Ollivander's (MM B: 94928)

[Alecsa Atkins]

Mis pasos eran lentos y elegantes mientras recorría las calles del Callejon. El resonar de mis tacones se distribuía por mis alrededores, mientrs mi cabello y mi vestido ondeaban al viento. Una sonrisa iba adornando mi rostro, mientras dirigía mis pasos a aquel negocio donde le daría ciertos toques a mi varita.

 

 

A los pocos minutos llegué a la entrada de la tienda Ollivander´s. Miré mi reloj de muñeca y me di cuenta que aún faltaban cinco minutos para que se cumpliera la hora establecida para que Kass llegara. Decidí mientras sacar un cigarrillo de mi bolso y prenderlo. Mi mirada se perdió en la fantastica infraestructura exterior de la tienda, aquella que te llevaba en un viaje por el tiempo. Sonreí mientras acercaba el cigarro a mi boca, mientras pensaba en que sería lo que pediría para mi varita.

 

Suspiré luego de unos minutos y apagué mi cigarro, saqué aquellos lentes oscuros que cubrian mi mirada y los guarde en mi bolso esperando que pronto Kass llegara a mi encuentro, para luego de este tramite ir a servirnos algo.

 

Recorrí con mi vista los negocios cercanos pero nada me intereso como para acercarme al vidral a mirarlo de cerca. Solté un ultimo suspiro al momento que esperaba a mi amiga.

[Gomita Haughton Westrong]

MIKAEL HAUGHTON WESTRONG

 

 

Hacía varios días que me había propuesto seguir a aquella chica y hoy no era la excepción. Era una suerte contar con el tiempo necesario durante esas semanas para cumplir mi trabajo como debía. Afortunadamente la fecha se estaba acercando, por lo que no tendría que preocuparme más hasta un nuevo aviso de misión. Mientras tanto tenía que enfocarme en ésta, por lo que decidí que no me distraería más.

 

— Tu culpa es interesante.

 

Mencioné en voz baja mientras seguía mi camino. Al igual que siempre, mi ropa se componía de un pantalón de mezclilla color negro, una camisa de manga corta y una gabardina larga del mismo color. Mientras recorría el callejón, el viento agitaba los faldones de la gabardina que llevaba abierta y el sonido de mis botas resonaban a cada paso. Afortunadamente no pasó mucho tiempo hasta que alcancé a ver a Niqqui pero me detuve al ver que ésta había detenido su marcha a la entrada del local.

 

— ¿No hay lugar a donde vaya que no me sigas?

 

Pregunté al pequeño jarvey de mi hermana al ver que se acercaba rápidamente hacia mí. No pasaron ni cinco segundos, cuando el pequeño ya había saltado a mis brazos y lo tomé con mis manos, alejado de mí, mientras lo miraba fijamente. Es interesante la forma en la cual, a pesar de que se les hace a un lado en algunas ocasiones, los animalitos siempre demuestran su fidelidad.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad me habia quedado de piedra ante la reaccion de mi socio, no habia dicho nada más y habia partido lejos de mi presencia, solo sabia que me odiaba a muerte y yo solo lo habia dejado ir sin chistar, para evitar algun daño y mas dolor, puesto que mi hija se habia quedado allí de pie.

 

- Giorgiana acompañame al cafetín, tenemos que hablar hija y no me siento bien...

 

Recargue mi cuerpo sobre la baranda y baje despacio las escalas hasta tomar el brazo de mi dulce niña de cabellos dorados, fuimos hasta atras y nos sentamos a la mesa, los elfos se habian cruzado con nosotras y solo se apartaron sin decir nada.

 

Cuando logre estar sentada y mas tranquila empece a llorar, estaba triste y asustada, sabia bien que frente a mi hija no debia reaccionar asi, pero no era tan fuerte como creía.

 

Off: gracias chicas por avivar esto

[Gomita Haughton Westrong]

GOMITA Y MIKAEL

 

 

Ese día decidí dar un largo paseo para quitarme de encima todas las ideas que rondaban por mi cabeza, las cuales no eran muy positivas. Había pensado que una caminata hacia los negocios que no conocía podría ser una buena idea, así que me adentré al callejón después de terminar mi turno en la librería y miré aparador tras aparador. Pronto detuve mis pasos al ver algo que me llamó la atención.

 

― ¡Oye! espera, espera, espera... ― dije acercándome.

 

Mi gemelo todavía tenía sosteniendo aquél pequeño jarvey de forma que no me agradaba en lo más mínimo, ya que temía que éste lo soltara. El joven dirigió su mirada hacia mí y entrecerró los ojos. Sonreí al ver su actitud y extendí los brazos para que me entregara a mi pequeño animalito. Por obvias razones sabía que no lo estaba maltratando, pero hacerlo enojar era algo que me gustaba y mucho.

 

― No le estoy haciendo nada.

 

― Antes de que lo hagas...

 

― Como sea.

 

― Trae acá.

 

Y me devolvió al pequeño, quien agitaba sus bigotes y al llegar conmigo lamió un poco mi mejilla. Aquello me hizo reír mucho y lo abracé con cariño mientras le acariciaba la cabecita. Luego miré a mi alrededor esperando no contar con visitas inesperadas y posteriormente desvié mi vista hacia el interior de la tienda. Definitivamente necesitaba hacer una visita pero dudaba si aquello era lo más recomendable.

 

― No deberías salir así sabiendo todo lo que ocurre en el pueblo.

 

― No me da miedo...

 

― Pero te expones y lo sabes. Eso no está bien.

 

― No te preocupes. Igual tarde o temprano pasará...

 

Luego suspiré y sonreí ante la mirada reprobatoria de Mikael.

