Ollivander's (MM B: 94928)

[Ada Camille Dumbledore]

El caballero, que de hecho desconocia su nombre y estirpe porque no se habia presentado, tomo la hermosa varita de ebano y la enarbolo lanzando un hechizo. Las aves revolotearon horondas por la tienda, esa varita si le permitiria hacer grandes hechizos, pero el deseaba mas opciones.

 

Acerque otra de las cajas y destapandola saque una varita corta 26 centimetros rigida algo arqueada de cedro y con nucleo de escamas de basilisco.

 

- pruebe esta otra para saber como se siente...

 

Le ofreci la varita para que la probara

[Liam Black]

La muchacha me entregó otra varita, por lo que sonreí afectuosamente mientras la tomaba.—Expecto Patronum

Un Oso Polar bebé, algo deforme, corrió en forma de espiral, elevándose hasta el techo de la habitación y luego desapareció, como si hubiera explotado.—Hmm —fruncí el ceño y tomé la vara de ébano, que aún no había despachado.

 

—Expecto Patronum —repetí y otro Oso Polar bebé, pero ahora bien armado, corrió en espiral hacia arriba y luego bajó, para posicionarse a mi lado.—Llevaré ésta —mascullé cantando victoria—¿cuánto le debo? —deposité la de cedro en la mesa y luego tomé el monedero que contenían mis galeones de compra, para pagarle a la bruja.

[Ada Camille Dumbledore]

El caballero tomo la varita nueva que le habia ofrecido, su sonrisa fue muy agradable, pocas personas valoraban el valor real de una sonrisa.

 

Le devolvi la misma, la varita de cedro fue enarbolada con elegancia por el caballero, en esta epoca era mejor tener siempre una varita de mas. Sin querer habia acariciado mi varita y la figura del puma que provenia del anillo de compromiso dado a mi por mi primer esposo, la sostuve entre mis dedos... aun ni su familia ni yo teniamos noticias suyas y deseaba instigar por su paradero.

 

Volvi a la realidad al ver.aquella florecente nube de luz revoloteando por la tienda, su forma no era clara pero parecia un pequeño oso.

 

Dejo la varita de Cedro y esta vez probo la de Ebano de nuevo, era muy hermosa esa varita su color oscuro la dejaba ver muy interesante, aparte de que estaba decorada en su mango con unos arasbescos dorados.

 

- La varita le ha elegido señor... -solte con amabilidad- su costo son 50 galeones buen señor... quiere que la empaque en su caja o.la llevara asi?

 

Le pregunte con una gran sonrisa

[Ela Karoline]

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—¡Maldición! Que no voy a poder hacer esto bien— Escucho Feixac que su ama mascullaba entre dientes mientras de la varita de la bruja salía en vez de agua un ramo de flores, claro que si le hubiera pedido a ella que regara la maceta lo hubiera hecho con gusto, pero no, a veces la Lockhart era autosuficiente para hacer ciertas cosas, el problema es que su varita había sufrido un accidente, y estaba algo vencida, era solo una diminuta grieta, pero al parecer afectaba más de lo que cualquiera pudiera imaginar.

 

—Amita, Feixac cree que debe llevarla a reparar, quizás allí radique la falla— la elfina trato de decirlo lo más suave posible, pues sabía que esa varita era especial, era la del núcleo de sacerdotisa ancestral, ósea no podían volver a crearlo, para su sorpresa, la bruja le pidió que trajera su bolsa y su capa de viaje porque irían al Callejón.

 

Quince minutos después Feixac seguía a su ama hacia el establecimiento de varitas más prestigioso de todo Londres el mentado Ollivander´s, la elfina se adelanto para abrir la puerta y luego camino junto a la rubia a quien escucho saludar

 

—Buenas, ¿podrían reparar mi varita?— oyó que decía como a cinco pasos del mostrador, el lugar no estaba solo, estaba la dueña junto con un cliente por eso la cabeza de las dos giraron hacia esa persona y luego hacia la Dumbledore.

