El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Jessie Black Lestrange]

La Potter Blue se quedo sorprendida por la contestación de su madre, más sin embargo ya que le decía que luego le contaría no le tomo importancia, ya le contaría todo referente a eso.

 

-Vamos niños- exclamo la ojigris guiando a los peques al salón de cuentos-claro mamá- terció antes de perderse en el interior del lugar.

 

La castaña les contó un cuento que hacía tiempo había leído y el cual le gustaba bastante. Se concentro tanto en la narración del cuento que no se daba cuenta como los niños poco a poco se quedaban dormidos, hasta que volteo a verlos casi al final del cuento y ya todos estaban dormidos.

 

-mmm creo que les cayo de peso la comida- sonrió la chica poniéndose de pie con cuidado de no hacer ruido.

 

Una vez fuera de la habitación, camino hasta donde los más peques estaban y donde su madre aguardaba. Camino hasta llegar junto a su madre y se quedo parada a un lado de ella, viendo como contemplaba a los bebes con ternura.

 

-Son tan tiernos cuando duermen...- murmuro la chica de forma soñadora.

 

Los pequeños le encantaban y su favorito era su hermano, ese chico que con solo verlo le arrancaba una sonrisa del rosto.

[Reena Vladimir]

Yo recomendaba el establecimiento, pero no había entrado nunca y eso era un fallo que debía subsanar. Me gustaba el aspecto del edificio y también los colores que había en el vallado. Sin duda era el lugar ideal para los niños. Aparté la cerca y fui hacia la entrada. Quería hablar con los cuidadores, los empleados últimamente nos estaban saliendo rana y no quería dejar al niño con cualquiera.

 

-Hola, buenas tardes. Soy una madre preocupada.

 

Ahora empezaría la evaluación del lugar, y de mi impresión le daría una resolución a mi tía, iba a tener una opinión cercana y posiblemente bastante crítica. Para empezar... Le comentaría que era relativamente fácil entrar por la valla y que llegar al edificio no era tan complicado. Lo peor era que cuando eché mano del pomo de la puerta y descubrí que estaba abierto. Entré y miré a ambos lados volviendo a repetir mis palabras dentro del edificio

[Sagitas E. Potter Blue]

Ayudé a Jesse a trasladar a todos los niños a su cuna.

 

-- Sí, son maravillosos, porque realmente son demasiado buenos y callados, cosa que despiertos dan verdadero miedo -- repuse, divertida.

 

Después cerramos la puerta, con cuidado. Una elfina estaría con ellos todo el rato hasta que se despertaran, pero una buena hora de sueño no se la quitaba nadie. Después los espabilaríamos y les llevaríamos a hacer una clase de dibujo para que se fueran despertando y adquiriendo energía de nuevo.

 

-- Pues lo que te decía antes. Va a venir un niño nuevo a la guardería, tu sobrino Akira. Y es especialista en desaparecerse, sí, y aún no tiene ni el año... Es un prodigio. Así que tendremos que vigilarle para que no se nos escape sin darnos cuenta.

 

Y como si nos hubiera oído, vi aparecer a Reena, con cara crítica. Suspiré.

 

-- Llegó la madre. Y te advierto que es de armas tomar, como no le guste, no sólo no trae al niño, sino que nos denuncia por violar alguna ley del Ministerio. Es la Directora del SAW, ya sabes, secretaria directa de los Jueces del Wizengamot.

 

Y salí casi corriendo, para no hacerla esperar.

 

-- ¡Reena! Qué bien que te hayas decidido a venir...

[Jessie Black Lestrange]

La Potter Blue se hubiera puesto a reír de no ser por que sabía que tenía que controlarse o despertaría a los niños. Sonriendo de lado llevaba junto con su madre a los niños a sus respectivas cunas, eran unos ángeles... cuando dormían.

 

La pelicastaña escuchaba a su madre hablarle sobre el nuevo peque que ingresaba a la guardería, el cual llegaría pronto. Tenía un talento especial con las apariciones y más al tener solo un año de edad, pero lo que sorprendió a la ojigris no fue eso, sino el hecho de ser su sobrino.

 

-Mami... ¿tengo la misma cantidad de sobrinos y hermanos?- preguntó la chica con una sonrisa divertida.

