El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Jessie Black Lestrange]

El desorden en la habitación era… bueno, ya casi terminaba. Solo faltaba el casi. El caldero ya estaba limpio y los ingredientes ya estaban casi todos en su lugar. Solo faltaba retirar lo que estaba en el techo, una cosa viscosa y verde que no sabía cómo es que había llegado ahí.

 

-Frogotego- exclame apuntando al techo con mi varita de endrino- bien… eso es todo.

 

Murmure satisfecha por mi trabajo. Voltee la mirada al cuarto, revisando que ya nada estuviera fuera de lugar. Todo estaba tal cual lo habíamos encontrado Matt y yo cuando entramos unos minutos atrás.

 

Estaba por salir para ver si Matt ya le había entregado la poción a mamá cuando Sunar entro a la habitación.

 

-Hola Sunar- sonreí a mi sobrina.

 

Me decía que ya había dejado a Argentus alimentado y que pronto se dormiría. Ese bebe, era lindo y tierno y su cabello me encantaba. También me decía que lo cuidara.

 

-Descuida tía, yo me hago cargo, ya voy donde el pequeño- asentí saliendo de la habitación seguida de la trigueña. La escucho despedirse de Matt y Sagitas y luego irse. Regrese sobre mis pasos solo para cerciorarme de que Matt había hecho lo que le pedí.

 

-Matt… ¿ya se la diste verdad?- pregunté asomando la cabeza por el marco de la puerta- como sea, explícale lo que te explique a ti, tengo que cuidar del pequeño Argy.

 

Sonreí y me di la vuelta, haciendo que mi cabellera castaña se golpeara contra el marco con un ruido sordo. Recorrí el pasillo hasta llegar al salón X, donde los chiquitines estarían durante su estancia en la guardería.

 

Una mata de cabello azul celeste me llamaba la atención. Estaba acostadito en una cuna, con sus manitos cerradas encima de su carita, mientras una risita cantarina, divertida, provenía del niño.

 

-Hola Argy, ya vine-salude al acercarme a él con voz algo infantil- juguemos algo antes de que te duermas, así podrás descansar más a gusto.

Lo tome en brazos y cargándolo fuimos hasta la alfombra donde unos peluches estaban esparcidos por la misma. Había unicornios, dragones, hipogrifos y caballos alados. Tome unos cuantos para que el pequeño jugara con ellos. El cual rio al verlos junto a él.

 

-Mira Argy, estos pueden volar- exclame moviendo la varita para hacerlos levitar, mientras los animales de peluches movían las alas, arrancando las risas divertidas del pequeños.

 

Jugamos un rato, pero antes de lo que yo hubiera imaginado, el pequeño se quedó dormido recargado en mis piernas. Ya que lo había acomodado en medio de las dos, recargándose en mi estómago, ya que por lo que pequeño aún no se sostenía solo.

 

Supe que se había quedado dormido al momento que sentí como su cabecita pesaba solo un poco más. Sonreí con ternura, viendo al niño dormir. Moví nuevamente la varita y los peluches dejaron de flotar. Tome al pequeño con cuidado y alzándolo lentamente, me puse en pie y lo deje en su cunita.

 

-Descansa Argentus, mamá no tardará en llegar- susurre acariciándole la cabecita con cariño.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- A ver, Arieluz, vamos... Te llevo a una de las cunitas y duermes un rato, ¿Vale?

 

La tomé en brazos y me acerqué a la zona de las cunas. Estaba mi hija Jesse con el niño de Sunar. Parecía agotada. La saludé suavemente y puse a la niña en una de las cunas. Ella también parecía medio dormida. La tapé un poco y ella agarró su peluche entre los brazos. Después se durmió. Le hice una seña a Jesse para que saliera.

 

-- Oye, tenemos un problema.

 

Sabía que mi hija no me entendía. Cerré la puerta, activando el chivato para que nos avisara a alguna de las dos si algún niño se despertaba.

 

-- La matrícula de esa niña es falsa. Los nombres de los padres no son los que ella dice y... La familia Potter no existe, estoy segura. Estamos los Potter Black y los Potter Blue. Pero no es de nuestra familia. Esa matrícula la ha falseado y no he podido darme cuenta antes por lo de... las flores.

 

HAbía confesado que los celos de las flores para Nely me habían impedido fijarme mejor en aquella mujer. Ahora mismo no sabría decir cómo era su madre.

