la azotea les aguardaba. En el resto de rincones del edificio... Ni yo mismo podría decir qué les aguardaba.

 

Desaparecí del escenario y las luces volvieron a la tonalidad naranja tenue del comienzo. Los actores comenzaron a retirarse mientras el público salía y comentaba lo ocurrido.

 

Reaparecí en la azotea, esperando cortésmente a los que emprendían el camino hacia allí con una copa de cava en la mano. ¿Habría venido alguien conocido? Casi no me había fijado, porque lo que más me había llamado la atención eran un par de cartas de póker a las que no les había quitado el ojo de encima, preguntándome si aquello era un disfraz o se habían escapado de algún sitio indebidamente.

 

- Chicos, dadle caña -les dije a los músicos, que enseguida comenzaron a tocar Trumpet Tune and Air de Henry Purcell.

 

Reí. Me hizo mucha gracia escuchar esa clase de música tras mi fórmula tan rockera y vulgar.

Useiaum.gif

Firma AW.png
✤ Viajero de la noche ✤

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Nymphadora

 

La hermosa mujer enmascarada de azul observaba a la gente que entraba al lugar. La mayoría iba acompañada, sin duda era una mejor forma de pasarlo en aquel lugar ya que ella al estar sola se aburría un poco. La verdad es que dudaba encontrar a alguno de sus amigos en aquel lugar, esperaba que se encontrasen bien.

 

Levantó la mirada cuando un chico llamó la atención de todos y sus rosados labios se tornaron en una sonrisa cuando toda aquella gente comenzó a cantar aquella canción tan motivadora. Sintió aquel primer impulso de ponerse a bailar y al principio pudo contenerse en el sitio, aunque parecía tener el síndrome de las piernas inquietas.

 

Cuando las personas que cantaron se pasearon por la zona no dudó en tomar la mano de quien se acercó a ella y bailar un rato con él mientras cantaban. No había escuchado aquella canción antes, no podría decir que fuera de sus favoritas, pero cualquier canción alegre y motivadora era bien recivida para sus oídos.

 

Dejó de bailar, algo más calmada luego de haber dado algunas vueltas envuelta en aquella alegría y las personas volvieron al escenario para luego dejar que aquel mismo chico de la presentación del principio volviera a hablar. Juntó sus manos delante de ella y sus profundos ojos azules lo miraron fijamente para prestarle atención.

 

La verdad al principio le gustaba lo que decía, cuando dijo que también podrían revivir sus peores pesadillas... ¿que clase de promoción era esa para un negocio exactamente? Había veces que las palabras revelaban una identidad oculta del chico, unaidentidad oscura, todo lo contrario de lo que aparentaba.

 

Le gustaba las sorpresas, pero el tono con el que hablaba le daba un poco de desconfianza el si fiarse o no. Siempre estaba a tiempo de irse de allí ya que no sabía muy bien que pintaba en aquel lugar. Aunque en algún momento de la mascarada le quitaran la máscara ¿qué más daba? Nadie la conocía allí de igual forma.

 

Cuando el chico pasó su mirada por todos lo sque se encontraban en el lugar, sus ojos por un momento se cruzaron con los de ella. No sabía que pensar de aquel chico, por momento s parecía agradable y por otros momentos misterioso con un toque siniestro. Aunque nadie podría superar a su señor en eso último.

 

Cuando terminó el discurso miró a los dichosos elfos, nunca había visto esas criaturas tan extrañas, la verdad es que parecían adorables y de un tamaño tan pequeño que daban ganas de abrazarlos como si de peluches se tratasen. Se dirigió a uno de ellos con una amplia sonrisa y miró sus extrañas orejas largas y puntiagudas.

 

- Perdona -le sonrió Nymphadora con calidez- no conozco este lugar, ¿podrías guiarme hacia la azotea por favor? -le pidió con una suave voz que hizo que el elfo se sonrojara un poco por su amabilidad y luego la guió hacia la azotea donde ya aquel chico de antes se encontraba esperando allí (@Adrian Wild).

 

Sus brillantes ojos azules volvieron a conectar con él, ¿sería por él que las casualdiades hicieran que ella acabara allí? ¿o tan solo era porque la vida había decidido que necesitaba una fiesta luego de todo lo que había vivido anteriormente? La verdade s quee ra curioso, había pasado realmente relativamente poco, pero en aquel momento esos sucesos le parecían ya muy lejanos.

http://i.imgur.com/YOimnKz.png


http://i.imgur.com/YofS6XW.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.