 

Al tiempo se escuchaba el tintinear de la puerta, cosa que sorprendió a la Potter Blue por que según ella no esperaban a nadie. Se encamino junto a su madre al recibidor, donde los aguardaba una mujer que se le hacía conocida de algún lado a la ojigris.

 

Al escuchar el recibimiento por parte de su madre, Jesse recordó de donde la conocía, del local de su madre el Mega ayudas, la primera vez que había ido ahí a buscar el consuelo de ella aun sin saber que era su madre.

 

-Hola... buenas tardes- saludo la chica un tanto tímida, recordando la forma tan cortante con que la mujer la había tratado.

[Reena Vladimir]

-Hol, hola tía.

 

La sorpresa se pintó en mi cara al darme cuenta de que estaba tartamudeando, nada mas me atreví a saludar a mi prima, que iba justo detrás de la pelivioleta, con un gesto de cabeza por miedo a que me volviera a temblar la voz.

 

-Ehh si, creo que ya llegué. Que, quería ver esto antes de traer a Akira...

 

En aquel momento me sentía nerviosa, era extraño sentir tanta incertidumbre. No saber a qué me enfrentaba era algo que no me gustaba nada de nada, pero era lo único que podía hacer, enfrentarme a ello.

 

-Hola Jesses no sabía que trabajabas aquí.

 

Bueno, al parecer mi voz volvía a la normalidad y ya que me acerqué a darle un beso a mi tía también se lo dí a mi prima. Luego miré a mi alrededor, me gustaba el colorido de todo, pero en mi cabeza se prendió la duda de si tantos colores no los excitarían en vez de tranquilizarles.

[Jessie Black Lestrange]

La sorprendía la naturalidad con que Reena la trataba, ya que la ultima vez había sido un poco brusca con ella, pero de todos modos la saludo con cordialidad.

 

-Hola Reena, si la verdad es que le ayudo a mi mamá- sonrió la chica de ojos grises encogiéndose de hombros- me ofrecí para el puesto y le agrado... creo que menciono algo de la sanación, ya sabes... hace un par de meses que trabajo en San Mungo

 

Seguía estando nerviosa pero no tanto como cuando la chica llego, esperaba y las instalaciones le gustaran, mientras su madre se las mostraba ella regresaría donde los más peques para ver como andaban.

 

-Si me disculpan, iré a ver a los niños, ya mero es hora de que despierten y no me gusta dejarles solos- se despidió la castaña dando media vuelta y regresando por el pasillo rumbo al ala de maternidad.

[Sagitas E. Potter Blue]

Noté algo de recelo en la voz de Jesse cuando saludó a Reena. No me extrañaba, sobre todo porque la última vez que se vieron, Reena aún no la conocía e intentó que no me molestara, cuando el tema de la varicela que tenían los dos niños. Sonreí por dentro. Eso daba una muestra de lo que mi sobrina se preocupaba por su niño y por la familia. Era leal a ella y por tanto protegía que nadie les molestara sin fundamento.

 

Pero ahora se la notaba nerviosa, algo muy normal y típico en todas las madres primerizas que han de separarse de sus hijos para dejarlos en la guardería. Y el hecho de que fuera un bien para ellos no ayudaba en nada.

 

-- Sí, sí. Trabaja no porque sea mi hija y la quiera mucho, sino porque su puesto de sanadora nos evita mucho problemas de tener que llevar a los niños a San Mungo, sino que podemos curarles aquí.

 

Al ver la expresión de Reena, maticé, para que no se asustara:

 

-- Ya conoces a los niños, siempre están moviéndose y haciendo de las suyas. Pero la Guardería cumple con todos los requisitos de Seguridad, con lo que los accidentes son mínimos.

 

Después despedí a mi hija, quien se iba a despertar a los muchachos.

 

-- Ve, ve, Jesse. Pero déjales cinco minutos más, para que pueda enseñarle todo esto a Reena sin que se asuste por los niños jugueteando por el medio. Después iremos al patio, a verles jugar.

 

Le hice un ademán a mi sobrina para que me siguiera.

 

-- Te voy a enseñar la clase de los más pequeños, que es donde irá Akira. Se llama la Clase de los Micropuffs y es la clase donde los niños reciben más cuidados y más atención. Tenemos un Aibatt por aquí volando, que les anima a incorporarse y a jugar. El pobre… Es una avecilla muy buena y con muchísima paciencia. Ha recibido de tirones en la cola y le babeadas…

 

Y abrí una puerta a la sala, pintada con arcoíris y micropuffs en las paredes.