 

—¡Gaspar! ¿de compras? Hola ahijada, ¿como estas?— Feixac vio que atinaba a decir la Lockhart para luego centrar su atención en la varita que sacaba de uno de los bolsillos internos de la capa y que luego se quitaba para entregársela a la elfina.

[Joaquín Granger]

Aquel día más que otros tenía muchas ganas de ir al local, por varias razones; primero, volvía a estar complicado y a lo sumo si estaba poco tiempo por allí, una hora o dos y los problemas me invadían, generalmente eran trámites y cosas relacionadas al negocio, sí, pero el punto era que no dejaban de llegar cosas para firmar, pagos que hacer y demás cosas que atender, y que no iba a derivar a la pobre de Ariane, que ya tenía demasiado fabricando varitas, atendiendo a los clientes y ocupándose de Helena, y aún así mucho de mi trabajo; eso me hacía sentir vergüenza.

 

No me detuve en ninguna tienda del callejón, no había tiempo, ya se hacía tarde, y una de las tantas bolsas que tenía en la mano se me iba resbalando, así que aceleré el paso. En segunda instancia, había tenido que viajar al exterior, no Rusia, no esta vez, a Francia, a París, "Le Ville des Illumines" para ver a mi oculta y secreta madre. No era falta de respeto no, adoraba a Gabrielle, ella me enseñó mucho de lo que sabía, pero desde que llegué a Ottery la locura de encontrar a mis padres biológicos me hizo desplazarla a lo más recóndito de mi mente. El caso era que esperaba una carta de ella, y debería de estar en mi oficina.

 

Y tercero y más importante, quería ver cuanto había crecido mi pequeña Helena, hacía mucho que no la veía, y eso era solo culpa mía, yo era el responsable de hacerme un tiempo todos los días para verla, la idea de no ser un padre presente me desagradaba, y aún así, yo calificaba en esa categoría aunque no quisiera. Todo era por mi culpa, no había otro culpable; pero esperaba pronto cambiar eso. Me detuve frente a la puerta, y sonreí, extrañaba aquella peculiar puerta; acomodé como pude la gabardina y entré, siendo anunciado por la campanilla.

 

Viendo que la joven de cabello negro no estaba allí subí las escaleras, mientras las bolsas de papel silaban y chocaban entre sí, y el borde de la gabardina me golpeaba suavemente. Para aquel día había elegido un bléiser azul real, sobre una camisa blanca con finas franjas plateadas; unos pantalones beige, al igual que la gabardina, y unos mocasines marrones para completar el atuendo. Terminé el trayecto, y miré la puerta del fondo, mi oficina, o la oficina de Arianne, no era algo muy difícil de decidir.

 

Giré y caminé un par de pasos para quedar frente a la puerta de la oficina de Arianne. El correo podía esperar, no había que pensar para saber que si había llegado la carta no la leería en aquel momento, y un poco más de trabajo no me mataría, lo más importante en aquel momento era ver a Helena, y soltar aquellas bolsas antes de que se cayeran, armando todo un escándalo; además... con el tiempo la furia había disminuido y ya no me causaba tanto malestar estar frente a la demonio, al fin y al cabo nadie había resultado herido, y me había dado una bebé hermosa, pero tampoco era algo que pudiera olvidar, mi confianza no estaba completamente restaurada.

 

-¿Ari? -pregunté más bien por compromiso, ya sentía yo que estaban allí, y entreabrí la puerta- ¿Se puede? -pregunté con cortesía.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad amaba esta tranquila tardes en las que podia compartir con mi hija con tranquilidad aunque estuvieramos en el trabajo. Disfrutar de los hermosos ojos azules de mi hija, en los cuales sumergirse era tanto como estar placidamente disfrutando del mar.

 

Bese suavemente la naricita de la recien nacida,ya contaba con dos meses y en dos dias cumpliria tres, la belleza favorecia geneticamente a la pequeña siendo hija de dos vampiros. Pero era su inocencia la que realmente la hacia lucir de manera esplendida entre sus cobijitas de tonos violetas tejidas con el emblema de los Dumbledore.