 

-- Me temo que han abandonado la niña en nuestra guardería -- le susurré.

 

Sí, teníamos un problema.

[Jessie Black Lestrange]

Veía al pequeño Argentus dormir tranquilo en su cunita, pensando en lo tierno que se veía. Ese niño era un amor, ahora comprendía por que Lils le quería tanto.

 

Acomodaba las otras cajas y sus contenidos en los lugares correspondientes para dejar el lugar aun más lindo de lo que ya era.

 

Me encantaba su decoración, todo en colores pastel, ideales para unos nenes tan pequeños. Revisaba al pequeño cada dos por tres verificando que todo estuviera en orden.

 

No había mucho por hacer, solo vigilar que el pequeño estuviera bien. Me senté en una de las sillas detrás del escritorio y poco a poco me quede dormida yo también.

 

Me desperté sobresaltada al escuchar un pequeño quejido no muy lejos de donde estaba. Me pare apurada y camine hasta la cuna de mi sobrino. Lo tome en brazos y comencé a mecerlo.

 

-Ya, ya Argi, tía Jess esta aquí para cuidarte, no te pasara nada- exclame sonriendo al pequeño mientras le hacia mucas raras.

[Matt Blackner]

Lo habíamos pasado genial preparando esa poción, había observado a Jesse y se notaba que tenía mano con las pociones, al contrario que a mi, que siemrpe me costaba lo mio hacerlas bien, más que nada porque no era paciente y me acababa aburriendo.

 

Al final logramos hacerla, y me pasó el tarrito con la poción dentro, eso al menos serviría si teníamos algun accidente.

 

Luego me había marchado a buscar a mamá, pero salí un momento, pues Fenrir intentaba coger de nuevo al Uni Ojo, que revoloteaba a su alrededor

 

Cuando conseguí calmar al lobo, recogí la botella y vi a Jesse en la sala de los pequeños, cuidando de Argentus, que dormía en una cunita. Sonreí levemente. Le tenía mucho cariño a aquel pequeño. Había sido al primer bebé que había visto, y se me hacía raro verlo tan grande ahora.

 

No encontraba a mamá por ningún sitio, asi que entré con Jesse.

 

- Oye Jess, has visto a mamá? no la encuentro

 

Argentus me vio y comenzó a mover las mans hacia mi. Reí mientras lo cogía.

 

- Hola mini sobri, hjacía tiempo que no te veía, estas muy grande! - dije, haciendole cosquillas.

Editado 31 de Octubre del 2011 por Matt Blackner

[Dama Gris]

El Callejón Diagon se preparaba para las celebraciones de Halloween. En todas partes, magos y brujas avanzaban por las calles de la ciudad, engalanados con sus mejores galas, dispuestos a acudir al Baile de Halloween. Los más ricos y prestigiosos magos de la comunidad hacían uso de sus carruajes más lujosos y los que no podían permitirse alquilar uno o bien no tenían uno propio, desfilaban por las avenidas en busca de los trasládores que el Ministerio había dispuesto para transportar a todo el mundo al lugar de la celebración. Algunos pocos, volaban en exóticas criaturas envueltos en abrigadas capas para resguardarse de la fria noche de otoño que se avecinaba.

 

Era una tarde nublada, como otras muchas tardes de otoño. Conforme el ocaso se acercaba, las nubes parecían bajar del firmamento y envolvían las calles con una tenue y húmeda capa de neblina. A pesar del frio y de la humedad, nada hacía presagiar lo que se escondía detrás de las alargadas sombras de la tarde.

 

Comenzó a avanzar, agazapada, sin que nadie se diera cuenta de su presencia. Y, de pronto, la leve capa húmeda que envolvía las calles se hizo más y más espesa hasta convertirse en una cerrada capa de niebla. La Niebla avanzaba, quizás Miss Ligeia girara con ella. Aquella Niebla era suya, su garra fiel, su arma más poderosa. Giró y giró en la tarde brumosa y avanzó por la calle atrapando a cuantos en ella estaban.

 

Y siguió girando, adquiriendo las más extrañas formas con cada uno de sus giros. Al llegar a las verjas de El Hipogrifo Asustado, no le costó trabajo deslizarse entre sus barrotes de hierro y avanzar por los jardines hacia las ventanas y balcones. Penetró por ellas.