[Reena Vladimir]

Quise protestar cuando mi tía dijo que no quería asustarme viéndome rodeada de niños jugando a nuestro alrededor, pero me quedé maravillada con la habitación que me enseñó.

 

-Vaya!! Que bonito...

 

Me encantaban los micropuffs que había pintados en las paredes, era todo tan infantil y colorido que parecía un parque paraíso infantil de esos que tenían los muggles.

 

-Pobre criatura la tuya, ¿Eso no se considera tortura? Oye crees que a Akira le gustaría la habitación así? -pregunté de repente- Aunque lo cierto es que tendría que poner mi habitación así... pasa mas tiempo en mi cama que en su cuna...

 

Lo cierto era que no me gustaba dejarlo dormir solo, salvo cuando era necesario. Mi cama era grande y me gustaba dormirme viéndolo dormir.

 

-Y a parte de dormir la siesta y jugar, ¿hacen algo mas? ¿o son muy pequeños?

 

Me apetecía ver el resto de las salas, había tiempo, no tenía problemas en echar una mano con los niños con tal de que me lo enseñase todo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Puse cara de satisfacción. Todos los que entraban allá se maravillaban de lo que veían, fueran los niños o los padres cuando venían a buscarlos.

 

Y ahora los ves quietos, pero cuando los niños se acercan, se mueven, así los pueden seguir con las manitas. Es una aprendizaje de su capacidad de atención y de seguimiento muy simple. Y es que son tan bonitos. Tienen tacto suave.

 

Y rasqué uno de los dibujitos de micropuffs. Se movió hacia un lado, despacito, casi con pereza.

 

-- Mira, allá está Uni-ojo. Es genial, ahora descansa, así que mejor lo dejamos así, porque en cuanto entran los renacuajos, digo, los niños, voletea por todas partes y sólo se queda quieto si se lo manda un adulto. Él disfruta con los niños.

 

¿Que si le gustaría un lugar así?

 

-- Pues claro que le encantará un lugar suyo con decoración infantil. Pero te aconsejo que no lo copies de la guardería. Ha de saber diferenciar espacios, que sepa lo que es la guardería y lo que es su casa. Y ahora, como dueña de la guardería, te voy a reñir. No puedes tener al niño en tu habitación o la hará suya y te costará sacarlo de ahí. Y eso no es bueno para su proceso evolutivo.

 

Sonreí ante la cara que ponía.

 

-- sin embargo, te diré que como madre, aún dejo a Ithilion dormir conmigo en la cama cuando se siente intranquilo.

 

Solté una risotada; había diferencia entre se madre y ser educadora. Y yo era lo primero, así que podía incumplir mis consejos.

 

-- Y aquí los niños no juegan; aprenden. No olvides que aquí se dan clases de aprendizaje. Lo único que lo hacen de forma divertida y ni se dan cuenta de que están haciendo deberes y aprendiendo cosas nuevas mientras se divierten.

[Jessie Black Lestrange]

Asintió en dirección a su madre, ya que era mejor que las dos mujeres se entendieran ellas mismas.

 

-No te preocupes mamá, los peques dormirán un rato más-repuso mientras se encaminaba al cuarto de los peques.

 

Mientras iba para ese lugar escuchaba como Sagitas le mostraba las instalaciones a Reena. Jesse espero que a la mujer le gustase e lugar y el pequeño Akira se uniera a la guardería de su madre.

 

Al entrar a la habitación se sentía un ambiente de paz; las festividades se acercaban y ellas aun no colocaban el árbol ni los adornos. Esperando que su madre no se enojara, saco su varita mágica del bolsillo y diciendo una selectas palabras hizo aparecer un precioso árbol navideño el cual coloco en la esquina del cuarto.

 

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-Bueno... creo que a los chicos les gustara- observo la castaña mientras con otra fluorita de su varita comenzaba a adornar las paredes con guirnaldas de color verde con esferas de colores de plástico, así los niños no corrían el riesgo de pincharse si alguna llegaba a caer al piso y romperse.

 

La ojigris observo su creación, esperando que a los chicos les gustara y su madre no se molestara con ella. Sonriendo de lado vio como los niños comenzaban poco a poco a despertar, ya era hora de que vieran que la navidad estaba cerca y Santa montado en su Hipogrifo pronto vendría con sus regalos.