 

Ella era hija de una de las matriarcas de la familia y era uno de los seres mas importantes de la casa junto a su primito que contaba con unos meses mas que la pequeña.

 

El ruido de la campanilla le hizo percatarse de alguien en la tienda, pero ya se encargarian sus dos elfos, confiaba en ellos, le habian servido por muchos años y eran muy buenos en la atencion a los magos.

 

Los pasos empezaron a avanzar, sonrio complacidamente a su hija, imaginando de quien se imaginaba y no pudo evitar que su respiración y su corazon se agitara ligeramente.

 

Los golpeteos en la puerta me hicieron prestar atenció a la figura del caballero que se presentaba ante ella, sonrei, recargada con las piernas sobre el divan y la niña en brazos, que reposaba sobre la cobija que cubria desde mi cintura hasta los pies.

 

Las velas ligeramente encendidas le daban un tono taciturno a la habitacion.

 

- Hola, sigue... estabamos tomando una siesta...

 

Le indique con la cabeza que se acercara a mi con dulzura, cuando Helena estaba a mi lado, un extraño sentimiento de felicidad me invadia

[Joaquín Granger]

Sonreí radiante en cuanto sentí la voz de Arianne. Aquello había sido algo bastante extraño, hacía bastante tiempo que no sentía aquello, y era algo bastante extraño; producto sin duda de las ganas que tenía de ver a Helena y de soltar aquellas bolsas que se me estaban marcando en los dedos, había sido mala idea llevarlas todas de una, o al menos no llamar a Kraven para que me ayudara, estaba haciendo las cosas como un muggle, que cosa más rara, yo estaba raro.

 

Entré como pude, empujando la puerta con el hombro, y solté las bolsas sobre lo primero que tenía cerca, creo que era una mesa, pero no estaba seguro, podía ser un sofá, un sillón, o quien sabe qué, aquello era indiferente. Miré un segundo mis dedos, tenía todas las marcas de las asas de papel, pero ya se irían. Lo que de verdad obtuvo toda mi atención fue la tierna escena que tenía delante, madre e hija en un diván cubiertas con una manta, la ternura, que era algo que solía tener, me invadió.

 

-Hola hola -saludé alegremente mientras me acercaba a las dos bellezas que estaban allí, dando un beso en la mejilla a Ariane y un beso en la frente a la pequeña bebé que parecía tener ganas de seguir durmiendo- ¿cómo han estado? ¿Han disfrutado de la siesta eh?

 

Miré todas las bolsas de papel, algunas con los distintivos de distintas casas en las que compré regalos, y otras tantas solo eran bolsas en colores pasteles o con motivos infantiles. Lo cierto era que por cada lugar que pasaba compraba algo era un impulso que me consumía y me daba alegría. tomé un par de bolsas y las llevé junto al diván, para que tanto madre e hija, sobre todo la madre puesto que la bebé tenía casi 3 meses, no podría apreciarlo.

 

-He traído un montón de regalos para la bebé más linda del mundo mágico y muggle, tanto en oriente como en occidente -aquello era sin duda encantamiento de padre. Comencé a revolver en las bolsas, hasta que encontré lo que quería. Un hadita de peluche, cabello de lana negro y trenzado, ojos azules cosidos, los otros eran peligrosos, llevaba un vestido muy elaborado con seda y tul, de un rosa muy clarito y con pequeños detalles en hilo dorado, y unas alitas con borde de goma, por si las metía a la boca y que no pasara nada, cubiertas con una tela delicada de color lavanda. Se la entregué a Helena con una sonrisa, o más bien la dejé allí a sus pies.