 

Nada pudieron hacer sus habitantes cuando la Niebla tomó la forma de, irónicamente, un hipofrigo con los ojos sangrantes y atacó con ella.

 

Miss Ligeia reía en la distancia. Alguien más la haría compañía aquella noche en el Castillo de Tantallon, aquel reservado para los muertos. Quien fuera el próximo fantasma, eso sólo la Niebla lo sabía. Al menos de momento. Con un poco de suerte, serían varios los miembros de aquel negocio que acabarían convertidos en fantasmas. ¡Llevaba tanto tiempo sola! ¡Por fin tendría compañía en Tantallon!

 

Quizás, cuando los otros fueran llevados por la Niebla a su otro castillo, el de Hampton, las bestias que allí había dejado acabaran también con ellos. Sería un placer tener tanta compañía, para endulzar su eterna soledad, porque más allá de la tumba, los muertos se quedan solos y las lágrimas de los vivos tan solo duran lo que la Niebla tarda en matar.

 

¡Venganza! Esta era su hora, la hora de Miss Ligeia y de su Niebla fatal.

 

Un grito fantasmal se oyó en El Hipogrifo Asustado cuando la Niebla se replegó y avanzó hacia el siguiente negocio. Muy pronto sabrían quiénes habían sido atrapados por ella.

[Jessie Black Lestrange]

Un ruido a mis espalda llamo mi atención, sobresaltada voltee a ver quien había entrado. Solo era mi hermano mayor. Le mostré la lengua a modo de juego por haberme asustado.

 

-En este momento no- conteste negando con la cabeza, haciendo que mi larga cabellera le golpeara el pecho-la vi hace rato, desde que te dije que le dieras la poción, cosa que...- voltee a ver el tarrito que tenia en su mano y solté un bufido molesta-por lo visto no has hecho

 

Voltee la mirada, buscando la mamila del pequeño Argentus, mientras mi hermano hablaba con él. Se veía que tenía mano con los niños, sonreí, sería el indicado para el trabajo, si que si.

 

-Matty... lo cuidas un segundo... tengo que buscar la mamila del niño... no tardo- deje al pequeño en sus brazos, viendo como lo cargaba con un tanto de torpeza, ya se acostumbraría.

 

Llegue al frigorifico y saque una de las mamilas, le puse agua caliente, luego formula para bebes y la agite un par de minutos. Luego regrese donde mi hermano y se la tendí.

 

-Despacio, no te apresures, él sabe que hacer- sonreí al ver su expresión de pánico- tranquilo, no me ire

 

Atraje una silla mecedora para que se sentara mientras supervisaba como lo hacia. Pensaba donde había sido la ultima vez que había visto a mamá y recordé de pronto que fue en la sala de los niños de 1-3 años.

 

-La ultima vez que vi a mamá estaba en la sala de niños de 1-3 años... pero no se si siga ahí- conteste moridendome el labio inferior, algo que al parecer hacía reír a mi hermano.

[Sagitas E. Potter Blue]

Decidí llevar a la niña hacia la zona de los jardines, para que tomara el fresco. Se le notaba algo alicaída. Tal vez echaba de menos a su madre. Dejé a Nely en su despacho y me quedé allá, junto a las tumbonas, mientras la niña jugaba un poco con la arena. Estaba casi adormecida, sintiendo sus grititos de alegría, cuando lo noté.

 

Algo sucedía en el pueblo.

 

-- Es Halloween -- me dije.

 

Y me reí de mí misma. No me iba a asustar a estas alturas de la atmósfera de la fiesta de los muertos. Con la de veces que yo había ido a gastar bromasen estos días... Y sin embargo...

 

Fruncí el ceño. Algo pasaba. Algo no iba bien. Hasta la niña se daba cuenta y había dejado de jugar. Me levanté con cuidado, para no asustarla. Le sonreí. Ella parecía preocupada.

 

-- ¿Ya no quieres jugar más, cielo?

 

Ella no me contestó. Se chupó el dedo y después lo sacó de la boca para señalarme las verjas de entrada.

 

Una gris y poderosa niebla entraba por ellas, con fuerza, casi como si fuera una nube de un incendio. Me estremecí.

 

-- Dame la mano, cariño.