 

 

OFF:

 

No hay problema, se hace lo que se puede mientras no me agarren >.<

[Jessie Black Lestrange]

Air

 

Sobrevolaba aun por el callejón diagon, tenía que regresar a casa y para eso tenía que sobrevolar todo el diagon y bueno, pasaba por casi todos los negocios. La tienda de varitas Ollivander estaba de camino a casa así que se veía una hermosa vista de gente entrando y saliendo del local comprando las varitas para un nuevo curso en Hogwarts.

 

Mi amita se pondría como loca, tal vez le hablaran para dar clases ya que se había postulado para ser profesora, si era así tendría mucho que hacer, pobre de ella, con todo el trabajo que ya tenía en los dos mundos esperaba y no se estresara demasiado

[Gomita Haughton Westrong]

GOMITA Y MIKAEL

 

 

― Eso lo sé, y si te metes a la boca del lobo será peor.

 

― No me la puedo pasar todo el tiempo escondida... además, la mayoría de los chicos están lejos...

 

― Creo que te entiendo, pero cuídate.

 

― Seguro que sí.

 

Mi hermano se me quedó mirando fijamente. Yo ya sabía lo que pensaba, puesto que me lo decía con mucha frecuencia, así que decidí ya no preguntarle nada. Hacía algunos días me había hecho reír mucho con un comentario, mencionaba que no comprendía cómo era posible que haya sobrevivido tanto tiempo yo sola en un pueblo como éste. Yo le había respondido que con un poco de suerte tal vez.

 

― No me gusta el giro que están tomando las cosas...

 

― Ni a mí, me recuerda cierta época de la historia mágica.

 

― A mí también... ¡Mira Mikael, una lechuza!

 

― Qué interesante.

 

En ese momento había pasado sobrevolando los locales Air, que era la lechuza de mi amiga Jessie así que miré hacia arriba y la señalé. Mi hermano no se veía muy entusiasmado al escucharme y realmente me hacía gracia, ese hombre se emocionaba y asombraba con demasiada dificultad. Y una de las pocas veces que lo hacía era con cierta personita a la cual se me ocurrió mencionar como broma.

 

― ¡Hola Val! ― dije haciendo una seña con mi mano mirando por encima del hombro de Mikael.

 

― ¿Quién? ― dijo éste girándose y dándose cuenta que no se encontraba ahí.

 

― La venganza del charro negro.

 

― Esta me la pagas.

 

No me pude aguantar la risa al ver su rostro enrojecido.

[David Augustus Lestrange]

- Aquí es, la tienda de varitas mágicas por excelencia. - murmuré.

 

Estaba enfrente del negocio conocido como Ollivander´s. Era una tienda donde vendían varitas a magos y brujas desde hacía muchísimos años y siempre tenía clientela. Para mi era la mejor tienda de varitas que había y aunque nunca había estado por allí debido a que mi varita la había comprado en Francia, adoraba las varitas que hacían.

 

Iba a mirar si compraba una nueva varita, la mía ya estaba algo vieja. Había sufrido muchos percances en los pocos años de vida que tenía y desgraciadamente tenía que cambiar. De todas maneras quería intentar que la renovaran un poco, ya que le tenía un gran aprecio emocional.

 

Entré en el negocio y como hacía siempre que llegaba a un lugar miré a mi alrededor para a continuación saludar.

 

- Muy buenas. - dije mirando a un par de personas que se encontraban allí.

[Jessie Black Lestrange]

Air

 

La ida a casa de retorno era mas divertida que cuando venía para acá, era increble sentir el viento sobre mis alas, sentir como la corriente me ayudaba a mantener el vuelo sin necesidad de batir las alas.

 

La gente seguía yendo y viniendo a la tienda de varitas magias, gente que llevaba grandes paquetes, otros pequeños, pero no podía demorarme mas o la lluvía tal vez me alcanzara, no era algo tan malo pero no quería pescar un resfriado, mejor estar en casa a cubierto y calientito junto a mi amita. Tal vez esta ya hubiera regresado.

[Gomita Haughton Westrong]

GOMITA Y MIKAEL

 

 

― ¡Ja! Eso ya lo veremos.

 

Y corrí hacia el interior de la tienda para ver qué era lo que podía encontrar en ella. Luego de un momento de mirar a mi alrededor me sorprendí un poco, ya que me recordó la primera vez que había ido a una tienda a comprar mi varita para Hogwarts. Había pasado mucho tiempo desde entonces y las cosas habían cambiado muchísimo al igual que yo. Ante ese recuerdo, suspiré y sonreí con un poco de nostalgia.

 

― Buenos días... tardes... noches...

 

Mikael había entrado después que yo y se detuvo en seco al mirar que había otras personas dentro del lugar. En ese momento me di la vuelta, lo miré y sonreí al ver cómo miraba las estanterías con las varitas. Seguramente él había pensado lo mismo que yo o tal vez no tenía idea de lo que se vendía en la tienda antes de entrar. Ahora nos encontrábamos mirando las varitas luego de haber saludado a las personas del lugar.

 

― ¿Cambiarás tu varita?

 

― No tengo intención.

 

― Yo tampoco ¿Y si les hacemos algunas mejoras?

 

― Podría ser.

[Jessie Black Lestrange]

Air

 

Mientras volaba veía a la gente seguir llegando al local de varitas magicas, era increible como un lugar donde solo venden varas de madera fuera tan... concurrido, seguía sin entender que tanto le veían a esos palitos y por que pagaban tanto por ellas.

 

Aun recuerdo cuando mi amita compro la suya, costando esta once galeones, se me hacía una perdida de dinero, pero algo me decía que para ella era muy útil.

 

Poco a poco perdía de vista el loca y me acercaba mas al pueblo, mi casa estaba proxima a mi