 

Arrimé las otras bolsas y empecé a extraer cosas, juguetes, peluches de todos los tamaños y colores, yo incluso podría decir que estaban todos los animales conocidos, además había conseguido montones de ropa, de esa por la que los muggles se morían por tener, y que yo la veía igual que cualquier otra. Además de eso había cosas que podían servir de adorno para la habitación de la pequeña de ojos azules. Aquello me hacía pensar que quizás era demasiado para una bebé de 3 meses, aunque la verdad era que para ella y para mi Seishiro nunca era suficiente.

 

-Temo que la ropa le quede grande, y mucha de la ropa quedaría un tanto ridícula para una bebé de 3 meses, pero hay unas cuantas cosas que si puede usar, y se verá aún más hermosa de lo que es -comenté sonriendo- también te traje algunos obsequios, una pequeña muestra de lo mucho que admiro tu gran voluntad. -Acerqué el último par de bolsas, había un par de vestidos cortos, y otro par de vestidos largos, que seguro le gustaban, y mis favoritos personales, un par de trajes, un traje chaqueta-falda y otro chaqueta-pantalón, que la harían ver muy elegante, el color no era problema, con un toque de varita se arreglaba.

 

Pero si mis gustos no coincidían con los de ella, tenía una alternativa más. Extraje de una bolsa pequeña una cajita, que al abrirla, revelaba un reloj muy delicado, de oro blanco, con incrustaciones de zafiros, de un color tan intenso como mis ojos, y como los de la bebé, y amatistas, además de que las agujas, eran de oro, era un reloj bastante costoso, pero para nada extravagante, podía pasar como un simple reloj, solo la dueña y yo podríamos saber lo que en realidad era aquel hermoso reloj.

 

-Espero que te guste todo -dije sonriéndole, mientras me sentaba al final del diván y contemplaba a la bebé que miraba todo con curiosidad.

[Rodrigo Snape]

Rodrigo Myrddin Marshbone Lóriyen

 

Estaba vagando por el Callejón Diagon cuando noté a una de las más famosas tiendas que existían en toda Inglaterra. Estaba afuera de nada más y nada menos que de Ollivander's, desde afuera se notaban las lujosas y hermosas varitas que un día elegirían a su nuevo dueño. Me pasé adentro de la tienda porque quería preguntarles unas cosas.

 

Vi a la primera persona que estaba atendiendo y me presenté: -Hola mi nombre es Rodrigo Myrddin Marshbone Lóriyen, quisiera saber que opinan de mi varita- le dije. De mi bota saqué una varita de 31 cm y 3/4, madera de vid, núcleo de nervios de corazón de dragón e inflexible. Quería saber todo acerca de mi varita y si no me llegaba a complacer probablemente hasta comprar la más lujosa de la tienda.

Editado 4 de Marzo del 2013 por Rodrigo Snape

[Ada Camille Dumbledore]

La sonrisa se dejo ver en mi rostro cuando lo vi lleno de bolsas y cosas, se notaba que habia estado de compras y habia gastado una fortuna en toda clase de cosas para nuestra pequeña hija.

 

Nos saludamos con un amable beso en la mejilla y de nuevo helena llamo nuestra atencion, la pequeña habia fijado la vista en su padre y parecia esbozar una sonrisa, aun sus gestos no eran tan claros, pues era demasiado pequeña.

 

- Si hemos disfrutado de la siesta, esta señorita debe dormir para crecer muy muy fuerte- dije mientras le acariciaba la manita, el afecto que sentia por mi hija era enorme.

 

 

Sus palabras enamoradas de su hija, me hicieron reir ampliamente, los dos estabamos encantados con su llegada y eso se notaba en nuestras acciones, pues todo parecia rodearse en torno a ella. Cuando le entrego el hadita de peluche no pude evitar lanzar un "ohhh", debido al regalotan especial. Aunque todos los regalos eran esplendidos y tan propios de un padre amoroso como lo era Joaquin.

 

- Puede que algunas cosas le queden grandes, pero ya veras que pronto las podra usar, crece deprisa y creo que las usara pronto.

 

Vi la ropa que habia traido para mi, la verdad me parecían muy lindos, ademas que el gusto que poseia mi socio era exquisito.