 

y no esperé a que me la diera. La tomé en brazos. Miré unos instantes más la niebla hasta que la vi lanzarse hacia nosotras. Corrí.

 

-- Cerrar todo. ¡¡Cerrar todo!! -- le grité a los elfos en cuanto crucé la puerta

 

Las ventanas y las puertas se cerraron con un golpe seco. Solté a Alieruz y corrí a atrancar todos los pestillos y las grietas por donde pudiera entrar. Después retrocedí, mirando hacia los vanos por los que, por algún resquicio, pudiera entrar aquella masa oscura y malévola.

 

-- ¡Matt, Jesse! Poner a los niños en la habitación de juegos, la que está en el centro. Y encerraros allá. Que nadie salga hasta nuevo aviso.

 

Ni yo misma sabía explicarlo. Sólo sabía que aquella niebla no era buena.

[Jessie Black Lestrange]

Escuche los gritos aterrados de mi madre, voltee a ver a mi hermano asustada. Vi como tomaba al pequeño Argentus aun con más firmesa y con un rápido intercambio de miradas corrimos a donde mamá nos decía.

 

Iba delante de mi hermano con la varita en ristre, él llevaba a nuestro sobrino y no dejaría que nada les pasara a los dos. Corrí y corrí hasta la habitación de juegos volteando la mirada para ver que mi hermano me seguía.

 

-¿Que crees que este pasando Matty?- le pregunté preocupada una vez que estuvimos en el habitación de juegos- nunca había visto a mamá así de asustada

 

Escuchaba como mamá cerraba puertas y ventanas con todos los seguros posibles, yo volteaba a todos lados a la busca del problema. Una niña llego y tomo mi mano, se le notaba asustada.

 

-Ven pequeña, yo te cuido- la tome en brazos y la estreche contra mi cuerpo.

 

Voltee a ver a mi hermano preocupada, alargue mi mano para tomar la suya, no quería separarme de él, quería que mamá llegara pronto donde nosotros, si estebamos juntos... podriamos protegernos los unos a los otros.

[Sagitas E. Potter Blue]

Vi la luminosidad que se filtraba por algunas esquinas de la ventana que intentaba cerrar. No era posible... la niebla no tenía forma, no tenía fuerza, sólo era vapor de agua concentrada y ... Pero no. Me engañaba.

 

Di un salto hacia atrás, para eludir una... ¡era una garra! Juraría que aquello era una garra de un animal. Aquello era una especie de broma macabra. Como si fuera un Patronus maligno y que no avisara sino que viniera a cobrarse alguna víctima, vi aparecer un Hipogrifo que se lanzó contra mí. Aún era pequeño, pero la hilera de humo seguía entrando por aquella ventana mal ajustada.

 

-- ¡Poner toallas y trapos en todas las puertas! -- les grité a mis hijo mientras intentaba evitar los embistes de aquel hipogrifo mal humorado.

 

Grité, intentando pensar de qué manera puedes petrificar a una nube cuando retrocedió. La vi irse, la noté desaparecer. Me sujeté el pecho con una mano, como si intentara evitar que el corazón se escapara. EStaba asustada, eso no podía negarlo.

 

-- Se va... Se ha ido...

 

Mi murmullo apenas tuvo eco en la guardería. En mi mano había unas señales grises, como si la garra de aquel hipogrifo de niebla me hubiera alcanzado.

[Jessie Black Lestrange]

Mamá gritaba instrucciones a diestra y siniestra, voltee a ver a donde se escuchaba la voz de mi madre y luego voltee a ver a mi hermano.

 

-Cuida a los pequeños, yo me hago cargo- exclame dejando a la otra niña en sus piernas, y rápidamente me aleje de ellos con varita en ristre tomando unas toallas en el camino.

 

Llegue presurosa hasta la ventana y haciendo pliegues con las toallas tapie las ventanas y selle con magia las orillas que no cubrían las toallas. Escuche los gritos aterrados de mi madre, ¿que diantres pasaba?

 

Voltee a ver a mi hermano y los niños y rápidamente regrese junto a ellos. Volví a tomar a la niña en brazos volteando a ver a la puerta por donde la voz de mi madre se escuchaba y la ventana, buscando que nada entrara por ahí.

 

-Vamos a estar bien Matty- susurre poniendo una mano en su hombro, tratando de tranquilizarme un poco.