 

- No te hubieras molestado, estan muy hermosos gracias

 

Pero antes de terminar alguna frase mas el presente que traía ante mi me habia dejado muda, el reloj era bellisimo, no solo una pieza de uso imprecindible en la vida diaria, este era una joya adornada maravillosamente. Para mi los zafiros eran una de mis piedras preferidas.

-Espero que te guste todo

 

Objeto el finalmente, yo no podia hablar, hasta que al llegar de nuevo a mi intente cerrar mi boca, pues la expresion de sorpresa habia sido totalmente evidente.

 

- No se que decirte, es un regalo esplendido, como todo lo que nos has traido, me siento muy halagada y lo agradezco enormemente...

 

Lo acerque hasta mi de la mano y le bese la mejilla.

 

La campanilla de la puerta volvio a sonar, de seguro era un cliente, suspire esperando que mis elfos le atendieran consecuentemente.

 

Con delicadeza baje mis piernas del divan y me sente, me acerque a Joaquin y deposite suavemente en sus brazos a Helena.

 

-Acunala un momento, ella te extrañaba...viajaste muchos dias y debe sentirte mas cerca.

 

Escuche golpeteos en la puerta y esta se abrio dejando ver la silueta de mi elfina.

 

- Madamme ha llegado un cliente, pero no viene a comprar una varita, quiere saber sobre ella y nadie mas que usted o el amo para eso...

 

La mire sonriendole

 

- Dile que bajo ensegida Nana, gracias. Joaquin me llama el trabajo, quedate con Helena si deseas, yo le atendere, si llegas a cansarte de los brazos aqui esta su moises y puedes dejarle hay

 

bese la frente de la bebe y sali de la oficina, baje despacio las escaleras pues mi vestido negro daba justo tras las rodillas y las escaleras de la tienda eran estrechas, dificultando el paso.

 

Vi al caballero y sonreí, al escuchar su pregunta tome la varita.

 

- Es una buena varita, tiene caracter y es bastante especial, empezando por su madera no es muy comun la vid para hacer una varita, Debio ser una vid muy especial, pues su madera no suele ser tan rigida y es algo dificil de trabajar. es un trabajo artesanal muy bien hecho, pero quien la hizo no es alguien que se dedique exclusivamente a hacer varitas

 

Una pregunta me asalto y mire al señor soltando la frase con amabilidad

 

- Porque quiere saber de la varita? la persona que se la dio fue alguien de caracter muy amable... y debio ser algun recuerdo de familia o algo asi...

 

No sabia porque pero el me resultaba familiar, opte por no preguntar mas, no queria hacerle sentir incomodo.

Editado 4 de Marzo del 2013 por Ariane Dumbledore

[Rodrigo Snape]

Después de que la elfina fuera a avisarle a su ama de que estaba buscando un poco de información acerca de mi varita, esperé unos minutos hasta que la amable bruja llegó. Me dijo información acerca de mi arma mágica y de cierta manera me sorprendí, ya que no esperaba escuchar que fuera especial. Empecé a sonreír porque me recordó a mi infancia, todos esos momentos que pasé con mi familia antes de llegar a Inglaterra.

 

- Porque quiere saber de la varita? la persona que se la dio fue alguien de caracter muy amable... y debio ser algun recuerdo de familia o algo asi...- me preguntó la Dumbledore.

 

-Bueno, esta varita fue un regalo que me dio mi padre antes de abandonarlo, realmente significa mucho para mi ya que mi papá ya falleció y es el único recuerdo que tengo de el- le contesté.

 

De cierta manera la mujer me parecía conocida, pero decidí no darle importancia y seguir con el asunto.

 

-Bueno también venía por otra cosa- le dije. -Como le acabo de mencionar esta varita significa mucho para mi, por lo que sería horrible perderla en un duelo. Quisiera una varita poderosa y buena en los duelos, no se que me podría recomendar- le indiqué.